EL
MAESTRO CREADOR
0.
Introducción.
Son muchos los conceptos que
se le dan al maestro pero
entre ellos hay que destacar la que nos interesa: hombre que consagra su vida a la
profesión educativa. El maestro
es una de las formas que hay de ser educador. El educador es el que
realiza una función pedagógica,
cualquiera que ésta sea. El maestro es quien dedica toda su vida a esta
profesión, es decir, el profesional y técnico de la educación.
Constituye el órgano decisivo de la educación. Esta consagración personal le
llevará a tratar de conocer y buscar unos objetivos y a desplegar unos medios
que son los que le ayudará en la sistematización del trabajo por parte del
maestro, que es uno de los principales aspectos que diferencian esta función la
del educador.
Son muchos los autores que
opinan que la principal misión de los maestros es proporcionar instrucción a
sus alumnos y otros creen que esta es la única misión, que tiene, es difícil
poder separar tajantemente la gestión instructiva de la educativa. Ser maestro
es una de las formas de ser educador. Si entendemos la educación como perfeccionamiento de las facultades
específicamente humanas, resulta simple la imagen de un maestro que sólo se
preocupe de almacenar más y más conocimientos útiles, en la mente de sus
alumnos (resultado de una función puramente instructiva).
1.
Breve historia.
El origen de la profesión de
maestro se pierde en los orígenes históricos.
Aquellos hombres que en los
diferentes pueblos poseían cierta cultura general o profesional, procuraban
reunirse con algunos discípulos a los que transmitían sus conocimientos, casi
siempre aquellos que les serían útiles más tarde para poder vivir de un modo
adecuado en su propia comunidad. Los contenidos formativos solían tener
fundamentalmente una orientación social.
En Grecia durante el período denominado clásico, se le encomendaba a
unos esclavos (pedagogos). Luego
venía el gramatista
, el citarista,
el paidotriba.
El Roma, durante los primeros
siglos, el padre de familia era en cada hogar un auténtico educador de los
hijos, los cuales también recibían numerosos cuidados educativos por parte de
la madre. En la época clásica la educación dependía exclusivamente de los
maestros, cuyos nombres y funciones eran el
ludi magister o litterator,
el grammaticus y el rethor.
En la Edad Media tenemos noticias de magníficos maestros dedicados por
entero a la profesión en las escuelas catedralicias y catequísticas y en los
centros de cultura superior, como las universidades. En la baja Edad Media algunos municipios se preocuparon por abrir
escuelas públicas para la enseñanza de las artes liberales. Sus maestros eran
de ordinario bachilleres titulados que solían impartir sólo los primeros
rudimentos culturales.
Pero los maestros tal como
los concebimos hoy, aparecen en realidad durante la Edad Moderna. Surgen primero los “preceptores de príncipes” y, más tarde, cuando se va imponiendo la
escuela común y popular y, sobre todo, cuando el estado paso a regir la
instrucción publica, los maestros de oficio”
Últimamente, el papel del
maestro es uno de los más necesarios para cualquier sociedad, aumentando cada
vez más sus necesidades y el grado o nivel de la formación requerida para el
ejercicio dela profesión.
2.
Funciones del Maestro.
Debido a los adelantos
científicos y técnicos muchos están tentados a considerar que la función del
maestro tiene que perder su importancia en virtud de la efectividad de las
máquinas de enseñar y demás ingenios mecánicos. Aparte, se repite hasta la
saciedad la máxima didáctica que
recuerda que el principal agente de la educación es el alumno y no el maestro,
que si aquél (el alumno) no quiere, la formación no puede realizarse, que la
educación es, sobre todo, autoeducación, etc..
Que el alumno trabaje y que
por este trabajo se vaya completando su
formación, constituye la base de la nueva sistemática educativa. Será
efectivamente buen maestro aquél que sepa motivar a sus alumnos hacia la
reflexión y la actividad, el que consiga desterrar de la clase la indiferencia
ante el trabajo y cualquier sensación de rutina. Es indudable que el recuerdo
de aquél tipo de maestro preocupado exclusivamente de su palabra, que se esmera
en la explicación y que gusta de escuchar de su propia verborrea ha sido una de
las causas principales de la crisis del concepto tradicional de maestro.
Los nuevos adelantos no
pretenden quitarle la dignidad o categoría al maestro, pues su cometido sigue
siendo necesario y muy interesante. El maestro continúa procurando el
enriquecimiento cultural y formal de aquellas nuevas generaciones que se le
encargan y, precisamente en una época en que el superdesarrollo técnico amenaza
con suprimir la provechosa relación educativa, su presencia entre los niños y
jóvenes puede incluso ser más necesaria que antes. Hoy, efectivamente, el
diálogo maestro-alumno se hace de todo punto imprescindible.
Las funciones del maestro podrían establecerse de este modo:
-
Programación del trabajo diario en el que profesores
y alumnos ejercitarán su autonomía y aceptarán sus responsabilidades tomando
decisiones adecuadas para la realización concreta del trabajo.
-
Establecimiento de relaciones con los alumnos a fin
de conocer sus necesidades, intereses, dificultades y aptitudes con el fin de
organizar el trabajo de acuerdo con las condiciones personales de cada
estudiante.
-
Enseñanza en sentido estricto en la que incluyen dos
funciones principales : la motivación de los alumnos y la información.
Igualmente la información se refiere a dos contenidos fundamentales, el
contenido (ideas y problemas) y las técnicas de
trabajo.
-
Ayuda individual a los alumnos, es decir,
orientación subsiguiente para la realización más eficaz en su trabajo.
-
Control del rendimiento de cada escolar y del grupo
en conjunto del que tenga la responsabilidad el maestro.
-
Replanteamiento del trabajo, de tal manera que los
alumnos más capaces puedan seguir
ampliando o profundizando su aprendizaje, mientras que los que no hayan
alcanzado los objetivos puedan volver sobre los mismos, aunque con materiales
diferentes que eviten el tedio y la rutina de la repetición.
3. Cualidades o condiciones del maestro.
A pesar de las dificultades
que existen en el ámbito se pueden hablar de dos las cualidades que se le dan a
los maestros:
-
El maestro convive con sus alumnos y los forma
-
El maestro instruye a sus alumnos.
3.1.
El maestro convive con sus alumnos y los forma.
A esto cometido le
corresponde la capacidad para conocer un método práctico (natural) y científico a sus
alumnos. Conocer al alumno es una premisa primera y fundamental para
una correcta formación de su personalidad; este conocimiento que formalizará la
comprensión de indefinidas situaciones violentas que suelen presentarse en
clase o el entendimiento de conductas inexplicables a primera vista.
Tenemos también la
paciencia, amor y alegría. Son cualidades muy necesarias, pues su
carencia causará múltiples incomodidades al maestro. La función del magisterio
es dura: largas horas encerrados con niños o jóvenes con grados de vitalidad en
cada uno de ellos; si no fuera por una fuerte dosis de paciencia será muy
difícil hacerlos avanzar por la senda de la cultura. La autoridad del maestro
se ejercita por el amor, o mejor dicho el amor es conditio sine qua nom del maestro. No es bueno para el maestro una
excesiva seriedad, un exagerado afán por ser respetado, tampoco blando o
indolente pues no podrá realizar nunca la actividad educativa. Debe
suscitar confianza, optimismo, alegría, tareas que no se pueden realizar si se
hacen en un ambiente severo y triste.
La ecuanimidad es otro
factor importante en el maestro, pues debe mostrar imparcialidad con los
alumnos dentro y fuera de la clase. Es posible que haya simpatías y antipatías,
pero no se debe dejar llevar públicamente por esos sentimientos, aunque para
ello tenga que sostener una auténtica lucha interior.
3.2.
El maestro instruye a sus alumnos.
Este segundo cometido tiene
las siguientes condiciones:
Cualidad intelectual. No es que
precise de una inteligencia brillante, pero si de un mínimo de orden y claridad
mental para poder dominar los contenidos científicos del nivel respectivo de
enseñanza, así como de las diferentes relaciones que tiene con las diferentes áreas del saber humano.
La capacidad para el
planteamiento y programación del trabajo del curso, mensual, semanal, diario. Esto debe
llevarlo a permanecer en constante formación en lo que se refiere a contenidos
y técnicas de trabajo.
Capacidad pedagógica
específica, por la que sepa llegar con su palabra o sugerencia a la mente
infantil, adaptándose a los modos de comprender de los alumnos. Es uno de los
factores más importante para el maestro. Debe tener facilidad de ponerse a la
altura de aquellos que han de recibir la ilustración correspondiente y esto se
logrará en la medida que sepa hacer buen uso de la capacidad
didáctico-expresiva, privilegio del verdadero maestro.
4.
Formación del maestro.
Desde el siglo XVIII hasta
hoy hay un claro motivo de preocupación por parte de las autoridades de los
diversos países. A partir de la Revolución Francesa los estados consideran
necesario controlar el desenvolvimiento educativo de todos los ciudadanos desde
los primeros años de escolaridad. Consideran que es necesario que el que va a
impartir los conocimientos debe estar adecuadamente preparado y es así como
aparece las escuelas para maestros primarios. Junto a esta necesidad, hay que
decir que el desarrollo industrial impone un nuevo tipo de instrucción, lo que
exige una preparación técnica que garantice la formación permanente de los
obreros. De otro lado el desarrollo de las ciencias pedagógicas y el
descubrimiento de diversos aspectos evidentemente atractivos en las mismas
impusieron un estudio sistemático. Las grandes ventajas que ofrecían estos
principios didácticos va a propiciar que la experimentación pedagógica se desarrolle
a buen paso.
Hoy se consideran tres
aspectos fundamentales:
Sólida cultura general que va a permitirle la fácil comprensión y
delimitación de innumerables problemas humanos.
Cultura profesional o
pedagógica. La serie de conocimientos, ya teóricos, ya prácticos deben facilitar
al educador la difícil tarea de transmitir nociones, experiencias, hábitos,
actitudes, destrezas e ideales de vida en los educandos. Debe ser iniciado en
todos los métodos experimentados de enseñanza. Deben ser puestos al tanto de
todos los trabajos más recientes sobre la sicología infantil y juvenil y tener
la posibilidad de observar ellos mismos a los niños y adolescentes.
Amplia experiencia práctica. Cuando se
tienen contacto directo con los alumnos se presenta la oportunidad de conocer
algunos aspectos de formación que deben ser mejorados.
En los últimos años y con
mayor énfasis en los últimos meses se habla con insistencia sobre el nuevo rol
del docente, es decir del docente
facilitador, rol que está más de acorde con
los nuevos enfoques pedagógicos y el proceso de modernización educativa
que se vive en el país. El maestro si quiere perfeccionarse y conocer nuevas
fuentes de inspiración, estudia, consulta, investiga y se ejercita pues nunca
cree haber llegado a la cumbre del saber. Quien verdaderamente se siente
maestro, experimenta la necesidad de excursionar constantemente por los campos
de la pedagogía moderna y auscultar el pensar de otros maestros.
Según Carl Roger, coautor de
la Teoría de la Realización Personal, facilitar el aprendizaje consiste en
“liberar la curiosidad, permitir que las personas evolucionen según sus propios
intereses, desarrollar el sentido de indagación, abrir el camino hacia la
pregunta y a exploración, reconocer que todo está en proceso de cambio”
En la nueva visión de la
educación, el maestro cumple un rol mucho más interactivo para facilitar el
aprendizaje, orientando, preguntando, desafiando, cuestionando, incitando,
provocando al alumno, pero siempre considerando en cualquier materia que
enseñemos, en cualquier actividad que dirijamos, que debemos actuar como
educadores y pensar que nuestra misiva no es sólo informativa sino también
formativa. La misión del maestro es educar
por medio de la enseñanza y para ello debe tener mente adulta, para saber
dirigir, orientar el corazón del niño o el adolescente y comprender mejor a sus
educandos.
Como podemos apreciar, el
maestro moderno, facilitador, constructivista, es un docente que tiene que
trabajar mucho más antes de la clase y durante la clase se va a convertir en un
“espectador simpático” que orienta, estimula, cuestiona, provoca, etc,... pero
lo hace siempre con el mejor propósito. En la nueva visión de a educación, el
maestro desempeña un rol mucho más activo e interactivo. Cuánta diferencia con
el maestro tradicional que sólo trabaja durante la clase, porque en ese momento
lo hace todo: pasa lista, toma pruebas, revisa cuadernos, dicta, explica,
escribe en la pizarra, controla la disciplina, da órdenes, evalúa en forma oral
o escrita, etc...
En conclusión, el maestro
debe crear las condiciones para que los alumnos desarrollen sus capacidades y
valores como personas dentro de un marco de relaciones más sociales, más
humanas de afecto y de respeto preparándolos y ejercitándolo para que aprenda a
tomar decisiones.
Frente a determinada
problemática y vivir en armonía dentro de la sociedad, para la vida, para la
paz y en solidaridad.
Roland Castro Juárez,
Pbro.
PERFIL
DEL EDUCADOR.
Tradicional.
- Proporcionaba instrucción.
- Se evalúa a sí mismo.
- Preocupación por su
palabra.
- Transmisión de
conocimientos.
- Formaba bajo una
orientación social.
- Esmerado por la
explicación.
- Escucha su propia
verborrea.
¿Cómo
queremos que sea un maestro hoy?
- Agente de cambio.
- Capacidad para motivar la
reflexión.
- Actividad.
- Rol activo e interactivo.
- Preocupado-dialogante.
- Mayor relación con los
alumnos.
- Orientador.
- Seguimiento y control a
sus alumnos.
- Capacidad
didáctico-expresivo.
- Sólida cultura general.
- Cultura profesional
pedagógica.
- Amplia experiencia
práctica.
- Docente facilitador.
- Estudioso, investigador, consultor.
- Excursionador,
auscultador.
- Formadores.
- Constructivista.
PROFESOR, EDUCADOR, MAESTRO
Normalmente se les toma como sinónimos, pero los
profesores, educadores y maestros tienen grandes diferencias entre ellos. Un
profesor da un curso y luego se va a casa. Un educador da un paso más allá y se
preocupa por la formación personal de sus estudiantes. Un maestro ha
sobrepasado ambas descripciones. No solo da su curso y se preocupa por sus
alumnos, se compromete con ellos porque entiende que la mejor manera de
asegurarnos un mundo mejor es teniendo mejores habitantes en las próximas
generaciones.
Educar es una responsabilidad social muy importante y
no puede ser tomada a la ligera.
EL PROFESOR
Un profesor (o charlista) es una persona que da un
curso. Es decir, cumple con su responsabilidad primaria de impartir cierto
conocimiento y de generar ciertas notas para los registros de cierta
institución educativa. Los profesores, saben que ésta es la posición más
cómoda, típica de un profesional que se encuentra a sí mismo al frente de un
aula por cuestión de suerte o destino. En una sociedad en la que actualmente
nos encontramos en una lucha por no abandonar los valores morales, rescatar la
vocación de los profesores debería ser una meta muy importante para los
próximos años. Los cursos de capacitación y actualización deben ser
reestructurados para satisfacer esta necesidad creciente.
Recuerda que los jóvenes usualmente confían más en sus
profesores que en sus padres y caerás en la cuenta de la importancia de asumir
una mayor responsabilidad social para con los estudiantes.
EL EDUCADOR
Llamamos educadores a aquéllos que han dado un paso
adelante y que no solo se preocupan por sus cursos sino también por quienes los
reciben durante las clases. Mas un educador no está siempre preparado para
algunas situaciones. Por eso, la consejería y la preparación apropiada y
constante son las siguientes cosas en las que hay que pensar para mejorar la
capacidad de los educadores para impartir sus propios cursos. Muchas veces los
alumnos aparecen con casos muy difíciles (y estremecedores) cuando vienen en
busca de consejo. Nuestra mayor recomendación es contactar algunos
profesionales de otras áreas como apoyo.
Creemos que hoy un educador debe aprender acerca de
liderazgo, motivación y sicología. Acercarse a alguna comunidad religiosa suele
ayudar también mucho a aprender a dar consejos desde un ponto de vista más
transcendental. Incluso si no eres una persona creyente, deberías tener muy
presente la religión como una opción de respaldo moral.
Un educador se convierte pronto en una persona
apreciada en la organización. Su capacidad y compromiso, más la relación
personal que pronto desarrolla con sus estudiantes, indican que entiende que
ninguna persona aprende apropiadamente de alguien en quien no confía. Un buen
educador está preparado para detectar problemas de aprendizaje, desempeño,
comunicación o conducta en sus estudiantes sin evadir su responsabilidad ante
esto. Por el contrario, se le suele ver conversando con su alumno al final de
la clase o en su tiempo libre y acerca de estas situaciones. Hemos incluso oído
casos en los que la participación del profesor ayudó a detener el abuso o
maltrato del que un estudiante estaba siendo víctima.
Así es, un educador debe estar listo para todo. Es
parte del trabajo. Punto.
EL MAESTRO
Por último, debemos decir que un maestro es un
educador graduado con honores. No solo tiene el respeto, cariño y confianza de
sus estudiantes. Pronto notará gente viniendo a él para preguntarle si puede
educar a sus hijos.
Tan romántico como pueda sonar, un maestro siempre
deja una marca en cada salón de clases que pisa y en cada alma que toca. Tiene
lo que se necesita: amor por la gente, amor por su trabajo y respeto por el
curso que debe impartir.
PERFIL
DEL EDUCADOR.
Tradicional.
- Proporcionaba instrucción.
- Se evalúa a sí mismo.
- Preocupación por su
palabra.
- Transmisión de
conocimientos.
- Formaba bajo una
orientación social.
- Esmerado por la
explicación.
- Escucha su propia verborrea.
¿Cómo
queremos que sea un maestro hoy?
- Agente de cambio.
- Capacidad para motivar la
reflexión.
- Actividad.
- Rol activo e interactivo.
- Preocupado-dialogante.
- Mayor relación con los
alumnos.
- Orientador.
- Seguimiento y control a
sus alumnos.
- Capacidad didáctico-expresiva.
- Sólida cultura general.
- Cultura profesional
pedagógica.
- Amplia experiencia
práctica.
- Docente facilitador.
- Estudioso, investigador,
consultor.
- Excursionador,
auscultador.
- Formadores.
- Constructivista.
- Discreto