sábado, 25 de agosto de 2012

LECTURAS Y COMENTARIO DEL DOMINGO XXI TIEMPO ORDINARIO 26 DE AGOST DEL 2012


DOMINGO XXI DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO B – 26 DE AGOSTO DEL 2012


1º LECTURA Jos. 24, 1‑2a. 15‑17. 18b:  Nosotros serviremos al Señor: ¡es nuestro Dios!.
SALMO RESPONSORIAL Sal 33: Gusten y vean qué bueno es el Señor.

2º LECTURA Ef. 5,21‑32: Es éste un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.

EVANGELIO Jn. 6, 60‑69: ¿A quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna.


PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Josué (24,1-2a.15-17.18b):
En aquellos días, Josué reunió a las tribus de Israel en Siquén. Convocó a los ancianos de Israel, a los cabezas de familia, jueces y alguaciles, y se presentaron ante el Señor. Josué habló al pueblo: «Si no les parece bien servir al Señor, escojan hoy a quién quieran servir: a los dioses que sirvieron sus antepasados al este del Éufrates o a los dioses de los amorreos en cuyo país habitan; yo y mi casa serviremos al Señor.»
El pueblo respondió: «¡Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a dioses extranjeros! El Señor es nuestro Dios; él nos sacó a nosotros y a nuestros padres de la esclavitud de Egipto; él hizo a nuestra vista grandes signos, nos protegió en el camino que recorrimos y entre todos los pueblos por donde cruzamos. También nosotros serviremos al Señor: ¡es nuestro Dios!».

SALMO RESPONSORIAL Sal  33,2-3.16-17.18-19.20-21.22-23)

Gusten y vean qué bueno es el Señor.

Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren. R.

Los ojos del Señor miran a los justos, sus oídos escuchan sus gritos; pero el Señor se enfrenta con los malhechores, para borrar de la tierra su memoria. R

Cuando uno grita, el Señor lo escucha y lo libra fe sus angustias; el Señor está cerca de los atribulados, salva a los abatidos. R

Aunque el justo sufra muchos males,  de todos lo libra el Señor; él cuida de todos sus huesos, y ni uno solo se quebrará. R

La maldad da muerte al malvado, y los que odian al justo serán castigados. El Señor redime a sus siervos, no será castigado quien se acoge a él. R

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (5,21-32):

Sean sumisos unos a otros con respeto cristiano. Las mujeres, que se sometan a sus maridos como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia; él, que es el salvador del cuerpo. Pues como la Iglesia se somete a Cristo, así también las mujeres a sus maridos en todo. Maridos, amen a sus mujeres corno Cristo amó a su Iglesia. Él se entregó a sí mismo por ella, para consagrarla, purificándola con el baño del agua y la palabra, y para colocarla ante sí gloriosa, la Iglesia, sin mancha ni arruga ni nada semejante, sino santa e inmaculada.
Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como cuerpos suyos que son. Amar a su mujer es amarse a sí mismo. Pues nadie jamás ha odiado su propia carne, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. «Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.» Es éste un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.
EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Juan (6,60-69):

En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron: «Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?»
Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo: «¿Esto los hace vacilar?, ¿y si vieran al Hijo del hombre subir a donde estaba antes?. El espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que les he dicho son espíritu y vida. Y con todo, algunos de ustedes  no creen.»
Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo: «Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede.» Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él.
Entonces Jesús les dijo a los Doce: «¿También ustedes querrán marcharse?»
Simón Pedro le contestó: «Señor, ¿a quién
vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida
eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios.».

COMENTARIO: ¿A QUIEN IREMOS?.

Evangelio de crisis, meditación de crisis o para prevenir una crisis: las dificultades se presentan a veces brutalmente y de improviso. De pronto, la misa nos cansa, un predicador nos molesta, el mal en el mundo nos aplasta, la muerte de un niño nos rebela, la iglesia nos decepciona, o simplemente el sacerdote de la parroquia nos desilusiona... y tenemos ganas de dejarlo todo. “Muchos de sus discípulos se retiraron y dejaron de  acompañarle”.
Hacer entonces un esfuerzo por mirar a Jesús y acabar diciéndole: ¿A quién iremos?. Eres tú el que tienes palabras de vida eterna”, puede  ser  un  reflejo  salvador. Con tal que  no  sea  un  impulso demasiado forzado o demasiado sentimental. El Jesús con que nos encontramos en el texto de hoy no es un Jesús  tierno. Ve muchas cosas, “sabe” dice Juan reacciona como lo hace siempre que choca con gente cobarde.  No habla entonces de amor, sino de fe: “Hay algunos que no creen”. Nosotros “¿A quién iremos?” no es un buen grito de amor y de confianza pero si una   confianza de fe. Pero la dificultad aumenta. Podríamos pensar que en esos momentos de crisis lograríamos arrancar nosotros mismos de nuestras entrañas ese grito de fe-amor. Y también allí se muestra duro y desconcertante: “Ya les expliqué que nadie puede venir a mí si mi Padre no los llama”. Una frase que no nos gusta porque nos deja desarmados. ¿En  qué momento y de qué forma nos atrae el Padre hacia Jesús dándonos la gracia de creen de verdad en él?. ¿A quién le hace ese regalo?. Es la tentación siempre inútil de ponernos en el sitio de Dios, de intentar colarnos en sus pensamientos, en sus decisiones... ¡y en sus preferencias!.
Tenemos que hacer ciertamente alguna cosa, pero no cuestionando a Dios en sus opciones, sino recibiendo lo mejor posible lo que él ha escogido darnos.. En vez de imaginarme demasiado pronto que hemos ido a Cristo que queremos ir a él y que haremos cualquier cosa por él, empecemos aceptando humildemente la idea de que todo depende del Padre. Esto nos moverá primero a pedirle con mucha más pasión la gracia de sentirnos atraídos hacia el Hijo. 
Y seremos además más decididos para explotar al máximo esta atracción que san Juan llama “creer” en el sentido de la mayor adhesión posible de todo nuestro Ser. Ese “creer” tan fuerte es prácticamente todo su evangelio. No se trata de velar, de sufrir, de dar limosna, etc... Como en Mateo, Marcos y Lucas. Aquí todo se reduce a la fe. Lo que hay que hacer brotará normalmente de nuestro arraigo en Cristo.
Si podemos decir como Pedro “Creemos y sabemos que tú eres el santo de Dios” al mismo tiempo porque nos  atrae  el  Padre  y porque nosotros no cesamos  de reforzar esa atracción, nuestro “¿a quién  iríamos?” no  será  un  suspiro  por  la última  oportunidad  o  un resto de afecto sentimental al Jesús de nuestra adolescencia. Será, en nuestras lágrimas  y en nuestra sonrisa de  fe-amor  el desafío  que  lanzaba san Pablo: “¿Quién podrá separarme de Cristo?” (Rom. 8, 39).
Pbro. Roland Vicente Castro Juárez


viernes, 17 de agosto de 2012

LECTURAS Y COMENTARIO DEL DOMINGO XX TIEMPO ORDINARIO 19 DE AGOST DEL 2012


LECTURAS Y COMENTARIO DEL DOMINGO XX TIEMPO ORDINARIO 19 DE AGOSTO DEL 2012

PRIMERA LECTURA

         Lectura del Libro de los Proverbios 9, 1-6.
La sabiduría ha construido su casa, ha tallado sus columnas, ha preparado el banquete, ha mezclado el vino y puesto la mesa; ha mandado a sus criadas para que lo anuncien en los puntos que dominan la ciudad: “Los inexpertos, que vengan aquí, quiero hablar a los faltos de juicio: “Vengan a comer de mi pan y a beber el vino que he mezclado, dejen la inexperiencia y vivirán, sigan el camino de la prudencia”.

SALMO RESPONSORIAL (Sal 33, 2-3. 10-11.12-13.14-15.)

Gusten y vean que bueno es el señor.

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloria en el Señor;
que los humildes lo escuchen y se alegren. R.

Todos sus santos, teman al Señor,
porque nada les falta a los que le temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada. R.

Vengan, hijos escúchenme,
los instruiré en el temor del Señor,
¿Hay alguien que ame la vida
y desee días de prosperidad. R.

Guarda tu lengua del mal,
tus labios de la falsedad,
apártate del mal, obra el bien, busca la paz y corre tras ella. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 5, 15-20.

Hermanos: Observen atentamente como están procediendo ustedes; no sean necios, sino sabios, aprovechando el tiempo presente, porque los días son malos.
Por eso no sean irreflexivos, antes bien, traten de descubrir cual es la voluntad del Señor. No se emborrachen con vino, que lleva al libertinaje, sino déjense llenar del Espíritu.
Reciten, alternando, salmos, himnos y cánticos inspirados canten y toquen para el Señor de todo corazón, y den siempre gracias a Dios Padre, por todo en nombre de nuestro Señor Jesucristo.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 51-58.

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: “Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo”. Los judíos discutían entre sí: “¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?”. Entonces Jesús les dijo: “Les aseguro que si no comen la carne del Hijo de hombre y no beben su sangre, no tienen vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mi y yo en él.
El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo el que me come vivirá por mí. Este es el pan que ha bajado del cielo; no como el de sus padres, que lo comieron y murieron, el que come este pan vivirá para siempre”.

COMENTARIO

El evangelio de este domingo continúa con el discurso del pan de vida. Hasta ahora había hablado Jesús del pan de vida que baja del cielo, del pan con el que regala el Padre a los hombres enviándoles a su propio Hijo. Este es el pan de vida (v. 35, 48-51 a), de la misma manera que es también la luz del mundo (8, 12), y da vida a los que creen en él. Pero ahora habla Jesús del pan que él mismo les dará y se refiere expresamente a su carne y sangre, los dones eucarísticos.
El lugar paralelo a estas palabras "vida del mundo" lo encontramos en las que pronuncia Cristo sobre el pan en la Cena y precisamente en la forma que recoge la tradición paulina en 1Cor 11, 24. La expresión "para la vida del mundo" significa lo mismo que "entregada para la vida del mundo" y es una alusión clara al sacrificio de su muerte en la cruz. Por lo tanto, el pan que da la vida es precisamente el cuerpo de Cristo entregado a la muerte para salvar al mundo. (cfr. Lc. 22, 19).
El v. 54 dice literalmente: "el que mastica mi carne". Jn utiliza un vocabulario particularmente realista para caracterizar la participación en la eucaristía. Según la costumbre judía, los alimentos de la comida pascual tenían que ser cuidadosamente masticados. Por ello los judíos entienden estas palabras literalmente, como verdadera comida de la carne de Jesús. Pero les parece una locura. No obstante, Jesús no mitiga el escándalo que han producido sus palabras. Ahora, confirmando de nuevo el sentido, realista, añade que es también preciso beber su sangre, lo cual resultaba especialmente escandaloso para los judíos, a quienes les estaba prohibido el alimentarse de sangre (Lev 17, 10 s.; Hch, 15, 20).
De la misma suerte que el alimento natural se une orgánicamente al hombre, así también el que come la carne y bebe la sangre de Cristo entra en una unión de vida con él. Esta unión es comparada a la que Jesús tiene con el Padre que le ha enviado al mundo. Así como el Hijo tiene vida por el Padre (cfr. 5, 26), así también el que coma la carne de Cristo tendrá vida por el Hijo, esto es, participará en aquella misma vida que el Hijo recibe del Padre.
Las palabras "vivirá por mí" son equivalentes a "vivirá por mi carne y sangre"; por lo tanto, esta última expresión debe entenderse de todo lo que Jesús es. El verdadero pan de vida bajado del cielo no es el "maná", sino el que da Cristo. Porque éste sí que viene verdaderamente del Padre y conduce a la vida eterna a todos los que lo reciben con fe y se unen de este modo a Cristo que se entrega para vida del mundo. Comulgar es entrar en unión de vida con Cristo para entregarse con él a todos los hombres y alcanzar así vida eterna y así Cristo cumple las expectativas del Antiguo Testamento: es el verdadero Moisés que nos nutre con el maná de la Eucaristía, es la verdadera Sabiduría que nos ofrece el pan y el vino de su Palabra y de su Persona presente en el Sacramento. Esa vida de Cristo nos compromete a ponerla en obra en nuestra vida de cada día, como nos indicaba Pablo.
Pbro. Roland Vicente Castro Juárez

viernes, 10 de agosto de 2012

LECTURAS Y COMENTARIO DEL DOMINGO 12 DE AGOSTO DEL 2012

LECTURAS Y COMENTARIO DEL DOMINGO 12 DE AGOSTO DEL 2012


1º LECTURA:  Reyes 19, 4-8: Con la fuerza de aquel alimento, caminó hasta la montaña de Dios.
SALMO RESPONSORIAL: Sal 33: Gusten y vean que bueno es el Señor.

2º LECTURA: Ef. 4, 30-5,2: Vivan en el amor como Cristo.

EVANGELIO:   Jn. 6, 41-51: Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo.


PRIMERA LECTURA

Lectura del primer libro de los Reyes (19,4-8):

En aquellos días, Elías continuó por el desierto una jornada de camino, y, al final, se sentó bajo una retama y se deseó la muerte: «¡Basta, Señor! ¡Quítame la vida, que yo no valgo más que mis padres!»
Se echó bajo la retama y se durmió. De pronto un ángel lo tocó y le dijo: «¡Levántate, come!»
Miró Elías, y vio a su cabecera un pan cocido sobre piedras y un jarro de agua. Comió, bebió y se volvió a echar. Pero el ángel del Señor le volvió a tocar y le dijo: «¡Levántate, come!, que el camino es superior a tus fuerzas.»
Elías se levantó, comió y bebió, y, con la fuerza de aquel alimento, caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta el Horeb, el monte de Dios.

SALMO RESPONSORIAL (Sal 33,2-3.4-5.6-7.8-9)

Gusten y vean qué bueno es el Señor

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R.

Proclamen conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R.

Contémplenlo, y quedarán radiantes,
el rostro de ustedes no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor,
él lo escucha y lo salva de sus angustias. R.

El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles
y los protege.
Gusten y vean qué bueno, es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (4,30–5,2):

No pongan triste al Espíritu Santo de Dios con que él los ha marcado para el día de la liberación final. Destierren de ustedes la amargura, la ira, los enfados e insultos y toda la maldad. Sean buenos, comprensivos, perdónense unos a otros como Dios los perdonó en Cristo.
Sean imitadores de Dios, como hijos queridos, y vivan en el amor como Cristo los amó y se entregó por nosotros a Dios como oblación y víctima de suave olor.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Juan (6,41-51)

En aquel tiempo, los judíos criticaban a Jesús porque había dicho: «Yo soy el pan bajado del cielo», y decían: «¿No es éste Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo?»
Jesús tomó la palabra y les dijo: «No critiquen. Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: "Serán todos  discípulos  de Dios."
Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende viene a mí. No es que nadie haya visto al Padre, a no ser el que procede de Dios: ése ha visto al Padre.
Sé lo aseguro: el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron: éste es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y  no  muera.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.»

COMENTARIO

DIOS SE HACE NUESTRO PROFESOR
  
 “Los judíos protestaban contra Jesús”. En el estilo de san Juan, la expresión “los judíos” designa a la gente que se ha vuelto desconfiada, crítica y a las autoridades y dirigentes. Instintivamente nos procuramos distanciar de esa gente que no supo escuchar a Jesús. Pero, si nos fijamos un poco quizás nos descubramos un poco “judíos” quizás tampoco esto nos venga mal, pues entonces las palabras de Jesús nos resbalarán tanto sobre nosotros. Cuando Jesús dice: “He bajado del cielo” y “Tienen que comerme”, hasta los discípulos al final de este discurso sobre el pan de vida se pondrán a murmurar: “Es demasiado duro, ¿quién puede escuchar semejantes palabras?”. Si también a nosotros nos chocan estas palabras, que son realmente duras, podremos recibir mejor otra afirmación que corría el peligro de escapársenos: “Todos serán discípulos de Dios”.
Después de haber citado esta antigua expresión de Isaías (54, 13) Jesús corrige inmediatamente un posible error de interpretación que consistiría en pensar que el Padre nos enseña directamente. “No, indica Jesús, el Padre les enseña por medio de Mi, pero se trata ciertamente de su palabra, porque yo soy su palabra. El me ha enviado a ustedes, vengo de junto a él, del cielo; él los atrae hacia mí  para que sientan ganas de creer en mí y yo los atraigo hacia él revelándonos quién es”. En este movimiento de revelación divina es donde hay que entrar para recibir debidamente unas afirmaciones desconcertantes, como hay otras muchas a lo largo de todo el evangelio. En vez de atender inmediatamente a la dificultad de lo que se dice, miremos quien es el que lo dice. Ejemplo único de la importancia primordial concedida a lo que se llama el “argumento de autoridad” que de ordinario ocupa el último lugar en el valor de los argumentos. En esta ocasión, la autoridad de Jesús es tan grande que aceptamos lo que él dice ante todo porque es él quien lo dice, dispuestos a intentar comprender luego las coas, pero en el interior de nuestra primera y total adhesión a su palabra, por ser él la palabra de Dios. Cuando Jesús habla, es Dios mismo el que nos enseña. Una vez más, se trata de algo absolutamente único, como fuerza de autoridad de una palabra en labios humanos: cuando escuchamos a Jesús, escuchamos a Dios.  Si se nos ocurre murmurar como los judíos no empecemos a insistir ante todo en la excesiva dureza de sus afirmaciones, sino despertemos cuando antes y lo más posible nuestra fe: tu palabra, Jesús es la palabra de Dios. Decir “ante todo” significa que hay un “después”. La adhesión total a la autoridad de Jesús no tiene nada que ver con una obcecación fanática, ininteligente: “puedes decirme cualquier cosa: yo seguiré adelante porque se trata de ti”. ¡Qué insulto a Jesús y a nosotros mismos!. Sus afirmaciones mas desconcertantes, sus exigencias más implacables que a veces llegan a rebelarnos, han de ser necesariamente inteligentes en el más alto grado y exigen el uso de nuestra inteligencia. Ser enseñados por Dios no supone nunca la obligación, indigna de un hombre y de un hijo de Dios, de perder todo sentido crítico y hasta toda curiosidad crítica. La fe de una persona inteligente tiene que ser inteligente. Es una pena que haya tan pocos cristianos que intenten hacer su fe cada vez más inteligente. Esto exige  reflexión, estudios y hace surgir murmuraciones, dudas; pero se trata de una batalla de hombres, de un coraje de hombres y a Dios no les disgustan estos combates de Jacob (Gn. 32, 23-31). Suéltame, le dijo Dios. No te soltaré, le respondió Jacob hasta que me hayas bendecido. No te llamarás ya Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y has ganado. ¡Qué Dios nos dé la inteligencia y la fuerza de arrancarle toda la luz para vivir, ya que ha querido ser nuestro profesor de vida!.
Pbro. Roland Vicente Castro Juárez 

sábado, 4 de agosto de 2012

COMENTARIO DOMINICAL DEL 05 DE AGOSTO DEL 2012


OTRO PAN PARA OTRO HAMBRE

1º LECTURA: Ex. 16, 2-4. 12-15: Yo haré llover pan del cielo
SALMO RESPONSORIAL: Sal 77: El Señor les dio un trigo del cielo
2º LECTURA: Ef. 4.17. 20-24: Revístanse de la nueva condición humana, creada a imagen de Dios.

EVANGELIO: Jn 6, 24-35: El que viene a mi no pasará hambre, y el que cree en mi nunca pasará sed.  


Jesús acaba de realizar el milagro de la multiplicación de los panes y comienza un largo discurso sobre el pan de vida. A partir del hambre de la gente que acude a escuchar a Jesús, y a partir del pan que ha multiplicado, vamos a progresar hacia otra hambre y otro pan.
Jesús pregunta: ¿Para que alimento trabajan? Dejémonos interrogar profundamente; nuestras hambres revelan lo que somos. Queremos comer, desde luego, pero queremos mucho más; conocer contemplar cosas hermosas, amar, tener un trabajo interesante., esas son nuestras hambres y los alimentos por los que trabajamos. Jesús se esfuerza en orientar a su auditorio hacia las hambres profundas, hacia el hambre de vivir intensamente y de vivir eternamente: “No se preocupen únicamente de las hambres pasajeras, sientan en lo más intimo de su ser el hambre de una vida que no pasa”. Le cuesta trabajo sacarles de sus ilusiones en unas provisiones fáciles y maravillosas. Se niega a la propuesta: “Nos has dado pan, Moisés nos dio maná. Son iguales, ¡Has tú un signo mayor!”. ¿Quién sabe si nosotros, en secreto, no estaremos esperando signos mayores?. Demuestra, Señor, que existes que eres omnipotente, que la oración es escuchada, que los sacramentos producen su efecto. ¡Demuéstralo! ¡Haz signos! Quizás sea esa nuestra hambre. Hambre de ventajas de la religión, hambre de lo maravilloso. Escuchemos entonces con gusto a Jesús.
El signo es el pan que les he dado, lo mismo que era también signo el maná. Signos de un alimento superior para un hambre mayor; hay un pan de vida que da la vida más intensa que podrían desear, la vida en este mundo y la vida eterna.
¡Danos de ese pan! Soy yo. El pan es el símbolo de la vida. Jesús nuestro pan es Jesús nuestra vida. Dios quiere que tengamos un hambre terrible de lo que él soñó para nosotros y para ese hambre nos da a Jesús. Este es el proyecto de Dios en el que hemos de entrar. Pero ¿como?
Entramos en el proyecto de Dios cuando creemos en aquel que él ha enviado. Cuando tenemos no ya unas pequeñas hambres, sino un inmenso deseo y cuando creemos que Jesús es el pan de este  hambre.
Pbro. Roland Vicente Castro Juárez

SACERDOTES DE PIURA Y TUMBES INICIARÁN CURSO DE FORMACIÓN PERMANENTE

SACERDOTES DE PIURA Y TUMBES INICIARÁN CURSO DE FORMACIÓN PERMANENTE

Los sacerdotes diocesanos y religiosos de la Arquidiócesis de Piura y Tumbes participarán del 6 al 10 de agosto, en el Curso de Formación Permanente correspondiente a este año, teniendo como tema la Bioética. Las exposiciones se llevarán a cabo en el Seminario San Juan María Vianney y estará a cargo del Padre Gonzalo Miranda.

El Padre Miranda es Licenciado en Filosofía y Teología de la Universidad Gregoriana de Roma. Doctorado en Teología, Ateneo Regina Apostolorum Pontificio, de Roma. Autor de ocho libros, más de 80 artículos técnicos y ha impartido más de 320 conferencias en más de 200 ciudades en diferentes países.

Los temas como el estatuto del embrión humano, la reproducción asistida, el aborto, la clonación, entre otros, serán presentados en conferencias para que los sacerdotes participantes puedan conocer a mayor profundidad los principios para la correcta conducta humana respecto a la vida. 


Tomado de http://www.iglesia.org.pe/cep_prensa/archivo_2012/desarrolloinformacion_030812.htm#ce1