LA TENTACIÓN:
QUERER ESCAPARSE DEL ESFUERZO DE VIVIR
ORACION COLECTA
A celebrar un año más la santa Cuaresma concédenos, Dios
todopoderoso avanzar en la inteligencia del misterio de Cristo y vivirlo en
plenitud. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Deuteronomio 26,4-10
Dijo Moisés al pueblo: «El sacerdote tomará de tu
mano la cesta con las primicias y la pondrá ante el altar del Señor, tu Dios.
Entonces tú dirás ante el Señor, tu Dios: "Mi padre fue un arameo errante,
que bajó a Egipto, y se estableció allí, con unas pocas personas. Pero luego
creció, hasta convertirse en una raza grande, potente y numerosa. Los egipcios
nos maltrataron y nos oprimieron, y nos impusieron una dura esclavitud.
Entonces clamamos al Señor, Dios de nuestros padres, y el Señor escuchó nuestra
voz, miró nuestra opresión, nuestro trabajo y nuestra angustia.
El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo
extendido, en medio de gran terror, con signos y portentos. Nos introdujo en
este lugar, y nos dio esta tierra, una tierra que mana leche y miel. Por eso,
ahora traigo aquí las primicias de los frutos del suelo que tú, Señor, me has
dado." Lo pondrás ante el Señor, tu Dios, y te postrarás en presencia del
Señor, tu Dios.».
SALMO
RESPONSORIAL (90)
Está conmigo, Señor, en la tribulación
Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en ti.» R.
No se te acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos. R.
Te llevarán en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones. R.
«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé. Con él estaré
en la tribulación,
lo defenderé, lo glorificaré.» R.
SEGUNDA
LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los Romanos 10,8-13
La Escritura dice: «La palabra está cerca de ti: la tienes en los labios y
en el corazón.» Se refiere a la palabra de la fe que os anunciamos. Porque, si
tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo
resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la
justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación. Dice la
Escritura: «Nadie que cree en él quedará defraudado.» Porque no hay distinción
entre judío y griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos
los que lo invocan. Pues «todo el que invoca el nombre del Señor se salvará.»
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 4,1-13
En
aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y, durante
cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era
tentado por el diablo. Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al final sintió
hambre. Entonces el diablo le dijo: «Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra
que se convierta en pan.».
Jesús
le contestó: «Está escrito: "No sólo de pan vive el hombre".».
Después,
llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del
mundo y le dijo: «Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me lo
han dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo
será tuyo.».
Jesús
le contestó: «Está escrito: "Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás
culto".».
Entonces
lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo: «Si eres Hijo
de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: "Encargará a los
ángeles que cuiden de ti", y también: "Te sostendrán en sus manos,
para que tu pie no tropiece con las piedras".».
Jesús
le contestó: «Está mandado: "No tentarás al Señor, tu Dios".».
Completadas
las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión.
PLEGARIA UNIVERSAL
Señor en este primer domingo de Cuaresma te pedimos nos des
fortaleza y gracia para superar las tentaciones:
1.-
Pidamos por la Iglesia Universal: al empezar este tiempo de Cuaresma, nos
esforcemos en preparar nuestro corazón y meditando la Palabra de Dios,
busquemos siempre hacer la voluntad divina. Roguemos al Señor.
2.-
Pidamos por nuestras parroquias y por nuestras pequeñas comunidades que se
esmeran en apoyar a nuestros hermanos abandonados y necesitados, para que nuestro sacrificio y nuestra caridad alivien
su sufrimiento. Roguemos al Señor.
3.-
Pidamos por los que trabajan en pastoral de nuestra parroquia para que el Señor
los bendiga e ilumine en el trabajo que desempeñan en bien de la
evangelización. Roguemos al Señor.
4.-
Pidamos por los hermanos que dejan sus casas e incluso sus tierras a causa de
la violencia y la guerra para que no pierdan la esperanza, sino que más bien
encuentren fortaleza, ánimo y apoyo gracias a l solidaridad y oración de todos
nosotros. Roguemos al Señor.
Señor, en este tiempo de Cuaresma, a través de una selección
adecuada de la Palabra de Dios para cada día, nos vas señalando el camino que
debemos seguir, el Dios que nos ha llamado y Cristo que es el camino están con
nosotros en esta marcha cuaresmal para llegar a la Pascua, signo del paso final
y definitivo hacia el Padre Dios. Por Jesucristo nuestro Señor.
ORACION
SOBRE LAS OFRENDAS
Te rogamos, Señor
que nuestra vida sea conforme con las ofrendas que te presentamos y que
inauguran el camino hacia la Pascua. Por Jesucristo nuestro Señor.
ORACION
DESPUES DE LA COMUNION
Después de recibir el pan del cielo que alimenta la
fe, consolida la esperanza y fortalece el amor, te rogamos, Dios nuestro que
hagas sentir hambre de Cristo, pan vivo y verdadero y nos enseñes a vivir
constantemente de toda palabra que sale de tu boca. Por Jesucristo nuestro
Señor.
COMENTARIO
“Tentación”:
esta palabra evoca de ordinario unos combates parciales, muchas veces de orden
sexual. Pero aquí, el desierto, el hambre, la impresionante toma de conciencia
de Jesús en el momento de comenzar su misión, nos indican la importancia más global de este combate. Se
trata de la “gran tentación”: buscar en Dios unos poderes mágicos para orillar
las dificultades. Durante su ayuno de cuarenta días en el desierto Jesús midió
la enormidad de lo que iba a emprender:
cambiar las ideas sobre Dios, contradecir a los “sabios” oponerse a los
poderosos, proponer una justicia y un amor que deberían superar en mucho lo que
enseñaban los fariseos. Le dirán: “¿Quién eres tú para hablar de ese modo, si
no eres más que un pobre Galileo?”. Y allí está el tentador de la gran
tentación: “Si de verdad eres el Hijo de Dios, ¡qué gran poder tiene en tus
manos!
Puedes
subyugar al mundo entero”. Con esa fortaleza tan serena que revela el Espíritu,
Jesús se niega a jugar a ser mago. El misterio de la encarnación es Dios que
entra en la condición humana sin protección alguna y sin poderes especiales. Un
superhombre no habría podido decirnos: “Síganme, imítenme”.
Y
nosotros, los que queremos seguirle, ¿Vamos a pedir facilidades y poderes mágicos? Es el mismo
Jesús el que nos invita a pedírselo todo: el pan, el perdón, la ayuda que necesitamos. Hay una buena petición de ayuda
y una mala. Escuchemos bien la última réplica de Jesús: “Está mandado: No
tentarás al Señor, tu Dios”. “Tentar a Dios” es esperar de él cosas que lo
falsearían todo: lo que él es, lo que somos nosotros, la vida que nos da. Nos
gustaría una vida menos penosa, menos angustiosa, llena de felicidad y de gozo.
Y sentimos muchas veces la tentación de pedirle esto a la religión.
La fe nos ofrece no unos medios para hacer la
vida más fácil, sino la posibilidad de vivir a fondo lo fácil y lo difícil.
Esto, es llevar una verdadera vida de hombre: ser en el grado más alto lo que
hay que ser y sacar partido de todo. El Padre Six definía así a santa Teresa de
Lisieux: “Sacó partido de todo para amar”.
En eso es en lo que piensa Jesús durante los cuarenta días: en hacer
lo que tiene que hacer, con los medios de un hombre, con el corazón y el
corazón de un hombre. ¡Qué tonto ese
demonio que viene a proponerle unos medios mágicos para deslumbrar y
subyugar a todos! ¡Pero no es tan tonto!
Sabe jugar con el espejismo de la gran tentación: utilizar caminos cortos y
medios poderosos para triunfar. “Si de verdad eres el Hijo de Dios, ¡sírvete de
tus poderes!”. También a
nosotros nos sopla Satanás: “Dios te ama; lE puedes pedir todo”. Hará incluso de
profesor: “Está escrito.......”. Nosotros le responderemos con Jesús: “Está
dicho” que no hay que pedirle a Dios que nos libre del esfuerzo de vivir.
PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 15: Lev. 19, 1-2.11-18; Sal 18; Mt. 25, 31-46.
Martes 16: Is. 55, 10-11; Sal 33; Mt. 6, 7-15.
Miércoles 17: Jon.
3, 1-1º; Sal 50; Lc. 11, 29-32.
Jueves 18: Esther 14, 1.3-5.12-14; Saln137; Mt. 7, 7-12.
Viernes 19: Ez. 18, 21-28; Sal 129; Mt. 5, 20-26.
Sábado 20: Deut. 26, 16-19; Sal 118; Mt. 5, 43-48.
Domingo 21: Gn. 15, 5-12.17-18; Sal 26; Fl. 3, 17—4, 1;
Lc. 9, 28b-36.
COMENTARIOS AL EVANGELIO Lc 4, 1-13
Par:
Mt 4, 1-11
1.- El relato de la tentación que hace San Lucas se
asemeja sensiblemente al de Mateo. Basta, pues, remitir al lector al comentario
del Evangelio del primer ciclo. Eso no obstante, se da una diferencia
importante entre Lucas y Mateo relativa a la utilización del Sal 90/91. Lucas
lo introduce en la última tentación (vv. 9-12), mientras que Mateo lo aplica a
la segunda. Además, Lucas lo cita con más extensión que Mateo (comparar el v.
10 con Mt. 4, 6), siendo así que, tanto uno como otro, propenden a reducir sus
citas y que probablemente han desestimado la alusión al Sal 90/91, 13, que Mc.
1, 13 ha conservado. Por otro lado, Lucas no menciona el "servicio de los
ángeles" al que Mateo y Marcos atribuyen una gran importancia.
Otra diferencia entre Mateo y Lucas se refiere al
orden de las tentaciones. Mateo, sin duda más primitivo, se inspira en un orden
geográfico: sucesivamente el desierto, Jerusalén, el mundo entero, y trata de
presentar su relato como una réplica a las tentaciones del desierto siguiendo
el orden propuesto por Ex. 16, 17, y 32. Lucas, por su parte, no siente esa
preocupación. Habla a pagano-cristianos, para quienes los nexos con el pueblo
antiguo del desierto son poco determinantes. Por eso prefiere presentar las
tres tentaciones en un orden nuevo que recuerda las tentaciones del primer
hombre, Adán, y por eso recuerda que Jesús era un descendiente suyo (Lc. 3,
38), y tras las tentaciones del primer hombre entrevé las tentaciones
habituales de todo hombre.
* * * *
a) Así, la segunda tentación (la tercera en Mateo)
experimenta ciertos retoques: Satanás aparece en ella como el soberano de la
humanidad (v. 6), alusión probable al dominio adquirido sobre el hombre en el
paraíso terrestre. No propone, pues, a Jesús una realeza mesiánica universal,
como en Mateo, sino la posibilidad con la que sueña todo hombre: dominar algún
día el mundo al precio de cualquier concesión. Adán tenía el poder de dominar
la tierra, pero ha preferido recibir ese poder de Satanás antes que de Dios;
Cristo, merced a su victoria sobre la tentación, restablece la situación
degradada por el primer hombre. Por eso aparece menos como el nuevo Moisés,
como en Mateo, que como el jefe y el ejemplo de una nueva humanidad.
b) Hemos de detenernos también en el alcance de las
referencias al Sal. 90/91 en los relatos de la tentación.
Es del todo evidente que, al pedir a Cristo que se
tire desde lo alto del Templo, el demonio no pide tan solo un gesto de
ostentación que presentar ante la multitud concentrada, puesto que no se hace
mención alguna de posibles espectadores. Parece más bien que en todo eso hay
una alusión a ciertas tradiciones judías que se imaginaban que el pueblo había
sido "llevado" por la shekina (SEKINA:la gloria divina) a lo largo de
su periplo. Jesús habría sentido la tentación de hacerse llevar a su vez por
esa shekina localizada ahora en el Templo. Arrojarse desde lo alto del Templo
era garantizarse una muerte segura; contar con la shekina o con los ángeles
para salvarse equivalía a pedir a Dios que le librara de la muerte (cf. Mt. 26,
53). Jesús se niega, pues, a solicitar de Dios un medio de librarse de la
muerte: de esa forma replica a Adán (Gén. 3, 3) y trata de vivir su vida dentro
de una fidelidad total a la condición humana: será, pues, un Siervo paciente.
c) Sobre este punto preciso de la colaboración de los ángeles, Lucas se aparta
de Mt. 4, 11 y Mc. 3, 13: a sus ojos, Jesús se distingue ante todo por su
negativa a recurrir a medios sobrenaturales y a poderes celestiales para
sustraerse a su destino. Mateo y Marcos, por el contrario, se han quedado con
la idea de un servicio de Cristo por los ángeles con el fin de hacer comprender
a sus lectores que era realmente el Mesías esperado.
* * * *
No carece de interés el que, como final de su
relato (v. 13), señale Lucas que las tentaciones de Jesús sean todas las que
puede soportar un hombre y que anuncie que se repetirán en el "tiempo
señalado", en el momento en que Cristo se adelantará hacia la muerte. El
relato de Lucas sobre las tentaciones nos presenta, en efecto, un conocimiento
muy profundo del hombre.
El hombre aparece en él sometido por naturaleza a
la tentación.
Trata de comer del árbol del conocimiento para
estar capacitado, lo mismo que Dios para definir el bien y el mal y para
absolutizar así sus conocimientos éticos, permitiéndose juzgarlo todo y
condenar lo que le parece. Trata de absolutizar su vida precaria tratando de
triunfar sobre la muerte. Y si no cuenta con ángeles para que le lleven en sus
manos, ha encontrado garantías y seguridades para hacerse la ilusión de que es
dueño de su futuro y de su vida. Trata, finalmente, de asegurarse su opinión,
inventa el anonimato de las calles y de las masas, los medios de publicidad y
de propaganda y se arrodilla con todo el mundo ante los mismos dioses con el
fin de no tener que tomar soluciones personales y libres.
En el fondo, el hombre tiene sed de seguridad y esa
sed debe respetársele. Pero Jesús demuestra que ese ansia de seguridad no puede
satisfacer la absolutización de los medios humanos ni la divinización de las
ideas y de las técnicas. No hay más que una posibilidad: proclamar que la
condición terrestre está marcada por la muerte y aceptar el vivirla tal cual
es, en su ambigüedad, incluso en su absurdo, aferrarse con las dos manos a la
realidad siempre doble y vivirla junto con el único que ha logrado vivirla en
la muerte aceptada con normalidad.
Este es el sentido de la condición humana que hay
implícito en el relato de la tentación. Jesús no se limita a decir que el
sentido de la vida humana se encuentra en la comunión con Dios; subraya ante
todo que esa comunión no puede ser vivida realmente sino en la renuncia a toda
absolutización de lo humano y en la proclamación de la muerte -primero la de
Cristo, después la de cada uno de los hombres- que ridiculiza constantemente al
Adán divinizado.
La asamblea eucarística agrupa a hombres que
quieren ser fieles a su condición terrestre y, al mismo tiempo, a esa zona que
hay en ellos y que es de Dios. No depende demasiado de la Palabra y del Pan
distribuido para agruparnos cada vez más y elaborar un itinerario de fidelidad
a esa participación de Dios, que "susurra en nosotros palabras
misteriosas" que solo el Padre oye, y no hay dificultad en que nosotros
las escuchemos y adaptemos a ellas nuestras obras en medio de las tentaciones
de este mundo.
MAERTENS-FRISQUE
NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA III
MAROVA MADRID 1969.Pág. 25
ss
2.- Texto. Comienza con una presentación de Jesús
bajo la influencia de dos fuerzas contrapuestas durante cuarenta días en un
desierto. Durante ese período de tiempo se da simultaneidad de tentación por
parte del diablo y de guía por parte del Espíritu. Esta presentación es algo
así como el telón de fondo estático que va a ser reproducido en acción en lo
que sigue a continuación.
Con este procedimiento Lucas cambia el sentido
escatológico-paradisíaco que tenía la escena en Marcos y le confiere un sentido
de ejemplaridad para el lector. Este tiene en Jesús un espejo donde mirarse y
un ejemplo a imitar. El espejo y ejemplo pueden parecer inaccesibles en razón
de la filiación de Jesús según la escena del bautismo. Pero entre esa escena y
el texto de hoy Lucas ha intercalado una genealogía humana de Jesús que termina
en Dios. En esta línea y en este sentido también el lector tiene su fuente en
Dios. Primera ejemplificación (vs. 3-4). Situación de hambre. Di que esta
piedra se convierta en pan (diablo). No sólo de pan vive el hombre (Jesús).
Segunda ejemplificación (vs. 5-8). Situación de
poderío y de grandeza. Tuyo será, si te pones de rodillas y me adoras (diablo).
Al Señor tu Dios adorarás y sólo a él darás culto (Jesús).
Tercera ejemplificación (vs. 9-12). Situación de
control sobre Dios. Tírate de aquí abajo (diablo). No pondrás a prueba al Señor
tu Dios (Jesús).
Lucas cierra su relato emplazando al lector para un
nuevo relato de ejemplaridad de Jesús en una prueba satánica. Esto será en el
capítulo 22, la víspera de su muerte. Véase Lc. 22, 3.53.
Resumiendo: Fiel a su línea, trazada en el prólogo
a Teófilo, de profundizar en la instrucción cristiana. Lucas nos ofrece hoy
tres ejemplos de actuación filial de Jesús bajo la fuerza del Espíritu en
situaciones de dificultad y de prueba.
Comentario. Todas las ejemplificaciones tienen que
ver con Dios y con la condición filial del probado. A través de ellas queda muy
claro que Dios es alguien con sentido para Jesús, alguien cercano, querido en
todo momento y circunstancias, alguien valorado por encima de cualquier otro
valor.
A Jesús se le invita a hacer el viaje de su vida en
solitario, sin la compañía de Dios. Pero Jesús opta por Dios como compañero de
camino. Prefiere su compañía a la seguridad del pan y del poder en soledad. Y
si prefiere la compañía de Dios no es porque piense que con El va a tener
ventajas y privilegios o que se va a eximir de correr riesgos. No, Jesús no
busca la compañía de un dios de quien echar mano en beneficio propio cuando
surja la dificultad. Jesús quiere al Dios que se ha revelado en la historia del
Pueblo del que él forma parte, un Dios que ha generado el ansia y la voluntad
de vivir en libertad, un Dios que comparte radicalmente todos y cada uno de los
riesgos del camino que es la vida, un Dios en cuya compañía ningún riesgo es
grande o insalvable.
Este es el Dios desde el que Jesús vive. Este es el
Jesús que Lucas nos propone como ejemplo a imitar.
ALBERTO BENITO
DABAR 1989, 13
3.- El mismo Espíritu que descendió sobre Jesús en
el Jordán es el que conduce a Jesús al desierto para ser tentado. Por tanto,
las tentaciones son queridas expresamente por Dios (cf. Mt 4, 1).
También en esto, en la prueba y en la tentación, el
Hijo de Dios se hizo semejante a todos los hombres ( Heb. 4, 5).
En la primera tentación, el diablo pretende que
Jesús resuelva sus propios problemas, el hambre, utilizando para sí el poder
que ha recibido del Padre. Es la tentación de bajar de la cruz y no beber el cáliz
que el Padre le ha preparado: "A otros ha salvado y a sí mismo no puede
salvarse. Si es el rey de Israel, que baje de la cruz y creeremos en él".
(Mt 27,42). Jesús vence con "la espada del Espíritu, que es la palabra de
Dios" (Ef 6, 17). Toma su argumento y su defensa de Dt 8, 3. La palabra de
Dios, expresión de la voluntad del Padre, es poderosa para mantener al hombre
en la verdadera vida. Y ésa, no el pan, es el auténtico alimento de Jesús:
"Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y acabar su obra"
(Jn 4, 34).
En la segunda tentación, que es la tercera en Mt,
el diablo muestra a Jesús fantásticamente, "en un instante", todos
los reinos del mundo. Se vanagloria de que todos le pertenecen y se los ofrece
con tal de que se haga su esclavo. Si hubiera cedido a la tentación del poder,
Jesús no hubiera muerto en la cruz. Pero Jesús prefirió luchar contra esa
tentación, recurriendo también a la palabra de Dios (cf. Dt 6, 13).
La tercera tentación (segunda de Mt) enlaza mejor
con la primera.
Pues el diablo toma pie en la confianza de Jesús en
la palabra de Dios: "Si se vive de la palabra de Dios, ¿por qué ha de
temer la muerte el que confía en esa palabra?". El diablo quiere inducir a
Jesús a un abuso de confianza en la palabra de Dios, que promete proteger al
justo (cf. Sal 91; primera lectura de hoy). Es la tentación de disponer a
ultranza de Dios y de tomarle la palabra, en vez de ponerse confiadamente a su
disposición. Jesús responde de nuevo con otra cita bíblica (Dt 6, 13).
EUCARISTÍA 1989, 8
4.- Comentario. Este debe comenzar hoy por una
confesión muy personal: me siento desbordado por el texto. Después de darle
vueltas y vueltas, sigue escapándoseme. ¿Relato de unos hechos o resumen
anticipado de una vida sujeta a tentación? ¿Qué intención le movió a Lucas a
escribir esta página? ¿Alguien se le acercó a Jesús trayéndole y llevándole de
un sitio a otro? Porque Jesús está trajinado por dos fuerzas contrapuestas: el
espíritu y el diablo. ¿Fuerzas? ¿Personas? Por la nota del v. 13 tengo más bien
la sensación de hallarme ante una dramatización anticipada y programática de
las dificultades y riesgos de Jesús hasta la víspera de su muerte en el huerto
de los olivos. A este momento se refiere Lucas cuando dice que el demonio se
marchó hasta otra ocasión. Lucas distinguiría, pues, dos tipos de pruebas a que
Jesús estuvo sometido: las relacionadas con su actividad y las relacionadas con
su muerte.
Las pruebas relacionadas con su actividad las
tipifica al comienzo de la misma en tres. La primera es una incitación al
ejercicio prepotente de la condición de hijo de Dios. La segunda es una
incitación a romper con Dios. La tercera, una incitación a disponer de Dios en
beneficio propio.
Jesús basa su respuesta en las viejas páginas del
Deuteronomio, el libro de viaje que marca pautas y señala actitudes para el
camino. En última instancia, a lo que a Jesús se le ha incitado es a hacer el
viaje de su vida en solitario, sin la compañía de Dios. Pero Jesús opta por
Dios como compañero de camino. Prefiere su compañía a la seguridad del pan y de
las posesiones en soledad. Y si prefiere la compañía de Dios no es porque
piense que con el va a tener ventajas y se va a evitar riesgos. No, Jesús no
quiere un Dios de quien usar en beneficio propio. Jesús quiere un Dios con quien
compartir radicalmente todos y cada uno de los riesgos del camino que es vivir.
EUCARISTÍA 1983, 16
5.- 1. Dile a esa piedra que se convierta en pan.
No sólo de pan vive el hombre, sino de todo lo que sale de la boca de Dios.
¿Quién es Dios para Jesús? ¿Es Dios una referencia real y operativa en su vida?
¿O es simplemente un dato intrascendente y que no cuenta para nada? A lo largo
del último Adviento y, más concretamente, el domingo pasado, hemos descubierto
que esta problemática es central en la obra de Lucas.
2.Si te arrodillas delante de mí, todo será tuyo.
Al Señor tu Dios adorarás y a El solo darás culto. En Oriente, postrarse es un
reconocimiento de autoridad. Esta segunda tentación ahonda en la dirección de
la primera. ¿Es Dios el valor supremo? ¿Cuenta más que una lógica de lo
posible-imposible? ¿Más que el realismo y el cálculo?
3.Tírate. No tentarás al Señor tu Dios. Se trata,
en realidad, de un test al propio Dios, cuya intervención expresa se pide.
Jesús es invitado a forzar esa intervención. A esta tentación la podríamos
denominar manipulación o uso indebido de Dios. Responde a una concepción de
Dios como tapadera o tapa-agujeros.
Es curioso. A diferencia de Mateo y de Marcos,
Lucas no habla de ángeles sirviendo a Jesús. Tal vez es intencionada esta
supresión, al servicio de lo cotidiano y de los límites de la condición humana.
El relato termina con la sencillez y la grandeza de una vida humana que no
fuerza las puertas de lo sobrenatural, sino que permanece fiel a su vocación
terrestre. De ahí, tal vez, el dulce encanto del Jesús de Lucas.
ALBERTO BENITO
DABAR 1986, 15
6.- -"Durante cuarenta días, el Espíritu lo
fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo": En la
última narración preparatoria para el ministerio público, Lc presenta las
pruebas que Jesús sufre como Hijo de Dios. El orden de las pruebas es diferente
del evangelio de Mt. Para Lc la última se sitúa en Jerusalén, es el lugar donde
conduce el camino que Jesús sigue a lo largo de la narración evangélica. No
podemos hacer ninguna reconstrucción histórica sobre los hechos aquí narrados.
Su carga simbólica y teológica es demasiado fuerte,
pero es verdad que se fundamenta en una base muy real: Jesús durante su vida
sufre la prueba de una oposición a su misión. -La finalidad básica de las tres
tentaciones es la de corregir una idea equivocada de la misión de Jesús como
Hijo de Dios. Se propone a través de una comparación con la actitud del pueblo
de Israel en el éxodo: donde este pueblo falló, allí Jesús permanece fiel a la
voluntad del Padre que le envía.
- "Está escrito: No sólo de pan vive el
hombre": La controversia de la primera tentación tiene como respuesta DT,
8, 3. Israel deseaba en el desierto las comidas de la esclavitud de Egipto y
Dios debe intervenir con el maná para que reconozca de una vez quién es su
Salvador. Jesús, en cambio, no utiliza su relación con Dios en provecho propio,
sino que está a la disposición de Dios que le envía.
- "Está escrito: Al Señor tu Dios adorarás y a
él sólo darás culto": Jesús debe responder ante la tentación de aceptar el
poder de manos de alguien que no es Dios. Lo hace con la cita de Dt 6, 13, que
forma parte de la exhortación de Moisés al pueblo de Israel para estar
vigilante ante la seducción de las divinidades cananeas al entrar en la tierra
prometida.
- "Está mandado: No tentarás al Señor tu
Dios": La última tentación, en Jerusalén, consiste en la posibilidad de
manifestarse con los poderes extraordinarios de Hijo de Dios, según las
expectativas humanas. La respuesta de Dt 6, 16 pertenece a las palabras de
Moisés en las que recuerda al pueblo que puso a prueba a Dios exigiendo el agua
en el desierto (Ex 17, 1-7) y exhorta a nunca más tentar a Dios.
JOAN NASPLEDA
MISA DOMINICAL 1989, 4
7.- Texto. En total coincidencia con los otros dos
sinópticos, Lucas habla de una permanencia de Jesús en el desierto de Judá
después de ser bautizado por Juan en aguas del río Jordán. El desierto de Judá
no es un mar de arena, sino una interminable sucesión de montañas y colinas áridas
y desoladas, separadas por torrenteras y desfiladeros, cuyo límite oriental lo
forman en gran parte los setenta y seis kilómetros de longitud del mar Muerto,
tórrida hondonada a trescientos noventa y cuatro metros bajo el nivel del
Mediterráneo. Una tierra apta sólo para beduinos y gentes con temple de acero.
Esta fue la tierra de los esenios de Qumrán y de Juan Bautista, apenas
profanada por las sibaritas construcciones de Herodes el Grande en lo alto de
la fantástica fortaleza natural inexpugnable que es Masada. En esta tierra se
forjó también Jesús durante un tiempo presumiblemente prolongado, que la
tradición sinóptica reduce simbólicamente a cuarenta días por probable influjo
de los cuarenta años de camino del pueblo judío entre Egipto y la tierra de
Israel. Lucas es el único evangelista que habla de una movilidad de Jesús por
el desierto, a la vez que resalta más que los otros su carácter de hombre del
Espíritu.
Este carácter, sin embargo, no va a eximir a Jesús
de la prueba; más aún, se pone de manifiesto y ratifica a través de ella.
Las tres pruebas que conforman el texto revelan un
denominador común: determinar el papel que juega Dios en la vida del hombre
Jesús. La primera prueba, enraizada en las difíciles condiciones de
subsistencia en el desierto de Judá, plantea a Jesús la posibilidad de
subsistir prescindiendo de Dios. La segunda, enraizada en la innata apetencia
humana de dominio y de grandeza, plantea a Jesús la posibilidad de renunciar a
Dios. La tercera, enraizada como la anterior en lo hondo del ser humano, en
concreto, en la apetencia de manejo y de control para los propios fines
particulares, plantea a Jesús la posibilidad de servirse de Dios en beneficio
propio.
Sólo la primera prueba responde al marco del
desierto de Judá; las otras dos desbordan ese marco, explícitamente en el caso
de la tercera. El alero o pináculo del templo de Jerusalén es el ángulo
amurallado suroriental de la explanada del templo; mira hacia el torrente
Cedrón desde una altura aproximada de veinticinco metros, en tiempos de Jesús
unos cincuenta. El último versículo del texto reproduce la técnica narrativa de
Lucas de abarcar e incluir en un solo relato amplios periodos de tiempo.
En el caso concreto que nos ocupa, el tiempo
abarcado por el relato llegaría hasta los acontecimientos de la pasión, que
Lucas comienza a narrar en el cap. 22, es decir, el relato tipifica las pruebas
del hombre Jesús hasta sus últimos días. Gracias a esta técnica Lucas puede
ofrecernos un cuadro con un elevado valor didáctico y de ejemplaridad, en
consonancia con la intención explícitamente manifestada en el prólogo dedicado
a Teófilo.
Comentario. Enraizadas en la imperiosa necesidad de
tener que subsistir o en las más innatas apetencias humanas, las tentaciones
que acecharon a Jesús tenían todas un único objetivo: cortar la corriente vital
de comunión y de comunicación entre Jesús y Dios. Es ésta la tentación por
antonomasia, la única realmente acreedora a tal nombre. Si las tentaciones
comportan un fatal riesgo para nuestra vida, ello es debido a que cortan la
corriente vital entre nosotros y Dios. Y si esa corriente no funciona, se vive
en el reino del pecado, se ha sucumbido a la tentación, aun cuando podamos no
ser conscientes de ello. Hoy como ayer, éste es el radical problema humano. Con
demasiada frecuencia hablamos de tentaciones en minúscula; con demasiada poca
frecuencia hablamos de la única tentación que debería preocuparnos: la de vivir
prescindiendo de Dios, renunciando a El o sirviéndonos de El: todo ello hay en
la viña del Señor.
ALBERTO BENITO
EUCARISTÍA 1992, 18
8.- Los tres primeros capítulos de san Lucas
constituyen como una especie de introducción general que presenta los actores
del evangelio, especialmente Jesús. Sin embargo, entre Dios y el hombre queda
todavía un personaje que juega un papel preponderante. Su nombre propio es
"tentador" o diablo. De su intención y sus funciones habla este
pasaje.
Las tentaciones de Jesús no constituyen un hecho
que se ha dado simplemente en el comienzo de su vida, aunque a primera vista
nos pudiera parecer que el texto así lo indica (cfr 4, 1-2. 13). Situadas
todavía en el prólogo, que terminará precisamente en 4, 13, las tentaciones
reflejan una nota que resuena en todo el evangelio: viniendo de Dios, y siendo
un hombre de la tierra, Jesús ha tenido que enfrentarse con la fuerza
amenazante del mal al que derrota.
Debemos recordar que el tentador de este relato no
es un simple demonio de los muchos que de acuerdo a la manera de pensar de
aquellos tiempos invadían la existencia de los hombres. Aquí se alude al diablo
(o a Satán), el jefe de todos los espíritus perversos que se ha revelado contra
Dios, ha roto su armonía sobre el mundo, ha pervertido nuestra tierra.
Según la concepción apocalíptica judía, en el
momento actual Dios se halla oculto sobre el plano de su vida trascendente.
Mientras tanto, nuestro mundo se encuentra sometido al poder de lo diabólico
(4, 6). Ciertamente, Dios vendrá a mostrarse en el final y romperá la fuerza de
Satán. Pero, en el momento actual, todo sucede como si Dios no existiese, como
si el Diablo fuera el rey de nuestra tierra. Pues bien, en esa tierra dominada
por Satán viene a mostrarse la figura y la actuación del Cristo, al que se
llama "Hijo de Dios" (cfr Lc 2,22). La lucha entre Jesús y el Diablo
resulta inevitable. Del sentido de esta lucha trata nuestro texto.
Las tentaciones de Satán se identifican con el
riesgo de esclavitud que presuponen los poderes de este mundo. Está en
principio el riesgo del "pan" por medio del cual se quiere convertir
a Dios en una simple garantía de prosperidad material y seguridad económica (4,
3-4). Está después el peligro de la "política" que se concreta en el
deseo de mandar y de ordenar las estructuras de este mundo, utilizando para
ello los poderes de Satán, que es el principio de todo poder esclavizante (4,
5-8). Está finalmente el riesgo de la confianza radical en el milagro, el
sometimiento a una verdad espectacular y externa que nos libera del humilde
esfuerzo de la fe de cada día (4, 9-13).
Sólo comprenderá el valor de las tentaciones de
Jesús aquél que se detenga a meditar en las razones que le ofrece el diablo. En
un mundo en que millones mueren de hambre, ¿no tendrá razón Satán cuando
suplica simplemente que Jesús y que la iglesia ofrezcan pan a los que esperan?
En un mundo en el que oprimen toda clase de tiranos, ¿no es lógico que Cristo y
que la iglesia se convirtieran en centro de poder y garantía de un imperio de
paz y de confianza? Sobre una tierra en que millones de personas se sienten
incapaces de llegar a la verdad, ¿no sería lógico que Cristo y que la iglesia
se sirvan de milagros para hacer que todos crean? Pienso que muchos de nuestros
cristianos responderían y responden hoy de una manera diferente a la de Cristo
ante la urgencia de las mismas tentaciones. Pienso que muchos de nosotros hemos
dado la razón al diablo.
Ante la vieja y nueva tentación conservan su valor
las respuestas de Jesús. a)El verdadero pan del hombre es más que la comida. El
ser humano es más que simple economía; por eso es necesario alimentar el
corazón con la palabra del evangelio, de manera que los hombres se repartan
mutuamente lo que tienen. b) El poder del evangelio no es simple dominio
político del mundo. Toda opresión interhumana, por más orden que produzca, es
don del diablo. Lo que Jesús ofrece a los suyos es la obediencia a Dios y la
exigencia del servicio mutuo. c) Dios habita en el campo de la fe y no a la
altura de un prodigio externo; sólo quien tenga confianza en la vida y
encuentre en el fondo el amor que Jesús nos ofrece, sólo quien se arriesgue a
creer y suscitar la fe en los demás, podrá entender lo que Cristo significa.
COMENTARIOS A LA BIBLIA
LITURGICA NT
EDIC MAROVA/MADRID
1976.Pág. 1253 ss.
9.- Después del bautismo en el Jordán, que lanza a
Jesús a la misión, y antes de empezarla predicando y actuando en Galilea, los
sinópticos nos presentan esta escena llena de significado que simboliza y
sintetiza, por contraste, el estilo de Mesías que Jesús quiere ser.
Jesús se dispone a empezar su anuncio del Reino. La
escena de plegaria en el Jordán en la que ha sido manifestado como Hijo amado
de Dios, continúa ahora más pausadamente, en el encuentro con el Padre en el
desierto, donde le mueve la fuerza del Espíritu. Y aquí se plantea qué es lo
que ha de significar su misión. Y el planteamiento es radicalmente realista:
experimentar todo lo que le desviaría del camino de Dios, y vencerlo, y
disponerse a emprender su misión según la manera de pensar de Dios y no del
diablo (cf. Mc 8,31-33). Como el diablo no puede desviarle del camino de Dios,
le deja hasta una nueva oportunidad: será en la pasión, "la hora del poder
de las tinieblas" (22,53), cuando Jesús tendrá que decidir si llegar hasta
el final en el camino de Dios, y volverá a vencer. Colocando esta escena aquí
los evangelistas están diciendo varias afirmaciones: que Jesús es humano, y que
por tanto se le plantean problemas y oscuridades sobre la misión que ha de
llevar a cabo; que los cristianos y la Iglesia también somos humanos, y tener
tentaciones no descalifica a nadie; y que hay unas determinadas tentaciones,
las que tuvo Jesús, que son las que más hay que combatir, porque son las que
contradicen más radicalmente el camino de Jesús.
Las tres tentaciones quedan ciertamente bien
caracterizadas y en definitiva son muy similares: son proponer a Jesús que
actúe (y busque eficacia evangelizadora) por otros caminos diferentes
(contrarios) al contenido mismo de lo que quiere anunciar: el amor fiel,
confiado, entregado (hasta la muerte si es menester), como única manera de
vivir que realmente humaniza y diviniza. Frente a eso, el diablo propone:
1) Escapar de las dificultades de este amor
entregado, y buscar tranquilidad y bienestar utilizando el nombre de Dios.
2) Dominarlo todo, y poder imponer lo que Jesús
quiera imponer (es la tentación más "diabólica": en las otras dos, el
diablo dice a Jesús que haga intervenir a Dios; en ésta no le es necesario).
3) Conseguir la adhesión de la gente engatusándolos
con actuaciones espectaculares en lugar de buscar convertir los corazones a
Dios.
MISA DOMINICAL 1993, 3