viernes, 27 de diciembre de 2019

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO SAGRADA FAMILIA CICLO A - 29 DICIEMBRE 2019


COGE AL NIÑO Y A SU MADRE Y HUYE A EGIPTO


ORACION COLECTA

Oh Dios, que nos has propuesto a la Sagrada Familia como maravilloso ejemplo, concédenos, con bondad, que imitando sus virtudes domésticas y su unión en el amor, lleguemos a gozar de los premios eternos en el hogar del cielo. Por Nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA

Lectura del Libro del Eclesiástico 3, 3-7. 14-17ª.

Dios hace al padre más respetable que a los hijos y afirma la autoridad de la madre sobre la prole.
El que honra a su padre expía sus pecados, el que respeta a su madre acumula tesoros; el que honra a su padre se alegrará de sus hijos y cuando rece, será escuchado; el que respeta a su padre tendrá larga vida, al que honra a su madre el Señor le escucha.
Hijo mío, sé constante en honrar a tu padre, no lo abandones, mientras viva; aunque flaquee su mente, ten indulgencia, no lo abochornes, mientras seas fuerte.
La piedad para con tu padre no se olvidará, será tenida en cuenta para pagar tus pecados; el día del peligro se te recordará y se desharán tus pecados como la escarcha bajo el calor.

SALMO RESPONSORIAL (127)

¡Dichoso el que teme al Señor, y sigue sus caminos!.

Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien. R.

Tu mujer, como parra fecunda, en medio de tu casa; tus hijos como renuevos de olivo, alrededor de tu mesa. R.

Esta es la bendición del hombre que teme al Señor: Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén, todos los días de tu vida. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Colosenses 3, 12-21.

Hermanos: Como pueblo elegido de Dios, pueblo sacro y amado, sea su uniforme: la misericordia entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión.
Sobrellévense mutuamente y perdónense, cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor les ha perdonado: hagan ustedes lo mismo. Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada.
Que la paz de Cristo actúe de árbitro en su corazón: a ella han sido convocados, en un solo cuerpo. Y sean agradecidos: la Palabra de Cristo habite entre ustedes en toda su riqueza; enséñense unos a otros con toda sabiduría; exhórtense mutuamente.
Canten a Dios, denle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados. Y todo lo que de palabra o de obra realicen, sea todo en nombre de Jesús, ofreciendo la Acción de Gracias a Dios Padre por medio de él. Mujeres, vivan bajo la autoridad de sus maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amen a sus mujeres, y no sean ásperos con ellas.
Hijos, obedezcan a sus padres en todo, que eso le gusta al Señor. Padres, no exasperen a sus hijos, no sea que pierdan los ánimos.

COMENTARIIO 

Navidad es fiesta de alegría. Es el principio de la Pascua, que es sufrimiento y alegría de resurrección. El evangelio de Mateo que hoy leemos nos señala con toda claridad estos altibajos de la vida. Recién nacido el niño, la familia de José, María y Jesús, ha de exiliarse por motivos políticos.
“Toma al niño y a su madre”. De nuevo la mirada se dirige hacia José. Lo habíamos visto perplejo; ahora lo vemos valiente y decidido. Desde que comprendió su misión, la de ser el padre legal de Jesús, supo que su vida tenía un objetivo: velar por el niño y por su madre. Es ideal para este servicio. No es rico. En la ceremonia de la purificación de la madre y de la presentación del niño no pudo ofrecer un cordero. Sino solo un par de tórtolas. Esa pobreza cuando va acompañada de un verdadero corazón de pobre, permite a un hombre ser libre para darse. En el exilio la Sagrada Familia experimenta el rechazo, la soledad, el rompimiento de la estabilidad del hogar.
Silencio, Buena cualidad también cuando hay que estar atento a los deseos de Dios. El evangelio de hoy nos muestra hasta qué punto supo escuchar. Dios (“El ángel del Señor” designa a Dios) le habla en sueños, lo alcanza en su profundidad, en el momento en que todo es receptividad. El Señor emplea entonces el imperativo que basta cuando uno se dirige a una disponibilidad total e inteligente: “Levántate…, huye…, estate allí…, ponte en camino…, ve a Nazaret”.
Desde que capta el designio de Dios, lo ejecuta con prontitud y eficacia. No comenta: sin comentarios: luego cumplida su misión, ya no se habla de él. Solo sabemos que supo despertar en el niño la admiración por las cosas bien hechas; lo adivinamos por la manera como Jesús habla del trabajo.
En total, apenas veinte líneas de texto sobre José, pero nos revelan el tipo del hombre en quien Dios puede confiar. ¡Qué equilibrio se necesitaba, que dominio de los impulsos y tensiones para lo que se le pedía a aquel joven esposos; vivir con María un amor cariñoso, que no debía sin embargo llegar a la relación carnal. Hoy muchos rechazan la idea de que fuera ese el destino de José, pero hay parejas que le invocan para que les ayude a vivir un amor difícil.
Muchas familias pasan por momentos difíciles, las dificultades menudean. Las separaciones y los divorcios aumentan, a menudo, porque no se saben aguantar, soportar con fe y fidelidad, las estrecheces de la vida cotidiana. La Sagrada Familia exiliada es un gran ejemplo para las familias, para tantas familias, que sufren.
Viviéndolo todo "en el Señor", el   que ser un aliento para continuar una tarea difícil y rodeada de sufrimientos pero fecunda y entusiasmadora.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 2, 13-15. 19-23.

Cuando se marcharon los Magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.
José se levantó, cogió al niño y a su madre de noche; se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes; así se cumplió lo que dijo el Señor por el Profeta: “Llamé a mi hijo para que saliera de Egipto.».
Cuando murió Herodes, el ángel del Señor se apareció de nuevo en sueños a José en Egipto y le dijo: Levántate, coge al niño y a su madre y vuélvete a Israel; ya han muerto los que atentaban contra la vida del niño.
Se levantó, cogió al niño y a su madre y volvió a Israel. Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea como sucesor de su padre Herodes
tuvo miedo de ir allá. Y avisado en sueños se retiró a Galilea y se estableció en un pueblo llamado Nazaret. Así se cumplió lo que dijeron los profetas, que se llamaría nazareno.

PLEGARIA UNIVERSAL

Al celebrar hoy la festividad de la Sagrada Familia, Jesús, María y José, pidamos a Dios por la gran familia humana y digamos juntos: R.- Escucha, Padre, nuestra oración.

1.- Para que Dios proteja a la Iglesia, familia de los hijos de Dios y haga de ella un lugar de acogida fraterna, solidaridad y reconciliación. Oremos. R.

2.- Para que los gobernantes de las naciones favorezcan el bienestar y la solidez de la familia, primera célula de la sociedad. Oremos. R.

3.- Para que el ejemplo de la familia de Nazareth fortalezca los vínculos de las familias cristianas, los restaure donde se han quebrado y bendiga con amor a los matrimonios que celebran sus bodas de plata o de oro. Oremos. R.

4.-  Para que la Sagrada Familia interceda por los que hoy, en tantos países del mundo, se ven obligados a huir de su patria en búsqueda de una vida digna. Oremos. R.
5.- Para que en las familias cristianas florezcan las vocaciones al matrimonio, al sacerdocio y a la vida consagrada. Oremos. R.

6.- Por las familias de nuestra parroquia, para que en este día reciban el fortalecimiento del amor, el bienestar y la unidad. Oremos. R.

Acoge, Padre, nuestras oraciones y haz que vivamos unidos mientras aguardamos la manifestación definitiva de tu Reino. Por Jesucristo nuestro Señor.


ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Al ofrecerte, Señor, este sacrificio de expiación, te suli8camos, por intercesión de la Virgen Madre de Dios y de San José, que guardes a nuestras familias en tu gracia y en tu paz. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Padre misericordioso, concede a cuantos has renovado con estos divinos sacramentos imitar fielmente los ejemplos de la Sagrada Familia para que, después de las tristezas de esta vida, podamos gozar de su eterna compañía en el cielo. Por Jesucristo nuestro Señor.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 30: 1Jn 2, 12-17; Sal 95; Lc 2, 36-40.
Martes 31: 1Jn 2, 18-21; Sal 95; Jn 1, 1-18.
Miércoles   01: Santa Maria Madre de Dios. Nm 6, 22-27; Sal 66; Ga 4, 4-7; Lc 2, 16-21.
Jueves 02: San Basilio Magno y San Gregorio Nacianceno, Obispos y Doctores de la Iglesia. 1Jn 2, 22-28; Sal 97; Jn 1, 19-28.
Viernes 03: 1Jn 2, 29-3, 6; Sal 97; Jn 1, 29-34.
Sábado 04: 1Jn 3, 7-10; Sal 97; Jn 1, 35-42.
Domingo 05: La Epifanía del Señor. Is 60, 1-6; Sal 71; Ef 3, 2-3ª.5-6; Mt 2, 1-12.

COMENTARIOS AL EVANGELIO
Mt 2, 13-15. 19-23

1.- Ya desde el s. VI a. de C. existía en Egipto una comunidad judía en continuo crecimiento. Egipto no era para los judíos únicamente el país de la antigua esclavitud, sino también un lugar de refugio en tiempos de persecución ( cf. Dt 23. 8; Jr 26. 21). Por otra parte, la narración de San Mateo se ajusta muy bien al talante y al comportamiento cruel de Herodes, de quien se dice haber asesinado a tres hijos suyos. Además, conocemos una antigua acusación del siglo primero en la que se dice que Jesús aprendió la magia en Egipto. En fin, no parece históricamente imposible lo que aquí narra San Mateo.
Sin embargo, en la literatura bíblica y universal descubrimos narraciones muy semejantes sobre el peligro en que se vieron de niños los futuros monarcas y caudillos de un pueblo. En este caso resulta sorprendente el parecido con la historia de Moisés, salvado de las aguas y obligado más tarde a huir a Madián, de donde regresaría por expresa indicación divina: "Anda, vuelve a Egipto; pues han muerto todos los que buscaban tu muerte" (Ex 4.9).
Oseas pone en boca de Yahvé estas palabras: "Cuando Israel era un niño, yo le amé, y de Egipto llamé a mi hijo" (Os 11. 1). Se trata de la salida de Egipto, del éxodo de Israel en el comienzo de su historia. Pues bien, S. Mateo lo interpreta refiriéndolo a Jesús, que es el verdadero Hijo de Dios. Y hace notar que así se cumplió lo que dijo el Señor por el profeta. Muerto Herodes el Grande, le sucedió en el trono su hijo Arquelao como soberano de Judea, Samaria e Idumea. Su crueldad pronto fue mayor que la de su propio padre. Se explica que S. José, para escapar de la autoridad de Arquelao, no regresara a Belén de Judá, sino a Nazaret de Galilea. Y de nuevo S. Mateo ve en este hecho la confirmación de otra profecía. Probablemente se refiere ahora al pasaje de Isaías en donde se habla del "vástago" (en hebreo "neser", palabra fonéticamente emparentada con Naserath=Nazaret) del tronco de Jesé (Is 11. 1).
En realidad lo que parece interesarle al autor no es tanto la anécdota histórica o la leyenda cuanto la afirmación fundamental de que en Cristo se han cumplido todas las promesas y a pesar de todas las asechanzas. Jesús es para S. Mateo el libertador del pueblo igual que Moisés y mayor que él. Jesús es el Siervo de Yahvé anunciado por Isaías, el Siervo marcado por la persecución y el sufrimiento desde el comienzo de su vida. Jesús es el "vástago del tronco de Jesé", nacido en Belén de Judá lo mismo que David. Jesús viene a restaurar de un modo inesperado el trono de David su padre. La descendencia de David vive oculta y perseguida por el tirano Herodes, que ha usurpado el trono y que se empeña en retenerlo luchando vanamente contra los designios de Dios. Pero Dios está con Jesús y lo protege, Dios mismo hará que se cumplan todas sus promesas no obstante la resistencia de cuantos se oponen a su plan providencial.
EUCARISTÍA 1986/62



El inconveniente nuestro al leer el texto de hoy es el esquema bíblico orden-cumplimiento que en él aparece. "¡Qué fácil lo tenía José!", pensamos a veces. El fallo nuestro radica en entender el esquema en sentido mecánico y material; hacemos de él una interpretación basta, gruesa, tosca. No, José no escuchó al oído. José "tuvo oídos" para Dios. José creía en Dios, confiaba en Él, era alguien totalmente disponible. Así era, esto era, según Mateo, la Sagrada Familia. Así tendría que ser, esto tendría que ser una familia cristiana. En la literatura bíblica estas actitudes se expresaban y se verbalizaban con un esquema directo de orden-cumplimiento como el que aparece en el texto de hoy.
DABAR 1986/06



Navidad es fiesta de alegría. Es el principio de la Pascua, que es sufrimiento y alegría de resurrección. El evangelio de Mateo que hoy leemos nos señala con toda claridad estos altibajos de la vida.
Recién nacido el niño, la familia de José, María y Jesús, ha de exiliarse por motivos políticos. El exilio a Egipto tiene, en Mateo, una finalidad simbólica: el Hijo de Dios, Hijo de Israel, ha de experimentar el Éxodo. Así el Padre podrá llamar a su Hijo de Egipto. Pero en el exilio la Sagrada Familia experimenta el rechazo, la soledad, el rompimiento de la estabilidad del hogar.
Pero, a pesar de todo, mantiene su fe en Dios, la fidelidad entre los hombres. También las angustias de la familia se han de vivir "en el Señor". Muchas familia pasan por momentos difíciles, las dificultades menudean. Las separaciones y los divorcios aumentan, a menudo, porque no se saben aguantar, soportar con fe y fidelidad, las estrecheces de la vida cotidiana. La santa Familia exiliada es un gran ejemplo para las familias, para tantas familias, que sufren.
Viviéndolo todo "en el Señor", el cristiano mantiene la esperanza en cualquier situación. Este domingo -también día de la resurrección- tendría que animar a nuestras familias a seguir adelante en su tarea humana, iluminada siempre por su fe en el Señor. A pesar de cierto pesimismo que oprime los horizontes de la familia actual, la celebración de esta fiesta tendría que ser un aliento para continuar una tarea difícil y rodeada de sufrimientos pero fecunda y entusiasmadora.
P. LLABRES - MISA DOMINICAL 1989/24



4. J/MOISES  
El tema de Cristo, nuevo Moisés, es uno de los más significativos de este pasaje. Las fuentes rabínicas y la literatura judaica habían descrito hasta la saciedad el anuncio del nacimiento de Moisés al faraón y a sus magos. Ofrece cierta similitud con la forma en que se hace a Herodes, rodeado de magos y de escribas, el anuncio del nacimiento de Jesús (Mt 2. 4). Al saber la noticia, el faraón da la orden de matar a todos los primogénitos de los hebreos (Ex 1. 15/22); Herodes procede de la misma forma ordenando el exterminio de los primogénitos de Belén (v. 16).
Moisés se salva de la matanza de los niños (Ex 2. 1-10), y se salvará una segunda vez de manos del faraón refugiándose en el extranjero (Ex 2. 11-15), y Jesús se salvará de la matanza de los inocentes refugiándose en el extranjero (vv. 13-15). Moisés es llamado a Egipto por el ángel (Ex 4. 19) en términos que serán repetidos casi textualmente por el ángel que invita a José, María y al Niño a volver a Palestina (v. 20), ¡tan literalmente que el ángel continúa empleando el plural ("ellos"), siendo así que el perseguidor es uno! Mateo no ha querido probablemente hacer creer en la historia de la infancia de Jesús: la describe conforme a un género literario propio, destinado a hacer resaltar determinadas características del Mesías. Para Mateo, Jesús es, ante todo, el legislador de la Nueva Alianza: el primer evangelio está dividido en cinco partes que constituyen, evidentemente, una correspondencia con el Pentateuco de Moisés, y Jesús se nos presenta, ante todo, como el que da cumplimiento a la ley mosaica... hasta superarla (Mt 5.-8.).
El paralelismo montado por Mateo no se limita, sin embargo, a Moisés. Hay un detalle que nos hace sospechar en otras asociaciones: mientras que Moisés huye de Egipto para refugiarse en Madián, Jesús, por el contrario, penetra en Egipto huyendo de Palestina. Este detalle no relaciona a Jesús con Moisés, sino más bien con Jacob-Israel. La huida a Egipto recuerda, en efecto, Gn 46. 2: "No tengas reparo en descender a Egipto, porque allá haré de ti un gran pueblo... y Yo mismo te haré volver". Lo mismo que Jacob vuelve de Egipto acrecentado hasta las proporciones de todo un pueblo, así Jesús pasa, a su vez, por Egipto para convertirse en un gran pueblo. Y la cita de Os 11. 1 en el v. 15 es una importante confirmación de esta interpretación: por lo demás, toda la vida del patriarca Jacob aparece finamente dibujada en el relato de la infancia según San Mateo. En la literatura judía, en efecto, Jacob era presentado como víctima de la persecución de Labán, su suegro (cf. Gn 31.).
Jacob, siempre de conformidad con las tradiciones judías, se habría refugiado en Egipto para huir de la persecución de Labán, y allí, convertido ya en todo un pueblo, esperaba la aparición de la estrella de la liberación. La imagen de Raquel -la esposa de Jacob- llorando a sus hijos hasta que vuelvan del extranjero (v. 18) confirma esta interpretación: Raquel, que ha quedado en Palestina en su tumba, mientras que Jacob y sus hijos partían para el exilio (Gn 35. 19), era representada llorando hasta el regreso de los suyos y la restauración del pueblo (Jr 31. 15).
Así, pues, la huida de Cristo, nuevo Jacob, a Egipto, y su regreso a Palestina, convertido en pueblo nuevo e inmenso, lo mismo que Jacob lo había sido en tiempos del Éxodo, constituye un tema pascual: Cristo entrará, efectivamente, solo en la muerte y en los infiernos, pero para volver a salir como Hijo de Dios y como pueblo inmenso: el presentimiento de la Pascua y de la Iglesia anima estas páginas de Mateo.
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El "midrash" es uno de los géneros literarios más difíciles de explicar a las mentalidades modernas. Los primeros cristianos lo emplearon ampliamente porque veían en él un medio de reinterpretar cristianamente las lecturas que seguían oyendo en la sinagoga durante todo el tiempo que continuaron pudiendo entrar en ella. La preocupación de los cristianos de hoy ya no es la misma, porque el hecho que es Jesucristo ha adquirido suficiente consistencia en su fe como para justificarse por sí mismo.
¡Pero sería lamentable que se rechazaran pura y simplemente los relatos de la infancia de Cristo o se redujeran a etapas devocionales de la recitación de los misterios del Rosario! Mateo ha querido leer estos episodios que son signos precursores de la gran misión legislativa (nuevo Moisés), redentora y pascual (nuevo Jacob) del Señor.
MAERTENS-FRISQUE - NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA I - MAROVA MADRID 1969.Pág. 215



5.- La crueldad de Herodes, particularmente al final de su vida, se hizo proverbial hasta en Roma. En sus últimos años mandó matar a tres de sus hijos y dio un decreto para que fuesen eliminados los principales de entre los judíos (decreto que no fue ejecutado por haber muerto el tirano). Las medidas tomadas en relación "con el recién nacido, rey de los Judíos" intentaban no tanto eliminar un pretendiente al trono cuanto evitar posibles disensiones en Judea. Desde este punto de vista la perícopa encaja dentro de la verosimilitud histórica. Pero, junto a los detalles históricos, es necesario acentuar que el relato contiene también rasgos teológicos y apologéticos, que son los primarios en la intención del narrador, y un tenor narrativo bastante legendarizado.
Nuestro texto refleja no sólo lo ocurrido en el momento del nacimiento de Jesús, sino también la situación que vivía la Iglesia cuando fue puesto por escrito el evangelio de Mateo. Una de las acusaciones judías contra los cristianos consistió en afirmar que Jesús había estado en Egipto, pero cuando esto ocurrió era recién nacido. La acusación carecía, por tanto, de valor. Estamos ante un motivo apologético.
De los grandes hombres de la antigüedad se afirmaban historias parecidas de cruel persecución para ser eliminados. Así ocurrió con Rómulo y Remo, Augusto, Sargón, Ciro... Aquí encontraríamos el tenor legendario de nuestra historia. Pero, por encima de él, se levanta nuestro autor recordando el eco no de héroes paganos sino de Moisés, el fundador del antiguo pueblo de Dios. También un faraón impío quiso eliminarlo. Así cumple Mateo su propósito de presentar a Jesús como un nuevo Moisés, cosa que tendrá muy presente en otras ocasiones de su evangelio. Hemos entrado en el fin teológico de nuestra perícopa. Jesús es el nuevo Moisés y corre su misma suerte: es perseguido y tiene que huir (Ex 4, 19). Pero el contenido teológico no se agota aquí. En el regreso a Palestina se cumple la Escritura que dice "de Egipto llamé a mi hijo". La cita está tomada del profeta Oseas (Os 11, 1) y originariamente se refería al éxodo de Israel de Egipto: "Israel es mi hijo, mi primogénito" (Ex 4, 22). Mateo aplica la cita a Jesús porque, según la creencia generalizada en el judaísmo, el tiempo del Mesías reactualizaría el tiempo de Moisés. El evangelista, por tanto, está afirmando que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios por excelencia, que corre la misma suerte que el pueblo al que viene a salvar.
La intervención divina ordena a José que se establezca en Nazaret. A la muerte de Herodes su reino quedó dividido entre sus tres hijos: Arquelao heredó Judea, Samaria e Idumea; a Herodes Antipas le correspondió Galilea y Perea y Felipe quedó al frente de la parte oriental y del norte de Galilea. El más cruel entre ellos fue Arquelao. Esta situación se halla perfectamente reflejada en el relato de Mateo. José, por razones de seguridad, va a vivir a Nazaret.
Al establecerse en Nazaret se cumple, así lo anota el evangelista, otra profecía: "sería llamado nazareno".
Efectivamente, así fue llamado Jesús y así fueron llamados también los cristianos (He 24, 5). Pero el Antiguo Testamento no contiene ninguna profecía en este sentido. Lo más probable es que Mateo identifica la palabra "nossri", nazareno, con "nesser", que significa el brote o vástago de una planta. Según esto, la Escritura cumplida sería la de Isaías (Is 11, 1: un renuevo.. un vástago sale del tronco de la de Isaí). También del siervo de Yahveh se dice "como un retoño creció ante nosotros... " (Is 53, 2). Esta referencia a la Escritura sería un argumento más a favor de la mesianidad de Jesús.
Llama la atención la frase, "para que se cumpliese la EScritura", repetida tantas veces en este capítulo segundo. En otras ocasiones, en lugar de citar expresamente la Escritura, se alude a la mentalidad y esperanzas de la época. Al hacerlo así, Mateo pretende afirmar que, en Jesús, se cumplen todas las esperanzas: él es el nuevo Moisés, el libertador, fundador del nuevo pueblo de Dios, el Mesías oculto y perseguido, y, a través de él, se cumplen las promesas de Dios y las esperanzas de los hombres.
COMENTARIOS A LA BIBLIA LITURGICA NT EDIC MAROVA/MADRID 1976.Pág. 934



Apenas ha nacido, y ya conoce el exilio. Hoy, en los campos de refugiados, crecen niños sin saber siquiera lo que significa la expresión "mi casa". Otros, en familias de nuestro entorno, han tenido que ser adoptados para poder llamar a alguien "papá" y "mamá". La lista de los pequeños exiliados es larga. Jesús fue uno de ellos.
No podemos olvidar que la historia del pueblo de Dios empezó en una especie de campo de concentración: en ese Egipto en el que la Biblia ve el símbolo de toda esclavitud. La historia del pueblo de Dios adquiere forma cuando un libertador toma conciencia de la miseria de sus hermanos y les conduce a través del desierto, en un largo Éxodo. Sí, la historia de Dios se escribe con una paciencia inmensa y una atención renovada día a día. Tenemos toda la razón del mundo para denunciar a todos los Herodes, la violencia y el terrorismo de nuestro tiempo; pero ¿sabemos de veras la violencia interior que supone una paz que nos permite convivir en nuestra propia casa con el llanto de los oprimidos y el exilio de los extranjeros? La fe es una continua desinstalación. ¿Os habéis fijado cómo actúa el Ángel de Dios con José? No le desvela el futuro, sino que le ordena sobre la marcha: "¡Huye!", "¡Vuelve?", "¡Ve a Nazaret!". A cada día le basta su afán. Es una especie de exilio lejos de las certezas y los planes tranquilizadores. La fe consiste en un perpetuo éxodo. Estar en las manos de Dios como en un desierto... Aprender a vivir en comunión con Jesucristo, solidario de los exiliados y los extranjeros. Conocer el incesante peregrinar de una Iglesia que no tiene en este mundo ciudad permanente. Levantarse cada dos por tres, a mitad de la noche, porque se ha escuchado un grito: el grito de los inocentes, el grito del Inocente que carga con el pecado del mundo en un interminable vía crucis.
DIOS CADA DIA - SIGUIENDO EL LECCIONARIO FERIAL ADVIENTO - NAVIDAD Y SANTORAL - SAL TERRAE/SANTANDER 1989.Pág. 87



7.- La vida oculta de Jesús se inicia con una huida precipitada de la Sagrada Familia a Egipto. En unas pocas líneas S. Mateo evoca esta primera retirada del Niño lejos de la agitación del mundo. Siguiendo su habitual discreción, el Evangelio no precisa el lugar exacto en el que sus parientes escondieron a Jesús de la cólera de Herodes, el falso rey de los judíos (él, que no era judío, había usurpado el trono de Judea con el apoyo de los Romanos, y ahora temía por su título y su corona); tampoco detalla el Evangelio las peripecias de este éxodo cruel.
La historia y la geografía nos eximen de imaginar una larga travesía por el desierto hasta llegar a la otra parte del Nilo. En aquella época igual que en la actualidad, la frontera entre Israel y Egipto pasaba por el desierto de Neget, al sur de Judea. Esta frontera estaba muy cercana a Belén; ella era el paso incesante de caravanas de comerciantes, y la zona-refugio de numerosos emigrantes de ambos países. Allí, sin duda alguna, el Niño exilado y sus padres esperaron la muerte del tirano para regresar sin peligro a su país (según Flavio Josefo, su biógrafo, Herodes fue un sádico asesino; terminó sus días entre asesinatos renovados y colectivos: Antigüedades judías, XVII, 181). Pero los apócrifos, supliendo las lagunas históricas y el silencio religioso de la Escritura, convirtieron aquel éxodo cruel en una marcha triunfal. El Niño Jesús penetra en Egipto como un Dios conquistador, en lugar de sufrir humanamente la suerte inexorable que supone el destierro. Se le hace participar en la epopeya fantástica que, en sentido inverso, Yahvé realizó en otro tiempo al frente de los hebreos sobre esa tierra pagana. Al paso del Niño, es Dios quien se revela como el señor de Egipto. Es el éxodo victorioso que se repite: testigo es aquel relato del Evangelio árabe, según el cual, en el templo de una cierta ciudad egipcia, los ídolos nacionales se derrumban a los pies de Jesús. No tiene más que dos años, pero el pueblo del Faraón le reconoce: «He aquí un dios, escondido y misterioso... Este es el Dios verdadero... El paso de su Hijo viene a aplastar la tierra egipcia» (Ev. Ar. X, 2; versión siria).
Esta revelación de Dios verdadero parece realizar a pedir de boca la antigua predicción de Isaías: «Ved que Yahvé, montado sobre ligera nube, llega al Egipto. Ante El tiemblan todos los dioses de Egipto y el corazón de los egipcios se hiela de espanto» (Is. XIX, 1). En el relato de la huida a Egipto «tenemos un ejemplo del método propio de San Mateo, que sitúa los detalles biográficos de la vida de Cristo en relación con los acontecimientos del Éxodo, y vemos cómo la relación entre el Nuevo Testamento y el Éxodo se realiza a través de la profecía... La profecía es una interpretación tipológica de la historia» (JEAN DANIELOU, Sacrammentum futuri).
L. HEUSCHEN -LA BIBLIA CADA SEMANA -EDIC. MAROVA/MADRID 1965.Pág 78 s.



8.- Al mencionar la matanza de los inocentes y la huida a Egipto, Mateo cita dos palabras de los profetas Oseas y Jeremías referentes a las pruebas que soportó el pueblo de Dios en el pasado, Jesús ha de vivir en el destierro y en la angustia, como sus antepasados. Empieza la persecución cuando nace, y lo acompañará hasta la muerte.
¡Cuántos inocentes han sido muertos a lo largo de la historia! No es que los olvide Dios: les envía un salvador crucificado que les abrirá las puertas del paraíso.
Herodes es el modelo de muchos gobiernos más celosos de su poder que deseosos de servir. Pero los enemigos del Evangelio, por más que derramen la sangre inocente, no pueden ahogar la fe de la comunidad de Cristo ni contrarrestar los planes de Dios. Jesús tendría dos años cuando José volvió a Nazaret, su patria. Allí vivirá Jesús muchos años trabajando como artesano, mientras el mundo espera su salvación. Sin embargo, su vida silenciosa ya era un servicio al plan de Dios concebido por el Padre para redimir a los hombres.
(_EUCA/92/60)

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3-A-9.
El mal presagio final augurado en Mt. 2, 12 tiene en este texto su puntual confirmación: Herodes va a buscar al niño para matarlo.
La determinación de Herodes desencadena una sucesión de hechos que van desde la huida a Egipto y el retorno a Israel hasta el asentamiento en Nazaret, dentro ya de Israel. Esta sucesión obedece a un mismo y único esquema de mandato divino y cumplimiento humano. Se trata de un esquema narrativo habitual en la Biblia, el cual no busca reproducir el modo de sucederse los hechos, como el de un dictado de los mismos se tratara, sino que reproduce el modo de estar situado y de entender los hechos. El esquema transparenta un perfecto entendimiento y una total colaboración ante el hombre y Dios.
A su vez, el autor aborda esos mismos hechos desde la perspectiva global de la historia de la salvación. La Sagrada Familia encarna al Israel liberado de la esclavitud y peregrino en busca de la libertad en la tierra prometida.
Comentario. No hay nada más ajeno a nuestra mentalidad que la narrativa bíblica. La lectura de ésta puede fácilmente producirnos la impresión de que todo sucede al dictado divino: a José se le comunica lo que tiene que hacer y José lo hace.
Pero las cosas no eran así de claras y sencillas. La forma bíblica de narrar no está al servicio es un ordenamiento histórico de los hechos, sino de una actitud transcendente de los personajes inmersos en los hechos.
El texto nos presenta a la sagrada familia víctima, como tantas otras, de la histeria de poder y del despotismo de Herodes. Nada del dolor humano ni de la injusticia le fue ajeno a ella, Jesús no nació en el mejor de los mundos, sino en el mundo real de todos los tiempos. Pero ni el dolor humano ni la injusticia del mundo real le son ajenos a Dios, quien desde el origen mismo de la existencia de Israel se ha manifestado como un Dios con los perseguidos. Los personajes bíblico saben de este Dios y se abren confiadamente a El. Esta es la lección de José, cabeza visible de una familia tan indefensa como entonces lo era la compuesta por un hombre del pueblo, una mujer y un niño. Sería probablemente incorrecto decir que a José le salió todo bien; lo correcto es, más bien, decir que José vio el brazo salvador de Dios en los acontecimientos que le tocó padecer. Toda una lección de transcendencia para nosotros, presos más de la cuenta por las cuentas y los cálculos.
ALBERTO BENITO - DABAR 1992/06



10.- En los relatos de la infancia de Mateo, el peso de la acción lo lleva José, movido siempre según la voluntad de Dios, expresada a través del sueño y del ángel.
Es evidente el contrate entre los paganos que han venido a homenajear al niño Jesús como rey y el rey de los judíos, Herodes, que quiere eliminar a Jesús. Seguramente hallamos ya al inicio de la vida de Jesús aquella realidad que expresará la parábola de los viñadores homicidas.
Todo el fragmento remite a las vicisitudes del pueblo de Israel, desde la bajada a Egipto huyendo del hambre hasta el retorno a la tierra prometida. La cita de Oseas "llamé a mi hijo, para que saliera de Egipto" es un ejemplo claro: el profeta se refería a Israel; ahora el "hijo" que es llamado de Egipto es Jesús. También la expresión "ya han muerto los que atentaban contra la vida del niño", es la misma que es comunicada a Moisés para que vuelva a Egipto a liberar a su pueblo.
Con todo, hay que señalar que el intento de Mateo no es sobre todo el de presentar a Jesús como un nuevo Moisés, sino que más bien quiere significar el nacimiento del nuevo pueblo de Dios buscando paralelismos con el antiguo.
Arquelao, uno de los hijos de Herodes, reinó en Judea desde el año 4 aC hasta el 6 dC. No hallamos en ningún profeta del Antiguo Testamento la expresión "se llamará Nazareno". Algunos proponen como solución el hecho de que la palabra hebrea que traducimos por "renuevo" en el texto de Isaías 11, 1: "brotará un renuevo del tronco de Jesé" se asemeja a la palabra "nazareno". Sea como fuere, el calificativo "nazareno" para designar a Jesús debe ser muy antiguo, y hace pensar en la manera sorprendente como actúa Dios. Recordemos las palabras de Natanael en el evangelio de Juan: "¿De Nazaret puede salir nada bueno?"
J. M. GRANE - MISA DOMINICAL 1992/16


viernes, 20 de diciembre de 2019

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO CUARTO ADVIENTO CICLO A - 22 DICIEMBRE


GENEALOGIA Y NACIMIENTO DE JESUCRISTO


ORACION COLECTA

Derrama, Señor, tu gracia en nuestros corazones, para que quienes hemos conocido, por el anuncio del ángel, la encarnación de Cristo, tu Hijo, lleguemos por su pasión y su cruz, a la gloria de la resurrección. Por Nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías 7, 10-14

En aquellos días, el Señor habló a Acaz: «Pide una señal al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo.».
Respondió Acaz: «No la pido, no quiero tentar al Señor.».
Entonces dijo Dios: «Escucha, casa de David: ¿no les basta cansar a los hombres, que cansan incluso a mi Dios?. Pues el Señor, por su cuenta, les dará una señal: Miren: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel que significa: “Dios-con-nosotros”.».

SALMO RESPONSORIAL (23)

Va entrar el Señor, él es el Rey de la gloria.

Del Señor es la tierra y cuanto la llena, el orbe y todos sus habitantes: él la fundó sobre los mares, él la afianzó sobre los ríos. R.

¿Quién puede subir al monte del Señor?. ¿Quién puede estar en el recinto sacro?. El hombre de manos inocentes y puro de corazón, que no confía en los ídolos. R.

Ése recibirá la bendición del Señor, le hará justicia el Dios de salvación. Éste es el grupo que busca al Señor, que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 1, 1-7

Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, escogido para anunciar el Evangelio de Dios.
Este Evangelio, prometido ya por sus profetas en las Escrituras santas, se refiere a su Hijo, nacido, según la carne, de la estirpe de David; constituido, según el Espíritu Santo, Hijo de Dios, con pleno poder por su resurrección de la muerte: Jesucristo, nuestro Señor.
Por él hemos recibido este don y esta misión: hacer que todos los gentiles respondan a la fe, para gloria de su nombre. Entre ellos están también ustedes, llamados por Cristo Jesús.
A todos los de Roma, a quienes Dios ama y ha llamado a formar parte de los santos, les deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 1, 18-24

El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto.
Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.».
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el profeta: Miren: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel que significa “Dios-con-nosotros”.».
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.

COMENTARIO

El evangelista ha presentado la genealogía de Jesús partiendo de Abrahán y pasando por David. El último descendiente de David nombrado es "José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, el Cristo". El acuerdo matrimonial se hacía un año antes de la boda y aunque los novios aún no vivían juntos, tenía validez legal parecida a la del matrimonio, es decir, que para romper el acuerdo matrimonial hacía falta un acto formal de repudio. Esto es lo que se dispone a hacer José cuando se da cuenta de que su prometida está embarazada.
De José sólo se dice "que era un hombre justo", un término de profundo significado en el Antiguo Testamento y que recuperaremos como eje central de las Bienaventuranzas. ¿En qué sentido se declara justo a José?. Según una antigua interpretación que se remonta a Justino, José es justo, primero porque observa la ley (que obligaba al marido a disolver el matrimonio en caso de adulterio) y, además, porque mitiga con la magnanimidad el rigor de la ley (evita la difamación pública). José es justo porque, comprobando una presencia de Dios, una economía superior, se retira ante ella sin pretensiones. "Justo" tiene entonces el sentido típico de Mateo, a saber, aceptación del plan de Dios incluso cuando desconcierta el propio.
Como en el Antiguo Testamento, el "sueño" es a menudo un medio a través del cual Dios se manifiesta. El "ángel", por otro lado, también se presenta como un mensajero de Dios. El ángel se dirige a José con un título que sólo se dará a Jesús: "hijo de David", y le comunica que el hijo que espera María "viene del Espíritu Santo". Así queda claro que José no ha intervenido en la concepción del hijo de María. Más aún, José ni tan sólo podrá hacer lo que correspondía al padre: escoger el nombre del hijo. "Jesús" quiere decir "el Señor salva". El nombre indica la misión del hijo de María: hacer patente la salvación de Dios; él mismo será la salvación.
Es típica de Mateo la indicación de que en Jesucristo se cumple plenamente lo que las Escrituras anunciaban. En este caso recuerda el anuncio hecho por Isaías al rey Acaz. Y el nombre que decía el profeta, "Emmanuel", será también definitorio de Jesús. Mateo concluirá su evangelio remitiendo a este texto inicial: Jesús "estará con nosotros cada día". José, "hombre justo", se fía de Dios y toma a María en su casa como esposa. A pesar de no serlo físicamente, ejercerá de padre de Jesús.

PLEGARIA UNIVERSAL

Sabiendo que no quedaremos defraudados porque el Señor viene siempre a nuestro encuentro, oremos al Padre con confianza y supliquémosle que bendiga a toda la familia humana. Digamos con fe. R. ¡Maranatha!. ¡Ven, Señor Jesús!.

1.- Para que el Espíritu, que fecundo a María, siga encarnando en el corazón de los bautizados el modo de amar y de vivir de Jesús, Hijo de Dios y hermano de todos. Oremos. R.

2.- Para que la inminente llegada del Señor disponga el corazón de los responsables de todas las naciones a la construcción de una sociedad más justa, fraterna y solidaria. Oremos. R.

3. Para que la celebración de la Navidad reavive el respeto y la ternura entre los esposos, purifique el amor en quienes se preparan al matrimonio y bendiga todas las familias especialmente a las que pasan momentos de mayor dificultad. Oremos. R.

4.- Para que la acogida de Cristo entre nosotros irradie su presencia en el mundo y sea anuncio de esperanza para quienes no lo conocen, pero también son objeto de su amor. Oremos. R.

5.- Para que quienes hoy nos alimentamos del Cuerpo y la Sangre del Señor al igual que María demos espacio a Jesús en nuestra vida,  y el amor que de el recibimos se refleje en nuestras   relaciones cotidianas. Oremos. R.

Padre de bondad, que por el sí de María entraste en nuestra historia y asumiste la condición humana, escucha nuestras suplicas y haz que proclamemos con la vida que tú eres Dios con nosotros. Por Jesucristo nuestro Señor.


ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

El mismo Espíritu que colmo con su poder las entrañas de santa María, santifique Señor, estos dones que hemos colocado sobre tu altar,. Por
Jesucristo nuestro Señor.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Dios todopoderoso después de recibir la prenda de la redención eterna, te pedimos que crezca en nosotros tanto el fervor para celebrar dignamente el misterio el nacimiento de tu Hijo, cuanto más se acerca la gran fiesta de la salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 23: Ml 3, 1-4.23-24; Sal 24; Lc 1, 57-66.
Martes 24: 2S 7, 1-5.8b-12.14ª.16; Sal 88; Lc 1, 67-79.
Vigilia de la Natividad del Señor: Is 62, 1-5; Sal 88; Hch 13, 16-17.22-25; Mt 1, 1-25.
Miércoles 25: La Natividad del Señor: Misa de Medianoche: Is 9, 1-3.5-6; Sal 95; Tt 2, 11-14; Lc 2, 1-14. Misa de la Aurora: Is 62, 11-12; Sal 96; Tt 3, 4-7; Lc 2, 15-20. Misa del Día: Is 52, 7-10; al 97; Hb 1, 1-6; Jn 1, 1-18.
Jueves 26: San Esteban, protomártir. Hch 6, 8-10; 7, 54-60; Sal 30. Mt 10, 17-22.
Viernes 27: 1Jn 1, 1-4; Sal 96; Jn 20, 2-8.
Sábado   28: 1Jn 1, 5—2, 2; Sal 123; Mt 2, 13-18.
Domingo 29: La Sagrada Familia: Jesús, María y José: Eclo 3, 2-6.12-14; Sal 127; Col 3, 12-21; Mt 2, 13-15.19-23.

COMENTARIOS AL EVANGELIO
Mt 1. 18-24

1.- Este pasaje ha sido interpretado frecuentemente a expensas de la personalidad religiosa de S. José. De ahí la importancia de captar exactamente el pensamiento de Mateo, en especial partiendo de los matices propios que porta el texto paralelo de Lucas. Sin embargo, estaremos en mejores condiciones para interpretar este pasaje difícil si tenemos en cuenta su género literario muy particular. Existe, en efecto, un género literario particular en la Biblia respecto a anuncios de nacimientos. Este género literario supone siempre la aparición de un ángel, la designación del personaje interesado con un nombre que recuerda su función (aquí: José, Hijo de David, título que el ángel no utilizará en sus demás apariciones a José), una dificultad que hay que vencer (en general, la esterilidad del seno materno; aquí, para José, recibir a María en su casa), un signo dado como prenda (en Lc 1. 36, el embarazo de Isabel; aquí el alumbramiento virginal de María), finalmente, detalles concretos sobre el nombre del niño (aquí: Jesús).
Este género literario de los "anuncios de nacimiento" no es más que la forma de expresión de un acontecimiento muy real, pero hay que saber despojar a este acontecimiento de ciertos detalles del relato.
Cuando el ángel se apareció a la Virgen (Lc 1. 26-38) le anunció de entrada que su Hijo sería Hijo de David (Lc 1. 32); después, partiendo de ahí, formuló la pregunta de la concepción virginal (Lc 1. 34-35). Ante José, el ángel procede de distinta manera: la concepción virginal queda aclarada desde el principio (Mt 1. 20), pero se trata de asegurar que el Niño sea Hijo de David (Mt 1. 20-23).
María tiene una dificultad que vencer: qué será de sus desposorios (Lc 1. 34); José también la tiene: cuál será su papel respecto a un Niño que no será suyo. Evidentemente, María ha sido la primera en saber que pariría en virginidad. Pero ¿puede admitirse que no haya dicho nada sobre el particular a su prometido? Cierto que los evangelistas no nos dicen nada a este respecto, pero ¿quién puede deducir del silencio de los evangelistas el silencio de María y, "a fortiori", el silencio de Dios, y admitir que María dejó a José en la duda y la inquietud?, ¿Puede admitirse que una desposada que, ante el ángel, se preocupa de sus relaciones de desposorios, no ponga al corriente a su vez a su prometido de las nuevas condiciones impuestas a su futuro? ¡No!. Y José está perfectamente al corriente del alumbramiento virginal de su prometida. José no está, pues, inquieto ni presa de la duda respecto a la virtud de su esposa, y el ángel no se le aparece para tranquilizarle.
JOSE/JUSTO. Pero José es "justo" (Mt 1. 19), no con esa justicia legalista que quiere poner la ley de su parte y repudiar a su mujer, ni tampoco con esa justicia, sobre la que insiste el padre Spicq, que respeta al prójimo y se niega a causarle el mínimo perjuicio, sino con esa justicia religiosa que le prohíbe hacerse pasar por el padre de un Hijo que no es suyo (tanto si comprendió o no de entrada que ese Niño milagroso sería también un Niño divino).
Entonces es cuando interviene el ángel para comunicar a José que Dios le necesita, porque si bien no tiene nada que hacer al nivel del alumbramiento, tiene una misión que cumplir al nivel de la paternidad legal. El mensaje del ángel podría interpretarse así: "Es cierto que lo que se ha engendrado en María ha sido por obra del Espíritu Santo, pero Dios te necesita para hacer que ese Niño entre en el linaje de David y darle un nombre". José no es, pues, "justo", porque sea un modelo de resignación, capaz de una actitud bonachona respecto a su esposa, sino porque respeta a Dios en su obra y se limita a cumplir el papel que Dios le asigna: introducir a Jesús en la estirpe real.
La salvación del hombre no depende, por tanto, exclusivamente de una iniciativa soberana de Dios que basta esperar pasivamente. Dios no salva al hombre sin la cooperación y sin la fidelidad del hombre.
Maertens-Frisque - Nueva Guia De La Asamblea Cristiana I - Marova Madrid 1969.Pág. 154.



2. - El tema del Emmanuel (Dios-con-nosotros) conecta con el de "Hijo de Dios con pleno poder". Los exegetas notan en el evangelio de Mt el paralelismo entre este anuncio del ángel a José y la conclusión del Evangelio: "Yo-estaré-con-vosotros"... Hablar de Cristo como Emmanuel es connotar, actualmente, el misterio pascual de Cristo y de su presencia en la Iglesia, por la fuerza del Espíritu. La concepción virginal de María, por obra del Espíritu Santo, enlaza así con la glorificación de Jesús "constituido según el Esp. Santo" (2a lectura).
Pere Tena - Misa Dominical 1986/23



Hemos dividido el capítulo primero del evangelio de Mateo en las dos partes indicadas en el título. La primera recoge una genealogía fatigosa y, aparentemente al menos, innecesaria. A primera vista parece ser simplemente una lista de nombres de los ancestrales de Cristo sin ningún contenido teológico ni poder alguno de interpelación. ¿Por qué la antepone Mateo a su evangelio?. Sabemos, y nos lo ha recordado el Vaticano II, que Cristo es la plenitud de la revelación. El hecho de ser la plenitud de la revelación lo coloca inevitablemente en relación con la preparación de la misma, con todo el Antiguo Testamento. Mateo presenta su árbol genealógico para demostrarlo. Por eso, inmediatamente después de mencionar su nombre -nótese que es mencionado el nombre completo, "Jesucristo", que equivale a una fórmula de fe, Jesús es el Cristo, el Ungido, el Mesías- añade "hijo de David, hijo de Abraham". La genealogía nos introduce así tanto en el terreno de la historia como en el de la teología.
Mateo quiere presentarnos al protagonista de su evangelio y, una vez que nos ha dicho su nombre, Jesucristo, con todo lo que significa -Jesús es el Cristo- se apresura a demostrar su afirmación.
El Mesías debería descender de David. Pues bien, Jesús desciende de David. Precisamente por eso divide la genealogía en tres partes compuestas cada una de catorce nombres. El centro de la misma lo ocupa David, por la razón que hemos apuntado. La genealogía, por otra parte, tiene mucho de artificial. Lo demuestra el simple hecho de colocar catorce nombres en cada una de las fases en que divide la prehistoria de Cristo. El número catorce (NU/000014), por ser el doble del siete, indica perfección y plenitud. Aquí significaría la perfección y providencia especial de Dios en la disposición de toda la historia salvífica anterior, que culmina en Cristo.
La razón apuntada anteriormente explica también la mención de Abraham. El origen de Cristo coincide y se remonta al principio mismo de Israel. Por la misma razón son mencionados, en la primera parte de la genealogía, Judá y sus hermanos, es decir, todo Israel. En la tercera parte se resume la historia de Israel, a partir del destierro babilónico, por idéntica razón: quiere abarcarse toda la historia de Israel: su origen, los momentos más importantes y la coronación o plenitud, que es Jesús.
El fin teológico de la genealogía permite a nuestro autor jugar con alguno de los nombres. Nosotros debemos descubrir su juego.
Al mencionar al rey Asa, Mateo escribe Asaf, que, según el Salterio (Sal 72, 1; 75,1...), compuso varios Salmos, y, en lugar de Amón, otro de los reyes de Israel, nuestro evangelista escribe Amós, que fue uno de los célebre profetas del pueblo de Israel. No querrá decirnos Mateo, con este pequeño juego, que también los Salmos y profetas alcanzan su plenitud en Cristo?
La segunda parte del capítulo presenta el nacimiento de Cristo como algo absolutamente milagroso. María concibió a Jesús sin concurso de varón, por obra del Espíritu Santo. Y al mencionar al Espíritu Santo o al Espíritu de Dios, Mateo - como cualquier escritor judío- piensa en el poder creador de Dios. Afirmado el hecho -concepción milagrosa de Jesús-, Mateo se detiene con cierta amplitud en exponer las consecuencias del mismo. La primera es el natural desconcierto de José. María y José estaban desposados. Según la ley judía, esto quería decir que el contrato de matrimonio había sido sellado seria y firmemente. Únicamente faltaba la ceremonia de la boda, que culminaba llevando a la novia a vivir en la misma casa del novio. La ley judía no consideraba pecado serio la relación sexual habida entre los novios-desposados en el tiempo intermedio entre desposorios y casamiento. Más aún, en caso de que naciese un hijo en ese tiempo intermedio, era considerado por la ley como hijo legítimo.
Teniendo en cuenta la ley y costumbres judías, el estado de María únicamente creaba problema a José. ¿Por qué? Creemos que él estaba al corriente de lo ocurrido. No vemos ninguna razón para que María, su esposa, no le hubiese informado de todo. Entonces, ¿por qué la duda? La duda de José no fue acerca de la culpabilidad o inocencia de María, sino sobre el papel que él personalmente tenía que jugar en todo aquello. Una intervención sobrenatural -aparece el motivo del ángel- se lo aclara: deberá poner el nombre al niño, es decir, deberá ser su padre legal (era el padre quien imponía el nombre) y entonces, conocido su papel en aquel matrimonio, cesa su turbación, desconcierto o duda.
El anuncio del ángel a José es un resumen completo del Nuevo Testamento: Jesús salvará al pueblo de sus pecados. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento la expresión "Perdón de los pecados" no significa el perdón de una falta concreta sino que es el resumen de toda la acción salvadora de Dios. Quiere decir esto que, con la aparición de Jesús, ha sido superada la separación entre Dios y el hombre. Decir Jesús o salvador es exactamente lo mismo. El nacimiento de Jesús, su vida y actividad fue -y es- Dios con nosotros. Como lo había anunciado el profeta Isaías.
Comentarios a la Biblia Liturgica Nt - Edic Marova/Madrid 1976.Pág. 930.



4.- Los comentaristas intentan, no sin dificultad, explicar la reacción de José que resume el v. 19. ¿Cómo puede un repudio permanecer secreto, mientras que los desposorios han sido públicos? ¿Qué conexión hay que establecer entre la "justicia" de José y su proyecto de repudio tácito?. Ya desde los primeros siglos se han propuesto múltiples explicaciones. Podrá apreciarse en particular este comentario de San Bernardo, tomado del diácono sirio del siglo IV, san Efrén.
"¿Por qué quiso José despedir a María?. Escuchad acerca de este punto no mi propio pensamiento, sino el de lo Padres; si quiso despedir a María fue en medio del mismo sentimiento que hacía decir a san Pedro, cuando apartaba al Señor lejos de sí: Apártate de mí, que soy pecador (Lc 5, 8); y al centurión, cuando disuadía al Salvador de ir a su casa: Señor, no soy digno de que entres en mi casa (Mt 8, 8). También dentro de este pensamiento es como José, considerándose indigno y pecador, se decía a sí mismo que no debía vivir por más tiempo en la familiaridad de una mujer tan perfecta y tan santa, cuya admirable grandeza la sobrepasaba de tal modo y le inspiraba temor. El veía con una especie de estupor, por indicios ciertos, que ella estaba embarazada de la presencia de su Dios, y, como él no podía penetrar este misterio, concibió el proyecto de despedirla. La grandeza del poder de Jesús inspiraba una especie de pavor a Pedro, lo mismo que el pensamiento de su presencia majestuosa desconcertaba al centurión. Del mismo modo José, no siendo más que un simple mortal, se sentía igualmente desconcertado por la novedad de tan gran maravilla y por la profundidad de un misterio semejante; he ahí por qué pensó en dejar secretamente a María. ¿Habéis de extrañaros, cuando es sabido que Isabel no pudo soportar la presencia de la Virgen sin una especie de temor mezclado de respeto? (Lc 1, 43). En efecto, ¿de dónde a mí, exclamó, la dicha de que la madre de mi Señor venga a mí?".
SAN BERNARDO, 2. Homilía sobre el Missus est, PL 183, p. 68. Ver una justificación del pensamiento de san Bernardo y un comentario de todo el relato en X. LÉON-DUFOUR, ESTUDIOS DE EVANGELIO, Edic. Cristiandad, Madrid 1982, págs. 67-82.
Louis Monloubou - Leer y predicar el evangelio de Mateo - Edit. Sal Terrae Santander 1981.Pág 66.



5.- ¿En qué sentido se declara a José justo?.
La lectura atenta del fragmento hace que surjan algunos interrogantes. Cosa excelente. Para que un texto hable y desvele su secreto, es preciso siempre interrogarle. Lo importante es hacerle preguntas justas. Nosotros le hacemos tres.
Primera: ¿En qué sentido se declara justo a José? Más en concreto: ¿Cuál es el motivo de su vacilación? ¿Qué problema le inquieta? Según una antigua interpretación que se remonta a Justino, José es justo, primero porque observa la ley (que obligaba al marido a disolver el matrimonio en caso de adulterio) y, además, porque mitiga con la magnanimidad el rigor de la ley (evita la difamación pública). Tenemos, pues, un José "filósofo", que sabe ir más allá de la letra de la ley, compaginando obediencia y magnanimidad. Es el ideal griego de la sabiduría.
¿Pero es éste el sentido de Mateo? ·Jerónimo-SAN es de otro parecer: "José, conociendo la castidad de María y extrañado por lo acaecido, oculta con su silencio aquello cuyo misterio ignora". Por tanto, José se habría encontrado ante un dilema: por un lado, la indiscutible inocencia de María, y, por otro, un hecho que parecía desmentirla; José busca entonces un comportamiento que deje a salvo ambas exigencias. ¿Se puede hablar entonces de justicia? En cualquier caso, no es éste el concepto de justicia que aparece habitualmente en el evangelio de Mateo.
JUSTO/SENTIDO: Los comentaristas modernos prefieren cada vez más otra interpretación, que he intentado poner de manifiesto ya a nivel de traducción: José es justo porque, comprobando una presencia de Dios, una economía superior, se retira ante ella sin pretensiones. "Justo" tiene entonces el sentido típico de Mateo, a saber, aceptación del plan de Dios incluso cuando desconcierta el propio. Según esta interpretación el anuncio del ángel no tiene como objeto la concepción virginal, que José ya conocía y que era justamente el motivo por el que pensaba permanecer en la sombra; el objeto es más bien hacerle conocer la misión que le corresponde, que consiste en imponer el nombre al niño y asumir su paternidad legal.
Bruno Maggioni - El relato de mateo - Edic. Paulinas/Madrid 1982.Pág. 21.



6.- Centrar la atención en la personalidad de José, su actitud ante el misterio de Dios y ante la misión que le es encomendada. José se muestra como lo que es: un hombre "justo", un hombre "bueno".
José se ve en la presencia de lo divino. Aquella concepción era de Dios, y, ante el Misterio de Dios presente en María, José reacciona como reaccionan ante la presencia de lo divino todos los "justos" en la Biblia: como Moisés, que se esconde ante la Gloria de Dios presente; como Isaías, atemorizado por la aparición; como Isabel, que pregunta por qué viene a ella la Madre de su Señor; como el centurión del evangelio, que dice que no, que él no es digno; como Pedro que, cuando ve en Jesús el poder divino, le dice: apártate de mí, Señor, que soy un pecador.
El "justo" se sitúa así ante Dios: se siente pecador, indigno, y se retira. Porque José es justo y bueno, se siente obligado a retirarse; no tiene derecho a retener a María como suya porque Dios ha tomado posesión de ella; no puede figurar como padre de la criatura que es sólo de Dios. Donde entra Dios personalmente haciendo de María objeto de su presencia y de su bendición, José no tiene nada que hacer y toma la actitud del que es "justo" y se siente indigno. Y porque es "justo" y bueno comprende que no puede romper con María por el procedimiento legal, pues, o tendría que revelar el misterio, o expondría a María a unas sospechas injustas; cualquiera de estas dos cosas era injusta. Por eso, como esto ocurría "antes de vivir juntos", decidió dejarla en secreto".
Como se ve, la versión de la duda de José -tan popular- que nos lo presenta lleno de esas angustias psicológicas que rayan la sospecha, no tiene nada que hacer en el texto del evangelio. El evangelista no va a interesarnos en unas zozobras psicológicas, sino ha de revelarnos cómo se han cumplido los designios de Dios y qué actitud religiosa han tomado los hombres ante estos designios.
Todo esto está apoyado en una exégesis segura, que se abre camino y se va a imponer acabando con esa otra versión popular. Un estudio a fondo del original de las palabras del ángel a José, descubre en el uso de las partículas "gar...de" uno de los casos en que "gar" anuncia la causa de lo que se afirma, pero esta causa se expresa después de afirmar otra cosa ya conocida por el interlocutor. Así, el sentido de las palabras del ángel a José es este: "`ciertamente', la criatura que hay en ella viene del Esp. Santo, pero tú no te retires, no tengas reparo en llevarte a María por esposa, `porque' tienes la misión de darle nombre". (Por otro lado, San Bernardo en sus homilías resumía ya la opinión de los Padres en esta línea que hemos expuesto y que nos parece la justa).
Y aquí, de nuevo, se muestra José un hombre "justo" porque sabe situarse ante Dios en actitud de obediencia y de fidelidad. Acepta y cumple la misión encomendada. Así, José se manifiesta justo y bueno porque sabe percibir la presencia de Dios y se sitúa ante Él como un pecador, y busca la manera de actuar y retirarse sin hacer daño a nadie. Y, en cuanto conoce la voluntad de Dios sobre él, la cumple. Vive de cara a Dios, dentro de sus planes y, cumpliendo su voluntad divina, es instrumento y objeto del amor de Dios.



7.- La principal dificultad de este pasaje evangélico reside en la traducción de los vs. 20-21, habitualmente inexacta. Proponemos la traducción que consideramos más ajustada al texto original.
"José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer. -Ciertamente- la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo; -ahora bien-, al hijo que ella va a dar a luz tú le pondrás por nombre Jesús." (Los subrayados responden a los dos puntos de novedad respecto a las traducciones habituales). El punto de vista de Mateo no es el de descorrer a José el velo del misterio que envuelve la concepción de Jesús. En realidad, José ya sabe que se trata de una concepción misteriosa. Y es precisamente esta cercanía del misterio la que aviva en José el sentimiento de la propia indignidad, hasta el punto de pensar que su persona no podía ser más que un obstáculo al plan de Dios y que por consiguiente tenía que retirarse. Sólo esta interpretación da una respuesta adecuada al v.19. Todo intento de explicación psicológico-cronística se estrella con la frase: "que era hombre justo y no quería infamarla". El repudio secreto hubiera sido el mejor modo de ser egoísta, injusto e infamatorio de María. Nunca mejor que aquí aparece claro que los evangelistas no han pretendido ser cronistas o reporteros de unos sucesos.
El punto de vista de Mateo en los vs. 20-21 es el siguiente: José no es ningún obstáculo al plan de Dios. Al contrario, aceptando ser el esposo de María y dando nombre al hijo que a ésta le nazca garantiza a la criatura una ascendencia legal que lo entronca con David y Abrahán. En definitiva, lo que se le pide a José es que, a pesar del miedo que la cercanía del misterio produce en él, se fíe por completo de Dios. Y José se fió de Dios (v.24).
Dabar 1977/21.



8. JESÚS, HIJO DE DAVID ENC/H/DAD 
Nada hay más impresionante que esta genealogía de Jesús y la proclamación de su final: "Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo". Esta inserción de Dios en el mundo, entre nosotros, como uno de nosotros, es el acontecimiento que domina la historia de los hombres. Pero no domina de hecho nuestra historia personal. Nuestra fe es tan débil que nuestras actitudes no corresponden a la dignidad que tiene ahora el hombre, en el transcurso del tiempo, desde la venida del Hijo.
Adrien Nocent - El Año Liturgico: Celebrar A Jc 1 - Introduccion Y Adviento - Sal Terrae Santander 1979.Pág. 144 s.



9.- El hecho del nacimiento legal, que la genealogía ha afirmado, es el objeto de un relato: José, hijo de David, acoge a Jesús en su descendencia. Este relato es, sin duda, el resultado de una larga elaboración literaria. Volviendo a tomar probablemente un relato apologético anterior (un sueño: cf. 2, 13.19), donde Dios evoca, a través de las objeciones de José, las calumnias concernientes al nacimiento virginal Mt lo orienta teológicamente gracias a la cita de Is 7, 14 (1. lectura), que expresa la fe de la Iglesia en la concepción virginal. Así se responde a la objeción: he aquí el modo en que Jesús, naciendo de una mujer virgen, ha sido agregado al linaje de David. Construcción teológica que, sin duda, oculta algo más de misterio y de hondura que lo que aparece.
El AT no habla nunca de este secreto, sino que, precisamente, había que hacerlo de manera oficial y pública (cf. Dt 24, 1). Hay que contar con la respuesta del v. 21, donde José se hace una idea de que Jesús es algo más que las simples apariencias. Los diversos planos se entremezclan. De todos modos, la encarnación tendrá siempre un cierto margen para quien quiera sospechar, calumniar o ridiculizar. Las cosas más delicadas son las más expuestas al desmoronamiento. Aquí entramos en un contexto cristiano de gran horizonte. El creyente tiene trabajo en encontrarse a sí mismo. Por eso acude a la fe de la iglesia. Etimológicamente parece que este nombre quiere decir "Dios salva". El mensaje angélico tiene dos interpretaciones posibles: que el ángel revela a José la concepción virginal de María y le confía además la misión de dar el nombre al hijo; o bien que el ángel revela que, aunque María está encinta por el Espíritu, sin embargo José tiene un gran papel que jugar: conferir a este hijo la filiación davídica dándole el nombre. Misterio de la actuación de Dios a través del hombre. Locura para el inteligente, pagado de sí mismo, y necedad para el espiritualista.
Eucaristía 1992/58



10.- Según el derecho matrimonial judío los esponsales, que siempre se celebraban delante de dos testigos, equivalían ya prácticamente al matrimonio en sentido estricto. Se celebraban de ordinario cuando la novia alcanzaba la edad de doce años. A partir de ese momento la desposada no podía ser abandonada si no recibía, por justa causa, un "libelo de repudio", y si moría su esposo era considerada como una viuda. Después de transcurrir un año desde los esponsales, el esposo tomaba a su esposa y la conducía solemnemente a su propia casa, con lo cual el matrimonio quedaba plenamente formalizado. María concibió a Jesús antes de vivir con José en una misma casa, siendo desposada. Este difícil texto admite dos posibles interpretaciones: a) José era un "varón justo", que aquí significa tanto como cumplidor de la Ley y, a la vez, bondadoso o bueno. Y porque era justo y bueno, se encontraba perplejo en una situación insólita: no entiende que se deba proceder contra María según dispone Moisés que se haga con la mujer adúltera (Dt 22, 20s), pero tampoco ve claro que deba tomarla en su casa como si no ocurriera nada. En consecuencia decide repudiarla en secreto. B)José conocía por su esposa el origen de su maravillosa esperanza, y piensa retirarse respetuosamente ante el misterio. Piensa que, una vez María había sido distinguida por Dios con tan alta vocación, él no debía intervenir en absoluto haciendo valer sus derechos de esposo.
Sea lo que fuere, lo cierto es que la embajada del ángel a José no tiene únicamente el sentido de sacarlo de apuros y devolverle la tranquilidad. Significa también para José una vocación excelsa. Además, José era "legalmente" el padre del niño y a José correspondía entre otras cosas el darle un nombre. En este caso (lo mismo ocurrió en el de Zacarías, el padre del Bautista), José es informado por Dios sobre el nombre que había de llevar el hijo de María. Su nombre será "Jesús", esto es, "Dios-salva". En este nombre va indicada ya la misión que trae Jesús al mundo.
Cualquiera que sea el significado del texto de Isaías en su contexto original, ciertamente Mateo lo refiere aquí a Jesús, el hijo de la Virgen María. Y pone el acento en el nombre de Emmanuel, que recibe Jesús. La vida de Jesús, sus palabras y sus obras, significa para nosotros que Dios está con los hombres y nos salva. De Jesús se predica que Dios estaba con él (Jn. 8, 29; Hch. 10, 38), y Jesús es para nosotros la presencia de Dios en persona (2 Cor. 4, 6; Col 2, 9; Heb. 1, 3; Jn. 14, 6-9; Mt 11, 4s).
Eucaristía 1980/59.



11.- Texto. El versículo inicial es fundamental para el posterior desarrollo narrativo. El versículo enuncia un hecho: María está encinta por obra del Espíritu Santo. Con la formulación de este hecho Mateo no pretende anticipar a sus lectores algo que José conocerá más tarde, sino sentar la base de todo el relato y, consiguientemente, de la posterior decisión de José. Desde el comienzo mismo del relato José es, pues, sabedor de la concepción milagrosa del niño que hay en María. Su decisión, formulada en el v. 19, de no convivir con María no es fruto de la sospecha contra María, sino del asombro y de la conciencia de la propia indignidad. ¿Cómo podría él convivir con alguien en quien Dios se ha hecho presente tan especialísimamente? José, que es justo, es decir, que en cada situación adopta la actitud adecuada, decide no convivir con María. Es muy posible que el empleo del verbo repudiar no haga justicia al relato. De todo esto resulta que lo que José tiene que superar es su propio miedo religioso, su conciencia de indignidad y de pequeñez. Las palabras del ángel tienen precisamente esta función. De ahí que comiencen con un no temas, no tengas reparo, invitando a José a la convivencia con María bajo el mismo techo.
Suele ser habitual atribuir a las palabras del ángel en el v. 20 la función de información a José. La traducción litúrgica así lo confirma. Todo el problema radica en que la misma conjunción griega puede tener sentido causal (porque) o reforzativo (en efecto).
Personalmente me inclino por la segunda alternativa. La traducción del v. 20 debería ser la siguiente: "No tengas miedo en llevarte a María, tu mujer. En efecto (como tú ya sabes), la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo". El ángel no desvela a José el misterio de la concepción de María, sino que refuerza el conocimiento que José ya posee. El ángel no libera a María de la sospecha de infidelidad, sino que libera a José de su miedo religioso; le ayuda, en una palabra, a no sentirse anonadado por la cercanía de Dios.
Pero las palabras del ángel no se limitan a liberar a José de su miedo religioso: le confían, además, la tarea de dar nombre al niño que hay en María. La acción de dar nombre constituía en el ámbito semita el momento genuino de la paternidad.
El nombre, a su vez, definía a la persona, la caracterizaba en su tarea y función posteriores. De ahí la importancia de las etimologías e interpretaciones de los nombres en la biblia. El texto confiere especial relieve al nombre del niño. Por un lado, el ángel define al niño como salvador de los pecados; por otro, el propio autor, aplicándole un texto de Isaías, lo define como Dios con nosotros. El nombre del niño constituye probablemente el centro de atención del texto.
Comentario. Por encima de los intentos novelísticos, alguno de ellos encomiable, de acercamiento al misterio de Jesús, el intento de acercamiento más completo es el religioso. Resultado de este tipo de intento es el texto producido por Mateo que hoy leemos. El misterio de Jesús es, en última instancia, el de su divinidad. Jesús es Dios con nosotros. Desde la cercanía, desde la inmediatez. El hecho es tan sorprendente que pueda parecer contradictorio. ¿Cómo se puede ser Dios a la vez que humano? La reacción humana espontánea es la de negar la compatibilidad de ambos extremos. La reacción humana religiosa es la aceptación de su compatibilidad.
Pero con la aceptación surge un nuevo problema. ¿Puede Dios ser uno entre nosotros sin que nosotros suframos las consecuencias negativas de su cercanía? ¿Puede el sol estar tan cerca de nosotros sin que nos destruya? La reacción humana espontánea es la de renunciar a la cercanía. La reacción humana religiosa es la de aceptarla.
Ahora bien, aceptar esa cercanía comporta dar a Dios un nombre y un rostro humanos. Así vio Mateo la tarea de José; así debe ser la tarea del creyente en Dios. La consecuencia no se deja esperar: el que Dios tenga un nombre entre los humanos depende de que haya humanos que quieran dárselo; el que Dios sea Jesús, es decir, salvador de los pecados, depende de la existencia de José, es decir, de la existencia de creyentes. De esta forma, lo que se presentaba como problema divino termina convirtiéndose en problema humano.
De la vida concreta de José, de su vivir diario, conocemos muy poco, prácticamente nada. Pero conocemos de él lo que realmente vale la pena: aceptó el riesgo de dar nombre a Dios. Gracias a esta aceptación Dios se llama Jesús y es uno entre y con nosotros. La tarea de José no es irrepetible. Muy al contrario: está necesitada de que otros la sigan repitiendo. He aquí el reto que nos lanza el texto de hoy.
Alberto Benito -Dabar 1992/04.



12.- -Después de la genealogía introductoria al evangelio, Mateo explica el nacimiento de Jesús. En la intimidad de una familia judía, Dios interviene por medio de su Espíritu. María y José se encontraban en la primera fase del matrimonio, después de los esponsales, aún sin cohabitación. Es en esta situación que María "esperaba un hijo, por obra del Espíritu Santo".
-"José, su esposo, que era bueno...": Es mejor el término "justo", que no queda plenamente definido con la expresión "bueno". No se ha de entender tampoco en el sentido de un cumplidor estricto de la Ley. José se mantiene en la fidelidad a la voluntad de Dios. No podemos dejarnos llevar por construcciones psicológicas y anecdóticas sobre el estado de ánimo de José. Intenta una solución que armonice el cumplimiento de la ley con la misericordia: "no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto". La duda de José es también la duda del pueblo de Israel ante la nueva realidad cristiana presentada por María. Tendrá que pasar de la fidelidad a la Ley a la fidelidad a la novedad de la acción de Dios.
-"Se le apareció en sueños un ángel del Señor..": A fin de esclarecer el significado del acontecimiento el diálogo entre el ángel y José pasa al primer plano. "La criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo": la casualidad de la acción del Espíritu en el nacimiento del Mesías es única. No hay lugar a una intervención del hombre. He aquí una diferencia radical con otros nacimientos (Samuel, Juan bautista, etc.).
-"Tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados": Jesús es la transcripción griega de una adaptación del nombre de Josué, que quiere decir "Yavhé salva". Existe un nexo entre el nombre y la misión mesiánica. Pero esta misión no se explica en términos de liberación política del pueblo de Israel de sus enemigos, sino "de los pecados". De esta manera se desmarca de las expectativas mesiánicas de su tiempo.
-"Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el profeta..": Comentario del evangelista: las realidades de la Nueva Alianza son la plenitud de la Antigua. No se trata por tanto de una realización literal de un oráculo, sino sobre todo de la continuidad de la acción de Dios en la historia. La designación de Emmanuel no es ningún nombre que desplace al de Jesús sino el signficado de su persona y de su obra.
(J. Naspleda - Misa Dominical 1989/24.