ALÉGRATE, LLENA DE
GRACIA, EL SEÑOR ESTÁ CONTIGO
ORACION COLECTA
Oh Dios que por la Concepción Inmaculada
de la Virgen preparaste a tu Hijo una digna morada y en previsión de la muerte
de tu Hijo, la preservaste de todo pecado, concédenos, por su intercesión,
llegar a ti limpios de todas nuestras culpas. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Génesis 3, 9-15.
20
Después que Adán comió del árbol, el
Señor llamó al hombre: -«¿Dónde estás?».
Él contestó: -«Oí tu ruido en el jardín,
me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí.». El Señor le replicó:
«¿Quién te informó de que estabas desnudo? ¿Es que has comido del árbol del que
te prohibí comer?». Adán respondió: «La mujer que me diste como compañera me
ofreció del fruto, y comí.». El Señor dijo a la mujer: «¿Qué es lo que has
hecho?». Ella respondió: «La serpiente me engañó, y comí.».
El Señor Dios dijo a la serpiente: «Por
haber hecho eso, serás maldita entre todo el ganado y todas las fieras del
campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; establezco
hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya; ella te herirá en
la cabeza cuando tú la hieras en el talón.». El hombre llamó a su mujer Eva,
por ser la madre de todos los que viven.
SALMO
RESPONSORIAL (97)
Canten al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho
maravillas.
Canten
al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas: su diestra le ha dado la
victoria, su santo brazo. R.
El
Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia: se acordó de
su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de Israel. R.
Los
confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios. Aclama al
Señor, tierra entera; griten, vitoreen, toquen. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los Efesios 1, 3-6. 11-12.
Bendito sea Dios, Padre
de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con
toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en la persona de
Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante
él por el amor. Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura
iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan
generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya. Por
su medio hemos heredado también nosotros. A esto estábamos destinados por
decisión del que hace todo según su voluntad. Y así, nosotros, los que ya
esperábamos en Cristo, seremos alabanza de su gloria.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 26-38
En
aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea
llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la
estirpe de David; la virgen se llamaba María.
El
ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor
está contigo.». Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo
era aquél. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia
ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás
por
nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará
el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su
reino no tendrá fin.». Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco
a varón?».
El
ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo
te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de
Dios.
Ahí
tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y
ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay
imposible.».
María
contestó: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.». Y
la dejó el ángel.
COMENTARIO
La Solemnidad de
la Inmaculada, que se conmemora el 8 de Diciembre, la Marialis Cultus, explica
brevemente el sentido de esta fiesta: "Se celebran conjuntamente la
Inmaculada Concepción de María, la preparación esperanzada a la venida del
Salvador y el feliz comienzo de la Iglesia, hermosa, sin mancha ni arruga
(Marialis cultus, 3)". La Inmaculada Virgen aparece vinculada a la venida
del Salvador y al comienzo de la Iglesia. Al inicio del año litúrgico, en este
tiempo de Adviento, María, concebida sin pecado, se nos presenta como modelo de
esperanza y como tipo de la Iglesia.
San Juan Pablo
II, en la encíclica Redemptoris Mater, destacaba el carácter mariano del
Adviento, al señalar que, en la liturgia de este tiempo, se refleja cada año el
"preceder" de Santa María a la venida de Cristo: “[Ella] en la
´noche´ de la espera de adviento, comenzó a resplandecer como una verdadera
´estrella de la mañana´ … igual que esta estrella junto con la ´aurora´ precede
la salida del sol, así María desde su Concepción Inmaculada ha precedido la
venida del salvador, la salida del ´sol de justicia´ en la historia del género
humano" (Redemptoris Mater, 3). Ella ha precedido la salida del Sol de
Justicia. De Ella debemos aprender, por consiguiente, a prepararnos para la
Navidad y para la segunda venida del Señor, al fin de los tiempos. El Papa San
Pablo VI, en la citada encíclica Marialis cultus, enseñaba que los fieles, al
vivir con la liturgia el espíritu de Adviento, y al considerar el "inefable
amor" con que la Virgen esperó al Hijo, "se sentirán animados a
tomarla como modelo y a prepararse, ´vigilantes en la oración y... jubilosos en
la alabanza´ para salir al encuentro del Salvador que viene" (MC, 4).
El Adviento -
sigue diciendo San Pablo VI - "uniendo la espera mesiánica y la espera del
glorioso retorno de Cristo al admirable recuerdo de la Madre" presenta un
feliz equilibrio, al no separar el culto a la Virgen de su necesario punto de
referencia, que es Cristo. De este modo, el Adviento "debe ser considerado
como un tiempo particularmente apto para el culto a la Madre del Señor..."
(MC, 4).
En María, la
Virgen Inmaculada, se realiza el Misterio de la Navidad, de la Encarnación del
Verbo. Por eso, mientras nos disponemos celebrar su venida, debemos aprender de
ella a prepararla con esperanza. La Virgen Inmaculada, modelo de la espera del
Salvador, es el "feliz exordio de la Iglesia". Ella es,
verdaderamente, la Esposa Santa e Inmaculada, la imagen y primicia de la
Iglesia - Esposa del Cordero - que responde con el don del amor al don del
esposo (Mulieris Dignitatem, 27).
María es el
comienzo de la Iglesia, porque en Ella se realiza el "misterio" de la
Iglesia: la unión de los hombres con Dios. La Virgen Inmaculada "nos
precede a todos en la santidad que es el Misterio de la Iglesia como la «Esposa
sin tacha ni arruga» (Ef 5, 27)".
La Iglesia mira
a María para contemplar en Ella lo que la Iglesia es en su Misterio, en su
peregrinación de la fe, y lo que será en la patria definitiva al término de su
camino, donde la aguarda, en la gloria de la Santísima e indivisible Trinidad,
en la comunión de todos los santos, aquella a quien la Iglesia venera como
Madre de su Señor y como su propia Madre (cf CEC, 972).
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos a Dios, por mediación de María, Madre inmaculada y
podámosle que escuche nuestras oraciones en favor del mundo entero. R. Por
Intercesión de María, escúchanos, Padre.
1.-
Por el Papa Francisco y todos los ministros de la Iglesia para que por
intercesión de la Virgen que entrego a Cristo al mundo reciban la iluminación
permanente del espíritu Santo para
realizar su misión. Oremos. R.
2.-
Por todos los pueblos de nuestro continente, para que bajo la protección de la
Virgen María, podamos vivir con mayor coherencia
y solidez nuestra fe cristiana. Oremos. R.
3.-
Por todas las familias de nuestro país; para que encuentren en María, Madre
inmaculada, la sabiduría, la fortaleza y el consuelo que necesitan para educar
a sus hijos en la fe. Oremos. R.
4.- Por los jóvenes del mundo para que encuentren
en María la inspiración y la fortaleza para orientar su vida hacia la conquista
de nobles y santos ideales. Oremos. R.
5.-
Por todos los que han consagrado subida a Dios en el servicio a los hermanos:
para que sigan el ejemplo de María, esplendor de santidad cristiana. Oremos.
R.
6.-
Por todos nosotros; para que la celebración de la Inmaculada Concepción nos
fortalezca en la lucha contra el pecado y nos enseñe a vivir como Jesús nos
pide. Oremos. R.
Mira, Padre, a la Madre de tu Hijo, inclina tu oído a nuestras
oraciones y bendícenos con tu gracia para que vivamos, como ella, con amor fiel
tu santa voluntad. Por Jesucristo nuestro Señor.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, recibe complacido el sacrificio salvador que te
ofrecemos en la solemnidad de la Inmaculada Concepción de santa María Virgen y
así como reconocemos que la preservaste, por tu gracia, limpia de toda mancha,
guárdanos también a nosotros, por su intercesión libres de todo pecado. Por
Jesucristo nuestro Señor.
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Señor, Dios nuestro, el sacramento
que hemos recibido repare en nosotros las heridas de aquel primer pecado del
que preservaste de modo singular la Concepción
Inmaculada de la Santísima Virgen María. Por Jesucristo nuestro Señor.
PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 09:
Is 35, 1-10; Sal 84; Lc 5, 17-26.
Martes 10:
Is 40, 1-11; Sal 95; Mt 18, 12-14.
Miércoles 11: Is 40, 25-31; Sal 102; Mt 11,
28-30.
Jueves 12:
Bienaventurada Virgen María de Guadalupe. Eclo 24, 17-22 (o bien: Rm 8, 28-30)
Sal: Lc 1, 46-55; Lc 1, 39-48.
Viernes 13: Santa Lucia, Virgen y Mártir. Is 48, 17-19; Sal 1; Mt 11, 16-19.
Sábado 14:
San Juan de la Cruz, Presbítero y doctor de la Iglesia. Eclo 48, 1-4. 9-11; Sal
79; Mt 17, 10-13.
Domingo 15:
Is 35, 1-6ª.10; Sal 145; St 5, 7-10; Mt 11, 2-11.
COMENTARIOS AL EVANGELIO
Lc 1. 26-38
GABRIEL/PARAISO M/ESPOSA/I
1. La aparición del arcángel Gabriel da el tono a la escena de la Anunciación. Desde Daniel 8.9. Gabriel era considerado por el judaísmo como el anunciador de los últimos tiempos. Su aparición en casa de María significa, por tanto, que los últimos tiempos han sido inaugurados. El judaísmo había presentado a Gabriel con su espada de fuego como guardián del Paraíso (Gn 3. 24). Su aparición deja prever que la entrada al Paraíso estará abierta a los hombres de ahora en adelante.
1. La aparición del arcángel Gabriel da el tono a la escena de la Anunciación. Desde Daniel 8.9. Gabriel era considerado por el judaísmo como el anunciador de los últimos tiempos. Su aparición en casa de María significa, por tanto, que los últimos tiempos han sido inaugurados. El judaísmo había presentado a Gabriel con su espada de fuego como guardián del Paraíso (Gn 3. 24). Su aparición deja prever que la entrada al Paraíso estará abierta a los hombres de ahora en adelante.
La escena tiene
lugar en la humilde casa de Nazaret. Lucas opone el anuncio del nacimiento de
Juan Bautista, hecho en el templo de una manera solemne, a la anunciación de
María, que fue hecha en el secreto del corazón de una joven pobre y en una
región despreciada como era entonces Galilea (Jn 1. 46; 7.4)
Lucas parece
establecer en su conjunto una oposición entre Jerusalén y María, como si María
heredase las prerrogativas de Jerusalén.
El saludo del
ángel: "Alégrate... porque el Señor está contigo". Esta frase ha sido
pronunciada por los profetas refiriéndose a Jerusalén, para anunciarle la
próxima venida del Mesías (Za 9. 9; So 3. 14). Por tanto, en las palabras del
ángel hay algo más que un simple saludo, y en él podemos ver una trasposición
de los privilegios reservados hasta entonces a Jerusalén, en beneficio de la
Virgen María.
Como la antigua
Jerusalén se mostraba incapaz de realizar las profecías de que había sido
objeto (acogida de su Señor, apertura a todas las naciones). Dios va a suscitar
una nueva Sión: la Virgen María, único "resto" fiel de la primera
Sión.
La expresión
"el Señor es contigo" encubre el misterio de la Encarnación, porque
la expresión paralela de Sofonías: "el Señor está en medio de ti" (3.
14) significa literalmente "el Señor está en tus entrañas".
La expresión
"llena de gracia" para el evangelista quiere decir que la Virgen es
"agraciada" como se dice en el vocabulario de los esponsales. Así es
Rut para Booz (Rt 2. 2; 10. 13); Ester para Asuero (Est 2. 9/15/17; 5. 2/8; 7.
3; 8. 5); toda mujer para su esposo (Pr 5. 19; 7. 5; 18. 22; Ct 8. 10). Por
consiguiente, este contexto matrimonial es muy evocador. Dios busca desde hace
mucho tiempo una esposa que le sea fiel. Ha repudiado a Israel, su esposa
anterior (Os 1-3) pero está dispuesto a "desposarse" de nuevo.
Interpelada por una expresión frecuente en las relaciones entre esposos, María
comprende que Dios va a realizar con ella el misterio de los esponsales que
habían sido prometidos en el A.T. Este misterio alcanzará un realismo
sorprendente, ya que las dos naturalezas -la divina y la humana- se van a unir
en el Hijo de María, con un lazo mucho más fuerte que el de los cuerpos y el de
las almas en la unión matrimonial.
Todos estos
versículos del evangelio desarrollan toda una teología bíblica del misterio de
María. Ella es la mujer de los últimos tiempos, la que ha sustituido a
Jerusalén para realizar las promesas de universalidad y las profecías de
fecundidad. Ella las realiza por medio de un misterio que consiste en sus
desposorios con Dios, poniendo así punto final al repudio contra la primera
esposa. Y, al mismo tiempo, las realiza también por medio de su victoria sobre
el enemigo. Por eso es llena de gracia, y no solamente por su belleza física,
sino mucho más por la belleza que Dios le ha concedido y que la hace digna de
ser la Madre del Hijo de Dios.
La fe de María
es una fe tan grande que en ella se puede realizar el paso de la Esperanza al
Cumplimiento.
Sumergida en la
Historia de Israel, Ella ha sido la que ha dicho la última palabra en una
religión de Espera. Ella ha llevado hasta el final la búsqueda espiritual de su
pueblo. Por haberlo recorrido ella misma, sabe mejor que nadie el camino que
hay que seguir para ir al encuentro de Dios.
M/ADVIENTO: María sabe el secreto del
Adviento que conduce a la aceptación del Señor. Ella apresura los caminos por
donde pasan los nuevos nacimientos del Verbo.
La narración de
la Anunciación da un excelente ejemplo del modo como habla el Evangelio y del
modo como debe leerse. Sería equivocado buscar en él la fiel transcripción de
una conversación entre María y Gabriel, o convertirlo en un estudio psicológico
de María. Se trata sencillamente de una enseñanza teológica de la cual Lucas nos
habla con la ayuda de un diálogo bien estructurado (es una "teología
alusiva", o explicación rabínica del estilo midráshico, llenas de citas
del AT, por la cual se extrae el sentido profundo de los acontecimientos dentro
del contexto de la historia de la salvación). Toda esta narración reposa en
definitiva sobre una experiencia religiosa de María, misteriosa pero de una
riqueza inefable y de una histórica realidad.
Tras un saludo
(v. 28: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo") que evoca
los saludos proféticos a la "Hija de Sión", personificación
misteriosa de la comunidad mesiánica (So 3. 14; Za 9. 9), la primera parte del
diálogo (vv. 30-33) expone la cualidad davídica y mesiánica del niño que va a
nacer, en términos que se inspiran ampliamente en 2 Sm 7. 12ss (=1.lect.IV
Adviento), Is 7. 14; 9. 5s; Mi 4. 7. Tras una pregunta de María (v. 34), el
diálogo llega a una declaración que marca el punto álgido (v. 35: "El
Espíritu Santo vendrá sobre ti... Hijo de Dios"): el Niño nacerá por una
intervención directa del espíritu creador, lo que valdrá ser "Santo"
y ser llamado "Hijo de Dios".
Esta página es
la presentación autorizada de la experiencia incomunicable de María.
Experiencia fruto de una revelación nueva en la que se dio cuenta de que en
ella se realizaría de modo excepcionalmente real la antigua profecía de Is 7.
14: "tendrás un hijo y le pondrás un nombre". La comunidad primitiva,
la Iglesia, recibió este misterio y lo transmitió en las narraciones
catequéticas de la infancia de Jesús (Mt 1. 18-25; Lc 1. 26-38), escritas como
pórtico teológico que da el sentido pleno de lo que es Jesús creído a la luz de
la Pascua: de este modo se puede entender mejor todo el evangelio que sigue.
Por medio,
pues, de un diálogo claramente estructurado se nos ofrece la sustancia,
revistiéndola de la forma escriturística y teológica más apropiada para
alimentar la fe. En definitiva, se enseña que el hijo de María será el Hijo de
David heredero de la descendencia mesiánica, y que, concebido de modo
excepcional, merece desde su infancia el título de Hijo de Dios (título que
Lucas no pone nunca en boca de hombres: su percepción profunda es fruto de
revelación: 22. 70). Filiación humana, enraizada en la historia concreta de un
pueblo mesiánico y perceptible a la vista de cualquiera; filiación divina,
fruto del favor extraordinario de Dios, que se realiza en la filiación humana
mesiánica llevada a fondo, pero que no es perceptible ni se comprende
("¿Cómo será eso?") si no es por don del Espíritu y por el poder del
Altísimo que iluminan la última realidad de aquel niño nacido de María en una
actitud de radical pobreza: manifestada por la `virginidad` (vv. 34-37) y por
la obediencia de esclava (v. 38) a la Palabra de Dios.
SALVADOR PIE-
MISA DOMINICAL 1989, 23
María
representa en el momento de la encarnación a los pobres de todos los lugares y
tiempos, a la humanidad toda: el Hijo de Dios se hizo hombre entre los hombres
y pobre entre los pobres. Ello permite examinarnos cada uno de nosotros como
encarnación de Dios, como portadores del Espíritu de Jesús.
Esto, como
cualquier gestación, no puede ser una realidad que aceptemos de forma meramente
pasiva, sino que nos compromete a participar en su crecimiento dentro de
nosotros y en la exteriorización de aquello que llevamos "en vasos de
barro".
Siguiendo la
idea de Pablo, requiere que nos esforcemos para que nuestros criterios sean los
criterios de Jesús, nuestros deseos sean sus deseos y nuestras acciones sean
prolongación de su acción. Se trata de poder decir, con verdad, que no somos
nosotros quienes vivimos, sino Cristo el que vive en nosotros. Si
entusiasta (ENTUSIASTA/SIGNIFICADO) significa
etimológicamente "el que lleva a Dios dentro", nosotros deberíamos
serlo de forma convincente para los demás. Un bonito verso dice aquello de que
"Llenos de Dios vamos los hombres. Llenos de Dios y sin saberlo, como los
ríos por los campos que van llenos de cielo".
María no se
limita a "soportar" pasivamente la encarnación de Dios en sus
entrañas, sino que, con un activo "sí", acepta la invitación divina
que le da un difícil papel en favor de los demás. No se trata de un privilegio
en el sentido discriminante de la palabra, una especie de "enchufe"
arbitrario, sino de ofrecerse para un servicio que la humanidad necesita. En
realidad, también nosotros tenemos ese privilegio de servir a nuestros hermanos
desde la fe en Jesús.
EUCARISTÍA
1989, 56
4. Hubo una vez
un hombre llamado Abraham. Su mujer se llamaba Sara. Ambos eran de edad muy
avanzada. Un día supieron que iban a tener un hijo. Tres hombres que por allí
pasaban se lo dijeron. Pero Sara se rió para sus adentros. Le parecía
imposible. ¿Hay algo imposible para Dios?, replicaron los hombres. El relato
íntegro lo encontrarás en Gn/18/01-15.
Hubo una vez
una joven llamada María. Estaba prometida a José, pero aún no vivían juntos. Un
día supo que iba a ser la Madre de Dios. Un ángel se lo dijo. En un principio a
María le pareció imposible, pero aceptó que para Dios no hay nada imposible.
Unos versículos más adelante, continuando un relato que no acaba con el último
versículo de hoy, escuchamos lo siguiente: Dichosa tú por haber creído en el
cumplimiento de lo que Dios te ha dicho. La belleza y el candor del relato de
Lucas deben ayudarnos a encontrar la perspectiva del mismo.
Está formulada
en línea con el relato del Génesis antes mencionado: para Dios no hay nada
imposible. Pero es tal vez esta formulación la que nos plantea problemas.
¿Significa que Dios puede hacer lo que quiere? Debemos de guardarnos de
confundir poderío-prepotencia con capacidad. Pongamos un ejemplo. El poder del
agua respecto a la tierra radica en su capacidad para hacer que la tierra
germine. Todo es, pues, posible para el agua. En cambio, respecto al cemento no
tiene ya el agua el mismo poder. El cemento no es permeable al agua.
¿Podemos
siquiera sospechar de lo que es capaz Dios si encuentra un terreno, es decir,
un ser humano, abierto y permeable a El? Este fue María. Dejarse hacer por Dios
no implica carecer de personalidad y sentido crítico. ¿Cómo sucederá esto? En
la expresión "esclava del Señor" el término esclavo no refleja una
situación sociológica, sino una grandiosa actitud de espíritu caracterizada por
la sencillez y la apertura al Otro por antonomasia. La expresión tiene sus raíces
en la mística antiguotestamentaria y pertenece a lenguaje del corazón. El
relato de Lucas es un maravilloso idilio, del que poco antes ha excluido a
Zacarías. Está ya esbozando el autor un rasgo característico: su predilección
por los marginados (mujeres, pastores, publicanos, pecadores). "Es más
indefenso el hombre de armas que es sorprendido sin su cota de malla que el
insignificante hombre de paz que, por no haberla tenido nunca, tampoco siente
nunca su carencia" (Ernesto Sábato). He aquí la esclava del Señor... Y el
ángel la dejó.
¿Podemos
siquiera sospechar lo que Dios puede cuando encuentra un ser humano sencillo y
abierto a El.
A. BENITO-
DABAR 1985, 2
5. Siguiendo la
costumbre judía, San José no había tomado aún a su esposa en su propia casa.
María, esposa de José, era virgen. Aquí se dice expresamente que San José era
de la estirpe de David, detalle interesante para demostrar el cumplimiento de
las profecías. En cambio no se dice en ninguna parte de los evangelios y de una
manera expresa que María fuera de la estirpe de David, aunque esto se suponga
repetidamente (cfr. v. 32).
"Llena de
gracia" significa tanto como "llena del favor de Dios". La
Inmaculada, la que nunca estuvo sujeta a la esclavitud del pecado, fue objeto
de todas las complacencias divinas. Pero también fue la mujer más libre y
responsable, sin condicionamientos de un mal pasado, capaz de asumir una
función especialísima en la historia de nuestra salvación. Su maternidad fue
efectivamente responsable, fue madre porque quiso serlo. De no ser así y de no
haberlo querido así Dios, no tendría ningún sentido la embajada del ángel.
Son las
palabras del ángel, y no tanto su inesperada aparición, las que sorprenden y
turban a María, nos hace pensar en el Mesías deseado por todo el pueblo y
soñado por todas las mujeres de Israel. En esta virgen llega a su culminación
la esperanza de todos los hombres y la disponibilidad de todas las mujeres de
Israel. Pero, ¿qué papel ha de desempeñar María en todo esto? ¿por qué ella es
saludada como la bendita de las mujeres? La Virgen medita sobre este punto.
Ahora el ángel
la anima y le dice que ha sido elegida por Dios para que en ella se cumplan
todas las bendiciones y promesas de Israel. Por eso es "bendita". Las
palabras del ángel están llenas de resonancias bíblicas y nos recuerdan el
lenguaje frecuentemente usado al anunciar el nacimiento de un niño
extraordinario (cfr. Gn. 16. 11; Jc 13, 3-5). El evangelista supo recordar
especialmente las palabras de Isaías 7, 14, pues seguidamente acentuará la
virginidad de María.
El niño será
grande en sentido absoluto, y será llamado "Hijo del "Altísimo".
Sin embargo, estos títulos deben interpretarse aquí en el sentido del A. T. y
no implican de suyo el reconocimiento de la divinidad de Jesús.
No parece
probable que María hubiera hecho antes un voto de virginidad, y no hay que ver
en ello la razón de su pregunta: en todo el A.T. no se encuentra una valoración
moral o religiosa de la virginidad por encima del matrimonio, por el contrario
se ve en la fecundidad una bendición especial de Dios. Por otra parte, en el
judaísmo nunca se pensó que el Mesías naciera de un modo distinto al común de
los hombres y hubiera sido incomprensible que una mujer, por amor a la
virginidad, renunciara a ser la madre del Mesías. Añádase que María estaba ya
desposada con José. Así, pues, en tales circunstancias resulta sicológicamente
imposible que María consagrara su virginidad a Dios antes de la embajada del
ángel.
La pregunta de
María obedece a una razón muy sencilla: se da cuenta de que Dios le pide,
precisamente ahora, ser madre del Mesías, pero no comprende cómo puede ser.
Ella es todavía una simple prometida y no conoce varón.
El ángel le
dice cómo sucederá todo, por la fuerza del Altísimo (que es el Espíritu Santo)
y sin menoscabo de su virginidad. El Espíritu de Dios "la cubrirá con su
sombra" lo mismo que la "nube" o "gloria de Yahvéh"
cubría el arca de la Alianza, y a semejanza del Espíritu de Dios que en
principio se cernía sobre las aguas. Se trata de un símbolo de la poderosa
fecundidad de Dios y de su presencia santificante.
María responde
con un "sí" humilde y obediente. María se convierte en el Arca de la
Nueva Alianza y en Madre del Hijo de Dios. Es comprensible que María, realizado
ya este misterio, conservara su virginidad y que José guardara una respetuosa
distancia ante el misterio.
EUCARISTÍA
1980, 57
6. Esta página
es como una antítesis de la del Génesis. Aquí no hay un demonio que tienta,
sino un ángel que anuncia y promete. No hay manzana seductora en el árbol, sino
un fruto bendito en el vientre. No hay una mujer que duda y se endiosa, sino
una mujer que se fía y se entrega. A la mujer de la duda y del «no», responde
la mujer de la fe y del «sí». A las maldiciones, suceden las bendiciones. Al
Espíritu malo, sucede el Espíritu Santo.
Por otra parte,
esta página es cumplimiento de la del Génesis. Ahora sabemos quién es la mujer
anunciada y la descendencia victoriosa. Se llamará Jesús, y será a la vez el
Hijo de Dios y el Hijo del hombre, el nuevo Adán, el que hará posible la vuelta
al paraíso.
CARITAS - FUEGO
EN LA TIERRA - ADVIENTO Y NAVIDAD 1988.Pág. 44
7. Las
afirmaciones teológicas de la Carta a los Efesios, aquí, en Lucas, se hacen
historia. «En aquel tiempo», en un día señalado, en el día nuevo y definitivo,
en el Año de gracia inacabable. Las bendiciones y promesas de Dios empiezan a
cumplirse, y de modo insospechado. Es Dios mismo el que, entrando en nuestra
historia, se hace bendición. Viene a buscar al hombre huido y desgraciado,
viene a llenar de gracia al que está sin gracia.
Y la primera en
ser colmada es una joven humilde de un pueblo insignificante. Ella es la
«llena-de-gracia», como acostumbran a escribir en el Oriente. Ella es la tierra
bendita, que regada por el Espíritu dará un fruto de cielo. Aquí el ángel
sustituye al demonio, la joven humilde y obediente a la vieja orgullosa y
rebelde, el fruto bendito a la manzana engañosa y el Espíritu Santo al espíritu
del mal. Es el principio de un nuevo paraíso.
CARITAS - UN
DIOS PARA TU HERMANO - ADVIENTO Y NAVIDAD 1991.Págs. 39
8. El
relato de la anunciación es la primera presentación que el evangelio de Lucas
hace de quién es Jesús y su misión. Y, en esta primera presentación, destaca
simultáneamente la figura de María como vehículo pasivo y activo a la vez de la
venida del Hijo de Dios.
Podemos
destacar, en el relato, los siguientes aspectos:
- La narración
muestra desde el mismo comienzo que Dios viene a actuar en un contexto de
absoluta irrelevancia y anonimato: se habla del pueblo de Nazaret y de la
muchacha llamada María como de un lugar y una persona desconocidos; José, que
podría tener una cierta relevancia en tanto que descendiente de David, ya se ve
que le queda muy poco de aquel antiguo origen.
- El ángel
saluda por dos veces a María, y en sus palabras muestra que Dios se ha acercado
a ella para actuar en ella. Dios realiza con María lo que las promesas
proféticas anunciaban para Israel: la llena con su presencia, la libera del
temor, está definitivamente con ella. María será ahora el lugar donde Dios actuará.
Por eso el ángel afirma seguidamente la acción de Dios como algo ya hecho:
"Darás a luz un hijo...".
- El momento
más intenso de la escena es la presentación de quién es Jesús. La acumulación
de títulos sacados de los anuncios proféticos señalan el cumplimiento
definitivo de todas las promesas de Dios. Dios se hará presente totalmente en
aquel niño que ha de nacer.
- La objeción
de María es un tanto sorprendente dado su noviazgo con José, y podría referirse
a la ley que prescribía que entre el noviazgo y el matrimonio tenía que
transcurrir un año. Pero no es eso lo que realmente importa aquí. Lo importante
es resaltar que aquí se realiza una obra de Dios que supera totalmente los
caminos humanos. Es "el Espíritu Santo", es el "la fuerza del
Altísimo" quien fecunda a María y trae al mundo al que será la definitiva
presencia de Dios.
- La respuesta
de María ofrece la necesaria colaboración humana para la obra de Dios: ella es
la esclava del Señor dispuesta a aceptar que Dios actúe en ella y a través de ella
para realizar su obra. Es la respuesta de fe y confianza de los creyentes desde
Abrahán; es aquella actitud que Isabel alabará en la escena de la Visitación
(cf. el próximo domingo 4 de Adviento).
J. LLIGADAS -
MISA DOMINICAL 1994, 16
9. Alégrate,
llena de gracia, el Señor está contigo
El relato de la
anunciación del nacimiento de Jesús es paralelo al de la anunciación de Juan
Bautista. El mismo ángel que aparece en ellas teje la unidad en la
discontinuidad del plan salvador de Dios. Y Lucas lo teje según un modelo
veterotestamentario de anunciación de cinco colores (cf. Gn 17: Isaac; Jc 13:
Sansón ): 1) la aparición del ángel Gabriel (1,26-27); 2) la reacción de
turbación de María (1,29-30); 3) el mensaje que anuncia el nacimiento del hijo,
el nombre del niño (1 ,31) y los rasgos que lo identifican (1,32.33.35); 4) la
objeción de María: ¿Cómo será eso? (1 ,34); 5) el signo asegurador: Isabel ha
concebido a Juan a pesar de su vejez (1,36-37).
María es
llamada con un título (1,28) y por el nombre (1,30), como en los relatos de
anunciación (cf. Gn 17,5), para ser la madre del que ya es el Hijo del Altísimo
(1,32), el Hijo de Dios (1,35). Esto muestra que la intención lucana es
eminentemente cristológica, aunque dé unas pinceladas sobre la figura de María
(1,34.38). Precisamente porque el niño no es sólo el heredero del trono de
David ( 1,32), sino el Hijo de Dios (1,35), María es virgen (1,27). Pero hoy no
se debería comentar este aspecto, sino la imagen de María esclava del Señor
(1,38) y llena de la gracia del Señor(1,28; notemos que la versión litúrgica
sigue la de la Vulgata: gratia plena).
Era necesaria
una mujer que, en nombre de toda la humanidad, permitiera que Dios se hiciera
hombre. Y lo permite cuando acepta su Palabra y el cumplimiento de su promesa
(cf. Gn 12, 3; 2S 7, 8-16; Lc 1, 54-55). La obediencia de María sella el inicio
de la Iglesia. Además, en el sí de María, Lucas no sólo expresa la intuición
cristiana de que la intervención divina en su concepción virginal de Jesús
supuso para María no sólo el inicio de su asociación con el plan misterioso de
Dios: es la esclava del Señor, sino que también asocia a María con los pobres
de Israel: depende totalmente del apoyo de Dios.
En síntesis,
Dios llena a María de su gracia porque le asigna un papel único e irrepetible:
ser la madre de su Hijo único y del Mesías davídico. Por eso, María se
convierte en el modelo de cómo Dios puede cambiarlo todo (cf. 1,46-53): de una
humilde virgen hebrea hace una figura extraordinaria para todos los pueblos.
J. FONTBONA -
MISA DOMINICAL 1995, 15
10. Literariamente
este relato aparece construido según el esquema de los relatos de vocación del
Antiguo Testamento; en concreto, hay paralelismos con el de la vocación de
Gedeón (cf. Ju 6,11-21 en especial en los vv. 12.15 y 16). El autor nos quiere
presentar la vocación de María en la linea de las de los antiguos
jueces-salvadores del pueblo. No obstante, introduce unas notas de
originalidad: el nacimineto del Hijo que es descrito con los títulos mesiánicos
del Antiguo Testamento (Jesús, hijo del Altísimo, hijo de David, rey de Israel,
fruto santo, hijo de Dios), la relación del niño con Dios por medio de la
acción del Espíritu (llena de gracia, el Espíritu Santo, el poder del
Altísimo). María recibe una llamada a convertirse en la madre del
salvador-Mesias.
A pesar de la
importancia de María en los relatos de la infancia y en el resto de los
evangelios de Lucas y de Juan, José es quien entronca a Jesús con la familia de
David (v. 27). El relato destaca, no obstante, que José no es el padre natural
de Jesús. Según el ritual matrimonial de entonces, María está desposada con
José pero no viven todavía juntos. Legalmente son marido y mujer, pero no han
empezado a cohabitar. Quiere así el evangelista expresar el misterio de Jesús:
verdadero hombre y verdadero Dios.
Las palabras
del ángel concluyen con el mismo mensaje que recibieron Abraham y Sara,
nuestros padres en la fe. "Porque para Dios nada hay imposible" (v.
37; cf. Gn 18,14). Y es que María es la madre en la fe del pueblo cristiano,
como Abraham es el padre en la fe.
Nuestra
perícopa es el relato de la vocación de María a ser la madre natural del Mesías
y la madre en la fe del nuevo pueblo que es la comunidad de Jesús, hombre y
Dios a la vez. En nuestro itinerario de Adviento María nos aparece como aquella
que responde con generosidad a su vocación maternal y nos da a luz a Jesús, el
vencedor del mal y del pecado de la humanidad.
J. LATORRE -
MISA DOMINICAL 1999, 15, 50