viernes, 31 de julio de 2020

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO XVIII T.O.. CICLO A - 2 AGOSTO 2020


COMIERON TODOS HASTA QUEDAR SATISFECHOS


COMENTARIO

Las parábolas de Mt 13 que hemos escuchado en domingos anteriores, habían puesto de manifiesto las contrariedades y las oposiciones que el Reino debía encontrar. Ahora en Mt 14 ya hallamos una, la de Herodes. La muerte de Juan Bautista es un anuncio y una amenaza de muerte para Jesús. Jesús se marcha a un lugar desierto. "Al saberlo la gente, lo siguió... Al desembarcar vio Jesús el gentío...": Jesús amenazado por el poder, por Herodes, pero rodeado por el gentío. Con todo, al escuchar anteriormente las parábolas, el gentío no había demostrado una especial comprensión del Reino. Aunque falte esta respuesta profunda de la fe, a Jesús "le dio lástima y curó a los enfermos". Jesús, perseguido e incomprendido, reúne con amor a los hombres, los cura y los alimenta.
"Estamos en un despoblado y es muy tarde...": En seguida hallamos una de las seis narraciones de la multiplicación de los panes y peces que hay en los evangelios. En un despoblado, como el pueblo de Israel en el desierto fue alimentado por el maná, ahora el nuevo pueblo de Dios, formado por gente dispersa y heterogénea, será alimentado por Jesús. Notamos en el texto las oposiciones entre la propuesta de los discípulos: "que vayan a las aldeas y se compren de comer" y la propuesta de Jesús: "denle ustedes de comer" y entre el hecho palpable del gentío y la escasez de lo que hay para dar: "no tenemos más que cinco panes y dos peces". Con todo, las siete piezas ya nos indican un número de plenitud.
"Alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente": Al igual que el cabeza de familia judía decía -al empezar la comida- la acción de gracias sobre el pan y lo repartía para cada miembro de la familia, igualmente lo hace Jesús, y a través de los discípulos da el alimento al pueblo congregado por él. No podemos desunir la lectura de este hecho, de la imagen de Jesús como Pan de vida que hallamos en el evangelio de Juan y de la referencia clara que hay, en el vocabulario, a la Eucaristía, signo del don total de Jesús a los hombres.
Ser alimentado por Jesús exige un vivo despertar de la fe; por eso en nuestras eucaristías, hay una preparación penitencial y un alimento de la fe. El creyente está preso entre dos realidades. La de la vida: el trabajo, las distracciones, las preocupaciones, el amor y las fatigas. Y la realidad de Dios. No son dos realidades yuxtapuestas o que se oponen entre sí, como a veces se siente la tentación de imaginarse. Sin Dios, la realidad de la vida es pobre, cerrada y pesada. Empapada por la realidad de Dios, es nuestra propia vida la que explota sin límites, danzante, transfigurada.
R.P. Roland Vicente Castro Juárez.

ANTIFONA DE ENTRADA
Dios mío, ven en mi auxilio, Señor, date prisa en socorrerme. Que ti eres mi auxilio y mi liberación. Señor, no tardes.

ORACION COLECTA

Atiende, Señor, a tus siervos y derrama tu bondad imperecedera sobre los que te suplican, para que renueves lo que creaste y conserves lo renovado en estos que te alaban como autor y como guía. Por Nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías 55, 1-3

Esto dice el Señor: Oigan sedientos todos, acudan por agua también los que no tienen dinero: Vengan, compren trigo; coman sin pagar vino y leche de balde.
¿Por qué gastan dinero en lo que no alimenta?, ¿Y el salario en lo que no da hartura?. Escúchenme atentos y comerán bien, saborearan platos sustanciosos.
Incline el oído, vengan a mí: escúchenme y vivirán. Sellaré con ustedes alianza perpetua, la promesa que aseguré a David.

SALMO RESPONSORIAL (Sal 144)

Abres tú la mano, Señor, y nos sacias de favores.

El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad; el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas. Abres tú la mano, Señor, y nos sacias de favores. R.

Los ojos de todos te están aguardando, tú les das la comida a su tiempo; abres tú la mano, y sacias de favores a todo viviente. R.

El Señor es justo en todos sus caminos, es bondadoso en todas sus acciones; cerca está el Señor de los que lo invocan, de los que lo invocan sinceramente. R.

SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 8, 35. 37-39

Hermanos: ¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?: ¿la aflicción?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro ?, ¿la espada ?.
Pero en todo esto vencemos fácilmente por Aquél que nos ha amado. Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura alguna podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro.

ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO Mt. 4, 4b.
Aleluya. No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Aleluya.

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 14, 13-21

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan el Bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos.
Al desembarcar vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer.
Jesús les replicó: No hace falta que vayan, denle ustedes de comer.
Ellos le replicaron: Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces.
Les dijo: Tráiganlos.
Mandó a la gente que se recostara en la hierba y tomando los cinco panes y los dos peces alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.

PLEGARIA UNIVERSAL
Con confianza de hijos dirigimos al Padre nuestras suplicas en nombre de Cristo, su Hijo. Digamos: Padre bueno, escúchanos.

1.- Por el Papa Francisco: para que pueda seguir acompañando con ternura el dolor de la humanidad; y así todos nos sintamos fortalecidos en la fe, la esperanza y el amor. Oremos.

2.- Por los gobernantes de nuestro país y del mundo: para que con sabiduría y creatividad puedan generar fuentes de vida que ayuden a recuperar pronto la  salud y el bienestar social. Oremos.

3.- Por los pueblos más afectados por el sufrimiento y la precariedad para que puedan experimentar la presencia tierna de Dios en la ayuda solidaria de quienes los auxilian. Oremos.

4.- Por todas las familias: para que gracias al reencuentro experimentado en este tiempo de aislamiento, puedan seguir disfrutando la alegría de sentirse cercanos y unidos. Oremos.

5.- Por todos nosotros que nos alimentamos de la Palabra y del Cuerpo de Cristo: que seamos signos de esperanza para quienes se sienten solos y alejados de Dios. Oremos.

Escucha, Padre bueno, nuestras suplicas y manifiesta tu compasión con el pueblo que amas y cuidas como a un hijo querido. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Te pedimos, Señor, que, en tu bondad, santifiques estos dones, aceptes la ofrenda de este sacrificio espiritual y nos transformes en oblación perenne. Por Jesucristo a nuestro Señor.

ANTIFONA DE COMUNION  Jn. 6, 35
Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre y el que cree en mí no tendrá sed jamás, dice el Señor.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION
A quienes has renovado con el don del cielo, acompáñalo siempre con tu auxilio, Señor, y ya que no cesas de reconfortarlos, haz que sean dignos de la redención eterna. Por Jesucristo nuestro Señor.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 03: Jr. 28, 1-17;  Sal 118; Mt 14, 13-21.
Marte 04: Jr. 30, 1-2.12-15.18-22; Sal 101; Mt 14, 22-36.
Miércoles 05: Jr 31, 1-7; Jr 31; Mt 15, 21-28.
Jueves 06: Dn 7, 9-10. 13-14; Sal 96; Mt 17, 1-9.
Viernes 07: Nm 2, 1-3; 3, 1-3.6-7; Dt 32; Mt 16, 24-28.
Sábado 08: Hb 1, 12—2,4;  Sal 9; Mt 17, 14-20.
Domingo 09: Re 19, 9ª.11-13ª;  Sal 84; Rm 9, 1-5; Mt 14, 22-33.


COMENTARIOS AL EVANGELIO
Mt 14. 13-21

El texto manifiesta especial interés en involucrar al discípulo en la actuación del Maestro: "Dadles vosotros de comer... Partió los panes y se los dio a sus discípulos para que ellos los distribuyeran entre la gente".
La mayor de las virtudes es la compasión (·Buda). El texto de hoy es la parábola de la compasión en acción. Y al igual que las parábolas-palabra, la parábola-acción requiere también oídos para oír.
Compasión es mucho más que un sentimiento. Compadecerse es salir de uno mismo llevando consigo lo que uno tiene, por poco que sea, para compartirlo con el que no lo tiene y que por eso mismo sufre. Lo poco pueden ser cinco panes y dos peces; eran todas las existencias alimenticias del grupo formado por Jesús y sus discípulos. Pero cuando la compasión es sincera y total, la abundancia de lo poco puede ser milagrosa. ¿Será esta la razón profunda de la frase de Buda de que la mayor de las virtudes es la compasión? Repito que, al igual que las parábolas-palabra, la parábola-acción requiere también oídos para oír.
La compasión así entendida es signo de que el Reino de Dios ya ha llegado. La compasión, pues, construye el Reino. Pero como un elemento esencial de la compasión es compartir gratuitamente lo que uno tiene, muy a menudo tengo la impresión de que el Reino de Dios debe estar lejos todavía, pues "gratis" parece ser una palabra que sólo tiene existencia en los diccionarios de la lengua. ¿Qué tiene, pues, de extraño que desconozcamos la abundancia milagrosa de lo poco compartido? La compasión a la que el texto invita al discípulo debe moverse en cualquier orden de la vida, pero no es ni mucho menos ajena al Reino de Dios la compasión en el orden de las necesidades básicas, como son la salud y la comida. La compasión de Jesús se movió también en este orden de necesidades.
ALBERTO BENITO - DABAR 1990/40


2. - La compasión de Jesús es una actitud total y liberadora. La compasión en Jesús supone, en ese momento preciso de la vida diaria, una doble actuación: llegar, desde la necesaria convivencia, a dar una respuesta a las necesidades de los hombres; curar a los enfermos y saciar de pan a los que tenían hambre. Nada más lejos que nuestra realidad de lástima y enternecimiento. Compasión no es enternecerse el corazón; es comprometerse para que la realidad necesitada de unos hermanos nuestros pueda sufrir una transformación. Es evidente que en el amor es más importante el obrar que el simple decir. No son palabras, son las acciones las que muestran lo que es el amor. Seguimos estando bajo el peso de una mentalidad verbalista y nominalista. Está tan lejos nuestro prójimo, que sigue resultando fácil y enternecedor pronunciar palabras de amor.
FELIPE BORAU - DABAR 1990/40


3.- Frente a la con-mocion, com-pasion, emotiva y, casi siempre, ineficaz que tanto ha predominado en la tradición cristiana, por una mala visión de los sufrimientos de Xto en su pasión y muerte, presentados para despertar sentimientos de compasión y culpa más que como gritos de denuncia y llamada al esfuerzo de esperanza.
J. ALEGRE ARAGÜES - DABAR 1990/40


Jesús empieza "compadeciéndose" de la multitud y termina "compartiendo", que es la terminación normal a donde no llega casi nadie. Compadecerse, todos, sí. Todos tenemos un alma finísima y lloramos mucho por poca cosa. En seguida compadecemos a cualquiera. ¿Y compartir? ¡Hombre, eso ya es cosa de los elegidos! Pues no. Quien compadece y no comparte, ni compadece ni nada. Hace teatro. ¿Compartir qué? Todo, lo que se tenga, nada, cualquier cosa, unos panes y unos peces, dos pesetas, lo que sea. Verá usted cómo la cosa se multiplica. Compartir es multiplicar.
BERNARDINO HERNANDO - DABAR 1987/40


5.- El sentido de este texto se enriquece con las evocaciones que suscita. Hacia atrás el texto nos retrotrae al Éxodo, cuando en el desierto el Pueblo tenía hambre y añoraba la comida de la esclavitud en Egipto. Saciar el hambre con aquella comida hubiera significado una vuelta a la esclavitud. El Pastor del Pueblo sacia el hambre, pero con un pan nuevo (maná, manhú, ¿que es esto?). "Es el pan que os ha dado Yahvé para alimento" (Ex 16. 15).
Hacia adelante el texto nos proyecta hacia el futuro, hacia el banquete en los nuevos cielos y en la nueva tierra. Y siempre nos inserta en el presente, en esa Eucaristía que celebramos y donde comemos pan de vida y bebemos vino de salvación, un pan y un vino generadores de la libertad del Pueblo de Dios. La Eucaristía es celebración de un Pueblo o no es nada. Entendida como práctica de piedad se volatiliza en el fervor personal.
A. BENITO - DABAR 1987/40


6.- -"Si no tenemos más que cinco panes y dos peces". Lo mismo da: "Traédmelos" y los pondremos a la disposición de todo el mundo. Si esta fuera nuestra manera habitual de comportarnos, realizaríamos el milagro de alimentar al mundo entero y habría sobras abundantes. Pero no, cada uno se reserva lo que tiene, y todavía necesita guardias que lo vigilen y armas para defenderlo de los demás. Y así vamos. Si algo llama la atención de este milagro de la multiplicación de los panes y los peces es la disponibilidad, la apertura a los demás: Jesús, que se retira a un lugar despoblado, se encuentra allí con un gentío, y "le dio lastima y curó a los enfermos"; no quiere que los discípulos envíen a la multitud para que se procure algo de comida: "dadles vosotros de comer", les dice. También la eucaristía -¿quien no piensa en ella espontáneamente cuando escucha que Jesús "alzo la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos"?- nos habla del "cuerpo entregado" y de la "sangre derramada". Jesús nos da el pan porque nos da, sin límites, su vida: "Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos" (Jn 15,13). Jesús la ha dado para todo el mundo.
J. TOTOSAUS - MISA DOMINICAL 1987/15


7.- La noticia de la muerte del Bautista no es probablemente lo que motiva la retirada de Jesús a la otra orilla del lago. Marcos nos dice que Jesús deseaba estar a solas con sus discípulos y descansar con ellos, una vez éstos habían regresado de su primera misión evangélica (Mc 6,34). De todos modos, no se trata de una huida ante la posible intervención de Herodes, aunque Jesús era consciente de que su vida no será un paseo triunfal, sino una penosa subida a Jerusalén y a la misma cruz. Pero no debe ni quiere anticipar la hora de su "exaltación", la que el Padre le ha señalado.
Jesús tiene compasión de la gente, no sólo porque ve que anda desorientada con la enseñanza de falsos maestros, sino porque conoce también sus necesidades materiales. Por eso cura a los enfermos y da de comer a los hambrientos.
El milagro de la multiplicación de los panes es una "señal" de la vida que ha venido a traer al mundo.
Esta eucaristía campestre fue también una comida para saciar el hambre corporal de las muchedumbres que le seguían.
Siempre que la Iglesia se ha planteado con cierta urgencia la solución de los problemas sociales, se ha llamado la atención sobre este milagro de Jesús. Pero es evidente que la Iglesia no puede multiplicar panes y peces. Ahora bien, si renunciara a multiplicar el amor fraterno y a repartir entre los pobres todo lo que tiene, la Iglesia no entendería este evangelio y el auténtico significado de su misión. Tampoco celebraría debidamente la eucaristía.
EUCARISTÍA 1993/36


8.- Así como en el evangelio según Marcos Jesús se retira buscando reposo para él y los discípulos, aquí parece que Jesús se retira a un lugar despoblado al enterarse de la muerte de Juan Bautista.
El hecho narrado aquí debía ser uno de los que impactaron fuertemente a las primeras comunidades. Lo encontramos en los cuatro evangelios y, en dos (Mateo y Marcos), dos veces.
La gente sigue a Jesús, en contraste con lo que acaba de suceder en Nazaret. La reacción de Jesús al ver la multitud es de "compasión", una compasión que quiere decir "ponerse en la piel del otro". Por eso es una compasión que provoca la acción: "Y curó a los enfermos".
La indicación que los discípulos hacen a Jesús muestra su falta de fe en el poder del Maestro.
Traspasándoles a ellos la responsabilidad ("dadles vosotros de comer"), Jesús les pone en evidencia: no pueden; ¡no tienen comida ni tan sólo para ellos! La manera como Mateo explica los gestos de Jesús es muy cercana a la manera cómo relata la ultima cena: así subraya la referencia a la eucaristía.
Las sobras, así como la cantidad de personas que se benefician de la intervención de Jesús, indican la abundancia del don. El número doce seguramente hay que relacionarlo con "los Doce". Ellos han de repartir el pan que Jesús da a los que lo necesitan. Ellos no son los dueños, sino los distribuidores del pan.
La "multiplicación de los panes" hace pensar en el episodio del maná, cuando Dios sacia a su pueblo hambriento en el desierto (Éxodo 16,4) y tiene muchos puntos de contacto con el gesto de Eliseo (2 Reyes 4, 42-44), incluso por lo que se refiere al papel de los judíos. Todo esto lleva a relacionar este gesto de Jesús con el banquete escatológico y, por tanto, con la eucaristía, que es su signo y prenda.
J. M. GRANÉ- MISA DOMINICAL 1993/10



viernes, 24 de julio de 2020

LRCTURAS Y COMENTARIO DOMINGO XVII T.O. CICLO A - 26 JULIO 2020


¿VENDERLO TODO?


ANTIFONA DE ENTRADA

Dios vive en su santa morada. Dios, el que hace habitar juntos en su casa, el mismo  dará fuerza y poder a su pueblo.

ORACION COLECTA

Oh Dios, protector de los que en ti esperan y sin el que nada es fuerte ni santo; multiplica sobre nosotros tu misericordia, para que, instruidos y guiados por ti, de tal modo nos sirvamos de los bienes pasajeros que podamos adherirnos ya a los eternos. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA

Lectura del primer Libro de los Reyes 3, 5. 7-12

En aquellos días, el Señor se apareció en sueños a Salomón y le dijo: Pídeme lo que quieras.
Respondió Salomón: Señor Dios mío, tú has hecho que tu siervo suceda a David, mi padre, en el trono, aunque yo soy un muchacho y no sé desenvolverme. Tu siervo se encuentra en medio de tu pueblo, un pueblo inmenso, incontable, innumerable. Da a tu siervo un corazón dócil para gobernar a tu pueblo, para discernir el mal del bien, pues ¿quién sería capaz de gobernar a este pueblo tan numeroso?.
Al Señor le agradó que Salomón hubiera pedido aquello y Dios le dijo: Por haber pedido esto y no haber pedido para ti vida larga ni riquezas ni la vida de tus enemigos, sino que pediste discernimiento para escuchar y gobernar, te cumplo tu petición: te doy un corazón sabio e inteligente, como no lo ha habido antes ni lo habrá después de ti.

SALMO RESPONSORIAL (Sal 118 )

Cuánto amo tu voluntad, Señor.

Mi porción es el Señor, he resuelto guardar tus palabras. Más estimo yo los preceptos de tu boca, que miles de monedas de oro y plata. R.

Que tu voluntad me consuele, según la promesa hecha a tu siervo; cuando me alcance tu compasión, viviré, y mis delicias serán tu voluntad. R.

Yo amo tus mandatos, más que el oro purísimo; por eso aprecio tus decretos,  detesto el camino de la mentira. R.

Tus preceptos son admirables, por eso los guarda mi alma; la explicación de tus palabras ilumina, da inteligencia a los ignorantes. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 8, 28-30

Hermanos: Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien: a los que ha llamado conforme a su designio.
A los que había escogido, Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo para que él fuera el primogénito de muchos hermanos.
A los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó.

ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO
Aleluya, aleluya. Benditos Seas, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has revelado los secretos del reino a la gente sencilla. R. Aleluya.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 13, 44-52

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a esconder, y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo.
El Reino de los Cielos se parece también a un comerciante en perlas finas, que al encontrar una de gran valor se va a vender todo lo que tiene y la compra.
[El Reino de los Cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran.
Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.
—¿Entienden bien todo esto?.
Ellos le contestaron: Sí.
Él les dijo: Ya ven, un letrado que entiende del Reino de los Cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo.].

COMENTARIO

Jesús en el día de hoy lo vemos como a través de una mini-parábolas nos cuenta dos historias: la del hombre que encontró un tesoro y la historia del que compró la más hermosa de las perlas”. ¿La gran ocasión? Descubrir que Jesús es la perla y el tesoro. Una lectura, un encuentro, un retiro, una alegría o un dolor muy intenso, especialmente en estos tiempos de pandemia, y de pronto comprendemos; la vida es Jesús. Bajo esta luz, todo se simplifica, todo toma un sentido, en adelante sabemos por qué y cómo vamos a vivir.
¿Hemos aprovechado esta ocasión? Estas dos bellas parábolas son las que nos juzgan. Quieres la perla, quieres el tesoro, pero sigues adelante sin decidirte a venderlo todo para comprarlos. Porque esta ocasión es maravillosa, pero cuesta caro. El campesino vendrá “todo lo que posee” el negociante vendrá “todo lo que posee”. Si no hubiera que pasar por esta venta, todos aceptaríamos enseguida a Jesús. ¿Qué venta? No puedo responder por ustedes. Yo sé muy bien lo que a mí me cuesta vender, y creo que, si miran un poco su vida en este momento, verán también que es lo que les impide comprar la perla y el tesoro.
Estas dos mini-parábolas son en el fondo la llamada más dura a la renuncia. “Venderlo todo”, si quiero comprar la vida. En términos claros esto significa: renunciar a lo que me impide elegir a Jesús. Por tanto, tengo que vender mis seguridades, mis egoísmos, mis suficiencias, mis perezas, mis orgullos. Cada vez que aparecen estas parábolas sentimos un impulso. ¡Para ganar a Jesús, vamos a renunciar a esto y a aquello!. ¡Ya está hecho! Pero, desgraciadamente, no está hecho. Y procuramos salvar las apariencias pensando; no voy a ponerme a jugar a san Francisco.
Afectivamente, la renuncia para adquirir la perla puede llegar a las formas extremas que tuvo en San Francisco, pero el evangelio es para todos. Jesús no predica solamente a unos cuantos profetas espectaculares de la renuncia, ni predica tampoco un sueño. Su “venderlo todo”, es difícil, pero debe ser posible para cualquier hombre en cualquier situación. Simplemente, hay que decir que no se sigue a Jesús con toneladas de confort o con montañas de reticencias ante una de sus exigencias precisas, por ejemplo la del perdón. “Venderlo todo” puede significar un despojo muy duro del amor propio o una generosidad en el terreno económico algo loca, o la opción heroica de la confianza ante una terrible enfermedad. Y también desde luego, el sí a una vocación.
En estas dos parábolas, en las que cada una de las palabras está pensada, hay un inciso que nos dice hasta qué punto escoger a Jesús es una formidable ocasión que hay que aprovechar aunque nos cueste mucho: “En su alegría”. Loco de alegría el hombre que encontró el tesoro va a venderlo todo. La oportunidad más grande de nuestra vida es cuando el “venderlo todo” está devorado por el fuego de la alegría.

PLEGARIA UNIVERSAL

S. En víspera a nuestra fiesta nacional, Señor, queremos pedirte bendigas nuestra nación, y en ella a todos los peruanos; que vivamos en paz, armonía y respeto por nuestros compatriotas y reconciliados y en comunión fraterna con toda la humanidad. Respondemos a cada petición: R.- ¡Danos, Señor, tu sabiduría!.

1.- Por el Papa Francisco; para que tu Santo Espíritu los acompañe en cada paso que da y sea un instrumento fiel de tu voluntad, para que así tu Iglesia y la humanidad reconozcan en él, la acción de tu sabiduría. Roguemos al Señor. R.

2.- Por nuestros gobernantes y autoridades; para que tomen las decisiones y acciones necesarias para llevar a nuestro país adelante, trabajando en aras del bien común, construyendo caminos de justicia, paz, solidaridad y equidad. Roguemos al Señor. R.

3.- Por los niños y jóvenes de nuestro país; que vivirán el hoy y el mañana  que nosotros estamos construyendo, para que reciban un Perú: identificado y reconciliado con su propia historia y cultura, un país en paz donde el progreso sea equitativo para todos, una nación de la que se sientan orgullosos y comprometidos con su crecimiento. Roguemos al Señor. R.

4.- Por todos nosotros aquí reunidos; para que seamos humildes como Salomón, anhelando y buscando incesantemente, sobre cualquier riqueza, el tesoro de la sabiduría proveniente de tu Santo Espíritu y nos guie hacia los valores del Reino de los Cielos. Roguemos al Señor. R.

S. Padre, como tu siervo Salomón, te pedimos que nos llenes de tu sabiduría para discernir los signos de los tiempos, y actuemos siempre según tu voluntad. Te pedimos por tu Hijo Jesucristo Nuestro Señor. R. Amen.

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe, Señor, las ofrendas que podemos presentar gracias a tu generosidad, para que estos santos misterios, donde tu Espíritu actúe eficazmente santifiquen los días de nuestra vida y nos conduzcan a las alegrías eternas. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Hemos recibido, Señor el Santo sacramento, memorial perpetuo de la pasión de tu Hijo; concédenos que este don, que el mismo nos entregó con amor inefable, sea provechoso para nuestra salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 27: Jr 13, 1-11; Dt 32, 18-21; Mt 13, 31-35.
Martes 28: Jr 14, 17-22; Sal 79; Mt 13, 36-43.
Miércoles 29: Jr 15: 10, 16-21; Sal 59; Jn 11, 19-27.
Jueves 30: Jr 18, 1-6; Sal 146; Mt    13, 47-53.
Viernes 31: Jr 26, 1-9,   Sal 69; Mt 13, 54-58.
Sábado 01: Jr 26: 11-16, 24; Sal 69; Mt 14, 1-12.
Domingo 02: Ecl 24: 1-4, 16, 22-24; Sal 34; Gal 4, 3-7; Lc 1, 26-33

COMENTARIOS AL EVANGELIO
Mt 13. 44-52

1. PARA/TESORO: D/TESORO DEL HOMBRE
-El reinado de Dios: Jesús comenzó su vida pública en Galilea anunciando el reinado de Dios, proclamando su venida, y ése es, sin duda, el contenido de su evangelio. Pero ¿en qué consiste ese reinado y a qué podemos compararlo? Jesús, para enseñar a las gentes el misterio del reinado de Dios, hacía constantemente uso de hermosas parábolas, que tomaba de la vida cotidiana: el reinado de Dios -les decía- se parece a un labrador que halla un tesoro en el campo y luego va y lo esconde de nuevo...; se parece también a un mercader que encuentra una perla fina en el mercado y, después de vender todo lo que tiene..., etc, o a unos pescadores que echan la red barredera y cogen pescados grandes y pequeños y luego, sentándose en la orilla..., etc. Jesús, el Maestro, se acercaba a cada cual hablando su lenguaje: al labrador le recordaba sus labores, al mercader sus negocios, a los pescadores sus faenas, y cuando se dirigía a las amas de casa les hablaba de cómo se hace un remiendo, o de cómo se barre una habitación para encontrar una moneda extraviada... Sin embargo, el mensaje era el mismo para todos. Con su evangelio, con su buena noticia, descendía al terreno que les era en cada caso más conocido, pero les llamaba a todos indistintamente a lo más deseado y a lo que, en el fondo, a todos interesaba en absoluto.
Si nos fijamos en las parábolas de Jesús, observaremos también que en ellas el reinado de Dios se compara siempre a un suceso, y nunca a una cosa. No es propiamente como un tesoro, ni como una perla, ni como una red barredera..., sino que en él sucede algo semejante a lo que le pasa al labrador con el tesoro, al mercader con la perla y a los pescadores con la red que echan al mar. De modo que no sabríamos nada del reinado de Dios, si no supiéramos lo que sucede con todas estas cosas, porque el punto de comparación está en el suceso. Por eso, en las parábolas predomina el relato sobre la descripción. Y de ahí podemos sacar ya la primera enseñanza: lo primero que nos quiere decir Jesús en todas las parábolas, independientemente del argumento, es que nadie puede entrar en el reinado que anuncia como si tomara en propiedad una cosa, adquiriera un estado o una posición, sino más bien como alguien que se enrola decididamente en una dinámica y comienza a vivir una vida nueva. Entrar en el reinado de Dios es tomar parte en la historia de salvación. Los discípulos de Jesús, los que creen en el evangelio peregrinan entre el consuelo y la esperanza, viven entre el "ya" y el "todavía no". 
* Se parece a un tesoro...: La nueva vida comienza por la gracia de Dios. El tesoro escondido no lo produce el campo con el esfuerzo del labrador y la perla fina vale más que todo lo que está dispuesto a dar el que la encuentra. Precisamente por eso se trata de una vida nueva, insospechada, más allá de todos nuestros méritos y trabajos, que no podemos producir, que sólo podemos encontrar y recibir. Y por eso es también lo más gratificante, porque es verdaderamente gratuito. De ahí la gran alegría del que la encuentra. Lo inapreciable, lo que no tiene precio, lo que no se puede comprar ni producir, es lo que realmente vale y todo es nada en su comparación.
* Dios es el tesoro del hombre: Desde el punto de vista del hombre que busca, el tesoro viene a ser como una utopía: no sabe dónde está, ni tan siquiera si lo hay en alguna parte. Sólo conoce que lo necesita, sólo siente la inquietud de su corazón: "Donde está tu tesoro allí está tu corazón". Pero ¿dónde tiene el corazón? Por eso busca incesantemente, por eso anda desorientado y errático, por eso busca el sentido de su vida. Pero en estas circunstancias el hombre puede agarrarse al dinero, al poder, a la fama, a la droga, etc. Pero el verdadero tesoro del hombre no es cualquier cosa, sino el mismo Dios. Escondido en nuestro mundo, cubierto por la carne crucificada de Jesús de Nazaret, perdido entre los pobres, identificado con ellos, está el tesoro del hombre. Es ahí donde Dios se ofrece a los que le buscan. Dios mismo se ha hecho el encontradizo en el hombre y para el hombre, aquí en medio de nosotros, Jc es el "lugar de Dios" y el hombre -el otro, el pobre, el hermano- es el "lugar" de encuentro con JC. El tesoro del hombre, lo que da sentido a su vida, ya no es para los creyentes lo que no existe en ninguna parte, ya no es una utopía.
* Llenos de inmensa alegría: El que encuentra a Dios en JC y en aquellos con los que se ha identificado JC, se siente libre de todo a lo que estaba sometido y experimenta una gran alegría. Se siente agraciado por el Amor y libre para el amor. Libre para dar la vida, libre para dar todo lo que es menos que la vida. Y en ese encuentro todo tiene ya sentido, porque ahora sabe dónde tiene el corazón.
EUCARISTÍA 1981/36


2. /Jr/20/07FE/A: LA FE ES UN ENAMORAMIENTO.UNA SEDUCCIÓN.
-Un tesoro escondido en un campo.-¡Aquellos hombres lo hacen tan espontáneamente esto de venderlo todo! No como un sacrificio costoso, sino con una decisión alegre, porque ante el descubrimiento que acaban de hacer nada tiene valor. No se trata pues, de una gimnasia ascética de renuncias y sacrificios para poderse ganar el Reino. Se trata de ser ganados por el Reino, de quedar enamorados del Reino. La fe es un enamoramiento de Dios, una seducción: "me has seducido, Señor y me he dejado seducir" (Jr 20. 7). ¿Por qué el tesoro del Reino no tiene en nosotros esta fuerza de atracción?, ¿por qué no actúa como el norte de una aguja imantada? ¿Por qué nuestro discurso es aburrido y en absoluto interesante, y Dios aparece como una mercadería sin comprador? Mirad, en cambio, el eco de los teólogos de la liberación. ¡Y anuncian al mismo Dios y predican el mismo Reino!
J. TOTOSAUS - MISA DOMINICAL 1987/15


3. /Mt/13/52
El texto termina con una referencia a los letrados que se han convertido al Evangelio, y que constituían un sector al que se debió prestar especial atención en la Iglesia primitiva, puesto que aportaban un caudal de conocimientos y de reflexión sobre la Escritura que sin duda resultaría estimulante para aquella primera comunidad.
Esos letrados eran capaces de "sacar del arca", junto con "lo nuevo" de Jesús, "lo antiguo" del A.T. que resultase valioso y útil para el camino de la comunidad. De ahí se puede deducir también una enseñanza general: de toda realidad, sea del tipo que sea, se pueden sacar cosas valiosas. Se trata simplemente de saber discernir según los criterios del Reino.
J. LLIGADAS
MISA DOMINICAL 1990/15
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Jesús nos habla en la conclusión de un letrado o maestro de la ley que se hace discípulo del Reino de Dios. Alguien que sabe juntar lo bueno y valioso de lo antiguo con lo bueno y valioso de lo nuevo. Es toda una sabiduría. Y pone Jesús como una nueva parábola. Es como el padre de familia o amo de casa que sabe sacar oportunamente de su arcón la cosas nuevas y viejas.
No cabe duda que es toda una sabiduría saber conservar de lo antiguo todo aquello que merece ser conservado y, al mismo tiempo, estar abiertos a recibir toda novedad buena. Es una actitud que Jesús quiere para sus discípulos.
En una sociedad como la actual en que abundan tanto los iconoclastas del pasado, también entre los cristianos, viene bien esta sentencia del Señor.
Hay que ser conservadores de todo cuanto merezca la pena ser conservado y esto tanto en la cultura como en la fe y en la naturaleza. Sin avergonzarnos nunca de ello y sabiendo que únicamente desde ahí es como se sabe apreciar y saborear lo nuevo. Quien no tiene los pies bien firmes en el suelo de la tradición y de la historia humana siempre estará en el aire y pronto al traspiés. Sólo con los pies bien firmes en el presente se puede otear con serenidad el futuro.
Esto no es apuntarse a la rutina, a la pasividad y a lo arcaico, cosas totalmente incompatibles con la novedad y radicalidad del Evangelio de Jesús.
MARCOS M. DE VADILLO
DABAR 1990/39
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Un buen letrado es Jesús que saca de la historia de su pueblo algo tan antiguo como la salvación y el Reino de Dios, que le da un sentido tan radicalmente nuevo y distinto que no es reconocido por sus contemporáneos: la apertura del Reino a todos los hombres, cualquiera que sea su origen, raza o cumplimiento, porque el Dios de Abrahán no es sólo de Abrahán sino de todos los hombres y a todos extiende su promesa de elección y salvación.
J. ALEGRE ARAGÜES - DABAR 1987/39


3-4.
Contexto. Continuamos dentro de la sección reflexiva iniciada hace dos domingos. El evangelio de hoy tiene como interlocutores de Jesús a los discípulos, no a la gente. (Es totalmente erróneo el encabezamiento del texto litúrgico. Procúrese corregirlo, leyendo "discípulos" en vez de "gente".) Recordamos que para Mateo discípulos son los que escuchan el programa del monte y lo ponen en práctica.
Texto. Tres parábolas (vs. 44-50). Interpelación a los discípulos (v. 51a). Respuesta de éstos (v. 51b). Jesús formula en forma de parábola corta la consecuencia que se deriva de esa respuesta (v. 52). De las tres parábolas, las dos primeras tienen un mismo trasfondo: una persona que encuentra una cosa valiosa y vende cuanto tiene para hacerse con ella. La tercera parábola (vs. 47-50) tiene el mismo trasfondo que la parábola de la cizaña y su aplicación escatológica (cfr. versículos 24-30, 40-42): de la misma manera que los humanos separamos los productos buenos y malos, habrá también una separación de justos y malos.
Pre-texto. Las tres parábolas recogen modos de proceder y escenas de la época de Jesús. En el caso del tesoro encontrado, el modo de proceder (esconderlo) está condicionado por la legislación hebrea de entonces; en efecto, de haberlo declarado inmediatamente, hubiera ido a parar al propietario del terreno.
Los vs. 49-50 recogen imágenes apocalípticas populares; su lenguaje es puramente imaginativo. Letrado o escriba: teólogo-jurista, transmisor oficial en Israel de las leyes y tradiciones.
Sentido del texto. 1. El evangelio de hoy sólo tendrá sentido para los discípulos, es decir, para aquéllos que habiendo escuchado el sermón de la montaña lo ponen en práctica. Dicho con otras palabras: sólo tendrá sentido para quienes hayan tomado opción con el Reino de los cielos.
2. Parábolas del tesoro y de la perla (vs. 44-46). Quieren reflejar la "actitud ejemplar" a tomar ante el Reino. Haber descubierto el Reino es haber descubierto el valor supremo dentro de una escala de valores.
3. Parábola de la red (vs. 47-50). Nuevo aviso a los discípulos en la línea del domingo anterior. El discípulo no es quién para determinar quiénes son buenos y malos. Esto es competencia de Dios y sólo El puede hacerlo patente y lo hará.
4. Versículo 51-52. La superación del intelectual judío por la nueva imagen del discípulo de Jesús: hombre abierto, que vive una vida encarnada en la realidad de hoy sin romper la continuidad con la realidad de ayer.
DABAR 1978/43


5.- Texto. No es ni mucho menos seguro que las tres parábolas de hoy vayan dirigidas a la gente, como la traducción litúrgica ha supuesto. Mateo las presente más bien dentro del aparte de Jesús con los discípulos, aparte que comenzaba el domingo pasado con la aclaración de la parábola de la buena semilla y de la cizaña. La pregunta final parece también confirmar esta distribución del texto. ¿Habéis entendido todo esto? es pregunta característica del maestro a sus discípulos. Desde hace dos domingos sabemos que Mateo presenta a los discípulos como las personas que entienden a Jesús. Es cierto que las dos primeras son parábolas puras, sin aclaración o explicación posteriores. Este dato abogaría por la gente como destinatario del texto. Pero no es menos cierto que la tercera parábola lleva incorporada una explicación, dato que aboga por los discípulos como destinatario.
Como el domingo pasado, también hoy las tres parábolas se refieren al Reino de los cielos. Recuérdese lo dicho entonces sobre esta expresión y sobre la fórmula introductoria. Las dos primeras forman un par. Ambas presentan el mismo punto de vista: hacerse con lo que tiene valor.
La tercera parábola abarca propiamente los vs. 47-48. En ella se habla de pesca y de selección de lo pescado. Se trata de dos momentos o tiempos sucesivos. Los vs. 49-50 son la aclaración o explicación de la parábola. Obsérvese que esta aclaración se fija solamente en el segundo de los tiempos de la parábola, el correspondiente a la selección de lo pescado, y que está formulada en el mismo lenguaje figurado de la aclaración de la parábola de la buena semilla y de la cizaña.
Como ya sucedía con esta aclaración, el punto que se resalta es el siguiente: la selección de las personas no es competencia del discípulo, sino de Dios. La parábola no tiene, pues, sentido conminatorio, sino disuasivo; no busca amenazar con un castigo, sino mover al discípulo a mudar de opinión.
La enseñanza de Jesús a los discípulos finaliza con una observación sobre la tarea y función del discípulo en cuanto persona experta en la interpretación de la Biblia. El término letrado designa, en efecto, a tales personas. Letrado no es el que entiende del Reino de los cielos, sino el experto en interpretación bíblica. El comienzo del v. 52 podría traducirse de la siguiente manera: Todo letrado que sea discípulo del Reino de los cielos se parece a un padre de familia... La tarea viene descrita con la imagen familiar antigua del arcón del que se sacan cosas nuevas y cosas antiguas. Muy probablemente se esconde en ella una crítica a los sabios y entendidos judíos de los que habla Mateo en 11, 25. Tratándose de ambientes judíos se adivina fácilmente que lo antiguo es la tradición. Pero ¿y lo nuevo? Difícilmente puede tratarse de la actualización de esa tradición, por cuanto los letrados judíos eran expertos en ella. Lo nuevo tiene que ir en la línea de la captación de las perspectivas abiertas por Jesús con su persona y su actuación.
Comentario. Una escala de valores, la que sea, la tenemos todos. Desde ella nos entendemos a nosotros mismos y desde ella actuamos. Las dos primeras parábolas de hoy dicen al discípulo cuál debe ser su escala en la condición y calidad de discípulo.
Por consiguiente, todo lo que no sea entenderse y actuar desde ella equivaldrá a ser todo lo buena persona que se quiera, pero no discípulo de Jesús.
Vosotros, antes de nada, buscad el Reino de Dios (Mt. 6, 33). He aquí formulado el valor primordial para todo el que quiera apuntarse a discípulo de Jesús.
A estas alturas del Evangelio de Mateo no creo que haya nadie que entienda este valor como un escape hacia arriba o una huida hacia afuera. El Reino de Dios no es centrifugo, sino centrípeto. El centro de este Reino es la tierra y la historia humana, pero vistas y entendidas en colaboración y compañía de Dios. Ya sé que la palabra Dios puede ser percibida y vivenciada de muchas maneras, no siempre ni todas justas. Las mediaciones humanas de Dios han hecho demasiadas veces mucho mal a Dios. En este punto conviene ser claros: no hay más mediación válida de Dios que la ofrecida por Jesús, tal y como está consignada en los cuatro Evangelios. Tarea del discípulo y del intérprete bíblico será dar con esa mediación y, sobre todo, vivir desde ella. Hoy ya no valen palabras ni construcciones mentales si no van avaladas por su correlativo práctico. Repito lo del comienzo: escalas de valores las tenemos todos. Lo que al discípulo de Jesús se le pide es que su escala arranque del Reino de Dios.
Así orientado el discípulo, la tercera parábola le recuerda que no es competencia suya distribuir patentes de Reino de Dios. La función de esta parábola no es el amenazar con el infierno, sino el mover al discípulo a mudar de opinión y de juicio sobre las personas. Dejemos a Dios que sea El quien determine la calidad de cada uno y no nos arroguemos nosotros esa facultad. El hacerlo así sería un caso claro de apropiación indebida.
A. BENITO - DABAR 1990/39


6.- Sentido del texto. El proverbio-dicho con que terminaba el texto del domingo pasado ("el que tenga oídos, que oiga") servía para avisar al nuevo Pueblo de Dios de que también él puede convertirse en viejo. No hay Pueblo de Dios por descontado. En este ambiente de aviso crítico se mueve el texto de hoy. La función crítica que tenían las parábolas en cuanto dirigidas al viejo Pueblo se sigue manteniendo en cuanto dirigidas al nuevo.
"¿Entendéis bien todo esto?" ¿Qué es lo que el nuevo Pueblo tiene que entender? Primeras dos parábolas (vs. 44-46). Tiene que entender que la utopía (ese Reino de los cielos cuyas líneas maestras han quedado perfiladas en los caps. 5-7) es un tesoro cuyo descubrimiento relativiza todos los otros valores de la vida. Los relativiza en el sentido de que los resitúa en un marco de perspectiva que da a la vida lozanía, libertad y alegría. Tercera parábola (vs. 47-50). El nuevo Pueblo de Dios tiene también que entender que en él puede repetirse el mismo fenómeno que ya se ha puesto de manifiesto en la parábola de la cizaña y en su explicación (cfr. domingo pasado). Tiene que entender que también él puede convertirse en un pueblo religioso que obstaculice la utopia del Reino.
Una vez más hay que insistir que la división en buenos y malos no es de naturaleza ética, sino religiosa. Dicho más claro: los peces malos pueden ser personas éticamente buenísimas, tan buenas como eran los fariseos, perfectos e intachables cumplidores de los dictámenes y sugerencias de la ley de conciencia. El nuevo Pueblo tiene que entender que personas buenas, pero de talante religioso fundamentalista, son cizaña y malos peces. Recordemos lo del domingo pasado: religión y religioso no son conceptos ni experiencias unívocas. Un día aparecerá claro esto (vs. 49-50).
"¿Entendéis bien todo esto?" La consecuencia la saca Jesús: aprended, pues, de la historia y renovaos continuamente; que no os suceda como al viejo Pueblo religioso.
DABAR 1981/39


7.- Dice Jesús que el letrado que entiende del reinado de Dios se parece al padre de familia que saca de su arcón "cosas nuevas y antiguas". En un tiempo como el nuestro en que tantas veces nos aferramos a lo antiguo por antiguo o buscamos lo nuevo por nuevo, es buena la lección de Jesús que señala el camino de lo profundo o fundamental, en el cual debemos y podemos coincidir todos.
Sin tirar por la borda fácilmente lo bueno de siempre y abiertos y creativos para todo lo nuevo que merezca la pena. Es el camino para construir el reino de Dios.
DABAR 1981/39


8.- Mira, había una vez un comerciante, que era un hombre muy práctico, no daba un paso si no tenía asegurada la ganancia, no cedía ni un centavo de lo suyo, y más bien trataba de engañar al prójimo; un hombre deshonesto que sólo miraba al dinero.
Un día encontró, probablemente en el mercado de las pulgas, una perla preciosa; se dio cuenta inmediatamente que valía mucho. E hizo lo que tú no has sido capaz de hacer: corrió a casa, vendió todo, y rápido como un rayo volvió a comprar aquella perla, antes de que otro se la llevara. Este hombre no era ni devoto, no fervoroso, ni honesto, pero te llevó la delantera, te venció.
El tesoro en el campo. Después Jesús podría contarle también la otra parábola, la de Mt. 13, 44-46: "El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo". Sabemos que los antiguos usaban a menudo este sistema: cuando había invasiones, había peligro, hacían un hueco en la tierra y allí escondían lo que tenían de precioso. Pero a veces sucedía que la persona moría sin poder revelar el escondite. Hace pocos años, en Qumran, se encontró un tesoro de esos: tres jarras llenas de monedas, enterradas una cerca de la otra; se ve que nadie supo dónde estaban.
Un hombre, pues, escarba y encuentra un tesoro. Ese también es un hombre poco honesto, un especulador; por tanto, cubre todo y lo deja como si nadie hubiera tocado nada y luego "muy contento" -dice el Evangelio- corre a casa y vende todo".
Probablemente la esposa y los hijos le dicen: ¿qué haces? ¿Te has vuelto loco? No escucha a nadie, no tiene miedo, vende todo y va a comprar el campo. Seguramente la gente se burla de él: ¡por qué habrá comprado ese campo, no vale nada, es árido, no tiene agua, se ha dejado engañar!... Pero él sigue adelante, desafía el ridículo, porque sabe que allí está el tesoro.
Entonces Jesús probablemente le dirá a este joven rico: mira, tú no te puedes mover si alguien no te hace comprender que tu tesoro está en otra parte, que el bien que deseas es una Persona buena, que busca una relación de verdad contigo. De las palabras que te he dicho, te quedaste solamente con las primeras y dijiste: no, es imposible, es una locura, qué dirán mis familiares, la gente... no puedo. En cambio, hubieras debido fijarte en la última palabra: sígueme.
Es decir, era una invitación personal la que te dirigía el Bueno, una invitación a una relación de amistad "nueva", en la que te encontrarías a ti mismo en verdad, esa amistad que ninguno de tus familiares y amigos que están contigo por el dinero, te pueden dar. Tú no lo has comprendido. Así no podías. Por eso te dejé en tu tristeza, hasta cuando no madurara en ti la necesidad de mí.
Aquí creo que podemos comenzar nuestra oración: Señor, ¿por qué no te sé reconocer, por qué no me lanzo? Porque tú consideras estas cosas como deberes, como cosas que hay que hacer, como bienes que hay que hacer producir. Porque no piensas que soy Yo quien te ofrezco mi amistad; la relación conmigo es la que está en juego. Yo soy el origen de tu fuerza, de tu capacidad de lanzamiento. Mientras la busques en ti o a tu alrededor, no LA encontrarás nunca.
Si yo le hubiera ordenado a ese mercader que comprara con todo su dinero una perla que no le parecía de mucho valor, jamás la habría comprado: la obediencia no serviría para nada. Si le hubiera dicho a aquel hombre: compra ese campo, sin que él hubiera estado seguro que había allí un tesoro, ¿lo habría comprado?.
Entonces, mira la fuente de donde recibe luz la verdad de tu vida: no es el dar a los pobres o el hacer esto o aquello, sino, en el fondo de todo, está la relación de verdad y de amistad conmigo. Solamente aquí puedes verificar esa verdad de ti mismo que hasta ahora te pesa.
Oremos así y comprenderemos que no se trata de hacer grandes cosas, sino de encontrar al Señor; si él empieza a hablarnos, a ponernos en el corazón alguna cosa, entonces todo cambia, todo es distinto: entonces se trastornan las relaciones, ya que no me importará nada lo que diga la gente, porque he fijado mi mirada en el tesoro que es él, Jesús.
Quiero contarles un hecho que me impresionó mucho, una historieta antigua que leí durante unos ejercicios en lengua copta, que se habla en el Antiguo Egipto, que se estudia en el Bíblico para profundizar mejor el conocimiento del Nuevo Testamento. En esa lengua se han conservado bellísimas sentencias de los primeros Padres del desierto, que sabían narrar con pocas palabras situaciones humanas muy profundas.
PERSEVERANCIA/SECRETO: En este episodio se dice que un tal fue donde uno de estos grandes Padres del desierto y le dijo: Padre mío, tú que tienes tanta experiencia, explícame ¿por qué vienen al desierto tantos jóvenes monjes y después muchos se devuelven; por qué perseveran tan pocos? Entonces el anciano monje dijo: "Mira, sucede como cuando un perro corre detrás de las liebres, ladrando. Muchos otros perros, oyéndolo ladrar y viéndolo correr, lo siguen. Pero solamente uno ve la liebre; pronto sucede que los que corren sólo porque el primero corre, se cansan y se detienen. Solamente el que tiene ante sus ojos la liebre, sigue adelante hasta alcanzarla". Así, dice el anciano monje, solamente quien ha puesto los ojos verdaderamente en el Señor crucificado, sabe en realidad a quién sigue y sabe que vale la pena seguirlo.
Este es otro modo de contestar al joven rico: si tú fijas los ojos en el punto exacto, es decir, si te dejas mirar por el Señor, no sólo como Maestro, que te enseña a comportarte mejor, sino como amigo que te invita a seguirlo, si comprendes qué ofrecimiento es el que te está haciendo y la nueva relación que te propone cualquier elección paradójica de vida; entonces llegarás a ser lo que Jesús, en su bondad, te llama a ser: una persona que es Hijo del Padre y que por tanto entra en la libertad del Hijo.
Por eso, pidamos también nosotros esta gracia, pidamos poder comprender este Evangelio que es buena noticia y no debe entristecernos, sino llenarnos de alegría, como el mercader que encontró la perla.
CARLO M. MARTINI - EL EVANGELIO ECLESIAL DE S.MATEO - EDIC. PAULINAS/BOGOTA 1986.Pág. 74 s.


9.- ¿Qué quería decir Jesús con las dos parábolas del tesoro escondido y de la perla preciosa? Más o menos esto. Ha sonado la hora decisiva de la historia. ¡Ha aparecido en la tierra el Reino de Dios! Concretamente, se trata de él, de su venida a la tierra. El tesoro escondido, la perla preciosa, no es otra cosa sino Jesús. Es como si Jesús con esas parábolas quisiera decir: la salvación ha llegado a vosotros gratuitamente, por iniciativa de Dios, tomad la decisión, aferradla, no la dejéis escapar. Este es tiempo de decisión.