viernes, 2 de noviembre de 2012

LECTURAS Y COMENTARIO DEL DOMINGO 04 DE NOVIEMBRE DEL 2012


DOMINGO XXXI DEL TO CICLO B – DOMINGO 04 DE NOVIEMBRE DEL 2012

AMARÁS AL SEÑOR TU DIOS Y A  TU PRÓJIMO COMO A  TI MISMO



PRIMERA LECTURA

Lectura de la Carta de Deuteronomio 6, 2-6
En aquellos días, habló Moisés al pueblo, diciendo: "Teme al Señor, tu Dios, guardando todos sus mandatos y preceptos que te manda, tú, tus hijos y tus nietos, mientras viváis; así prolongarás tu vida. Escúchalo, Israel, y ponlo por obra, para que te vaya bien y crezcas en número.
Ya te dijo el Señor, Dios de tus padres: "Es una tierra que mana leche y miel." Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria".

SALMO RESPONSORIAL (Sal 17, 2-3ª.3bc-4.47y51ab).
"
YO TE AMO, SEÑOR; TÚ ERES MI FORTALEZA."

Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza;
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador. R.

Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío,
mi fuerza salvadora, mi baluarte. 
Invoco al Señor de mi alabanza
y quedo libre de mis enemigos. R.

Viva el Señor, bendita sea mi Roca,
sea ensalzado mi Dios y Salvador.
Tú diste gran victoria a tu rey,
tuviste misericordia de tu Ungido. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la Carta de  Hebreos 7, 23-28

Hermanos: Ha habido multitud de sacerdotes del Antiguo Testamento, porque la muerte les impedía permanecer; como éste, en cambio, permanece para siempre, tiene el sacerdocio que no pasa. De ahí que puede salvar definitivamente a los que por medio de él se acercan a Dios, porque vive siempre para interceder en su favor. Y tal convenía que fuese nuestro sumo sacerdote: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo.
Él no necesita ofrecer sacrificios cada día- como los sumos sacerdotes, que ofrecían primero por los propios pecados, después por los del pueblo-, porque lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.
En efecto, la Ley hace a los hombres sumos sacerdotes llenos de debilidad. En cambio, las palabras del juramento, posterior a la Ley, consagran al Hijo, perfecto para siempre.

EVANGELIO

Lectura del Santo Evangelio según San Marcos 12, 28b-34

En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: "¿Qué mandamiento es el primero de todos?" Respondió Jesús: "-El primero es: "Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser." El segundo es éste: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." No hay mandamiento mayor que éstos."
El escriba replicó: "Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios."Jesús.
Viendo, que había respondido sensatamente, le dijo: "No estás lejos del reino de Dios." Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

COMENTARIO

El evangelio de este domingo deja entender que esta búsqueda del mandamiento máximo, apreciada por los cristianos, no era entonces monopolio de ellos. Judíos y escribas, que habían llegado a las mismas conclusiones, sabían dar al mandamiento del amor una prioridad casi exclusiva. En esto seguían el ejemplo del Deuteronomio, que había afirmado la sencillez de las exigencias contenidas en la palabra de Dios: "La Palabra está bien cerca de ti, está en tu boca y en tu corazón para que la pongas en práctica" (30, 11-14). Esta preocupación tradicional se prolongaba en los cristianos; con mayor razón se explica el elogio hecho al escriba, de no encontrarse lejos del Reino.
Antes de insistir de nuevo en esta apreciación elogiosa formulada por Jesús, señalemos que el letrado la mereció por dos motivos; tiene un sentido muy exacto de la moral evangélica: primero es el mandamiento del amor, no hay nada mayor que él; y sitúa correctamente el precepto del amor respecto de las prácticas del culto.
Es muy digno de atención este judío; en puntos esenciales supo adoptar las mismas posiciones originales que parece haber adoptado y defendido Jesús. En varias ocasiones recordó Jesús que el precepto sabático era secundario con relación al del amor (Mc 3, 4 s.; Lc 13, 16), y su crítica del comportamiento de los judíos en el Templo, debió de inspirarse en la frase de Oseas, citada dos veces por Mateo (9, 13; 12, 7): "Misericordia quiero, que no sacrificio", parecida a la observación hecha por el letrado.
Esto finaliza, pues, con elogio a este judío fiel; por haber sabido dar al amor el primer lugar, Jesús le considera cercano al Reino. No se debe echar en saco rato este elogio, otorgado a uno de aquellos escribas a los que ordinariamente el Evangelio juzga con severidad. Esta alabanza invita a matizar el cuadro de los interlocutores de Jesús, que los autores nos han transmitido. Y sobre todo, recuerda a los discípulos de Jesús que no tienen ellos el monopolio del Reino. Por caminos inesperados, se acercan a él otros, de los que se había pensado que estaban lejos.
La lectura de hoy muestra además que gente que no oyó la predicación evangélica, sin embargo sabe abrir su vida a un amor auténticamente evangélico. Elocuente elección para quienes, habiendo oído esta predicación, quizá no alcanzaron el mismo nivel.
R.P. Roland Vicente Castro Juárez