viernes, 16 de noviembre de 2012

LECTURAS Y COMENTARIO DEL DOMINGO XXXIII DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO B - 18 DE NOVIEMBRE 2012


DOMINGO XXXIII DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO B - 
18 DE NOVIEMBRE DEL 2012



PRIMERA LECTURA

Lectura de la profecía de Daniel (12,1-3):

Por aquel tiempo se levantará Miguel, el arcángel que se ocupa de tu pueblo: serán tiempos difíciles, como no los ha habido desde que hubo naciones hasta ahora. Entonces se salvará tu pueblo: todos los inscritos en el libro.
Muchos de los que duermen en el polvo despertarán: unos para vida eterna, otros para ignominia perpetua. Los sabios brillarán como el fulgor del firmamento, y los que enseñaron a muchos la justicia, como las estrellas, por toda la eternidad.

SALMO RESPONSORIAL (Sal 15,5.8.9-10.11)

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti

El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R

Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas, y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R.

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta a los Hebreos (10,11-14.18):

Cualquier otro sacerdote ejerce su ministerio, diariamente ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, porque de ningún modo pueden borrar los pecados.
Pero Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a lo que van siendo consagrados. Donde hay perdón, no hay ofrenda por los pecados.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Marcos (13,24-32):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, de horizonte a horizonte.
Aprendan de esta parábola de la higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deduzcan que el verano está cerca; pues cuando vean ustedes suceder esto, sabrán que él está cerca, a la puerta. Les aseguro que no pasará esta generación antes que todo se cumpla. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán, aunque el día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre.».


COMENTARIO

ÉL VIENE Y VENDRÁ

 

1º LECTURA: Daniel 12, 1‑3: Por aquel tiempo se salvará tu pueblo

SALMO RESPONSORIAL: Sal 15.  Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

2º LECTURA: Hb.  10, 11‑14. 18: Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre los que van siendo consagrados

EVANGELIO  Mc. 13, 24‑32: Reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos


“El sol se hará tinieblas” dice Jesús, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo”. Tanto el Génesis (Gen 1, 1 y 16) como Jesús evocan en final con el estilo tradicional de los Apocalipsis, la misma trilogía: el sol, la  luna, y las estrellas, es decir el mundo, el universo. Al principio había surgido un mundo con su espacio y su evolución a lo largo de los siglos. Al final surgirá otro mundo distinto, en otro espacio y por toda la eternidad.
La Biblia no pretende hacer ciencia: es un libro religioso, nos da a conocer los planes de Dios: lo mismo  que hubo un comienzo, la creación, habrá también un final y un volver a comenzar marcado por la llegada triunfal de Jesús. “Entonces verán venir al hijo del hombre  sobre las nubes, con gran fuerza y majestad, y enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos”. Esto es lo esencial, el nuevo espacio, la nueva historia: vivir todos, eternamente, con Jesús. Un Jesús que toma sus verdaderas dimensiones: él es el final de nuestro mundo, él es el comienzo del nuevo, él es la eternidad. Marcos escribió su evangelio para decirnos que Jesús es el Hijo de Dios.
¿Y cómo podría decirlo mejor que con esta visión? Jesús vendrá, lo organizará todo, y eso será la  vida eterna. Jesús será nuestra eternidad y “Lo veremos venir sobre las nubes”. La creación ha sido hecha con vista a la llegada triunfal. La humanidad ha nacido para este radiante amanecer. La historia de los hombres no es sino el parto de su segundo y definitivo nacimiento al mundo, al mundo de Jesús al mismo de Dios. Aguardando ese día, a pesar de sus lágrimas de su noche y de sus gritos, los hombres viven su primavera por así decirlo: las ramas se van poniendo tiernas y brotan las primeras hojas. A nosotros nos toca creer que Jesús está “a la puerta”  en el sentido de que todo cuanto es vivido por los hombres y cuanto vivieron desde el comienzo de los tiempos va avanzando hacia el día y la hora en que desaparecerá el mundo antiguo y comenzará el mundo que nuestro Padre celestial ha soñado para nosotros  y organizado en torno a Jesús.
Vamos caminando hacia el fin, hacia nuestro propio fin, tanto si somos jóvenes como si hemos llegado a la vejez, Jesús está a nuestra puerta, cada día anuncia el último día, cada  día se van estrechando las fronteras entre nuestro mundo de aquí y nuestro mundo de allá. No se trata de una amenaza, sino de una visión tranquila en  el que pondremos el pie en el mundo de Jesús, cuando suenen las trompetas  de la gran resurrección.
Pero, ¿cuál es mi primavera actual? “Estén despiertos”, dice Jesús al final de su discurso. Esto quiere decir que hemos de estar preparados para la vida eterna.  ¿Van haciéndose más tiernas mis ramas de amor a mis hermanos? ¿Van brotando las hojas de mis actos de justicia y de generosidad?.
Sólo tú,  Señor, eres capaz de convertir mis días en días llenos a la vez de vida y de esperanza. ¡Ven,  Jesús, ven cada mañana hasta que llegue la gran mañana! ¡Maranata!. ¡Ven Señor!
Pbro. Roland Vicente Castro Juárez