viernes, 25 de octubre de 2013

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO XXX TIEMPO ORDINARIO CICLO C - 27 OCTUBRE 2013

“¡TEN PIEDAD!”.
  


PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Eclesiástico 35,12-14.16-18
El Señor es un Dios justo, que no puede ser parcial; no es parcial contra el pobre, escucha las súplicas del oprimido; no desoye los gritos del huérfano o de la viuda cuando repite su queja; sus penas consiguen su favor, y su grito alcanza las nubes; los gritos del pobre atraviesan las nubes y hasta alcanzar a Dios no descansan; no ceja hasta que Dios le atiende, y el juez justo le hace justicia.

SALMO RESPONSORIAL (Sal 32)

Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R.

El Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria. 
Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias. R.

El Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.
El Señor redime a sus siervos,
no será castigado quien se acoge a él . R
.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 4,6-8.16-18
Estoy a punto de ser sacrificado, y el momento de mi partida es inminente. He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe. Ahora me aguarda la corona merecida, con la que el Señor, juez justo, me premiará en aquel día; y no sólo a mí, sino a todos los que tienen amor a su venida.
La primera vez que me defendí, todos me abandonaron, y nadie me asistió. Que Dios los perdone. Pero el Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyeran todos los gentiles. Él me libró de la boca del león. El Señor seguirá librándome de todo mal, me salvará y me llevará a su reino del cielo. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 18,9-14
En aquel tiempo, a algunos que, teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás, dijo Jesús esta parábola: «Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, un publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: "¡Oh Dios!, te doy gracias, porque no soy como los demás: ladrones, injustos, adúlteros; ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo." El publicano, en cambio, se quedó atrás y no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo; sólo se golpeaba el pecho, diciendo: "¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador." Les digo que éste bajó a su casa justificado, y aquél no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.».

CREDO NICENOCONSTANTINOPOLITANO

Creo en un solo DIOS, PADRE todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, JESUCRISTO, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz. Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros los hombres y por nuestra salvación, bajó del cielo; y por obra del Espíritu Santo se encarnó de  María,  la  Virgen,  y  se  hizo  hombre.
Y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.
Creo en el ESPÍRITU SANTO, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo, recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo la iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.

PLEGARIA UNIVERSAL
Escucha Dios de bondad nuestras plegarias:

1.-  Por todos los cristianos para que valoremos la gracia del bautismo por el cual hemos sido constituidos hijos de Dios. Roguemos al Señor.

2.- Por los trabajos pastorales que se realizan en las diferentes parroquias,  para que el Señor los confirme con su gracia. Roguemos al Señor.
3.- Por los que viven en la miseria, para que Dios un día los favorezca con su gracia y la caridad cristiana los ayude. Roguemos al Señor.

4.- Por nuestros hermanos difuntos, para que encuentren el perdón de sus pecados y alcancen la gloria de la bienaventuranza eterna. Roguemos al Señor

Padre bueno atiende nuestra suplicas según tu voluntad. Por Jesucristo nuestro Señor.

COMENTARIO

El fariseo y el publicano saben orar; comienza por “Dios mío”. Se ponen en presencia de Dios. Es preciso que la presencia de Dios, evocada intensamente, llene enseguida el espacio en donde vamos a orar: el lugar de nuestra oración, nuestro pensamiento y nuestro corazón, todos los minutos de nuestra cita con Dios. Sino aunque quizás quisiéramos orar, nos habríamos quedado con nosotros mismos.
Así, pues, esos dos hombres han comenzado bien. Entonces ¿por qué la oración del fariseo se viene abajo, mientras que la del publicano se levanta victoriosamente hacia Dios? “Les aseguro”. Dice Jesús, este bajó a su casa a bien con Dios,  y aquel no”.
El fariseo había invocado a Dios, pero lo oculta enseguida con su enorme YO. Yo hago estoy esto y no soy como éste ni como aquel. ¿Acaso puede estar Dios ni un segundo con ese hombre lleno de sí mismo?.
El publicano impresiona a Dios con su humilde súplica: “¡Ten piedad!”. Este “ten piedad” es una oración densa y exacta, en línea muy recta con lo que Jesús nos reveló. Dios nos mira con misericordia, con una piedad amorosa, con una comprensión que hace gemir su corazón cuando ve que también  Él nuestro gime: “Un corazón quebrantado, Señor, tú no lo desprecias”. (Salmo penitencial). Esta misericordia de Dios no es general, sino que ella espera nuestra llamada y él entonces se apiada.
En esta presencia de Dios que supo mantener dentro de su pequeñez, el publicano puede introducir un “yo” pero en el  último lugar de su plegaria. Y junto a ella se cuela otra palabra: “pecador”. ¡Ten compasión de mí, pecador!.
La oración cristiana es una cita de amor y por tanto un tú y un yo, pero hay que procurar sobre todo que el TU siga siendo grande e inmenso y que nuestro yo sea pequeño, modesto, lúcido: “Yo pecador”.
Utilicemos a fondo esta parábola para desarraigar en nosotros la convicción farisaica tan difícil de arrancar: creer que basta con hacer cosas buenas para ser un hombre bueno y agradar a Dios: “Yo hago esto y aquello”. La primera cristiana María, era de otra opinión: “Hágase en mí según tu palabra”. ¡Qué cambio tan radical!.
En ése el cambio de esta parábola: empieza con un hombre que hace mucho, que está seguro de sí y que se cree justo: termina con otro  hombre seguro de Dios y que se hace justo porque supo decir: “Ten piedad de mí, Señor”.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 28: Señor de los Milagros (F) Nm 21, 4b-29; Sal 83; Flp 2, 5-12; Jn 3, 11-16.
Martes 29: Santos Simón y Judas, apóstales (f) Ef 2, 19-22; Sal 18; Lc 6, 12-19.
Miércoles 30: Rm 8, 26-30; Sal 12; Lc 12, 22-30.
Jueves 31: Rm 8, 31b-39; Sal 108; Lc 13, 31-35.
Viernes 01: Solemnidad de todos los santos (precepto). Ap 7, 2-4.9-14; Sal 23; 1Jn 3, 1-3; Mt 5, 1-12ª.
Sábado 02:   Conmemoración de todos los fieles difuntos. Jb 19, 1.23-27ª; Sal 24; Flp 3, 20-21; Mc 15, 33-39; 16, 1-6.
Domingo 03: San Martin de Porres, religioso (S) Is, 58, 6-11; Sal 1; 1Co 12, 31—13, 13;Mt 11, 25-30.