jueves, 23 de octubre de 2014

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO XXX TIEMPO ORDINARIO CICLO A - 26 OCTUBRE 2014

AMARÁS AL SEÑOR, TÚ DIOS Y A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO
  


PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Éxodo 22,20-26

Así dice el Señor: «No oprimirás ni vejarás al forastero, porque forasteros fueron ustedes en Egipto. No explotarás a viudas ni a huérfanos, porque, si los explotas y ellos gritan a mí, yo los escucharé. Se encenderá mi ira y los haré morir a espada, dejando a sus mujeres viudas y a sus hijos huérfanos. Si prestas dinero a uno de mi pueblo, a un pobre que habita contigo, no serás con él un usurero, cargándole intereses. Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás antes de ponerse el sol, porque no tiene otro vestido para cubrir su cuerpo, ¿y dónde, si no, se va a acostar? Si grita a mí, yo lo escucharé, porque yo soy compasivo.».

SALMO RESPONSORIAL (Sal 17)

Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza

Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza;  
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador. R.

Dios mío, peña mía, refugio mío,
escudo mío, mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoco al Señor de mi alabanza
y quedo libre de mis enemigos. R.

Viva el Señor, bendita sea mi Roca,  
sea ensalzado mi Dios y Salvador.
Tú diste gran victoria a tu rey,
tuviste misericordia de tu Ungido. R.
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SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 1,5c-10

Saben cuál fue nuestra actuación entre ustedes para su bien. Y ustedes siguieron nuestro ejemplo y el del Señor, acogiendo la palabra entre tanta lucha con la alegría del Espíritu Santo. Así llegaron a ser un modelo para todos los creyentes de Macedonia y de Acaya. Desde su Iglesia, la palabra del Señor ha resonado no sólo en Macedonia y en Acaya, sino en todas partes. Su fe en Dios había corrido de boca en boca, de modo que nosotros no teníamos necesidad de explicar nada, ya que ellos mismos cuentan los detalles de la acogida que nos hicieron: cómo, abandonando los ídolos, se volvieron a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y vivir aguardando la vuelta de su Hijo Jesús desde el cielo, a quien ha resucitado de entre los muertos y que nos libra del castigo futuro.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Mateo 22,34-40

En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?».
Él le dijo: «"Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser." Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.».

COMENTARIO

 En las escuelas teológicas de la época se discutía cuál era el mandamiento que se debía poner a la cabeza de la lista. Un escriba hace a Jesús la pregunta para ponerlo a prueba; es decir, quiere probar la capacidad del nuevo Maestro y conocer su opinión sobre un debate de moda. Jesús cita en primer lugar dos textos del AT. Uno del Deuteronomio (6. 4-8) y otro del Levítico (19. 18). Los dos pasajes ocupaban el centro de la espiritualidad de Israel, sobre todo el primero, que se recitaba por la mañana y por la noche, se lo bordaba en las mangas de los vestidos y se lo escribía en los dinteles de las puertas. Pero, aunque en su respuesta cita textos conocidos y ya existentes, Jesús aparece nuevo y original frente a las opiniones corrientes. Para él, el mandamiento del amor a Dios y al prójimo no es simplemente el mandamiento que hay que colocar a la cabecera de la lista, sino que cualquiera otra ley que quiera presentarse como voluntad divina debe ser expresión de este doble amor. Con ello Jesús se distancia del legalismo. En segundo lugar, Jesús universaliza el concepto del prójimo. El judaísmo, especialmente en tiempo de Jesús, se debatía en el particularismo, si bien no faltaban intentos de universalismo; el prójimo era el correligionario o a lo más el simpatizante; pero de ningún modo el extranjero y el pagano. En cambio, para Jesús, prójimo es todo el mundo, incluido el extranjero y hasta el desconocido. Prójimo es cualquiera que es objeto del amor de Dios; es decir, todos. En cambio, es permanente la tentación de delimitar el concepto de prójimo o, en cualquier caso, de hacer una clasificación, como si algunos hombres contasen y otros no.
Mas la novedad de Jesús estriba ante todo en haber unido los dos mandamientos. En la capacidad de mantenerlos unidos es como se mide la verdadera fe. Hay como dos tendencias en el espíritu humano, y ellas se disputan también el alma cristiana: la tendencia que acentúa el primado de Dios  y la tendencia que, en nombre de Dios, llama la atención hacia el hombre (por tanto, la justicia, la lucha por un mundo más justo, la toma de posición frente a las estructuras de nuestra sociedad). La primera se diría más religiosa; la segunda, más política. No obstante, semejante juicio es por lo menos superficial y expeditivo; lo religioso, como lo político, tienen significados más complejos. El evangelio quiere que se unan las dos tendencias. Jesús ha mandado amar al prójimo como a sí mismo; por lo tanto, hay que comprometerse en la liberación del hombre. Pero en la lucha generosa por el hombre es preciso afirmar el primado de Dios, al que hay que amar con todas las fuerzas y que debe ocupar el primer puesto en nuestro corazón. Tan es así, que el amor de Dios se inculca sin medida ("con todo el corazón"), pero no el amor del prójimo ("como a sí mismo").

CREDO NICENOCONSTANTINOPOLITANO

Creo en un solo DIOS, PADRE todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, JESUCRISTO, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz. Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros los hombres y por nuestra salvación, bajó del cielo; y por obra del Espíritu Santo se encarnó de  María,  la  Virgen,  y  se  hizo  hombre.
Y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; crucificado muerto y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.
Creo en el ESPÍRITU SANTO, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo, recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo la iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén

PLEGARIA UNIVERSAL.
Suba nuestra oración a Dios Padre todopoderoso que quiere iluminar y salvar a todos los hombres:

1.- Por el Papa Francisco, los obispos, sacerdotes y por todo el pueblo fiel para que ofrezcan siempre una vivencia renovada de su fe en Dios. Roguemos al Señor.

2.- Por los responsables del orden social  y políticos, para que organicen la sociedad de tal manera que nadie quede marginado o despreciado. Roguemos al Señor.

3.- Por los que sufren: para que Dios Padre cure a los enfermos, anime a los oprimidos y tenga misericordia de los que han muerto. Roguemos al Señor.

4.- Por todos nosotros, para que acojamos de corazón a todas aquellas personas que la sociedad considera extrañas e indeseables. Roguemos al Señor.

Oh Dios, que te complaces en los limpios y sinceros corazón, concédenos amarte con la verdad de nuestras obras y así el mundo crea en ti y en tu enviado, Jesucristo. Tú que vive y reinas por los siglos de los siglos.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 27: Ef. 4, 32-5, 8; Sal 1; Lc. 13, 10-17.
Martes 28: Num. 21, 4b-9; Sal 83; Flp. 2, 5-12.; Jn. 3, 11-16.
Miércoles 29: Ef. 6, 1-9; Sal 144; Lc. 13, 22-30.
Jueves 30: Ef. 6, 10-20; Sal 143; Lc. 13, 3-35.
Viernes 31: Flp. 1, 1-11; Sal 110; Lc. 14, 1-6.
Sábado 01: Ap 7, 2-4.9-14; Sal 23; 1Jn 3, 1-3; Mt 5, 1-12ª. Todos Los Santos. Solemnidad (Precepto)
Domingo 02: Jb 19, 1.23-27a; Sal 24; Flp 3, 20-21; Mc 15, 33-39; 16, 1-6. Conmemoración de todos los fieles difuntos