viernes, 16 de enero de 2015

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO II TIEMPO ORDINARIO CICLO B - 18 ENERO 2015

TE BUSCO A TI



PRIMERA LECTURA

Lectura del primer libro de Samuel 3, 3b-10. 19

En aquellos di as, Samuel estaba acostado en el templo del Señor, donde estaba el arca de Dios. El Señor llamó a Samuel, y él respondió: -«Aquí estoy.». Fue corriendo a donde estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy; vengo porque me has llamado.». Respondió Elí: «No te he llamado; vuelve a acostarte.». Samuel volvió a acostarse. Volvió a llamar el Señor a Samuel. Él se levantó y fue a donde estaba Elí y le dijo: «aquí estoy; vengo porque me has llamado.». Respondió Elí: «No te he llamado, hijo mío; vuelve a acostarte.».
Aún no conocía Samuel al Señor, pues no le había sido revelada la palabra del Señor.
Por tercera vez llamó el Señor a Samuel, y él se fue a donde estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy; vengo porque me has llamado.».
Elí comprendió que era el Señor quien llamaba al muchacho, y dijo a Samuel: «Anda, acuéstate; y si te llama alguien, responde: "Habla, Señor, que tu siervo te escucha.”».
Samuel fue y se acostó en su sitio. El Señor se presentó y le llamó como antes: «¡Samuel, Samuel!» Él respondió: -«Habla, que tu siervo te escucha.» Samuel crecía, y el Señor estaba con él; ninguna de sus palabras dejó de cumplirse.

SALMO RESPONSORIAL (Sal 39)

Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito;
me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios. R.

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio.
Entonces yo digo: «Aquí estoy. R.

Como está escrito en mi libro-
para hacer tu voluntad.».
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas. R.

He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios;
Señor, Tú lo sabes. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 6, 13c-15a. 17-20

Hermanos: El cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor; y el Señor, para el cuerpo.
Dios, con su poder, resucitó al Señor y nos resucitará también a nosotros. ¿No saben que sus cuerpos son miembros de Cristo?. El que se une al Señor es un espíritu con él.
Huyan de la fornicación. Cualquier pecado que cometa el hombre queda fuera de su cuerpo. Pero el que fornica peca en su propio cuerpo. ¿O es que no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo?. Él habita en ustedes porque lo han recibido de Dios. No se poseen en propiedad, porque los han comprado pagando un precio por ustedes. Por tanto, ¡glorifiquen a Dios con su cuerpo!.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 35-42

En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice: «Éste es el Cordero de Dios.».
Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: «¿Qué buscan?» .
Ellos le contestaron: «Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?». Él les dijo: «Vengan y lo verán.».
Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; serían las cuatro de la tarde.
Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice: «Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo).».
Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce Pedro).».

PLEGARIA UNIVERSAL

Sugerimos las intenciones por la Unidad  de los cristianos Unidos como hijos de un mismo Padre, y deseando tener en el un solo corazón y una sola alma, oremos a Dios diciendo: Te rogamos, óyenos:

1.- Por la Iglesia, sacramento universal de salvación y de unidad del género humano, para que, la acción del Espíritu la renueve en lo más íntimo y la una más profundamente a nuestro Maestro y Señor. Roguemos al Señor.

2.- Por cuantos se consagran al apostolado de la unidad, por el Consejo Ecuménico de las Iglesias, por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, por las organizaciones que fomentan la unidad. Roguemos al Señor.

3.- Por los que tienen en sus manos los destinos de los pueblos: que Dios, Padre de todos, fuente de toda autoridad y fundamento de toda ley verdadera les conceda su Espíritu de sabiduría para que gobiernen según su eterno plan de salvación. Roguemos al Señor.

4.- Por nosotros, cristianos, para que seamos capaces de decir a las personas que el don de la unidad, que viene del amor de Dios es más fuerte que las divisiones creadas a lo largo de la historia. Roguemos al Señor.

Dios Salvador nuestro, renueva hoy los prodigios de tu  misericordia y haz que, reconociendo en la historia las obras de tus manos, nos veamos reforzados en nuestra vida para ser testigos del evangelio en el mundo. Por Cristo nuestro Señor.

COMENTARIO

¿Qué buscan?, les dice Jesús y a Andrés. Es su primera palabra, el primer sonido de esa voz que les va a revelar cosas extraordinarias y a llevarlos muy lejos. Jesús ve que están buscando. Hasta entonces, seguían a Juan el Bautista, sin vacilar, lo dejan para seguir a aquel desconocido. Será su oportunidad más fantástica, y Juan indica con esmero la hora. Las cuatro de la tarde. Jesús simpatizó pronto con ellos, le gustan los hombres capaces de dejarlo todo por él. Pero ya su primera pregunta empieza a penetrar en ellos. ¿Qué buscan? ¿Qué esperan de mí’?. Muchos se engañan sobre él.
Le dirá a la gente: Me buscan, pero ¿por qué’ ¡Porque les he dado abundantemente de comer! Preguntará a sus apóstoles: ¿Quién dicen que soy yo...? Y para ustedes, ¿quién soy? Preguntando hasta el final qué es lo que esperan de él, le dirá a María Magdalena: ¿A quién buscas?. En este momento, me dice a mi: ¿Qué andas buscando’ ¿Qué es lo que buscas cuando me buscas a mí? Quizás  sea   algo  confuso,  como  le ocurría a Juan y a Andrés: Dónde estás? ¿Dónde vives? Lo buscamos en el evangelio, pero allí no tenemos ni su voz ni sus ojos; será siempre para nosotros un desconcertante misterio de presencia- ausencia. Sabemos que está allí; actúa en el mundo y quiere actuar en nuestra vida, pero ¡Cuánta forma de fe se necesita (la única forma de tomarlo) para entrar en contacto con él y mantener ese contacto! Muchas veces nos sentimos tentados de pensar sólo en el hombre de ayer. El habló, y nos gusta verlo como maestro de sabiduría; lo utilizamos para apoyar nuestras mejores  ideas de justicia.
Abrirnos el evangelio como si fuera una caja de caudales, para buscar en él frases  de  oro.  Pero  ¿y a él? ¡El está vivo! Espera nuestros pasos para volver la cabeza y salirnos al encuentro: ¿Qué quieres? A esto no hay más que una respuesta, la que cambia toda la vida, la gracia de las gracias cuando brota de todo nuestro ser: Lo que quiero, eres tú. Te busco a ti.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes: Heb  5, 1-10;  Sal  109;  1-4; Mc 2,  18-22.
Martes: Heb 6, 10-20; Sal 110; 1-2.4-5.9-10; Mc 2, 23-28.
Miércoles: Santa Ines, Virgen y mártir (MO) Heb 7, 1-3.15-17; Sal 109, 1-4; Mc 3, 1-6.
Jueves:  Heb 7, 25—8, 6; Sal 39, 7-10.17; Mc 3, 7-12.
Viernes: Heb 8, 6-13; Sal 84, 8.10-14; Mc 3, 13-19.
Sábado: San Francisco de Sales, obispo y doctor de la Iglesia (MO) Heb 9, 2-3.11-14; Sal 46, 2-3.6-9; Mc 3, 20-21.

Domingo: III del Tiempo Ordinario Jn 3, 1-5.10; Sal 24,m4-9; 1Co 7, 29-31; Mc 1, 14-20