jueves, 28 de enero de 2016

LECTURAS Y COMENTARIO IV DOMINGO TIEMPO ORDINARIO CICLO C - 31 ENERO 2016

¿RECHAZAR A JESÚS?
Sinagoga de Nazareth - Israel

ORACION COLECTA

Señor Concedemos amarte con todo el corazón y que nuestro amor se extienda también a todos los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Jeremías 1,4-5.17-19

En tiempo del rey Josías, el Señor me dirigió la palabra y me dijo: «Antes que te formara en el seno materno, me fijé en ti, antes que nacieras, te consagré a mi servicio y te hice profeta para las naciones. Así pues, manos a la obra: ponte en pie y diles todo lo que yo te mande. No les tengas miedo, y yo no te haré temblar ante ellos. Mira: yo te convierto hoy en ciudad fortificada, en columna de hierro, en muralla de bronce, para que te enfrentes a todo el país de Judá, a sus reyes y sus notables, a los sacerdotes y a la masa del pueblo. Ellos te harán la guerra, pero no te vencerán, pues yo estoy contigo para librarte. Yo, el Señor, doy mi palabra.».

SALMO RESPONSORIAL (70)

Mi boca contara tu salvación, señor

A ti, Señor, me acojo: no quede yo derrotado para siempre; tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo, inclina a mí tu oído y sálvame. R.

Sé tú mi roca de refugio, el alcázar donde me salve, porque mi peña y mi alcázar eres tú. Dios mío, líbrame de la mano perversa. R.

Porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor, desde mi juventud. En el vientre materno ya me apoyaba en ti, en el seno tú me sostenías. R.

Mi boca contará tu auxilio, y todo el día tu salvación. Dios mío, me instruiste desde mi juventud, y hasta hoy relato tus maravillas. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los Corintios 12, 31-13,13

Hermanos: Aspiren a los carismas mejores. Pero todavía hay un camino más perfecto, y se lo voy a mostrar. Si yo hablo las lenguas de los hombres y de los ángeles, pero no tengo amor, soy una campana que suena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y conozco todos los misterios y poseo todos los conocimientos, y tengo toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, pero no tengo amor, no soy nada. Si reparto todos mis bienes a los pobres y me glorío de entregar la vida, pero no tengo amor, no me sirve de nada. El amor es paciente, el amor es bondadoso, no es envidioso, no hace alardes, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no es rencoroso, no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. El amor todo lo soporta, el amor todo lo sufre; cree sin límites, espera sin límites. El amor no pasará jamás. Nuestras profecías se acabarán, el hablar en lenguas se terminará, los conocimientos ya no harán más falta. Porque nuestros conocimientos y nuestras profecías son cosas imperfectas. Pero cuando llegue el momento de la perfección, lo imperfecto se acabará. Cuando uno es niño, habla como niño, juzga como niño, piensa como niño. Pero al hacerse adulto, ya no sigue actuando como niño. Actualmente vemos a Dios reflejado en imágenes y a través de símbolos. Pero al final lo veremos cara a cara. Ahora lo conozco imperfectamente, entonces lo conoceré como él me conoce a mí. Así pues, los dones que no pasan son estos tres: la fe, la esperanza y el amor. De ellos el más grande es el amor. «Palabra de Dios. Te alabamos Señor».

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 4, 21-30

Después de leer el pasaje del profeta Isaías, Jesús comenzó a decir en la sinagoga de Nazaret: «Este pasaje de la Escritura se ha cumplido al escucharlo hoy ustedes.» Y todos le manifestaban su aprobación y estaban llenos de admiración por el lenguaje de misericordia que empleaba, y comentaban: «¿No es este el hijo de José?» Él les respondió: «Sin duda me aplicarán aquel dicho: “Médico, cúrate a ti mismo” y me dirán: Haz también aquí en tu patria todo lo que hemos oído decir que hiciste en Cafarnaún.» Y añadió: «Yo les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su patria. En verdad les digo que en tiempo de Elías, cuando dejó de llover por tres años y medio y hubo un hambre tan grande en todo el país, había muchas viudas en Israel; y sin embargo Elías no fue enviado a socorrer sino a aquella viuda que vivía en Sarepta, en el territorio de Sidón. Y también en tiempo del profeta Eliseo había muchos leprosos en Israel, y ninguno de ellos fue curado sino Naamán, que era de Siria.» Al  oír esto, todos en la sinagoga se llenaron de rabia, se pusieron de pie y sacaron a Jesús y lo llevaron hasta un barranco en la montaña donde está construida la población, con intención de despeñarlo. Pero él se abrió paso entre ellos y se alejó.

PLEGARIA UNIVERSAL

Oremos hermanos a Dios nuestro Padre, para que escuche las oraciones de los que no s reunimos en su nombre:

1.- Por este domingo pidamos a Dios por la Iglesia Universal, de manera especial por las pequeñas comunidades de fe que se encuentran aisladas por diversas circunstancias, persecuciones y marginación, para que todas ellas perseveren unidas en la Palabra de Cristo y nosotros nunca nos olvidemos de ellas. Roguemos al Señor.

2.- Pidamos por los Obispos de nuestro país, para que con su trabajo y testimonio animen a nuestros hermanos de las comunidades más abandonadas. Roguemos al Señor.

3.- Pidamos por los sacerdotes de nuestra Iglesia, para que, renovados con el Espíritu de Cristo, sean fieles a su misión, testigos de la misericordia divina, y animen en la fe a los hermanos más débiles de nuestra comunidad. Roguemos al Señor.

4.- Pidamos por las familias de nuestra parroquia, para que se esfuercen en educar en valores cristianos, sean verdaderas escuelas de fraternidad, de comunión; corrijan con caridad y animen a vivir con esperanza cristina. Roguemos al Señor.

Padre de bondad y Dios de todo consuelo, que tanto amaste al mundo que le diste a tu Hijo Unigénito, muestra tu misericordia y danos tu salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Presentamos, Señor estas ofrendas en tu altar como signo de nuestra servidumbre, concédenos que al ser aceptadas por ti, se convierta par tu pueblo en sacramento de vida y redención. Por Jesucristo nuestro Señor.


ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Reanimados por estos dones de nuestra salvación, te suplicamos, Señor, que el Pan de vida eterna nos haga crecer continuamente en la fe verdadera. Por Jesucristo nuestro Señor.

COMENTARIO

La lectura de este domingo es complemento de la semana anterior. Comienza con una reacción más bien llena de simpatía: “Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios”. Pero acaba con unas palabras de violencia: “Se pusieron furiosos y lo empujaron fuera del pueblo”. ¡Rechazar a Jesús!. ¡Rechazar a aquel que era el abrazo de Dios abierto para acoger a todos los hombres!.
Es tremendo, pero puede pasarnos también a nosotros. Y aunque no lleguemos a rechazarlos, el evangelio debe ponernos siempre en estado de alerta. ¿Por qué la gente de Nazareth pasa de  la admiración al odio? Jesús debió sentir ironías mucho más fuertes que las que nos dice el texto y no vacila en sacar las consecuencias: las gracias de salvación que venía a ofrecerles las recibirán otros,  como ocurrió con la viuda  fenicia y con el leproso sirio, que fueron escuchados a pesar de no ser judíos.
Esta apertura a los paganos les molesta; no pueden  creer  en ese hombre. A lo largo de los siglos, se rechazará a Jesús por otras razones, pero en la base de todas las repulsas estará el mismo rechazo fundamental que se nos sugiere aquí con la perplejidad de su auditorio: “No es más que el hijo de José”. Los que piensan que Jesús es sólo un hombre, aun cuando lo admiren mucho, no pueden darle en sus pensamientos y en su vida el lugar enorme que exige. Aceptan al hombre, pero rechazan al Hijo de Dios. Esto quizás no sea nuestro caso, pero buscamos acomodar a Jesús a nuestras ideas o a nuestro ambiente que equivale a rechazar su espíritu y por tanto a rechazarlo a él. Ante las aperturas de la Iglesia, de un obispo o sacerdote surge nuestra reticencia y enfado: “Sería mejor que se dedicara a los buenos cristianos”. Cada vez que estrechamos el ofrecimiento de la salvación, rechazamos a Jesús. También podemos aceptar a Jesús de buena gana con tal de que le deje vivir tranquilos. Pero un acontecimiento que los pone ante una exigencia evangélica y les parece tan inadmisible hace que acuda la repulsa de nuestra parte: “¡No puedes pedirme eso!”. Empujan a Jesús “fuera de su pueblo”, fuera de su vida.  No hay nada  tan desolador como ver tanta fe y hasta una vida tan larga de fidelidad, transformarse  en desconocimiento, en abandono, en  odio. Muchos cristianos tienen el gran peligro de escoger del evangelio lo que les conviene y aquello que les fastidia  lo deja de lado. “Jesús se abrió paso entre ellos y se alejó”. Jesús pasa, con sus llamadas  con sus ofrecimientos. Generalmente es fácil decirle que sí;  el evangelio no está hecho para hombres excepcionales, sino  para los pequeños. Pero cuando eso resulta más duro, no olvidemos que sólo él tiene “palabras de vida eterna”, seguirá su camino al encuentro de otros que tengan más fe y más coraje

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 01: 2Sam 15, 13-14.30; 16, 5-13; Sal 3; Mc 5, 1-10.
Martes  02: La Presentación del Señor (F) Mal 3, 1-4; Sal 23; Heb 2 14-18; Lc 2, 22-40.
Miércoles 03: 2Sam 24, 2.9-17; Sal 31; Mc 6, 1-6.
Jueves 04: 1Re 2, 1-4.10-12; Sal de 1Cro 29, 10-12; Mc 6, 7-13.
Viernes  05: Santa Águeda, Virgen y Mártir (MO) Eclo 47, 2-11; Sal 17; Mc 6, 14-29.
Sábado 06: San Pablo Miki y compañeros, mártires (MO). 1Re 3, 4-13; Sal 118; Mc 6, 30-34.
Domingo  07: V del Tiempo Ordinario Is 6, 1-2ª.3-8; Sal 137; 1Cor 15, 1-11; Lc 5, 1-11.
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COMENTARIOS AL EVANGELIO
Lc 4, 21-30

1.- Texto. Retoma del domingo pasado el comentario de Jesús a la lectura que él mismo había hecho de Is. 61,1-2 en la sinagoga de Nazaret. Hoy se cumple este pasaje que acabáis de oír. Recordemos que el pasaje en cuestión habla de gracia para los judíos y de desquite para el opresor extranjero, y que Jesús ha suprimido lo del desquite.
Los asistentes no pueden dar crédito al corte operado por Jesús en el pasaje de Isaías y así se lo testimonian todos a una. Están extrañados de que sólo haya mencionado lo del año de gracia suprimiendo lo del día de desquite. La traducción litúrgica no ha entendido así la reacción de los asistentes. Es cierto que el texto griego habla de admiración. ¡Pero la admiración puede ser también negativa! Por ejemplo, si me admiro de una barbaridad, no quiero indicar con ello que la apruebe sino que me causa estupor y extrañeza. Por esta razón me permito corregir la traducción del v.22 de la siguiente manera: Todos a una le testimoniaban extrañeza por las hermosas palabras que había pronunciado y se decían: ¿No es éste el hijo de José? Les parece sencillamente monstruoso que uno a quien ellos conocían bien pudiera tomarse tales licencias y libertades con la intocable sagrada Escritura.
¡Hasta esto podríamos llegar! La respuesta de Jesús a esta reacción de sus paisanos se centra en hacerles ver que la lectura que él ha hecho tiene su origen y razón de ser en la propia sagrada Escritura que ellos parecen conocer tan bien. Les invita a que recuerden el capítulo 17 del primer libro de los reyes y el capítulo 5 del segundo libro de los Reyes. En el primer caso la beneficiaria de la acción es una mujer libanesa; en el segundo, un general sirio. ¡Líbano y Siria! ¡Casi nada, entonces y hoy! El desenlace es brutal. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejó.
Resumiendo: Estamos en los comienzos de la actividad de Jesús en versión de Lucas. El autor nos presenta a un Jesús sintetizando y llevando a cumplimiento el mensaje de gracia acumulado a lo largo del Antiguo Testamento, mensaje que, sin embargo, el Pueblo de Dios parece haber olvidado e incluso manipulado en beneficio exclusivo suyo. Comentario. El viento del Espíritu sopla fuerte en la obra de Lucas ya desde los comienzos de ésta. En el interior del Pueblo de Dios hay malestar y rabia por los aires del Espíritu.
Estaríamos desenfocados si aplicáramos al texto de hoy una lente étnica. No nos hallamos ante un incidente del pueblo judío, sino ante un incidente de pueblo de Dios, de personas que creen en Dios y viven y se organizan como tales. No es cuestión de raza, sino de armazón mental humano y religioso.
Armazón mental hecho de conciencia de superioridad, méritos y derechos adquiridos y esgrimidos. Su resultado o consecuencias son la miopía, la cerrazón y el exclusivismo. En un armazón así la apertura a todos, sin distinción, tiene que resultar por fuerza molesta y poco deseada.
A.- BENITO
DABAR 1989, 11




2.- Continúa la homilía de Jesús sobre Is 51,1-2. Su interpretación del profeta no parece haber interesado mucho a los oyentes. Estos están más bien preocupados por la omisión de la frase del texto de Isaías sobre la venganza de Dios. Esta omisión la consideran una manipulación del texto sagrado. De ahí su protesta (v.22): "¿Quién se cree que es?". En la base de esta reacción se halla una concepción nacionalista.
El tiempo de Jesús se caracteriza, en efecto, por una tensa conciencia nacional, llena de odio y de rechazo de todo lo que no fuera judío. Para una psicología política de estas características, cualquier toma de posición exenta de venganza aparece como sospechosa de antipatriotismo. Esta es, en el fondo, la acusación que le hacen a Jesús sus paisanos: es un traidor. En realidad, Jesús no hace más que desmontar el supuesto privilegio de Israel, a base de datos tomados de la propia historia judía.
Pone las cosas en su punto, haciéndoles ver a sus paisanos que Dios no excluye a los demás pueblos, los cuales pueden incluso ser más dignos que Israel. Jesús hace una lectura apatriótica de la historia de Israel.
Después viene lo de siempre. Los patrocinadores del nacionalismo pasan de la palabra a los hechos. y éstos son, inevitablemente, violentos.
EUCARISTÍA 1989, 6




3.- Jesús se presenta a sus paisanos para anunciarles el año de gracia, para proclamar que con su venida al mundo se inaugura ya la salvación que profetizara Isaías. Este es el contenido de la explicación que hizo Jesús en la sinagoga de Nazaret sobre el texto profético.
Aunque Lucas advierte que las palabras de Jesús eran palabras de gracia, esto es, palabras inspiradas, no hallaron fácil acceso al corazón de sus paisanos. En cierto modo el conocimiento que tenían de él y de su familia era un inconveniente para escucharle y aceptar su mensaje. 
La vida cotidiana no se deja inquietar por lo extraordinario, ve incluso una amenaza en lo que se sale de lo corriente. Como si los hombres pensaran que lo verdaderamente grande y divino debe ser lo más distante. Como si los hombres se resistieran a admitir la cercanía de Dios y su encarnación entre los hombres. 
Por eso, los vecinos de Nazaret no podían comprender que su carpintero fuera un enviado de Dios, mucho menos el Mesías, y no digamos ya el mismo Hijo de Dios hecho hombre. Además, ¿por qué no hacía en su pueblo lo que se decía que había hecho en Cafarnaúm? 
Jesús conoce las cavilaciones de sus paisanos y las pone al descubierto con un refrán: "Sin duda me recitaréis aquel refrán: "Médico, cúrate a ti mismo", y responde con otro refrán: "Nadie es profeta en su tierra". Para mayor abundancia aclara el sentido de su respuesta con algunos ejemplos bíblicos. Ya los profetas Elías y su discípulo Eliseo tuvieron que abandonar a un pueblo recalcitrante que les rechazaba, y dirigirse a los gentiles, a los extranjeros. 
En todos estos casos se muestra la soberanía de Dios, que puede dar a los gentiles lo que no merecen, por su incredulidad, los hijos de Israel. Escandalizados por las palabras de Jesús, y heridos en su amor propio, los nazaretanos atentan contra la vida del que se ha presentado ante ellos como enviado de Dios. Esta anécdota de Nazaret se radicalizará y se universalizará en el rechazo del que será objeto Jesús al ser entregado por los judíos y morir fuera de los muros de la ciudad santa bajo el poder de los romanos.
Porque "vino a los suyos, y los suyos no le recibieron".
EUCARISTÍA 1986, 7




El año «santo» AÑO-SANTO/HEBREO 
Lucas sugiere que Jesús se sirvió de un acontecimiento religioso para dar resonancia a su llamada pública. La cosa sucedió en Nazaret. Jesús propuso un modo nuevo de leer un texto de Isaías: no verle como un sueño del pasado, sino ponerle en práctica hoy mismo. Estableció un vehículo de relación entre un año «santo» que debía estarse celebrando por entonces y la palabra del profeta que anunciaba un año «de gracia, de favor» del Señor, un año de renovación, La celebración del año «santo» estaba integrada en la Ley de Moisés y tenía sus normas bien determinadas: en él había que dar la libertad a los esclavos, perdonar las deudas, facilitar que todo el mundo pudiera recobrar su capital inicial vinculado a una parcela de tierra. El núcleo de esta idea era que cada 50 años todo el mundo tuviera la posibilidad de volver a comenzar sobre bases nuevas; quedaba claro, de esta forma, que las relaciones humanas no deben ser ocasión de explotación, sino de desarrollarse comunitariamente. Así unos y otros recobraban su libertad: el pobre porque había sido reducido a la esclavitud; el rico porque se ahogaba bajo el peso de la acumulación de bienes.
Normalmente cada 50 años el sumo sacerdote debía decretar en Jerusalén un año «santo» y proponer a todos la renovación que exigía la Ley de Moisés pero de hecho tomaban buenas precauciones para no llevarlo a la práctica. Por eso se comprende perfectamente que la llamada de Jesús a entrar en un verdadero año «santo» era, simultáneamente, una interpelación a todo el pueblo (la Biblia les concernía a todos), la propuesta de una transformación social y un desafío a la autoridad religiosa. Con toda justicia podía Jesús comenzar su predicación con este anuncio: «Felices los que sois pobres, vuestro es el Reino de Dios; felices los que ahora tenéis hambre, seréis saciados felices los que ahora lloráis, reiréis. Sí. Si todos respondían a la llamada del Reino, si todos cambiaban su manera de vivir, los pobres conocerían la felicidad; muerto el egoísmo, todos podrían vivir como hermanos. Nada extraño que ya desde el comienzo Jesús inquietara a los mantenedores del orden establecido: el Reino de Dios amenazaba con desestabilizar a muchas gentes muy bien establecidas.
ALAIN PATIN
SANTANDER-1979.Págs. 49-50


viernes, 22 de enero de 2016

LECTURAS Y COMENTARIO III DOMINGO CICLO C - 24 ENERO 2016

HOY SE CUMPLE LA ESCRITURA
 LECTURAS Y COMENTARIO III DOMINGO CICLO C - 24 ENERO 2016

ORACION COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, ayúdanos a llevar una vida según tu voluntad para que podamos dar en abundancia frutos de buenas obras en nombre de tu Hijo predilecto. Él, que vive y reina contigo.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Nehemías 8,2-4a.5-6.8-10

En aquellos días, el sacerdote Esdras trajo el libro de la Ley ante la asamblea, compuesta de hombres, mujeres y todos los que tenían uso de razón. Era mediados del mes séptimo. En la plaza de la Puerta del Agua, desde el amanecer hasta el mediodía, estuvo leyendo el libro a los hombres, a las mujeres y a los que tenían uso de razón.
Toda la gente seguía con atención la lectura de la Ley. Esdras, el escriba, estaba de pie en el púlpito de madera que había hecho para esta ocasión. Esdras abrió el libro a la vista de todo el pueblo –pues se hallaba en un puesto elevado– y, cuando lo abrió, toda la gente se puso en pie. Esdras bendijo al Señor, Dios grande, y todo el pueblo, levantando las manos, respondió: «Amén, amén.» Después se inclinaron y adoraron al Señor, rostro en tierra.
Los levitas leían el libro de la ley de Dios con claridad y explicando el sentido, de forma que comprendieron la lectura. Nehemías, el gobernador, Esdras, el sacerdote y escriba, y los levitas que enseñaban al pueblo decían al pueblo entero: «Hoy es un día consagrado a nuestro Dios: No hagan duelo ni lloren.» Porque el pueblo entero lloraba al escuchar las palabras de la Ley. 
Y añadieron: «Anden, coman buenas tajadas, bebed vino dulce y envíen porciones a quien no tiene, pues es un día consagrado a nuestro Dios. No estén tristes, pues el gozo en el Señor es su fortaleza.».

SALMO RESPONSORIAL (Sal 18)

Tus palabras, Señor, son espíritu y vida

La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel 
e instruye al ignorante. R.

Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón; 
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R.

La voluntad del Señor es pura  
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos 
y enteramente justos. R.

Que te agraden las palabras de mi boca,
y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón,
Señor, roca mía, redentor mío. R.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12,12-30

Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.
 El cuerpo tiene muchos miembros, no uno solo. Si el pie dijera: «No soy mano, luego no formo parte del cuerpo», ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo?. Si el oído dijera: «No soy ojo, luego no formo parte del cuerpo», ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo?. Si el cuerpo entero fuera ojo, ¿cómo oiría? Si el cuerpo entero fuera oído, ¿cómo olería? Pues bien, Dios distribuyó el cuerpo y cada uno de los miembros como él quiso. Si todos fueran un mismo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?. Los miembros son muchos, es verdad, pero el cuerpo es uno solo. El ojo no puede decir a la mano: «No te necesito»; y la cabeza no puede decir a los pies: «No os necesito.» Más aún, los miembros que parecen más débiles son más necesarios. Los que nos parecen despreciables, los apreciamos más. Los menos decentes, los tratamos con más decoro. 
Porque los miembros más decentes no lo necesitan. Ahora bien, Dios organizó los miembros del cuerpo dando mayor honor a los que menos valían. Así, no hay divisiones en el cuerpo, porque todos los miembros por igual se preocupan unos de otros. Cuando un miembro sufre, todos sufren con él; cuando un miembro es honrado, todos se felicitan. Pues bien, ustedes son el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro. Y Dios os ha distribuido en la Iglesia: en el primer puesto los apóstoles, en el segundo los profetas, en el tercero los maestros, después vienen los milagros, luego el don de curar, la beneficencia, el gobierno, la diversidad de lenguas. ¿Acaso son todos apóstoles? ¿O todos son profetas? ¿O todos maestros? ¿O hacen todos milagros? ¿Tienen todos don para curar? ¿Hablan todos en lenguas o todos las interpretan?.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 1,1-4; 4,14-21

Excelentísimo Teófilo: Muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han verificado entre nosotros, siguiendo las tradiciones transmitidas por los que primero fueron testigos oculares y luego predicadores de la palabra. Yo también, después de comprobarlo todo exactamente desde el principio, he resuelto escribírtelos por su orden, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.
En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza de Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan. Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor.» Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él.  Y él se puso a decirles: «Hoy se cumple esta Escritura que acaben de oír.».

COMENTARIO

Comenzamos este domingo el evangelio según san Lucas. La lectura de hoy tiene dos  partes: los primeros versículos corresponden a la introducción que Lucas puso a su obra y los  restantes narran la primera aparición en público de Jesús.  La primera parte es una declaración de intenciones por parte del autor. Nos dice por qué escribe y para qué escribe, a la vez nos da cuenta de su metodología de trabajo. Todo ello con el gusto retórico, a veces exagerado, de la época.  La segunda parte del texto de hoy comienza con una indicación sobre la fama, docencia y aceptación de Jesús en las sinagogas de Galilea. Este resumen inicial, con un Jesús impulsado por el Espíritu, ambienta y sirve de telón de fondo. Lo concreto nos lo aporta un lugar familiar para Jesús: Nazareth. Servicio religioso de los sábados en la sinagoga, con sus plegarias, lecturas e invocaciones. Lucas se fija en la segunda de las lecturas que se hacían, la tomada de los profetas. Cualquier asistente varón podía hacerla, por iniciativa propia o por invitación del jefe de la sinagoga. A Jesús se le entrega el rollo de un profeta concreto. El lector gozaba de cierta libertad para leer más o menos cantidad de texto. Jesús lee más bien poco: no llega a un versículo y medio. Se trata de Isaías 61, 1-2. Lo lee puesto en pie, como era  preceptivo. Devuelve después el rollo al maestro de ceremonias y se sienta para explicar la  lectura. También cualquier asistente podía tener la homilía. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Desde que Jesús se pone en pie para leer hasta que da comienzo a su homilía la descripción de Lucas es minuciosa. Los gestos, las palabras, los movimientos: todo queda consignado en su más mínimo detalle. Todo parece pensado para realzar el momento, para marcar su importancia. Las palabras de Jesús resuenan impresionantes: Hoy han escuchado el cumplimiento de este pasaje de la Escritura. Jesús hace suyo el programa anunciado por el profeta en una acción movida por el Espíritu Santo. Se presenta como Salvador, especialmente del hombre más necesitado y marginado, del que más siente la propia miseria. Esto significa que, para la iglesia primitiva y para Lucas, la venida de Jesús supone el cambio decisivo de la historia, el cumplimiento de toda la esperanza.
La visión conjunta de los dos textos, que acabamos de presentar nos lleva a tres conclusiones principales:
 a) En el principio está el hecho de Jesús; nosotros debemos aceptarle como aquél que viene desde Dios y nos transmite la fuerza de su Espíritu. b) Aceptar a Jesús significa actualizar su obra de liberación para los hombres; sólo quien sigue su gesto y ayuda a los enfermos, libera a los cautivos y proclama el evangelio para todos los pobres de la tierra, sólo ése habrá entendido el mensaje de Jesús, según san Lucas. c) Pero, a la vez, un auténtico cristiano está obligado a "conocer la solidez de la enseñanza" que recibe (1-4); para eso ha escrito Lucas su evangelio, recogiendo las tradiciones de su tiempo; para eso debemos   conocerlo  y meditarlo.

PLEGARIA UNIVERSAL

Junto al lago comienza esta etapa de Jesús, desde la Galilea de los gentiles, comienza a llamar a sus discípulos. También hoy sale a nuestro encuentro, pidámosle que sepamos acoger su mensaje y ponernos a su disposición:

1.- Pidamos por la Iglesia, de manera especial por el Papa, los Obispos y a quienes acompañan nuestras comunidades, para que el Señor les conceda sabiduría y los ilumine con su Espíritu para  guiar nuestra Iglesia y  sus comunidades. Roguemos al Señor.

2.- Por los grupos de nuestra Parroquia, para nos  esforcemos en comunicar el mensaje de Cristo por medio de nuestro testimonio. Roguemos al Señor.

3.- Por nuestros hermanos y hermanas que se encuentran delicados de salud en los hospitales, para que siempre haya hermanos solidarios que los acompañen en su dolor. Roguemos al Señor.

4.- Por los hermanos que migran a otros lugares en busca de oportunidades de trabajo y mejores condiciones de vida, para que siempre haya hermanos que les brinden hospitalidad. Roguemos al Señor.

5.- Por los jóvenes de nuestra comunidad, para el Señor les conceda sabiduría para descubrir las oportunidades en lo cotidiano. Roguemos al Señor.

Padre, atiende con generosidad las necesidades de tu pueblo, para que puedan seguir sin contratiempos las enseñanzas de tu Hijo. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Señor, recibe con bondad nuestros dones y al consagrarlos con el poder de tu Espíritu haz que se conviertan para nosotros en dones de salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Dios todopoderoso te pedimos que cuantos hemos recibidos tu gracia vivificadora nos alegremos siempre de este don admirable que nos haces. Por Jesucristo nuestro Señor.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 25: La Conversión de san Pablo (MO) Hch 22, 3-16;  Sal 116; Mc 16, 15-18.
Martes 26: Santos Timoteo y Tito, obispos (MO) 2Tim 1, 1-8; o (Tt 1, 1-5) Sal 95; Lc 10, 1-9.
Miércoles 27: 2Sam 7, 2-17; Sal 88; Mc 4, 1-20.
Jueves 28: Santo Tomas de Aquino, Presbítero y doctor de la Iglesia (MO) 2Sam 7, 18-19.24-29; Sal 131; Mc 4, 21-25.
Viernes 29: 2Sam 11, 1-4ª.5-10ª.13-17; Sal 50; Mc 4, 26-34.
Sábado 30: 2Sam 12, 1-7ª.10.17; Sal 50; Mc 4, 35-41.
Domingo 31: IV del Tiempo Ordinario. Jr 1, 4-5.17-19; Sal 70; 1Cor 12, 31—13, 13; Lc 4, 21-30.




COMENTARIOS AL EVANGELIO
Lc 01, 01-04; 04, 14-21

1.- Texto. La primera parte es una declaración de intenciones por parte del autor. Nos dice por qué escribe y para qué escribe, a la vez que da cuenta de su metodología de trabajo. todo ello con el gusto retórico, a veces exagerado, de la época. Por ejemplo, en el uso de "muchos", identificando variedad y multiplicidad.
Desconocemos la identidad de Teófilo, a quien Lucas dedica sus dos obras (Evangelio y Hechos). Probablemente se trata de un recién incorporado al cristianismo, a quien el autor quiere proporcionar una sólida garantía de la instrucción rudimentaria que ha recibido. Tras una investigación exhaustiva de las tradiciones recibidas, Lucas hace una presentación sistemática de los acontecimientos, ofreciendo un conjunto literario articulado.
La segunda parte del texto nos traslada a los comienzos de la actividad de Jesús, que Lucas resume como actividad docente en las sinagogas de Galilea, guiado todo por la fuerza del Espíritu.
A continuación presenta un caso concreto de docencia en una sinagoga concreta. Una sinagoga significativa por hallarse en el lugar donde Jesús se crió. El relato de Lucas da por supuesto el conocimiento del funcionamiento litúrgico sinagogal de los sábados con sus cantos, recitaciones, orden y modalidad de las lecturas, bendición final.
Probablemente Jesús ha sido invitado por el presidente de la sinagoga a leer y comentar la segunda lectura, tomada del profeta Isaías. ¿Lectura ya reglamentada o de libre elección por el lector? No podemos saberlo a ciencia cierta, aunque el giro de la expresión "encontró un pasaje" parece significar más bien que el propio Jesús busca expresamente el pasaje. Hagamos también nosotros la prueba y busquemos el pasaje en el comienzo del capítulo 61 de Isaías. Constataremos que Jesús termina la lectura en el v.2a, suprimiendo el aspecto negativo del mensaje proclamado por Isaías. El pasaje habla de proclamar el año de gracia del Señor, el día de desquite de nuestro Dios. Jesús lee lo del año de gracia y omite lo del día de desquite. ¿Omisión deliberada? El relato de Lucas continúa con escueto grafismo: Jesús cerró el libro (enrolló, los libros eran tiras largas de pergamino), lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos los presentes le miraban atentamente. La reacción es de expectación, motivada sin duda por algo chocante y que les ha llamado la atención, aparte de la fama de su paisano. ¿Eso chocante no será precisamente la omisión de la frase referente al desquite? La reacción de los presentes es de expectación y de prevención contra Jesús, y no de estima y de confianza hacia él, como a menudo se dice.
El comentario de Jesús al pasaje leído es breve y enfático: "Hoy se cumple este pasaje que acabáis de oír". Resalta la posición enfática del adverbio. Lo proclamado por el profeta quinientos años atrás en medio de los desastres de la guerra (pobreza, dolor, encarcelamientos) tiene su cumplimiento ahora. Jesús hace suyo aquel mensaje, lo depura de toda connotación negativa y le da cumplimiento cabal. La omisión de la frase referente al desquite de nuestro Dios ha sido intencionada. Jesús no sabe nada de venganzas y de desquites de Dios.
Resumiendo: Lucas, un autor con una metodología de trabajo rigurosa, quiere completar y garantizar la instrucción cristiana básica y rudimentaria de los recién bautizados. En esta línea empieza presentando la enseñanza de Jesús como una enseñanza que da cumplimiento al mensaje de gracia acumulado a lo largo del Antiguo Testamento, relectura que puede desencadenar una prevención contra él.
Comentario. El Evangelio de Lucas es una larga catequesis con vistas a profundizar en la fe recibida.
A la hora de profundizar debemos estar dispuestos a dejarnos cuestionar por la enseñanza de Jesús. Es muy posible que existan en nosotros, aun sin ser conscientes de ello, adherencias y esquemas incorrecta o falsamente religiosos.
Jesús es el hoy de tantas esperanzas de tanta gente marginada y maltratada que, al igual que Dios, nada sabe de venganza y de desquite.
¡Cuántas veces parecen inevitables e insuperables la venganza y el desquite! Jesús nos invita a superar esa fase, por difícil y costosa que nos parezca.
A.- ·BENITO
DABAR 1989, 10



2.-Comentario. Lucas es el único evangelista que antepone a su obra una declaración de intenciones. La dedica a un ilustre personaje para que conozca la solidez de las enseñanzas que ha recibido.
Esta solidez es resultado de la aplicación de un método, cuyos componentes son la comprobación exacta de todo desde un comienzo.
Nos hallamos, pues, ante una obra con garantías críticas. El género literario de la misma lo precisa también su autor: relato.
No es, pues, el simple enumerar sin argumento. Es descripción de hechos y acontecimientos elaboradamente; un relatar relacionada, según un argumento, según un orden.
La segunda parte del texto de hoy comienza con una indicación sobre la fama, docencia y aceptación de Jesús en las sinagogas de Galilea. Este resumen inicial, con un Jesús impulsado po el Espíritu, ambienta y sirve de telón de fondo. Lo concreto nos lo aporta un lugar familiar para Jesús: Nazaret. Servicio religioso de los sábados en la sinagoga, con sus plegarias, lecturas e invocaciones. Lucas se fija en la segunda de las lecturas que se hacían, la tomada de los profetas. Cualquier asistente varón podía hacerla, por iniciativa propia o por invitación del jefe de la sinagoga. ¿Existía en tiempo de Jesús un ciclo de lecturas fijo y obligatorio? No lo sabemos con certeza. Lucas parece suponer un cierto ordenamiento: a Jesús se le entrega el rollo de un profeta concreto. Lo que sí parece cierto es que, tratándose de la segunda lectura, el lector gozaba de cierta libertad para leer más o menos cantidad de texto.
Jesús lee más bien poco: no llega a un versículo y medio. Se trata de Isaías 61, 1-2. Lo lee puesto en pie, como era preceptivo. Devuelve después el rollo al chazán o maestro de ceremonias y se sienta para explicar la lectura. También cualquier asistente podía tener la homilía. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Desde que Jesús se pone en pie para leer hasta que da comienzo a su homilía la descripción de Lucas es minuciosa. Los gestos, las palabras, los movimientos: todo queda consignado en su más mínimo detalle. Todo parece pensado para realzar el momento, para marcar su importancia. Y en efecto, las palabras de Jesús resuenan impresionantes: Hoy habéis escuchado el cumplimiento de este pasaje de la Escritura.
Interpretación y cumplimiento. Pasado gravitando en el presente.
Aquí, ahora, en Jesús. ¿De qué habla el texto de Isaías? Del final del período 587-537 a. de C.: cincuenta años de vejaciones, horrores y sufrimientos; del año de gracia que pone fin a todo esto. Este es el hoy, esto es Jesús. La minuciosidad descriptiva de Lucas tenía su razón de ser. ¡Lo que Jesús significa es demasiado importante!
ALBERTO BENITO
DABAR 1986, 12



3.-Lucas es el único autor de evangelio que da razón de su obra. En el mejor estilo de la historiografía griega (Herodoto, Tucídides, Polibio), nos da a conocer sus motivaciones, metodología y finalidad. En la configuración del texto litúrgico de este domingo, Lc. 1, 1-4 juega un papel secundario. Sin embargo, en la perspectiva global de la literatura evangélica, estos versículos son de valor científico incalculable.
El centro de interés del texto litúrgico está en Lc. 4, 14-21.
Estos versículos constituyen el comienzo de una unidad programática que abarca desde el v. 14 al v. 44. El hilo conductor de esta unidad es la fama de Jesús. En torno a Jesús se agolpa un gran gentío. El les enseña dentro del marco habitual judío de enseñanza: la sinagoga, en sábado.
El culto sinagogal de la mañana consta de una primera parte litúrgica (recitación del credo israelítico o Shemá y de la gran plegaria de las dieciocho súplicas) y de una segunda doctrinal (lectura de la Ley y de los Profetas, seguidas de una explicación u homilía). La lectura de la Ley se hacía de acuerdo a un riguroso orden en un ciclo sucesivo de tres años. Sólo podían hacerla lectores "profesionales" y no les estaba permitido omitir o añadir nada (debían leer unos diez versículos). La lectura profética, en cambio, podía correr a cargo de cualquiera de los varones presentes. En tiempos de Jesús no estaba sujeta a un orden fijo; podía, pues, elegirse libremente y no existían un mínimo o un máximo obligatorios, aunque solía leerse un mínimo de tres versículos. La explicación u homilía subsiguiente podía también correr a cargo de uno de los varones presentes.
Lc. 4, 16-21 presupone toda esta reglamentación. Haciendo uso de su derecho, Jesús proclama la lectura profética y tiene la homilía. El texto leído por Jesús es Is. 61, 1-2. (La cita de Lucas es algo libre, tal vez intencionadamente.) Lo significativo de la lectura de Jesús es lo que deja de leer. Is. 61, 2 dice así: "para proclamar el año de gracia del Señor, el día de venganza de nuestro Dios". Jesús lee el primer miembro y termina.
Aunque sólo fuera por ritmo (tan cuidado por Jesús en otras ocasiones como técnica oral), debía haber leído el segundo miembro. Pero no lo lee. Y sí, en cambio, se dispone a iniciar la homilía. La primera reacción del auditorio es de prevención (v. 20b). Jesús comienza su homilía: Hoy, en vuestra presencia, se ha cumplido este pasaje. En el contexto, estas palabras adquieren un doble significado: Jesús es el ungido por el Espíritu para proclamar la buena noticia; los oyentes son los pobres, los cautivos, los ciegos, los oprimidos.
DABAR 1977, 13



Aunque los evangelios no son propiamente libros "históricos", sino confesionales, esto es, libros nacidos de la fe de la comunidad y al servicio de la fe de la comunidad, Lucas es, sin duda, el que más cerca está del género literario de la historia.
A semejanza de los historiadores de la época, comienza su evangelio con un prólogo, en el que señala el motivo, anticipa el contenido, determina el fin y describe el método que utiliza.
Hace también una alusión a los que escribieron antes sobre el mismo tema, a las fuentes de que dispone, y de las que nosotros sólo conocemos el evangelio de Marcos. En todas estas fuentes se recoge el testimonio de los que vieron y oyeron, de los apóstoles o predicadores de la Palabra. El evangelio de Lucas, al igual que los otros tres, no es más que la fijación por escrito de la predicación de los apóstoles o de la Tradición Apostólica.
Lucas se propone escribir los hechos desde el principio, remontándose a los orígenes. Comenzará hablándonos del nacimiento del Precursor y se ocupará también de la infancia de Jesús. Sin embargo, el orden que promete no será rigurosamente cronológico y su obra no deberá confundirse con una biografía.
Dedica su libro, siguiendo la costumbre, a un personaje llamado Teófilo (o amante de Dios). Pero, a pesar del significado de este nombre, no parece que se trate de una ficción literaria, sino de una persona concreta. Probablemente es un catecúmeno, y en cualquier caso, Lucas escribe para confirmar a Teófilo en las enseñanzas que ha recibido.
El texto litúrgico que comentamos une al prólogo de Lucas la narración que hace éste más adelante del comienzo de la vida pública de Jesús. El evangelio, en su más estricto sentido, comienza con la vida pública y comprende lo que hizo y dijo Jesús a partir de su bautismo en el Jordán.
Probablemente esta visita de Jesús a Nazaret es la misma a la que se refieren Marcos y Mateo en otro contexto y situándola cronológicamente más tarde. En este supuesto, Lucas anticiparía esta visita y hablaría de ella al principio de la vida pública de Jesús, para destacar así el carácter programático de la profecía de Isaías.
Con el permiso del presidente de la sinagoga, cualquier varón israelita podía leer públicamente la Ley o los Profetas, hacer una traducción del texto sagrado a la lengua vulgar (el arameo) y explicar su contenido en una breve homilía. Dado que no había un orden prescrito para la lectura bíblica, Jesús pudo elegir muy bien el texto de Isaías -61, 1 y ss-.
De hecho el texto de Isaías, que aparece aquí, está tomado de los Setenta, pero saltándose las palabras "sanar a los que tienen el corazón roto" (Is 61, 1), añadiendo otras (Is 58,6) y concluyendo con Is 61,2a. En este texto se anuncia un año de gracia -año jubilar- a los repatriados del destierro de Babilonia.
Jesús declara que la profecía de Isaías se cumple ya con su presencia. En él comienza la salvación, tan deseada. Por eso, lo que Jesús predica es realmente la Buena Noticia y no sólo una buena promesa.
EUCARISTÍA 1986, 6

5. 
Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír (evangelio). ¡Qué homilía hace Jesús a la gente de su pueblo! No les explica lo que decía Isaías a la gente de su tiempo, como aquel que da una clase de historia. Les habla de ellos y de las cosas que les pasan ahora mismo: "HOY se cumple". La homilía debe hablar de Jesús y de la Escritura que hemos leído, pero debe hablarnos a nosotros de cosas de nuestra vida. No debe explicar lo que pasó, sino lo que pasa hoy visto a la luz de la palabra y de la vida de Jesús.
Y no debe tener miedo de interpelar, como Jesús lo hizo, ni de despertar reacciones algo vivas. Como Jesús.
JOSÉ M. TOTOSAUS MISA DOMINICAL 1986, 3



Hoy tenemos dos fragmentos importantes del evangelio de Lucas. El prólogo y el programa de Jesús.
a) El prólogo: escrito inestimable, único entre los evangelios. En él se nos hace la presentación de la obra de Lucas. Tiene un gran valor literario y temático, ya que nos habla de la metodología en la confección del evangelio (basado en la enseñanza de los testigos oculares y predicadores de la Palabra), del contenido (los hechos que se han verificado entre nosotros), y de la finalidad (para que se conozca la solidez de las enseñanzas recibidas). Lucas, literato, historiador y teólogo, ha encabezado su obra con este prólogo, de estilo correctísimo y elegante, que nos ilumina sobre lo que son los evangelios y concretamente el suyo.
b) El programa de Jesús: Jesús empieza su vida pública. Un sábado se encuentra en Nazaret. Lee un fragmento de Isaías (61,1-2) y lo comenta. Su comentario consiste en decir que aquel oráculo "hoy se cumple", lo más profundo que podía decir para dar autenticidad a las profecías y para hacerlas suyas. Jesús hace suyo el programa anunciado por el profeta en una acción movida por el Espíritu Santo (tema muy lucano) y mirando únicamente al bien del prójimo teniendo como base la liberación del hombre. La mención del año de gracia se refiere al año-jubilar, el año de remisión de todas las deudas, entendido aquí en un sentido universalista, para todos. Jesús se presenta como Salvador, especialmente del hombre más necesitado y marginado, del que más siente la propia miseria.
JOAN M. VERNET
MISA DOMINICAL 1983, 2



Cuando Mateo presenta a Cristo con los rasgos de un rabí ambulante (Mt. 4, 12-17), Lucas, más liturgista, comienza y termina su Evangelio por la narración de acontecimientos que se desarrollan en el Templo (Lc. 1, 5-23; 24, 50-53), y da comienzo al ministerio de Cristo dentro de la liturgia sinagogal del sábado.
Esta última exigía generalmente dos lecturas. La primera, sacada de la Ley (Pentateuco), era leída y comentada por un "doctor de la Ley"; la segunda, de origen más tardío, tenía que ser extraída de los profetas y podía ser leída y comentada por cualquiera que tuviese al menos treinta años. Jesús tiene treinta años y reivindica el derecho de leer y comentar esta segunda lectura. Su primer discurso público es, pues, un homilía litúrgica.
* * * *
a) HOMILÍA/LEYES: Lucas no ha conservado el mismo discurso de Cristo, pero resume lo esencial de él en una sola frase: "Hoy se cumple" (v. 21). Todas las leyes de la homilía están contenidas en este pequeño versículo. La liturgia de la Palabra no es una simple lección moral de catecismo, ni la afirmación de la esperanza escatológica fomentada por los profetas; esta liturgia proclama el cumplimiento del designio del Padre en el hoy de la vida y de la asamblea. No se contempla ya un pasado cumplido, aunque sea edad de oro u ocasión de caída; ya no se sueña más en un futuro extraordinario; se vive el tiempo presente como momento privilegiado para la venida del Señor.
Los apóstoles, a su vez, han respetado este procedimiento homilético de Jesús (cf. Act. 13, 14-42; 16, 13-17; 17, 1-3; 18, 4). La liturgia cristiana de la Palabra es por consiguiente hija de la sinagoga; cumple el recuerdo de ésta del pasado y la esperanza del futuro en la "celebración de hoy". ¡Sin embargo, puede uno preguntarse si los sermones pronunciados en las asambleas cristianas son fieles a los de Cristo o a los de los doctores de la Ley!.
b) Cristo (o San Lucas) parece haber detenido intencionadamente su lectura en el momento en que la profecía de Is. 61 anunciaba "un año de gracia". Pasa en silencio el versículo siguiente, que anunciaba el juicio de las naciones: y un día de venganza para nuestro Dios" (Is. 61, 2), para insistir exclusivamente, sin duda, en la gracia de Dios. Estas palabras de gracia provocan el asombro de la asamblea (v.22) y son el origen de los incidentes narrados en los vv. 25-30. Precisamente para reforzar la idea de que su misión, toda, es de gracia y no de condenación, Cristo (o Lucas) ha añadido dentro de la cita de Is 61, 1-2 un versículo, tomado de Is. 58, 6, sobre la libertad ofrecida a los prisioneros.
Cristo define de una vez su misión como una proclamación del amor gratuito de Dios a todo hombre. Tal revelación sólo podía producir escándalo a los judíos que esperaban la escatología con todo el ardor que el odio a los paganos podía producirles.
* * * *
Decir que hoy se cumple la Palabra de Dios -esta es la misión de la homilía- no solo significa que se realiza una profecía antigua o que un texto inspirado toma repentinamente importancia. Lo que se cumple no es ante todo la Palabra de los profetas o de los teólogos, sino esta Palabra de Dios más profunda que cristifica a la humanidad, así como la vida y la condición de los hombres.
Decir que la Palabra de Dios se cumple quiere decir que la humanidad, hoy, ha incorporado a Dios en Jesucristo. No se trata, pues, de hacer una homilía que tratara de aplicar tal o cual texto inspirado, tal o cual palabra profética a los acontecimientos vividos por los miembros de la asamblea; se trata más bien de revelar, como lo hace el Evangelio con el acontecimiento privilegiado Jesucristo, cómo el acontecimiento vivido actualmente por los hombres y los cristianos es revelador del designio cristificador de Dios. Las fuentes y el vocabulario bíblicos deben desdoblarse en fuentes y vocabularios sociológicos y psicológicos. Para esto es preciso disociar la obra de Jesucristo del contexto sociocultural al que está ligada, lazo que la "palabra" de los evangelistas ha reforzado con frecuencia, para verla en acción en el ambiente contemporáneo como una respuesta a la búsqueda de Dios que lleva a cabo un pueblo concreto al que se dirige la homilía.
De esta manera, en el momento actual de los hombres es como la homilía incorpora el "hoy" de Dios y merece ser el ministerio de la Palabra de Dios.
MAERTENS-FRISQUE
NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA II  MAROVA MADRID 1969.Pág. 87 s



Esta lectura incluye dos textos diferentes que, completándose mutuamente, ofrecen una visión general de todo el evangelio. El primero (1, 1-4) es el prólogo de Lucas y transmite la intención del propio evangelista; el segundo (4, 14-21) ha condensado su interpretación más radical de Jesucristo.
Por el prólogo (1, 1-4) sabemos lo que es un evangelio. Como punto de partida están "los hechos que se han verificado entre nosotros"; con esto se alude fundamentalmente a los acontecimientos de la vida de Jesús, aunque se incluyan también los sucesos de la historia de la iglesia, tal como han sido recogidos en el libro de los Hechos. Sobre esa base se han elaborado las "tradiciones transmitidas por los testigos y mensajeros"; Lucas ha recogido, en parte, las mismas tradiciones incluidas en Marcos y Mateo, reflejando de esa forma aquello que en la iglesia antigua se decía de Jesús y de su obra. Sobre ese fondo de historia y tradición ha elaborado Lucas su evangelio, componiéndolo de forma cuidadosamente elaborada y literariamente hermosa; es lo que en la exégesis se llama labor redaccional del propio evangelista.
Este prólogo alude, por lo tanto, a los diversos elementos que componen el evangelio y deben tenerse en cuenta en el momento de entenderlo. Como punto de partida, están los hechos de la historia de Jesús, en la que Dios nos ha ofrecido su rostro y su palabra. Como interpretación de los hechos aceptamos la vida de la iglesia primitiva, que los ha modelado y transmitido. El punto final es el trabajo literario de san Lucas. Por eso, cada vez que meditamos su palabra nos ponemos en contacto con el misterio de Jesús, tal como ha sido vivido y aceptado por la iglesia antigua.
En esta perspectiva se sitúa el relato de la obra de Jesús de Nazaret de Galilea (4, 14-21). Como fondo está la realidad histórica de la predicación de Jesús de Galilea y el rechazo por parte de su pueblo; también es histórica la certeza de que Jesús actúa con la fuerza del Espíritu Santo. Sobre ese fondo, transmitido y elaborado por la tradición, ha cimentado Lucas una de sus más profundas visiones del Cristo.
Para entender este texto hay que situarlo en el campo de esperanza abierta por el antiguo testamento: ¡Vendrá la fuerza, vendrá todo el Espíritu de Dios y hará que cambie la existencia de los hombres! Pues bien, ante aquéllos que aguardan la venida del Espíritu de Dios sobre la tierra, Jesús proclama que el misterio ya ha empezado a realizarse: "Hoy se cumple esta Escritura". Esto significa que, para la iglesia primitiva y para Lucas, la venida de Jesús supone el cambio decisivo de la historia, el cumplimiento de toda la esperanza.
La visión conjunta de los dos textos, que acabamos de presentar nos lleva a tres conclusiones principales: a) En el principio está el hecho de Jesús; nosotros debemos aceptarle como aquél que viene desde Dios y nos transmite la fuerza de su Espíritu. b) Aceptar a Jesús significa actualizar su obra de liberación para los hombres; sólo quien sigue su gesto y ayuda a los enfermos, libera a los cautivos y proclama el evangelio para todos los pobres de la tierra, sólo ése habrá entendido el mensaje de Jesús, según san Lucas. c) Pero, a la vez, un auténtico cristiano está obligado a "conocer la solidez de la enseñanza" que recibe (1-4); para eso ha escrito Lucas su evangelio, recogiendo las tradiciones de su tiempo; para eso debemos conocerlo y meditarlo.
COMENTARIOS A LA BIBLIA LITURGICA N   EDIC MAROVA/MADRID 1976.Pág. 1192 s.




No creemos en una idea, sino en un hombre situado en el tiempo y en el espacio. Lo que anunciamos es una realidad de nuestra historia, no unas ideas; no sólo unas experiencias místicas, ni mucho menos una ideología, sino un acontecimiento sucedido y experimentado en medio de unos hombres concretos, que fueron desde entonces testigos y heraldos de la Palabra.
Jesús no es un mito. Es un hombre que vivió en un contexto temporal, en un ambiente sociológico determinado. Arraigado en un terruño, en un linaje, perteneció a una familia, aprendió la biblia con los demás. Trabajó como carpintero, que era algo así como "un hombre para todo" en aquella época. Tuvo amigos de todas clases, discutió con los representantes de la religión oficial y de las diversas sectas. Habló, actuó, vivió en medio de un pueblo muy concreto, adoptando su fe y sus costumbres, hablando su lenguaje, participando de su psicología.
Jesús es un hecho, y nuestro cristianismo sería falso si no tomásemos en cuenta la verdad "carnal" de ese hecho, la densidad de la encarnación. Jesús es un hombre; y lo que importa es qué hombre fue. Ese es el motivo de las cuestiones que se plantearon en Nazaret, cuando el evangelista Lucas nos presenta, en el pórtico de su relato, un retrato de Jesús. Porque la realidad de la encarnación no agota la inteligencia de estas tres palabras: Jesús de Nazaret. El escándalo nace de la vinculación entre estas dos afirmaciones: Jesús es de Nazaret; pero es también aquel que, al desarrollar el libro de las Escrituras en la sinagoga, declara a propósito del pasaje de Isaías: "Esta Escritura que acabáis de oir se ha cumplido hoy".
En ese hombre creemos que se concentra toda la aventura de los hombres con Dios. El es la cima y el todo de la Revelación.
"Esta Escritura se ha cumplido hoy". Un hoy eterno, ya que es la provocación permanente de ese hombre llamado Jesús. No creemos solamente en un gran hombre, en un héroe admirable de nuestra humanidad. Afirmamos que él es "la última palabra" de Dios. "Esta Escritura se ha cumplido hoy". Hoy se ha cumplido el encuentro. Ya que es en nuestro hoy vulgar en donde nos vemos provocados a la fe. Y se abre ante nosotros toda la grandeza de nuestra vida cotidiana: es ahí, en el hoy humilde de cada día, donde encontramos a Dios cuando, al confrontarnos con la revelación de este hombre Jesús, decimos: "Señor, ¿a quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna". Sólo estas palabras dicen de verdad la totalidad del misterio.

Hoy se ha cumplido tu palabra: tu Verbo, tu Hijo único, toca nuestro corazón y cada día es el tiempo de su revelación.
Bendito seas, Dios, que cumples tu palabra: que nuestro hoy que pasa se abra y florezca en eternidad, en encuentro para siempre.

DIOS CADA DIA SIGUIENDO EL LECCIONARIO FERIAL SEMANAS XXII-XXXIV T.O. EVANG.DE LUCAS SAL TERRAE/SANTANDER 1990.Pág. 19 s.