¿RECHAZAR A JESÚS?
Sinagoga de Nazareth - Israel |
ORACION COLECTA
Señor Concedemos amarte con todo
el corazón y que nuestro amor se extienda también a todos los hombres. Por
nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Jeremías 1,4-5.17-19
En tiempo del rey Josías, el
Señor me dirigió la palabra y me dijo: «Antes que te formara en el seno
materno, me fijé en ti, antes que nacieras, te consagré a mi servicio y te hice
profeta para las naciones. Así pues, manos a la obra: ponte en pie y diles todo
lo que yo te mande. No les tengas miedo, y yo no te haré temblar ante ellos.
Mira: yo te convierto hoy en ciudad fortificada, en columna de hierro, en
muralla de bronce, para que te enfrentes a todo el país de Judá, a sus reyes y
sus notables, a los sacerdotes y a la masa del pueblo. Ellos te harán la
guerra, pero no te vencerán, pues yo estoy contigo para librarte. Yo, el Señor,
doy mi palabra.».
SALMO
RESPONSORIAL (70)
Mi boca contara tu salvación, señor
A
ti, Señor, me acojo: no quede yo derrotado para siempre; tú que eres justo,
líbrame y ponme a salvo, inclina a mí tu oído y sálvame. R.
Sé
tú mi roca de refugio, el alcázar donde me salve, porque mi peña y mi alcázar
eres tú. Dios mío, líbrame de la mano perversa. R.
Porque
tú, Dios mío, fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor, desde mi juventud. En
el vientre materno ya me apoyaba en ti, en el seno tú me sostenías. R.
Mi
boca contará tu auxilio, y todo el día tu salvación. Dios mío, me instruiste
desde mi juventud, y hasta hoy relato tus maravillas. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol
San Pablo a los Corintios 12, 31-13,13
Hermanos: Aspiren a los
carismas mejores. Pero todavía hay un camino más perfecto, y se lo voy a
mostrar. Si yo hablo las lenguas de los hombres y de los ángeles, pero no tengo
amor, soy una campana que suena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don
de profecía y conozco todos los misterios y poseo todos los conocimientos, y
tengo toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, pero no tengo amor, no
soy nada. Si reparto todos mis bienes a los pobres y me glorío de entregar la
vida, pero no tengo amor, no me sirve de nada. El amor es paciente, el amor es
bondadoso, no es envidioso, no hace alardes, no se envanece, no procede con
bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no es rencoroso, no se alegra
de la injusticia, sino que goza con la verdad. El amor todo lo soporta, el amor
todo lo sufre; cree sin límites, espera sin límites. El amor no pasará jamás. Nuestras
profecías se acabarán, el hablar en lenguas se terminará, los conocimientos ya
no harán más falta. Porque nuestros conocimientos y nuestras profecías son
cosas imperfectas. Pero cuando llegue el momento de la perfección, lo
imperfecto se acabará. Cuando uno es niño, habla como niño, juzga como niño,
piensa como niño. Pero al hacerse adulto, ya no sigue actuando como niño.
Actualmente vemos a Dios reflejado en imágenes y a través de símbolos. Pero al
final lo veremos cara a cara. Ahora lo conozco imperfectamente, entonces lo
conoceré como él me conoce a mí. Así pues, los dones que no pasan son estos
tres: la fe, la esperanza y el amor. De ellos el más grande es el amor.
«Palabra de Dios. Te alabamos Señor».
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 4, 21-30
Después
de leer el pasaje del profeta Isaías, Jesús comenzó a decir en la sinagoga de
Nazaret: «Este pasaje de la Escritura se ha cumplido al escucharlo hoy
ustedes.» Y todos le manifestaban su aprobación y estaban llenos de admiración
por el lenguaje de misericordia que empleaba, y comentaban: «¿No es este el
hijo de José?» Él les respondió: «Sin duda me aplicarán aquel dicho: “Médico,
cúrate a ti mismo” y me dirán: Haz también aquí en tu patria todo lo que hemos
oído decir que hiciste en Cafarnaún.» Y añadió: «Yo les aseguro que ningún
profeta es bien recibido en su patria. En verdad les digo que en tiempo de
Elías, cuando dejó de llover por tres años y medio y hubo un hambre tan grande
en todo el país, había muchas viudas en Israel; y sin embargo Elías no fue
enviado a socorrer sino a aquella viuda que vivía en Sarepta, en el territorio
de Sidón. Y también en tiempo del profeta Eliseo había muchos leprosos en
Israel, y ninguno de ellos fue curado sino Naamán, que era de Siria.» Al oír esto, todos en la sinagoga se llenaron de
rabia, se pusieron de pie y sacaron a Jesús y lo llevaron hasta un barranco en
la montaña donde está construida la población, con intención de despeñarlo.
Pero él se abrió paso entre ellos y se alejó.
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos hermanos a Dios nuestro Padre, para que escuche las
oraciones de los que no s reunimos en su nombre:
1.-
Por este domingo pidamos a Dios por la Iglesia Universal, de manera especial
por las pequeñas comunidades de fe
que se encuentran aisladas por diversas circunstancias, persecuciones y
marginación, para que todas ellas perseveren unidas en la Palabra de Cristo y
nosotros nunca nos olvidemos de ellas. Roguemos al Señor.
2.-
Pidamos por los Obispos de nuestro país, para que con su trabajo y testimonio
animen a nuestros hermanos de las comunidades más abandonadas. Roguemos
al Señor.
3.-
Pidamos por los sacerdotes de nuestra Iglesia, para que, renovados con el
Espíritu de Cristo, sean fieles a su misión, testigos de la misericordia
divina, y animen en la fe a los hermanos más débiles de nuestra comunidad. Roguemos
al Señor.
4.-
Pidamos por las familias de nuestra parroquia, para que se esfuercen en educar
en valores cristianos, sean verdaderas escuelas de fraternidad, de comunión; corrijan
con caridad y animen a vivir con esperanza cristina. Roguemos al Señor.
Padre de bondad y Dios de todo consuelo, que tanto amaste al mundo
que le diste a tu Hijo Unigénito, muestra tu misericordia y danos tu salvación.
Por Jesucristo nuestro Señor.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Presentamos, Señor estas ofrendas en tu altar como signo de
nuestra servidumbre, concédenos que al ser aceptadas por ti, se convierta par
tu pueblo en sacramento de vida y redención. Por Jesucristo nuestro Señor.
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Reanimados
por estos dones de nuestra salvación, te suplicamos, Señor, que el Pan de vida
eterna nos haga crecer continuamente en la fe verdadera. Por Jesucristo nuestro
Señor.
COMENTARIO
La lectura de este domingo es complemento de la semana anterior.
Comienza con una reacción más bien llena de simpatía: “Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de
gracia que salían de sus labios”. Pero acaba
con unas palabras de violencia: “Se pusieron furiosos y lo empujaron fuera del
pueblo”. ¡Rechazar a Jesús!. ¡Rechazar a aquel que era el abrazo de Dios
abierto para acoger a todos los hombres!.
Es tremendo, pero puede
pasarnos también a nosotros. Y aunque no lleguemos a rechazarlos, el evangelio
debe ponernos siempre en estado de alerta. ¿Por qué la gente de Nazareth pasa
de la admiración al odio? Jesús debió
sentir ironías mucho más fuertes que las que nos dice el texto y no vacila en
sacar las consecuencias: las gracias de salvación que venía a ofrecerles las
recibirán otros, como ocurrió con la
viuda fenicia y con el leproso sirio,
que fueron escuchados a pesar de no ser judíos.
Esta apertura a los paganos
les molesta; no pueden creer en ese hombre. A lo largo de los siglos, se
rechazará a Jesús por otras razones, pero en la base de todas las repulsas estará
el mismo rechazo fundamental que se nos sugiere aquí con la perplejidad de su
auditorio: “No es más que el hijo de José”. Los que piensan que Jesús es sólo
un hombre, aun cuando lo admiren mucho, no pueden darle en sus pensamientos y
en su vida el lugar enorme que exige. Aceptan al hombre, pero rechazan al Hijo
de Dios. Esto quizás no sea nuestro caso, pero buscamos acomodar a Jesús a
nuestras ideas o a nuestro ambiente que equivale a rechazar su espíritu y por
tanto a rechazarlo a él. Ante las aperturas de la Iglesia, de un obispo o
sacerdote surge nuestra reticencia y enfado: “Sería mejor que se dedicara a los
buenos cristianos”. Cada vez que estrechamos el ofrecimiento de la salvación,
rechazamos a Jesús. También podemos aceptar a Jesús de buena gana con tal de
que le deje vivir tranquilos. Pero un acontecimiento que los pone ante una
exigencia evangélica y les parece tan inadmisible hace que acuda la repulsa de
nuestra parte: “¡No puedes pedirme eso!”. Empujan a Jesús “fuera de su pueblo”,
fuera de su vida. No hay nada tan desolador como ver tanta fe y hasta una
vida tan larga de fidelidad, transformarse
en desconocimiento, en abandono, en
odio. Muchos cristianos tienen el gran peligro de escoger del evangelio
lo que les conviene y aquello que les fastidia
lo deja de lado. “Jesús se
abrió paso entre ellos y se alejó”. Jesús pasa, con sus llamadas con sus ofrecimientos. Generalmente es fácil
decirle que sí; el evangelio no está
hecho para hombres excepcionales, sino
para los pequeños. Pero cuando eso resulta más duro, no olvidemos que
sólo él tiene “palabras de vida eterna”, seguirá su camino al encuentro de
otros que tengan más fe y más coraje
PALABRA DE DIOS Y
SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 01:
2Sam 15, 13-14.30; 16, 5-13; Sal 3; Mc 5, 1-10.
Martes 02: La Presentación del Señor (F) Mal 3,
1-4; Sal 23; Heb 2 14-18; Lc 2, 22-40.
Miércoles 03: 2Sam 24, 2.9-17; Sal 31; Mc 6, 1-6.
Jueves 04:
1Re 2, 1-4.10-12; Sal de 1Cro 29, 10-12; Mc 6, 7-13.
Viernes 05: Santa Águeda, Virgen y Mártir (MO) Eclo
47, 2-11; Sal 17; Mc 6, 14-29.
Sábado 06:
San
Pablo Miki y compañeros, mártires (MO). 1Re 3, 4-13; Sal 118; Mc 6,
30-34.
Domingo 07: V del Tiempo Ordinario Is 6,
1-2ª.3-8; Sal 137; 1Cor 15, 1-11; Lc 5, 1-11.
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COMENTARIOS AL EVANGELIO
Lc 4, 21-30
1.- Texto. Retoma del domingo pasado el comentario de Jesús a la lectura
que él mismo había hecho de Is. 61,1-2 en la sinagoga de Nazaret. Hoy se cumple
este pasaje que acabáis de oír. Recordemos que el pasaje en cuestión habla de
gracia para los judíos y de desquite para el opresor extranjero, y que Jesús ha
suprimido lo del desquite.
Los asistentes no pueden dar crédito al corte operado por Jesús en el
pasaje de Isaías y así se lo testimonian todos a una. Están extrañados de que
sólo haya mencionado lo del año de gracia suprimiendo lo del día de desquite.
La traducción litúrgica no ha entendido así la reacción de los asistentes. Es
cierto que el texto griego habla de admiración. ¡Pero la admiración puede ser
también negativa! Por ejemplo, si me admiro de una barbaridad, no quiero
indicar con ello que la apruebe sino que me causa estupor y extrañeza. Por esta
razón me permito corregir la traducción del v.22 de la siguiente manera: Todos
a una le testimoniaban extrañeza por las hermosas palabras que había
pronunciado y se decían: ¿No es éste el hijo de José? Les parece sencillamente
monstruoso que uno a quien ellos conocían bien pudiera tomarse tales licencias
y libertades con la intocable sagrada Escritura.
¡Hasta esto podríamos llegar! La respuesta de Jesús a esta reacción de
sus paisanos se centra en hacerles ver que la lectura que él ha hecho tiene su
origen y razón de ser en la propia sagrada Escritura que ellos parecen conocer
tan bien. Les invita a que recuerden el capítulo 17 del primer libro de los
reyes y el capítulo 5 del segundo libro de los Reyes. En el primer caso la
beneficiaria de la acción es una mujer libanesa; en el segundo, un general
sirio. ¡Líbano y Siria! ¡Casi nada, entonces y hoy! El desenlace es brutal.
Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejó.
Resumiendo: Estamos en los comienzos de la actividad de Jesús en versión
de Lucas. El autor nos presenta a un Jesús sintetizando y llevando a
cumplimiento el mensaje de gracia acumulado a lo largo del Antiguo Testamento,
mensaje que, sin embargo, el Pueblo de Dios parece haber olvidado e incluso
manipulado en beneficio exclusivo suyo. Comentario. El viento del Espíritu
sopla fuerte en la obra de Lucas ya desde los comienzos de ésta. En el interior
del Pueblo de Dios hay malestar y rabia por los aires del Espíritu.
Estaríamos desenfocados si aplicáramos al texto de hoy una lente étnica.
No nos hallamos ante un incidente del pueblo judío, sino ante un incidente de
pueblo de Dios, de personas que creen en Dios y viven y se organizan como
tales. No es cuestión de raza, sino de armazón mental humano y religioso.
Armazón mental hecho de conciencia de superioridad, méritos y derechos
adquiridos y esgrimidos. Su resultado o consecuencias son la miopía, la
cerrazón y el exclusivismo. En un armazón así la apertura a todos, sin
distinción, tiene que resultar por fuerza molesta y poco deseada.
A.- BENITO
DABAR 1989, 11
2.- Continúa la homilía de Jesús sobre Is 51,1-2. Su interpretación del
profeta no parece haber interesado mucho a los oyentes. Estos están más bien
preocupados por la omisión de la frase del texto de Isaías sobre la venganza de
Dios. Esta omisión la consideran una manipulación del texto sagrado. De ahí su
protesta (v.22): "¿Quién se cree que es?". En la base de esta
reacción se halla una concepción nacionalista.
El tiempo de Jesús se caracteriza, en efecto, por una tensa conciencia
nacional, llena de odio y de rechazo de todo lo que no fuera judío. Para una
psicología política de estas características, cualquier toma de posición exenta
de venganza aparece como sospechosa de antipatriotismo. Esta es, en el fondo,
la acusación que le hacen a Jesús sus paisanos: es un traidor. En realidad,
Jesús no hace más que desmontar el supuesto privilegio de Israel, a base de
datos tomados de la propia historia judía.
Pone las cosas en su punto, haciéndoles ver a sus paisanos que Dios no
excluye a los demás pueblos, los cuales pueden incluso ser más dignos que
Israel. Jesús hace una lectura apatriótica de la historia de Israel.
Después viene lo de siempre. Los patrocinadores del nacionalismo pasan
de la palabra a los hechos. y éstos son, inevitablemente, violentos.
EUCARISTÍA 1989, 6
3.- Jesús se presenta a sus paisanos para anunciarles el año de gracia,
para proclamar que con su venida al mundo se inaugura ya la salvación que
profetizara Isaías. Este es el contenido de la explicación que hizo Jesús en la
sinagoga de Nazaret sobre el texto profético.
Aunque Lucas advierte que las palabras de Jesús eran palabras de gracia,
esto es, palabras inspiradas, no hallaron fácil acceso al corazón de sus
paisanos. En cierto modo el conocimiento que tenían de él y de su familia era
un inconveniente para escucharle y aceptar su mensaje.
La vida cotidiana no se deja inquietar por lo extraordinario, ve incluso
una amenaza en lo que se sale de lo corriente. Como si los hombres pensaran que
lo verdaderamente grande y divino debe ser lo más distante. Como si los hombres
se resistieran a admitir la cercanía de Dios y su encarnación entre los
hombres.
Por eso, los vecinos de Nazaret no podían comprender que su carpintero
fuera un enviado de Dios, mucho menos el Mesías, y no digamos ya el mismo Hijo
de Dios hecho hombre. Además, ¿por qué no hacía en su pueblo lo que se decía
que había hecho en Cafarnaúm?
Jesús conoce las cavilaciones de sus paisanos y las pone al descubierto
con un refrán: "Sin duda me recitaréis aquel refrán: "Médico, cúrate
a ti mismo", y responde con otro refrán: "Nadie es profeta en su
tierra". Para mayor abundancia aclara el sentido de su respuesta con
algunos ejemplos bíblicos. Ya los profetas Elías y su discípulo Eliseo tuvieron
que abandonar a un pueblo recalcitrante que les rechazaba, y dirigirse a los
gentiles, a los extranjeros.
En todos estos casos se muestra la soberanía de Dios, que puede dar a
los gentiles lo que no merecen, por su incredulidad, los hijos de Israel.
Escandalizados por las palabras de Jesús, y heridos en su amor propio, los
nazaretanos atentan contra la vida del que se ha presentado ante ellos como
enviado de Dios. Esta anécdota de Nazaret se radicalizará y se universalizará
en el rechazo del que será objeto Jesús al ser entregado por los judíos y morir
fuera de los muros de la ciudad santa bajo el poder de los romanos.
Porque "vino a los suyos, y los suyos no le recibieron".
EUCARISTÍA 1986, 7
El año «santo» AÑO-SANTO/HEBREO
Lucas sugiere que Jesús se sirvió de un acontecimiento religioso para
dar resonancia a su llamada pública. La cosa sucedió en Nazaret. Jesús propuso
un modo nuevo de leer un texto de Isaías: no verle como un sueño del pasado,
sino ponerle en práctica hoy mismo. Estableció un vehículo de relación entre un
año «santo» que debía estarse celebrando por entonces y la palabra del profeta
que anunciaba un año «de gracia, de favor» del Señor, un año de renovación, La
celebración del año «santo» estaba integrada en la Ley de Moisés y tenía sus
normas bien determinadas: en él había que dar la libertad a los esclavos,
perdonar las deudas, facilitar que todo el mundo pudiera recobrar su capital
inicial vinculado a una parcela de tierra. El núcleo de esta idea era que cada
50 años todo el mundo tuviera la posibilidad de volver a comenzar sobre bases
nuevas; quedaba claro, de esta forma, que las relaciones humanas no deben ser
ocasión de explotación, sino de desarrollarse comunitariamente. Así unos y
otros recobraban su libertad: el pobre porque había sido reducido a la
esclavitud; el rico porque se ahogaba bajo el peso de la acumulación de bienes.
Normalmente cada 50 años el sumo sacerdote debía decretar en Jerusalén
un año «santo» y proponer a todos la renovación que exigía la Ley de Moisés
pero de hecho tomaban buenas precauciones para no llevarlo a la práctica. Por
eso se comprende perfectamente que la llamada de Jesús a entrar en un verdadero
año «santo» era, simultáneamente, una interpelación a todo el pueblo (la Biblia
les concernía a todos), la propuesta de una transformación social y un desafío
a la autoridad religiosa. Con toda justicia podía Jesús comenzar su predicación
con este anuncio: «Felices los que sois pobres, vuestro es el Reino de Dios;
felices los que ahora tenéis hambre, seréis saciados felices los que ahora
lloráis, reiréis. Sí. Si todos respondían a la llamada del Reino, si todos
cambiaban su manera de vivir, los pobres conocerían la felicidad; muerto el
egoísmo, todos podrían vivir como hermanos. Nada extraño que ya desde el
comienzo Jesús inquietara a los mantenedores del orden establecido: el Reino de
Dios amenazaba con desestabilizar a muchas gentes muy bien establecidas.
ALAIN PATIN
SANTANDER-1979.Págs. 49-50