LA PAZ
DE USTEDES DESCANSARA SOBRE ELLOS
ORACION COLECTA
Oh Dios, que en la humillación de
tu Hijo levantaste a la humanidad caída, concede a tus fieles una santa
alegría, para que disfruten del gozo eterno los que liberaste de la esclavitud
del pecado. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del
libro de Isaías 66, 10-14c
Festejen a
Jerusalén, gocen con ella, todos los que la amen, alégrense de su alegría, los
que por ella llevaron luto. Mamaran a sus pechos y se saciaran de sus
consuelos, y apuraran las delicias de sus ubres abundantes. Porque así dice el
Señor: «Yo haré derivar hacia ella, como un río, la paz, como un torrente en
crecida, las riquezas de las naciones.
Llevarán en
brazos a sus criaturas y sobre las rodillas las acariciarán; como a un niño a
quien su madre consuela, así los consolaré yo, y en Jerusalén seran consolados.
Al verlo, se
alegrará su corazón, y sus huesos florecerán como un prado; la mano del Señor
se manifestará a sus siervos.».
SALMO RESPONSORIAL (65)
Aclamen al Señor, tierra entera.
Aclamen al Señor, tierra entera; toquen en honor de su
nombre; canten himnos a su gloria; digan a Dios: «¡Qué temibles son tus obras!»
R.
Que se postre ante ti la tierra entera, que toquen en
tu honor, que toquen para tu nombre. Vengan a ver las obras de Dios, sus
temibles proezas en favor de los hombres. R.
Transformó el mar en tierra firme, a pie atravesaron
el río. Alegrémonos con Dios, que con su poder gobierna eternamente. R.
Fieles de Dios, vengan a escuchar, les contaré lo que ha
hecho conmigo. Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica, ni me retiró su
favor. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 6,
14-18
Hermanos: Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor
Jesucristo, en la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo. Pues
lo que cuenta no es circuncisión o incircuncisión, sino una criatura nueva.
La paz y la misericordia de Dios vengan sobre todos los que se ajustan a
esta norma; también sobre el Israel de Dios.
En adelante, que nadie me venga con molestias, porque yo llevo en mi cuerpo
las marcas de Jesús.
La gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con su espíritu, hermanos. Amén.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 10, 1-12. 17-20.
En aquel tiempo, designó el Señor otros
setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y
lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: «La mies es abundante y los obreros
pocos; rueguen, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies.
¡Pónganse en camino!. Miren que los mando
como corderos en medio de lobos. No lleven talega, ni alforja, ni sandalias; y
no se detengan a saludar a nadie por el camino. Cuando entren en una casa,
digan primero: "Paz a esta casa." Y si allí hay gente de paz,
descansará sobre ellos su paz; si no, volverá a ustedes.
Quédense en la misma casa, coman y beban
de lo que tengan, porque el obrero merece su salario.
No anden cambiando de casa. Si entran en
un pueblo y los reciben bien, coman lo que les pongan, curen a los enfermos que
haya, y digan: "Está cerca de ustedes el reino de Dios.".
Cuando entren en un pueblo y no los
reciban, salgan a la plaza y entren digan: "Hasta el polvo de su pueblo,
que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre ustedes. De todos
modos, sepan que está cerca el reino de Dios.".
Les digo que aquel día será más llevadero
para Sodoma que para ese pueblo.».
Los setenta y dos volvieron muy contentos
y le dijeron: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre.».
É1 les contestó: «Veía a Satanás caer del
cielo como un rayo. Miren: Les he dado potestad para pisotear serpientes y
escorpiones y todo el ejército del enemigo. Y no los hará daño alguno.
Sin embargo, no estén alegres porque se
los someten los espíritus; estén alegres porque sus nombres están inscritos en
el cielo.».
COMENTARIO
Siguiendo a Gn
10 (texto griego), en el que se habla de setenta y dos naciones paganas que hay
en el orbe, Lucas prefigura la misión que comenzó después de pentecostés (24,
47; Hch 1, 8) con el envío de los setenta y dos discípulos. Además se les envía
"de dos en dos" con una doble finalidad: 1) para protegerse mejor de
los bandidos que pululaban por los caminos; 2) para cumplir Dt 17, 6 y 19, 15,
donde se dice que dos testigos hacen un testimonio válido. Implícitamente se
viene a decir que el anuncio de la llegada del reino es cierto. Aquí está
programada la tarea de todo creyente cristiano: decir con palabra y con la vida
que el reino de Dios está formándose ya.
Estas
exigencias de la misión no hablan de un cierto ascetismo, sino más bien de la
disponibilidad necesaria para una predicación rápida y eficaz del reino: hay
que presentarse ante los hombres con el mismo desasimiento que ante Dios.
Incluso no hay que detenerse a "saludar" a nadie; fórmula que parece
indicar que los mensajeros no deben buscar el cobijo de las caravanas de
viajeros para sus viajes apostólicos. Deben rechazar también esta forma de
seguridad. El mensajero tiene que poner su confianza exclusivamente en aquel
que le envía.
Al entrar en
una casa, el mensajero trae la paz: poder que abraza a toda familia que le
recibe. En el fondo, esta "paz" se convierte en una expresión
mesiánica: la paz del reino final. Es decir, Jesús mismo es la paz que los
discípulos van predicando (cf. Jn 14, 27). Esta paz es solamente eficaz para el
que la recibe (v.6). De aquí que "hacer la paz" (Mt 5,9) viene a
convertirse en la tarea del creyente.
Jesús
quiere sin duda que sus misioneros no anden de un lugar a otro en busca de algo
cada vez más confortable, sino que consagren todo su tiempo y energías a la
misión. Lit.: "se ha aproximado hasta ustedes el reino de Dios". Es
la primera vez que Lucas habla del "aproximarse" del reino (cf. Mt
3,2). Esta proclamación es algo muy importante y viene a decir: el colmo de
nuestras esperanzas está a punto de cumplirse. Esto es lo que hay que decir,
aun a costa de una negativa (vv. 11. 12). Para realizar una tarea de tal
calibre, es preciso haber conectado experimentalmente con aquel que
PLEGARIA UNIVERSAL
Hermanos, presentemos a Dios nuestras oraciones y pidámosle
con confianza por nosotros y por toda la humanidad. Digamos: R.- Escúchanos,
Señor.
1.- Por la Iglesia: para que nunca deje de
llevar el evangelio a todas las personas y lugares del mundo. Roguemos
al Señor.
2.- Por los que rechazan la enseñanza
bondadosa y audaz del papa Francisco; para que reconozcan en su testimonio de
vida y su sufrimiento alegre, la presencia de Cristo Jesús. Roguemos
al Señor.
3.- Por el aumento de las vocaciones al
sacerdocio, a la vida consagrada y al compromiso laical; para que la sociedad
de hoy reciba en todo momento crítico, el anuncio gozoso de la salvación. Roguemos
al Señor.
4.- Para que los cristianos no nos
gloriemos de nuestros triunfos, sino en la fuerza que nos viene de la cruz
gloriosa del Señor. Roguemos al Señor.
5.- Para que quienes anuncian el evangelio
en tierras de misión o en el corazón de las grandes ciudades lo hagan con
humildad y confianza plena en el Señor. Roguemos al Señor.
6.- Para que todos nosotros y a los que
confían en nuestras oraciones, el Señor nos de fuerza para expresar nuestra fe
en actitudes concretas de vida. Roguemos al Señor.
Escucha, Padre bueno, nuestras oraciones, sostén nuestra
confianza en ti, y haz que se alegre nuestro corazón y al contemplar tus
maravillas. Por Jesucristo nuestro Señor.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Que la oblación consagrada a tu
nombre nos purifique, Señor y nos lleve de día en día, a participar en la ida
del cielo. Por Jesucristo nuestro Señor.
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Colmados de tan grandes bienes,
concédenos, Señor, alcanzar los dones de la salvación y no cesar nunca en tu alabanza.
Por Jesucristo nuestro Señor.
envía. Lo
contrario es exponerse al fracaso.
PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 08: Gn 28, 10-22ª; Sal 90; Mt. 89, 18-26.
Martes 09: Gn 32, 23-33; Sal 16; Mt. 9, 32-38.
Miércoles 10: Gn. 41, 55-57; 42, 5-.17-24ª; Sal 32; Mt 10, 1-7.
Jueves 11: Gn 44,
18-21.23b-29; 45, 1-5; Sal 104; Mt 10, 7-15 o bien Prov 2, 1-9; Sal 33; Mt. 19,
27-29.
Viernes 12: Gn 46, 1-7.28-30; Sal 36; Mt. 10, 16-23.
Sábado 13: Gn. 49, 29-33; 50, 15-26ª; Sal 104; Mt. 10, 24-33.
Domingo 14: Dt 30, 1-14; Sal 68; Col 1, 15-20; Lc. 10, 25-37.
COMENTARIOS AL EVANGELIO
Lc 10, 1-12. 17-20
Par: Mt 10, 9-15 - Mc 6, 8-11
Texto. Una
fórmula de transición característica de Lucas, no recogida en la traducción
litúrgica, sirve de lazo de unión entre el texto de hoy y el del domingo
pasado. Los setenta y dos de los que hoy se habla guardan relación con los
mensajeros enviados el domingo pasado. En ambos casos se trata de ir por
delante de Jesús preparándole el camino, anunciando su inminente llegada.
Los mensajeros,
a los que Lucas no denomina discípulos, van por parejas. Tal vez haya que
explicar esta circunstancia por la noción de testimonio. Según el derecho
judío, en efecto, para la validez de un testimonio se requería la declaración
de al menos dos testigos. La embajada de Jesús la forman, pues, treinta y seis
parejas. Dada, sin embargo, la multiplicidad de lugares por visitar, el número
resulta insuficiente: la mies es abundante, los obreros pocos.
La embajada no
será fácil (os mando como corderos en medio de lobos) y deberá ser llevada a
cabo con prontitud, sin detenimientos superfluos o innecesarios (no llevéis
talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el
camino). A propósito de estas sorprendentes recomendaciones quiero aducir unas
muy parecidas que se encuentran en la tradición judía escrita. Hablando de los
peregrinos que llegan a Jerusalén y de la prohibición de alojarse en la
explanada del templo, se dice lo siguiente: "Que nadie entre en la explanada
con bastón, ni calzado, ni con bolsa de dinero". Es decir, la prohibición
de entrar con bastón, bolsa y calzado era un modo gráfico de decir a los
peregrinos que no podían alojarse allí. A este respecto me remito a lo dicho el
domingo pasado sobre el lenguaje gráfico, cuyas características nos resultan a
nosotros tan extrañas y sorprendentes. Con demasiada frecuencia se interpretan
las recomendaciones de hoy en el sentido de que la evangelización debe hacerse
desde la economía de medios y desde la pobreza. Y a lo mejor resulta que debe
ser así. Pero nunca recurramos al texto de hoy para apoyar esto. El texto
invita simple- mente a las treinta y seis parejas a que sean conscientes de que
su misión no admite demoras ni aplazamientos, porque el Jesús al que anuncian
viene detrás, pisándole los talones.
Siguen a
continuación en los vs. 5-12 otra serie de recomendaciones cuyo denominador
común es la importancia del momento. Por dos veces resuena la frase: Está cerca
el Reino de Dios. Puede incluso que la traducción exacta sea: Ha llegado el
Reino de Dios. En la concepción de Lucas los enviados son en realidad
precursores, Juanes Bautistas, y el reino de Dios se identifica con Jesús. Toda
la carga de imágenes y de amenazas empleadas por el precursor Juan las traspasa
Lucas a las treinta y seis parejas de precursores. El papel de éstos es
especialmente importante: ellos anuncian al Jesús que llega, o mejor, al que ha
llegado ya. El momento es demasiado importante como para pasar de él. El
simbolismo y la amenaza son un buen recurso para realzarlo.
Sin solución de
continuidad. Lucas presenta a las treinta y seis parejas retornando a Jesús
(vs. 17.20). El ambiente es festivo y feliz. Jesús es el Señor. Las fuerzas del
mal, personificadas en demonios, serpientes y escorpiones, están desarmadas. El
propio Satanás, el fiscal de la corte celeste, ha caído en desgracia y es
fulgurantemente depuesto de su función. En esta misma corte celeste aparece el
libro de registro de los pertenecientes al pueblo santo de Dios. La situación
tiene, pues, mucho de apoteósico y de paradisíaco. Estamos ante una descripción
del final de los tiempos, tal y como este final era imaginado entonces, con
toda su carga de símbolos fantásticos.
Comentario. En
el camino de la vida cristiana hay momentos especialmente felices. El texto de
hoy refleja uno de ellos, particularmente importante para los cristianos.
Subrayamos lo de cristianos porque, una vez más, este texto ha sido aplicado
unilateralmente a las vocaciones, casi diríamos que ha sido secuestrado.
El texto está
escrito con unas coordenadas espaciales y culturales muy concretas. Pero detrás
de ellas se esconde un arquetipo, un modelo válido para cualquier época. Este
modelo es el de cristiano-precursor. La tarea del cristiano es proclamar que
Jesús ha llegado o, lo que es lo mismo, que el reino de Dios ha llegado. Una
tarea urgente y necesaria para que nuestro mundo sea diferente de lo que es.
Esta tarea, con
toda su praxis transformadora de la realidad, debe ser motivo de orgullo y de
alegría. Pero no por lo que pueda significar de éxito personal, sino por lo que
significa de transformación, de realización efectiva del Reino de Dios. El
cristiano debe experimentar la alegría de saber que está colaborando con Dios a
hacer un mundo diferente.
ALBERTO BENITO
- DABAR 1989, 36
2.- Sentido del
texto. 1. Versículos 1-12. La primera etapa (caps. 4-9, 50) ha sido concebida
por Lucas en perspectiva nacional judía (por ello se habla en ella de doce
enviados. Doce era el número de tribus de que se componía Israel); la segunda
la concibe en perspectiva internacional (por eso se habla de setenta y dos
enviados). Pero si la etapa judía la enmarca el autor bajo el signo del rechazo
(cfr. Lc. 4, 16-30), con la segunda hace lo mismo (cfr. Lc 9, 52-63). El Reino
de Dios, pues, no parece interesar a nadie y sin embargo es urgente que el
Reino de Dios sea una realidad en nuestro mundo. Rechazo y urgencia constituyen
el trasfondo del texto y explican la agresividad de unas imágenes a las que no
hay que poner paños calientes. La oposición al Reino es expresada con la imagen
plástica del lobo. Esta condiciona y sugiere el resto de las imágenes: no
llevar nada, no saludar a nadie, no andar de casa en casa, sacudir el polvo del
calzado.
Imágenes todas
ellas evocadoras y al servicio de la urgencia de que el Reino de Dios sea una
realidad en el concierto internacional.
Versículos
17-20. El reverso de la moneda. No todo es fracaso: el Reino de Dios es también
una realidad tangible en nuestro mundo.
Esto es lo
importante y lo que debe constituir motivo de alegría, mucho más incluso que el
hecho de la desaparición del mal. Esta desaparición sólo es válida si en lugar
del mal toma cuerpo la realidad positiva del Reino. (Evítese absolutamente dar
al versículo 20 una interpretación de salvación en el cielo).
Dabar 1980, 38
3.- La
situación es contratante (abundancia de tarea-escasez de brazos) y urgente (la
mies o se siega o se echa a perder). Hay, pues, que solicitar brazos y no
perder tiempo. Esto segundo es lo que Jesús quiere decir cuando prohíbe a los
mensajeros saludar por el camino (el saludo oriental no es nuestro simple
"adiós", era algo mucho más parsimonioso y ceremonioso). No olvidemos
que, en una cultura de tipo oral, lo que se quiere decir no siempre coincide con
lo que materialmente se dice, sino con lo que le sugiere aquello que se dice.
La tarea es
arriegada (de nuevo esto viene dicho por medio de una imagen, v.3). En estas
circunstancias, cuanto menos bagaje más agilidad para huir del lobo. Sin duda,
la verdadera dificultad del texto estriba en saber cuál es la realidad
simbolizada por la mies. Por exigencias de coherencia dentro del texto y dentro
de todo el evangelio esa realidad no es otra que el Reino de Dios. Para Lucas,
éste ha hecho su aparición en la persona y en la obra de Jesús de Nazaret. No
aceptar, pues, a Jesús equivale a no aceptar la alternativa que Dios ofrece al
hombre. Ahora bien, Jesús ya ha sido rechazado en los comienzos absolutos de su
actuación (Lc. 4, 16-30) y ha vuelto a ser rechazado en su segundo comienzo
(decisión de ir a Jerusalén, Lc. 9, 51-56). Lucas sintetiza el significado de
estos rechazos en el enunciado con que hoy se abre el evangelio: la mies es
abundante y los obreros pocos. La situación es, pues, dramática y urgente. Ello
explica el tenor de las imágenes y de las palabras de los vs. 2-12. Sería por
consiguiente una extrapolación lamentable querer ver en ellas un modelo
sociológico de evangelización. Sería asimismo una reducción simplista hacer del
enunciado del v. 2a una oración por las vocaciones sacerdotales.
Segunda parte
(vs. 17-20). -Al contrario de lo acaecido a los primeros mensajeros (Lc. 9,
52-53), los segundos fueron aceptados. No todo es negrura. El tema central de
estos versículos es la alegría, derivada de la contemplación de un mundo nuevo.
El mundo viejo empieza a desaparecer. Este mundo viejo está expresado con
imágenes simbólico-mitológica, cuyo valor no está en lo que dicen, sino en lo
que sugieren. ¿Es la contemplación de un mundo nuevo sin más la sola razón de
la alegría? Para Jesús el mundo nuevo es impensable sin Dios. La razón última
de la alegría es que en este mundo nuevo Dios y el hombre se han por fin
reencontrado. Esto es lo que Jesús quiere decir en el v. 20, sirviéndose de una
imagen ampliamente extendida en el Antiguo Oriente y en el Antigua Testamento
(cfr. Ex. 32, 32-34; Is. 4,3; Sal. 69, 29; 87, 6; Dan. 12, 1).
Dabar 1977, 41
4. - Lucas
relata una misión de los setenta y dos, después de la de los doce (9,1). Los
apóstoles eran doce conforme al número de las tribus de Israel. Pero luego
viene la misión de los setenta y dos (o de los setenta): estas cifras
simbolizan la multitud de las naciones paganas. Esta misión, pues, prefigura la
tarea que incumbe a la Iglesia hasta el fin del mundo: evangelizar a las
naciones (cf. Mt, 28, 19).
Cuando la
Iglesia lleva bastante tiempo en algún lugar, fácilmente se piensa que todos
han tenido oportunidad de recibir el evangelio, lo cual es una falsa ilusión.
Aun en los mejores casos, muchos, especialmente los más pobres, han esperado
durante años la visita de algún apóstol o misionero.
Cuando se va al
encuentro de la gente, primero se debe dar la paz, o sea, llegar como amigo, de
parte de Cristo y su comunidad, y esto significa emplear tiempo para escuchar y
conocer las inquietudes de los que se busca. Sólo entonces podrá darse una
respuesta buena y decir: os ha llegado el reino de Dios. O sea, aunque tengáis
mil problemas, creed que Dios se acerca hoy para una reconciliación. Este es el
momento de la reconciliación con los hermanos y vecinos, de deponer las
amarguras y confiar en Dios que solucionará a su manera lo que supera nuestras
fuerzas.
La misión sirve
tanto para formar misioneros como para despertar a los que son visitados. Jesús
formó a sus discípulos no sólo por la enseñanza, sino enviándolos a hacer la
misión. Fue así como envió a los setenta, al poco tiempo de conocerlos.
Asimismo, hoy, los que mejor sirven para el trabajo son, muchas veces, los que
más recientemente han conocido a Cristo.
Eucaristía
1989, 31
“La cosecha es
abundante”, dice Jesús. Cosecha de hombres maduros para Dios y que espera a los
obreros de Dios. Jesús también va de pesca: “Les haré pescadores de hombres”.
Antes decían evangelización, misión, conquista. Hoy se habla de testimonio de
presencia. Se trata siempre del mismo misionero, de ir a decir a los que no lo
saben: Dios nos ama, nos ha dado a su Hijo para que vivamos de su vida. El
impulso misionero hace pensar evidentemente en los “misioneros”. Aquellos a los
que se admiraba y se hacían colectas para su labor misionera. Y se pensaba más
o menos conscientemente que por un lado están los obreros de la cosecha y por
otro los simples cristianos que aplauden, como en el estadio. Periódicamente,
los responsables reaccionan y relanzan el tema: “Todo Cristiano tiene que ser
misionero”. Pero lo cierto es que el pueblo de Dios está separado en dos: por
una parte, el obispo y los que trabajan en la cosecha; por otra, la mayoría de
gente inmensa de los que no se sienten realmente aludidos.
A primera
vista el texto de Lucas parece adoptar la idea de los especialistas de la
evangelización: después de los 12, los 72. Pero 72 es un número simbólico, una
palabra para designar a todas las naciones (Gn 10) y luego el encuadramiento
del pueblo guiado por Moisés (Nm 11, 24-29). Se trata siempre de cosas grandes.
En el evangelio, él envió de los 72 señala el comienzo de la gran fiebre que
caracterizaría a la Iglesia primitiva:
ser toda ella misionera. Vivía así una dichosa tensión constitutiva, congénita:
a tender a los que están dentro y abrirse a los que todavía no lo están.
Con el correr de los años, la atención a los
de dentro prevaleció sobre la preocupación por los no evangelizados. Muchas
veces sólo se piensa en el abandono de la fe de antiguos creyentes y se gime
dentro de un círculo cerrado por las cifras tan enormes que se constatan. Más
valdría levantarse y comprometerse. Sólo las personas dinámicas tienen ideas y
valentía para iniciar nuevas pastorales; sólo ellas pueden frenar las defecciones
e incluso darle la vuelta al movimiento actual. La vida busca vida, no
lamentos.
El relato de la misión de los 72 no debe
instalarnos en las gradas del estadio, sino hacernos bajar a la cancha para
jugar. La iglesia más llena, la actividad parroquial de mayor éxito, Lourdes y
hasta la plaza de San Pedro en Roma, no son más que islotes en un océano sin
Jesús.
Si nos muerde este pensamiento, nuestra
oración al Señor de la cosecha no será un “pidamos por las vocaciones”
tranquilizador y beatífico. Asimismo en la medida en que una iglesia es poco
misionera, también sus vocaciones son escasas. Pedir al Padre que suscite
obreros no es serio más que cuando esto hace vibrar a todo el mundo. Cuando
todo el grupo se siente responsable, engendra personal permanente; pero en vez
de desentenderse del juego, se compromete más todavía en él.
R.P. Roland
Vicente Castro Juárez
6.-
-"Designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó por delante, de dos en
dos...": Jesús, en su camino hacia Jerusalén, envía un grupo de discípulos
para prepararlo . Ya antes había enviado a los doce en el contexto del
ministerio en Galilea. El número de 72 discípulos no
está claro si es un dato que tiene un simbolismo parecido al de los 12. Algunos
comentaristas han apuntado hacia 72 pueblos nombrados en Gn 10, 2-31, según la
versión griega: se trataría de una referencia a la futura evangelización de los
gentiles. La misión de dos en dos refleja la práctica de la primera comunidad,
pero esto no significa negar que Jesús preparó a los discípulos para predicar
la irrupción del Reino.
-"La mies
es abundante y los obreros son pocos... Mirad que os mando como corderos en
medio de lobos": En las instrucciones de Jesús, se detecta urgencia, prisa
y la constatación de la hostilidad en el horizonte. El anuncio del reino no
admite dilaciones, estorbos ni entretenimientos, por eso deben ir ligeros,
deben evitar quedar atrapados por las formalidades sociales ("no os
detengáis a saludar a nadie por el camino").
Tampoco debe
perderse el tiempo buscando alojamiento confortable o comidas bien preparadas.
El anuncio del Reino no permite distracciones, es la urgencia de una cosecha
que está a punto y debe evitarse que se pudra. Las acciones de los discípulos
se concretan en predicar, curar a los enfermos y rezar, ya que no todo depende
de su esfuerzo (Dios es el amo de la mies).
-"Cuando
entréis en un pueblo y no os reciban...": El anuncio del reino no siempre
hallará acogida, pero esto no debe provocar el silencio ni el desánimo. El
enviado ya sabe que hallará oposición, como el mismo Jesús. La amenaza sobre
aquellos que rechazan el ofrecimiento del Reino, se piensa concretamente en la
actitud de Nazaret y en la de la aldea de los samaritanos que no han acogido el
paso de Jesús.
-"Los
setenta y dos volvieron muy contentos...": La segunda parte de la lectura
presenta el regreso de los discípulos después de su misión llenos de euforia y
el comentario de Jesús que consta de tres partes:
a) "Veía a
Satanás caer del cielo como un rayo": No se trata de ninguna visión
extática, sino de una expresión simbólica que resume los efectos de la acción
que han llevado a cabo los discípulos: ha sido una victoria sobre el poder de
Satanás que atenazaba a los hombres. Frente a la actuación de Jesús y de los
discípulos, Satanás deja de ejercer su función acusadora.
b) "Y no
os hará daño alguno": El mal y sus manifestaciones ha sido sometido a la
autoridad que procede de Jesús.
c) Estad
alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo": Pero el gozo
de los discípulos no sólo proviene de que han vencido al mal, sino porque Dios
los ha inscrito en el libro de los salvados (idea del AT: libro de registro de
los que pertenecen al pueblo santo de Dios). No todo está en sus manos, es Dios
quien tiene la última palabra de salvación.
J. Naspleda -
Misa Dominical 1989, 14
7.- Antes
(Lucas 9, 1-6) Jesús había enviado a los Doce. Ahora envía a setenta y dos.
Algunos entienden que este número se refiere al conjunto de las naciones
paganas según la antigua versión griega de Génesis 10. Los envía de dos en dos,
probablemente porque sólo así era válido el testimonio.
Hay mucho
trabajo a realizar: seguramente por eso no basta con los Doce. Hay que pedir
ayuda al dueño (Dios), para que haya nuevo personal para realizar la labor, una
labor que es obra de Dios.
Las diversas
recomendaciones a los enviados muestran la urgencia y la peligrosidad de la
tarea a realizar: hay que hacerla sin medios, sin entretenerse, aceptando
buenamente lo que les sea ofrecido, y ofreciendo la paz y anunciando que el
Reino de Dios está cerca mediante la palabra y los gestos que le deben
acompañar: como hace Jesús.
El Reino debe
anunciarse incluso en el caso que no sean recibidos. Porque de la acogida de
este Reino depende la salvación, la vida, o el desastre total: no acoger el
Reino comporta una suerte peor que la de Sodoma, el modelo por excelencia de
ciudad cerrada a la voz de Dios.
La misión da
fruto. Los setenta y dos vuelven contentos: el mal es vencido por el poder del
nombre de Jesús. En el tiempo de Jesús, SAtanás, que aquí significa el príncipe
del mal, es vencido. Pero esta alegría de los discípulos puede nacer de una
mala comprensión de su actuación. Por eso, la advertencia final de Jesús
recuerda qué es lo importante: tener el nombre inscrito en el cielo, es decir,
vivir en la esfera de Dios, participar de su vida.
J. M. Grané- Misa Dominical 1992, 9