PRESENTACIÓN DE JESÚS AL TEMPLO
(FIESTA DE LA CANDELARIA)
ORACION COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, rogamos
humildemente a tu majestad que, así como tu Hijo Unigénito ha sido presentado
hoy en el templo en la realidad de nuestra carne, nos concedas, de igual modo,
ser presentados ante ti con el alma limpia. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura de la
profecía de Malaquías 3, 1-4. 23-24
Así
dice el Señor: «Miren, yo envío a mi mensajero, para que prepare el camino ante
mí. De pronto entrará en el santuario el
Señor a quien ustedes buscan, el mensajero de la alianza que ustedes desean.
Mirenlo entrar —dice el Señor de los ejércitos—. ¿Quién podrá resistir el día
de su venida?, ¿quién quedará en pie cuando aparezca?? Será un fuego de
fundidor, una lejía de lavandero: se sentará como un fundidor que refina la
plata, como a plata y a oro refinará a los hijos de Leví, y presentarán al
Señor la ofrenda como es debido. Entonces agradará al Señor la ofrenda de Judá
y de Jerusalén, como en los días pasados, como en los años antiguos.
SALMO
RESPONSORIAL (23)
Quién es ese Rey de la gloria?.
Es el Señor.
¡Portones,
alcen los dinteles, que se alcen las antiguas compuertas: va a entrar el Rey de
la gloria!. R.
¿Quién
es ese Rey de la gloria?. -El Señor, héroe valeroso; el Señor, héroe de la
guerra. R.
¡Portones,
alcen los dinteles, que se alcen las antiguas compuertas: va a entrar el Rey de
la gloria!. R.
¿Quién
es ese Rey de la gloria?. -El Señor, Dios de los Ejércitos: él es el Rey de la
gloria. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta a los Hebreos 2,14-18.
Los hijos de una familia
son todos de la misma carne y sangre, y de nuestra carne y sangre participó
también Jesús; así, muriendo, aniquiló al que tenía el poder de la muerte, es
decir, al diablo, y liberó a todos los que por miedo a la muerte pasaban la
vida entera como esclavos. Noten que tiende una mano a los hijos de Abrahán, no
a los ángeles. Por eso tenía que parecerse en todo a sus hermanos, para ser
compasivo y pontífice fiel en lo que a Dios se refiere, y expiar así los
pecados del pueblo. Como él ha pasado por la prueba del dolor, puede auxiliar a
los que ahora pasan por ella.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 2,22-40.
Cuando
llegó el tiempo de la purificación de María, según la ley de Moisés, llevaron a
Jesús a Jerusalén, para presentarlo al Señor (de acuerdo con lo escrito en la
ley del Señor: «Todo primogénito varón será consagrado al Señor) y para
entregar la oblación (como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos
pichones").
Vivía
entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre honrado y piadoso, que
aguardaba el Consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había
recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al
Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu Santo, fue al templo.
Cuando
entraban con el Niño Jesús sus padres (para cumplir con él lo previsto por la
ley), Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: Ahora, Señor, según
tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz; porque mis ojos han visto a
tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a
las naciones, y gloria de tu pueblo, Israel.
[José
y María, la madre de Jesús, estaban admirados por lo que se decía del niño.
Simeón
los bendijo diciendo a María, su madre: Mira: Este está puesto para que muchos
en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará
clara la actitud de muchos corazones. Y a ti una espada te traspasará el alma.
Había
también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer
muy anciana: de jovencita había vivido siete años casada, y llevaba ochenta y
cuatro de viuda; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con
ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba
del niño a todos los que aguardaban la liberación de Israel.
Y
cuando cumplieron todo lo que prescribía la Ley del Señor, se volvieron a
Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se
llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.].
COMENTARIO
José y María llevaron a
Jesús al templo de Jerusalén, también se conoce como "Día de la
Candelaria". Este día también se celebra la Jornada Mundial de la Vida
Consagrada.
Esta costumbre tiene su
origen en la celebración litúrgica de la fiesta de la purificación y la
presentación del Niño Dios al templo. En tiempo de Jesús, la ley prescribía en
el Levítico que toda mujer debía presentarse en el templo para purificarse a
los cuarenta días que hubiese dado a luz. Si el hijo nacido era varón, debía
ser circuncidado a los ocho días y la madre debería permanecer en su casa
durante treinta y tres días más, purificándose a través del recogimiento y la
oración. Ya que se cumpliera la fecha, acudía en compañía de su esposo a las
puertas del templo para llevar una ofrenda: un cordero y una paloma o tórtola.
Con respecto al niño, todo primogénito debía ser consagrado al Señor, en
recuerdo de los primogénitos de Egipto que había salvado Dios. Lo mismo pasaba
con los animales primogénitos.
José y María llevaron a
Jesús al templo de Jerusalén. Como eran pobres, llevaron dos palomas blancas.
Al entrar al templo, el anciano Simeón, movido por el Espíritu Santo, tomó en brazos
a Jesús y lo bendijo diciendo que Él sería la luz que iluminaría a los
gentiles. Después, le dijo a María que una espada atravesaría su alma,
profetizando los sufrimientos que tendría que afrontar.
Así pues, el 2 de febrero de
cada año, en nuestros pueblos, se recuerda esta presentación del Niño Jesús al
templo, llevando alguna imagen del Niño Dios a presentar a la iglesia o
parroquia. También ese día, se recuerdan las palabras de Simeón, llevando
candelas (velas hechas de parafina pura) a bendecir, las cuales simbolizan a
Jesús como luz de todos los hombres. De aquí viene el nombre de la “Fiesta de
las candelas” o el “Día de la Candelaria”. En esta celebración se bendicen de
acuerdo a la región, la imagen del Niño Dios y las candelas, que representan la
luz de Cristo en los hogares. Las velas benditas se pueden prender cuando
surjan las dificultades de la vida durante el año.
Es una fiesta que podemos
aprovechar para reflexionar acerca de la obediencia de María y para agradecer a
Jesús que haya venido a iluminar nuestros corazones en el camino a nuestra
salvación eterna.
PLEGARIA UNIVERSAL
Hermanos oremos a Dios, que en Jesucristo nos muestra el camino de
la salvación, y pidámosle por todos los hombres y sus necesidades espirituales
y materiales. A cada petición diremos. R. ¡Que nuestros ojos vean tu
salvación, Señor!.
1.-
Por nuestra Madre, la Iglesia; para que haga brillar ante los hombres la luz de
Cristo. Oremos. R.
2.-
Por los que rigen los destinos de los pueblos: para que su labor sea siempre de
servicio de Cristo. Oremos. R.
3.-
Por los jóvenes de nuestra parroquia y de todas las comunidades cristianas:
para que descubran que consagrar la vida a Dios dilata el corazón y da plenitud
y fecundidad a la existencia. Oremos. R.
4.-
Por los niños abandonados que no tienen lo necesario para vivir: para que
encuentren el amor y la ayuda que necesitan para crecer sanos y felices. Oremos.
R.
5.-
Por nosotros aquí reunidos que recibimos la consagración bautismal, para que
nuestra manera de vivir refleje la presencia del Señor en todos los ambientes
que concurrimos. Oremos. R.
Dios todopoderoso y eterno, en tu Hijo hecho hombre y consagrado a
ti, nos acogiste a todos los hombres como hijos tuyos; acoge benignamente
nuestras suplicas y haz que sean realidad en nuestra vida. Por Jesucristo
nuestro Señor.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Te pedios, Señor, que te sean gratos los dones presentados
por la Iglesia exultante de gozo, pues has querido que tu Hijo Unigénito se
ofreciera como Cordero inocente por la salvación del mundo. Por Jesucristo
nuestro Señor.
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Por estos dones santos que hemos recibido, llénanos de tu
gracia, Señor tu que has colmado plenamente el anhelo expectante de Simeón y
así como el no vio la muerte sin haber merecido acoger antes a Cristo,
concédenos alcanzar la vida eterna a quienes caminamos al encuentro del Señor.
Por Jesucristo nuestro Señor.
PALABRA DE
DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 03: 2S 15, 13-14.30; 16, 5-13ª; Sal 3;
Mc 5, 1-20.
Martes 04: 2S 18, 9-10.14b.24-25ª.30—19, 3;
Sal 85; Mc 5, 21-43.
Miércoles 05: 2S
24, 2.9-17; Sal 31; Mc 6, 1-6. Santa Águeda, Virgen y mártir.
Jueves 06: 1R 2, 1-4.10-12; Sal: 1Cro 29,
10-12; Mc 6, 7-13. San Pablo Miki y compañeros, Martires.
Viernes 07: Eclo 47, 2-13; Sal 17; Mc 6,
14-29.
Sábado 09: 1R 3, 4-13; Sal 118; Mc 6, 30-34.
Domingo 10: Is 58, 7-10; Sal 111; 1Co 2, 1-5;
Mt 5, 13-16.
COMENTARIOS A LA SEGUNDA LECTURA
Hb 2, 14-18
1.- El
fragmento destaca que Jc, para traer la salvación a los hombres, ha asumido
totalmente la condición humana. La salvación consiste en la liberación de la
muerte (hasta aquel momento la muerte era un final inexorable: desde entonces
es paso a la resurrección), que se ha producido porque JC, venciendo al pecado
con su muerte, le ha quitado todo poder al diablo, que era dueño de la muerte
(recuérdese el relato del Genesis: el diablo ha provocado el pecado, y la
consecuencia del pecado ha sido la muerte).
JC, para poder
liberar a los hombres del pecado (=para poder ser "pontífice"), tenía
que ser totalmente como un hombre y presentar ante Dios la imagen de hombre
perfecto, fiel a su voluntad hasta el final. De este modo, por una parte Dios
puede contemplar su modelo de hombre libre del pecado, ruptura definitiva de la
situación de pecado en que se hallaba la humanidad entera; y por otra, los
hombres ven el camino al que están llamados realizado por uno que ha pasado por
las mismas pruebas que ellos.
J. LLIGADAS-
MISA DOMINICAL 1975, 3
2. /Hb/02/09-17
1. Jesús, el
Salvador, es uno de los nuestros; ha compartido nuestra sangre y nuestra carne
y no se avergüenza de llamarnos hermanos (2,11.14). Hb dice con palabras
propias lo mismo que nosotros queremos expresar con el tono entrañable de
Navidad.
Jesús ha
asumido todo lo humano: alegría, amistad, familia, sencillez. Ha asumido esto
clavado esencialmente en nuestra sangre y en nuestra carne: dolor, limitación,
sufrimiento, muerte. Más aún, aceptó a los hombres tal como son, limitados,
mediocres, pecadores, con sus odios pequeños e irracionales; Jesús asumió a los
hombres como hermanos, hasta en la terrible y absurda mezquindad que los lleva
a matar al justo precisamente porque les habla de paz, de sinceridad, de vida
limpia, de Dios.
Ya desde Belén
Jesús aprendió cuán difícil es acoger a los hombres reales. Hb subraya todavía
un último paso: Jesús sufrió también la angustia de la muerte (2,14-15; 5,7),
resumen de todos los miedos humanos; la angustia del hombre que siente un
anhelo infinito de vida y felicidad y se encuentra diariamente con sus
desesperantes limitaciones hasta acabar en la amenaza total de aquel anhelo en
la oscuridad de la muerte. Todo este misterioso y complejo mundo humano está
dicho entrañablemente en el niño débil, ignorado, alabado y perseguido de
Belén.
2. En el núcleo
del misterio de su sencillez, Navidad es una sorpresa inesperada. A través de
la experiencia humana vivida por Jesús, con sus sufrimientos, incomprensiones y
muerte, consiguió el propio Jesús la perfección (2,10), la gloria y el honor
(2,9) de entrar en comunión total con Dios (9,11-12), por la muerte halló la
vida y nos liberó de la angustia de la muerte (2,9-15). Jesús empieza ya en
Belén su inesperada revelación. El hombre sólo encuentra la verdadera vida en
Dios, el único absoluto; esto comporta asumirlo todo tal como es. No es
rehusando su propia vida o engañándose, sino asumiéndola como limitada y
mortal, como el hombre se entrega a Dios hallando en él la vida verdadera.
Belén es la recuperación del hombre. El hombre que vive en Dios aprende a no
rehusar su vida humana y a amarlo todo y a todos, tal como son, excepto el
pecado.
3. María es la
humanidad que concibe al Hijo de Dios y lo arraiga en la tierra humana. Por
María, Jesús se ha hecho uno de los nuestros, convirtiendo la vida humana en el
más sublime acto de culto a Dios como Hijo suyo. Ella ha sido la primera en
seguirle, acogiendo a Dios en la sencillez y generosidad de su vida.
G. MORA - LA
BIBLIA DIA A DIA - Comentario exegético a las lecturas - de la Liturgia de las
Horas - Ediciones CRISTIANDAD.MADRID-1981.Pág. 53 s.