PONER A JESUS POR
ENCIMA DE TODO
ORACION COLECTA
Oh
Dios, que por la gracia de la adopción has querido hacernos hijos de la luz,
concédenos que no nos veamos envueltos por las tinieblas del error, sino que nos mantengamos siempre
en el esplendor de la verdad. Por Nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del segundo Libro de los Reyes 4,
8-11. 14-16a
Un día pasaba Eliseo por Sunem y una
mujer rica lo invitó con insistencia a comer. Y siempre que pasaba por allí iba
a comer a su casa. Ella dijo a su marido: Me consta que ese hombre de Dios es
un santo; con frecuencia pasa por nuestra casa. Vamos a prepararle una
habitación pequeña, cerrada, en el piso superior; le ponemos allí una cama, una
mesa, una silla y un candil y así cuando venga a visitarnos se quedará aquí.
Un día llegó allí, entró en la
habitación y se acostó.
Dijo a su criado Guiezi: ¿Qué podemos
hacer por ella?. Contestó Guiezi: No tiene hijos y su marido ya es viejo. Él le
dijo: Llama a la Sunamita. La llamó y ella se presentó a él. Eliseo dijo: El
año que viene, por estas mismas fechas abrazarás a un hijo.
SALMO
RESPONSORIAL (Sal 88)
Cantaré eternamente las
misericordias del Señor.
Cantaré
eternamente las misericordias del Señor, anunciaré tu fidelidad por todas las
edades. Porque dije: «tu misericordia es un edificio eterno, más que el cielo
has afianzado tu fidelidad.». R.
Dichoso
el pueblo que sabe aclamarte: caminaré, oh Señor, a la luz de tu rostro; tu
nombre es su gozo cada día, tu justicia es su orgullo. R.
Porque tú eres su honor y su fuerza, y con tu
favor realzas nuestro poder. Porque el Señor es nuestro escudo, y el santo de
Israel, nuestro rey. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los
Romanos 6, 3-4. 8-11
Hermanos: Los que por el
bautismo nos incorporamos a Cristo, fuimos incorporados a su muerte.
Por el bautismo fuimos
sepultados con él en la muerte, para que, así como Cristo fue despertado de
entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una
vida nueva.
Por tanto, si hemos
muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él, pues sabemos que
Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya
no tiene dominio sobre él. Porque su morir fue un morir al pecado de una vez
para siempre, y su vivir es un vivir para Dios. Lo mismo ustedes considérense
muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor Nuestro.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 10, 37-42
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: El que quiere a su padre o a su madre
más que a mí, no es digno de mí; y el que quiere a su hijo o a su hija más que
a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y me sigue, no es digno de
mí.
El
que encuentre su vida, la perderá, y el que pierda su vida por mí, la
encontrará.
El
que los recibe a ustedes, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me
ha enviado.
El
que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá paga de profeta; y el que
recibe a un justo porque es justo, tendrá paga de justo.
El
que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca a uno de estos
pobrecillos, sólo porque es mi discípulo, no perderá su paga, se lo aseguro.
COMENTARIO
¿Por qué siembra Jesús la inquietud en nuestros afectos?. En Mateo,
Jesús dice: “El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de
mí”. Pero no es cuestión de sentimiento (¿Por quién late más fuerte el
corazón?), sino de una opción muy voluntaria y decisiva. Jesús dice: “Dame una
prioridad absoluta ponme por encima de todos”.
Por consiguiente, no se trata de elegir entre dos amores: “Jesús o mi
familia, Jesús o mi esposa”. No hay más que un amor, no hay más que una sola
forma verdadera de amar. Cuando entramos en este mundo del amor verdadero, nos
encontramos con Jesús, incluso sin conocerlo, tal como él dijo: “Cada vez que
amaste a un hermano mí, me amaste a mí” (Mt 25, 40). Este es el único problema,
¡pero qué problema!. Alcanzar esta calidad del amor, que nos concede amar a los
nuestros como hay que amarlos, sin egoísmo, sin celos, sin posesividad, sin
cansancio, sin negarles jamás el perdón. Esto nunca supone un amor menor hacia
Jesús, sino todo lo contrario. El que apuesta enteramente por Jesús, gana el
amor y todos los amores. Solamente “en” Jesús, en el interior de nuestro amor a
Jesús, es como podemos decirle verdaderamente a alguien: “Te amo”. La apuesta
suprema (“encontrar la vida”) consiste en entrar en este amor primero,
prioritario, englobante: Jesús. Por tanto, puede decirse con mayor justicia
todavía: entrar en el amor.
Se comprenden mejor entonces aquellas tres frases tan duras que
describen las renuncias necesarias para seguir a Jesús: “El que quiere a su
padre o a su madre más que a mí. El que no coge su cruz. El que conserve su
vida.”. Estamos en el final del capítulo 10 de Mateo, escrito para definir al
cristiano. Uno no es cristiano más que si entra en un amor a Jesús
absolutamente incondicional, pero que llena al hombre entero: “Si quieres
amarme, dice Jesús, te lo pediré todo y te lo daré todo”.
Escoger de este modo a Jesús puede exigir toda una cadena de rupturas
que van desde la pena por sentirnos incomprendidos de los demás y de hacer
sufrir a los nuestros, hasta la necesidad de tomar decisiones tremendas. Una
mártir del siglo II, Perpetua, que escribió su diario hasta el último momento, nos revela cual fue su peor
prueba antes de morir: “Llegó mi padre con mi hijo (un bebe) me abrazó y me
dijo: ¡Sacrifica!. Acepta renegar de Cristo, ten piedad de tu Hijo!. Entonces
Hilarión, el procurador me dijo: Piensa en tu padre, piensa en tu hijo;
“Sacrifica en honor del emperador!. Pero yo me negué a ello”.
PLEGARIA UNIVERSAL
Solo Dios es el Señor y solo El puede darnos lo que con fe le
pedimos. Digámosle: R. Te lo pedimos, Señor.
1.-
Por el Papa Francisco, Obispos, sacerdotes y todos los que son enviados como mensajeros
de Jesús al mundo, para que sean acogidos con hospitalidad y generosidad. Roguemos
al Señor.
2.-
Por los gobernantes de nuestro país y del mundo, para que busquen con
honestidad el bien común: la justicia, la concordia y la paz entre todos. Roguemos
al Señor.
3.-
Por los que el Señor llama a consagrar a El su vida: para que tengan la
valentía de responder a su llamado y no antepongan nada al amor del Señor.
Roguemos al Señor.
4.-
Por los hermanos más necesitados de nuestra parroquia para que encuentren en
nosotros el corazón abierto y la mano tendida con cariño. Roguemos al Señor.
5.-
Por nosotros aquí presentes para que
dóciles a la acción del Espíritu Santo y sepamos anteponer el bien del
otro a nuestra propia satisfacción. Roguemos al Señor.
Te lo pedimos a ti que entregaste tu vida
por nosotros y nos invitas a hacer lo mismo por nuestros hermanos. Acoge
nuestras suplicas y manifiesta en nosotros tu misericordia. Por Jesucristo
nuestro Señor.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Oh Dios, que actúa con la eficacia de tus sacramentos, concédenos
que nuestro ministerio sea digno de estos dones sagrados. Por Jesucristo
nuestro Señor.
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
La ofrenda divina que hemos presentado
y recibido nos vivifique,, Señor para que, unidos a ti en amor continuo, demos
frutos que siempre permanezcan. Por Jesucristo nuestro Señor.
PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 29: Hch 12, 1-11; Sal 34; II Tim 4, 6-8, 17-18; Mt 16, 13-19.
Martes 30: Am 3, 1-8; 4, 11-12; Sal 5; Mt 8, 23-27.
Miércoles 01: Am 5, 14-15, 21-24; Sal 50, Mt 8, 28-34.
Jueves 02: Am 7, 10-17, Sal 19; Mt 9, 1-8.
Viernes 03: Ef 2, 19-22; Sal 117; Jn 20, 24-29.
Sábado 04: Is 58, 6-11; Sal 107; Mt 25, 31-46.
Domingo 05: Za 9, 9-10; Sal 145; Rm 8, 9, 11-13; Mt 11, 25-30.
COMENTARIOS
AL EVANGELIO
Mt 10. 37-42
1. - Lo que intenta JC es establecer gráficamente el criterio
radical de actuación del discípulo: no amar menos (padres, hijos, a quien sea)
sino amar más porque todo se basa en una opción de amor incondicional por el
Hijo del Hombre y, por tanto, por todos los hombres. No por simples
vinculaciones de la carne sino por una opción de amor total, es decir, por
Dios. Dicho de otro modo, amor como Jc amó.
Y esta opción de amor incondicional pasa por un camino difícil -un
camino de cruz- que es el criterio del amor auténtico. Aquel amor que busca más
dar que recibir. Aquel que no se echa atrás, si es preciso dar la vida (que no
se obsesiona por "no perder la vida"). Es lo que san Pablo presenta
en la 2ª lectura: el camino cristiano pasa por sumergirse -incorporarse- en la
muerte de JC (=en la lucha total contra todo lo que hay de mal en nosotros, en
el mundo, solidarios con todos los que sufren por esta presencia de mal) para
vivir así una nueva vida, en comunión con Dios (=viviendo en progresiva
realización de su amor que comunica vida).
J. GOMIS - MISA DOMINICAL 1978/13
2. PROJIMO/ACOGIDA:
Acoger, saber valorar "a uno de estos pobrecillos sólo porque es mi
discípulo". No porque es de "mi comunidad" o de mi tendencia, o
amigo, o... Sino, simplemente, porque es cristiano. Y que esta valoración se
exprese muy humanamente con gestos (por más sencillos que sean, pero también
expresivos: "un vaso de agua fresca"). El programa a concretar puede
ser amplísimo: informar a todos, acoger a todos, ayudar cordialmente, organizar
la comunidad, crear grupos, apuntarse a diversas tareas comunitarias,
interesarse, etc.
J. GOMIS - MISA DOMINICAL 1978/13
3. PARADOJAS/EV PARADOJA/QUÉ-ES
LA PARADOJA BUSCA PROVOCAR/PREOCUPAR. LA PARADOJA NO ES PARA SER EXPLICADA SINO PARA SER RUMIADA.
LA PARADOJA BUSCA PROVOCAR/PREOCUPAR. LA PARADOJA NO ES PARA SER EXPLICADA SINO PARA SER RUMIADA.
Por lenguaje, tono y contenido podemos distinguir dos grupos de
versículos. Los tres primeros son paradójicos, provocadores, van dirigidos al
evangelizador (vv. 37-39). "El que quiere a su padre o a su madre más que a
mí, no es digno de mí, etc.". Sigue leyendo despacio cada uno de ellos.
¿Qué te parecen?, ¿Duros?, ¿Extraños?, ¿Imposibles?, ¿Intolerables?, ¿Locos?,
¿Presuntuosos?, ¿Excesivos?. Los tres últimos son tranquilizadores,
gratificantes, van dirigidos al evangelizado (vv. 40-42). "El que los
recibe a ustedes…". Léelos también despacio. Los tres primeros avisan, los
tres últimos dan confianza; los primeros inquietan, los últimos serenan.
Expresión paradójica es aquella en que hay una incompatibilidad
aparente, que está resuelta en un pensamiento más profundo del que la anuncia.
El sentido de la paradoja no está en la superficie de la frase. La paradoja
busca provocar, preocupar. La paradoja no es para ser explicada, sino para ser
rumiada. Si yo te digo "el que no tiene nada, lo tiene todo" ¿qué te
quiero decir?. Si el Jesús de Mateo te dice: "el que ama a su padre, a su
madre, a su hijo, a su hija más que a mí, no es digno de mí", ¿qué te
quiere decir?. Rúmialo, dale vueltas, discute, argumenta, corrige, haz lo mismo
con cada una de las paradojas de los tres primeros versículos. Son versículos
de los que dejan K.O. "Las palabras más duras del evangelio". (Isidro
Goma, t. 1, p. 552).
Creo poder dar, sin embargo, la pauta orientadora. La evangelización
sólo es posible si se tiene una determinada escala de valores. La
evangelización es una tarea arriesgada dentro de Israel, es decir, dentro de la
Iglesia. No olvidemos nunca que Israel no es término político sino religioso.
......................
-PARADOJAS PARA RUMIAR:
En el Evangelio hay tal cantidad de paradojas, y de tal hondura que
podemos afirmar que el Evangelio entero es una paradoja.
-El que pierde su vida, la gana, el que quiera ganar su vida la
pierde". (Lc 9. 24).
-"Dichoso el que llora". (Mt 5. 4).
-"Los últimos serán los primeros; los primeros serán los
últimos". (Mt 20. 16).
-"Dichoso el pobre" (Mt 5 3).
-"¡Ay si todos hablan bien de ustedes!". (Lc 6. 26).
-"Dichoso el perseguido" (Mt 5. 10).
-"El maestro, que sirva" (Jn 13. 14).
-El que se haga tan poca cosa como un niño, es el más grande". (Lc
18. 3).
-"El camino estrecho lleva a la vida" (Mt 7. 14).
-"No he venido a traer paz sino espada" (Mt 10. 35).
-"Amen a los que los odian" (Mt 5. 44).
-"Estas cosas son escondidas a los sabios y reveladas a los sencillos"
(Mt 11. 25).
-"Vendan sus bienes y tendrán un tesoro inagotable" (Lc
12.33).
Estas, y muchas otras más que encontramos a lo largo de todos los
escritos del N.T. Las conocemos bien; pero lo importante no es conocerlas, ni
saberlas de memoria, ni repetirlas con mayor o menor frecuencia. Lo importante
es vivirlas. Pero, evidentemente, esa es otra historia.
-LA LÓGICA DEL MUNDO. La vida cristiana, si fuese conforme al Evangelio,
se convertiría en una paradoja; pero preferimos seguir la corriente de la sociedad,
la corriente de la lógica, la corriente del "mundo" que diría San
Juan. Y lo más curioso es que los propios cristianos no estamos exentos de
extrañarnos ante las paradojas que plantea Jesús. Y nos extrañamos porque no
acabamos de captar el sentido de la misión y el mensaje de Jesús; no acabamos
de captar que lo de Jesús es "otra cosa", que no es una religión más
entre otras, ni siquiera una religión especial; lo de Jesús fue mostrarnos el
rostro de Dios, Dios que es Padre, que perdona, que no establece con el hombre
las relaciones que el hombre se imaginaba (de superior a inferior) sino que las
quiere establecer de igualdad, que no está para castigar sino para salvar; que
no busca la destrucción del hombre sino su salvación; que Dios no deja de querernos
aunque seamos el peor de los mortales; que su amor al hombre es incondicional y
sin precio, que la postura del hombre ante Dios no puede ser ni la del miedo ni
la de intentar utilizarlo sino la de la confianza incondicional.
L. GRACIETA - DABAR 1987/35
Escoger de este modo a Jesús puede exigir toda una gama de rupturas que
van desde la pena por sentirnos incomprendidos de los demás y de hacer sufrir a
los nuestros, hasta la necesidad de tomar decisiones tremendas. Una mártir del
siglo II, Perpetua, que escribió su diario hasta el último momento, nos revela
cuál fue su peor prueba antes de morir: "Llegó mi padre con mi hijo (un
bebé), me abrazó y me dijo: ¡Sacrifica!. Acepta renegar de Cristo; ten piedad
de tu hijo!'. Entonces Hilarión, el procurador, me dijo: `Piensa en tu padre,
piensa en tu hijo; ¡sacrifica en honor del emperador!' Pero yo me negué a
ello".
ANDRE SEVE - EL EVANG. DE LOS DOMINGOS - EDIT. VERBO DIVINO ESTELLA
1984. Pág. 34
5. FE/SENTIMIENTOS: JESÚS SOLO PIDE
SERIEDAD Y ENTREGA. NO IMPONE DISYUNTIVA DE QUERERES NI ROBA LOS SENTIMIENTOS
HUMANOS.
Jesús no impone al enviado una disyuntiva de quereres, es decir, no
opone dos quereres por uno de los cuales haya que optar. Jesús no sustituye al
padre, la madre, el hijo o la hija del enviado.
Al enviado Jesús no le pide sentimientos ni pretende robárselos: le pide
entrega y seriedad. Hasta donde sea preciso. Ya se encargarán las
circunstancias de determinar el alcance de este "hasta donde sea
preciso".
A. BENITO - DABAR 1990/35
6. - Las condiciones de Jesús.-El lenguaje es radical, pero
ciertamente que no es válido aplicarlo exclusivamente a algunos determinados
cristianos. Ningún seguidor de Jesús, por ejemplo, puede pensar que el
bienestar de sus hijos pase por encima de todo: los hijos han de ser educados
no como superiores a otros niños o chicos que tienen menos posibilidades, sino
que parte de su bienestar debe ser sacrificado como contribución solidaria a
los que tienen menos; igualmente los padres no pueden quedar absorbidos
totalmente por los hijos, sino que han de pensar también de qué manera
contribuyen ellos a la causa del Reino de Dios. También habría que hablar de la
importancia que tiene que algunos cristianos renuncien a crear una familia por
causa del Reino. Aceptar "la cruz" no quiere decir de entrada
resignarse ante las contrariedades, sino querer vivir según el Evangelio.
J. LLIGADAS - MISA DOMINICAL 1990/14
7.- Recibir a los profetas no es fácil, porque el anuncio que llevan
suscita divisiones; la elección por Cristo o contra Cristo -elección que no
admite compromisos- divide a la humanidad, a la familia y el corazón de cada
uno. A veces desearíamos que los profetas nos ayudasen a ajustar nuestros
compromisos y que justificasen nuestros falsos irenismos. Pero el profeta es
inflexible en esto. Por eso acoger a un profeta es casi tan difícil como ser
profeta. Ambos tendrán el mismo premio.
BRUNO MAGGIONI - EL RELATO DE MATEO - EDIC. PAULINAS/MADRID 1982.Pág.
114
8. - Estamos ante una de las paradojas más violentas. Las palabras
de Jesús contradicen las esperanzas en un Mesías que sería el príncipe de la
paz (Is 9,5); contradicen las esperanzas de todos los hombres que luchan y
trabajan por la paz; contradicen la propia palabra de Jesús que ha beatificado
a todos aquéllos que trabajan por la paz (5,9: serán llamados hijos de Dios) y
ha mandado a sus discípulos que anuncien la paz (la paz puesta en equivalencia
con el Reino; ver el comentario a 10, 7-15).
Esta tremenda paradoja ¿tiene una salida airosa?. Por supuesto, no, en
el sentido en que fue interpretada, a veces, para justificar una "guerra
santa" o apetencias humanas o intransigencia religiosa. La espada o lucha
traída por Jesús no es declaración de guerra contra el resto de los mortales
que no acepten la fe cristiana. Los hijos del trueno fueron reprendidos
duramente por esta mentalidad: "¿Quieres que mandemos bajar fuego del
cielo que devore esta ciudad?". Pero él les reprendió (/Lc/09/54-55). La
lucha no es de los discípulos contra otros hombres, sino de estos hombres
contra los discípulos.
La espada-división se halla implicada en las exigencias de la presencia
de Jesús. El mismo mensaje lleva a la división: exige la renuncia a lo más
querido, que nada ni nadie esté por encima de él en la escala de valores que el
hombre debe hacerse. Al jerarquizar estos valores, él quiere estar en la
cumbre. Y no todos, ni mucho menos, comparten este criterio. Sólo una fe
profunda puede aceptarlo. La división de que se habla en el texto había sido ya
vivida como experiencia amarga en la Iglesia a raíz del decreto de excomunión
que el judaísmo oficial había lanzado contra todos aquéllos que confesasen a
Jesús como el Mesías. Esto trajo la división familiar a que alude el texto.
Pero, por encima y más allá de este primer nivel, está la experiencia de la
Iglesia, de los discípulos de Jesús, que quieren ser plenamente consecuentes
con su vocación, con la llamada del Señor y con las exigencias cristianas. La
exigencia que a veces se impone a los discípulos de Jesús, de renunciar a todo
y a todos, aun a lo más querido (8, 22), se encuentra con la incomprensión, la
división, la lucha. La espada en acción, que es la misma palabra de Jesús (Heb
4, 12).
COMENTARIOS A LA BIBLIA LITURGICA NT - EDIC MAROVA/MADRID 1976.Pág. 995.
9.- Contexto. Continuación de las palabras de recomendación y de ánimo
al nuevo Pueblo de Dios en previsión de las dificultades que ciertamente
experimentará, desencadenadas por la oposición de los hombres religiosos de
corte estrecho.
Sentido del texto. El v. 37 suena como una auténtica bomba. Sobre todo
si se tiene en cuenta que las palabras van dirigidas a todos y cada uno de los
componentes del nuevo Pueblo y no a un grupo especial o de aspirantes a la
perfección. Nos hallamos ante un caso típico de lenguaje profético: rápido,
intuitivo, desconcertante. Un lenguaje que tiene muy poco de juego literario y
que busca concienciar al oyente de una necesidad imperiosa. Un lenguaje
revulsivo. No es fin en sí mismo sino medio para algo.
Descubrir este "para algo" es dar con el sentido de lo que se
dice. El "para algo" de nuestro texto es la urgencia imperiosa de un
nuevo Pueblo que revele y sustituya al viejo y decrépito pueblo religioso. La
necesidad de un nuevo Pueblo religioso es un objetivo indeclinable; su
existencia no se puede diferir en absoluto. El v. 37 no establece una jerarquía
o una prioridad de sentimientos o afectos (primero Jesús, después la familia).
Jesús no reclama el afecto de sus seguidores. Jesús no es un líder frustrado y
frustrante que quiera acaparar el mundo del sentimiento de sus seguidores.
Jesús sencillamente resitúa el mundo del sentimiento en el marco de un objetivo
que dé a ese mundo una perspectiva, un horizonte, una razón de ser última.
Jesús no reclama para sí el mundo de los afectos familiares. Lo que pide
es que esos afectos sirvan para un objetivo de bien común, y no para cerrarse
en sí mismos. Este mismo objetivo de bien común del que Jesús es el primer
seguidor, está a la base del v. 38. La idea del versículo es la siguiente:
seguir a Jesús es seguirle por un camino de sufrimientos públicos y violentos.
CZ/LLEVAR:
"Tomar la propia cruz" no es una expresión metafórica. La Cruz no es
el medio y el símbolo de la unión mística del cristiano con Cristo. La cruz es
el medio para hacer morir a Jesús y a sus discípulos. Jesús no prescribe a sus
discípulos hacerse una cruz para seguirlo hasta el Calvario; pero tampoco alude
a cualquier clase de sufrimientos más o menos vagos. Anuncia a sus discípulos
la misma violencia y el mismo desprecio público que soportará él mismo. Por
consiguiente, no se trata principalmente de cargar consigo mismo (identificando
la persona con la cruz), ni de cargar para ofrecerlo a Jesús o aceptar tal o
cual sufrimiento personal, ni de reconocerse culpable ante Dios, ni siquiera de
imitar a Jesús, sino de prever y aceptar la soledad humana y la oposición
violenta y cuasi oficial.
"Tomar la cruz" es lo que en el v. 39 viene expresado como
"perder la vida". Son expresiones equivalentes para significar
"morir de muerte violenta". Pero Jesús dice a su discípulo que esta
disponibilidad hasta dejarse matar es la verdadera manera de ser uno mismo, de
ganarse, de vivir.
En la línea del domingo anterior, el v. 39 es una palabra de ánimo a
quien puede comprensiblemente experimentar el desánimo por lo difícil de la
situación. En esta misma línea de levantar el ánimo están redactados los vs.
40-42. En medio de la oposición a manos de los religiosos de corte estrecho, el
discípulo de Jesús debe saberse uno con Jesús y con el Padre, aunque por su
situación sea pequeño (pobrecillo, traduce el texto litúrgico).
DABAR 1981/38
10.- Los vv. 37-39 tratan específicamente de la adhesión personal e
íntima que hay que dar a Jesús para seguirle. Posteriormente, vv. 40-42, harán
ver que esta adhesión íntima tendrá que hacerse totalmente pública. La visión
que Jesús tiene de los lazos familiares no es negativa; solamente quiere decir
que, cuando la familia, en el grado o nivel que sea, llega a constituir un
obstáculo para el reino, es preciso romper y hacer una clara opción por Jesús.
No se pone tanto el acento en una situación límite cuanto en lo absoluto del
reino, en la total disponibilidad del que va por los caminos de la fe.
Este "cargar con la cruz" tiene un sentido muy concreto. Hace
alusión al momento en que el condenado comenzaba el camino que le llevaba a la
ejecución, el momento en que el delincuente cargaba en sus hombros el
"patibulum" y abandonaba la sala del tribunal para salir a la calle
ante la multitud hostil. Lo más terrible no es la ejecución al final del
camino, sino el sentimiento de haber sido expulsado de la comunidad, de
hallarse sin defensa y de ser objeto del desprecio general (Mischná, San 85a).
Seguir a Jesús significaría arriesgarse a un tipo de vida que es tan difícil
como el del último camino del condenado a muerte. Hay en la primera parte del
libro de Job (/Jb/02/04) un curioso episodio: Satán se
presenta ante Dios. Dios está orgulloso de la fidelidad de Job, pues aunque se
le han arrebatado la familia y las posesiones, no ha renegado de Dios. Dice
entonces Satán: "Uno da una piel por otra piel; por la vida, todo lo que
tiene". Esto quiere decir la cosa tan común de que el hombre en peligro de
muerte da todo lo que tiene, de no ser un necio, por salvar su vida. Jesús
dice: un bien mayor que la vida, que es el evangelio. Todo el que da su vida,
en poco o en mucho, por causa del evangelio, de hecho, está ganando la vida de
verdad.
v. 40: Estos versos son la gran conclusión de la instrucción a los
apóstoles. Lo que es una adquisición personal, el conocimiento de la persona de
Jesús, tienen que llegar a plenitud por la vida. Vivir la fe es construir la
vida, no con una pretenciosa relevancia, sino con una sencilla colaboración.
Así, dar hospitalidad al mensajero no es solamente recibir con los brazos
abiertos al hermano, sino también acoger la palabra, aceptar el vivir como lo
exige el compromiso adquirido ante Jesús. Palabras difíciles del evangelio,
pero cargadas de esperanza.
EUCARISTÍA 1978/30.
11. - En estas palabras finales del discurso de misión podemos
distinguir dos pequeñas secciones: en primer lugar, la necesidad que tiene
aquel que es enviado de una adhesión personal a Cristo por encima de todo; y,
en segundo lugar, la acogida que deben recibir los que son enviados.
a).- El hecho de colocar el amor a los padres y a los hijos y el amor a
Cristo uno junto al otro, no significa de ninguna manera un desprecio para el
primero. Lo que quiere subrayarse es la exigencia y el sentido de totalidad que
debe tener el amor a Cristo. La exigencia del seguimiento de Cristo es tan
fuerte que pone en juego a toda la persona, de tal modo que esta debe estar
dispuesta a perder su propia vida, a renunciar a sí mismo. La exigencia del
amor a Cristo parece que va aumentando en intensidad en estas sentencias
iniciales: en caso de conflicto, el discípulo será lo suficientemente libre
como para que el amor humano no sea un impedimento para seguir a Cristo. Y esta
vida de seguimiento es definida como tomar la cruz juntamente con el Maestro,
como signo de la actitud de entrega personal y de sufrimiento que esto lleva
consigo. Esta actitud supone, evidentemente, no tener miedo a perder la propia
vida -lo mejor que tiene el hombre- por fidelidad a Cristo. Esta actitud va
acompañada de una promesa: estos serán los únicos que verdadera y
definitivamente se apropiarán de la vida.
b).- "El enviado es igual que aquel que le envía". Las
palabras de Jesús del versículo 40 ("el que los recibe a ustedes, me
recibe a mí..."), encajan perfectamente en esta idea corriente en el mundo
judío. La dignidad le viene al discípulo de la palabra que le ha sido confiada
por el propio Jesús, y, a través de Jesús, por el Padre. "Recibir" al
discípulo no significará sólo ofrecerle hospitalidad, sino sobre todo aceptar
la palabra de la que es portador. La actitud que se adopte para con el enviado
es reflejo de la actitud que se tiene hacia Cristo.
Este principio enunciado por Jesús queda desarrollado en los dos últimos
versículos que leemos. Se da a los apóstoles el nombre de "profeta" y
"justo" y se subraya tanto la dignidad de aquel que es enviado como
la del que lo recibe ("tendrá paga de profeta"). "Estos
pobrecillos" puede referirse directamente a los apóstoles que son explícitamente
enviados por Jesús, como también a todos los discípulos en general, en cuanto
testigos de Jesús y del Reino; o quizá también se hace una referencia explícita
a los más humildes y "pobrecillos" dentro de la comunidad, que, en
tanto que discípulos de Cristo, participan de la mayor dignidad. Nada de lo que
se haga a los discípulos o enviados del Cristo -y a través de ellos al propio
Cristo- puede considerarse sin importancia.
JOSEP ROCA
12.- Jesús no reclama el afecto de sus seguidores, porque no es un líder
frustrado y frustrante que quiera acaparar el mundo del sentimiento de sus
discípulos, sino colocar este en el marco objetivo de un horizonte último. Lo
que pide Jesús es que sirvan a un objetivo para el bien común. La idea del
versículo 38 es que seguir a Jesús supone un camino de sufrimientos públicos y
violentos.
"Tomar la propia cruz" no es una metáfora, como si esa cruz
fuera el símbolo y el medio para la unión mística del cristiano con Cristo. La
cruz es más bien el medio para hacer morir a Jesús y a sus discípulos. Con lo
cual no les prescribe Jesús que se hagan una cruz para llegar con él hasta el
calvario, como tampoco alude a cualquier clase de sufrimientos más o menos
vagos. Sencillamente anuncia que la violencia y el desprecio públicos se
cebarán en el seguidor como lo han hecho en él.
Por tanto, no se trata de cargar consigo mismo (identificando la persona
con la cruz) ni de cargar para hacer una ofrenda a Jesús de tal o cual
sufrimiento ni de reconocerse culpable ante Dios imitando a Jesús. Sólo se
trata de prever y aceptar la soledad humana y la oposición violenta por ser
discípulo de Cristo.
EUCARISTÍA 1993/31.
13. - Como el domingo pasado, el evangelio de hoy nos sitúa en el
contexto de las instrucciones de Jesús a los doce sobre la misión. Acaba de
anunciar que la siembra del Evangelio es conflictiva: la opción por el Reino
provoca inevitablemente divisiones. "El que quiere a su padre o a su madre
más que a mí, no es digno de mí": Un ámbito en el que los primeros
cristianos ven cómo se reflejan estas divisiones es el de la familia. Como en
el AT Yahvé es un Dios celoso, también ahora la fidelidad a Cristo no admite a
su lado otras fidelidades que la puedan enturbiar. Los discípulos forman parte
de una nueva comunidad que tiene unos lazos más fuertes que los de la sangre.
- "El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí": Esta
frase y la siguiente son palabras de Jesús que hallamos tanto en la fuente Q,
común en Mateo y Lucas, como en el evangelio de Marcos. Es un dato que nos
manifiesta que estamos ante la expresión de unos principios fundamentales de la
vida cristiana. Tomar la cruz no quiere decir aquí soportar los propios
defectos, condicionamientos o sufrimientos, sino que indica la aceptación de la
dificultad y de la persecución que sufre el discípulo de Cristo en su misión de
testigo: seguir a Jesús implica cargar con su misma cruz.
- "El que encuentre su vida, la perderá, y el que pierda su vida
por mí, la encontrará": Quizá el significado de esta otra palabra
fundamental quedaría más claro traduciendo el término "psyche" no
como "vida", sino como "el propio yo". Uno sólo puede
encontrar la propia salvación entregándose totalmente a la causa de Cristo. El
que se entrega a la propia causa se pierde.
- "El que los recibe a ustedes, me recibe a mí...": Hemos llegado
al final de la instrucción de los doce. Es el momento de la alabanza para con
aquellos que los recibirán, y recibirán por medio de ellos el mensaje. El mismo
Jesús se identifica con ellos, está presente en quienes anuncian el Evangelio.
Aquí los doce representan toda la comunidad de los discípulos, en la que hay
"profetas", "justos" y "pobrecillos". Este último
adjetivo los caracteriza de una forma muy conforme con la primera
bienaventuranza (5,3). Quizás en el pensamiento del evangelista aquí está el
recuerdo de todos aquellos nuevos miembros recién incorporados a su comunidad,
procedentes del paganismo, y que son observados a distancia por los
judeocristianos.
JOAN NASPLEDA - MISA DOMINICAL 1987/13
14.- EL FRAGMENTO DE MATEO
La reanudación de la lectura de Mateo la hacemos tomando el último trozo
del capítulo 10, el "discurso de la misión". El texto tiene dos
partes bien diferenciadas: las claras condiciones que Jesús pone al que quiera
ser de los suyos, y el valor que tiene toda colaboración en la causa del
Evangelio. El texto tiene su pleno sentido en la situación de la primitiva
Iglesia, cuando todos los seguidores de Jesús se sienten realmente
"enviados", y en cambio hay gente que, sin ser seguidores de Jesús,
valoran la tarea de esos seguidores y les ayudan. Ahora la situación es
diferente y por ello hay que adaptarlo (sin que esa adaptaci6n consista en
hacer distinción entre los sacerdotes o los misioneros y después los
"cristianos normales": ¡todo "cristiano normal" ha de ser
seguidor y debe sentirse enviado!).
-Las condiciones de Jesús.
El lenguaje es radical, pero ciertamente que no es válido aplicarlo
exclusivamente a algunos determinados cristianos. Ningún seguidor de Jesús, por
ejemplo, puede pensar que el bienestar de sus hijos pase por encima de todo:
los hijos han de ser educados no como superiores a otros niños o chicos que
tienen menos posibilidades, sino que parte de su bienestar debe ser sacrificado
como contribución solidaria a los que tienen menos; igualmente los padres no
pueden quedar absorbidos totalmente por los hijos, sino que han de pensar
también de qué manera contribuyen ellos a la causa del Reino de Dios. (También
habría que hablar de la importancia que tiene que algunos cristianos renuncien
a crear una familia por causa del Reino). Igualmente es condición aceptar
"la cruz", que no sólo quiere decir de entrada resignarse ante las
contrariedades, sino querer vivir según el Evangelio, como Jesús, aunque cueste
y cree dificultades (aunque comporte la cruz).
-La acogida a los discípulos.
Esta segunda parte del texto nos la podemos aplicar desde dos ángulos
distintos. Por un lado, nosotros somos discípulos "pobrecillos" que
intentamos vivir y transmitir el Evangelio y que, en la medida en que lo
hacemos, Jesucristo se identifica con nosotros, y eso ha de darnos mucho gozo y
mucha confianza. Por otro lado, nosotros nos podemos sentir también como gente
que únicamente es capaz de "dar un vaso de agua fresca", que sólo es
capaz de acoger y ayudar la vida de discípulo y de enviado que hacen otros con
mayor dedicación: también entonces Jesús nos dice que eso que hacemos, por poco
que sea, no dejará de tener su paga.
JOSEP LLIGADAS - MISA DOMINICAL 1990/14.