DIEZ
SANTOS EN EL AÑO DE LA FE
Queremos
resalta la figura de diez santos que, además, fueron grandes evangelizadores. A
continuación compartimos la lista de los santos, modelos especiales para el Año
de la Fe:
1.
San Pedro y San Pablo: El encabezamiento de la lista es conjunto. Estos
dos santos "pusieron los fundamentos de la Iglesia primitiva y están entre
los santos más venerados", destaca el artículo. La misión evangelizadora
de los Apóstoles, la primera después de la realizada por el mismo Jesucristo,
estuvo liderada por estos dos hombre. San Pedro "fue el primero en
profesar que Jesús es el Hijo de Dios, y el papado está edificado sobre su
testimonio". Por su parte, San Pablo, llamado Apóstol de los gentiles,
realizó grandes viajes de misión que "expandieron el alcance de la joven
Iglesia, y sus escritos articulan nuestra fe". Ambos santos dieron la vida
en testimonio de la fe, y el martirio de ambos tuvo lugar en Roma. La Iglesia
celebra su memoria litúrgica el mismo día, el 29 de junio.
2.
San Jerónimo:
Este gran santo es además Doctor de la Iglesia y vivió en el siglo IV. San
Jerónimo "hizo la Biblia más accesible para las personas cotidianas cuando
la tradujo al latín desde el hebreo y el griego originales". Según el
artículo de la USCCB, San Jerónimo es un ejemplo ideal de amor por la Palabra
de Dios y su labor resultó invaluable para la evangelización. Una frase
atribuida a este santo y recordada por el artículo afirma que "la
ignorancia de las Escrituras es ignorancia de Cristo".
3.
San Agustín:
Otro Doctor de la Iglesia y contemporáneo de San Jerónimo, San Agustín fue Obispo
de Hipona y un extraordinario ejemplo de conversión. Habiendo vivido una
condición de pecado en su juventud y una total transformación de vida al
encontrar la verdad, San Agustín "sigue inspirando a las personas, no sólo
por su conversión, sino también con lo brillante de sus escritos". Sus
Confesiones - célebres y actuales aún hoy - fueron el primer relato de
testimonio de vida de su género y sus obras filosóficas y apologéticas
"han tenido un profundo impacto sobre los cristianos hasta el día de
hoy".
4.
San Patricio:
Es reconocido como "el Apóstol de Irlanda" por su labor
evangelizadora del siglo V. San Patricio "ejemplifica cómo el testimonio
cristiano puede tener un impacto penetrante y duradero sobre una cultura",
destaca el artículo. Siguiendo el ejemplo de Cristo, este santo usó imágenes
sencillas para ilustrar las verdades profundas de la fe. Su explicación del
misterio de la Santísima Trinidad con las hojas del trébol hizo accesible a
todas las personas esta verdad fundamental. Los lugares que recuerdan la vida y
los milagros de San Patricio son recordados y venerados con orgullo por esta
nación, profundamente cristiana.
5.
San Francisco de Asís: "Uno de los santos más amados, Francisco de
Asís vivió el Evangelio identificándose con el pobre, abrazando a los
marginados y los enemigos y celebrando la bondad de Dios presente en toda la
creación". Su testimonio de evangelización radicalmente basada en el
ejemplo revitalizó la Iglesia y su influencia persiste mucho más allá de la
orden religiosa que fundó, atrayendo incluso a los no creyentes. San Francisco
de Asís se convirtió en un símbolo de paz, gracias a su fe y su extraordinaria
humildad.
6.
San Ignacio de Loyola: Este notable santo es el fundador de la Compañía de
Jesús (Jesuitas) y se caracterizó por una fidelidad a toda prueba al Evangelio
y a la Iglesia. Habiendo sido un soldado antes de su conversión, San Ignacio
descubrió el llamado de Dios a través de una experiencia profunda de fe que
daría lugar a los Ejercicios Espirituales, que continúan siendo un destacado
método de oración y conversión. En 1540 fundó la orden religiosa de los
Jesuitas para contrarrestar la reforma protestante y defender la doctrina y
autoridad de la Iglesia Católica frente a todos sus atacantes.
7.
San Francisco Javier: Contemporáneo de San Ignacio de Loyola, este santo
fue uno de los primeros miembros de la Compañía de Jesús. Su testimonio de fe
lo llevó a viajar a los lugares más distantes del mundo a predicar el
Evangelio. "Fue un gran misionero en Asia, visitando India, Indonesia,
Japón y otros países". Su gran sueño era llegar a evangelizar China, pero
diversas dificultades se lo impidieron. Finalmente muere debido a unas fiebres
a las puertas del gran imperio, en la Isla de Shangchuan.
8.
San Juan Diego:
Este santo fue un sencillo indígena mexicano a quien se apareció la Santísima
Virgen en el cerro del Tepeyac. El encargo de María de hablar con el señor
Obispo, y la milagrosa impresión de la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe en
su manto que probó la veracidad de sus afirmaciones lo convirtieron en el
humilde evangelizador de todo un hemisferio. El hecho de las apariciones fue
vital para la conversión de la cultura indígena local a la fe católica. Dedicó
su vida al servicio devoto de la Virgen en su ermita y fue canonizado como el
primer santo indígena de México. Nuestra Señora de Guadalupe fue declarada
Patrona de América por el Beato Juan Pablo II.
9.
San Daniel Comboni: Otro santo y extraordinario, esta vez llevado por
Dios al continente africano. En la región central del continente, San Daniel
Comboni fundó dos órdenes religiosas (masculina y femenina) para la
evangelización de los pueblos locales. "Casi todo su sacerdocio fue vivido
en África y fue nombrado Obispo y Vicario Apostólico para África en 1877".
Su misión se llevó a cabo en medio de las más duras condiciones, a través de
exigentes viajes que alternaba con la visita a las Diócesis de Europa donde
obtenía apoyo y recursos para las misiones. Murió durante su octava travesía
apostólica afectado por una enfermedad en medio de la selva, en 1881 y
canonizado en 2003.
10.
Santa Teresita del Niño Jesús: La Patrona de las Misiones Católicas,
como la declaró el Papa Pío XI nunca emprendió un viaje o realizó una obra
extraordinaria. En cambio fue extraordinaria su vida, "sirviendo a Dios en
cada pequeña acción cotidiana", según el camino de la Infancia Espiritual.
Murió muy joven, a la edad de 24 años a causa de la tuberculosis. Esta joven
santa carmelita se destacó en la oración y el ofrecimiento de su vida por los
misioneros y su experiencia del amor a Dios le mereció el honor de ser nombrada
Doctora de la Iglesia (la tercera mujer y la persona más joven distinguida con
este título) por el Beato Juan Pablo II en 1997.