viernes, 29 de noviembre de 2013

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO I ADVIENTO CICLO A - 01 DICIEMBRE 2013

LA ANTIRUTINA




PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías 2,1-5

Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y de Jerusalén: Al final de los días estará firme el monte de la casa del Señor en la cima de los montes, encumbrado sobre las montañas. Hacia él confluirán los gentiles, caminarán pueblos numerosos. Dirán: «Vengan, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob: él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas; porque de Sión saldrá la ley, de Jerusalén la palabra del Señor.». Será el árbitro de las naciones, el juez de pueblos numerosos. De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra. Casa de Jacob, ven, caminemos a la luz del Señor.

SALMO RESPONSORIAL (SAL 121)

Vamos alegres a la casa del señor

Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!.
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R.

Allá suben las tribus, las tribus del Señor
según la costumbre de Israel,
al celebrar el nombre Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R.

Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios». R

Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo».
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien. R.

05.- SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos 13,11-14

Dense cuenta del momento en que viven; ya es hora de despertarse del sueño, porque ahora nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer. La noche está avanzada, el día se echa encima: dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz. Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas ni borracheras, nada de lujuria ni desenfreno, nada de riñas ni pendencias. Vestíos del Señor Jesucristo.

06.- EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 24,37-44

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé. Antes del diluvio, la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: Dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la dejarán. Por lo tanto, estén en vela, porque no saben qué día vendrá su Señor. Comprendan que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso, estén también ustedes preparados, porque a la hora que menos piensen viene el Hijo del hombre.».

CREDO NICENOCONSTANTINOPOLITANO

Creo en un solo DIOS, PADRE todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, JESUCRISTO, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz. Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros los hombres y por nuestra salvación, bajó del cielo; y por obra del Espíritu Santo se encarnó de  María,  la  Virgen,  y  se  hizo  hombre.
Y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.
Creo en el ESPÍRITU SANTO, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo, recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo la iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.

PLEGARIA UNIVERSAL

En este momento de espera activa, de preartacion, miremos a nuestro corazón y presentemos desde alli nuestras necesidades al Padre:

1.- Por la Iglesia, peregrina en el mundo: para que haga participes a todas las personas de la esperanza que ilumina su camino y despierte así en ellas el deseo y la certeza de la salvación. Roguemos al Señor.

2.- Te pedimos, Padre por el Papa, Francisco, para que ante cada adversidad se vea socorrido por el Amor que tienes a tu Iglesia. Roguemos al Señor.

3.- Por nuestras comunidades cristianas: para que la cercania del salvador nos estimule a vivir como hijos de la luz, rechazando en todo momento las obras de las tinieblas. Roguemos al Señor.

4.- Por aquellos en quienes la dureza de la vida ha apagado toda ilusión: para que nuestra oración y fraternidad hagan florecer en ellos la esperanza y la voluntad de comprometerse por un mundo mejor. Roguemos al Señor.

5.- Por los Goberantes; para que, por encima de todo interes egosita promuevan la paz y el respeto a los derechos de los hombres y de los pueblos. Roguemos al Sñeor.

Gracias, Señor porque hoy nos das razones para vivir y para amar, para llenar nuestro vacio existencial, para vencer incansables la perenne mezauindad humana, para iniciar hoy la apsionante tarea que nos confias: el adviento inacabado de un hombre y un mundo nuevos. Ayuudanos, Señor, con la fuerza de tu Espiritu. Amen.


COMENTARIO

El ciclo litúrgico que hoy comienza va a tener a Mateo como evangelista base. “Hermanos, ¡Despierten de su sueño!”. Nuestro sueño es la rutina. La rutina nos oculta el transcurrir inexorable de los días.
Jesús describe esta rutina: “En tiempos de Noé, la gente comía, bebía, se casaba…”. Un hombre supo ver las cosas a tiempo: “Noé entró en el arca”.
Pero los demás siguieron viviendo hasta que, “cuando menos lo esperaban, llegó el diluvio y se los llevó a todos”. La rutina nos traga a todos. Piensen en esos “debería reaccionar…, es preciso que actúe… ¡es tremendo cómo pasan los años!..., si pudiera volver…, si los jóvenes supieran”.
Nosotros lo sabemos. Basta con escuchar a Jesús: “Dos hombres estarán en el campo, al uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo, a una mismas tareas, unos duermen y otros viven.
Unos no se preparan para nada y otros están dispuestos. ¿Despiertos a qué?. La llamada a la vigilancia, lo repite Jesús, es a una vigilancia de buena calidad. Puede tomar el aspecto de una angustia paralizante, o convertirse en un “¿para que?” que suponga un desprecio del mundo y de las taras terrenas.  No, la vigilancia evangélica es por el contrario una vida actual poderosa, ya que en ella se verifica constantemente  la  calidad  de  interés y de atención de lo que uno  está haciendo.
Nuestra costumbre (comer-.tele-auto), nuestras preocupaciones (ganar mas; acaba esta tarea) nuestros proyectos de ocio (el fin de semana,  las  vacaciones).  ¿Hacer todo  esto de nosotros unos hombres que utilizamos la vida a fondo?. ¿O es el amor, es decir la vida al cien por ciento? ¿Dónde está el servicio fraternal, los afanes misioneros, la oración? “No tengo tiempo” es a veces el grito de la vida intensa. Pero a menudo es la canción de la rutina, porque la rutina canta muy bien.
La vigilancia cristiana no es más que la vida ante Dios, la vida con Dios. Se hacen exactamente las mismas cosas, pero esas cosas tienen un interés más, una  densidad.
“A uno se lo llevarán y al otro lo dejarán”. Los vigilantes se arraigan ya en lo eterno, los rutinarios se quedan en la superficie de las coas y en cada momento corren el peligro  de  verse  barridos.
La verdadera vigilancia, lejos de quitar el gusto por las coas de la vida, les da el sabor de las iniciaciones de los aprendizajes apasionantes. ¡Qué maravilla convertirse  a través de todo lo que uno vive en una persona que se construye para la eternidad y que construye una parte de la humanidad eterna!. ¿La anti-rutina?. Reflexionar recuperarse, no dejar que sea el reloj lo único que dicta nuestra vida, no dejarse atar por la agenda, por los automatismos, por el “siempre he hecho esto”.
El cristiano “que está preparado” es aquel que vive lo ordinario tan libremente tan conscientemente que esto lo mantiene despierto para lo inesperado incluida la hora extraordinaria la ultima quizás traicionera: “Estad vigilantes para que  no  los  sorprenda”.

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 01: Is 4, 2-6; Sal 121; Mt 8, 5-11.
Martes 02: San Francisco Javier presbítero (MO) Is 11, 1-10; Sal 71; Lc 10, 21-24.
Miércoles 03: Is 25, 6-10ª; Sal 22; Mt 15, 29-37.
Jueves 04: Is 26, 1-6; Sal  117;  Mt 7, 2 1.24-27.
Viernes 05:  Is 29, 17-24; Sal 26; Mt 9, 27-31.
Sábado 06:   San Ambrosio, Obispo y Doctor de la Iglesia (MO) Is 30, 18-21.23-26; Sal 146; Mt 9, 35—10, 1.6-8.
Domingo 07:  Domingo II de Adviento. Is 11, 1-10; Sal 71; Rm 15, 4-9; Mt 3, 1-12.