ºESCUCHAR Y VIVIR LA PASION
PRIMERA LECTURA
Lectura del santo evangelio según san
Mateo 21,
1-11
Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron
a Betfagé, junto al monte de los Olivos, Jesús mandó dos discípulos,
diciéndoles:
-«Id a la aldea de enfrente, encontraréis
en seguida una borrica atada con su pollino, desatadlos y traédrnelos. Si
alguien os dice algo, contestadle que el Señor los necesita y los devolverá
pronto.».
Esto ocurrió para que se cumpliese lo que
dijo el profeta: «Digan a la hija de Sión:
"Mira a tu rey, que viene a ti, humilde, montado en un asno, en un
pollino, hijo de acémila".».
Fueron los discípulos e hicieron lo que
les había mandado Jesús: trajeron la borrica y el pollino, echaron encima sus
mantos, y Jesús se montó. La multitud extendió sus mantos por el camino;
algunos cortaban ramas de árboles y alfombraban la calzada. Y la gente que iba
delante y detrás gritaba:
-«¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el
que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en el cielo!»
Al entrar en Jerusalén, toda la ciudad
preguntaba alborotada: -«¿Quién es éste?»
La gente que venía con él decía: -«Es
Jesús, el Profeta de Nazaret de Galilea.»
ORACION COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, tu quisiste que nuestro Salvador se
hiciese hombre y muriese en la cruz, para mostrar al género humano, el ejemplo
de una vida sumisa a tu voluntad, concédenos que las enseñanzas de su pasión
nos sirvan de testimonio y que un día participemos en su gloriosa resurrección.
Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Isaías 50,4-7
Mi Señor me ha dado una lengua de
iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me
espabila el oído, para que escuche como los iniciados. El Señor me abrió el
oído. Y yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me
apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante
ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por
eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.
SALMO
RESPONSORIAL (Sal 21)
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Al verme, se burlan de mí,
hacen visajes,
menean la cabeza:
«Acudió al Señor, que lo
ponga a salvo;
que lo libre, si tanto lo
quiere.» R.
Me acorrala una jauría de
mastines,
me cerca una banda de
malhechores;
me taladran las manos y los
pies,
puedo contar mis huesos. R.
Se reparten mi ropa, echan a
suertes mi túnica.
Pero tú, Señor, no te quedes
lejos;
fuerza mía, ven corriendo a
ayudarme. R.
Contaré tu fama a mis
hermanos,
en medio de la asamblea te
alabaré.
Fieles del Señor,
alábenlo;
linaje de Jacob,
glorifíquenlo;
témanlo, linaje de Israel. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los Filipenses 2,6-11
Cristo, a pesar de su condición divina, no
hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y
tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como
un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una
muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el
«Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se
doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios
Padre.
EVANGELIO
Escuchemos
atentamente el santo evangelio según San
Mateo 26,
14-27, 66
Pasión de
nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 26, 14-27, 66
¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo
entrego?
C. En aquel
tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y
les propuso:
S. -«¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?»
C. Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.
S. -«¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?»
C. Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.
¿Dónde quieres que te preparemos la Pascua?
C. El primer día
de los Ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
S. -«¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?»
C. Él contestó
+ -«Id a la ciudad, a casa de Fulano, y decidle: "El Maestro dice: Mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos."»
C. Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua.
S. -«¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?»
C. Él contestó
+ -«Id a la ciudad, a casa de Fulano, y decidle: "El Maestro dice: Mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos."»
C. Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua.
Uno de vosotros me va a entregar
C. Al atardecer
se puso a la mesa con los Doce. Mientras comían dijo:
+ -«Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.»
C. Ellos, consternados, se pusieron a preguntarle uno tras otro:
S. -«¿Soy yo acaso, Señor?»
C. Él respondió:
+ -«El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre!; más le valdría no haber nacido. »
C. Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar:
S. -«¿Soy yo acaso, Maestro?»
C. Él respondió:
+ -«Tú lo has dicho.»
+ -«Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.»
C. Ellos, consternados, se pusieron a preguntarle uno tras otro:
S. -«¿Soy yo acaso, Señor?»
C. Él respondió:
+ -«El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre!; más le valdría no haber nacido. »
C. Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar:
S. -«¿Soy yo acaso, Maestro?»
C. Él respondió:
+ -«Tú lo has dicho.»
Esto es mi cuerpo. Ésta es mi sangre
C. Durante la
cena, Jesús cogió pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus
discípulos, diciendo:
+ -«Tornad, comed: esto es mi cuerpo.»
C.. Y, cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias y se la dio diciendo:
+ -«Bebed todos; porque ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos para el perdón de los pecados. Y os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta el día que beba con vosotros el vino nuevo en el reino de mi Padre. »
C. Cantaron el salmo y salieron para el monte de los Olivos.
+ -«Tornad, comed: esto es mi cuerpo.»
C.. Y, cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias y se la dio diciendo:
+ -«Bebed todos; porque ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos para el perdón de los pecados. Y os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta el día que beba con vosotros el vino nuevo en el reino de mi Padre. »
C. Cantaron el salmo y salieron para el monte de los Olivos.
Heriré al pastor, y se dispersarán las
ovejas del rebaño
C. Entonces Jesús
les dijo:
+ -«Esta noche vais a caer todos por mi causa, porque está escrito: "Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas del rebaño." Pero cuando resucite, iré antes que vosotros a Galilea.»
C. Pedro replicó:
S. -«Aunque todos caigan por tu causa, yo jamás caeré.»
C. Jesús le dijo:
+ -«Te aseguro que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces. »
C . Pedro le replicó:
S. -«Aunque tenga que morir contigo, no te negaré. »
C . Y lo mismo decían los demás discípulos.
+ -«Esta noche vais a caer todos por mi causa, porque está escrito: "Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas del rebaño." Pero cuando resucite, iré antes que vosotros a Galilea.»
C. Pedro replicó:
S. -«Aunque todos caigan por tu causa, yo jamás caeré.»
C. Jesús le dijo:
+ -«Te aseguro que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces. »
C . Pedro le replicó:
S. -«Aunque tenga que morir contigo, no te negaré. »
C . Y lo mismo decían los demás discípulos.
Empezó a entristecerse y a angustiarse
C. Entonces Jesús
fue con ellos a un huerto, llamado Getsemaní, y les dijo:
+ -«Sentaos aquí,
mientras voy allá a orar.»
C. Y, llevándose a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, empezó a entristecerse y a angustiarse.
Entonces dijo:
+ -«Me muero de tristeza: quedaos aquí y velad conmigo.»
C. Y, adelantándose un poco, cayó rostro en tierra y oraba diciendo:
+ -«Padre mío, si es posible, que pase y se aleje de mí ese cáliz. Pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que tú quieres.»
C. Y se acercó a los discípulos y los encontró dormidos.
Dijo a Pedro:
+ -«¿No habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad para no caer en la tentación, pues el espíritu es decidido, pero la carne es débil. »
C. De nuevo se apartó por segunda vez y oraba diciendo:
+ -«Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad.»
C. Y, viniendo otra vez, los encontró dormidos, porque tenían los ojos cargados. Dejándolos de nuevo, por tercera vez oraba, repitiendo las mismas palabras.
Luego se acercó a sus discípulos y les dijo:
+ -«Ya podéis dormir y descansar. Mirad, está cerca la hora, y el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega.»
C. Y, llevándose a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, empezó a entristecerse y a angustiarse.
Entonces dijo:
+ -«Me muero de tristeza: quedaos aquí y velad conmigo.»
C. Y, adelantándose un poco, cayó rostro en tierra y oraba diciendo:
+ -«Padre mío, si es posible, que pase y se aleje de mí ese cáliz. Pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que tú quieres.»
C. Y se acercó a los discípulos y los encontró dormidos.
Dijo a Pedro:
+ -«¿No habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad para no caer en la tentación, pues el espíritu es decidido, pero la carne es débil. »
C. De nuevo se apartó por segunda vez y oraba diciendo:
+ -«Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad.»
C. Y, viniendo otra vez, los encontró dormidos, porque tenían los ojos cargados. Dejándolos de nuevo, por tercera vez oraba, repitiendo las mismas palabras.
Luego se acercó a sus discípulos y les dijo:
+ -«Ya podéis dormir y descansar. Mirad, está cerca la hora, y el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega.»
Echaron mano a Jesús para detenerlo
C. Todavía estaba
hablando, cuando apareció Judas, uno de los Doce, acompañado de un tropel de
gente, con espadas y palos, mandado por los sumos sacerdotes y los ancianos del
pueblo. El traidor les había dado esta contraseña:
S. -«Al que yo bese, ése es; detenedlo.»
C. Después se acercó a Jesús y le dijo:
S. -«¡Salve, Maestro!»
C. Y lo besó. Pero Jesús le contestó:
+ -«Amigo, ¿a qué vienes?»
C. Entonces se acercaron a Jesús y le echaron mano para detenerlo. Uno de los que estaban con él agarró la espada, la desenvainó y de un tajo le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote.
Jesús le dijo:
+ -«Envaina la espada; quien usa espada, a espada morirá. ¿Piensas tú que no puedo acudir a mi Padre? Él me mandaría en seguida más de doce legiones de ángeles. Pero entonces no se cumpliría la Escritura, que dice que esto tiene que pasar.»
C. Entonces dijo Jesús a la gente:
+ -«¿Habéis salido a prenderme con espadas y palos, como a un bandido? A diario me sentaba en el templo a enseñar y, sin embargo, no me detuvisteis.»
C. Todo esto ocurrió para que se cumpliera lo que escribieron los profetas. En aquel momento todos los discípulos lo abandonaron y huyeron.
S. -«Al que yo bese, ése es; detenedlo.»
C. Después se acercó a Jesús y le dijo:
S. -«¡Salve, Maestro!»
C. Y lo besó. Pero Jesús le contestó:
+ -«Amigo, ¿a qué vienes?»
C. Entonces se acercaron a Jesús y le echaron mano para detenerlo. Uno de los que estaban con él agarró la espada, la desenvainó y de un tajo le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote.
Jesús le dijo:
+ -«Envaina la espada; quien usa espada, a espada morirá. ¿Piensas tú que no puedo acudir a mi Padre? Él me mandaría en seguida más de doce legiones de ángeles. Pero entonces no se cumpliría la Escritura, que dice que esto tiene que pasar.»
C. Entonces dijo Jesús a la gente:
+ -«¿Habéis salido a prenderme con espadas y palos, como a un bandido? A diario me sentaba en el templo a enseñar y, sin embargo, no me detuvisteis.»
C. Todo esto ocurrió para que se cumpliera lo que escribieron los profetas. En aquel momento todos los discípulos lo abandonaron y huyeron.
Veréis que el Hijo del hombre está sentado a
la derecha del Todopoderoso
C. Los que
detuvieron a Jesús lo llevaron a casa de Caifás, el sumo sacerdote, donde se
habían reunido los escribas y los ancianos. Pedro lo seguía de lejos, hasta el
palacio del sumo sacerdote, y, entrando dentro, se sentó con los criados para
ver en qué paraba aquello.
Los sumos sacerdotes y el sanedrín en pleno buscaban un falso testimonio contra Jesús para condenarlo a muerte y no lo encontraban, a pesar de los muchos falsos testigos que comparecían. Finalmente, comparecieron dos, que dijeron:
S. -«Éste ha dicho: "Puedo destruir el templo de Dios y reconstruirlo en tres días."»
C. El sumo sacerdote se puso en pie y le dijo:
S. -«¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que levantan contra ti?»
C. Pero Jesús callaba. Y el sumo sacerdote le dijo:
S. -«Te conjuro por Dios vivo a que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios.»
C. Jesús le respondió:
+ -«Tú lo has dicho. Más aún, yo os digo: Desde ahora veréis que el Hijo del hombre está sentado a la derecha del Todopoderoso y que viene sobre las nubes del cielo.»
C. Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo:
S. -«Ha blasfemado. ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Acabáis de oír la blasfemia. ¿Qué decidís?»
C. Y ellos contestaron:
S. -«Es reo de muerte.»
C. Entonces le escupieron a la cara y lo abofetearon; otros lo golpearon, diciendo:
S. -«Haz de profeta, Mesías; ¿quién te ha pegado?»
Los sumos sacerdotes y el sanedrín en pleno buscaban un falso testimonio contra Jesús para condenarlo a muerte y no lo encontraban, a pesar de los muchos falsos testigos que comparecían. Finalmente, comparecieron dos, que dijeron:
S. -«Éste ha dicho: "Puedo destruir el templo de Dios y reconstruirlo en tres días."»
C. El sumo sacerdote se puso en pie y le dijo:
S. -«¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que levantan contra ti?»
C. Pero Jesús callaba. Y el sumo sacerdote le dijo:
S. -«Te conjuro por Dios vivo a que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios.»
C. Jesús le respondió:
+ -«Tú lo has dicho. Más aún, yo os digo: Desde ahora veréis que el Hijo del hombre está sentado a la derecha del Todopoderoso y que viene sobre las nubes del cielo.»
C. Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo:
S. -«Ha blasfemado. ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Acabáis de oír la blasfemia. ¿Qué decidís?»
C. Y ellos contestaron:
S. -«Es reo de muerte.»
C. Entonces le escupieron a la cara y lo abofetearon; otros lo golpearon, diciendo:
S. -«Haz de profeta, Mesías; ¿quién te ha pegado?»
Antes de que cante el gallo, me negarás tres
veces
C. Pedro estaba
sentado fuera en el patio, y se le acercó una criada y le dijo:
S. -«También tú andabas con Jesús el Galileo.»
C. Él lo negó delante de todos, diciendo:
S. -«No sé qué quieres decir.»
C. Y, al salir al portal, lo vio otra y dijo a los que estaban allí:
S. -«Éste andaba con Jesús el Nazareno.»
C. Otra vez negó él con juramento:
S. -«No conozco a ese hombre.»
C. Poco después se acercaron los que estaban allí y dijeron a Pedro:
S. -«Seguro; tú también eres de ellos, te delata tu acento.»
C. Entonces él se puso a echar maldiciones y a jurar, diciendo:
S. -«No conozco a ese hombre.»
C. Y en seguida cantó un gallo. Pedro se acordó de aquellas palabras de Jesús: «Antes de que cante el gallo, me negarás tres veces.» Y, saliendo afuera, lloró amargamente.
S. -«También tú andabas con Jesús el Galileo.»
C. Él lo negó delante de todos, diciendo:
S. -«No sé qué quieres decir.»
C. Y, al salir al portal, lo vio otra y dijo a los que estaban allí:
S. -«Éste andaba con Jesús el Nazareno.»
C. Otra vez negó él con juramento:
S. -«No conozco a ese hombre.»
C. Poco después se acercaron los que estaban allí y dijeron a Pedro:
S. -«Seguro; tú también eres de ellos, te delata tu acento.»
C. Entonces él se puso a echar maldiciones y a jurar, diciendo:
S. -«No conozco a ese hombre.»
C. Y en seguida cantó un gallo. Pedro se acordó de aquellas palabras de Jesús: «Antes de que cante el gallo, me negarás tres veces.» Y, saliendo afuera, lloró amargamente.
Entregaron a Jesús a Pilato, el gobernador
C. Al hacerse de
día, todos los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo se reunieron para
preparar la condena a muerte de Jesús. Y, atándolo, lo llevaron y lo entregaron
a Pilato, el gobernador.
No es lícito echarlas en el arca de las
ofrendas, porque son precio de sangre
C. Entonces
Judas, el traidor, al ver que habían condenado a Jesús, sintió remordimiento y
devolvió las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y ancianos,
diciendo:
S. -«He pecado,
he entregado a la muerte a un inocente.»
C. Pero ellos dijeron:
S. -«¿A nosotros qué? ¡Allá tú!»
C. Él, arrojando las monedas en el templo, se marchó; y fue y se ahorcó. Los sumos sacerdotes, recogiendo las monedas, dijeron:
S. -«No es lícito echarlas en el arca de las ofrendas, porque son precio de sangre.»
C. Y, después de discutirlo, compraron con ellas el Campo del Alfarero para cementerio de forasteros. Por eso aquel campo se llama todavía «Campo de Sangre». Así se cumplió lo escrito por Jeremías, el profeta:
«Y tomaron las treinta monedas de plata, el precio de uno que fue tasado, según la tasa de los hijos de Israel, y pagaron con ellas el Campo del Alfarero, como me lo había ordenado el Señor.»
C. Pero ellos dijeron:
S. -«¿A nosotros qué? ¡Allá tú!»
C. Él, arrojando las monedas en el templo, se marchó; y fue y se ahorcó. Los sumos sacerdotes, recogiendo las monedas, dijeron:
S. -«No es lícito echarlas en el arca de las ofrendas, porque son precio de sangre.»
C. Y, después de discutirlo, compraron con ellas el Campo del Alfarero para cementerio de forasteros. Por eso aquel campo se llama todavía «Campo de Sangre». Así se cumplió lo escrito por Jeremías, el profeta:
«Y tomaron las treinta monedas de plata, el precio de uno que fue tasado, según la tasa de los hijos de Israel, y pagaron con ellas el Campo del Alfarero, como me lo había ordenado el Señor.»
¿Eres tú el rey de los judíos?
C. Jesús fue
llevado ante el gobernador, y el gobernador le preguntó:
S. -«¿Eres tú el rey de los judíos?»
C. Jesús respondió:
+ -«Tú lo dices.»
C. Y, mientras lo acusaban los sumos sacerdotes y los ancianos, no contestaba nada. Entonces Pilato le preguntó:
S. -«¿No oyes cuántos cargos presentan contra fi?»
C. Como no contestaba a ninguna pregunta, el gobernador estaba muy extrañado. Por la fiesta, el gobernador solía soltar un preso, el que la gente quisiera. Había entonces un preso famoso, llamado Barrabás. Cuando la gente acudió, les dijo Pilato:
S. -«¿A quién queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús, a quien llaman el Mesías? »
C. Pues sabía que se lo habían entregado por envidia. Y, mientras estaba sentado en el tribunal, su mujer le mandó a decir:
S. -«No te metas con ese justo, porque esta noche he sufrido mucho soñando con él.»
C. Pero los sumos sacerdotes y los ancianos convencieron a la gente que pidieran el indulto de Barrabás y la muerte de Jesús.
El gobernador preguntó:
S. -«¿A cuál de los dos queréis que os suelte?»
C. Ellos dijeron:
S. -«A Barrabás. »
C . Pilato les preguntó:
S. -«¿Y qué hago con Jesús, llamado el Mesías?»
C. Contestaron todos:
S. -«Que lo crucifiquen.»
C. Pilato insistió:
S. -«Pues, ¿qué mal ha hecho?»
C. Pero ellos gritaban más fuerte:
S. -«¡Que lo crucifiquen!»
C. Al ver Pilato que todo era inútil y que, al contrario, se estaba formando un tumulto, tomó agua y se lavó las manos en presencia de la multitud, diciendo:
S. -«Soy inocente de esta sangre. ¡Allá vosotros!»
C. Y el pueblo entero contestó:
S. -«¡Su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos!»
C. Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.
S. -«¿Eres tú el rey de los judíos?»
C. Jesús respondió:
+ -«Tú lo dices.»
C. Y, mientras lo acusaban los sumos sacerdotes y los ancianos, no contestaba nada. Entonces Pilato le preguntó:
S. -«¿No oyes cuántos cargos presentan contra fi?»
C. Como no contestaba a ninguna pregunta, el gobernador estaba muy extrañado. Por la fiesta, el gobernador solía soltar un preso, el que la gente quisiera. Había entonces un preso famoso, llamado Barrabás. Cuando la gente acudió, les dijo Pilato:
S. -«¿A quién queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús, a quien llaman el Mesías? »
C. Pues sabía que se lo habían entregado por envidia. Y, mientras estaba sentado en el tribunal, su mujer le mandó a decir:
S. -«No te metas con ese justo, porque esta noche he sufrido mucho soñando con él.»
C. Pero los sumos sacerdotes y los ancianos convencieron a la gente que pidieran el indulto de Barrabás y la muerte de Jesús.
El gobernador preguntó:
S. -«¿A cuál de los dos queréis que os suelte?»
C. Ellos dijeron:
S. -«A Barrabás. »
C . Pilato les preguntó:
S. -«¿Y qué hago con Jesús, llamado el Mesías?»
C. Contestaron todos:
S. -«Que lo crucifiquen.»
C. Pilato insistió:
S. -«Pues, ¿qué mal ha hecho?»
C. Pero ellos gritaban más fuerte:
S. -«¡Que lo crucifiquen!»
C. Al ver Pilato que todo era inútil y que, al contrario, se estaba formando un tumulto, tomó agua y se lavó las manos en presencia de la multitud, diciendo:
S. -«Soy inocente de esta sangre. ¡Allá vosotros!»
C. Y el pueblo entero contestó:
S. -«¡Su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos!»
C. Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.
¡Salve, rey de los judíos!
C. Los soldados
del gobernador se llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a
toda la compañía: lo desnudaron y le pusieron un manto de color púrpura y,
trenzando una corona de espinas, se la ciñeron a la cabeza y le pusieron una
caña en la mano derecha. Y, doblando ante él la rodilla, se burlaban de él,
diciendo:
S. -«¡Salve, rey de los judíos!»
C. Luego le escupían, le quitaban la caña y le golpeaban con ella la cabeza. Y, terminada la burla, le quitaron el manto, le pusieron su ropa y lo llevaron a crucificar.
S. -«¡Salve, rey de los judíos!»
C. Luego le escupían, le quitaban la caña y le golpeaban con ella la cabeza. Y, terminada la burla, le quitaron el manto, le pusieron su ropa y lo llevaron a crucificar.
Crucificaron con él a dos bandidos
C. Al salir,
encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo forzaron a que llevara
la cruz. Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota (que quiere decir: «La
Calavera»), le dieron a beber vino mezclado con hiel; él lo probó, pero no
quiso beberlo. Después de crucificarlo, se repartieron su ropa, echándola a
suertes, y luego se sentaron a custodiarlo. Encima de su cabeza colocaron un
letrero con la acusación: «Éste es Jesús, el rey de los judíos». Crucificaron
con él a dos bandidos, uno a la derecha y otro a la izquierda.
Si eres Hijo de Dios, baja de la cruz
C. Los que
pasaban lo injuriaban y decían, meneando la cabeza:
S. -«Tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, baja de la cruz.»
C. Los sumos sacerdotes con los escribas y los ancianos se burlaban también, diciendo:
S. -«A otros ha salvado, y él no se puede salvar. ¿No es el rey de Israel? Que baje ahora de la cruz, y le creeremos. ¿No ha confiado en Dios? Si tanto lo quiere Dios, que lo libre ahora. ¿No decía que era Hijo de Dios?»
C. Hasta los bandidos que estaban crucificados con él lo insultaban.
S. -«Tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, baja de la cruz.»
C. Los sumos sacerdotes con los escribas y los ancianos se burlaban también, diciendo:
S. -«A otros ha salvado, y él no se puede salvar. ¿No es el rey de Israel? Que baje ahora de la cruz, y le creeremos. ¿No ha confiado en Dios? Si tanto lo quiere Dios, que lo libre ahora. ¿No decía que era Hijo de Dios?»
C. Hasta los bandidos que estaban crucificados con él lo insultaban.
Elí, Elí, lamá sabaktaní
C. Desde el
mediodía hasta la media tarde, vinieron tinieblas sobre toda aquella región. A
media tarde, Jesús gritó:
+ -«Elí, Elí, lamá sabaktaní.»
C. (Es decir:
+ -«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»)
C. Al oírlo, algunos de los que estaban por allí dijeron:
S. -«A Elías llama éste.»
C. Uno de ellos fue corriendo; en seguida, cogió una esponja empapada en vinagre y, sujetándola en una caña, le dio a beber.
Los demás decían:
S. -«Déjalo, a ver si viene Elías a salvarlo.»
C. Jesús dio otro grito fuerte y exhaló el espíritu.
Todos se arrodillan, y se hace una pausa.
C. Entonces, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; la tierra tembló, las rocas se rajaron. Las tumbas se abrieron, y muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron. Después que él resucitó, salieron de las tumbas, entraron en la Ciudad santa y se aparecieron a muchos.
El centurión y sus hombres, que custodiaban a Jesús, el ver el terremoto y lo que pasaba, dijeron aterrorizados:
S. -«Realmente éste era Hijo de Dios.»
C. Había allí muchas mujeres que miraban desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para atenderlo; entre ellas, María Magdalena y María, la madre de Santiago y José, y la madre de los Zebedeos.
+ -«Elí, Elí, lamá sabaktaní.»
C. (Es decir:
+ -«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»)
C. Al oírlo, algunos de los que estaban por allí dijeron:
S. -«A Elías llama éste.»
C. Uno de ellos fue corriendo; en seguida, cogió una esponja empapada en vinagre y, sujetándola en una caña, le dio a beber.
Los demás decían:
S. -«Déjalo, a ver si viene Elías a salvarlo.»
C. Jesús dio otro grito fuerte y exhaló el espíritu.
Todos se arrodillan, y se hace una pausa.
C. Entonces, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; la tierra tembló, las rocas se rajaron. Las tumbas se abrieron, y muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron. Después que él resucitó, salieron de las tumbas, entraron en la Ciudad santa y se aparecieron a muchos.
El centurión y sus hombres, que custodiaban a Jesús, el ver el terremoto y lo que pasaba, dijeron aterrorizados:
S. -«Realmente éste era Hijo de Dios.»
C. Había allí muchas mujeres que miraban desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para atenderlo; entre ellas, María Magdalena y María, la madre de Santiago y José, y la madre de los Zebedeos.
C. Entonces, el velo del templo se rasgó
en dos, de arriba abajo; la tierra tembló, las rocas se rajaron. Las tumbas se
abrieron, y muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron. Después que
él resucitó, salieron de las tumbas, entraron en la Ciudad santa y se
aparecieron a muchos.
El centurión y sus hombres, que custodiaban a Jesús, el ver el terremoto y lo que pasaba, dijeron aterrorizados:
S. -«Realmente éste era Hijo de Dios.»
C. Había allí muchas mujeres que miraban desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para atenderlo; entre ellas, María Magdalena y María, la madre de Santiago y José, y la madre de los Zebedeos.
El centurión y sus hombres, que custodiaban a Jesús, el ver el terremoto y lo que pasaba, dijeron aterrorizados:
S. -«Realmente éste era Hijo de Dios.»
C. Había allí muchas mujeres que miraban desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para atenderlo; entre ellas, María Magdalena y María, la madre de Santiago y José, y la madre de los Zebedeos.
José puso el cuerpo de Jesús en el sepulcro
nuevo
C. Al anochecer,
llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que era también discípulo de
Jesús. Éste acudió a Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús. Y Pilato mandó que se
lo entregaran. José, tomando el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana
limpia, lo puso en el sepulcro nuevo que se había excavado en una roca, rodó
una piedra grande a la entrada del sepulcro y se marchó.
María Magdalena y la otra María se quedaron allí, sentadas enfrente del sepulcro.
María Magdalena y la otra María se quedaron allí, sentadas enfrente del sepulcro.
Ahí tenéis la guardia: id vosotros y
asegurad la vigilancia como sabéis
C. A la mañana
siguiente, pasado el día de la Preparación, acudieron en grupo los sumos
sacerdotes y los fariseos a Pilato y le dijeron:
S. -«Señor, nos hemos acordado que aquel impostor, estando en vida, anunció: "A los tres días resucitaré." Por eso, da orden de que vigilen el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vayan sus discípulos, roben el cuerpo y digan al pueblo: "Ha resucitado de entre los muertos." La última impostura sería peor que la primera.»
C. Pilato contestó:
S. -«Ahí tenéis la guardia: id vosotros y asegurad la vigilancia como sabéis. »
C. Ellos fueron, sellaron la piedra y con la guardia aseguraron la vigilancia del sepulcro.
S. -«Señor, nos hemos acordado que aquel impostor, estando en vida, anunció: "A los tres días resucitaré." Por eso, da orden de que vigilen el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vayan sus discípulos, roben el cuerpo y digan al pueblo: "Ha resucitado de entre los muertos." La última impostura sería peor que la primera.»
C. Pilato contestó:
S. -«Ahí tenéis la guardia: id vosotros y asegurad la vigilancia como sabéis. »
C. Ellos fueron, sellaron la piedra y con la guardia aseguraron la vigilancia del sepulcro.
COMENTARIO
Vamos a escuchar
de nuevo los relatos de la pasión y los vamos a leer una vez más, es la mejor
de las meditaciones para los días de la semana santa. Tenemos cuatro relatos y
podemos alimentar nuestra fe y nuestro
amor con diferentes contemplaciones: Mateo (ciclo A), Marcos (Ciclo B) Lucas
(Ciclo C), Juan para el viernes santo de cada año
El
relato de la pasión según Mateo recoge y amplía el de Marcos. Nos limitaremos a
señalar algunas características y matices. Leemos la última parte del
"acta del martirio": proceso civil y ejecución.
Mateo da a la
redacción un sentido más expresivamente teológico. Con cierto regusto sacral,
casi litúrgico. A través de su constante a textos de la Escritura, se transparenta
el cumplimiento de las profecías. En el momento culminante del proceso, acentúa
la responsabilidad del pueblo de la alianza: v 25. Palabras desnudas y
dolorosas, que hay que leer con serena comprensión. No fue todo el pueblo judío
el responsable directo de la muerte de Jesús, sino unos cuantos dirigentes
corrompidos. Un puñado de hombres sobornados, de gente mal informada. Con la
colaboración servil de Pilatos. De la triste escena hace Mateo un signo. El
antiguo pueblo de la elección pierde el privilegio de su «herencia» teológica,
que pasará al nuevo Israel universal.
Se realiza el
drama alegorizado en la parábola
de los viñadores (21,33-46).
La muerte de
Cristo, acontecimiento escatológico. Quizá es el acento más característico de
Mateo (vv 51-53). La tierra que tiembla y las rocas que se agrietan avisan, en
lenguaje apocalíptico, que el mundo antiguo ha llegado a su fin. La
resurrección de los muertos anuncia la renovación definitiva del pueblo (Ez
37...). Se ha rasgado el velo del templo. Comienza la nueva y eterna alianza en
la sangre purificadora de Jesús (26,28).
«Los que
pasaban» (39s) actualizan la tentación del desierto: «Si eres Hijo de Dios...»
(cf. Mt 4,3ss). Precisamente porque es el Hijo de Dios ha aceptado la cruz
(26,42), y como Hijo de Dios se manifiesta en ella (27,54). Expresión infinita
de amor al Padre ( = plegaria de Getsemani). Donación total de sí mismo (=
26,26-28) para la auténtica liberación del hombre (20,28). El evangelista
rubrica la historia del Calvario recordando el ejemplo de firmeza de aquellas
mujeres (55-56), discípulos y seguidores del Maestro, que desde donde podían
miraban (exactamente: «contemplaban») al Crucificado. Insinúa en ellas el ardor
con que la espiritualidad cristiana, ya a partir de san Pablo, hará de la cruz
uno de los temas predilectos de contemplación religiosa.
PLEGARIA UNIVERSAL.
La
Pasión nos recuerda que Jesús nos amó sin medida. A él le pedimos su fuerza
para morir a nuestro egoísmo y resucitar a su amor. Repetimos: Señor, muéstranos el camino de la cruz.
1.- Por el
Papa Francisco, los obispos y sacerdotes y todos los miembros de la Iglesia
para que cargando con su cruz sean testimonio de seguimiento a Cristo para toda
la humanidad. Señor,
muéstranos el camino de la cruz.
2.- Por los
que dirigen los destinos de los pueblos para que no carguen pesadas cruces
sobre los hombros de sus súbditos y Dios los ayude a la hora de llevar cada
cual la suya: Señor,
muéstranos el camino de la cruz.
3.- Por
los enfermos, los que sufren la separación de su familia, los que viven solos,
los que han perdido la luz de la fe, para que tras el camino del Calvario
encuentren la luz de la resurrección. Señor, muéstranos el camino de la cruz.
4.- Por
todos los que aprovechan estos días para descansar, para que no descuiden que
lo principal de esta semana es morir de una vez al egoísmo y la
autocomplacencia. Señor,
muéstranos el camino de la cruz.
5.- Por
todos nosotros, reunidos en este domingo de Ramos que la semana santa que
iniciamos nos haga crecer en la fe, la esperanza y el amor. Señor, muéstranos el camino de la cruz.
Padre,
haz que este pueblo que se ha preparado con privaciones, viva con ardor y
pasión esta semana que hoy comienza. Te pedimos por El que contigo vive y reina
por los siglos de los siglos.
PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 14: Is 42,
1-7; Sal 26; Jn 12, 1-11.
Martes 15: Is 49, 1-6; Sal 70; Jn 13, 21-33. 36-38.
Miércoles 16: Is 50, 4-9ª; Sal 68; Mt 26, 14-25.
Jueves 17: Ex 12, 1-8.11-14; Sal 115; 1Co 11, 23-26; Jn
13, 1-15.
Viernes 18: Celebración de la Pasión del Señor Is 52,
13—53,12; Sal 30; Hb 4, 14-16; 5, 7-9; Jn 18, 1—19, 42.
Sábado 19: Gn 1, 1—2,2; ( o más breve Gn 1, 1. 26-31ª); Sal 103 ( o bien
Sal 32) Gn 22, 1-18; ( o mas breve Gn 22, 1-2.9ª.10-13.15-18); Sal 15; Ex 14,
15—15, 1; Salmo Ex 15, 1-2.3-4.5-6.17-18; Is 54, 5-14; Sal 29; Is 55, 1-11;
Salmo: Is 12, 2-3.4.5-6; Ba 3, 9-15. 32—4,4; Sal 18, 8. 9.10.11; Ez 36, 16-28;
Sal 41, 3. 5bcd, 42, 3.4; (o bien Sal 50); Rm 6, 3-11; Sal 117; Evangelio Mt 28,
1-10.
Domingo 20: de Pascua de la Resurrección del Señor Hch 10, 34ª.37-43; Sal 117; Col 3, 1-4; (o
bien 1Co 5, 6b-8); Jn 20, 1-9.