"SE PUEDE REZAR A PROPÓSITO DE UNA CUESTION DE MORAL”
ORACION COLECTA
Oh Dios todopoderoso y eterno, que con amor generoso desbordas los
méritos y deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia
para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello
que no nos atrevemos a pedir. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Génesis 2,18-24
El Señor Dios se dijo: «No está
bien que el hombre esté solo; voy a hacerle alguien como él que le ayude.».
Entonces el Señor Dios modeló de
arcilla todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo y se los
presentó al hombre, para ver qué nombre les ponía. Y cada ser vivo llevaría el
nombre que el hombre le pusiera. Así, el hombre puso nombre a todos los animales
domésticos, a los pájaros del cielo y a las bestias del campo; pero no
encontraba ninguno como él que lo ayudase. Entonces el Señor Dios dejó caer
sobre el hombre un letargo, y el hombre se durmió. Le sacó una costilla y le
cerró el sitio con carne. Y el Señor Dios trabajó la costilla que le había
sacado al hombre, haciendo una mujer, y se la presentó al hombre.
El hombre dijo: «Ésta sí que es
hueso de mis huesos y carne de mi carne! Su nombre será Mujer, porque ha salido
del hombre. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su
mujer y serán los dos una sola carne.».
SALMO
RESPONSORIAL (Sal 127)
Que el Señor nos bendiga desde Sion.
Dichoso
el que teme al Señor
y
sigue sus caminos.
Comerás
del fruto de tu trabajo,
serás
dichoso, te irá bien. R.
Tu
mujer, como parra fecunda,
en
medio de tu casa;
tus
hijos, como renuevos de olivo,
alrededor
de tu mesa. R.
Ésta
es la bendición del hombre que teme al Señor.
Que
el Señor te bendiga desde Sión,
que
veas la prosperidad de Jerusalén
todos
los días de tu vida. R.
Que
veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz
a Israel! R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta a los Hebreos 2,9-11
Al que Dios había hecho
un poco inferior a los ángeles, a Jesús, lo vemos ahora coronado de gloria y
honor por su pasión y muerte. Así, por la gracia de Dios, ha padecido la muerte
para bien de todos. Dios, para quien y por quien existe todo, juzgó
conveniente, para llevar a una multitud de hijos a la gloria, perfeccionar y
consagrar con sufrimientos al gula de su salvación. El santificador y los
santificados proceden todos
del mismo. Por eso no se avengüenza
de llamarlos hermanos.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Marcos 10,2-16
En
aquel tiempo, se acercaron unos fariseos y le preguntaron a Jesús, para ponerlo
a prueba: «¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?». Él les replicó:
«¿Qué les ha mandado Moisés?».
Contestaron:
«Moisés Permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta de repudio.».
Jesús
les dijo: «Por su terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al principio de
la creación Dios "los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a
su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola
carne." De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha
unido, que no lo separe el hombre.».
En
casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo: «Si
uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la
primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete
adulterio.».
Le
acercaban niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban. Al
verlo, Jesús se enfadó y les dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí: no se
lo impidan; de los que son como ellos es el reino de Dios. Les aseguro que el
que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él.».
Y
los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos.
COMENTARIO
Jesús
responde a una pregunta-trampa: “¿Le está permitido a un hombre repudiar a su
mujer?”, intentando hacer reflexionar primero a sus adversarios y después a sus
discípulos sobre el matrimonio tal como fue concebido por Dios. ¿Qué es lo que
permite la ley?.
El
matrimonio como creación de Dios: “Al principio”.
Los hombres no dejarán de hacer a este
propósito consideraciones y leyes, según la evolución de las costumbres, pero
el evangelio nos remitirá siempre a lo que Dios quiso: una pareja fundada en la
diferencia sexual y en la duración.
“Al
principio del mundo, Dios los hizo varón y hembra. Por eso el hombre dejará a
su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos un solo ser. Luego
lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”.
Algo
muy sencillo y muy fuerte. Hay que partir de aquí para intentar ver las cosas
claras siempre que se habla de la homosexualidad, de la poligamia, del divorcio
y de la infidelidad.
Contra
concepciones diferentes (incluso respetables, como cierta poligamia africana),
contra las rebeldías y los endurecimientos, lo mejor es volver a esta roca: “Al
principio”. Gracias al juego de las culturas, el matrimonio ha tomado rostros
diversos, también es algo que hay que meditar.
Marcos,
que escribe para cristianos de origen pagano, advierte que en el derecho romano
también puede divorciarse la mujer. Sin embargo, en cualquier cultura, sean
cuales fueren los derroteros de la facilidad (criticar la duración y la
fidelidad) o de la generosidad (ser comprensivo con los fracasos), Jesús exige
que se tienda hacia ese ideal: un hombre y una mujer que se aman en lo mejor y
en lo peor, en el tiempo y por toda la
eternidad. Su primer amor frágil tiene que transformarse en segundo amor
inquebrantable: una mezcla de cariño, de aliento, de tenacidad y de fe, que
permitirá resistir en las tempestades o lo que es peor a veces, en los días
grises.
Ayer
estaba mal visto divorciarse y entre los mejores cristianos había muy poca
misericordia en este punto. Hoy en nuestra sociedad se acepta cualquier
divorcio como un simple incidente en la vida.
Muchos
pierden las ganas de luchar para salvar un amor, el suyo o el de otras parejas
y no debemos olvidar que lo que no pueden nuestras fuerzas, lo puede hacer la
oración. Luchar es ante todo rezar.
También
aquí es posible ceder a las ironías y a los desánimos cuando se habla de rezar
para salvar un hogar. Cuando se dice:
“He rezado mucho, pero ha sido inútil”.
¿De verdad se ha rezado mucho? ¿Con cuánta fe?
La
oración que hacemos por cambiar el corazón del otro tiene que ser primero (y no
suele serlo) oración por cambiar nuestro propio corazón, nuestras quejas, nuestras
palabras, nuestro comportamiento.
Aún en los casos extremos de divorcio,
salvarse a sí mismo del odio y salvar del odio al otro y a los hijos es ya una
victoria inmensa.
Pero
también ha visto cómo se salvaba el amor por una oración casi a la desesperada.
PLEGARIA UNIVERSAL
Elevemos, hermanos, nuestra plegaria al Señor con aquella
confianza filial que el Espíritu Santo suscita
en nuestros corazones:
1.-
Por la Iglesia, esposa de Cristo, signo para el mundo del hogar de Dios,
abierto a todas las personas. Roguemos al Señor.
2.-
Por los esposos que viven en su vida matrimonial en el amor, la fidelidad y la
entrega. Roguemos al Señor.
3.-
Por los hogares deshechos, los matrimonios separados. Roguemos al Señor.
4.-
Por los novios, por los responsables de su preparación para el matrimonio.
Roguemos al Señor.
5.-
Por nosotros, por nuestras familias, por nuestra comunidad parroquial. Roguemos
al Señor.
6. Para que
nuestro Creador y Padre nos dé la lluvia necesaria, y nos motive para valorar
los trabajos de los campesinos, así, con abundantes cosechas, podremos reparar
nuestros males, recuperar nuestras emergías y ser solidarios con los
necesitados. Roguemos al Señor
Dios nuestro, que has creado al hombre y a la mujer para que sean los dos una sola carne en
la libre armonía del amor, retorna a los hijos de Adán a la santidad
de su origen y dales un corazón fiel,
a fin de que ningún poder humano separe aquello que tú
mismo has unido. Por Jesucristo nuestro Señor.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, la oblación que tú has instituido y por estos
santos misterios, que celebramos para darte gracias, santifica a los que tú
mismo has redimido. Por Jesucristo nuestro Señor.
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Concédenos, Señor todopoderoso que de tal manera saciemos nuestra
hambre y nuestra sed en estos sacramentos que nos transformemos en lo que hemos
recibido. Por Jesucristo nuestro Señor.
ACCION DE GRACIAS
Bajo tu amparo nos
acogemos,
Santa Madre de
Dios;
no deseches las
oraciones
que te dirigimos
en nuestras
necesidades,
antes bien
Líbranos de todo peligro,
¡Oh Virgen Gloriosa
y bendita!
Amen.
PALABRA
DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 5: Jon 1, 1—2, 2.1-11; Sal de
Jon 2, 3-8; Lc 10, 25-37.
Martes 6: Jon 3, 1-10; Sal 129,
1-4.7-8; Lc 10, 38-42. Se puede celebrar la memoria de San Bruno,
Presbítero (blanco)
Miércoles 7: Nuestra Señora la Virgen Del
Rosario (MO) Jon 4, 1-11; Sal 85, 3-6.9-10; Lc 11, 1-4.
Jueves 8: Mal 3, 13-20ª; Sal 1, 1-4.6;
Lc 11, 5-13.
Viernes 9: Jl 1, 13-15; 2, 1-2; Sal 9,
2-3.6-16.8-9; Lc 11, 15-26.
Sábado 10: Jl 4, 12-21; Sal 96,
1-2.5-6.11-12; Lc 11, 27-28.
Domingo 11: XXVIII Tiempo Ordinario Sab
7, 7-11; Sal 89, 12-17; Heb 4, 12-13; Mc 10, 17-30.
OTROS COMENTARIOS AL EVANGELIO
Mc 10, 2-16
Par: Mt/19/02-15 Lc/18/15-17
1.DIVORCIO/MA:
Según Mateo (19,3), se acercaron a Jesús unos fariseos exigiéndole que
se definiera en una cuestión de escuela; esto es, en la polémica mantenida
entre los rabinos Schammai (rigorista) e Hillel (laxista) sobre el motivo
suficiente para repudiar a la mujer conforme a lo dispuesto por Moisés. Pero en
este texto de Marcos, la cuestión planteada por los fariseos es la licitud o no
del divorcio. Marcos escribe para los romanos, a quienes no les interesaba
tanto la legislación mosaica sobre el libelo del repudio cuanto el problema más
radical de la licitud del divorcio. De ahí la diversidad del planteamiento en
uno y otro evangelio.
Jesús, sin esperar que le citen el Dt 24,1, les pregunta qué ordena
Moisés al respecto.
Los fariseos responden correctamente, y así fija con claridad el estado
de la cuestión. Y pasa a interpretar la ley de Moisés como una concesión
necesaria por causa de la dureza de corazón de los judíos, incapaces de guardar
un orden moral más elevado. En toda concesión, perfectamente legítima en
determinadas circunstancias no hay que buscar nunca el ideal al que debe
orientar tanto la legislación como la conducta humana. También esta concesión
de Moisés implica una tolerancia y en cierto sentido una acusación. Jesús, que
no condena a Moisés, denuncia la dureza de corazón de los judíos.
Y elevándose por encima de las leyes, siempre condicionadas por las
situaciones históricas de un pueblo determinado, Jesús proclama lo que fue un
principio y lo que debe ser el fin del matrimonio.
Lo mismo que en las famosas antítesis del Sermón de la Montaña (Mt 5,
21-48), Jesús no opone aquí propiamente una ley a otra, aunque, ciertamente,
corrige y completa lo que era todavía imperfecto en la ética del A.T. Por lo
tanto, la declaración de Jesús debe anunciarse como evangelio. Lo mismo que las
bienaventuranzas. En ninguno de los dos casos el creyente debe desoir lo que se
propone como expresión de la voluntad salvadora de Dios.
Lo que Jesús ha dicho originariamente, la palabra del Señor, se concreta
luego en la comunidad de los discípulos ("en casa", una expresión que
alude probablemente a la comunidad cristiana).
Pero Mateo, que presupone otro ambiente comunitario (el judeo-cristiano)
recoge otra tradición en la que se concreta la misma palabra del Señor de una
forma legal menos rigurosa (Mt 5, 32; 19,9). También la Iglesia, hasta nuestros
días, se ha visto obligada a hacer concesiones sin renunciar nunca al ideal del
matrimonio que proclama Jesús para todos los creyentes; por ejemplo, al admitir
la separación conyugal sin nuevo matrimonio y, sobre todo, anulando el
matrimonio rato y no consumado. Hay que notar que este matrimonio
"rato" es verdadero matrimonio.
Eucaristía 1982, 45)
2.- En este pasaje de Marcos se presenta a Jesús, sobre todo como el
intérprete supremo del Antiguo Testamento. Al remitir a la Escritura, Jesús
muestra una autoridad que le coloca, en cierto modo, en el mismo nivel de los
textos sagrados, si es que no por encima de ellos.
Junta audazmente los dos versículos del Génesis relativos a la creación
del hombre y de la mujer (Gn 1, 27 y 2, 24), añadiendo así a la tesis teórica,
precisa pero fría, del primero, el calor vital del segundo. Después, relaciona
el versículo del Génesis con el del Deuteronomio, citado por los fariseos, para
hacerles juzgar al uno con el otro, o, más bien, para decidir que el uno juzga
al otro y lo anula. Se considera al versículo del Deuteronomio como
excesivamente "permisivo", influenciado por la estrechez de espíritu
o la dureza de corazón de sus primeros destinatarios. Se otorga la diferencia
al versículo del Génesis, más exigente. Así se refirió Jesús a las Escrituras,
pero lo hizo con autoridad, decidiendo sobre el valor respectivo de los textos.
Para el evangelista, ahí está el punto esencial. Jesús es el intérprete
autorizado del Antiguo Testamento. Los fariseos que le rodean no pueden dar más
que una exégesis menguada y parcial.
Sólo Jesús expresa la auténtica verdad bíblica. Además, decide sobre la
doctrina relativa al matrimonio. Recuerda la verdadera igualdad de los sexos,
prevista por el Génesis, y de ella deduce consecuencias imprevistas. El autor
del Génesis no había considerado la indisolubilidad del matrimonio; Jesús la lee
en su texto, y la enseña. Con él, y a través del Antiguo Testamento adquieren
sus plenas dimensiones, y se hacen definitivas; pues, como se sabe, "él
tiene palabras de vida eterna".
Edit. Sal Terrae Santander 1981.Pág. 133
3.- La versión de Marcos concerniente a la discusión entre Jesús y los
fariseos sobre el divorcio es ligeramente diferente de la de /Mt/19/01-09. El
segundo evangelista, teniendo en cuenta a un público poco familiarizado con el
juridismo de la ley judía y la Palabra de Dios, insiste más que Mateo en la ley
de la naturaleza. Dice también que "Dios les hizo hombre y mujer" (v.
6), mientras que Mateo se refiere a una "palabra" de Dios a Adán y
Eva (Mt 19, 5). Y mientras que Mateo distingue la ley de Moisés y lo que éste
ha tolerado en algunos casos, Marcos hace referencia directamente a la voluntad
de Dios (v. 9). Por último, descartando el inciso de Mt 19, 9, Marcos evita una
seria dificultad de interpretación del pensamiento de Jesús.
Para él, el hombre no puede destruir una unidad inscrita en su
naturaleza.
a) La discusión sobre el divorcio se sitúa en tres niveles sucesivos. Al
comentar el Dt 24, 1, los fariseos habían ampliado considerablemente los
motivos de ruptura, pero no se habían puesto de acuerdo en torno a la lista de
éstos (cf. Mt 19, 3). El evangelista no alude a estas discusiones; únicamente
supone que los fariseos acaban de preguntar a Jesús si está permitido repudiar
a su mujer, pregunta un tanto sorprendente por parte de aquellos, ya que tal
posibilidad era admitida por el Dt 24, 1. Marcos no ofrece, en este aspecto, la
versión original.
El evangelista considera que los fariseos se refieren a la propia ley
(v. 4). Pero esta prescripción, les dice Jesús, debe ser abolida y la solución
ha de buscarse a nivel de la voluntad de Dios, inscrita en la naturaleza (Gén
1, 27; 2, 24), según la cual el hombre y la mujer deben permanecer unidos.
Ningún hombre, incluido Moisés, tiene derecho de deshacer esta unidad radical
del matrimonio (vv. 11-12).
b) Para comprender bien el alcance de esta perícopa no debe olvidarse
que el mensaje que contiene forma parte del anuncio del Reino que viene bajo el
aspecto de un paraíso por segunda vez encontrado. Marcos ha hecho ver ya que el
Reino era una victoria sobre el pecado original (Mc 2, 1-10?), una victoria
sobre la enfermedad y la muerte (Mc 5, 21-43).
En este pasaje, Marcos precisa que el Reino es también una reanudación
del proyecto inicial, concerniente a la unidad del matrimonio por el amor.
La aventura conyugal es, en definitiva, uno de los terrenos
privilegiados en que toma cuerpo la venida del Reino, con tal de que sea vivida
con la máxima fidelidad a la iniciativa original de Dios.
La doctrina de Marcos es, pues, muy clara: el matrimonio no es solamente
un contrato facultativo entre dos personas, sino que está implícito en él la
voluntad de Dios, inscrita en la complementariedad de los sexos. No basta la
sola voluntad de los esposos para explicar el matrimonio y su unidad: la propia
voluntad de Dios y su unidad son parte interesada en el matrimonio. Esta es la
razón por la que el divorcio no es solamente una injusticia contra el consorte
perjudicado; es también una injusticia contra el mismo Dios. Aún se puede
preguntar si la armonía de las voluntades es hasta tal punto clara que lleva consigo
realmente -con todas las posibles limitaciones de los compromisos humanos- una
unión natural aceptable y, como consecuencia, la expresión de la voluntad
divina.
Maertens-Frisque
Marova Madrid 1969.Pág. 140
Marova Madrid 1969.Pág. 140
4.- Otra dimensión esencial de la nueva comunidad mesiánica será la
renuncia al orgullo. El relato de los niños es bastante claro a este respecto:
los discípulos no reñían a los que llevaban niños porque pudieran molestar al
maestro, sino precisamente porque los niños no representaban nada.
Según ellos, el reino de Dios era un asunto de adultos; y para
alcanzarlo era necesario hacer opciones conscientes, tener determinados
méritos, realizar las obras correspondientes. Jesús piensa todo lo contrario:
el reino de Dios tiene que ser recibido, o sea es una iniciativa divina. Por lo
tanto, la única postura apta para "recibir" es la de los niños: el
reino de Dios se recibe primero, después se entra en él.
A lo largo de los siglos la ascética cristiana ha abusado no poco de
este texto, queriendo presentar el infantilismo irresponsable como la auténtica
actitud de un cristiano.
Ahora bien, según esta ascética equivocada, esta
"irresponsabilidad" se ejerce frente a unos hombres determinados que
imponen tiránicamente sus ideas: o mediante una seducción personal de tipo
iluminista o mediante el chantaje de los intereses económicos, sociales y
políticos.
Jesús habla de todo lo contrario, o sea del reino de Dios. Este es un
subrayado constante del segundo evangelio: en aquellas primitivas comunidades
ya apuntaba el peligro de presentarse como el "sucedáneo" de Jesús.
Según este texto, la resurrección habría colocado a Jesús en una altura
inaccesible, dejando su puesto vacío a disposición de unos responsables
puramente humanos que tendrían que hacer lo mismo que Jesús. El segundo
evangelista se rebela constantemente contra esta perspectiva: la resurrección
de Jesús ha hecho que siga presente en la comunidad cristiana y que su puesto
no pueda ser ocupado por nadie. Solamente él puede tener el
"capricho" de llamar discípulos sin dar ninguna razón.
Los discípulos de Jesús serán niños, sí, pero solamente ante Dios; ante
los demás deberán ser conscientes y responsables, e incluso no deberán permitir
que se produzca esa intromisión de los dirigentes eclesiales cuando se hacen
pasar por "sucedáneos" de Jesús, creando para ello una cristología
evasiva y una consiguiente eclesiología triunfalista.
De aquí también se deduce que una inspiración cristiana de la pedagogía
deberá buscar ansiosamente que este estado de infantilidad se mantenga
solamente ante Dios, no ante ningún poder terreno. Esta es la pedagogía
liberadora: el monopolio de Dios sobre la conciencia del hombre obliga a los
creyentes a no tolerar que nadie ponga sus manos sobre la libertad del ser
humano, incluso desde sus primeros balbuceos.
Edic Marova/Madrid 1976.Pág. 1175 S.
5.- Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre
Era muy viva entre los rabinos del tiempo de Cristo la discusión sobre
la interpretación que había que dar a los pasajes del Pentateuco en los que se
legisla sobre las posibilidades que tiene el hombre de repudiar a la mujer (cf.
Dt 24,1), y los fariseos querían saber la opinión de un maestro cualificado
como Jesús. Por eso, en el texto paralelo de Mt (19,3) se añade si el repudio
puede ser "por cualquier motivo", que es la cuestión que realmente se
planteaba en la polémica rabínica. Pero Mc, que escribe para un ambiente muy
alejado de los problemas legales judíos, convierte el tema en una enseñanza
general sobre el matrimonio y el divorcio. Por eso, añade también al final,
paralelamente a la crítica contra el divorcio promovido por el hombre (única
posibilidad entre los judíos), la crítica contra el promovido por la mujer
(posible en las leyes de los países paganos).
Jesús responde al problema presentando el ideal de plenitud mesiánica,
como había hecho en otros momentos (cf. el sermón de la montaña), ideal que
consiste en la plena aplicación del plan de Dios sobre el hombre.
Efectivamente, la ley de Moisés, que contenía la concesión de la posibilidad
del repudio, estaba hecha para regular la vida de los hombres en un mundo
sometido al pecado y en el que los corazones no estaban plenamente impregnados
de la voluntad de Dios. Pero ahora, en la nueva época mesiánica, cuando como
habían anunciado los profetas el amor de Dios será grabado en el corazón de
cada hombre, el planteamiento de toda esta cuestión tendrá que ser otro: tendrá
que ser la plena realización de lo que Dios había dicho al principio, cuando el
pecado aún no había llegado al mundo y no había puesto el veneno capaz de
destruir la unión de hombre y mujer: que esta unión hace que el hombre y la
mujer sean una sola carne, algo inseparable. Y esto por este motivo, hecho
realidad al menos como ideal: porque el pecado destructor ha sido superado, y
los corazones de los hombres han sido transformados por Dios.
Misa Dominical 1994, 13
6.- El capítulo de Marcos nos presenta a Jesús de camino. Se aleja
lentamente de su Galilea natal, hasta llegar a Judea y a Jerusalén, meta de su
peregrinación. La tensión sube gradualmente. La confrontación con los
dirigentes judíos va en aumento y la incomprensión de los discípulos se hace
más evidente. Todo. desembocará en la soledad del Gólgota.
Hoy, y en los tres próximos domingos, leeremos las cuatro perícopas de
este capítulo de Marcos. No se ha de perder la visión de su conjunto, para
entender mejor cada una de ellas: la "prueba" de los fariseos, el
desengaño del joven rico, las pretensiones de los Zebedeos y la curación del
ciego de Jericó.
La legislación judía ha admitido siempre el divorcio. La
"prueba" de los fariseos consiste en obligar a Jesús a tomar partido
en favor de una de las tendencias de la época: la rigorista, que tan sólo
admitía el divorcio en casos graves; o la liberal, que la aceptaba por
cualquier causa. Jesús opta por una huida hacia adelante. Basándose en la
Escritura y mediante un método de argumentación típicamente rabínico, se coloca
en el ideal del proyecto querido por Dios en Génesis 2.
Esta perícopa no constituye tanto una página de Derecho Canónico, como
una una interpelación dirigida a todos, célibes y casados, para que revisemos y
confrontemos nuestra vida de cada día con el proyecto de vocación al que Dios
nos llama desde siempre.
Misa Dominical 2000 12 43
3. Véase Mat. 10, 16 y nota: "Mirad que Yo os envío como ovejas en
medio de lobos. Sed, pues, prudentes como las serpientes y sencillos como las
palomas".
4. Ni saludéis: Los orientales son muy ceremoniosos y para ellos saludar equivale a detenerse y perder tiempo. Véase Mat. 10, 9 s. y nota.
4. Ni saludéis: Los orientales son muy ceremoniosos y para ellos saludar equivale a detenerse y perder tiempo. Véase Mat. 10, 9 s. y nota.
12. El rechazo de los predicadores del Evangelio es para Jesús el peor
de los agravios (Juan 12, 47 s.).
13. Él ¡ay! del Señor se ha cumplido de modo espantoso. Las ruinas de esas ciudades lo denuncian hasta hoy. Cf. 11, 21 - 23: "Cuando el hombre fuerte y bien armado guarda su casa, sus bienes están seguros. Pero si sobreviniendo uno más fuerte que él lo vence, le quita todas sus armas en que confiaba y reparte sus despojos. Quien no está conmigo, está contra Mí; y quien no acumula conmigo, desparrama".
16. Véase Mat. 10, 40: "Quien a vosotros recibe, a Mí me recibe, y quien me recibe a Mi, recibe a Aquel que me envió"; Juan 13, 20: "En verdad, en verdad, os digo, quien recibe al que Yo enviare, a Mí me recibe; y quien me recibe a Mí, recibe al que me envió".
13. Él ¡ay! del Señor se ha cumplido de modo espantoso. Las ruinas de esas ciudades lo denuncian hasta hoy. Cf. 11, 21 - 23: "Cuando el hombre fuerte y bien armado guarda su casa, sus bienes están seguros. Pero si sobreviniendo uno más fuerte que él lo vence, le quita todas sus armas en que confiaba y reparte sus despojos. Quien no está conmigo, está contra Mí; y quien no acumula conmigo, desparrama".
16. Véase Mat. 10, 40: "Quien a vosotros recibe, a Mí me recibe, y quien me recibe a Mi, recibe a Aquel que me envió"; Juan 13, 20: "En verdad, en verdad, os digo, quien recibe al que Yo enviare, a Mí me recibe; y quien me recibe a Mí, recibe al que me envió".
ACI Digital 2003