FIESTA DEL SEÑOR DE LOS MILAGROS
ORACION COLECTA
Oh Dios y Padre nuestro, en tu
Hijo Unigénito, que es para nosotros el Señor de los Milagros, nos ofreces una
ayuda y protección singular, perdona y acoge a tus hijos suplicantes, para que
quienes nos sentimos agobiados por los sufrimientos experimentamos
constantemente tu clemencia y la paz de tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de los Números 21, 4b-9
En aquellos días, el pueblo
estaba extenuado del camino, y habló contra Dios y contra Moisés: «¿Por qué nos
has sacado de Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y
nos da náusea ese pan sin cuerpo.».
El Señor envió contra el pueblo
serpientes venenosas, que los mordían, y murieron muchos israelitas.
Entonces el pueblo acudió a
Moisés, diciendo: «Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al
Señor para que aparte de nosotros las serpientes.»
Moisés rezó al Señor por el
pueblo, y el Señor le respondió: «Haz una serpiente venenosa y colócala en un
estandarte: los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirarla.».
Moisés hizo una serpiente de
bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a uno, él
miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado.
SALMO
RESPONSORIAL (83)
Dichosos los que viven en tu casa, Señor.
¡Qué
amables son tus moradas, Yahvé Sebaot! Mi ser languidece anhelando los atrios
de Yahvé; mi mente y mi cuerpo se alegran por el Dios vivo. R.
Hasta
el gorrión ha encontrado una casa, para sí la golondrina un nido donde poner a
sus crías: ¡Tus altares, Yahvé Sebaot, rey mío y Dios mío!. R.
Dichosos
los que moran en tu casa y pueden alabarte siempre; dichoso el que saca de ti
fuerzas cuando piensa en las subidas. R.
Al
pasar por el valle del Bálsamo, lo van transformando en hontanar y las lluvias
lo cubren de bendiciones. Caminan de altura en altura, y Dios se les muestra en
Sión. R.
Vale
más un día en tus atrios que mil en mis mansiones, pisar el umbral de la Casa
de mi Dios que habitar en la tienda del malvado. R.
Porque
Yahvé es almena y escudo, él otorga gracia y gloria; Yahvé no niega la
felicidad al que camina con rectitud. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la
carta del apóstol san Pablo a los
Filipenses 2, 5-12
Tengan
entre ustedes los mis sentimientos que Cristo.
El cual siendo de condición divina, no considero esta igualdad con Dios como
algo que debía guardar celosamente: al contrario, se anonado a sí mismo,
tomando la condición de servidor y
haciéndose semejante a los hombres. Y presentándose con aspecto humano, se
humillo hasta aceptar por obediencia la muerte
y muerte de cruz.
Por
eso, Dios lo exalto y le dio el Nombre que esta sobre todo Nombre, para que al
nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los
abismos, y toda lengua proclame par gloria de DIOS Padre: “Jesucristo es el
Señor”.
Así
pues, queridos míos, de la misma manera que han obedecido siempre no solo
cuando estaba presente, sino mucho más ahora que estoy ausente, trabajen con
sumo cuidado por su salvación.
EVANGELIO
Lectura del Santo Evangelio según San Juan 3, 11-17.
En
verdad, en verdad te digo que hablamos lo que sabemos y damos testimonio de lo
que hemos visto, pero ustedes no recibís nuestro testimonio. Si les he hablado
de las cosas terrenales, y no creen, ¿cómo creen si les hablo de las
celestiales?. Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, es decir,
el Hijo del Hombre que está en el cielo. Y como Moisés levantó la serpiente en
el desierto, así es necesario que sea levantado el Hijo del Hombre, para que
todo aquel que cree, tenga en El vida eterna.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para
juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El. El que cree en Él no es condenado; pero el
que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del
unigénito Hijo de Dios. Y este es el
juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la
luz, pues sus acciones eran malas. Porque todo el que hace lo malo odia la luz,
y no viene a la luz para que sus acciones no sean expuestas. Pero el que
practica la verdad viene a la luz, para que sus acciones sean manifestadas que
han sido hechas en Dios.
COMENTARIO
Cada año el
18, 19 y 28 de octubre las multitudes de todas las razas y condiciones sociales
celebran juntas la procesión del Señor de los Milagros, no solo en Perú sino en
donde quiera que se encuentren comunidades peruanas. Las calles se visten de
morado para celebrar al Señor que tanto nos ama que se entregó en la cruz por
nosotros.
En la
procesión nos unimos a la Virgen Madre y a San Juan con dolor pero con profunda
gratitud y alegría por la salvación y la vida nueva otorgada por El Señor. Ese
es el mayor de los milagros. Se le llama también el "Cristo Moreno" y
el "Cristo de Pachacamilla". Es una historia bastante larga, pero
podríamos sintetizarla así:
1640: El esclavo Benito de Angola pinta la imagen del
Cristo Crucificado (Señor de los Milagros). 1650: Los negros angolas
fundan una cofradía para venerar la imagen. 1655: Ocurre un gran
terremoto en Lima, pero la pared con la imagen no sufrió daño. 1670: Se
la atribuyen las primeras los devotos de la imagen. 1680: Sor Antonia
Lucía del Espíritu Santo funda el Instituto Nazareno. 1687: Ocurre otro
gran terremoto en Lima, pero la imagen salió indemne
1766: El virrey Manuel Amat y Juniet inicia la
construcción de la Iglesia de las Nazarenas quien impulsó la obra. Primero,
solicitando limosnas, luego examinando planos y velando porque el templo quede
a la perfección, para el Patrón de la ciudad. El 20
de enero de 1771, en solemne acto, se le daba al Señor
de los Milagros, un templo digno.
Jesucristo nuestro
Señor es venerado en el Perú como: "El Señor de los Milagros". En el
lienzo parece Jesús crucificado. Sobre
la cruz, el Espíritu Santo y el Padre.
A la derecha
del Señor, su Santísima madre con su corazón traspasado por una lanza de dolor
y a su derecha, el fiel Apóstol San Juan. Además de su hermosura, el lienzo es
una maravillosa representación de las verdades de nuestra fe.
Cada visita o
caminar con el Señor por las calles de nuestra ciudad debe ser una ocasión para
rezar junto a nuestras intenciones particulares por nuestras familias que
quedan frágiles ante tantas leyes que las quieren dividir y quebrar, pedir lo
que es propio de una familia, un hogar bien constituido, por el matrimonio que
es de uno con una para toda la vida, el lugar, donde crece la fe de los niños,
donde los papás llevan a los niños al bautizo.
La familia es
fundamental para el desarrollo de la fe, para el crecimiento de la Iglesia
y para
el crecimiento del Perú.
Finalmente, no
nos olvidemos de rezar por nuestra Patria y por sus autoridades; por nuestras
familias, para que el Perú sea una familia unida y honesta. “!Señor de los
Milagros, ayúdanos a ser un pueblo unido en la fe¡”.
PLEGARIA UNIVERSAL
Con plena confianza en el amor de Cristo entreguémosle nuestras
necesidades: y digámosle: Te compasión y escúchanos.
1.- Por el Papa Francisco y todos los pastores de la Iglesia sean
canales de la misericordia de Dios para nosotros. Oremos al Señor.
2.- Por los gobernantes de nuestro país y del mundo sean promotores de justicia y de paz para
todos los pueblos. Oremos al Señor.
3.- Para que todos los que se sienten oprimidos por el peso del pecado,
busquen la reconciliación y reciban el perdón. Oremos al Señor.
4.- ara que todos los que están enfermos y todos los que se sienten
abatidos por la pobreza y la soledad, experimenten la compasión de Dios en
nuestros gestos de misericordia. Oremos al Señor.
5.- Para que los que participamos en la Eucaristía seamos renovados y
fortalecidos en la fe y en el amor. Oremos al Señor.
Compadécete de nosotros, Señor abre nuestros ojos a la verdad y
ayúdanos a no apartarnos nunca de ti. Que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Oh Dios, recibe las oblaciones de tu pueblo, para que alejando de
nosotros todo peligro, podamos ofrecerte este sacrificio de expiación y
alabanza. Por Jesucristo nuestro Señor.
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Te rogamos Señor, que mires con
piedad a los que hemos recibido esta eucaristía ayúdanos con tu gracia, para
que experimentemos siempre la misericordia, que
broto de la cruz redentora. Por Jesucristo nuestro Señor.
PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 29: Ef 2, 19-22;
Sal 18: Lc 6, 12-19.
Martes 30: Ef 5, 21-33;
Sal 127; Lc 13, 18-21
Miércoles 31: Ef 6, 1-9; Sal 144; Lc 13, 22-30.
Jueves 01: Ap 7,
2-4.9-14; Sal 23; 1Jn 3, 1-3; Mt 5, 1-12a
Viernes 02: Jb 19, 1.23-27ª; Sal 24; Flp 3, 20-21; Mc 13, 33-39;
16, 1-6.
Sábado 03: Is 58, 6-11;
Sal 1; 1Co 12, 31-13, 13; Mt 11, 25-30
Domingo 04: Dt 6, 2-6; Sal 17; Hb 7, 23-28; Mc 12, 28b-34.
EXALTACION DE LA CRUZ
Las lecturas de la fiesta del Señor de los Milagros
están tomadas de la misa de la Exaltación de la Santa Cruz “en la que se muere
para vivir; para vivir en Dios y con Dios, para vivir en la verdad, en la
libertad y en el amor, para vivir eternamente”, como dijo alguna vez San Juan
Pablo II.
En el siglo IV, la emperatriz Santa Elena encontró el madero en que
murió Cristo Redentor. Sin embargo, en el 614 la Cruz fue tomada de Jerusalén
por los Persas como trofeo de guerra.
Más adelante, el emperador Heraclio la rescató y el madero retornó a la
Ciudad Santa un 14 de septiembre de 628. Desde entonces se celebra
litúrgicamente esta festividad.
Al llegar de nuevo la Santa Cruz a Jerusalén, el emperador dispuso
acompañarla en solemne procesión, pero vestido con todos los lujosos ornamentos
reales, y de pronto se dio cuenta de que no era capaz de avanzar.
Entonces el Arzobispo de Jerusalén, Zacarías, le dijo: "es que todo
ese lujo de vestidos que lleva, están en desacuerdo con el aspecto humilde y
doloroso de Cristo, cuando iba cargando la cruz por estas calles".
El emperador se despojó de su manto de lujo y de su corona de oro, y
descalzo, empezó a recorrer así las calles y pudo seguir en la piadosa
procesión.
Para evitar nuevos robos, el Santo Madero fue dividido en varios pedazos
y repartidos a Roma y Constantinopla, mientras que un tercero se quedó en
Jerusalén en un hermoso cofre de plata. Otro se partió en pequeñas astillas
para ser repartidas en diversas iglesias del mundo, las cuales fueron llamadas
“Veracruz” (verdadera cruz).
En la vida de los santos se narra que San Antonio Abad, al ser atacado
por terribles tentaciones del demonio, hacía la señal de la cruz y el enemigo
huía. Desde ese tiempo, se dice, que se hizo costumbre el hacer la señal de la
cruz para librarse de males.
Otro hecho de lo poderoso y sagrado de este signo lo mostró la Santísima
Virgen María, quien al aparecerse por primera vez a Santa Bernardita y al ver
que la niña quiso santiguarse, nuestra Señora se persignó muy despacio para
enseñarle que es necesario hacerlo calmadamente y con más devoción.
HISTORIA DEL SEÑOR DE LOS MILAGROS
El Señor de los Milagros
Jesucristo
nuestro Señor es venerado en Perú como "El Señor de los
Milagros". En el lienzo aparece
Jesús crucificado. Sobre la cruz, el Espíritu Santo y el Padre. A la derecha del Señor, Su Santísima madre
con su corazón traspasado por una lanza de dolor y Su derecha, el fiel Apóstol
San Juan. Además de su hermosura, el lienzo es una maravillosa representación
de las verdades de nuestra fe.
Cada año las
multitudes de todas las razas y condiciones sociales celebran juntas la
procesión del Señor de los Milagros, no solo en Perú sino en donde quiera que
se encuentran comunidades peruanas. Las
calles se visten de morado para celebrar al Señor que tanto nos ama que se
entregó en la cruz por nosotros. En la
procesión nos unimos a La Virgen Madre y a San Juan con dolor pero con profunda
gratitud y alegría por la salvación y la vida nueva otorgada por El Señor. Ese es el mayor de los milagros.
Se le llama
también el "Cristo Moreno" y el "Cristo de Pachacamilla"
HISTORIA
En el siglo XVII
la capital de Perú, Lima, aunque pequeña en comparación con los 7 millones que
tiene en la actualidad, crecía por las inmigraciones muy variadas. Habían en ella personas de todas las razas, y
muchos procedentes de las costas africanas.
Entre ellos habían cofradías que veneraban diferentes santos. A mediados del siglo, los negros de Angola se
ubicaron en Pachacamilla (llamado así porque allí habían vivido indios del
Pachacamac). Formaron una cofradía y para ella levantaron una edificación. Uno
de los angoleños pintó en la pared la preciosa imagen de Cristo como aparece en
esta página. Resalta no solo su gran artesanía sino también su expresiva
capacidad catequética.
El 13 de
noviembre de 1655, a las 2:45 de la tarde, un fuerte terremoto sacudió a Lima y
Callao haciendo caer muchos edificios y causando miles de muertos. Los angoleños que eran ya muy pobres
sufrieron muchísimo. Todas las paredes de su cofradía se cayeron. Pero en medio
de aquello aparece el gran milagro: El muro de adobe con la imagen del Cristo
permaneció en pie perfectamente preservada.
Ante el
desastre, los limeños hicieron muchas peticiones al Señor. Había una profunda conciencia de que habían pecado
y muchos pedían perdón. 15 años más
tarde, Antonio León de la parroquia de San Sebastián, encontró la imagen del
Señor en la pared abandonada y comenzó a venerarla. Ocurrió entonces otro
milagro, pues Antonio, que sufría por un tumor maligno de terribles dolores de
cabeza, fue sanado cuando se lo pidió a Cristo ante su imagen. Aquel milagro le
fortaleció en su fe y propagó por todas partes aquel don divino. Pronto muchas
personas acudían al Cristo milagroso. La mayoría de ellos eran negros y pobres.
Se reunían los viernes por la noche a rezar y cantar ante el Señor.
Pero pronto
comenzaron las dificultades. Aquellas
reuniones atraía a toda clase de personas, no todas venían por buenas razones.
Las autoridades intervinieron para prohibir las reuniones y mandaron a destruir
la imagen de Cristo pintando sobre ella.
La siniestra orden quiso llevarse a cabo en septiembre de l671. Pero
cuando el pintor trató de cubrir la imagen, fueron tanto los temblores y la
impresión que sufrió que no pudo aunque trató varias veces. Fue entonces que un soldado de Balcázar
intentó aquel ultraje pero tampoco logró hacerle daño a la imagen. Luego relató que, una vez frente a la imagen,
vio que esta embellecía y que la corona se tornaba verde
Las autoridades
no se dieron por vencidas pero el pueblo comenzó a protestar. Informado el Virrey de lo acontecido, decidió
revocar la orden y darle culto a la imagen. El 14 de septiembre de 1671, fiesta
de la exaltación de la Cruz, se celebró la primera misa ante el Cristo de Pachacamilla. Los peregrinos aumentan continuamente y
pronto se le llama "El Santo Cristo de los Milagros o de las
Maravillas". Pero las autoridades
aun no responden como debían ante Dios.
En octubre de
1687un maremoto arrasó con el Callao y parte de Lima y derribó la capilla
edificada en honor del Santo Cristo.
¡Solo quedó en pie la pared con la imagen!. Ante aquel portento decidieron confeccionar
una copia al óleo de la imagen y que, por primera vez, saliera en procesión en
andas por las calles. La procesión se
estableció para los días 18 y 19 de octubre de cada año.
HIMNO AL SEÑOR DE LOS MILAGROS
SEÑOR DE LOS
MILAGROS
AQUI VENIMOS EN
PROCESION
TUS FIELES
DEVOTOS
A IMPLORAR TU
BENDICION
FARO QUE GUIA
A NUESTRAS ALMAS
LA FE,
ESPERANZA, LA CARIDAD
TU AMOR DIVINO
NOS ILUMINE
NOS HAGA DIGNO
DE TU BONDAD
CON PASO FIRME
DE BUEN
CRISTIANO
HAGAMOS GRANDE
NUESTRO PERU
Y UNIDOS TODOS
COMO UNA FUERZA
TE SUPLICAMOS,
NOS DES
TU LUZ
HISTORIA
El Cristo Moreno
o Señor de los Temblores, más comúnmente llamado Señor de los Milagros, es una
imagen de Jesucristo originalmente pintada en una pared de adobe, ubicada tras
el Altar Mayor del santuario de Las Nazarenas de Lima (Perú) y venerada en Lima
y diversas partes del mundo. La imagen fue pintada durante el siglo XVII por un
esclavo originario de Angola que fue llevado al Perú. La festividad del Señor
de los Milagros es la principal celebración católica en el Perú y una de las
procesiones más grandes del mundo.1
Su procesión es
una tradición peruana, considerada como la manifestación religiosa católica
periódica más numerosa del mundo.[cita requerida] La imagen original del cristo
fue pintada por un esclavo de casta angoleña llamado Pedro Dalcón o Benito,
según Raúl Porras Barrenechea. Posteriormente fueron añadidas las imágenes de
Dios Padre, María y María Magdalena. Se le conoce como Cristo Moreno debido a
que, entre sus creyentes, predominaba la gente negra. Podría estar relacionado,
según explica la historiadora María Rostworowski, con el culto milenario al dios
Pachacámac, tan solo por haber sido pintado en el Barrio de Pachacamilla en el
centro de Lima.
Debido a los
traficantes de esclavos, una parte importante de estos inmigrantes venían de la
costa atlántica de África occidental, que se clasificaban por castas: congos,
mandingas, caravelíes, mondongos, mozambiques, terranovos, minas y angolas.
Aproximadamente 10,000 habitantes de Lima se organizaron de tal manera que
construyeron sus toscas cabañas o callejones divididos en aviva, es decir el
bantú o el kimbundo, cantaban canciones antiguas de sus tierras natales ya que
provenían del África Occidental. También se ocupaban de sus enfermos y se
preocupaban de que todos tuvieran un entierro decente, mediante pequeñas cuotas
de cofrades.
Los africanos,
tanto esclavizados como libres, encontraron en la institución de las cofradías
una válvula de escape para la condición de opresión que sufrían en el Perú.
Desde el siglo XVI se instituyen cofradías de negros con aprobación eclesial.
Eran agrupaciones de unos cien miembros en promedio que estaban a cargo de un
retablo o capilla en los templos de Lima, dirigidas por un Mayordomo o Caporal,
tenían una junta directiva llamada «los veinticuatro» por el número de personas
que lo conformaban.
Historia: la imagen original
Cerca al año
1650, cuando reinaba el Papado de Inocencio X, en el Perú el Virrey García
Sarmiento de Sotomayor, como Arzobispo de Lima, Pedro de Villagomez. Los Negros
angolas se agremiaron y levantaron el local de su cofradía en la zona de
Pachacamilla, en las afueras del Centro histórico de Lima. En la sede de la
cofradía, o pre-cofradía como postula Antonhy de la Cruz, en una de sus paredes
de adobe del galpón, un esclavo angoleño negro llamado, según se cree, Benito o
Pedro Dalcón, plasmó la imagen de Cristo crucificado. La imagen fue pintada al
temple en una pared tosca, cerca de una acequia de regadío, de un acabado
imperfecto, además hay que resaltar que el anónimo pintor no tuvo estudios
completos de pintura, y que ejecutó la obra por su propia devoción a Cristo.
El terremoto de 1655
El 13 de
noviembre de 1655 a las 14:45 horas, tuvo lugar un terrible terremoto que
estremeció Lima y Callao, derrumbándose templos, mansiones y las viviendas más
frágiles, dejando miles de víctimas mortales y damnificados. El terremoto
afectó también al pueblo de Pachacamilla y las viviendas igualmente se
derrumbaron. Todas las paredes del local de la cofradía se derrumbaron,
produciéndose entonces el primer milagro: el débil muro de adobe en donde se
erguía la imagen de Cristo quedó intacto, sin ningún tipo de resquebrajamiento.
Reprobamiento de las autoridades
Las reuniones
para venerar la imagen eran los viernes por la noche, alumbrados por las llamas
de cera; llevaban flores, perfumando el ambiente con el sahumerio, entonando
plegarias acompañándose de arpa, cajas y vihuelas. Con el tiempo, se fue
incrementando la peregrinación. Muchas veces se produjeron hechos de índole
distinta a las prácticas religiosas. Viendo con malos ojos todos estos hechos
el Párroco de San Sebastian, José de Mena, hace de conocimiento al entonces
virrey Conde de Lemos, don Pedro Antonio Fernández de Castro que intervenga
como autoridad, para que prohibiese las reuniones y que diera la orden
irrevocable de borrar al Cristo, ya que, según su criterio, estaba fuera de los
cultos religiosos. El Virrey traslado la solicitud a la máxima autoridad
eclesiástica que era en ese momento el Provisor y Vicario General Esteban de
Ibarra, por haber fallecido el Arzobispo Pedro de Villagomez. Este envió el 4 de
septiembre al sitio al promotor Fiscal del Arzobispado José Lara y Galván,
Laureano de Mena y el Notario Juan de Uría, quienes verificaron la existencia
de la imagen del Cristo Crucificado, una concurrencia de unas doscientas
personas que entonaron el salmo miserere «Tibi soli peccavi» y la presencia del
sacristán de la Parroquia de San Marcelo José de Robledillo, a quien José Lara
le llamó la atención de autorizar con su presencia tal tipo de reuniones, se
armó un tumulto en que los congregados en el lugar rodearon a los
representantes eclesiásticos que se vieron obligados a abandonar el lugar.
Esteban Ibarra
dictaminó que se prohibiesen tales reuniones y que se borrase la imagen, por lo
cual entre el 6 y el 13 de septiembre de 1671, y se constituyó al lugar un
comité especial dispuesto por el Promotor Fiscal del Arzobispado José Lara y
Galán, un notario, posiblemente el mismo Juan de Uría, un pintor indígena de
brocha gorda y el capitán de la guardia del Virrey, Pedro Balcazar, escoltado
por dos escuadras de soldados para el caso que se produjesen desmanes por la
cantidad de curiosos y vecinos que rodeaban el lugar.
El primero en
intentarlo fue un pintor que al momento de subir por la escalera hacia la
imagen comenzó a sentir temblores y escalofríos, teniendo que ser atendido,
intentó de nuevo proseguir con su tarea, pero al subir otra vez, fue tal su
impresión que bajó rápidamente y se alejó asustado del lugar sin concretar el
encargo. El segundo hombre, se acercó a la imagen, pero algo vio en ella que le
hizo desistir de raspar la imagen. El tercero, fue un soldado real de ánimo más
templado, éste subió, pero bajó rápidamente explicando luego que cuando estuvo
frente a la imagen, vio que ésta se ponía más bella y que la corona de espinas
se tornaba verde.
Ante la
insistencia de las autoridades por borrar la imagen, la gente manifestó su
disgusto y comenzó a proferir grandes voces. En vista de lo cual el virrey y el
vicario Ibarra decidieron revocar la orden y el Vicario Ibarra autorizó su
culto. Luego de una visita del virrey y su esposa, dispusieron se levante una
ermita provisional. El 14 de septiembre de 1671 se celebraría la primera misa
oficial en la ermita.
Altar mayor y mural Señor de los
Milagros de Nazarenas de Lima.
La primera misa
ante las altas autoridades eclesiásticas y civiles
El 14 de
septiembre de 1671 se ofreció la primera misa ante las altas autoridades
eclesiásticas y civiles, en la recientemente inaugurada ermita que se erigió
por orden del virrey Pedro Antonio Fernández de Castro, Conde de Lemos, fecha
que coincide con el día de La Exaltación de la Santa Cruz, comenzándose a
difundir el culto y a llegar de diferentes lugares numerosos fieles,
comenzándolo a llamar al crucificado, Santo Cristo de los Milagros, o de Las
Maravillas. Un detalle muy resaltante fue la gestión del Párroco de San
Sebastián y de Doña Margarita Andy Tebes Manrique de Lara para el traslado del
Mural a dicha parroquia, pero no esperaron la negativa de las autoridades y de
los fieles. Días después de tan memorable ceremonia se nombra como primer
mayordomo de la entonces Ermita del Santo Cristo de los Milagros a don Alemán.
Sebastián de Antuñano
Artículo
principal: Sebastián de Antuñano
Nació en Vizcaya
en 1653, fue el máximo benefactor, por un voto hecho en España, llegado a Lima
se dirigió en 1684 a la ermita del Señor de los Milagros, y mientras
contemplaba la sagrada efigie se cuenta que repentinamente sintió que el Señor
le iluminaba su frente y una voz interior que le susurraba con claridad:
«Sebastián, ven a hacerme compañía y a cuidar del esplendor de mi culto».
Puesto de rodillas le ofreció servicio incondicional hasta el final de sus
días. Después del pavoroso terremoto de 1687, Antuñano tuvo la idea de sacar en
procesión una copia fiel del Cristo de los Milagros. Siete años más tarde,
Antuñano sintió cercano el fin de sus días, y habiendo hecho testamento el 17
de diciembre de 1716, con todos los auxilios de la Iglesia, falleció en la
noche del 20 al 21 de diciembre del mismo año. Tenía sesenta y cuatro años de
edad y estuvo al servicio del Cristo de los Milagros por treinta y tres años.
Sus restos reposan en el Templo de Las Nazarenas.
El terremoto y
la primera procesión
Procesión del Señor de los Milagros
El 20 de octubre
de 1687, a las 4:45 a. m., un violento terremoto que según cronistas de la
época duró más de 15 minutos (sic) arrasó Lima junto al Callao, teniendo una
réplica a las 6:30 a. m., derribando la ermita edificada en honor al Cristo.
Ante la sorpresa general la pared de la imagen del crucificado quedó nuevamente
en pie, por lo que se ordenó la confección de una copia al óleo y que por
primera vez saliera en andas por las calles de Pachacamilla por idea de
Sebastián de Antuñano. Una vez elaborada la copia, se sacó en procesión.
Primera Procesión del Señor de los
Milagros
. Un dato que es
importante destacar es que el Señor de los Milagros visita desde 1688 el
Hospital Arzobispo Loayza que en ese momento era el Hospital de Santa Ana. A
partir de ese momento todos los años hace su visita al Hospital Arzobispo
Loayza bendiciendo a los enfermos y a los trabajadores que todo el año esperan
ansiosos su visita. El Señor de los Milagros visita el Hospital Arzobispo
Loayza el 28 de Octubre de cada año.
La Procesión del Señor de los Milagros
•El lienzo que
mando a confeccionar Sebastian de Antuñano es el que sale en procesión en
nuestros días. Este lienzo fue restaurado el año 1991 por los especialistas del
Museo Pedro de Osma.
La procesión del
Señor de los Milagros se realiza tradicionalmente en el mes de octubre. Sale en
procesión desde el Monasterio de las Nazarenas el primer Sábado de Octubre y
regresa al Santuario de las Nazarenas en la noche.
Posteriormente
el Cristo de Pachacamilla recorre la ciudad de Lima los días 18, 19 y 28 de
Octubre
Finalmente su
último recorrido procesional se realiza el 01 de noviembre en el que la imagen
sale del Santuario de las Nazarenas e ingresa al Monasterio hasta el próximo
año.
SEÑOR DE LOS MILAGROS: EL
MURAL MÁS FAMOSO DEL PERÚ
Primero de adobe
y hoy de ladrillo, el muro en que se pintó al Señor de los Milagros fue
restaurado tres veces
La historia de
la sagrada imagen que cada octubre sale en andas a recorrer, en procesión, las
calles de la vieja Lima tuvo su inicio en el mural del cual partió toda la
tradición y fe que despierta desde hace más de tres siglos el Señor de los
Milagros.
Según relata el
historiador Rubén Vargas Ugarte en su libro “Historia del Santo Cristo de los
Milagros”, un antiguo documento del monasterio de Las Nazarenas acredita que
para 1651 la imagen ya estaba pintada.
Fue un esclavo
negro de la casta de Angola el que pintó con la técnica del temple a Cristo
crucificado sobre una pared del otrora barrio de Pachacamilla, a mitad del
siglo XVII. Aquel muro de adobe cobró renombre luego de que no cayera durante
los terremotos que azotaron la urbe en 1655 y 1687.
En el interín,
el virrey Conde de Lemos mandó borrar la imagen, pero los trabajadores que lo
intentaron desistieron por diferentes y súbitas iluminaciones. Tras ello, el
mismo virrey ordenó pintar alrededor del Cristo a la Virgen María, San Juan, al
Padre y al Espíritu Santo.
Justo después
del sismo de 1687, sale en procesión por primera vez una copia de la imagen,
por interés de Sebastián de Antuñano, que había comprado el terreno donde se reunía
la cofradía Angola y en el que hoy se yergue el Santuario de Las Nazarenas, en
el Cercado de Lima.
El terremoto de
1746 tampoco tumbó el muro, aunque dejó en ruinas a la capital. Con ello, la fe
en el Cristo Moreno quedaba cimentada, explica Manuel Orrillo, mayordomo
general de la Hermandad del Señor de los Milagros de Nazarenas.
La primera
restauración del muro, que está detrás del altar del templo de Las Nazarenas,
se dio a raíz de los estragos causados en el santuario por el terremoto de
1940. Fue en 1955 que dos especialistas italianos, Francesco Pelessoni y Luigi
Pigazzini, aplicaron la técnica stacco: sacaron con cuidado el muro de su lugar
–la base estaba debilitada por la humedad, ya que una acequia pasaba cerca– y
colocaron una tela especial sobre la pintura para fijar la imagen. Tras hacer
un nuevo muro de ladrillos y cemento, la imagen fue nuevamente impregnada sobre
este con la tela especial. La nueva estructura fue colocada a mayor altura.
Una segunda
intervención fue hecha en 1974 por el entonces Instituto Nacional de Cultura,
por daños a la pintura por humedad. La tercera y última restauración se dio en
1993, por convenio entre el Museo de Osma, las Madres Nazarenas Carmelitas
Descalzas y el Banco de Crédito. “Fijamos mejor la capa pictórica al muro y le
dimos mantenimiento”, recuerda Liliana Canessa, integrante de aquel equipo de
trabajo