HOY SE CUMPLE LA
ESCRITURA
ORACION COLECTA
Dios todopoderoso y eterno,
orienta nuestros actos según tu voluntad, para que merezcamos abundar en buenas
obras en nombre de tu Hijo predilecto. El que vive y reina contigo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Nehemías 8, 2-4a.
5-6. 8-10
En aquellos días, el sacerdote
Esdras trajo el libro de la Ley ante la asamblea, compuesta de hombres, mujeres
y todos los que tenían uso de razón. Era mediados del mes séptimo. En la plaza
de la Puerta del Agua, desde el amanecer hasta el mediodía, estuvo leyendo el
libro a los hombres, a las mujeres y a los que tenían uso de razón. Toda la
gente seguía con atención la lectura de la Ley.
Esdras, el escriba, estaba de pie
en el púlpito de madera que había hecho para esta ocasión. Esdras abrió el
libro a la vista de todo el pueblo —pues se hallaba en un puesto elevado— y
cuando lo abrió, toda la gente se puso en pie. Esdras bendijo al Señor, Dios
grande, y todo el pueblo, levantando las manos, respondió: «Amén, amén.».
Después se inclinaron y adoraron al Señor, rostro en tierra.
Los levitas leían el libro de la
ley de Dios con claridad y explicando el sentido, de forma que comprendieron la
lectura. Nehemias, el gobernador, Esdras, el sacerdote y escriba, y los levitas
que enseñaban al pueblo decían al pueblo entero: «Hoy es un día consagrado a
nuestro Dios: No hagáis duelo ni lloréis.».
Porque el pueblo entero lloraba
al escuchar las palabras de la Ley. Y añadieron: «Anden, coman buenas tajadas, beban vino dulce y
envíen porciones a quien no tiene, pues es un día consagrado a nuestro Dios. No
estén tristes, pues el gozo en el Señor es su fortaleza.».
SALMO
RESPONSORIAL (18)
Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.
La
ley del Señor es perfecta y es descanso del alma; el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R.
Los
mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es
límpida y da luz a los ojos. R.
La
voluntad del Señor es pura y eternamente estable; los mandamientos del Señor
son verdaderos y enteramente justos. R.
Que
te agraden las palabras de mi boca, y llegue a tu presencia el meditar de mi
corazón, Señor, roca mía, redentor mío. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol
san Pablo a los Corintios 12, 12-30
Hermanos: Lo mismo que
el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a
pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo.
Todos nosotros, judíos y
griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para
formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.
El cuerpo tiene muchos
miembros, no uno solo.
Si el pie dijera: «No
soy mano, luego no formo parte del cuerpo», ¿dejaría por eso de ser parte del
cuerpo?. Si el oído dijera: «No soy ojo, luego no formo parte del cuerpo»,
¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo?. Si el cuerpo entero fuera ojo, ¿cómo
oiría?. Si el cuerpo entero fuera oído, ¿cómo olería?. Pues bien, Dios
distribuyó el cuerpo y cada uno de los miembros como él quiso.
Si todos fueran un mismo
miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?. Los miembros son muchos, es verdad, pero el
cuerpo es uno solo.
El ojo no puede decir a
la mano: «No te necesito»; y la cabeza no puede decir a los pies: «No los
necesito.». Más aún, los miembros que parecen más débiles son más necesarios.
Los que nos parecen despreciables, los apreciamos más. Los menos decentes, los
tratamos con más decoro. Porque los miembros más decentes no lo necesitan.
Ahora bien, Dios
organizó los miembros del cuerpo dando mayor honor a los que menos valían. Así,
no hay divisiones en el cuerpo, porque todos los miembros por igual se preocupan
unos de otros.
Cuando un miembro sufre,
todos sufren con él; cuando un miembro es honrado, todos se felicitan. Pues
bien, ustedes son el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro.
Y Dios los ha
distribuido en la Iglesia: en el primer puesto los apóstoles, en el segundo los
profetas, en el tercero los maestros, después vienen los milagros, luego el don
de curar, la beneficencia, el gobierno, la diversidad de lenguas. ¿Acaso son
todos apóstoles?. ¿O todos son profetas?. ¿O todos maestros?. ¿O hacen todos
milagros?.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 1-4; 4, 14-21
Muchos
han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han
verificado entre nosotros, siguiendo las tradiciones transmitidas por los que
primero fueron testigos oculares y luego predicadores de la palabra. Yo
también, después de comprobarlo todo exactamente desde el principio, he
resuelto escribírtelos por su orden, para que conozcas la solidez de las
enseñanzas que has recibido.
En
aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se
extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan.
Fue
a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre
los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del
profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El
Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido.
Me
ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los
cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista.
Para
dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor.».
Y,
enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga
tenía los ojos fijos en él. Y él se puso a decirles: «Hoy se cumple esta
Escritura que acaban de oír.».
COMENTARIO
Comenzamos
este domingo el evangelio según san Lucas. La lectura de hoy tiene
dos partes: los primeros versículos corresponden a la introducción que
Lucas puso a su obra y los restantes narran la primera aparición en
público de Jesús.
La primera parte es una declaración de intenciones por parte del autor.
Nos dice por qué escribe y para qué escribe, a la vez nos da cuenta de su
metodología de trabajo.
Todo ello con el gusto retórico, a veces exagerado, de la época. La
segunda parte del texto de hoy comienza con una indicación sobre la fama,
docencia y aceptación de Jesús en las sinagogas de Galilea. Este resumen inicial,
con un Jesús impulsado por el Espíritu, ambienta y sirve de telón de fondo. Lo
concreto nos lo aporta un lugar familiar para Jesús: Nazareth. Servicio
religioso de los sábados en la sinagoga, con sus plegarias, lecturas e
invocaciones. Lucas se fija en la segunda de las lecturas que se hacían, la
tomada de los profetas. Cualquier asistente varón podía hacerla, por iniciativa
propia o por invitación del jefe de la sinagoga.
A Jesús se le entrega el rollo de un profeta concreto. El lector gozaba
de cierta libertad para leer más o menos cantidad de texto. Jesús lee más bien
poco: no llega a un versículo y medio. Se trata de Isaías 61, 1-2. Lo lee
puesto en pie, como era preceptivo. Devuelve después el rollo al maestro de
ceremonias y se sienta para explicar la lectura. También cualquier asistente
podía tener la homilía. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Desde que
Jesús se pone en pie para leer hasta que da comienzo a su homilía la descripción
de Lucas es minuciosa. Los gestos, las palabras, los movimientos: todo queda
consignado en su más mínimo detalle.
Todo parece pensado para realzar el momento, para marcar su
importancia. Las palabras de Jesús resuenan impresionantes: Hoy han escuchado
el cumplimiento de este pasaje de la Escritura.
Jesús hace suyo el programa anunciado por el profeta en una acción
movida por el Espíritu Santo. Se presenta como Salvador, especialmente del
hombre más necesitado y marginado, del que más siente la propia miseria. Esto
significa que, para la iglesia primitiva y para Lucas, la venida de Jesús
supone el cambio decisivo de la historia, el cumplimiento de toda la esperanza.
La visión conjunta de los dos textos, que acabamos de presentar nos
lleva a tres conclusiones principales: a) En el principio está el
hecho de Jesús; nosotros debemos aceptarle como aquél que viene desde Dios y
nos transmite la fuerza de su Espíritu. b) Aceptar a Jesús
significa actualizar su obra de liberación para los hombres; sólo quien sigue
su gesto y ayuda a los enfermos, libera a los cautivos y proclama el evangelio
para todos los pobres de la tierra, sólo ése habrá entendido el mensaje de
Jesús, según san Lucas. c) Pero, a la vez, un auténtico cristiano
está obligado a "conocer la solidez de la enseñanza" que
recibe (1-4); para eso ha escrito Lucas su evangelio, recogiendo las tradiciones
de su tiempo; para eso debemos
conocerlo y meditarlo.
PLEGARIA UNIVERSAL
Como pueblo convocado por la Palabra de Señor, unidos en un mismo
Espíritu, oremos al Padre, que ha querido liberar y salvar a la humanidad a
través de su Hijo amado y digamos con confianza filial: R. Padre, Bueno,
escúchanos.
1.- Por la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo: para que con espíritu
misionero haga oír su voz profética enseñando a los hombres lo que contemplan
en la Palabra de Dios. Oremos. R.
2.- Pr los que han recibido la misión de presidir las comunidades
cristianas y por todos los que formamos la Iglesia de Cristo: para que nuestro
gozo en el Señor sea nuestra fortaleza y sus palabras sean nuestra vida. Oremos.
R.
3.- Por nuestro mundo golpeado por el egoísmo, la incomprensión, y las
guerras; para que la libertad, la justicia y la paz sean una gozosa realidad. Oremos.
R.
4.- Por los que anuncian la Buena Noticia a los pobres, a los cautivos,
a los que no conocen a Dios, para que el Espíritu les de audacia, perseverancia
y mucha comprensión. Oremos. R.
5.- Por los que están terminando los días de su vida mortal: para que
confíen en la misericordia de Dios y El los acoja en su Reino. Oremos.
R.
6.- Por cada uno de nosotros: para que la celebración de la Eucaristía
avive en nuestro interior los ismos sentimos de Cristo y seamos sensibles con
el sufrimiento de nuestros hermanos. Oremos. R.
Mira con misericordia a tu Iglesia, escucha sus oraciones y haz que con
fidelidad anuncie tus Palabra que es espíritu y vida. Por Jesucristo nuestro
Señor.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, recibe con bondad nuestros done y al santificarlos, haz que sean
para nosotros dones de salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Concédenos, Dios todopoderoso, que
cuantos hemos recibido tu gracia vivificadora nos gloriemos siempre del don que
nos haces. Por Jesucristo nuestro Señor.
PALABRA
DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 28: Hb. 9, 15.24-28; Sal 97; Mc 3,
22-30.
Martes 29: Hb. 10, 1-10; Sal 39; Mc. 3,
31-35.
Miércoles 30: Hb. 10, 11-18; Sal 109; Mc.
4, 1-20.
Jueves 31: Hb. 10, 19-25; Sal 23; Mc. 4,
21-25.
Viernes 01: Hb. 10, 32-39; Sal36; Mc. 4,
26-34.
Sábado 02: Ml. 3, 1-4; Sal 23; Hb. 2,
14-18.; Lc. 2, 22-40.
Domingo 03: Jr. 1, 4-5; 17-19; Sal 70; 1Cor.
12, 31—13, 13.; Lc. 4, 21-30.
COMENTARIOS AL EVANGELIO
Lc 01, 01-04; 04, 14-21
1.- Texto. La primera parte es una declaración de intenciones por parte
del autor. Nos dice por qué escribe y para qué escribe, a la vez que da cuenta
de su metodología de trabajo. Todo ello con el gusto retórico, a veces
exagerado, de la época. Por ejemplo, en el uso de "muchos",
identificando variedad y multiplicidad.
Desconocemos la identidad de Teófilo, a quien Lucas dedica sus dos obras
(Evangelio y Hechos). Probablemente se trata de un recién incorporado al
cristianismo, a quien el autor quiere proporcionar una sólida garantía de la
instrucción rudimentaria que ha recibido. Tras una investigación exhaustiva de
las tradiciones recibidas, Lucas hace una presentación sistemática de los
acontecimientos, ofreciendo un conjunto literario articulado. La segunda parte
del texto nos traslada a los comienzos de la actividad de Jesús, que Lucas
resume como actividad docente en las sinagogas de Galilea, guiado todo por la
fuerza del Espíritu.
A continuación presenta un caso concreto de docencia en una sinagoga
concreta. Una sinagoga significativa por hallarse en el lugar donde Jesús se crio.
El relato de Lucas da por supuesto el conocimiento del funcionamiento litúrgico
sinagogal de los sábados con sus cantos, recitaciones, orden y modalidad de las
lecturas, bendición final.
Probablemente Jesús ha sido invitado por el presidente de la sinagoga a
leer y comentar la segunda lectura, tomada del profeta Isaías. ¿Lectura ya
reglamentada o de libre elección por el lector? No podemos saberlo a ciencia
cierta, aunque el giro de la expresión "encontró un pasaje" parece
significar más bien que el propio Jesús busca expresamente el pasaje. Hagamos
también nosotros la prueba y busquemos el pasaje en el comienzo del capítulo 61
de Isaías. Constataremos que Jesús termina la lectura en el v.2a, suprimiendo
el aspecto negativo del mensaje proclamado por Isaías. El pasaje habla de
proclamar el año de gracia del Señor, el día de desquite de nuestro Dios. Jesús
lee lo del año de gracia y omite lo del día de desquite. ¿Omisión deliberada?
El relato de Lucas continúa con escueto grafismo: Jesús cerró el libro
(enrolló, los libros eran tiras largas de pergamino), lo devolvió al ayudante y
se sentó. Todos los presentes le miraban atentamente. La reacción es de
expectación, motivada sin duda por algo chocante y que les ha llamado la
atención, aparte de la fama de su paisano. ¿Eso chocante no será precisamente
la omisión de la frase referente al desquite? La reacción de los presentes es
de expectación y de prevención contra Jesús, y no de estima y de confianza
hacia él, como a menudo se dice.
El comentario de Jesús al pasaje leído es breve y enfático: "Hoy se
cumple este pasaje que acabáis de oír". Resalta la posición enfática del
adverbio. Lo proclamado por el profeta quinientos años atrás en medio de los
desastres de la guerra (pobreza, dolor, encarcelamientos) tiene su cumplimiento
ahora. Jesús hace suyo aquel mensaje, lo depura de toda connotación negativa y
le da cumplimiento cabal. La omisión de la frase referente al desquite de
nuestro Dios ha sido intencionada. Jesús no sabe nada de venganzas y de
desquites de Dios.
Resumiendo: Lucas, un autor con una metodología de trabajo rigurosa,
quiere completar y garantizar la instrucción cristiana básica y rudimentaria de
los recién bautizados. En esta línea empieza presentando la enseñanza de Jesús
como una enseñanza que da cumplimiento al mensaje de gracia acumulado a lo
largo del Antiguo Testamento, relectura que puede desencadenar una prevención
contra él.
Comentario. El Evangelio de Lucas es una larga catequesis con vistas a
profundizar en la fe recibida. A la hora de profundizar debemos estar
dispuestos a dejarnos cuestionar por la enseñanza de Jesús. Es muy posible que
existan en nosotros, aun sin ser conscientes de ello, adherencias y esquemas
incorrecta o falsamente religiosos.
Jesús es el hoy de tantas esperanzas de tanta gente marginada y
maltratada que, al igual que Dios, nada sabe de venganza y de desquite. ¡Cuántas
veces parecen inevitables e insuperables la venganza y el desquite! Jesús nos
invita a superar esa fase, por difícil y costosa que nos parezca.
A.- ·Benito, Dabar 1989, 10
3.-Lucas es el único autor de evangelio que da razón de su obra. En el
mejor estilo de la historiografía griega (Herodoto, Tucídides, Polibio), nos da
a conocer sus motivaciones, metodología y finalidad. En la configuración del
texto litúrgico de este domingo, Lc. 1, 1-4 juega un papel secundario. Sin
embargo, en la perspectiva global de la literatura evangélica, estos versículos
son de valor científico incalculable.
El centro de interés del texto litúrgico está en Lc. 4, 14-21.
Estos versículos constituyen el comienzo de una unidad programática que
abarca desde el v. 14 al v. 44. El hilo conductor de esta unidad es la fama de
Jesús. En torno a Jesús se agolpa un gran gentío. El les enseña dentro del
marco habitual judío de enseñanza: la sinagoga, en sábado.
El culto sinagogal de la mañana consta de una primera parte litúrgica
(recitación del credo israelítico o Shemá y de la gran plegaria de las dieciocho
súplicas) y de una segunda doctrinal (lectura de la Ley y de los Profetas,
seguidas de una explicación u homilía). La lectura de la Ley se hacía de
acuerdo a un riguroso orden en un ciclo sucesivo de tres años. Sólo podían
hacerla lectores "profesionales" y no les estaba permitido omitir o
añadir nada (debían leer unos diez versículos). La lectura profética, en
cambio, podía correr a cargo de cualquiera de los varones presentes. En tiempos
de Jesús no estaba sujeta a un orden fijo; podía, pues, elegirse libremente y
no existían un mínimo o un máximo obligatorios, aunque solía leerse un mínimo
de tres versículos. La explicación u homilía subsiguiente podía también correr
a cargo de uno de los varones presentes.
Lc. 4, 16-21 presupone toda esta reglamentación. Haciendo uso de su
derecho, Jesús proclama la lectura profética y tiene la homilía. El texto leído
por Jesús es Is. 61, 1-2. (La cita de Lucas es algo libre, tal vez
intencionadamente.) Lo significativo de la lectura de Jesús es lo que deja de
leer. Is. 61, 2 dice así: "para proclamar el año de gracia del Señor, el
día de venganza de nuestro Dios". Jesús lee el primer miembro y termina.
Aunque sólo fuera por ritmo (tan cuidado por Jesús en otras ocasiones
como técnica oral), debía haber leído el segundo miembro. Pero no lo lee. Y sí,
en cambio, se dispone a iniciar la homilía. La primera reacción del auditorio
es de prevención (v. 20b). Jesús comienza su homilía: Hoy, en vuestra
presencia, se ha cumplido este pasaje. En el contexto, estas palabras adquieren
un doble significado: Jesús es el ungido por el Espíritu para proclamar la
buena noticia; los oyentes son los pobres, los cautivos, los ciegos, los
oprimidos.
Dabar 1977, 13
4. EVS/GENERO:
Aunque los evangelios no son propiamente libros "históricos",
sino confesionales, esto es, libros nacidos de la fe de la comunidad y al
servicio de la fe de la comunidad, Lucas es, sin duda, el que más cerca está
del género literario de la historia.
A semejanza de los historiadores de la época, comienza su evangelio con
un prólogo, en el que señala el motivo, anticipa el contenido, determina el fin
y describe el método que utiliza.
Hace también una alusión a los que escribieron antes sobre el mismo
tema, a las fuentes de que dispone, y de las que nosotros sólo conocemos el
evangelio de Marcos. En todas estas fuentes se recoge el testimonio de los que
vieron y oyeron, de los apóstoles o predicadores de la Palabra. El evangelio de
Lucas, al igual que los otros tres, no es más que la fijación por escrito de la
predicación de los apóstoles o de la Tradición Apostólica.Lucas se propone
escribir los hechos desde el principio, remontándose a los orígenes. Comenzará
hablándonos del nacimiento del Precursor y se ocupará también de la infancia de
Jesús. Sin embargo, el orden que promete no será rigurosamente cronológico y su
obra no deberá confundirse con una biografía.
Dedica su libro, siguiendo la costumbre, a un personaje llamado Teófilo
(o amante de Dios). Pero, a pesar del significado de este nombre, no parece que
se trate de una ficción literaria, sino de una persona concreta. Probablemente
es un catecúmeno, y en cualquier caso, Lucas escribe para confirmar a Teófilo
en las enseñanzas que ha recibido.
El texto litúrgico que comentamos une al prólogo de Lucas la narración
que hace éste más adelante del comienzo de la vida pública de Jesús. El
evangelio, en su más estricto sentido, comienza con la vida pública y comprende
lo que hizo y dijo Jesús a partir de su bautismo en el Jordán. Probablemente
esta visita de Jesús a Nazaret es la misma a la que se refieren Marcos y Mateo
en otro contexto y situándola cronológicamente más tarde. En este supuesto,
Lucas anticiparía esta visita y hablaría de ella al principio de la vida
pública de Jesús, para destacar así el carácter programático de la profecía de
Isaías.
Con el permiso del presidente de la sinagoga, cualquier varón israelita
podía leer públicamente la Ley o los Profetas, hacer una traducción del texto
sagrado a la lengua vulgar (el arameo) y explicar su contenido en una breve
homilía. Dado que no había un orden prescrito para la lectura bíblica, Jesús
pudo elegir muy bien el texto de Isaías -61, 1 y ss-.De hecho el texto de
Isaías, que aparece aquí, está tomado de los Setenta, pero saltándose las
palabras "sanar a los que tienen el corazón roto" (Is 61, 1),
añadiendo otras (Is 58,6) y concluyendo con Is 61,2a. En este texto se anuncia
un año de gracia -año jubilar- a los repatriados del destierro de Babilonia.
Jesús declara que la profecía de Isaías se cumple ya con su presencia.
En él comienza la salvación, tan deseada. Por eso, lo que Jesús predica es
realmente la Buena Noticia y no sólo una buena promesa.
Eucaristía 1986, 6
5. - Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír (evangelio).
¡Qué homilía hace Jesús a la gente de su pueblo!. No les explica lo que decía
Isaías a la gente de su tiempo, como aquel que da una clase de historia. Les
habla de ellos y de las cosas que les pasan ahora mismo: "HOY se
cumple". La homilía debe hablar de Jesús y de la Escritura que hemos leído,
pero debe hablarnos a nosotros de cosas de nuestra vida. No debe explicar lo
que pasó, sino lo que pasa hoy visto a la luz de la palabra y de la vida de
Jesús. Y no debe tener miedo de interpelar, como Jesús lo hizo, ni de despertar
reacciones algo vivas. Como Jesús.
José M.
Totosaus, Misa Dominical 1986, 3
6.- Hoy tenemos dos fragmentos importantes del evangelio de Lucas. El
prólogo y el programa de Jesús.
a) El prólogo: escrito inestimable, único entre los evangelios. En él se
nos hace la presentación de la obra de Lucas. Tiene un gran valor literario y
temático, ya que nos habla de la metodología en la confección del evangelio
(basado en la enseñanza de los testigos oculares y predicadores de la Palabra),
del contenido (los hechos que se han verificado entre nosotros), y de la
finalidad (para que se conozca la solidez de las enseñanzas recibidas). Lucas,
literato, historiador y teólogo, ha encabezado su obra con este prólogo, de
estilo correctísimo y elegante, que nos ilumina sobre lo que son los evangelios
y concretamente el suyo.
b) El programa de Jesús: Jesús empieza su vida pública. Un sábado se
encuentra en Nazaret. Lee un fragmento de Isaías (61,1-2) y lo comenta. Su
comentario consiste en decir que aquel oráculo "hoy se cumple", lo
más profundo que podía decir para dar autenticidad a las profecías y para
hacerlas suyas. Jesús hace suyo el programa anunciado por el profeta en una
acción movida por el Espíritu Santo (tema muy lucano) y mirando únicamente al
bien del prójimo teniendo como base la liberación del hombre. La mención del
año de gracia se refiere al año-jubilar, el año de remisión de todas las
deudas, entendido aquí en un sentido universalista, para todos. Jesús se
presenta como Salvador, especialmente del hombre más necesitado y marginado,
del que más siente la propia miseria.
Joan M. Vernet,
Misa Dominical 1983, 2
7.- Cuando Mateo presenta a Cristo con los rasgos de un rabí ambulante
(Mt. 4, 12-17), Lucas, más liturgista, comienza y termina su Evangelio por la
narración de acontecimientos que se desarrollan en el Templo (Lc. 1, 5-23; 24,
50-53), y da comienzo al ministerio de Cristo dentro de la liturgia sinagogal
del sábado. Esta última exigía generalmente dos lecturas. La primera, sacada de
la Ley (Pentateuco), era leída y comentada por un "doctor de la Ley";
la segunda, de origen más tardío, tenía que ser extraída de los profetas y
podía ser leída y comentada por cualquiera que tuviese al menos treinta años.
Jesús tiene treinta años y reivindica el derecho de leer y comentar esta segunda
lectura. Su primer discurso público es, pues, un homilía litúrgica.
* * * *
a) HOMILÍA/LEYES: Lucas no ha
conservado el mismo discurso de Cristo, pero resume lo esencial de él en una
sola frase: "Hoy se cumple" (v. 21). Todas las leyes de la homilía están
contenidas en este pequeño versículo. La liturgia de la Palabra no es una
simple lección moral de catecismo, ni la afirmación de la esperanza
escatológica fomentada por los profetas; esta liturgia proclama el cumplimiento
del designio del Padre en el hoy de la vida y de la asamblea. No se contempla
ya un pasado cumplido, aunque sea edad de oro u ocasión de caída; ya no se
sueña más en un futuro extraordinario; se vive el tiempo presente como momento
privilegiado para la venida del Señor.
Los apóstoles, a su vez, han respetado este procedimiento homilético de
Jesús (cf. Act. 13, 14-42; 16, 13-17; 17, 1-3; 18, 4). La liturgia cristiana de
la Palabra es por consiguiente hija de la sinagoga; cumple el recuerdo de ésta
del pasado y la esperanza del futuro en la "celebración de hoy". ¡Sin
embargo, puede uno preguntarse si los sermones pronunciados en las asambleas
cristianas son fieles a los de Cristo o a los de los doctores de la Ley!.
b) Cristo (o San Lucas) parece haber detenido intencionadamente su
lectura en el momento en que la profecía de Is. 61 anunciaba "un año de
gracia". Pasa en silencio el versículo siguiente, que anunciaba el juicio
de las naciones: y un día de venganza para nuestro Dios" (Is. 61, 2), para
insistir exclusivamente, sin duda, en la gracia de Dios. Estas palabras de
gracia provocan el asombro de la asamblea (v.22) y son el origen de los
incidentes narrados en los vv. 25-30. Precisamente para reforzar la idea de que
su misión, toda, es de gracia y no de condenación, Cristo (o Lucas) ha añadido
dentro de la cita de Is 61, 1-2 un versículo, tomado de Is. 58, 6, sobre la
libertad ofrecida a los prisioneros. Cristo define de una vez su misión como
una proclamación del amor gratuito de Dios a todo hombre. Tal revelación sólo
podía producir escándalo a los judíos que esperaban la escatología con todo el
ardor que el odio a los paganos podía producirles.
* * * *
Decir que hoy se cumple la Palabra de Dios -esta es la misión de la
homilía- no solo significa que se realiza una profecía antigua o que un texto
inspirado toma repentinamente importancia. Lo que se cumple no es ante todo la
Palabra de los profetas o de los teólogos, sino esta Palabra de Dios más
profunda que cristifica a la humanidad, así como la vida y la condición de los
hombres.
Decir que la Palabra de Dios se cumple quiere decir que la humanidad,
hoy, ha incorporado a Dios en Jesucristo. No se trata, pues, de hacer una
homilía que tratara de aplicar tal o cual texto inspirado, tal o cual palabra
profética a los acontecimientos vividos por los miembros de la asamblea; se
trata más bien de revelar, como lo hace el Evangelio con el acontecimiento
privilegiado Jesucristo, cómo el acontecimiento vivido actualmente por los
hombres y los cristianos es revelador del designio cristificador de Dios. Las
fuentes y el vocabulario bíblicos deben desdoblarse en fuentes y vocabularios
sociológicos y psicológicos. Para esto es preciso disociar la obra de
Jesucristo del contexto sociocultural al que está ligada, lazo que la
"palabra" de los evangelistas ha reforzado con frecuencia, para verla
en acción en el ambiente contemporáneo como una respuesta a la búsqueda de Dios
que lleva a cabo un pueblo concreto al que se dirige la homilía.
De esta manera, en el momento actual de los hombres es como la homilía incorpora
el "hoy" de Dios y merece ser el ministerio de la Palabra de Dios.
Maertens-Frisque,
Nueva guía de la Asamblea Cristiana II, Marova Madrid 1969.Pág. 87 S
8.- Esta lectura incluye dos textos diferentes que, completándose
mutuamente, ofrecen una visión general de todo el evangelio. El primero (1,
1-4) es el prólogo de Lucas y transmite la intención del propio evangelista; el
segundo (4, 14-21) ha condensado su interpretación más radical de Jesucristo.
Por el prólogo (1, 1-4) sabemos lo que es un evangelio. Como punto de
partida están "los hechos que se han verificado entre nosotros"; con
esto se alude fundamentalmente a los acontecimientos de la vida de Jesús,
aunque se incluyan también los sucesos de la historia de la iglesia, tal como han
sido recogidos en el libro de los Hechos. Sobre esa base se han elaborado las
"tradiciones transmitidas por los testigos y mensajeros"; Lucas ha
recogido, en parte, las mismas tradiciones incluidas en Marcos y Mateo,
reflejando de esa forma aquello que en la iglesia antigua se decía de Jesús y
de su obra. Sobre ese fondo de historia y tradición ha elaborado Lucas su
evangelio, componiéndolo de forma cuidadosamente elaborada y literariamente
hermosa; es lo que en la exégesis se llama labor redaccional del propio evangelista.
Este prólogo alude, por lo tanto, a los diversos elementos que componen
el evangelio y deben tenerse en cuenta en el momento de entenderlo. Como punto
de partida, están los hechos de la historia de Jesús, en la que Dios nos ha
ofrecido su rostro y su palabra. Como interpretación de los hechos aceptamos la
vida de la iglesia primitiva, que los ha modelado y transmitido. El punto final
es el trabajo literario de san Lucas. Por eso, cada vez que meditamos su
palabra nos ponemos en contacto con el misterio de Jesús, tal como ha sido
vivido y aceptado por la iglesia antigua.
En esta perspectiva se sitúa el relato de la obra de Jesús de Nazaret de
Galilea (4, 14-21). Como fondo está la realidad histórica de la predicación de
Jesús de Galilea y el rechazo por parte de su pueblo; también es histórica la
certeza de que Jesús actúa con la fuerza del Espíritu Santo. Sobre ese fondo,
transmitido y elaborado por la tradición, ha cimentado Lucas una de sus más
profundas visiones del Cristo.
Para entender este texto hay que situarlo en el campo de esperanza
abierta por el antiguo testamento: ¡Vendrá la fuerza, vendrá todo el Espíritu
de Dios y hará que cambie la existencia de los hombres! Pues bien, ante
aquéllos que aguardan la venida del Espíritu de Dios sobre la tierra, Jesús
proclama que el misterio ya ha empezado a realizarse: "Hoy se cumple esta
Escritura". Esto significa que, para la iglesia primitiva y para Lucas, la
venida de Jesús supone el cambio decisivo de la historia, el cumplimiento de
toda la esperanza.
La visión conjunta de los dos textos, que acabamos de presentar nos
lleva a tres conclusiones principales: a) En el principio está el hecho de
Jesús; nosotros debemos aceptarle como aquél que viene desde Dios y nos
transmite la fuerza de su Espíritu. b) Aceptar a Jesús significa actualizar su
obra de liberación para los hombres; sólo quien sigue su gesto y ayuda a los enfermos, libera a los cautivos y
proclama el evangelio para todos los pobres de la tierra, sólo ése habrá
entendido el mensaje de Jesús, según san Lucas. c) Pero, a la vez, un auténtico
cristiano está obligado a "conocer la solidez de la enseñanza" que
recibe (1-4); para eso ha escrito Lucas su evangelio, recogiendo las
tradiciones de su tiempo; para eso debemos conocerlo y meditarlo.
Comentarios a
la Biblia Liturgica Nt, Edic Marova/Madrid 1976.Pág. 1192 S.
No creemos en una idea, sino en un hombre situado en el tiempo y en el
espacio. Lo que anunciamos es una realidad de nuestra historia, no unas ideas;
no sólo unas experiencias místicas, ni mucho menos una ideología, sino un
acontecimiento sucedido y experimentado en medio de unos hombres concretos, que
fueron desde entonces testigos y heraldos de la Palabra.
Jesús no es un mito. Es un hombre que vivió en un contexto temporal, en
un ambiente sociológico determinado. Arraigado en un terruño, en un linaje,
perteneció a una familia, aprendió la biblia con los demás. Trabajó como
carpintero, que era algo así como "un hombre para todo" en aquella
época. Tuvo amigos de todas clases, discutió con los representantes de la
religión oficial y de las diversas sectas. Habló, actuó, vivió en medio de un
pueblo muy concreto, adoptando su fe y sus costumbres, hablando su lenguaje,
participando de su psicología.
Jesús es un hecho, y nuestro cristianismo sería falso si no tomásemos en
cuenta la verdad "carnal" de ese hecho, la densidad de la
encarnación. Jesús es un hombre; y lo que importa es qué hombre fue. Ese es el
motivo de las cuestiones que se plantearon en Nazaret, cuando el evangelista
Lucas nos presenta, en el pórtico de su relato, un retrato de Jesús. Porque la
realidad de la encarnación no agota la inteligencia de estas tres palabras:
Jesús de Nazaret. El escándalo nace de la vinculación entre estas dos
afirmaciones: Jesús es de Nazaret; pero es también aquel que, al desarrollar el
libro de las Escrituras en la sinagoga, declara a propósito del pasaje de
Isaías: "Esta Escritura que acabáis de oír se ha cumplido hoy". En
ese hombre creemos que se concentra toda la aventura de los hombres con Dios. Él
es la cima y el todo de la Revelación.
"Esta Escritura se ha cumplido hoy". Un hoy eterno, ya que es
la provocación permanente de ese hombre llamado Jesús. No creemos solamente en
un gran hombre, en un héroe admirable de nuestra humanidad. Afirmamos que él es
"la última palabra" de Dios. "Esta Escritura se ha cumplido
hoy". Hoy se ha cumplido el encuentro. Ya que es en nuestro hoy vulgar en
donde nos vemos provocados a la fe. Y se abre ante nosotros toda la grandeza de
nuestra vida cotidiana: es ahí, en el hoy humilde de cada día, donde
encontramos a Dios cuando, al confrontarnos con la revelación de este hombre
Jesús, decimos: "Señor, ¿a quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida
eterna". Sólo estas palabras dicen de verdad la totalidad del misterio.
Hoy se ha
cumplido tu palabra:
tu Verbo, tu Hijo único, toca nuestro corazón
y cada día es el tiempo de su revelación.
Bendito seas, Dios, que cumples tu palabra:
que nuestro hoy que pasa se abra y florezca en eternidad,
en encuentro para siempre.
tu Verbo, tu Hijo único, toca nuestro corazón
y cada día es el tiempo de su revelación.
Bendito seas, Dios, que cumples tu palabra:
que nuestro hoy que pasa se abra y florezca en eternidad,
en encuentro para siempre.
Dios Cada Dia, Siguiendo
El Leccionario Ferial, Semanas XXII-XXXIV T.O. Evang. De Lucas, Sal
Terrae/Santander 1990.Pág. 19 S.