TE
BUSCO A TI
COMENTARIO
Le dirá a la gente: Me buscan, pero ¿por qué’ ¡Porque les he dado
abundantemente de comer! . Preguntará a sus apóstoles: ¿Quién dicen que soy yo...? Y para ustedes,
¿quién soy? Preguntando hasta el final qué es lo que esperan de él, le dirá a María
Magdalena: ¿A quién buscas?. En este momento, me dice a mi: ¿Qué andas
buscando’ ¿Qué es lo que buscas cuando me buscas a mí?
Quizás sea algo confuso, como le ocurría a
Juan y a Andrés: Dónde estás? ¿Dónde vives?. Lo buscamos en el evangelio, pero
allí no tenemos ni su voz ni sus ojos; será siempre para nosotros un
desconcertante misterio de presencia- ausencia. Sabemos que está allí; actúa en
el mundo y quiere actuar en nuestra vida, pero ¡Cuánta forma de fe se necesita
(la única forma de tomarlo) para entrar en contacto con él y mantener ese
contacto! Muchas veces nos sentimos tentados de pensar sólo en el hombre de
ayer. El habló, y nos gusta verlo como maestro de sabiduría; lo utilizamos para
apoyar nuestras mejores ideas de
justicia.
Abrirnos el evangelio como si fuera una caja
de caudales, para buscar en él frases
de oro. Pero
¿y a él? ¡Él está vivo! Espera nuestros pasos para volver la cabeza y
salirnos al encuentro: ¿Qué quieres? A esto no hay más que una respuesta, la
que cambia toda la vida, la gracia de las gracias cuando brota de todo nuestro
ser: Lo que quiero, eres tú. Te busco a ti.
R.P.
Roland Vicente Castro Juárez
ANTIFONA DE ENTRADA Sal 65, 4.
Que se postre ante ti, oh, Dios, la tierra entera; que toquen en
tu honor; que toquen para tu nombre, oh
Altísimo.
ORACION COLECTA
Dios
todopoderoso y eterno, que gobiernas a un tiempo cielo y tierra, escucha
compasivo la oración de tu pueblo, y concede tu paz a nuestros días. Por
nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura
del primer libro de Samuel 3, 3b-10. 19
En aquellos
días, Samuel estaba acostado en el templo del Señor, donde estaba el arca de
Dios. El Señor llamó a Samuel, y él respondió: -«Aquí estoy.».
Fue
corriendo a donde estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy; vengo porque me has
llamado.». Respondió Elí: «No te he
llamado; vuelve a acostarte.». Samuel volvió a acostarse.
Volvió a
llamar el Señor a Samuel.
Él se
levantó y fue a donde estaba Elí y le dijo: «aquí estoy; vengo porque me has
llamado.».
Respondió
Elí: «No te he llamado, hijo mío; vuelve a acostarte.».
Aún no
conocía Samuel al Señor, pues no le había sido revelada la palabra del Señor.
Por
tercera vez llamó el Señor a Samuel, y él se fue a donde estaba Elí y le dijo:
«Aquí estoy; vengo porque me has llamado.».
Elí
comprendió que era el Señor quien llamaba al muchacho, y dijo a Samuel: «Anda,
acuéstate; y si te llama alguien, responde: "Habla, Señor, que tu siervo
te escucha.”».
Samuel
fue y se acostó en su sitio. El Señor se presentó y le llamó como antes:
«¡Samuel, Samuel!» Él respondió: «Habla, que tu siervo te escucha.» Samuel
crecía, y el Señor estaba con él; ninguna de sus palabras dejó de cumplirse.
SALMO RESPONSORIAL (39)
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Yo esperaba con ansia al Señor; él se inclinó y escuchó mi grito;
me puso en la boca un cántico nuevo, un himno a nuestro Dios. R.
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y, en cambio, me abriste el
oído; no pides sacrificio expiatorio. R.
Entonces yo digo: «Aquí estoy —como está escrito en mi libro- para
hacer tu voluntad.» Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas. R.
He proclamado tu salvación ante la gran asamblea; no he cerrado
los labios; Señor, tú lo sabes. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios
6, 13c-15a. 17-20.
Hermanos: El cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor; y el
Señor, para el cuerpo.
Dios, con su poder, resucitó al Señor y nos resucitará también a nosotros. ¿No
saben que sus cuerpos son miembros de Cristo?.
El que se une al Señor es un espíritu con él.
Huyan de la fornicación. Cualquier pecado que cometa el hombre queda fuera
de su cuerpo. Pero el que fornica peca en su propio cuerpo. ¿O es que no saben
que su cuerpo es templo del Espíritu Santo?. Él habita en ustedes porque lo han
recibido de Dios.
No los poseen en propiedad, porque los han comprado pagando un precio por ustedes.
Por tanto, ¡glorifiquen a Dios con sus cuerpo!.
ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO Jn 1. 41.17b.
Aleluya. Hemos encontrado al
Mesías, que es Cristo; la gracia y la
verdad vinieron por medio de él.
Aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según
san Juan 1, 35-42
En aquel tiempo, estaba Juan con dos de
sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice: «Éste es el Cordero de
Dios.».
Los dos discípulos oyeron sus palabras y
siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta:
«¿Qué buscan?».
Ellos le contestaron: «Rabí (que significa
Maestro), ¿dónde vives?».
Él les dijo: «Vengan y lo verán.».
Entonces fueron, vieron dónde vivía y se
quedaron con él aquel día; serían las cuatro de la tarde.
Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de
los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano
Simón y le dice: «Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo).».
Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó
mirando y le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que
se traduce Pedro).».
PLEGARIA UNIVERSAL
Hermanos, expresemos nuestros anhelos y necesidades al
Padre, que en Jesús nos reconoce como hijos amados. Digámosle con confianza. R.- Escúchanos, Padre,
somos tus hijos.-
1.-
Por el Papa Francisco, elegido por Dios como vicario de Cristo en la
tierra, ppara que animados y sostenido con el poder del Espíritu Santo siga
orientando con sabiduría y firmeza el camino de la Iglesia en estos tiempos de prueba.
Oremos.
R.
2.- Por los obispos, sacerdotes, agentes
de pastoral y consagrados, para que ungidos por el Espíritu del Señor sigan
animando nuestra esperanza y sosteniéndonos en el seguimiento de Jesús. Oremos.
R.
3.- Para que la llamada que el Señor hace
a todos los pueblos a buscar la igualdad, la justicia y la paz encuentre una
respuesta eficaz en quienes gobiernan las naciones. Oremos. R.
4.- Para que cuantos se encuentren
desanimados y agobiados por la enfermedad y la pobreza extrema en este tiempo
difícil, se sientan sostenidos por nuestra oración y cercanía solidaria. Oremos.
R.
5.- Para que los que estamos unidos en la fe
celebrando el día del Señor, salgamos
animados y fortalecidos para irradiar alegría y esperanza a quienes encontremos
en nuestro diario vivir. Oremos. R.
Escucha, Padre las suplicas del pueblo que tu escogiste,
bendícelo con los frutos de tu amor y dale oídos de discípulos para que escuche
tu voz y haga tu voluntad. Por Jesucristo nuestro Señor.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos, Señor, participar dignamente en estos sacramentos,
pues cada vez que se celebra el memorial del sacrificio de Cristo, se realiza
la obra de nuestra redención. Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTIFONA DE COMUNION 1Jn 4, 16.
Nosotros
hemos conocido y hemos creído en el amor que Dios nos tiene.
ORACION
DESPUES DE LA COMUNION
Derrama, Señor, en nosotros tu
Espíritu de caridad, para que hagas vivir concordes en el amor a quienes has
saciado con el mismo pan del cielo. Por Jesucristo nuestro Señor.
PALABRA
DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 18: Hb
5, 1-10; Sal 109; Mc 2, 18-22.
Martes 19: Hb
6, 10-20; Sal 110;
Mc 2, 23-28.
Miércoles 20: Hb
7, 1-3.15-17; Sal 109; Mc 3, 1-6.
Jueves 21:
Santa Inés, Virgen y Mártir. Hb 7, 25—8, 6; Sal 39; Mc 3, 7-12.
Viernes 22: Hb
8, 6-13; Sal 84; Mc 3, 13-19.
Sábado 23: Hb 9,
2-3.11-14; Sal 46, Mc 3, 20-21.
Domingo 24:
Jon 3, 1-5.10; Sal 24; 1Co 7, 29-31; Mc 11, 14-20.
COMENTARIOS AL EVANGELIO
Jn 1, 35-42
Texto.
-El cuarto evangelio desarrolla casi exclusivamente la función de Juan como
introductor de Jesús. En el texto de hoy Juan presenta a Jesús a dos discípulos
suyos y lo hace sirviéndose de una imagen figurada: el cordero de Dios. La
imagen remite al sacrificio de los corderos en el Templo para la cena de
Pascua. En el cuarto evangelio, en efecto, Jesús muere en las horas en que eran
sacrificados los corderos que iban a ser comidos en la cena de pascua.
La escena se hace después
seguimiento tras Jesús por parte de los dos discípulos, en búsqueda del lugar
donde Jesús vive. ¡Y sin embargo no se nos revela el lugar! A cambio, el autor
ofrece una referencia de tiempo: serían las cuatro de la tarde.
De nuevo una referencia a las
horas del sacrificio de los corderos. La escena es encantadora por su capacidad
de sugerencia, quebrando la expectativa y la curiosidad del lector: éste se ve
sorprendido por el desenlace, por cuanto que en él se le ofrece un dato que no
buscaba (el tiempo) y se le oculta el dato que buscaba (el lugar), con lo cual
su curiosidad por conocer ese lugar queda reforzada. ¿No será que el lugar al
que el autor quiere referirse como lugar donde vive Jesús es la cruz?
La escena, en un tercer paso, se
hace comunicación. El autor juega de nuevo con el factor sorpresa: del interés
por el lugar y el dato sobre el tiempo nos pasa ahora a la persona misma de
Jesús: es el Mesías. Por último, y en un cuarto paso, el autor presenta el
papel especial de Simón: el de Pedro.
El autor adelanta al comienzo
situaciones y encuentros posteriores.
El conjunto del texto es, sin
duda, una obra maestra de síntesis y de evocación.
Comentario.
-De la mano del autor de este texto, la andadura que comenzamos en estos
domingos primeros del tiempo ordinario nos lleva a la cruz, ese lugar en alto
en el que tiene que ser levantado el Hijo del hombre, como dirá Jesús a
Nicodemo en Jn. 3, 14. La cruz es el lugar donde Jesús vive, porque es el lugar
donde se pone de manifiesto sin el menor resquicio de sombra el amor.
En efecto, el amor supremo
consiste en dar la vida, como va a decir Jesús a sus discípulos en Jn. 15, 13.
Y si hay algo que Jesús ha hecho, esto ha sido, precisamente, amar. De ahí que
sea el amor el lugar en el que él vive y el lugar en el que únicamente se le
puede encontrar.
Hay un salmo del s. I a. de Cr.,
no recogido en la Biblia, que nos permite ver cuáles eran las esperanzas
mesiánicas en tiempos de Jesús: el Mesías expulsará a los enemigos, congregará
al pueblo y lo santificará. El texto de hoy rompe con esas esperanzas al situar
la manifestación de Jesús como Mesías en un medio en el que nadie pensaba, por
ser un medio demasiado "débil". El amor, en efecto, no tiene ninguna
prepotencia, sobre todo cuando su signo máximo es la cruz. Aquí no valen
hipocresías ni buenas palabras, raquitismos ni componendas. Amar es, a veces,
fracasar según los baremos y criterios al uso. ¡Pero el Mesías es Jesús! El
poder ha quedado desde entonces definitivamente descalificado: Dios sólo
reconoce al que ama.
DABAR 1991 nº 10
2.- Difícilmente podemos hablar
de un relato de vocación ya que falta el elemento fundamental en este tipo de
relatos: la iniciativa del que llama. En el relato de Juan, Jesús no es quien
lleva la iniciativa, salvo en el versículo último; la iniciativa la llevan los
dos discípulos del Bautista. En realidad, el autor presenta en síntesis el
proceso formativo de la comunidad cristiana. Sus comienzos son muy simples: un
escuchar a alguien que habla de Jesús. Después vienen el seguir, el ver, el
indagar, tal vez por simple curiosidad; no importa, el caso es buscar allí
donde creo que está Jesús. Un día, seguro, vendrá el encuentro. No será un
encuentro conceptual (las ideas solas nunca salvan) sino existencial. Será una
experiencia transformadora. Te sacará de ti mismo, de tu egoísmo, de tu falta
de horizontes, y te pondrá en contacto con los demás, a los que comunicarás tu
descubrimiento de Jesús como líder (=mesías) de todos tus anhelos y esperanzas.
Es incluso posible que te cambie
el nombre, que te confíe una función, una misión de consolidación dentro de la
comunidad.
DABAR 1976/12
3. JESUS/CORDERO. FE/SEGUIMIENTO
Este es el Cordero de Dios
(Evangelio). Estas palabras de Juan Bautista (cf. Jn 1,29) las repetimos antes
de la distribución de la comunión y en el canto de la fracción: "Cordero
de Dios que quitas el pecado del mundo...". Resuena el conocido texto de
Isaías sobre el siervo: "Maltratado se humilla, no abre su boca, como
cordero llevado al matadero..." (Is 53).
Recordemos también que los
israelitas degollaron y comieron un cordero la noche de la salida de Egipto, y
que con su sangre pintaron la jamba y el dintel de las puertas de sus casas
para protegerse la noche del exterminio, y que Jesús moría en el Calvario
mientras los sacerdotes, en el Templo de Jerusalén, inmolaban los corderos con
los que las familias judías celebrarían aquella noche la cena de Pascua. Esta
imagen del cordero (hoy descontextualizada) apunta, pues, al ser íntimo de
Jesús y de su misión salvífica.
Los dos discípulos siguieron a
Jesús (evangelio). Toda la vida cristiana es seguir a Jesucristo; no de una
manera material, con nuestros pasos, sino con la vida entera. Creer es seguir a
Jesús, seguir sus huellas, ir detrás de él. El nos admite en su intimidad:
Venid y lo veréis (...) y se quedaron con él aquel día; y ya no se movieron de
su lado; más aún: Andrés condujo hasta él a su hermano (Hemos encontrado al
Mesías!), de la misma manera que, al día siguiente, Felipe llevó también a su
amigo Natanael. Encontrar a Jesús es encontrar la perla y el tesoro (Mt 13,
44-46); pero con una diferencia sustancial: Jesús no es para mí sólo, en
exclusiva, sino que su descubrimiento me empuja connaturalmente a llevar a los
demás hacia la misma perla y el mismo tesoro.
JOSÉ M. TOTOSAUS
MISA DOMINICAL 1991/02
4.- El relato de Juan que leemos
tiene lugar al tercer día de la "primera semana" de la vida pública
de Jesús. Dentro del típico estilo joánico, la narración, sencilla, elemental
(las preguntas, las reacciones, las observaciones, parecen cosas la mar de
lógicas), presenta el recuerdo casi emocionado del primer encuentro con Jesús,
que se convierte al mismo tiempo en la catequesis del proceso de todo discípulo
que quiere acercarse a él. Y más aún, si queremos ir más al fondo en el
simbolismo, presenta, en un solo relato, el paso del Antiguo Testamento (el
Bautista) a la vida de Jesús y también a la alusión (por el cambio de nombre de
Pedro) al futuro nuevo pueblo, la Iglesia.
El proceso del discípulo que se
acerca a Jesús está lleno de significado. Por la palabra del profeta
("cordero de Dios": el Siervo a quien anunció Isaías y al mismo
tiempo el cordero de la nueva Pascua), los dos hombres se ponen en camino de
búsqueda.
Jesús, ante aquella voluntad
abierta "se vuelve" hacia ellos y les hace (les ayuda a) profundizar
aquello que andan buscando. La respuesta de los seguidores es un reconocimiento
de JC ("Rabí") y una pregunta que no es solamente el deseo de
información topográfica: "¿Dónde vives? ¿dónde se te puede hallar? ¿qué
hay que hacer para estar contigo?". Y viene entonces la formulación de lo
que constituye la experiencia del discípulo: no se trata de ningún discurso ni
de un programa inicial: el que quiera ser discípulo de Jesús tiene que ir con
él, y ver, ser discípulo de JC significa hacer la experiencia de estar con él.
Pero el relato del intercambio Jesús-discípulos no termina ahí. Al día
siguiente, quien ha visto donde vive Jesús, lo que hace es encontrarse por la
calle a su hermano y decirle, simplemente: "Hemos encontrado al
Mesías", sin más matices; y "encontrar al Mesías" era encontrar
todo lo que era más esperado por un israelita. El camino del discípulo conduce,
pues, a dar a conocer al hermano lo que él ha hallado.
JOSEP LLIGADAS - MISA DOMINICAL
1979/02
5.- La actitud del Bautista y de
Jesús, la de los discípulos y la de la Iglesia es la de búsqueda y escucha.
Maestro, ¿dónde vives? Dios se hace encontradizo, pero a condición de que
encuentre la capacidad de escucha y de reflexión, de paciencia en la búsqueda y
de valor en el desprendimiento, de desinterés y entrega del don descubierto.
PERE FRANQUESA - MISA DOMINICAL
1985/02
6.- El Cristo presente por la
Encarnación y la Epifanía nos interpela y nos conmina a seguirle de tal modo
que sólo cambiando la dirección de nuestra vida y siguiéndole en concreto
podemos decir que somos cristianos. De ahí que la gran pregunta de los primeros
discípulos y la nuestra sea la misma: "Maestro, ¿dónde habitas?" Es
decir, ¿en qué lugar, en qué acción, en qué hermano, en qué circunstancia o
situación te encontraré para HACER lo que Tú hubieras hecho, lo que quieres que
hagamos nosotros ahora?
CARLOS CASTRO
7.- a) La lección obvia del relato
es muy simple: unos amigos, probablemente Felipe y Andrés (siempre juntos, por
lo demás en el Evangelio: Jn 2, 40-45; 6, 5-9; 12, 20-21; Act 1, 13), que son
también discípulos del Bautista (v. 35), descubren al Mesías y le siguen. Este
es el origen de su vocación apostólica. E inmediatamente previenen a sus
hermanos o a sus conocidos (v. 41 y 45) y suscitan otras dos vocaciones
apostólicas: Pedro y Natanael. Por consiguiente, tras este relato se encierra
toda una teología de la vocación. La red de relaciones humanas puede contribuir
al nacimiento de una vocación: amistad, conciudadanía, coparticipación de un
mismo ideal en torno al Bautista, fraternidad según la carne, son las
circunstancias de la vocación de cuatro discípulos. La vocación no es, pues, un
llamamiento deshumanizado; adquiere consistencia en las relaciones humanas más
naturales y más ordinarias. Y, sin embargo, la vocación es claramente
llamamiento de Dios y de Cristo: la autoridad con la que Cristo cambia el
nombre de Simón (v. 42b), la mirada que Jesús fija en Pedro y que dice muchas
cosas (v. 42a), el conocimiento misterioso que Jesús tiene de Natanael (v. 48)
y, sobre todo, el misterioso atractivo que ejerce el Señor sobre los dos
discípulos de Juan Bautista (v. 38) ponen claramente de manifiesto que, por muy
arraigada que esté en lo humano, la vocación es iniciativa de Dios. Así, la
vocación, que es a la vez llamamiento divino y atractivo humano, prolonga en la
vida de cada "llamado" el misterio del Hombre-Dios.
b) Por encima de esta escena tan
sencilla de la vocación de los primeros apóstoles, Juan invita a su lector a
desarrollos doctrinales importantes y válidos para todos los discípulos de
Cristo. El relato gira en torno a unas palabras-clave: dos actitudes del
discípulo: seguir y buscar (v. 37-38), y una triple recompensa: encontrar, ver
y permanecer (v. 39 y 41). Para Juan, "seguir a Cristo" tiene una
resonancia más escatológica que en los demás evangelistas: supone poner los
medios requeridos para llegar un día allí donde " permanece" Cristo
(cf. Jn 12, 26; 10, 9-10). Ahora bien, Cristo vive en una gloria adquirida por
medio de la Cruz; es, pues, normal que el discípulo se abrace a su vez a esa
cruz para seguir a Cristo (Mt 8, 34; Jn 12, 26).
La "morada" es
igualmente un tema muy similar al de la gloria (Jn 14, 1-3; 14, 10) y la
estancia que los discípulos Andrés y Felipe hacen en la morada misteriosa de
Cristo, al final de sus investigaciones (vv. 35-39), recuerda precisamente esa
casa del Padre en la que, algún día, se reunirán con El en la gloria todos los
discípulos de Cristo. El binomio "buscar-encontrar" es también muy
significativo.
Lo hemos encontrado ya en la
pluma de Lucas a propósito de la escena de Jesús perdido en el Templo sin
saberlo los suyos, como para impulsar a estos a buscarle (Lc 2, 41-51). Pero
leyendo el relato de la vocación de los primeros apóstoles se piensa, sobre
todo, en el tema de la búsqueda de la Sabiduría descrita en Sab 6, 12-16; la
Sabiduría se deja encontrar por quienes la buscan (Sab 6, 12), lo mismo que
Cristo se deja encontrar por Andrés y su amigo (v. 37); la Sabiduría se
encuentra desde por la mañana (Sab 6, 14), a la hora en que Cristo fue
encontrado por Pedro (v. 41); finalmente, la Sabiduría se pone en camino para
salir al encuentro de quienes la buscan (Sab 6, 16), lo mismo que Cristo, que
se encuentra con Felipe y Natanael en su caminar (vv. 43, 47). Por eso el
binomio "buscar-encontrar" adquiere en la pluma de Juan un matiz
claramente sapiencial que, por lo demás no estaba totalmente excluido del
relato de Lc 2, 41-51, si se tiene presente que este relato está rodeado de los
versículos que hablan de la sabiduría de Jesús (Lc 2, 40, 52).
* * *
La vocación particular del
apóstol o la vocación general del discípulo y del cristiano siguen, al fin, el
mismo camino y exigen las mismas disposiciones de alma y la misma actitud de
Dios. El llamamiento de Dios invita a compartir su vida y su gloria, a
permanecer con El; pero el camino que conduce al hombre a esa gloria pasa
necesariamente por la cruz y la muerte de su egoísmo latente.
MAERTENS-FRISQUE - NUEVA GUIA DE
LA ASAMBLEA CRISTIANA I - MAROVA MADRID 1969.Pág. 280
8. J/MIRADA:
Desde su bautismo, Jesús formó
parte de los discípulos del Bautista; va "detrás" de Juan y bautiza
él también. No hay duda de que Jesús adquirió rápidamente ascendiente sobre sus
compañeros, de manera que el movimiento bautista habría tenido entonces dos
cabezas. Juan, "el amigo del Esposo", reconoció al "Cordero de
Dios" y anunció que su misión de precursor había terminado. Y, al igual
que el anciano Simeón, se llenó de gozo.
Los discípulos de Juan, que
ahora se unen a Jesús, son todos galileos. Andrés, Simón y Felipe son de
Betsaida: Natanael es escriba, medita debajo de la higuera, es decir, debajo
del "árbol del conocimiento del bien y del mal", si damos crédito a
la literatura rabínica (TOB). Discípulo de Juan y con compañeros galileos: los
comienzos de Jesús son tremendamente humanos.
También esto pertenece a la
encarnación.
Nos gustaría saber qué dijo
Jesús, a lo largo de aquel día, a los dos discípulos que se sintieron
fascinados por su mirada. Pero siempre es indiscreto registrar los diálogos
amorosos. Y, sin embargo, yo sé bien lo que les dijo... Una palabra, una sola,
la palabra que llevaba él en su corazón de Hijo. Jesús les dijo (o más bien
leyeron ellos en su mirada) que Dios es Amor, que Dios lo es todo y que, cuando
Dios llama, hay que dejarlo todo.
¡Dichoso el cristiano que no se
cansa de mirar a Jesucristo! Quedará fascinado. Y, pase lo que pase, siempre
volverá a su primer amor, pues la mirada de Cristo es la mirada infinitamente
amorosa de Dios al hombre, a todo hombre. ¿Recordáis el último diálogo de Pedro
con Jesús, después de aquella noche imposible en que el discípulo creyó que
podría volver a sus redes? -"Simón, hijo de Juan, ¿me amas?"
-"¡Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te amo!".
Cuando se ha nacido de Dios, no
se puede decir más que eso. El que ha nacido de Dios, ni siquiera puede ya
pecar: ¡está embarcado en el amor!
DIOS CADA DIA - SIGUIENDO EL LECCIONARIO
FERIALADVIENTO-NAVIDAD Y SANTORAL - SAL TERRAE/SANTANDER 1989.Pág. 107 s.
9.- Vieron dónde vivía y se
quedaron con él. La vocación de los primeros discípulos es la resultante del
testimonio dado por Juan en un proceso que culmina en Caná: vieron su gloria y
creyeron en él (Jn 2, 11). La expresión "he aquí el cordero de Dios"
pertenece en su formulación al evangelista como fruto de sus largas
meditaciones teológicas pospascuales, puesto que presupone la muerte y
resurrección de Jesús. Quizás el bautista designó a Jesús como el servidor
fiel, descrito como "cordero llevado al matadero", que sufre por los
pecados de otros. Es opinión bien fundada.
¿Qué buscáis? El tema de la
búsqueda de Jesús es repetido en Juan: la masa que quiere hacerle rey (6, 24),
los judíos que quieren darle muerte (7, 19), los discípulos (18, 14), la
Magdalena (20, 15). La búsqueda va siempre seguida del feliz encuentro que
tiene como consecuencia el "irse tras él". Es toda una teología de la
fe, de la vocación y del discipulado. Hay relaciones interpersonales. Los
discípulos aún no han oído a Jesús, pero se fían de él. Más tarde obedecerán
fiados únicamente en su palabra (Lc 5, 11). Se trata de la adhesión a una
persona. Ha nacido la fe.
GUILLERMO GUTIERREZ - PALABRAS
PARA EL CAMINO - NUEVAS HOMILIAS/B
EDIT. VERBO DIVIN0 ESTELLA
1987.Pág. 98