DOMINGO IV - T.O. CICLO B – 31 ENERO
2021
JESUCRISTO,
HIJO DE DIOS
COMENTARIO
¡Es
curioso!. Asisten a un exorcismo muy especial y sin embargo, según Marcos, lo
que impresiona a la gente no es la acción de Jesús, sino su enseñanza. En este
caso, la curación sólo intenta reforzar
la autoridad con que Jesús habla. ¡Nadie ha visto nunca nada semejante! El
asombro les viene no por este exorcismo que ha tenido éxito – seguramente
habían admirado otros exorcismos-, sino que tiemblan antes un hombre que puede
hablar con una autoridad tan poderosa. Poderosa y hasta extraña, algo
totalmente nuevo. De este modo quedan ligadas fuertemente entre sí tres
palabras: enseñanza, autoridad y novedad: “¿Qué significa? Un nuevo modo de
enseñar, con autoridad”.
No se nos
dice nada de esta enseñanza porque lo importante para Marcos es dirigir nuestra
atención hacia aquel que enseña: “Pero ¿quién es este hombre?”. Estamos al
comienzo del evangelio de Marcos y ya se le ha dado un color. Cada evangelista
tiene su color: Mateo nos ofrece la enseñanza de Jesús; Lucas nos pone en
contacto con el cariño de Dios, pero también con su violencia contra el dinero;
Juan señala lo que quiere decir creer para vivir. Marcos por su parte, nos
invita a trabajar conocimiento con Jesús sin decirnos demasiado pronto: “Es el
Hijo de Dios”. Nos pide que tengamos un poco de paciencia en nuestra
aproximación a Jesús si queremos vivir
ese momento de luz en que nos veremos transformados, quemados, enloquecidos y
dichosos porque al fin las palabras gritará su sentido: Jesús es realmente el
Hijo de Dios.
Marcos es
un sensibilizador. Lento, prudente. Elimina las pistas falsas, hace callar a
los que podrían engañarnos. Sé quién eres, dice el demonio de Cafarnaúm ¡El
Santo de Dios!. ¡Cállate!, le dice Jesús. Cállate, porque sabes mal lo que yo
soy y es demasiado pronto para decirlo. La educación familiar tiene éxito, los
catecismos son buenos, las lecturas del evangelio son fecundas cuando todo esto
sensibiliza poco a poco para este descubrimiento un hombre, Jesús es Dios. ¿Por
qué esta insistencia en este necesario cuerpo a cuerpo con estas seis palabras
que lo dicen todo: “Jesús es el Hijo de Dios”? Las palabras que vamos a
escuchar, los gestos que vamos a contemplar son una enseñanza absolutamente
única sobre Dios y sobre nosotros porque Jesús es el Hijo de Dios. Se ve mejor
entonces, en este pasaje, la fuerza de la palabra “nuevo”. Quiere decir algo
más que unas cosas nuevas, no escuchadas hasta entonces, y que podrían
completar las enseñanzas antiguas. En este sentido, Jesús no dijo muchas cosas
nuevas. Su mandamiento: “Ámense los unos a los otros”, todo el mundo lo ha
dicho antes y después de él, si no hubiera añadido: “Como yo os he amado”. La
novedad aparece cuando se palpa que, puesto que Jesús es Dios esto significa:
Ama como Dios ama”. ¡Esto sí que es radicalmente nuevo!.
Lo que
enseña Jesús lleva entonces la marca de una novedad absoluta que no añade nada,
precisamente porque es “otra cosa” otro
mundo de pensamiento y de conducta. Jesús hace nacer así un mundo nuevo, porque
cuando él habla es Dios el que habla y el que libera en nosotros un ser nuevo.
“¡Sal de ese hombre”!. Ordena Jesús con una autoridad asombrosa. ¡Que salgan de
nosotros esas maneras de pensar que nos paralizan!. Por fin, hay alguien que
libra nuestro corazón y nuestra vida.
R.P.
Roland Vicente Castro Juárez
ANTIFONA DE ENTRADA Sal 105, 47.
Sálvanos, Señor, Dios nuestro, reúnenos de entre los
gentiles: daremos gracias a tu santo nombre, y alabarte será nuestra gloria.
ORACION COLECTA
Señor, Dios
nuestro, concédenos adorarte con toda el alma y amar a todos los hombres con
afecto espiritual. Por nuestro Señor
Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura
del libro del Deuteronomio 18, 15-20
Moisés habló al pueblo, diciendo:
«Un profeta, de entre los tuyos, de entre tus hermanos, como yo, te suscitará
el Señor, tu Dios. A él lo escucharán. Es lo que pediste al Señor, tu Dios, en
el Horeb el día de la asamblea: "No quiero volver a escuchar la voz del
Señor, mi Dios, ni quiero ver más ese terrible incendio; no quiero
morir.".
El Señor me respondió:
"Tienen razón; suscitaré un profeta de entre sus hermanos, como tú. Pondré
mis palabras en su boca, y les dirá lo que yo le mande. A quien no escuche las
palabras que pronuncie en mi nombre, yo le pediré cuentas. Y el profeta que
tenga la arrogancia de decir en mi nombre lo que yo no le haya mandado, o hable
en nombre de dioses extranjeros, ese profeta morirá.”».
SALMO
RESPONSORIAL (94)
Escuchemos
la voz del Señor.
Vengan,
aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su
presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos. R.
Entren,
postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es
nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. R.
Ojalá escuchen
hoy su voz: «No endurezcan el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el
desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me tentaron, aunque
habían visto mis obras.» R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol
san Pablo a los Corintios 7, 32-35
Hermanos: Quiero que no
ahorren preocupaciones: el soltero se preocupa de los asuntos del Señor,
buscando contentar al Señor; en cambio, el casado se preocupa de los asuntos
del mundo, buscando contentar a su mujer, y anda dividido.
Lo mismo, la mujer sin
marido y la soltera se preocupan de los asuntos del Señor, consagrándose a
ellos en cuerpo y alma; en cambio, la casada se preocupa de los asuntos del
mundo, buscando contentar a su marido.
Les digo todo esto para su
bien, no para ponerse una trampa, sino para inducirlos a una cosa noble y al
trato con el Señor sin preocupaciones.
ACLAMACION
ANTES DEL EVANGELIO Mt 4, 16.
Aleluya. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban
en la tierra y sombras de muerte, una luz les brillo. Aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio
según san Marcos 1, 21-28
En
aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaún, y cuando el sábado
siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su doctrina,
porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad.
Estaba
precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso
a gritar: «¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno?, ¿Has venido a acabar con
nosotros?. Sé quién eres: el Santo de Dios.».
Jesús
lo increpó: «Cállate y sal de él.».
El
espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se
preguntaron estupefactos: «¿Qué es esto?. Este enseñar con autoridad es nuevo.
Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen.».
Su
fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de
Galilea.
PLEGARIA UNIVERSAL
Hermanos, dirijamos al Padre nuestra oración dejando en su corazón
todas las angustias que albergamos en nuestro interior con confianza filial.-
R.- Padre bueno, confiamos en ti.
1.-
Por el Papa y los pastores de la Iglesia; para que con el poder del Espíritu
Santo sigan indicando a todos los fieles la voluntad de Dios en este tiempo de
prueba y confusión. Roguemos al Señor. R.
2.- Por la comunidad cristiana: para que unidos
en oración pidamos y sepamos acoger a los profetas que necesitamos hoy para
afrontar los desafíos que tenemos y asumir el nuevo estilo de vida que nos urge. Roguemos al Señor. R.
3.-
Por los grupos de poder en la sociedad:
para que sepan anteponer a sus propios intereses la emergencia que vivimos en el campo de la
salud y favorezcan una vida digna para todos. Roguemos al Señor. R.
4.-
Por todos los que conformamos la patria: para que, sintiéndonos solidarios en
el bien común, cada uno ponga a servicio de los otros los talentos que Dios le
ha dado para el bien de todos. Roguemos al Señor. R.
5.-
Por nuestros jóvenes: para que sientan el entusiasmo y la osadía de arriesgar
su vida por el bien de todos y contando
con el apoyo de padres, educadores y autoridad civil, puedan construir
relaciones basadas no en el yo, sino en el nosotros. Roguemos al Señor. R.
6.-
Por los que celebramos la fe en el día del Señor: para que estemos abiertos a
vivir en primera persona lo que hemos pedido en la oración. Roguemos
al Señor. R.
Oh Dios, tu Palabra siempre es eficaz y salvadora, escucha
nuestros ruegos y haz que ella se grabe en nuestros corazones y transforme nuestras vidas a semejanza de tu Hijo. Por
Jesucristo nuestro Señor.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Presentamos, Señor, estas ofrendas en tu altar como signo de
nuestro reconocimiento, concédenos, al aceptar con bondad, transfórmalas en
sacramento de nuestra redención. Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTIFONA DE COMUNION Sal 30,
17-18.
Haz brillar tu rostro sobre tu
siervo, sálvame por tu misericordia, Señor, no quede yo defraudado tras haber
acudido a ti.
DESPUES
DE LA COMUNION
Alimentados por estos dones de
nuestra redención, te suplicamos, Señor, que, con este auxilio de salvación
eterna, crezca continuamente la fe verdadera. Por Jesucristo nuestro Señor.
PALABRA DE
DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 01:
Hb 11, 32-40; Sal 30; Mc 5, 1-20.
Martes
02: La Presentación del Señor. Mal 3,
1-4; Sal 23; Hb 2, 14-18; Lc 2, 22-40.
Miércoles 03: Hb
12, 4-7.11-15; Sal 102; Mc 6, 1-6.
Jueves 04: Hb 12,
18-19.21-24; Sal 47; Mc 6, 7-13.
Viernes 05: Santa
Águeda, Virgen y Mártir. Hb 13,
1-8; Sal 26; Mc 6, 14-29.
Sábado 06: San
Pablo Miki y compañeros, mártires. Hb 13, 15-17.20-21; Sal 22, Mc 6,
30-34.
Domingo 07: Jb 7, 1-4.6-7; Sal 146; 1Co 9, 16-19.22-23; Mc 1,
29-39.
COMENTARIOS
AL EVANGELIO
Mc 1, 21-28
Par.: Lc 4, 31-37
1. J/AUTORIDAD. EN ÉL Y EN SU MENSAJE LA LEY Y LOS PROFETAS
ADQUIEREN PLENITUD DE SENTIDO.
Una vez
escuchada la lectura de la Escritura, todos tenían derecho a tomar la palabra,
no sólo los escribas. Jesús no es un escriba, un clérigo, un hombre de estudios
(cf. Jn 7, 15; Mc 6, 2). Los escribas, más juristas que teólogos, interpretaban
los mandamientos y exponían las verdades de la Escritura, pero no arriesgaban
sentencia u opinión personal si no estaba avalada por los textos sagrados y las
enseñanzas de los maestros más acreditados. En cambio, Jesús habla como quien
tiene autoridad, porque es consciente de que en él y en su mensaje la Ley y los
Profetas adquieren plenitud de sentido. Él es el Hijo a quien el Padre le ha
entregado todas las cosas (Mt 11, 27). Por eso su palabra es poderosa para
ordenar a los demonios y someterlos a su voluntad (v. 27), para perdonar los
pecados que sólo Dios puede perdonar (2, 10), para curar enfermos y resucitar a
los muertos. Por eso habla con autoridad y dispone de la Ley: "Habéis oído
que se dijo... pero yo os digo" (Mt 5, 21ss; cf. Mt 7, 29).
Jesús no
rechaza el título de "Santo de Dios"; pero impone silencio al
espíritu inmundo porque no ha llegado el momento de manifestarse públicamente
como Mesías y, sobre todo, porque no admite sobre él ninguna influencia. El
nombre de Jesús, lo que él es, sólo deben pronunciarlo aquellos que reconocen
su autoridad y la confiesan en la obediencia de la fe. Según la concepción
religiosa popular, el conocimiento del nombre y su pronunciación ejercía un
dominio mágico sobre la persona que lo llevaba. Esta concepción subyace en
nuestro texto, en el que la autoridad de Jesús se opone abiertamente al poder
de los demonios y los vence.
EUCARISTÍA
1982/07
2. - La
gente distinguía perfectamente a Jesús de los escribas. Estos no hacían más que
interpretar la doctrina de los profetas anteriores. Jesús, por el contrario, se
presenta como auténtico profeta, investido de un poder que le viene de Dios.
J/SATANAS: Aquí también es donde nos
encontramos por primera vez frente al caso de un "endemoniado". ¿Qué
postura adopta Jesús a la creencia popular en los demonios? Las enfermedades
mentales, sobre todo la epilepsia, suscitan en el primitivo un horror más
fuerte que cualquier otra enfermedad: el comportamiento del enfermo mental y
del epiléptico da a entender que en él ha entrado otra persona, o sea que está
"poseído". El autor de esta "posesión" es considerado como
un espíritu del mal.
Y así el horror
aumenta, creando un comportamiento de defensa y de hostilidad que lleva a ver
en el enfermo un ser execrable que hay que "alejar" con golpes y
torturas de toda clase.
¿Es necesario
admitir la existencia real de estos malignos espíritus? Está claro que el
núcleo fundamental del relato evangélico no es la existencia o la inexistencia
de los espíritus malignos, sino el comportamiento de Jesús frente a ese hecho,
tal como era visto e interpretado por sus contemporáneos.
El Dios único
de las religiones monoteístas, en su absolutez y trascendencia, no aparece de ninguna
manera vinculado a los reales o posibles seres suprahumanos sometidos a su
suprema autoridad. Estos seres podrían no existir sin que por ello la
existencia de Dios único se ponga en cuestión. La relatividad de estos seres y
también su "contingencia" (podrán no existir) es subrayada en el
comportamiento de Jesús frente a los posesos: En los evangelios sinópticos y en
los Hechos de los Apóstoles los demonios son arrojados con el poder de Dios y
no con métodos mágicos, o sea con un exocismo dirigido a un espíritu o con el
recurso a medios materiales.
J/ENFERMEDAD: J/LIBERADOR:
Jesús posee el poder del reino de Dios: éste lleva consigo no solo el anuncio
de una liberación futura, sino que impulsa al evangelizador a realizar, desde
el principio, obras liberadoras a favor del hombre. El venía a liberar al
hombre del pecado; pero también el mal físico, la enfermedad, pertenece a la
esfera del pecado, o sea de las cosas no queridas por Dios. Dios quiere el
bienestar total del hombre. ¿Cómo podría, pues, un evangelizador contentarse
con el solo anuncio del reino de Dios, sin "realizar" obras de
liberación del hombre? En todo caso, el contenido "religioso" de todo
esto no es la existencia de los demonios, sino la necesidad de luchar, en nombre
del Evangelio, contra todo aquello que oprime, que "posee" al hombre.
Jesús, aun a pesar de su condición divina, no dejaba de ser un hombre normal;
y, como tal, no estaba en posesión de toda la ciencia humana. Y así no habría
que exigirle que superara la "interpretación cultural" que su
generación daba al hecho de que el hombre está "poseído" por algo que
le oprime. Lo que realmente formaba parte intrínseca del mensaje evangélico era
la urgencia de luchar contra todo tipo de "posesión" del hombre, fuere
cual fuere la interpretación cultural que de este hecho vaya dando cada
generación.
COMENTARIOS A
LA BIBLIA LITURGICA NT - EDIC MAROVA/MADRID 1976.Pág. 1117
3.- "¿Qué
quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros?"
(evangelio). Jesús ha venido a liberar al hombre de toda esclavitud, a
retornarlo a sí mismo. Porque es "el Santo de Dios" no se desentiende
de la humanidad cautiva. No sólo predica la Buena Nueva de Dios, sino que es la
Buena Nueva en acción: ha venido a destruir "toda soberanía, autoridad o
poder" (cf /1Co/15/25). Enfermedades físicas, psíquicas, poderes
militares, civiles y religiosos que agobian y dominan a los hombres; en lugar
de servirlos van contra el designio de Dios y acaban vencidos. Hasta el último
enemigo -la Muerte- será destruido. (El domingo próximo volveremos sobre ello).
"¿Qué es
eso?" (evangelio). La actuación de Jesús no deja indiferente y la gente se
interroga sobre su autoridad (exousia), la novedad de su doctrina y el dominio
sobre los espíritus inmundos y opresores. Interroguémonos también nosotros:
a) el mensaje
que anunciamos (la doctrina): ¿aparecemos como los anunciadores de la Buena
Nueva de Dios, testimonios de su benignidad y humanidad, que siempre espera y
abre rendijas de esperanza, incluso más allá de toda esperanza, o bien como los
representantes de una doctrina humana, como los guardianes de una moral
tradicional, que desconfía de la libertad de los hombres, de su crecimiento y
su expansión, que les constriñe y avasalla?;
b) la autoridad
con que lo hacemos: nuestras palabras, ¿se imponen por sí mismas, con la fuerza
y la humanidad de Dios?; como él, ¿hablan al corazón del hombre y hacen que
resplandezca su verdad incluso cuando son duras y exigentes?;
c) el sentido
de toda nuestra acción y toda nuestra vida, ¿empujamos hacia arriba, hacia el
crecimiento de la libertad y la plenitud del hombre, o damos la impresión de
poseer una autoridad superior, dominadora, que se impone, que quiere tener a
los hombres y a los pueblos bajo tutela, y aspira a hacerse un nombre?
J. TOTOSAUS -
MISA DOMINICAL 1991/03
4. /Mc/01/21-22.
-Una enseñanza
nueva y llena de autoridad
Hemos leído los
primeros hechos de Jesús. Se trata seguramente de un material tradicional, de
recuerdos que circulaban por la comunidad. Pero Marcos no se limita a recoger y
a unificar los actos dispersos; nos ofrece algunas claves para interpretar su
profundo sentido y responder al interrogante central. Por eso conviene que
repasemos el texto en busca de esas claves. El primer elemento que hay que
conservar es la reacción de la gente, de esa gente que ante lo que está viendo
se plantea la cuestión: ¿qué significa todo esto? La gente se da cuenta de que
Jesús enseña con autoridad (no como los escribas) y de que su enseñanza es
nueva.
NOVEDAD/NUEVO: "Nuevo" no significa
aquí simplemente algo que nunca se había dicho ni se había oído en otra parte.
No se trata simplemente de una novedad cronológica. ¡Resultan tan monótonas
ciertas novedades cronológicas! Se trata de la novedad escatológica, de la
novedad de Dios, de una novedad cualitativa: algo que te regenera, que te
renueva y rejuvenece. Quizás lo hayas oído ya alguna vez, pero ahora te hace
descubrir que eres viejo y te da nuevas energías y te purifica. Novedad indica
ciertamente "ruptura", discontinuidad con lo que precede, con lo que
dicen los demás, con lo que eres. Pero ruptura no significa algo extraño. La
llamada de Dios es nueva, sorprendente, inesperada; pero después de haberla
oído, la encuentras dentro de ti; era lo que estabas esperando, quizás sin saberlo
siquiera...
Porque hay
también una novedad que es extraña y ajena; pero entonces ¿para qué sirve?
Marcos recogerá más tarde este tema de la novedad; tenemos que fijarnos en él y
no perderlo de vista. En el fondo se trata del mismo motivo cristológico
fundamental: Jesús está en continuidad-discontinuidad con la historia de los
hombres.
La enseñanza de
los escribas (los teólogos, los biblistas y los juristas de la época) sacaban
su propia autoridad de las Escrituras y de la tradición de los antiguos, o bien
se hacía aceptar remitiendo a la autoridad de algún maestro célebre; su
autoridad no residía en la enseñanza misma.
Pero no era así
la palabra de Jesús: era un anuncio que llevaba consigo su propia fuerza, clara
y transparente; un anuncio que te pone frente a tus contradicciones, con una
evidencia que te penetra y te desconcierta. No remite a otra cosa.
Frente a ella
no hay que pensar en pruebas o falta de pruebas. Si te pones a buscar pruebas,
es que no te rindes ante la luz. Si se te ofrece alguna prueba, ¿de qué
serviría? La pondrías en discusión.
Más aún, la
enseñanza de Jesús es autoritaria, porque no es solamente palabra, sino gesto.
Es una palabra poderosa que libera y que cura.
BRUNO MAGGIONI
- EL RELATO DE MARCOS - EDIC. PAULINAS/MADRID 1981.Pág. 43 ss.
5. /Mc/01/23-28.
El evangelio de
Marcos no está agrupado por temas como el de Mateo; va poniendo los episodios
uno tras otro, sin ningún orden al parecer.
Pero el
desorden en realidad es sólo aparente; un análisis atento hace descubrir en muchas
páginas una lógica muy hábil. Por ahora nos contentaremos sólo con una
observación: esta primera serie de episodios (que llega hasta 3, 6) tiene como
motivo de organización una indicación geográfica: Cafarnaúm y su lago.
De esta forma,
la primera parte (1, 21-34) constituye una "jornada" de Jesús, una
verdadera y auténtica unidad de tiempo y de lugar. Y se trata de un día de
sábado, como se dice al principio y como se deja comprender al final (la gente
espera que se ponga el sol, o sea, el final del descanso sabático, para llevar
los enfermos a Jesús).
Tendremos por
tanto que leer esta página de Marcos de un modo al mismo tiempo analítico y
sintético. El análisis es indispensable y cada una de las unidades necesita su
propio estudio, pero este análisis no tiene que hacernos olvidar la perspectiva
de fondo, el interrogante central.
Hemos de
advertir además que la verdadera y única finalidad de Marcos es la de iluminar
la figura de Cristo. Nos presenta en esta página la misión de Jesús en su doble
aspecto de palabra y de acción, enseñanzas y obras de salvación. No le interesa
a Marcos todavía decirnos qué era lo que enseñaba Jesús; le interesa decirnos
que Jesús enseñaba y actuaba. Presentándose de esta manera, Jesús se convierte
en un problema para los presentes: ¿quién es éste? He aquí el interrogante
central. Pero dejemos por ahora en suspenso este interrogante; conviene que
antes leamos cada una de las perícopas. -En la sinagoga de Cafarnaúm
Sabemos que en
la Palestina de aquella época había sinagogas o "Casas de oración" no
sólo en los grandes centros, sino incluso en los pueblos y en las aldeas. Los
israelitas acudían allí para la oración y para la lectura y la explicación de
la ley. No sólo los escribas y los ancianos, sino cualquiera de los participantes
podían ser invitados por el presidente a dirigir la palabra a los demás. Por
otra parte, cualquier israelita podía pedir la palabra para intervenir. Es
precisamente en una sinagoga, en la de Cafarnaúm, donde Jesús toma la palabra
para enseñar. Y es también en la sinagoga donde Jesús libera a un hombre
poseído del espíritu inmundo (1, 21-28). No es fácil para nosotros reconstruir
la realidad de lo que sucedió.
En tiempos de
Jesús estaba extendida la opinión de que los demonios estaban en el origen de
cualquier enfermedad, especialmente de las diversas enfermedades mentales,
cuyas manifestaciones hacían pensar que el enfermo no era ya dueño de sí mismo.
No es extraño entonces que los evangelios hablen según la mentalidad de su
tiempo y que el mismo Jesús, en su parte, se haya querido acomodar a ella. No
debemos pretender de estas narraciones un diagnóstico médico ni una declaración
especulativa sobre la naturaleza de los demonios. Reflejan más bien la lectura
"teológica" que un hombre de la época -ante ciertos casos
especialmente preocupantes- hacía de los hechos, llegando a la raíz de la
situación, allí donde se descubre la huella del enemigo de Dios y del
destructor del hombre. Es una lectura teológica que nace de un convencimiento
que el evangelio parece imponer: el mal no viene solamente del hombre; detrás
de sus diversas manifestaciones está el enemigo por excelencia, el destructor
de la creación. El hombre bíblico es de la opinión que las cuentas sobre el
mundo y sobre la historia no salen bien si sumamos solamente las fuerzas de la
naturaleza, las del hombre y las de Dios; está además la fuerza del maligno.
A la luz de
estas observaciones preliminares tenemos que leer nuestro episodio y otros
similares. La narración no quiere presentar un caso curioso y aislado, sino más
bien -a través de un caso especialmente claro- nuestra situación común de
hombres caídos, sometidos a las fuerzas del mal e incapaces de entrar en
comunión con Dios.
Todo lo dicho
resulta todavía demasiado general. Examinemos más de cerca la narración de
Marcos, señalando algunos detalles que parecen más significativos. Primer
detalle: se trata de un hombre que perturba el servicio litúrgico; Jesús le
manda callar secamente: "¡Cállate y sal de este hombre!"; el espíritu
se ve obligado a obedecer y el hombre, libre del espíritu agitador, vuelve a su
sano juicio. Los exorcismos estaban de moda y la literatura rabínica habla de
ellos con frecuencia. Pero eran exorcismos largos, extraños y complicados,
llenos de fórmulas y de gestos mágicos. Jesús, sin embargo, no recurre a
palabras mágicas ni a ritos misteriosos, sino que se impone al espíritu impuro
simplemente con una orden. De eso es de lo que se admira la gente.
Segundo
detalle: hay una clara diferencia entre el modo como Jesús considera la
enfermedad y cura a un enfermo y el modo como se porta Jesús con un hombre
poseído por el demonio. En nuestro relato (como en todos los exorcismos del
evangelio de Marcos) se respira la atmósfera de una lucha; el mismo Jesús, más
adelante (3, 27), usará la imagen del hombre fuerte atado y saqueado. El
endemoniado se dirige a Jesús en una actitud defensiva (se da cuenta de que ha
llegado el que lo va a derrotar) e intenta, si es posible, pasar al ataque;
pero luego tiene que ceder al más fuerte, aunque sea con la última
manifestación de rabia y de despecho ("hizo revolcarse al hombre en el
suelo, lanzando un grito tremendo, y luego salió"). Nuestro episodio (y
otros parecidos que vendrán luego) son la continuación de la lucha entre el
"fuerte" y el "más fuerte" que había comenzado ya en la
tentación.
Y el último
detalle: el diálogo entre Satanás y Jesús es probablemente un recurso de
Marcos. El evangelista se aprovecha del espíritu maligno para revelarnos quién
es Jesús. "Los demonios contemplan lo invisible y revelan a los lectores
de Marcos la trascendencia de la personalidad de Jesús. A través del Jesús
terreno ellos ven la gloria del Resucitado. ¡Se convierten así en los teólogos
de Marcos!" (Cf. LEÓN ·DUFOUR-LEON, ESTUDIOS DE EVANGELIO, Edic. CRISTIANDAD,
Madrid 1982).
BRUNO MAGGIONI
- EL RELATO DE MARCOS - EDIC. PAULINAS/MADRID 1981.Pág. 39 ss.