EL BUEN PASTOR
COMENTARIO
El pequeño rebaño de
Jesús ha crecido y no dejará de crecer; podemos ya contemplar la formación de
un pueblo inmenso. Profetizando sin saberlo, el sumo sacerdote Caifás dirá:
“¡Que muera un solo hombre por todo el pueblo!”.
Y Juan añadirá: “Sí,
para reunir a todos los a todos los
hijos de Dios que andaban dispersos”. A
lo largo de los signos, converge hacia Jesús un pueblo que desafía la imaginación
cuando se pone uno a pensar en la fantástica agrupación final.
Hay en esto algo que
nos preocupa; nuestro lugar en medio de ese inmenso gentío. Sobre todo si
estamos acostumbrados a pensar en Cristo en términos de intimismo, hemos de
hacer un esfuerzo para ponernos en sintonía con el proyecto de Dios: “Les quiero formando un pueblo, les amo
siendo un solo pueblo”. Participamos de una aventura prodigiosa: toda la
historia de los hombres y su agrupación en torno a Jesús.
Pero ¿qué hacer
entonces de esa imagen tan hermosa de Jesús cargando sobre sus hombros una
oveja perdida, una oveja amada?. Esa imagen sigue siendo verdadera. Jesús
posee un doble poder que nunca podrá tener ningún otro unificador: caudillo del
gentío más inmenso, puede sin saberlo mantener con dada uno de nosotros la relación
más personal y más íntima.
Para confirmarlo, nos
dice aquellas palabras cariñosas: “Conozco a mis ovejas y mis ovejas me conocen
a mí”.
Y lo que sigue es tan fuerte que uno se
pregunta si lo ha oído bien: yo me veo distinguido y amado por Jesús, él quiere
entablar conmigo unas relaciones comparables (el cómo de Juan) al amor mismo
que lo une con el Padre. ¿Por qué no
sabemos decir al mundo entero que no hay en la tierra ningún hijo perdido,
ninguna soledad?. Se está reuniendo un
pueblo para que agrupe a todos los que se excluya a nadie.
Todos los hombres son
llamados: “Tengo otras ovejas”, dice Jesús.
No cerremos el redil, no digamos nunca: “Esos están lejos de
Cristo”. En la eternidad sabremos quién
estaba más cerca de Jesús en lo más denso del gentío.
R.P. Roland Vicente Castro Juarez
ANTIFONA DE
ENTRADA Sal 32, 5-6.
La misericordia del
Señor llena la tierra, la palabra del Señor hizo el cielo. Aleluya.
ORACION
COLECTA
Dios
todopoderoso y eterno, conducenos a la asamblea gozosa del cielo, para que la
debilidad del rebaño llegue hasta donde le ha procedido la fortaleza del
Pastor. El, que vive y reina contigo.
PRIMERA LECTURA
Lectura
del libro de los Hechos de los apóstoles 4, 8-12
En aquellos días, Pedro, lleno de Espíritu
Santo, dijo: «Jefes del pueblo y ancianos: Porque le hemos hecho un favor a un
enfermo, nos interrogan hoy para averiguar qué poder ha curado a ese hombre;
pues, quede bien claro a todos ustedes y a todo Israel que ha sido el nombre de
Jesucristo Nazareno, a quien ustedes crucificaron y a quien Dios resucitó de
entre los muertos; por su nombre, se presenta éste sano ante ustedes.
Jesús es la piedra que desechaste ustedes,
los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular; ningún otro puede
salvar; bajo el cielo, no se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos.».
SALMO RESPONSORIAL (117)
La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
Den gracias al Señor
porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Mejor es refugiarse en el
Señor que fiarse de los hombres, mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de
los jefes. R.
Te doy gracias porque
me escuchaste y fuiste mi salvación. La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro
patente. R.
Bendito el que viene
en nombre del Señor, los bendecimos desde la casa del Señor. Tu eres mi Dios,
te doy gracias; Dios mío, yo te ensalzo. Den gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta
del apóstol san Juan 3, 1-2
Queridos hermanos: Miren qué amor nos ha tenido el Padre para
llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!. El mundo no nos conoce porque no le
conoció a él.
Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que
seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque
lo veremos tal cual es.
07.- ACLAMACION ANTES
DEL EVANGELIO Jn 10,
14
Aleluya. Yo soy el
buen pastor –dice el Señor- conozco mis ovejas, y las mías me conocen. Aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Juan 10, 11-18
En aquel tiempo, dijo
Jesús: «Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el
asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona
las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un
asalariado no le importan las ovejas.
Yo soy el buen
Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me
conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.
Tengo, además, otras
ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y
escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor.
Por esto me ama el
Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita,
sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder
para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre.».
PLEGARIA UNIVERSAL
Pidamos a Dios que el poder de Jesús
resucitado se manifieste en su Iglesia, y resplandezca en nuestra manera de
vivir la fe, para ello expresémosle confiadamente nuestra suplicas. R.
Señor, danos pastores según tu corazón.
1.- Por la Iglesia:
para que en este tiempo de prueba y sufrimiento manifieste ante el mundo su inquebrantable
confianza en el poder salvador de Jesús, el Señor. Oremos. R.
2.- Por todos los
sacerdotes y animadores de nuestra fe: para que guiados por el Espíritu Santo
alimenten hacia todos los mismos sentimientos de bondad, comprensión y ternura
de Jesús, buen Pastor. Oremos. R.
3.- Por nuestra
sociedad, que vive momentos de tanta perplejidad y confusión: para que muchos
levanten hacia Dios su mirada y confíen en su guía amorosa y providente. Oremos. R.
4.- Por todos los que sufren con más
intensidad los efectos dolorosos de la pandemia: para que no desfallezca en su
fe y sientan la fuerza de la comunidad eclesial que alienta y sostiene nuestra
esperanza. Oremos. R.
5.- Por los padres de
familia y los educadores: para que encuentren la forma adecuada de orientar en
la disciplina y la cordura a los adolescentes y jóvenes que fácilmente exponen
su vida y la de tantos otros al contagio y a la muerte. Oremos. R.
6.- Por nosotros, que
nos sentimos guiados por Jesús, en Buen Pastor: para que, dóciles a las
inspiraciones de su Espíritu, seamos canales de su amor y signos de esperanza
en medio de la incertidumbre en que vivimos. Oremos. R.
Tú que eres el buen Pastor, guía
de tu Iglesia y diste tu vida para que nosotros la tuviéramos en abundancia,
escucha nuestras oraciones y no permitas que nos apartemos de tu redil. Tú, que
vives y reinas por los siglos de los siglos. Amen.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos, Señor, alegrarnos
siempre por estos misterios pascuales y que la actualización continua de tu
obra redentora sea para nosotros fuente
de gozo incesante. Pro Jesucristo nuestro Señor.
ANTIFONA DE COMUNION
Ha resucitado el buen Pastor, que dio la vida por sus
ovejas y se dignó morir por su rebaño. Aleluya.
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Pastor bueno, vela compasivo sobre tu rebaño
y conduce a los pastos eternos a las ovejas que has redimido con la sangre
preciosa de tu Hijo. El, que vive y reina por los siglos de los siglos.
PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 26: Hch
11, 1-18; Sal 41; Jn 10, 1-10.
Martes 27: Is 6, 1-8; (o bien: 1Co 4, 1-5); Sal 116; Mt 28,
16-20.
Miércoles 28. Hch
12, 24—13, 5; Sal 66; Jn 12, 44-50.
Jueves 29: Hch
13, 13-25; Sal 88; Jn 13, 16-20.
Viernes 30: Hch
13, 26-33; Sal 2; Jn 14, 1-6.
Sábado 01: Hch
13, 44-52; Sal 97; Jn 14, 7-14.
Domingo 02: Hch
9, 26-31; Sal 21; 1Jn 3, 18-24; Jn 15, 1-8.
COMENTARIOS AL EVANGELIO
Jn 10, 11-18
1.- El capítulo 10 de Jn
contiene la alegoría del pastor modelo, constituyendo una verdadera síntesis
del misterio de la salvación. En el v. 11 tenemos una definición descriptiva de
Jesús como pastor. Este tema abre una serie de relaciones entre Jesús y los
suyos haciendo ver que el conocimiento mutuo no es un conocimiento de tipo
psicológico, ni un conocimiento entre maestro y discípulo, sino que es un
conocimiento de amor, basado en las relaciones del Padre con Jesús. Por eso
mismo, toda relación entre los que creen debe tener como base un amor real.
Traduzcamos hoy
amor por respeto, comprensión, justicia, igualdad, cariño. En el grupo de los
que creen la "autoridad" es Jesús, autoridad de uno que no tiene
mayor interés que el de servir como sea.
Jesús hace un acto de
radical generosidad con el hombre al que considera hermano de verdad: el dueño
de la vida ("entregar-recuperar", fórmula de totalidad, v. 18) da su
vida en favor de los que quiere. No hay aquí ningún rasgo de altiva
beneficencia, sino la sencillez del que ofrece lo que más quiere por el amor
que tiene a otro. De tal modo es radical la entrega que esta muerte adquiere
una dimensión salvadora, un valor absoluto.
Subyace aquí un tema
profético: la universal y unidad del rebaño. Ya la antigua profecía (Is 60-61)
había intuido que el mensaje de la Palabra, el don de Dios, no podía quedar
reducido a las estrecheces históricas de un pueblo. Jesús, por medio del
pensamiento del autor, muestra con claridad que su don al hombre ha llevado
dicha universalidad a las últimas consecuencias.
Comienza a nacer la nueva
comunidad mesiánica. El grupo de los que creen es lo menos parecido a un coto
cerrado. Igual para todos y todos iguales. Un ideal que hay que construir.
EUCARISTÍA 1991/20
2.- La figura del pastor
fue todo un símbolo en Israel y en el contexto histórico-cultural en el que
vivió.
En la literatura oriental
antigua en general y, concretamente en la Biblia, se da el nombre de pastores a
los reyes y jefes de los pueblos. Las relaciones de Yavhé con su pueblo Israel
se ilustran con imágenes tomadas de la vida de los pastores. Ante la corrupción
de los "pastores" de Israel, sean reyes o sacerdotes, se alza la voz
de los profetas, quienes anuncian que, al fin, Dios mismo se hará cargo del
rebaño o que suscitará de la estirpe de David un buen pastor que rija con
justicia a su pueblo (Jr 23, 1-6; Ez 34, 23; 37, 24). Cuando Jesús dice que es
el buen pastor, se refiere a estas profecías y se presenta como el Mesías prometido;
pero en el evangelio de Juan el símbolo del pastor, aplicado a Jesús, ha
perdido todo el significado de dominio sobre las ovejas.
No se trata aquí solamente
de decir lo que hace el buen pastor, sino de la definición del buen pastor.
Jesús es el buen pastor porque da la vida por sus ovejas.
El asalariado es todo lo
contrario del buen pastor. En vez de dar la vida por las ovejas, vive de ellas.
Por eso las abandona a su suerte cuando llega el peligro. No hay que pensar que
el texto hace alusión a los fariseos del tiempo de Jesús o a los que se
presentaron como Mesías y llevaron al pueblo al matadero.
Asalariados, falsos
pastores, demagogos de toda clase los hubo entonces y los hay ahora.
En cambio, no ha habido ni
puede haber otro que sea el buen pastor. Nótese el contexto pascual en el que
debe entenderse la expresión "Yo soy". Jesús, el Señor resucitado, es
el "buen pastor". Nadie puede ocupar su lugar, nadie puede
representarlo en el sentido de desplazarlo o sustituirlo. El "buen
pastor" no tiene sucesores, pues vive y es hoy el "buen pastor".
Los que se llaman pastores en la Iglesia sólo pueden hacer presente o visible
el servicio de Cristo dando la vida por las ovejas de Cristo.
Las ovejas no son de Pedro
ni de los sucesores de Pedro, ni de los obispos; son siempre las ovejas de
Cristo. Y Cristo mantiene con ellas relaciones personales de conocimiento y de
amor, las mismas que se dan entre él y el Padre.
EUCARISTÍA 1988/21
3.- Retomamos el cuarto
evangelio hacia la mitad. En un momento especialmente tenso debido al
intercambio de graves acusaciones entre las partes en litigio. Jn. 10, 1-18
puede considerarse como un auténtico alegato en el que el autor razona el
pastoreo de Jesús frente a las pretensiones de pastoreo de los guías
religiosos. (A propósito del lenguaje de los diálogos en el cuarto evangelio
puede consultarse el comentario del cuarto domingo de cuaresma a Jn. 3, 14-21.
Al comentar un diálogo de Juan es más exacto hablar de significado de Jesús que
de palabras de Jesús).
El razonamiento del
pastoreo de Jesús arranca de un símil tomado de la vida no metafórica de los
pastores: la llegada del lobo. En una situación así, continúa el símil, la
capacidad de desprendimiento en beneficio de las ovejas da la medida exacta del
pastor, probando al que realmente es del que sólo aparentaba serlo. A este
último, en realidad, no le importaban las ovejas.
Hasta aquí el símil (v.
13). Lo central en él es la capacidad de desprendimiento en beneficio de las
ovejas. Este es precisamente el caso de Jesús, a diferencia de los guías
religiosos judíos, interesados en ultimo análisis y no obstante su apariencia
humanística en el cumplimiento de la ley (cfr. episodios de la adúltera y del
ciego en Jn 8, 1-11 y 9, 13-34). "Este pueblo, que no conoce la ley, está
maldito". En claro contraste con este modo de hablar que Juan atribuye a
los fariseos en Jn. 7, 49 está el modo de hablar que atribuye a Jesús en el
texto de hoy: "Conozco a mis ovejas y las mías me conocen". A conocer
la ley Juan opone conocer a las ovejas. Ambos conocimientos los presenta a su
vez dotados de una dinámica contrapuesta. La dinámica del conocimiento de la
ley es la separación, la expulsión, la excomunión de las personas (cfr. Jn. 9,
22.34); la del conocimiento de las ovejas es la entrega de la propia vida en
beneficio de ellas. De todas las ovejas, no sólo de las judías.
Juan introduce aquí un
nuevo contraste: al exclusivismo opone la universalidad. Las "otras ovejas
que no son de este redil" son todos aquéllos que no son judíos de
nacimiento o por adopción y que en el cuarto evangelio quedan englobados bajo
la denominación de "griegos". El autor está preparando la gran fiesta
pascual de Jn. 12, 20-36, donde se nos dice que unos griegos quieren ver a
Jesús (véase el comentario a este texto en el quinto domingo de cuaresma). Será
entonces cuando resuene solemne lo siguiente: "Ha llegado la hora de que
sea glorificado el Hijo del Hombre". Será, en efecto, entonces cuando se
habrá hecho "un solo rebaño con un solo pastor". Espontáneamente
vienen a la mente estas palabras de Pablo: "Y aquí no hay más griego ni
judío, circunciso ni incircunciso...: no, lo es todo y para todos Cristo".
(Col 3, 11). Pero Cristo crucificado. Porque "si el grano de trigo cae en
tierra y muere, da mucho fruto". Es el voluntario desprendimiento de la
propia vida del que se nos habla en la última parte del texto de hoy. La muerte
del pastor no es explicable solamente como un fatal desenlace o como un juego
de fuerzas y de intereses. "Nadie me quita la vida, sino que yo la entrego
libremente". La muerte del pastor es consecuencia de su opción por las
ovejas, por todas las ovejas. Por eso es el buen pastor a quien el Padre ama.
Termino con estas otras palabras de Pablo: "Hermanos míos, en el cuerpo
del Mesías os hicieron morir a la ley; así pudisteis ser de otro, del que
resucitó de la muerte, y empezar a ser fecundos para Dios" (Rm 7, 4).
Estamos realmente en el tiempo pascual.
ALBERTO BENITO - DABAR
1985/25
4.- El evangelio de hoy es
de los que se prestan a fáciles extrapolaciones. Vamos, pues, a situarlo dentro
del marco literario en que Juan lo ha colocado. Este marco literario es de
naturaleza judicial. La autoridad religiosa judía ha abierto una investigación
para examinar el caso del exciego de nacimiento (Jn. 9). El veredicto condena a
este hombre a no ser discípulo de Moisés (Jn. 9, 34). En realidad el condenado
es Jesús. Por eso aparece Jesús de repente en la sala literaria del proceso.
Pero ahora los papeles se cambian. En realidad el condenado es la autoridad judía
(Jn. 9, 39-41). En el cap. 10 Jesús fundamenta y razona el veredicto
pronunciado en el versículo del cap. 9. La parábola del buen pastor no es pues
una imagen idílica, sino la fundamentación judicial de un veredicto contra la
autoridad judía.
Jesús basa su veredicto en
el archiconocido cap. 34 de Ezequiel (archiconocido, por supuesto, para los
judíos). El profeta comienza denunciando a los jefes de Israel como a falsos
pastores del rebaño de Dios. Con su proceder injusto han destrozado el rebaño.
Por eso Dios los destituye de su cargo y El en persona toma la guía, reúne las
ovejas dispersas y restablece con ellas una relación de mutua confianza. Todos
estos elementos los ha recogido Juan en 10, 11-18 introduciendo la equiparación
Yahvé-Jesús. En esta equiparación radica precisamente el escándalo de los
judíos (cfr. Jn. 6, 42; 7, 26-27). Jesús toma la guía, reúne las ovejas, crea
un clima abierto de mutua confianza.
Hay, sin embargo, algunas
que no quieren aceptarle (alusión a la autoridad religiosa judía) porque
piensan que es absurdo que una persona de carne y hueso como Jesús pueda ser a
la vez Dios. El eterno escándalo ante la materia: problema filosófico y
existencial. Este y no otro es el problema que se les planteó a los judíos con
Jesús (cfr. de nuevo Jn. 6, 42; 7, 26-27). Este y no otro es nuestro problema
con Jesús; por eso "espiritualizamos" su persona.
Pero Jesús es también
pastor de los que sienten escándalo ante su persona. ¡Nota humana en un
contexto judicial! Aquí radica la gran diferencia entre el veredicto de la
autoridad judía (Jn. 9, 34) y el veredicto de Jesús (Jn. 9, 41). Aquél es
dictatorial; el de Jesús no, porque en realidad es autocondena del propio
condenado (cfr. Jn. 3, 17-19). Junto a estos elementos comunes con Ez. 34 hay
en el buen pastor de Juan otros que van más allá del círculo de ideas de
Ezequiel.
En concreto dos: 1. La
relación de conocimiento y amor entre el Padre y el Hijo; 2. El amor de Jesús a
sus ovejas es la única razón de ser de Jesús. Es un amor total y absoluto, cuya
expresión es la aceptación soberanamente libre del veredicto dictatorial que lo
condena a muerte (cfr. Jn. 15, 13). En lo que va de evangelio es la primera vez
que Juan menciona con insistencia este aspecto sacrificial voluntario de la
vida de Jesús.
DABAR 1985/25
5. J/BUEN-PASTOR:
Como la parábola
precedente, ésta constituye la respuesta de Cristo a los fariseos, cuya
autoridad ha puesto en duda (Jn 9, 40). Jesús desarrolla los tres criterios que
establecen a sus ojos la verdadera autoridad: el buen pastor da su vida por su
rebaño, vive en comunión y conocimiento mutuo con él (cosa que puede hacer
porque vive en comunión con el Padre), se preocupa de su unidad y de la
recolección de las ovejas perdidas.
* * *
a) Ofreciendo su vida por
el rebaño, el buen pastor realiza varias profecías mesiánicas: Ez 34, Zac 11,
16 y Jer 23, 1 oponían ya, en efecto, al pastor que arriesga su vida por sus
ovejas y a los profesionales que viven de la carne de su rebaño y son
negligentes al darle los cuidados más elementales. Cristo no se contenta con
procurar al rebaño cuidados exteriores: El da su vida. Aludiendo quizá la
expresión "dar su vida" a Is 53, 10 (El ofrece su vida en expiación),
el tema del buen pastor se encontraría así aclarado por el del Siervo paciente.
b) CON-D/A-D:
El tema del conocimiento mutuo se encuentra ya en el Antiguo Testamento, donde
da cuenta de la preocupación de Dios por apacentar El mismo a sus ovejas (Ez
34, 15). Este "conocimiento" no es solamente ni sobre todo una
actitud intelectual, sino la expresión de una comunidad de vida basada antes en
el amor que en la inteligencia. Se trata, pues, de un conocimiento existencial
de Dios que permite alcanzarle, no como una abstracción, deducida a partir de
silogismos, sino como un ser vivo y personal encontrado en la comunión con la
persona de Jesús. El judío conocía a Dios en la medida en que constataba sus
maravillas y su intervención en el mundo; el cristiano le conoce en esta
intervención por excelencia que es Cristo.
Así, pues, Cristo es pastor
porque conoce bien a sus ovejas, es decir, que vive en perfecta convivencia con
ellas. Pero no es buen pastor más que en el momento en que este conocimiento
mutuo, establecido entre El y su rebaño, le permite desvelar el conocimiento
que le une al Padre. Si hoy el sacerdote tiende a conocer mejor a los hombres y
con este propósito se despoja de inútiles privilegios de casta, queda que este
conocimiento de las gentes y de sus problemas no tenga significado más que en
la revelación del conocimiento último del Padre y de su presencia en el
misterio de las cosas y de los seres.
c) El tercer criterio del
buen pastor es su preocupación por la unidad y la reunión de todos (v. 16).
Juan piensa aquí, sin duda, en el cumplimiento de la profecía de Jer 23, 3
anunciando que las ovejas "de todos los países" serían
"reunidas". Pero entrega aún a la solicitud del pastor la realización
de la reunión de todos los hombres y el encuentro de todas las situaciones
humanas.
d) Pero todos estos
diferentes temas presentan a Dios y a Cristo como buen pastor. La idea de un
pastor que parte a la búsqueda de sus ovejas es corriente en el Antiguo
Testamento (cf. Ez 34), donde caracteriza de una manera especial las relaciones
entre Dios y su pueblo: no es nunca la oveja la que parte a la busca del
pastor, sino a la inversa. En otros términos, incluso aunque la religión de la
fe parece una búsqueda de Dios, no es en realidad más que una iniciativa
divina, una revelación. Es menos un camino que conduce al hombre a Dios, que un
camino que lleva a Dios hacia el hombre. Jesús es el buen pastor porque ha sido
enviado por Dios a la búsqueda de los hombres. La imagen del pastor puede
parecer anticuada en una cultura técnica e industrial, pero su mensaje no puede
perderse: Dios ha terminado por encontrar al hombre porque ha venido allí donde
el hombre le buscaba.
MAERTENS-FRISQUE - NUEVA
GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA IV -MAROVA MADRID 1969.Pág. 119 s.