“A LOS OCHO DÍAS, LLEGÓ JESÚS”
COMENTARIO
Podemos distinguir tres partes. La primera la forman los vs. 19-23. Se desarrolla en un lugar cerrado. Dentro se encuentran los discípulos, en quienes ha hecho presa el miedo a los judíos. Llega Jesús y, tras saludarles, se identifica. El autor comenta lacónicamente: Los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. El saludo repetido abre después las palabras de Jesús, constituyendo a los discípulos en enviados suyos. Un suave soplo de aire de Jesús es el símbolo de ese envío, que el propio Jesús explica. La segunda parte está formada por los vs. 24-29, con Tomás como protagonista. No cree lo que los demás le cuentan sobre Jesús. Más aún, pone condiciones para su aceptación. A los ocho días se repite el hecho en las mismas circunstancias de lugar y miedo. Tras el saludo a todos, Jesús se dirige directamente a Tomás, a quien invita a dar crédito a la realidad de su persona. Tomás así lo hace, pero Jesús le puntualiza que el camino que ha seguido para creer en él no es ni el único ni el más dichoso. La tercera parte del texto son los vs. 30-31. Se trata de una conclusión del autor a toda su obra, indicando las dos motivaciones que ha tenido para escribirla.
Tratan sencillamente de
situar la fe, la nuestra, en su verdadera dimensión. Y esta dimensión no es la
de la evidencia empírica, sino la de la significación o representación. El
Diccionario de la Real Academia Española define la palabra signo de la
siguiente manera: "cosa que por su naturaleza o convencionalmente evoca en
el entendimiento la idea de otra". Para el autor del cuarto Evangelio,
creer en Jesús es descubrir lo que sus hechos y palabras evocan y quieren
decir. Esto es, sitúa la fe en el plano de lo hondo a buscar y descubrir,
porque a primera vista no aparece ni se ve. Es entonces cuando se es discípulo,
es decir, creyente. ¡Y la vida empieza a brotar con fuerza! En realidad, así es
como el autor del cuarto Evangelio ha presentado la fe en Jesús resucitado por
parte de los discípulos.
Lo veíamos el domingo
pasado. A ella han llegado a partir de la profundización en un signo, el
sepulcro vacío. Por consiguiente, la primera parte del texto de hoy no quiere
ser una demostración de que Jesús vive. En el planteamiento de Juan no entra la
fe como apologética. Lo que Juan quiere poner de manifiesto en esa primera
parte es el papel de los discípulos en cuanto creyentes. Son los enviados de
Jesús, como él lo ha sido del Padre. Lo son, por supuesto, desde la íntima paz
y alegría nacidas de la efectiva y real presencia de Jesús. Pero no es esa
presencia lo que se quiere hacer resaltar, sino el envío de los discípulos.
Como el Padre me ha
enviado, así también les envío yo. Los creyentes son una comunidad con un aire
nuevo, el aire de Jesús, simbolizado en su suave soplo sobre ellos. Los
creyentes son la comunidad del perdón de los pecados. ¡Lástima del aire viejo y
enrarecido que a veces se ha infiltrado en estas palabras!
R.P.
Roland Vicente Castro Juárez.
ANTIFONA DE ENTRADA 4ESD 2, 36-37
Alégrense en su
gloria, dando gracias a Dios que los ha llamado al Reino celestial. Aleluya.
ORACION
COLECTA
Dios de
misericordia infinita; que reanimas, con el retorno anual de las Fiestas de
Pascua, la fe del pueblo a ti consagrado, acrecienta en nosotros los dones de
tu gracia, para que todos comprendan mejor que bautismo nos ha purificado, que
Espíritu nos ha hecho renacer y que sangre nos ha redimido. Por nuestro Señor
Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del
libro de los hebreos a los apóstoles 4, 32-35.
En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo; lo
poseían todo en común y nadie consideraba como propio nada de lo que tenía. Con
gran poder, los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús;
y todos gozaban de gran estima entre el pueblo. Ninguno pasaba necesidad, pues
los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero y lo ponían a
disposición de los apóstoles; luego se distribuía según lo que necesitaba cada
uno.
SALMO
RESPONSORIAL (Sal 117)
Den gracias al Señor porque es bueno porque
es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel; eterna es su
misericordia. Diga la casa de Aarón: eterna.
R
La diestra del Señor es poderosa, la diestra
del Señor es excelsa. No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor.
Me castigo. Me castigó el Señor, pero no me entrego a la muerte. R.
La piedra que desecharon los arquitectos es
ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro
patente. Este es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro
gozo. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 5, 1-6.
Queridos hermanos: Todo el que cree
que Jesús es el Cristo, ha nacido de Dios; y todo el que ama al Padre, que da
el ser, debe amar también a todo lo que ha nacido de Él. En esto conocemos que
amamos a los Hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos. Pues
en esto consiste el amor a Dios: en que guardemos sus mandamientos. Y sus
mandamientos no son una carga, pues todo lo que ha nacido de Dios vence el
mundo.
ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO Jn 20,
29
Aleluya. Porque me
has visto, Tomas, has creído – dice el Señor-. Dichosos los que crean sin haber
visto. Aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 19-31.
Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estaban
los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y
en eso entro Jesús, se puso en medio les dijo: “Paz a ustedes». Y, diciendo
esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de
alegría al ver al Señor Jesús repitió: *Paz a ustedes. Como el Padre me ha
enviado, así también los envió yos. Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les
dijo: «Reciban el Espíritu Santo; a quienes ustedes perdonen los pecados, les
quedan perdonados; a quienes se los retengan, les quedan retenidos». Tomás, uno
de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los
otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor». Pero él les contestó: «Si
no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto mi dedo en el agujero de
los clavos y no meto mi mano en su costado, no lo creo». A los ocho días,
estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando
cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a ustedes». Luego dijo a
Tomás: «Trae tu dedo: aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi
costado; y no seas incrédulo, sino creyente». Contestó Tomás: «¡Señor mío y
Dios mío!», Jesús le dijo: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que
crean sin haber visto». Muchos otros signos, que no están escritos en este
libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos se han escrito para que
crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengan
vida en su nombre».
PLEGARIA
UNIVERSAL
Hermanos, nos ha convocado la alegría de la Pascua: invoquemos juntos a
Dios para que su luz nos ilumine y así podamos
vivir en la claridad de su presencia. Digamos: R.- Te rogamos, óyenos.
1.- Para que Cristo resucitado mantenga unidos a los cristianos y demos
testimonio de la resurrección con valor. Oremos al Señor. R.
2.- Para que la Pascua de Cristo sea fecunda es su Iglesia y la
comprometa más en la construcción de una sociedad más justa y más fraterna. Oremos
al Señor. R.
3.- Para que la victoria pascual
nos ayude a vivir como hermanos y como hijos de Dios, venciendo todo tipo de
discriminación. Oremos al Señor. R.
4.- Para que la paz que trae el Resucitado disipe todo temor, angustia
e inquietud de los corazones y comunidades. Oremos al Señor. R.
5.- Para que quienes han dejado este mundo contemplen cara a cara a
Dios. Oremos al Señor. R.
Padre, tu que nos alegras con la resurrección de tu Hijo de entre los
muertos y nos haces nacer de nuevo para una esperanza viva, escucha nuestras
oraciones, y haz que tu paz sea nuestro gozo. Por Jesucristo nuestro Señor.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, las
ofrendas de tu pueblo (y de los recién bautizados), para que, renovados por la
confesión de tu nombre y por el bautismo. Consigamos la entra bienaventuranza.
Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTIFONA DE COMUNION Jn 20, 27.
Trae
tu mano y métela en el agujero de los clavos; y no seas incrédulo, sino
creyente. Aleluya.
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Concédenos, Dios todopoderoso, que el
sacramento pascual recibido permanezca siempre en nuestros corazones. Por
Jesucristo nuestro Señor.
PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 08: Is 7, 10-14; 8,10; Sal 39; Hb 10, 4-10; Lc
1, 26-38.
Martes 09: Hch 4, 32-37; Sal 92; Jn 3, 5ª.7b-15.
Miércoles 10: Hch 5, 17-26; Sal 33; Jn 3, 16-21
Jueves 11: Hch 5, 27-33; Sal 33; Jn 3, 31-36.
Viernes 12: Hch 5, 34-42; Sal 26; Jn 6, 1-15
Sábado 13: Hch 6, 1-7; Sal 32; Jn 6, 16-21
Domingo 14: Hch 3, 13-15. 17-19; Sal 4; 1Jn 2, 1-5; Lc
24, 35-48.
COMENTARIOS AL EVANGELIO
Jn 20, 19-31
1.- Texto. Se compone de un relato en dos tiempos y de un epílogo o
comentario final del autor a todo el Evangelio. El relato arranca al atardecer
del mismo día en el que, de madrugada, Pedro y el discípulo amado habían
comprobado que el sepulcro de Jesús estaba vacío. El lugar es un espacio
cerrado a causa de un miedo al exterior humano. Jesús se hace presente en ese
espacio y su presencia comunica paz e infunde alegría a los encerrados. Y con
la paz y la alegría, el aliento de un envío a imagen y semejanza del envío de
Jesús por el Padre.
El segundo tiempo del relato se sitúa a la semana siguiente. Esta vez el
problema no es externo (miedo a los de fuera), sino interno: Tomás ha puesto
condiciones para poder creer que Jesús está vivo. De nuevo se hace Jesús
presente comunicando paz, e inmediatamente se dirige al hombre que había puesto
condiciones.
Jesús no le reprocha su actitud, pero declara superior la exhibida por
el discípulo amado en Jn. 20, 8: sin haberle visto a él, ha creído, sin
embargo, que él estaba vivo. La traducción litúrgica habla en perspectiva de
futuro: ¡Dichosos los que crean sin haber visto! La lectura es correcta, pero a
condición de enraizarla en el presente del grupo, cuyo símbolo es el discípulo
amado, personaje no necesariamente individual, y que por eso mismo jamás tiene
nombre propio exclusivo. ¡Dichosos los que tienen fe sin haber visto! Los dos
últimos versículos no se refieren sólo al relato de hoy, sino que tienen en
cuenta la totalidad de la obra. Los interlocutores son el autor y sus lectores.
El autor se dirige directa y explícitamente a los lectores, nosotros, por
ejemplo. Les -nos- habla de su labor de selección y del móvil que le ha llevado
a escribir.
Comentario. El primer tiempo del relato sugiere por evocación las
primeras línea del Génesis: "La tierra era un caos informe; sobre la faz
del abismo, la tiniebla. Y el aliento de Dios se cernía sobre la faz de las
aguas" (/Gn/01/02). En ambos casos el aliento crea una situación buena
nueva, poniendo fin a otra anterior de tiniebla o de espacio cerrado.
Probablemente haya que buscar en esta evocación la clave de lectura de nuestro
texto. ¿No querrá hablarnos el autor de un nuevo comienzo, de una nueva
creación? Las primera creación llevaba aneja una bendición: "Creced y
multiplicaos". Bendecir a alguien es dotarle de una fuerza saludable.
También aquí los discípulos (en el cuarto Evangelio sinónimo de creyentes)
aparecen dotados con esa fuerza: "Recibid espíritu santo: a quienes les
perdonéis los pecados, les quedan perdonados: a quienes se los retengáis, les
quedan retenidos".
BENDICION-BIBLICA: Estas palabras no tienen sentido forense.
Hay que interpretarlas en la línea de la bendición bíblica. La bendición
produce el engrandecimiento ante los demás de la persona bendecida, a la vez
que Dios hace depender su conducta respecto de los hombres de la postura que
éstos adopten frente a las personas que él ha bendecido. El creyente en Jesús
es recipiente y también cauce de bendición; es fuerza saludable para los demás.
Tal vez esta grandeza explica el interés del autor del cuarto Evangelio
por el tema de la fe en Jesús y de las personas creyentes. Él ha escrito, nos
dice, "para que creáis que Jesús es el Hijo de Dios. ¡Dichosos los que
tienen fe sin haber visto!" El autor sabe que esto no es una cuestión de
evidencia tajante. Tal vez por eso no habla él de milagros, sino de signos. El
signo hay que saber captarlo. Creer en Jesús es un proceso que se lleva a cabo
por descortezamiento o eliminación de capas. Pero por esto mismo no es un
proceso fácil, pues comporta siempre renovación de los hábitos mentales y de
comportamiento del que se dice creyente.
A. BENITO - DABAR 1988, 24
2.- Comentario. Lo que un eminente exégeta escribía hace treinta años
sobre el relato de la Pasión en el cuarto evangelio puede también aplicarse al
relato de la Pascua: "No se trata de una construcción hecha con miras a
ilustrar unas ideas, sino una interpretación teológica de una historia
verdadera". Esta historia parte de una situación de miedo a las
autoridades judías. La situación no es nueva en la obra. Es ya la cuarta vez
que el autor la menciona (las otras tres en Jn. 7, 13; 9, 22; 19, 38). Por Jn.
7. 11-13 se ve claro que el miedo no es al pueblo judío, sino a sus
autoridades. Este miedo encierra, incapacita, esteriliza. "En esto entra
Jesús". Al autor no le interesa el cómo ni el modo. Lo importante es el
hecho. Jesús está ahí, es la misma persona que había convivido antes con los
que ahora están incapacitados por el miedo. "Paz a vosotros". Por dos
veces resuena la frase. En vez del miedo, la paz. Esta debe ocupar el espacio
interior del que antes se adueñaba el miedo. El corazón de los discípulos se
distiende y la alegría termina por aflorar a sus rostros. "Paz a
vosotros". El cambio ya se ha producido. No tiene ningún sentido seguir
encerrados. "Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo".
Padre, Jesús, cristianos (el término discípulos tiene en Juan este sentido
amplio). Los cristianos son a Jesús lo que Jesús es al Padre. Jesús está ahí
para desvelarles su identidad. Son sus enviados, como El lo es, a su vez, del
Padre. Por eso deben tener su mismo talante. "Recibid espíritu
santo". La presencia del artículo determinado "el" en la
traducción litúrgica puede desorientar un poco. El autor no está escribiendo en
términos trinitarios, sino en términos de tipo o calidad de existencia. Es
difícil condensar en unas línea lo que Juan entiende por espíritu y que ha ido
desentrañando a lo largo de su obra. Algo, sin embargo, nos puede orientar el
hecho de que Juan maneja el lenguaje por oposición-negación. Jesús, por
ejemplo, ha sido presentado de esta manera en Jn. 1, 17. El cuarto evangelio se
abre con la gran oposición gracia-verdad por un lado y ley por otro. De ahí a
la oposición espíritu-letra media sólo un paso, el formulado explícitamente
bajo espíritu-carne en Jn. 3,6. Letra (autoridades judías) frente a espíritu
(Jesús). Anquilosamiento frente a movilidad; rigidez frente a fluidez. "El
espíritu sopla donde quiere, oyes el ruido, pero no sabes de dónde viene ni
adónde va. Eso pasa a todo el que ha nacido del espíritu" (Jn/03/08).
Estos son los cristianos en su calidad de enviados de Jesús. Dan curso a una
forma de existencia opuesta al atenazamiento y al miedo, característicos de la
forma de existencia bajo la ley.
La segunda parte del texto nos lleva a una problemática distinta, aunque
ya insinuada el domingo pasado en Jn. 20, 1-9. "¿Porque me has visto has
creído? Dichosos los que creen sin haber visto".
Por un lado Juan pone de manifiesto que la convivencia física con Jesús
no es criterio suficiente para entender a Jesús en profundidad. Por otro,
adelanta que esta inteligencia de Jesús puede darse en los que no han convivido
físicamente con El. Juan no niega ni minusvalora el papel de los testigos
oculares o, más concreto, de los Doce. Sencillamente, rompe una lanza en favor
de los que no han convivido con Jesús. Se trata de una problemática fundamental
vivida intensamente en las primeras comunidades cristianas. Exponentes de la
misma son el libro de los Hechos y las Cartas de Pablo. El texto de este
domingo nos proporciona la gran alegría de saber que hoy podemos entender a
Jesús incluso mejor que los que convivieron con El. Estamos realmente en el
tiempo pascual.
A. BENITO - DABAR 1985, 23
3.- COR/PERSONA
No faltan comentaristas que establecen una relación entre
"credere" y "cor-dare", entendiendo el corazón como la
realidad que totaliza a la persona
4.- DO/ORIGEN.
La liturgia invita a subrayar el sentido del domingo, manteniendo este
evangelio -que constituye un precioso tejido teológico- en cada uno de los tres
ciclos. El día del Señor es el día en que celebramos la fe pascual y la
irrupción de la eternidad de la Trinidad en nuestra historia, lo celebramos
alrededor de Jesús resucitado como centro de la vida de la comunidad de los
discípulos.
J. FONTBONA - MISA DOMINICAL 1990, 9
...............
Se podría considerar el evangelio de este día como el "lugar
teológico del domingo cristiano". La narración de dos apariciones del
Resucitado en dos domingos consecutivos nos hace casi asistir al nacimiento del
domingo cristiano: la comunidad de creyentes se acostumbra a reunirse en
domingo en memoria y en la espera del Resucitado. Nos permite presentar el
sentido originario del domingo: como memoria y presencia del Resucitado en
medio de los suyos; como el día de la Resurrección, Pascua semanal.
I. OÑATIBIA - MISA DOMINICAL 1990, 9
5.- Son varios los temas que componen este Evangelio: las apariciones
del Señor ritman de ocho en ocho días la vida de las comunidades primitivas;
Cristo-Señor hace uso de su poder de Resucitado transmitiendo sus poderes a los
apóstoles; finalmente, los discípulos se ven llevados a descubrir, lo mismo que
Tomás, el desprendimiento de la fe. a) Las apariciones. Juan comienza por
resumir los datos que han llegado a su conocimiento seguramente a través de las
mismas fuentes que a San Lucas (24, 36-49): Cristo no es ya un hombre como los
demás, puesto que pasa a través de los muros; pero no es un espíritu, puesto
que se le puede ver y tocar sus manos y su costado (v. 20). Su resurrección ha
supuesto para El un nuevo modo de existencia corporal. Juan no insiste tanto
como Lucas en torno a la demostración: reemplaza la alusión a los pies por la
alusión al costado y no señala que Cristo tuvo que comer con los apóstoles para
que le reconocieran. Pero, mientras que en San Lucas el Señor está completamente
vuelto hacia el pasado con el fin de probar que su resurrección estaba
prevista, Juan le presenta más bien orientado hacia el futuro y preocupado por
"enviar" a sus apóstoles al mundo.
Este envío de los apóstoles al mundo es prolongación del envío que el
Padre ha hecho de su Hijo (Jn 17, 18). Los apóstoles están ya habilitados para
terminar la obra que Cristo ha iniciado durante su vida terrestre (Jn 17, 11).
La reunión de los discípulos en torno al Señor se hará en adelante en torno a
los mismos apóstoles.
Un tema importante de las apariciones es la preocupación de Cristo por
organizar los distintos elementos que prolongarán sobre la tierra su actividad
de Resucitado: la jerarquía, los sacramentos, el banquete, la asamblea
(adviértase la doble mención de la "reunión" de los apóstoles"
vv. 19 y 26, ya con su ritmo dominical: v. 26).
b) El don del Espíritu (PAS/PENT). ¿Cómo puede
Juan descubrir la venida del Espíritu sobre los apóstoles el domingo de Pascua,
mientras que Lucas la anuncia para Pentecontés? (Lc 24, 49). Realmente, Juan se
hace eco de una antigua idea de los medios judíos, en especial de los que se
movían en torno a Juan Bautista. En esos medios se esperaba a un
"Hombre" que "purgaría a los hombres de su espíritu de impiedad"
y les purificaría por medio de su "Espíritu Santo" de toda acción
impura, procediendo así a una nueva creación (Sal 50/51, 12-14; Ez 36, 25-27).
Al "insuflar" su Espíritu, Cristo reproduce el gesto creador de Gén
2, 7 (cf, 1 Cor 15, 42, 50, en donde Cristo debe su título de segundo Adán al
"Espíritu" que recibe de la resurrección; Rom 1, 4).
Mediante su resurrección, Cristo se ha convertido, pues, en el hombre
nuevo, animado por el soplo que presidirá los últimos tiempos y purificará la
humanidad. Al conferir a sus apóstoles el poder de remitir los pecados, el
Señor no instituye tan solo un sacramento de penitencia; comparte su triunfo
sobre el mal y el pecado.
Se comprende por qué San Juan ha querido asociar la transmisión del
poder de perdonar con el relato de la primera aparición del Resucitado. La
espiritualización que se ha producido en el Señor a través de la resurrección
se prolonga en la humanidad por medio de los sacramentos purificadores de la
Iglesia.
c) De la visión a la fe (J/PRESENCIA). La
forma de vida del Resucitado es de tal especie que no se le reconoce: María
Magdalena le toma primero por el jardinero (Jn 20, 11-18). Cuando le
"reconoce" (v.16) ve cómo se le prohíbe las muestras de respeto con
que trataba al Cristo pre-pascual (v. 17). Aun cuando este tema figura también
en San Lucas (Lc 24, 16, 31), adquiere en San Juan el evangelista del
"conocimiento" (Jn 21, 4), un relieve particular.
Esta pedagogía del Señor resucitado nos permite comprender la lección
dada a Tomás. La nueva forma de vida del Señor no permite ya que se le conozca
según la carne, es decir, a base tan solo de los medios humanos. Ya no se le
reconocerá como hombre terrestre, sino en los sacramentos y la vida de la
Iglesia, que son la emanación de su vida de resucitado. La "fe" que
se le pide a Tomás permite "ver" la presencia del resucitado en esos
elementos de la Iglesia, por oposición a toda experiencia física o histórica.
La fe está ligada al "misterio", en el sentido antiguo de la palabra.
d) No hay que perder de vista que esta aparición asocia el don del
Espíritu y la fe a la revelación del costado de Jesús (v.20). Ahora bien: Juan
ya había dicho, en el momento en que fue herido el costado de Cristo en la cruz
(Jn 19, 34-37), que la fe captaría a quienes vieran su costado herido. He aquí
lo que sucede: la contemplación de la muerte de Cristo provoca la fe en la
acción del Espíritu. Si Cristo muestra su costado no lo hace por simples
razones apologéticas: revela a los contemplativos la fuente de la nueva
economía.
En este sentido, el género de visión (v. 25) que los apóstoles han
tenido de Cristo resucitado no ha sido ese tipo de visión material (vv. 26-31)
exigida por Tomás. Si no hay diferencia entre estas dos experiencias, no se ve
por qué Cristo habría de reprocharle lo que no reprocha a los demás y por qué
habría que exigir al primero una fe que no les ha exigido a los segundos. En
realidad, los diez apóstoles han tenido una experiencia real del Señor
resucitado, pero probablemente fue más mística que la experiencia a que
aspiraba Tomás. Para evitar a los hombres a "creer sin ver", ¿no
deben, los apóstoles, los primeros, aprender a pasar las pruebas materiales? La
resurrección no es, desde luego, una cuestión de apologética ni un
acontecimiento maravilloso: ella no es signo más que en la medida en que la fe
la ilumina, y es, al mismo tiempo, interior a la fe.
MAERTENS-FRISQUE
NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA IV - MAROVA MADRID 1969.Pág. 36
6.- CR/ELECCION
En los textos bíblicos, las denominaciones de elegido, ungido y enviado
son equivalentes. Cuando los primeros cristianos se llaman a sí mismos
elegidos, no están presumiendo por ningún privilegio, sino recordándose que han
sido enviados a cumplir una misión, en favor de los demás, que prolonga en
cierto sentido la del mismo Cristo: "Como el Padre me ha enviado, así os
envío yo".
Para la realización de esta tarea reciben también la fuerza del
Espíritu. El episodio de Tomás quiere animar la fe de todos aquellos que no
vieron directamente al Señor y para los que se han escrito todos los signos que
Juan narra en su evangelio. "Dichosos los que crean sin haber visto".
De cualquier modo, la simple contemplación de lo exterior de los
acontecimientos nos da su sentido profundo. Sólo la fe permite ver y entender
la trascendencia de lo que se está presentando.
En el resucitado reconocen los apóstoles al Jesús que anduvo con ellos
por los caminos de Palestina. Distinto, pero él mismo. El Jesús de la historia
es el Cristo de la fe, Jesús es el Cristo.
La más breve confesión cristiana quedará en esta palabra: Jesucristo.
EUCARISTÍA 1990, 20
7.- Texto. La mañana del domingo del descubrimiento del sepulcro vacío
tiene su culminación en el cuarto Evangelio en la tarde de ese mismo domingo.
Si por la mañana el sepulcro vacío dominaba el relato, por la tarde lo domina
la presencia de Jesús en medio de sus discípulos. Esta presencia explica aquel
vacío, pero, sobre todo, restablece una continuidad de relación
Jesús-discípulos. De aquí arranca la intencionalidad del texto. Al servicio del
final de la relación está el miedo de los discípulos; al servicio de la
reanudación de la relación están el saludo, enfáticamente repetido, y la
identificación del propio Jesús como la misma persona que antes habían conocido
los discípulos. La reanudación de la relación se sella con la alegría de los
discípulos, quienes, a partir de ahora, hablan de Jesús como el Señor,
enraizándolo por completo con Dios. La aceptación de la identificación de Jesús
por los discípulos se plasma en la fórmula de confesión de fe "ver al Señor".
Pero la reanudación de la relación es sólo un primer paso. El siguiente
es el envío de los discípulos por Jesús, en continuidad con el envío de Jesús
por el Padre. Los discípulos deben hacer presente a Jesús y prolongar su obra,
como Jesús ha hecho presente al Padre y prolongado su obra. Este envío no debe
entenderse limitado a los doce. En el cuarto Evangelio la denominación
discípulos es sinónima de creyentes. La comunidad creyente en su totalidad es
la enviada.
El tercer paso es la donación del Espíritu, que capacita para el envío.
El símbolo de exhalar el aliento significa la transmisión de vida. Aquí se
trataría, por consiguiente, de una participación en la vida de Jesús
resucitado, que posee personalmente el Espíritu de Dios y que lo transmite a la
comunidad creyente.
El último paso es la potestad de perdonar los pecados. La potestad se da
en el seno de la comunidad creyente, más allá y por encima de las concreciones
históricas que esa potestad ha asumido con posterioridad.
A partir del v. 24 el relato avanza con la conocida historia de Tomás,
al que el autor presenta como "uno de los doce", una expresión que en
el cuarto Evangelio se reserva para Tomás y para Judas el traidor. Los
discípulos hacen ante Tomás confesión de su fe: "hemos visto al Señor".
Tomás les responde que él hará suya esta misma confesión, siempre y cuando
tenga razones tangibles para hacerlo. Jesús en persona le aporta esas razones y
Tomás hace suya la confesión de fe. Jesús la acepta, pero reprocha a Tomás el
modo de llegar a ella, declarando, en cambio, bienaventurados a los que crean
sin necesidad de basarse en la comprobación tangible.
A través de esta bienaventuranza el texto se abre al futuro, a las
personas no contemporáneas de Jesús, a los lectores del cuarto Evangelio. Así
se pone explícitamente de manifiesto en los dos versículos finales, en los que
el autor da cuenta de la doble finalidad de su escrito.
Con la mayor parte de los exégetas, la frase "para que creáis"
no va dirigida a no creyentes, a quienes se intenta ganar, sino a creyentes, a
quienes se intenta afianzar en la fe que ya tienen.
Esta finalidad cristológica se completa con otra soteriológica:
"para que tengáis vida". El cuarto Evangelio es esencialmente un
mensaje de salvación, poniendo explícitamente de manifiesto que no hay
cristología separada de la soteriología.
Comentario. Más allá y por encima de las legítimas concreciones
históricas que, sobre todo en lo relativo a la potestad de perdonar los
pecados, ha ido asumiendo el texto de hoy, en él se plasman los componentes
fundamentales del ser cristiano, a los que una y otra vez hay que remitir
cuando de dar razón de lo que como Iglesia somos se trata.
Es bien sabido que el cuarto Evangelio no renuncia a los Doce, pero debe
también saberse que en el cuarto Evangelio se formulan serios reparos a los
Doce, cuando de entender a Jesús se trata.
En el cuarto Evangelio no son precisamente los Doce -Tomás es un
ejemplo- quienes más se distinguen por la prontitud y facilidad en captar a
Jesús. Y, sin embargo, la captación de Jesús constituye el rasgo básico y
fundamental del ser cristiano. Captar a Jesús es llegar a descubrir en él al
Hijo de Dios.
Nosotros estamos en condiciones de hacerlo con más facilidad incluso que
los Doce. Este es probablemente el mensaje que quiere transmitirnos el autor de
la historia de Tomás.
Del reconocimiento de Jesús como Hijo de Dios surge la alegría,
componente esencial del ser cristiano, no siempre suficientemente resaltado.
Actitud existencial sin los miedos y temores radicalmente humanos; estado de
ánimo distendido y grato; fuerza vital desbordante. Todo lo anterior pertenece
al ámbito de lo individual y privado.
Con el componente esencial del envío el ser cristiano se hace social y
público. El envío no es proselitismo, sino presencia. El cristiano es otro
Cristo; a través suyo toma cuerpo una forma de ser, de organizarse y de vivir.
Una forma distinta, porque está animada por el Espíritu de Dios y porque en
ella existe el perdón de los pecados.
A. BENITO - DABAR 1992, 26
14.- Nos encontramos ante el segundo grupo de episodios narrados por el
cuarto Evangelio en el contexto de la resurrección de Jesús. En este conjunto
hay claramente tres perícopas diversas: la aparición de Jesús a los discípulos,
sin Tomás (vv 19-23); la aparición de Jesús estando presente Tomás (24-29), y,
finalmente, la conclusión del Evangelio (30-31). Notemos que, con estos dos
versículos (30-31) aparece la conclusión original de la obra, ampliada más
tarde con la inclusión del capítulo 21. De esta forma, el enlace entre la
escena de Tomás y la conclusión resulta todavía más directo e importante. La
estructuración de las apariciones está hecha en paralelo con los dos primeros
episodios de este capítulo 20: por una parte, los discípulos y la fe; por otra,
la aparición a Tomás forma un claro paralelo con la aparición de Jesús a María
de Magdala, y el énfasis en este segundo caso se centra en la dificultad de
reconocer a Jesús y en la correspondencia de Jesús a la fe de los creyentes.
FE/VISION: Entre las muchas cosas que aparecen en estas
escenas podríamos recoger una: el tema de la fe y la visión. Por una parte
parece que Jesús niega que la visión haya de ser considerada por los cristianos
como necesaria para la fe. Pero, en cambio, la fe -según este Evangelio- comporta
una visión («si tienes fe, verás el poder de Dios», dice Jesús a Marta:
/Jn/11/40). Hay, en este Evangelio, una clara dialéctica entre visión y fe.
Debemos destacar el carácter simbólico de la escena del ciego de nacimiento
para comprender la profundidad de lo que se nos quiere decir: «Yo he venido a
este mundo para abrir un proceso; así, los que no ven, verán, y los que ven,
quedarán ciegos» (/Jn/09/39). El que se imagina que ve, el que ya tiene un
conocimiento claro y definido de lo que ha de pasar («a nosotros nos
consta...»: 9,24.29.31), en realidad ni ve ni sabe nada, es ciego. En cambio,
el que todo lo ignora, el que no ve, éste llegará a contemplar el poder de Dios
en Jesús. La visión no lleva necesariamente a la fe; en cambio, la fe sí que
lleva a la visión.
Para aquellos que parecen conocerlo todo, para quienes no necesitan la
luz, pues piensan que ya la tienen, Jesús no actuará abriéndoles los ojos. En
cambio, el que se siente en la necesidad de la luz y de la claridad, que no se
fía de sí mismo, tal vez la fe en Jesús le puede llevar a contemplar la gloria
de Dios.
ORIOL TUÑI - LA BIBLIA DIA A DIA - Comentario exegético a las lecturas
de la Liturgia de las Horas - Ediciones CRISTIANDAD.MADRID-1981.Pág. 889 s.
9.- Cuando se escribe este evangelio, el domingo, el día del Señor, es
ya el día de la reunión de los cristianos. Estamos en el mismo día de la
resurrección y es el mismo día de la efusión del Espíritu. Juan muestra que el
misterio pascual es una unidad. Miedo y cerrazón. Unas actitudes de los
discípulos que Jesús resucitado supera. A pesar del miedo y la cerrazón, él se
les pone en medio. (Vale la pena tenerlo siempre presente: como una advertencia
y como un motivo de esperanza). El evangelio subraya que la presencia de Jesús
es real, pero distinta de la de antes, y que este Jesús es el crucificado: la
resurrección no quita nada de la absurdidad y el sufrimiento de la muerte; en
todo caso, nos hace ir más allá, nos la hace mirar con otra esperanza.
Jesús puede dar aquella paz que proviene de dar la vida. Jesús
resucitado, dador de la paz, lleva la alegría. Quizá podríamos decir: al
principio de la comunidad hay ya alegría... Jesús, enviado del Padre, envía a
los discípulos. La misión de los discípulos es la misma de Jesús: ser
testimonios del Padre, del Dios que ama tanto al mundo que le da la propia
vida. Y el evangelista no habla de unos cuantos discípulos privilegiados, sino
de todos. Empieza una nueva creación. Así como Dios había alentado sobre
aquella figura de barro para darle la vida, Jesús da el Espíritu a los
discípulos para que tengan su misma vida, una vida que se caracteriza por la
reconciliación, por la capacidad de ser corderos de Dios que quitan el pecado
del mundo a base de dar la propia vida por amor y con plena libertad. Tomás
pide otros signos que no son el testimonio de la comunidad creyente que habla
en nombre del Señor. De hecho, le bastará con el "reproche" que le
dirige Jesús, y creerá como los demás, por su palabra. Y no sólo eso: hará la
confesión máxima de la fe. ¡Exclama que Jesús es Dios! La bienaventuranza final
se dirige a todos aquellos que creerán por la palabra y el testimonio.
J. M. GRANÉ - MISA DOMINICAL 1992, 6
10.- Sentido del texto. 1. Versículos 19-23. Como el antiguo Israel, los
discípulos, que habían comenzado su éxodo siguiendo a Jesús, se encuentran
desamparados en medio de un ambiente hostil. No tienen experiencia de Jesús
vivo. Pero están en la noche en que el Señor va a sacarlos de la opresión.
Jesús viene a liberar a los suyos. Su primer saludo de paz recuerda a los
discípulos su presencia anterior en medio de ellos y su victoria, eliminando el
miedo y la incertidumbre. Se les da a conocer como el que les demuestra su amor
hasta la muerte, con las señales que indican su poderío (manos) y la permanencia
de su amor (costado). El nuevo saludo en v. 21 sirve para transmitir seguridad
y valentía en la misión que comienza para ellos y que, como la de Jesús, va a
consistir en la actividad liberadora del hombre, hasta la entrega total. La
comunidad cristiana es la alternativa que Jesús ofrece para dar testimonio ante
el mundo de la realidad del amor del Padre. El resultado de la misión de la
comunidad viene formulado en términos positivo y negativo en el v. 23. Ante el
testimonio de amor que la comunidad tiene que dar, sucederá lo mismo que
sucedió con Jesús: habrá quienes lo acepten y den su adhesión y quienes se
endurezcan en su actitud hostil al hombre. Como Jesús, pues, la comunidad es
mediación de salvación o de condena, no porque ella enjuicie a nadie, sino
porque la actitud que se adopte ante ella refrendará lo que cada uno es y
decide de por sí.
2. Versículos 24-29. La fe en Jesús vivo y resucitado consiste en
reconocer su presencia en la comunidad de los creyentes, que es el lugar
natural donde él se manifiesta y de donde irradia su amor. Tomás representa la
figura de aquél que no hace caso del testimonio de la comunidad ni percibe los
signos de la nueva vida que en ella se manifiestan. En lugar de integrarse y
participar de la misma experiencia, pretende obtener una demostración
particular. No quiere aceptar que Jesús vive realmente y que la señal tangible
de ello es la comunidad transformada en la que ahora se encuentra. La comunidad
transformada es ahora lo importante: ella es el medio que las generaciones
posteriores tendrán para saber que Jesús vive realmente.
DABAR 1983, 23
11.- PERDON/A.
Así como en la primera creación del hombre, Dios le infundió la vida,
así también el aliento de Jesús comunica la vida a la nueva creación
espiritual. Cristo, que murió para quitar el pecado del mundo, ya resucitado,
deja a los suyos el poder de perdonar. Así se realiza la esperanza del pueblo
de la Biblia. Dios lo había educado de modo que sintiera la presencia universal
del pueblo. En el templo se ofrecían animales en forma ininterrumpida para
aplacar a Dios. Pero ese río de sangre no lograba destruir el pecado, y los
mismos sacerdotes debían ofrecer sacrificios por sus propios pecados antes de
rogar a Dios por los demás. Las ceremonias y los ritos no limpiaban el corazón
ni daban el Espíritu Santo.
Pero ahora, en la persona de Jesús resucitado, ha llegado un mundo
nuevo. Aunque la humanidad siga pecando, ya el primero de sus hijos, el
"hermano mayor de todos ellos", ha ingresado en la vida santa de
Dios.
Los que se afanan por la vida espiritual, sufren sobre todo por la
presencia universal del pecado. Su tristeza profunda está en no hallarse aún
totalmente liberados de él. De ahí que el perdón de los pecados sea para ellos
la riqueza más grande de la iglesia. La capacidad de perdonar es la fuerza que
permite solucionar las grandes tensiones de la humanidad. Si bien penetra
difícilmente en los corazones, ella no deja de ser un gran secreto... Quien no
sabe perdonar, no sabe amar. En la reconciliación se muestra al prójimo el amor
más auténtico.
EUCARISTÍA 1992, 21
12.- Cristo es percibido como presente entre sus discípulos reunidos en
la tarde del primer día de la semana (tal vez convenga ver aquí una alusión a
las reuniones cristianas que se celebraban en domingo). Este dato, confirmado
por 1 Cor 15, 4 (uno de los más antiguos relatos sobre la resurrección), no
parece que se refiera solamente a la costumbre literaria de hacer resucitar a
los dioses a los tres días. Sino que, dado el número, la confluencia de
testigos y la simplicidad de los relatos, podemos admitir que así fue.
Posteriormente los creyentes tomaron este día como el más significativo para
celebrar al misterio cristiano. Obligación de amor, que no de ley.
La misión de los discípulos se deriva del suceso de Pascua (cf. Mt 28,
16-20; Mc 16, 15-20; Lc 24,44-49); pero Juan lo encuadra en el conjunto de la
misión de Jesús (17, 17-19). Además no subraya el carácter universal de la
misión; tal vez porque esta meta ya ha sido conseguida a la hora en que se
escribe el evangelio de Juan (cf. 4, 35-38). Los apóstoles y todos los
discípulos son portadores de la misión de Jesús. La Iglesia, si cree de verdad
en la resurrección, tiene que acercarse a los extremos de la miseria humana;
allí está su campo de misión, su labor de hacer ver que el mensaje pascual es
coherente y válido.
A pesar de que en las diferentes Iglesias hay controversia sobre el
punto de quién ejerce el don del perdón, lo que sí es cierto es que la fuerza
perdonadora del resucitado reside en los creyentes, en los discípulos de Jesús
(cf. Mt 16, 19). Después de la resurrección es posible creer en el perdón
porque el poder de las tinieblas ya no volverá a reinar en el mundo. Creer en
esto y trabajar en consecuencia es ser cristiano.
En adelante, la fe reposa no sobre el "ver", sino sobre el
testimonio de los que han visto. Por esta fe es por la que los cristianos
llegamos a Cristo (17, 20). Y recreamos en nuestras vidas el mismo hecho
salvador de la cruz y la misma alegría de la resurrección. Así entramos en
comunión con los Apóstoles, que "vivieron", y participamos de su
experiencia pascual.
EUCARISTÍA 1977, 20
13.- Podríamos llamar «oficiales», apariciones colectivas, a las de
Jesús resucitado a todos los discípulos juntos. De entre ellas, aquellas cuyo
día nos es señalado claramente, tienen lugar en domingo. La tarde del mismo día
de Pascua los discípulos de Emaús, después de la aparición con que ellos han
sido agraciados, se reúnen con los otros discípulos en Jerusalén (Lc. XXIV,
33), Jesús se aparece a todo el grupo en ausencia de Tomás. Una semana más
tarde se aparece de nuevo y confunde el escepticismo de Tomás que no creyó lo
que le refirieron sus compañeros. El evangelio de este domingo nos relata punto
por punto estas dos primeras apariciones generales, separadas por una semana.
La elección de este pasaje para el domingo posterior a la Pascua está inspirada
en la concreta indicación que figura en medio del texto y que es como el quicio
del evangelio de este domingo: «ocho días más tarde» (v. 26).
DO/ANIVERSARIO: Este domingo después de Pascua es,
verdaderamente, el primero de todos los domingos. En efecto, la Resurrección de
Jesús es un acontecimiento histórico, único en el transcurso de los siglos. La
reunión de los discípulos, justamente una semana después, y la visita de Jesús
que viene a solemnizar esta reunión como si le confiriese un carácter oficial,
hacen que el misterio de la Resurrección deje de tener, si así se puede decir,
carácter de acontecimiento para adquirir el de institución. Se trata de algo
que no basta recordar como un hecho histórico, sino que es preciso celebrarlo,
es decir, empaparse de su realidad y de su riqueza espiritual. La primera
celebración de la Pascua tuvo lugar el primer domingo siguiente a la misma. De este
modo, el domingo ha venido a ser el «hebdoversario» de la Resurrección, su
celebración hebdomadaria.
Los discípulos del Señor, judíos de origen, tenían la costumbre de
dedicar al Señor un día por semana; pero ya estaba el sábado. Les era necesario
conservar el ritmo religioso hebdomadario, pero también les era necesario
indicar que convenía cambiar de día para que el día del Señor fuese el día de
la Resurrección del Señor. Jesús, con su aparición del primer domingo después
de Pascua, contribuyó a este desplazamiento del día consagrado y de descanso.
Con ocasión de la Pascua todos los cristianos han cumplido su "deber
pascual". Los inconstantes, los negligentes y los indiferentes también han
hecho el cumplimiento pascual. Es necesario ayudarles a permanecer fieles, a no
retornar a su negligencia... hasta la próxima Pascua. Muchos pastores toman
voluntariamente la negligencia como tema para su predicación del domingo in
albis. La celebración hebdomadaria inaugurada por el Señor, el pasaje del
acontecimiento único convertido en institución habitual, todos estos
pensamientos enmarcados en la liturgia del día, ¿no constituyen un buen punto
de partida para una tal predicación dirigida a los que han hecho el
cumplimiento pascual? San Gregorio Nacianceno escribió en el siglo IV a
propósito del domingo octava de la Pascua: «Después de ocho días, que la octava
sea para ti una gran fiesta... El domingo aquel (la Pascua) era el de la salud,
éste es el del aniversario de la salud; aquél era la frontera entre el sepulcro
y la resurrección; éste es sencillamente el de la segunda creación, a fin de
que, igual que la primera creación comenz6 en domingo, así también la segunda
creación comience en el mismo día, que es, al mismo tiempo, el primero en
relación con los que le siguen y el octavo con relación a los que le preceden,
más sublime que el día sublime y más admirable que el día admirable: él se
refiere, en efecto, a la vida de arriba».
L. HEUSCHEN - LA BIBLIA CADA SEMANA - EDIC. MAROVA/MADRID 1965.Pág 175
s.
PROPUESTA DE CANTOS DE II DE PASCUA -
CICLO B - (07 DE ABRIL 2024)
TEMA: “A LOS OCHO DIAS, LLEGO JESUS”
01.- UNIDOS EN LA FIESTA (Joaquin
Madurga)
Unidos en la
fiesta,
la alegría se
hace canción.
Unidos en la fe,
la alegría se
hace oración.
Cantaremos al
Señor
aleluyas con
himnos y salmos,
porque grande es
el amor
que en nosotros
por siempre mostró.
CANTAD, (CANTAD)
CANTAD, (CANTAD)
CANTAD. (CANTAD)
Cantaremos la
bondad
del Señor que
nos sienta a su mesa,
y nos llama a
comulgar
como hermanos su
vino y su pan.
Nuestras voces
cantarán
el amor de su
misericordia,
porque sabe
perdonar
y nos llena de
eterna bondad.
Cantaremos al
Señor
aleluyas al son
de instrumentos
y será nuestra
canción
la alabanza que
ensalza su amor.
02.- EN VERDAD RESUCITO EL SEÑOR (Joaquín
Madurga)
EN VERDAD,
RESUCITÓ EL SEÑOR, ALELUYA;
A ÉL LA GLORIA Y
EL PODER
POR SIEMPRE, POR
SIEMPRE.
1.- Estando
todos reunidos,
se apareció el
Señor,
"paz a
vosotros, no temáis
ved que en
verdad soy Yo".
2.- Nosotros
somos los testigos
de que resucitó;
con Él comimos y
bebimos
tras su
resurrección.
3.- En el camino
de Emaús
se unió a su
caminar;
y lo pudieron
conocer
en el partir el
pan.
4.- "Yo soy
la vida y la verdad,
soy verdadera
vid;
quien cree en Mí
vivirá
permaneced en
Mí".
03.- HOY EL SEÑOR RESUCITO
Hoy el Señor
resucitó,
y de la muerte
nos libró.
Alegría y paz,
hermanos,
que el Señor
resucitó.
Sobre la cruz
Cristo venció el
Sufrimiento
ilumino
Alegría y paz,
hermanos,
que el Señor
resucitó.
Porque esperó,
Dios le libró,
Porque esperó,
Dios lo libró
Y de la muerte
nos salvó.
Alegría y paz,
hermanos,
que el Señor
resucitó.
El pueblo al fin
la vida halló:
Nuestra desdicha
terminó.
Alegría y paz,
hermanos,
que el Señor
resucitó.
La luz de Dios
ya nos llegó;
La nueva vida
nos llenó.
Alegría y paz,
hermanos,
que el Señor
resucitó.
Levanten hoy su
rostro a Dios,
Que en él nos
llega salvación.
Alegría y paz,
hermanos,
que el Señor
resucitó.
Y al esperar
encontrarán
Resurrección y
libertad.
Alegría y paz,
hermanos,
que el Señor
resucitó.
04.- CRISTO NUESTRO HERMANO (Cesáreo
Garabain)
Aleluya. (2)
aleluya,
aleluya. (2)
aleluya.
Porque Cristo,
nuestro hermano,
nos ha redimido,
María alégrate.
Porque Cristo,
nuestro hermano,
nos ha redimido,
María alégrate.
Aleluya. (2)
aleluya,
aleluya. (2)
aleluya.
Porque en
Cristo, nuestro hermano,
hemos renacido,
María alégrate.
Porque en
Cristo, nuestro hermano,
hemos renacido,
María alégrate.
Porque Cristo
nuestro hermano
ha resucitado,
Iglesia alégrate.
Porque Cristo
nuestro hermano
ha resucitado,
Iglesia alégrate.
Porque en Cristo, nuestro hermano,
todos somos
hijos, María alégrate.
Porque en
Cristo, nuestro hermano,
todos somos
hijos, María alégrate.
05.- LA MISERICORDIA DEL SEÑOR
La
misericordia del Señor,
cada
día cantaré.
Rem
La Rem Do
1.-
Cantaré eternamente,
Fa
Do Rem La Rem
las
misericordias del Señor.
Rem La
Rem Do Fa
2.-
Anunciaré tu fidelidad,
Do Rem La Rem
por
todas las edades.
Rem La
Rem Do Fa
3.-
Porque dije: tu misericordia,
Do
Rem La Rem
es
un edificio eterno.
Rem La
Rem Do Fa
4.-
Más que el cielo has afianzado,
Do
Rem La Rem
Señor
tu fidelidad.
Rem La Rem Do
5.-
El poder y la fidelidad te rodean,
Fa Do Rem LA Rem
misericordia
y fidelidad te preceden.
Rem La
Rem Do Fa
6.-
Bendito el Señor por siempre,
Do Rem La
Rem
amén,
amén.
06.- MISERICORDIA QUIERO
MISERICORDIA
QUIERO Y NO SACRIFICIOS.
MISERICORDIA
QUIERO Y NO SACRIFICIOS.
Escucha,
pueblo mío, acoge mi palabra.
Este
tu oído atento: te mostrare la vida.
No
me gustan las ofrendas que se quedan en lo externo.
El
culto que yo quiero es la humilde y justicia.
No
olvides la denuncia que hicieron los profetas:
“Mi
pueblo me da honra tan solo con los labios,
pero
esta su corazón lejos de mi voluntad.
Su
doctrina son preceptos inventados por los hombres”.
Quitad
de vuestro culto las practicas vacías,
Buscadme
sin descanso con todo el corazón,
Vuestra
ofrenda habrá de ser un espíritu contrito,
Un
humilde corazón será vuestro sacrificio.
Levanta
al oprimido; al huérfano defiende;
Protege
a las viudas; lo recto buscaras.
Compasión
y bondad son los dones que me agrandan.
Holocausto
aceptable es hacer mi voluntad.
07.- MISERICORDIA, SEÑOR (J. Madurga)
MISERICORDIA,
SEÑOR,
POR
TU BONDAD, MISERICORDIA (2V)
Piedad
de mí, Señor, por tu bondad,
por
tu inmensa ternura borra mis pecados,
Lávame
de todos mis delitos y de mis culpas purifícame.
Crea
en mí un nuevo corazón,
un
espíritu nuevo pon dentro de mí;
no
me rechaces lejos de tu rostro,
y
no retires de mi tu Santo Espíritu.
Devuélveme
la alegría de tu amor,
y
devuélveme el gozo de ser un hombre bueno;
Enseñaré
a todos tus caminos,
los
pecadores volverán a ti.
08.- SOMOS TESTIGOS (Kairoi)
El
Señor resucitó
venciendo
la muerte en la cruz,
nuestra
esperanza está en Él,
Él
es nuestro Salvador.
Atrás
quedó el temor,
la
duda y la poca fe,
hagamos
ya realidad
un
Reino nuevo de amor.
SOMOS
TESTIGOS DE LA RESURRECCIÓN,
ÉL
ESTÁ AQUÍ, ESTÁ PRESENTE,
ES
VIDA Y ES VERDAD.
SOMOS
TESTIGOS DE LA RESURRECCIÓN,
ÉL
ESTÁ AQUÍ,
SU
ESPÍRITU NOS MUEVE PARA AMAR.
Tú
nos reúnes, Señor,
en
torno al cáliz y al pan,
y
nos invitas a ser
la
luz del mundo y la sal.
Donde
haya odio y dolor
haremos
presente tu paz;
en
cada gesto de amor,
María,
Madre, estará.
09.- CRISTO NUESTRO HERMANO (Cesáreo
Garabain)
ALELUYA,
ALELUYA, ALELUYA.
Porque
Cristo nuestro hermano, ha resucitado:
María,
alégrate. (2)
Porque
Cristo nuestro hermano, nos ha redimido:
María,
alégrate. (2)
Porque
en Cristo nuestro hermano, hemos renacido:
María,
alégrate. (2)
Porque
en Cristo nuestro hermano, todos somos hijos:
María,
alégrate. (2)
10.- SI ALGUNO TIENE BIENES
SI ALGUNO TIENE BIENES DE ESTE
MUNDO
Y SE CIERRA ANTE EL DOLOR DE LOS
HERMANOS,
¿CÓMO PUEDE LA CARIDAD DE CRISTO
PERMANECER EN ÉL?. (2v)
Enséñanos, Señor a poner nuestra
vida
al servicio de los más necesitados.
EL PAN Y EL VINO QUE TE PRESENTAMOS,
SEAN EL SIGNO DE UNIÓN CON NUESTROS HERMANOS.
Nuestra Misa sea un encuentro con
Cristo,
y por El con todos aquellos que
sufren.
11.- JESUS ESTOY AQUI
Jesús, estoy aquí. Jesús, ¿qué esperas de mí?
Mis manos, están vacías; ¿Qué puedo ofrecerte?
Sólo sé / que quiero / ser diferente.
Jesús, estoy aquí. Jesús, ¿qué esperas de mí?
Mis ojos / temen al mirarte;
Quisiera / poder enfrentarte.
AMAR, COMO TÚ AMAS;
SENTIR, COMO TÚ SIENTES
MIRAR A TRAVÉS DE TUS OJOS,
JESÚ(UU)S
Contigo mi camino es difícil
me exiges abrir un nuevo horizonte
en la soledad de mi noche. Jesús.
No, no puedo abandonarte,
Jesús en mí penetraste,
me habitaste, triunfaste,
y hoy vives en mí.
12.- REGINA COELI
Como se debe leer el Regina Caeli
Reyina
cheli létare Aleluya
Cuia
cuem meruisti portare Aleluya
Resurrexit,
sicut dixit Aleluya
Ora
pro nobis Deum Aleluya
Como se escribe
Regina
Caeli, laetáre Alleluia
Quia
quem meruisti portare Alleluia
Resurréxit,
sicut dixit Alleluia
Ora
pro nobis Deum Alleluia
13.- REINA DEL CIELO (F. Palazon)
Reina
del cielo, alégrate, ¡Aleluya!
porque
el Señor,
a
quien mereciste llevar, ¡Aleluya!
resucitó
según su Palabra, ¡Aleluya!
Ruega
al Señor por nosotros, ¡Aleluya!.
14.- ENVIADOS (Antonio Alcalde)
LO
QUE HEMOS VISTO Y OÍDO,
SOL
MIm LA
LO
VIVIDO ANTE EL ALTAR,
RE
SOL LA
A
TODOS NUESTROS HERMANOS
MIm
SOL LA
LO
TENEMOS QUE LLEVAR.
RE
SOL RE
LO
QUE HEMOS VISTO Y OÍDO,
SOL RE
LA RE
LO
VIVIDO ANTE EL ALTAR.
RE SOL RE
Es
Cristo quien no envía:
SOL LA
testigos
de la verdad,
SOL
MIm RE
profetas
y misioneros,
SOL
MIm LA
constructores
de la paz.
RE SOL
RE
Peregrinos
sin fronteras
SOL
LA
de
una patria universal,
SOL
MIm RE
esperamos
la venida
SOL
MIm LA
del
Señor que volverá.
RE SOL
RE
Caminamos
por el mundo
SOL LA
con
la fuerza que él nos da,
SOL
MIm RE
el
señor glorificado,
SOL
MIm LA
la
noche iluminará.