EL GOZO DE CRECER
COMENTARIO
María, se pone en camino “rápidamente”. Es el comienzo de las
marchas en san Lucas, el evangelista de los caminos. Su evangelio está siempre
en movimiento, lo mismo que su segundo libro, los Hechos de los apóstoles. De
Nazareth la salvación irá a Jerusalén, luego tras la resurrección comenzará la
conquista del mundo (Hch. 1, 8).
Los testigos dicen Pedro, son esos hombres “que nos acompañaron
mientras vivía con nosotros el Señor Jesús” (Hch. 1, 21). Y ésta es la primera
marcha misionera: María que se pone en camino rápidamente, vibrando todavía por
su anunciación: “¡Hágase en mí según tu palabra!”. Se apresura a ir a ver la
primera maravilla anunciada: “Isabel, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo
y la que decían que era estéril está ya de seis meses”. María lo cree. Todo es
inaudito, pero ella cree. Le invade el gozo, el gozo de creer, el gozo de
entrar en los tiempos mesiánicos y de ser ella la que los abre. “Yo soy la
esclava del Señor”. La visitación irradia el gozo de creer. Isabel multiplica
las palabras de gozo: “La criatura saltó de alegría en mi vientre. ¡Dichosa tú,
que has creído! ¡Qué alegría que me visite la madre de mi Señor!”.
Y María responderá con el
Magníficat, su cántico de alegría. Lucas nos indica cuál es la fuente de ese
gozo tan especial: el Espíritu. El Espíritu vino sobre María, llenó a Isabel,
en Pentecostés llenará a los apóstoles. Y nos llena a nosotros cuando creemos y
proclamamos que Jesús es Señor, es decir el Mesías, el Salvador, pero un Mesías
tal como ningún judío se habría podido imaginar: Dios dándonos a su Hijo.
Nuestra fe y nuestro gozo
dependen de la fuerza con que creemos en esto. Nos perdemos en cosas
secundarias, disputamos entre cristianos sobre cuestión de detalles, en vez de
vivir a fondo y de proclamar lo esencial, la revelación fantástica: el niño que
va a nacer de María es el Hijo de Dios. Otro cántico viene después del
Magníficat, el Benedictus: “¡Bendito sea Dios, que ha visitado a su pueblo!
¡Dios mismo que nos viene a visitar!
Hay muchas cosas que creer: la
resurrección de Jesús, su presencia en la eucaristía, el perdón de nuestros
pecados, el triunfo final de la vida sobre el sufrimiento y la muerte. Pero
para todas esas cosas nuestra fe será fácil y sólida si estamos bien enraizados
en lo más difícil: creer que Dios ha venido a recorrer nuestros caminos: “Hemos
visto los pasos de nuestro Dios cruzándose con los pasos de los hombres”.
Y para que viniera a nosotros
necesitaba a María. Nada puede darnos mayor devoción a la Virgen que verla tan
dichosa de creer y ofreciendo ya a su Hijo para quien explotan los primeros
gozos de la fe. Cuando quiere hablar de María, el concilio tiene estas palabras
magníficas: Ella presentó la vida.
R.P. Roland Vicente Castro Juárez
ANTIFONA DE ENTRADA Is 45, 8
Cielos, destilen desde lo alto; nubes, derramen
al Justo; ábrase la tierra y brote al Salvador.
ORACION COLECTA
Derrama, Señor, tu gracia en nuestros corazones, para que quienes
hemos conocido, por el anuncio del ángel, la encarnación de Cristo, tu Hijo,
lleguemos, por su pasión y su cruz, a la gloria de la resurrección. Por nuestro
Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura de la profecía de Miqueas 5, 1-4a
Así dice el Señor: «Y tú, Belén de Efrata,
aunque eres la más pequeña de todos los pueblos de Judá, de ti saldrá el jefe
de Israel. Su origen se remonta a los tiempos antiguos, a los días pasados. Por
eso, el Señor los abandonará hasta el momento en que la madre dé a luz, y el
resto de sus hermanos vuelva con los hijos de Israel. En pie, pastoreará con la
fuerza del Señor, por el nombre glorioso del Señor, su Dios. Habitarán
tranquilos, porque se mostrará grande hasta los confines de la tierra, y Él
mismo será nuestra paz».
SALMO
RESPONSORIAL (Sal 79)
Oh, Dios, restáuranos; que brille tu rostro y
nos salve.
Pastor de Israel, escucha, tú que te sientas
sobre querubines, resplandece. Despierta tu poder y ven a salvarnos. R.
Dios de los ejércitos, vuélvete: mira desde
el cielo, fíjate, ven a visitar tu viña, la cepa que tu diestra plantó, y que
tú hiciste vigorosa. R.
Que tu mano proteja a tu escogido, al hombre
que tú fortaleciste. No nos alejaremos de ti: danos vida para que invoquemos tu
nombre. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta a los Hebreos 10, 5-10
Hermanos: Cuando Cristo entró en el
mundo dijo: «Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un
cuerpo; no aceptas holocaustos ni víctimas expiatorias. Entonces yo dije lo que
está escrito en el libro: “Aquí estoy yo para hacer tu voluntad”».
Primero dice: «No quieres ni aceptas
sacrificios, ni ofrendas, ni holocaustos, ni víctimas expiatorias», que se
ofrecen según la ley. Después añade: «Aquí estoy yo para hacer tu voluntad».
Con esto Cristo suprime los antiguos sacrificios, para establecer el nuevo. Y
conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la ofrenda del cuerpo
de Jesucristo, hecha una vez para siempre.
ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO Lc 1, 38
Aleluya. Aquí está la esclava del
Señor; hágase en mí según tu Palabra.
Aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo
Evangelio según san Lucas 1, 39-45
En aquellos días, María se puso en camino y fue
aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a
Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su
vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y exclamó con voz fuerte: «¡Bendita
tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que
me visite la madre de mi Señor?
En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la
criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo
que te ha dicho el Señor se cumplirá».
PLEGARIA
UNIVERSAL
Pidamos el auxilio
del Señor, para que apiadado del pobre y del oprimido venga a salvar al mundo
de sus males:
1.- Para que todos los
fieles se dispongan a recibir a Cristo como lo recibió María, y como ella
conserven sus palabras en el corazón. Roguemos al Señor.
2.- Para que aquellos
hermanos que han abandonado las prácticas cristianas pero que acudirán, sin
embargo, a la Iglesia en las próximas fiestas de Navidad descubran la buena
noticia del Evangelio, no como rayo fugaz, sino como luz permanente que ilumina
y alegra toda su vida. Roguemos al Señor.
3.- Para que las fiestas
del nacimiento del Señor alejan las tinieblas de quienes viven sumergidos en
dudas e incertidumbres, y colmen los deseos de quienes se sienten
descorazonados y tristes. Roguemos al Señor.
4.- Para que el nacimiento
de Cristo nos ayude a renunciar a los deseos mundanos y a vivir sobria y
honradamente, esperando la aparición definitiva del Señor. Roguemos al Señor.
Dios nuestro que
elegiste como templo de tu permanencia a María, la humilde hija de Israel,
concédenos vivir siempre plenamente adheridos a tu voluntad, imitando la
obediencia del Verbo, que vino al mundo a cumplir las Escrituras. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
El mismo Espíritu, que
colmó con su poder las entrañas de santa María, santifique, Señor, estos dones
que hemos colocado sobre tu altar. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTIFONA DE COMUNION Is 7, 14
Miren: la Virgen está encinta y
dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Enmanuel.
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Dios todopoderoso, después de recibir la
prenda de la redención eterna, te pedimos que crezca en nosotros tanto el
fervor para celebrar dignamente el misterio del nacimiento de tu Hijo, cuanto
más se acerca la gran fiesta de la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 23: MI 3,1-4.23-24; Sal 24,
4-5ab. 8-9. 10 y 14; Lc 1,57-66.
Martes 24: 25 7,1-5.8b-12. 14a.
16, Sal 88, 2-3.4-5.27 y 29, Lc 1,67-79
Vigilia de la Natividad
del Señor:
Is 62,1-5; Sal 88; Hch 13,16-17.22-25; Mt 1,1-25 (O bien: Mt 1,18-25)
Miércoles 25:
Misa de medianoche: Is 9,1-3.5-6; Sal 95;
Tt 2,11-14; Lc 2,1-14
Misa de la aurora: Is 62,11-12; Sal 96; Tt
3,4-7; Lc 2,15-20
Misa del día: Is 52,7-10; Sal 97; Hb
1,1-6; Jn 1,1-18 (O bien: Jn 1,1-5.9-14)
Jueves 26: Hch 6,8-10; 7,54-60;
Sal 30; Mt 10,17-22
Viernes 27: 1Jn 1,1-4; Sal 96; Jn
20,2-8
Sábado 28: 1Jn 1,5-2,2; Sal 123;
Mt 2,13-18
Domingo 29: Eclo 3,2-6.12.14; Sal
127; Col 3,12-21; Lc 2,41-52
COMENTARIOS AL
EVANGELIO
Lc 1, 39-45
1.- M/VISITACION.
Texto: La expresión inicial "en aquellos
días" no es el habitual encabezamiento litúrgico, sino que pertenece al
texto y hace referencia a Lc. 1, 36-37, donde el mensajero celeste ha ofrecido
a María la maternidad de Isabel como señal de garantía de su propia maternidad.
La expresión, pues, enlaza el texto de hoy con ese ofrecimiento. Nótese que
María ha aceptado como suficiente y válida una garantía humanamente inviable.
En Lc. 1,7, en efecto, Lucas ha presentado a Isabel como una mujer estéril y en
edad de no poder tener hijos.
El texto comienza con María yendo al
encuentro de Isabel. El autor tiene prisa por llegar. Nada es relevante hasta
el salto de la criatura en el vientre de Isabel. Lucas había preparado
cuidadosamente este momento desde 1, 15: ya desde el vientre de su madre estará
lleno del Espíritu Santo. La situación es, en efecto, una eclosión del
Espíritu. El salto de la criatura y el grito exultante de su madre son la
expresión de esta eclosión. La razón es evidente: el Señor está aquí.
María y los lectores nos enteramos de ello de
labios de Isabel. La atmósfera toda es de alegría y de júbilo. Isabel es toda
palabra, en contraste con su ocultamiento anterior durante cinco meses (Lc. 1,
24) y con la mudez de su marido (Lc. 1, 22). Isabel es todo buena noticia. Sus
últimas palabras son susceptibles de una doble interpretación, igualmente
posible sintácticamente. La traducción litúrgica ha optado por la
interpretación causal: ¡Dichosa tú, que has creído! Porque lo que te ha dicho
el Señor se cumplirá.
Particularmente me inclino por la
interpretación completiva: ¡Dichosa tú, que has creído que se cumpliría lo que
te ha dicho el Señor. Esta interpretación me parece más en consonancia con el
contexto. Lucas, en efecto, ha relacionado expresamente el texto de hoy con la
garantía ofrecida por el mensajero celeste a María.
La respuesta de María fue entonces de
aceptación de la garantía ofrecida, a pesar de la inviabilidad humana de la
misma. Lucas resalta ahora, por medio de Isabel, la aceptación de María: ha
sido una aceptación de creyente.
Resumiendo: Lucas nos da la increíble buena
noticia de que Dios es realidad humana y, a la vez, nos propone con vistas a su
aceptación el modelo creyente de María. Comentario. Se ha dicho muchas veces:
creer es hacer posible lo imposible. Hoy, una vez más, hay que seguir
diciéndolo. Creer contra toda desesperanza, cuando la evidencia invite incluso
a no esperar nada.
¿La evidencia? ¿No habremos confundido esta
palabra con pragmatismo interesado? Demasiado a menudo la evidencia es una
simple cuestión de intereses egoístas. Cuando hay capacidad utópica los límites
de la evidencia se hacen menos férreos y más fluidos e insospechados. ¿Y si la
capacidad utópica humana tiene su fuente en Dios? Isabel felicita a María por
este tipo de capacidad utópica. Dos mujeres, seres sin prestigio ni relevancia
en la sociedad de entonces. Lucas gusta de convertir a los marginados en
protagonistas de la aventura creyente. María, una marginada, es el modelo de
creyente que Lucas nos propone imitar. Gracias a una marginada el Señor es
realidad humana. ¡Gracias, María por haber creído!
ALBERTO BENITO - DABAR 1988, 4
2.- Nota preliminar. La traducción litúrgica
del último versículo es como sigue: dichosa tú que has creído, porque lo que te
ha dicho el Señor, se cumplirá. Esta traducción es correcta con la sintaxis del
original. Pero también lo es esta otra: Dichosa tú que has creído que lo que
dice el Señor se cumple. En igualdad de posibilidades habrá que escoger la que
responda mejor a la dinámica del texto. Y creo que es la segunda. Puede quedar
así: Dichosa tú por haber creído en el cumplimiento de lo que Dios te ha dicho.
Comentario. -En realidad el texto de hoy no
debería separarse del que leíamos el día de la Inmaculada. Veíamos entonces
cómo María aceptaba que para Dios no hay nada imposible. Y concluíamos con la
siguiente pregunta: ¿Podemos siquiera sospechar lo que Dios puede cuando
encuentra un ser humano sencillo y abierto a El?. Es decir, el de hace dos
domingos era un texto abierto, pendiente de respuesta. Esta llega en el texto
de hoy, cerrando lo que entonces quedaba abierto. Ambos forman, pues, una
unidad de sentido dentro de una estructura de apertura y cierre.
El relato comienza de manera rápida, sin
detenciones. En un momento el autor nos traslada de Nazaret a la casa de
Zacarías, al sur del país. Lo hacemos acompañando a María, cuyo bagaje es su
incondicional disponibilidad a Dios. He aquí la esclava del Señor. Ya en la
casa el relato se hace saludo entre María e Isabel. El autor detiene en este punto
el relato para decirnos que María es la Madre de Dios. La forma de hacerlo es
absolutamente deliciosa: la criatura que lleva dentro Isabel salta de alegría.
A partir de aquí todo es profusión, apoteosis, exaltación. Es el homenaje a
María por haber aceptado que para Dios no hay nada imposible. ¡Dichosa tú por
haber creído en el cumplimiento de lo que Dios te ha dicho! ¿Por qué no pensar
que este homenaje a María es a su vez una invitación a nosotros los lectores?
Una invitación a a ser seres humanos sencillos y abiertos a Dios. ¿Quién puede
sospechar lo que acontecería si fuéramos así? De esta manera el texto adquiere
nuevas e insospechadas aperturas de sentido y, con ellas, la posibilidad de que
lo imposible siga siendo siempre realidad. ¡Qué bonita es la existencia cuando
Dios es diáfano gracias a un ser humano permeable a Él.
ALBERTO BENITO - DABAR 1985, 4
3.- Con excepción de la franja marítima, toda
Judea es una región montañosa. Así que Lucas no facilita información precisa
sobre el lugar adonde se dirigió María. Tampoco nos dice que María no
emprendería ese camino con el propósito de comprobar lo que le había dicho el
ángel y, por otra parte, tampoco parece probable que lo hiciera con el ánimo de
atender a su prima en el parto, ya que el mismo Lucas sugiere que no estaba en
casa de Isabel cuando nació su sobrino. Podemos suponer piadosamente que María
sintió la necesidad de comunicar su gozo y compartir el de su prima.
Seguramente María se uniría en el camino de
alguna caravana, puesto que José no parece que la acompañara (cf. Mt 1, 18). En
todo caso, lo importante en este relato no es lo que sucedió o pudo suceder,
sino lo que en él se anuncia, el mensaje evangélico. No olvidemos que los
evangelistas no están interesados, en principio, en escribir una biografía,
sino en la proclamación del evangelio.
El saludo de María provoca la respuesta
maravillosa de Isabel que, entusiasmada, prorrumpe en alabanza profética bajo
la acción del Espíritu Santo. Isabel ha reconocido en el hijo de María a
"su Señor". Por eso llama a María la más bendita entre todas las
mujeres. Si cualquier hijo es una bendición de Dios para su madre, mucho más lo
será aquel hijo que es bendito delante de Dios y por quien han sido bendecidos
todos los hijos de mujer.
En lenguaje bíblico se llama
"visita" de Dios a su pueblo a la acción salvadora de Dios, a la
intervención de Dios en beneficio de su pueblo. Dios, que ha visitado a su
pueblo por medio de profetas, ahora lo visita definitivamente por medio de su
propio Hijo. La familia del bautista es la primera que experimenta los efectos
salvadores de esta visita: hasta el niño de Isabel salta de gozo en el vientre
de su madre; el que había de ser su precursor nota ya la presencia del mesías
tan deseado. Pero, como dice Juan evangelista, no todos recibieron con agrado
la visita del Señor, el cual "vino a los suyos y los suyos no lo
recibieron" (Jn 1,11; cf Lc 19, 42).
Isabel llama dichosa a María porque ha creído
y no solo porque es la madre del Señor. Más tarde, Jesús, respondiendo a una mujer
que bendice a su madre por haberlo llevado en sus extrañas, dirá que la
verdadera dicha consiste en creer en la palabra de Dios y en practicarla (Lc
11, 27s). Y en otra ocasión afirmará que su madre y sus hermanos son todos los
que creen en el evangelio que predica (8, 19-21).
EUCARISTÍA 1988, 60
4.- M/ARCA-ALIANZA.
Los capítulos primero y segundo de Lucas
tienen un fuerte sabor del AT, aunque no se cite explícitamente. Lucas combina
aquí datos históricos con una profunda reflexión de la Escritura, actualizando
los bíblicos del A.T. en función de una nueva situación, descubriendo nuevos
valores en esta Palabra y actualizando en función del Señor Jesús lo que en el
AT se refería al Señor Dios.
Así la escena de la visitación, que es la
lectura evangélica de hoy, tiene como telón de fondo el traslado del arca a
Jerusalén realizado por David (cf. 2 Sam 6,1-12). Ambos viajes -el del arca y
el de María- tienen lugar en el territorio de Judá y provocan las mismas
reacciones: alegría en los lugares por donde pasa el arca y alegría de Isabel,
saltos de alegría de David y de Juan Bautista; el arca que sube hacia Jerusalén
entra en casa de Obededom, permanece tres meses en ella y la llena de
bendiciones, María entra en casa de Zacarías, permanece tres meses en ella e
Isabel se llena del Espíritu Santo. No es el arca del Señor la que ahora sube
hacia Jerusalén, sino "la madre de mi Señor", la nueva arca de la
alianza que lleva al Señor Jesús. David se considera indigno de recibir en su
casa el arca, y por su parte Isabel exclama "¿Quién soy yo para que me
visite la madre de mi Señor?" (recuérdese que Señor es un título
mesiánico).
Esta relación profunda de la escena de hoy
con la subida del arca hacia Jerusalén y la propia subida de María hacia la
montaña de Judá, nos presentan ya la gran "subida" de Jesús hacia
Jerusalén, uno de los grandes temas del evangelio lucano.
No podemos dejar de notar el paralelismo
entre las palabras que Isabel dirige a María y las que se dirigieron a Judit
(cf. Jdt 13, 18-19): "Bendita entre todas las mujeres de la tierra... y
bendito el Señor Dios"; Lucas cambia "el Señor Dios" por
"el fruto de tu vientre", estableciendo así una estrechísima relación
entre ambos.
El encuentro entre las dos madres es, de
hecho, el encuentro de Juan Bautista con Jesús. Juan queda "lleno del
Espíritu Santo desde el vientre de su madre" como se había anunciado a su
padre Zacarías (cfr. Lc 1, 16) y por boca de su madre inaugura su misión
anunciando ya al Mesías.
Finalmente, Isabel declara feliz a María
porque -contrariamente a lo que hizo Zacarías- ella ha creído que se realizaría
lo que la Palabra de Dios dijo: del mismo modo que la fe de Abraham inició la
historia del pueblo de Israel, la fe de María inicia la etapa definitiva de la
historia de la salvación. Y esta bendición queda situada en la línea de Lc
11,27: "Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la
guardan". FE/M-ABRAHAN M/ABRAHAN.
JOSEP ROCA - MISA DOMINICAL 1979, 23
5.- La profecía se ha convertido en realidad.
La anunciada madre del Mesías, la que lo traería al mundo en Belén, según
Miqueas, entra ya en escena: ella con su hijo en las entrañas. El nacimiento
del Mesías en Belén de Efrata nos lo describirá Lucas en el capítulo siguiente
(donde también hará una referencia a la redención cuando se presente al Niño
Jesús en el templo: 2,33-35). El Mesías y su madre, anunciados en el Antiguo
Testamento, ahora son bendecidos en el Nuevo. (Algunos comentaristas creen ver
en la escena de la visitación una realidad de lo que no sería más que la figura
en el A.T.: la entrada del arca de la Alianza en Jerusalén (2 Sam 6). Pero
quizás debamos decir que hay excesivo simbolismo).
Los tiempos nuevos han comenzado, la
salvación y la paz anunciadas y tan deseadas están ya al alcance de la mano, De
ahí que junto a la alegría y al entusiasmo se haga mención de la fe, la fe de
María, heredera de la fe de Israel que ha sabido confiar en la promesa de Dios:
"¡Dichosa tú, que has creído!". La fe ha visto el cumplimiento de las
profecías, pero esta misma fe cree que va a darse aún un nuevo y más amplio
cumplimiento: "lo que te ha dicho el Señor se cumplirá".
María, madre del Mesías, mujer dichosa, junto
con la gracia de Cristo que nos trae, nos da un ejemplo de fe, de alegría, de
disponibilidad, de servicio. Ella, figura del Adviento, prepara el camino al
Camino: empieza a preparar el camino que un día va a hacer Jesús, camino de
generosidad y de entrega total, venido no a ser servido sino a servir.
JM. VERNET - MISA DOMINICAL 1982, 24
6.- "¡Dichosa tú, que has creído!":
La alabanza hacia María es doble: como madre del Señor y como creyente. Quedan
reunidas aquí las dos bendiciones que encontramos en Lc 11, 27-28: una en boca
de una mujer sobre la maternidad y la otra de Jesús sobre los que creen.
Igualmente se acentúan en toda la escena los aspectos de gozo y de felicidad
como señales del nuevo tiempo mesiánico que empieza.
JOAN NASPLEDA - MISA DOMINICAL 1988, 24
El relato de la Visitación es presentado por
San Lucas siguiendo el mismo procedimiento midráshico que el Evangelio anterior
(Lc 1, 26-38).
a) La idea evocada en este relato es la del
traslado del Arca de la Alianza a Jerusalén (2 Sam 6, 2-11). En ambos casos, el
viaje se realiza por el país de Judá hacia Jerusalén (v. 39; cf. 2 Sam 6, 2),
da lugar a las mismas manifestaciones de alegría (vv. 42, 44 y 2 Sam 6, 2), e
incluso a "danzas" sagradas (v. 44, en el que el Niño
"salta" en el seno de su Madre: cf. 2 Sam 6, 12). La casa de Zacarías
(v. 40) se convierte en la réplica de la casa de Obed-Edom (e Sam 6, 10) y
María es fuente de bendiciones en ella como el Arca lo había sido antiguamente
(v. 41; cf. 2 Sam 6, 11-12). El grito de Isabel al recibir a María (v.43)
reproduce casi textualmente el de David delante del Arca (2 Sam 6, 9). Finalmente,
María, lo mismo que el Arca, permanece tres meses en casa de su huéspedes (v.
56; cf. 2 Sam 6, 11).
Tras este simbolismo un tanto rebuscado se
oculta la idea directriz de San Lucas: los hechos que rodean el nacimiento de
Jesús dan cumplimiento al mismo tiempo a la profecía de Mal 3 y a la de las
setenta semanas de Daniel. Dios ha enviado ya a su ángel al templo, bajo la
figura de Gabriel, cerca de Zacarías (Mal 3, 1 y Lc 1, 5-25); ahora ya no queda
más que el mismo Dios haga su aparición en su Templo (Mal 3, 2). La salida de
María hacia la casa de Isabel es ya una etapa con la que María conduce a su
Hijo hasta Judá; la segunda etapa será la subida propiamente dicha a Jerusalén
en Lc 2, 22-38, que se termina con la presentación oficial del Niño en el Templo.
b) Si la evocación del Arca de la Alianza es,
ante todo, la de la presencia de Dios en su Templo, no debe olvidarse del todo
que el Arca conducía al pueblo al combate y que su evocación nos sitúa, pues,
dentro de un contexto de combate que se hace más agudo todavía debido a la
preocupación de Lucas por presentar a María bajo los rasgos de la mujer
victoriosa de los enemigos. En efecto, el v. 42, en el que Isabel bendice a
María y a su Hijo es la réplica de las aclamaciones dirigidas a Jael (Jue 5, 2-31)
después de su victoria sobre el enemigo, y a Judit (Jdt 13, 17-18; 15, 9-10)
después de su victoria sobre Holofernes. M/COMBATE
M/VICTORIA.
Comparada con el Arca de la Alianza y con las
mujeres guerreras del Antiguo Testamento, María aparece, pues, aquí, como la
mujer que asegura a su pueblo la victoria definitiva sobre el mal e inaugura la
era mesiánica en la que el pecado y la desgracia serán abolidos. María es la
verdadera morada de Dios entre los hombres. Lucas la ha presentado así
comparándola con el Arca o con Sión.
Dios no habita ya, pues, en un templo de
piedras, sino en personas vivas. Al igual que María, cada cristiano es en el
mundo signo de la presencia de Dios. Son las actitudes de su vida y sus
compromisos, y no ya piedras sagradas, las que edifican la habitación divina
sobre la tierra. Por profana que sea, la vida de un cristiano está ya ahora más
cargada de presencia divina que un templo consagrado y que un Arca de la
Alianza. La Eucaristía carga nuestras vidas de esa densidad.
MAERTENS-FRISQUE - NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA
CRISTIANA I - MAROVA MADRID 1969.Pág. 159
8.- Los cc.1-2 del tercer evangelio están
construidos en forma de díptico: dos figuras paralelas se entrelazan, la del
Bautista y la de Jesús. De ambos se nos anuncia el nacimiento, se nos narra su
nacimiento y circuncisión y se nos presenta su crecimiento. El fragmento que
enlaza las dos anunciaciones con los dos nacimientos, es precisamente el de la
Visitación de María a Isabel. Las dos madres se encuentran.
Isabel es símbolo del AT. Como las antiguas
matriarcas de Israel se nos dice que es estéril y anciana. Sin embargo, es
capaz de ser fecunda por la acción de Dios. El Espíritu Santo la llena de su
presencia, como había llenado a Israel a lo largo de su historia, para reconocer
la presencia del Señor que llega en María.
María es símbolo de la nueva Sión que es
madre fecunda, que lleva al Señor en su seno y lo presenta a los que quieran
recibirlo. Es la nueva Arca de la Alianza que contiene al que es la Palabra de
Dios a los hombres. Ella se apresura en su paso y comunica gozo mesiánico allí
donde llega.
Aquí resuena la primera Bienaventuranza de
los evangelios: "Dichosa tú, que has creído". Por la fe de Abrahán
dio inicio al pueblo creyente, por la fe de María inicia su etapa definitiva el
pueblo de Dios. La fe de María está en el origen de la fe de la iglesia.
Recordemos que los Padres de la iglesia afirmaban que María concibió no sólo
físicamente a Jesús en su cuerpo, sino también en su espíritu y en su corazón.
La Creación y la Vocación de Abrahán
contenían, en el AT, sendas bendiciones. Isabel pronuncia una bendición sobre
María y Jesús que marca el final del AT y el comienzo del NT.
JORDI LATORRE - MISA DOMINICAL 1991, 17
9.- M/VISITADORA
La Virgen es la primera en ser dignificada
por el advenimiento divino; por eso se convierte para el resto de la humanidad
en la "Visitadora". Aun antes de que Dios aparezca en el mundo en
forma visible, lo trae la Virgen a los hombres hecho ya hombre en su seno.
Viene Dios a ella, y en ella visita a la humanidad. Se procura un hogar entre
los hombres a fin de facilitarles el vivir ellos en la Divinidad. La puerta por
donde entra sin necesidad de abrirla es la Virgen. Así como se apareció a los
discípulos en la noche de Pascua, de la misma manera va hoy a casa de Isabel
con las puertas cerradas. No quiere mostrarse del todo ni aparecer ya en pleno
día; se limita a asomarse a través de la puerta cerrada: "Está ya detrás
de nuestros muros, mirando por las ventanas, atisbando por entre las celosías"
(Ct/02/09). Sin embargo, Isabel, inmediatamente lo reconoce: "¿De dónde a
mí tanto bien, que llegue a mí la Madre de mi Señor?, exclama Isabel.
Es un verdadero Adviento; la Virgen viene,
llevando a Dios en su seno; la Madre de Dios viene, o sea, Dios mismo es quien
viene.
Su presencia origina a la par temor y
alegría; alegre sobresalto y santo temor, cosas ambas muy propias ante la
aparición divina. Pero la alegría sobrepuja al temor: "Daba saltos de
júbilo el niño en mi seno", afirma Isabel. Sin embargo, hay todavía otra
señal que descubre la presencia de Dios: el espíritu humano es impulsado por
ella. El Espíritu (Pneuma) de profecía se apodera del hombre, le abre los ojos
interiores para descubrir el plan escondido de la redención divina y le desata
la lengua en alabanzas al amor eterno: "Isabel se sintió llena del
Espíritu Santo, y, exclamando en alta voz, dijo: Bendita tú eres entre todas
las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre". A lo que responde
María: "Mi alma canta la grandeza del Señor".
EMILIANA LÖHR - EL AÑO DEL SEÑOR - EL
MISTERIO DE CRISTO EN EL AÑO LITURGICO I - EDIC.GUADARRAMA MADRID 1962.Pág. 64
s.
10.- El Adviento celebra la Venida mística
del Señor a los corazones mediante la gracia de Cristo, del cual nosotros somos
instrumentos. Esto es lo que nos recuerda la Visitación. A pesar del esfuerzo
que representaba en aquel tiempo para una futura madre aquel viaje de más de
cien kilómetros, María no duda en prestar sus servicios a su prima, de la cual
supo que, a pesar de su edad avanzada, iba a tener las alegrías, pero también
los cuidados de la maternidad. Un servicio fraternal es siempre para nosotros
ocasión de llevar a Cristo. En el caso de María, esto fue auténtico, incluso
materialmente, podríamos decir. Ella lleva a Cristo; ella santifica mediante la
irradiación de Cristo, a quien lleva dentro de sí. También a nosotros se nos
pide que irradiemos a Cristo mediante el ejercicio de la caridad fraterna. Esta
irradiación puede ser real y eficiente independientemente, e incluso con
anterioridad a todo testimonio hablado, a toda «predicación», a todo «sermón».
Para nosotros aquí se trata, pues, de
"ser": ser hijo de Dios, penetrado de la vida divina; al «ser»
Cristo, nosotros le irradiaremos. "To be or not to be, that is the
question» (Shakespeare, Hamlet, III, 1); «ser o no ser», esta es la cuestión,
la primera y principal cuestión para un cristiano.
Puede ser útil, e incluso necesario en
ocasiones, dar testimonio expreso de nuestra fe, estar orgullosos de ella,
predicarla; mas esto es un aspecto secundario. Anteriormente, por la simple
presencia en el mundo de verdaderos cristianos, Cristo está allí presente, y El
no puede dejar de santificar, de la misma manera que santificó a Juan Bautista
en la Visitación.
Eligiendo entre «ser» y «parecer», es mucho
más importante ser; y es que «ser» es ya una adquisición importante, una
realidad apreciable; parecer sin ser, no es nada, es mucho menos que nada: es
falsedad, fariseísmo.
Oración: Invitación a la plegaria silenciosa
para que cada cual examine si su primera preocupación es más bien la de ser y
no la de parecer, la de no parecer sino porque es y en la medida en que lo es.
Recogimiento en silencio; oración del celebrante, por ejemplo, en estos
términos: «Ayúdanos, Señor, a «ser» tus hijos, a vivir en cristiano, a fin de
que, por todo lo que somos, irradiemos a Cristo.
HEUSCHEN - LA BIBLIA CADA SEMANA - EDIC.
MAROVA/MADRID 1965.Pág 31 s.
11.- María se puso en camino, y con buena
marcha, al encuentro de Isabel, No iba a verificar las señales anunciadas. Ni
mucho menos para contar su experiencia angélico-divina, movida por la vanidad.
Iba para estas tres cosas: para felicitar, para compartir y para servir. Iba,
como se ve, movida solamente por el amor. Por eso tiene prisas, porque el amor
es fuerza quemante. La Virgen de la Visitación es la Virgen de la Caridad.
CARITAS - RIOS DEL CORAZON - ADVIENTO Y
NAVIDAD 1992/91-2.Págs. 68
12.- Una vez recibido el anuncio del ángel y
sabiendo que su prima también espera un hijo, María se dirige presurosa a su
casa: los motivos serían ayudarla y pedirle consejo, pero de hecho la escena se
convierte en un momento de gran celebración gozosa de la obra salvadora de
Dios: la alegría rezuma en cada una de las frases de la escena. También se
puede ver un cierto deseo del evangelista de señalar la primacía de Jesús
respecto a Juan, cuestionada en algunos ambientes cercanos al primer
cristianismo.
El viaje es sorprendente: una muchacha joven
y embarazada atravesando sola Palestina. Pero tanto da. Es un gran esfuerzo
para ella, pero mayores son las ganas de estar al lado de su prima y compartir
la Buena Noticia. Y hay, sobre todo, una gran fuerza simbólica: María,
procedente de las regiones del Norte, las tierras siempre en peligro de
paganismo, se dirige a Judá, hacia el centro religioso, llevando con ella al
Señor; ahora, la Jerusalén que tiene en su interior al Señor y de la que
hablaba Sofonías el domingo pasado, ya no es una ciudad de piedra sino que es
aquella joven de Nazaret, del territorio de Zabul6n y Neftalí (Is 8,23;
Mt4,12-17).Realmente la manera de acercarse Dios a los hombres ha cambiado
radicalmente.
El encuentro entre las dos mujeres muestra
todo lo que comporta la llegada de Dios a aquellos que tienen ganas de verlo.
Es el Espíritu el que hace descubrir la presencia del Señor a través de las
sencillas realidades humanas que, por ellas mismas, no muestran nada de
especial. Y, cuando se descubre, se produce la explosión de alegría: Juan
Bautista en el vientre de Isabel representa aquí a todo el pueblo que esperaba
la llegada del Mesías.
Isabel alaba a María por haber sido escogida
por Dios, y alaba al Señor que está en sus entrañas. Y al final la vuelve a
alabar pero expresando entonces, en una magnífica síntesis, la actitud básica
del creyente que María representa: María es la que ha creído, es decir, la que
ha sido capaz de fiarse de Dios y aceptar lo que ella entendía que Dios le
proponía, por complicado que fuera; y por eso, y por complicado que todo pueda
ser en el futuro, en ella y por ella se realizarán las promesas que Dios ha
hecho (ella será la madre del salvador; por ella el mundo recibirá la
salvación): el Magnificat que María proclama a continuación es la expresión de
estos convencimientos.
J. LLIGADAS - MISA DOMINICAL 1994, 16
PROPUESTA DE CANTOS DOMINGO IV DE ADVIENTO (CICLO C - (22 DE
DICIEMBRE 2024)
TEMA: “QUIEN SOY YO PARA QUE ME VISITE LA MADRE DE MI SEÑOR”
01.- ALELUYA,
HAY UN AIRE NAVIDEÑO
Hay
un aire navideño, aleluya
Y
los niños hacen bailes, aleluya
Sus
cantos brindan, al recién nacido Rey
Amor
y alegría, nos vino a traer
Hey,
hey, hey, la la la la
Hey,
hey, hey, aleluya
Juntemos
las manos, aleluya
A
su amor cantemos, aleluya,
Los
niños felices bailan para el Niño Rey
Amor
y alegría, nos vino a traer.
Hey,
hey, hey, la la la la
Hey,
hey, hey, aleluya
02.- DIJO QUE
SI MARIA (Cesáreo Garabain)
Dijo que sí María, cuando al amanecer
pudo ofrecer su casa al Santo de Israel.
Era un jardín la Virgen, Dios quiso ser clavel;
nunca mi pobre tierra fuera tan buen vergel. (2)
DIJO QUE SI MARÍA Y AL RECIBIRLE A ÉL
EN SU MORADA HUMILDE NOS ACOGIÓ TAMBIÉN.
MADRE DE DIOS Y NUESTRA, VIRGEN DE NAZARETH,
EN TU JARDÍN DE AMORES YO QUIERO FLORECER. (2)
Dijo que sí María, cuando al amanecer,
supo que Dios quería en su jardín nacer.
Por madre la quería ella le dio su ser;
nunca mi pobre tierra fuera tan buen vergel. (2)
Dijo que sí María, cuando al amanecer
Dios la envolvió en su sombra con todo su poder.
De sus entrañas puras el cielo va a nacer;
nunca mi pobre tierra fuera tan buen vergel. (2)
03.- COMO LO
HIZO MARIA
1.- No sólo el vino y el pan,
te venimos a ofrecer,
queremos darte algo más
te entregarte nuestro ser.
COMO LO HIZO MARÍA,
QUE TU MENSAJE ESCUCHÓ,
Y DIJO UN SÍ GENEROSO,
PARA ACEPTAR TU MISIÓN.
2.- Hoy quedan sobre este altar,
nuestras vidas hoy Señor,
haz que sepamos luchar,
para conservar tu amor.
04.- AVE
MARIA (Francisco Palazón)
Dios
te salve María llena eres de gracia.
El
Señor es contigo, bendita tú eres
entre
todas las mujeres, y bendito es el fruto
de
tu vientre Jesús.
Santa
María Madre de Dios,
ruega
por nosotros pecadores.
Santa
María Madre de Dios,
ruega
por nosotros pecadores.
Ahora
y en la hora de nuestra muer-te.
Ahora
y en la hora de nuestra muer-te.
05.- DICHOSA
TU, QUE HAS CREIDO (Joaquín Madurga)
DICHOSA
TU QUE HAS CREÍDO,
PORQUE
LO QUE HA DICHO, EL SEÑOR SE CUMPLIRÁ.
Subió
María a visitar a Isabel llevando alegría de su fe.
Oh
virgen misionera, enséñanos tu a anunciar la Buena Nueva de Jesús.
Bendita
tu entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre.
Oh
Virgen portadora de Jesús salvador, que sintamos el gozo del Señor.
Dichoso
el vientre que te llevo y los pechos que te criaron.
Dichosos
son también los que escuchan mi voz y cumplen mi palabra de amor.
06.- MADRE DE
LOS CREYENTES (Francisco Palazón)
MADRE DE LOS CREYENTES
QUE SIEMPRE FUISTE FIEL,
DANOS TU CONFIANZA,
DANOS TU FE.
1.- Pasaste por el mundo
en medio de tinieblas
sufriendo a cada paso
la noche de la fe
sintiendo cada día
la espada del silencio
a oscuras padeciste
el riesgo de creer.
2.- La fe por el desierto
a lomos de un asnillo
la fe cuando en las bodas
Jesús se hizo esperar
la fe cuando pensaron
que el Hijo estaba loco
la fe sobre el calvario
al borde de acabar.
3.- Guardaste bajo llave
las dudas y batallas
formándose el misterio
al pie del corazón
debajo de tu pecho
de amor inagotable
la historia se escribía
de nuestra redención.
07.- MUJER FUERTE (Francisco Palazón)
CANTEMOS
AL SEÑOR UN CANTO NUEVO,
UN
CANTO A LA MUJER;
PORQUE
ELLA ES EL PILAR DE NUESTRA HISTORIA,
LA
ROCA DE LA FE (BIS)
1.-
Una mujer quisiste que sirviera
para
ahuyentar las sombras de la noche;
una
mujer nos trajo luz al mundo
por
ella Dios bajó a ver a los hombres.
2.-
Una mujer quisiste que quitara
la
espada de las manos de tirano;
por
la mujer nos vino Jesucristo
que
nos libró glorioso del pecado.
3.-
Es la mujer, María, siempre Virgen,
mujer
fuerte, probada en los dolores;
el
poderoso Dios quiso encerrarse
en
el espejo y madre de los hombres.
08.- SANTA
MARIA DE LA ESPERANZA (J.A. Espinoza)
SANTA MARÍA DE LA ESPERANZA
MANTÉN EL RITMO DE NUESTRA ESPERA (2V).
1.- Nos diste al Esperado de los tiempos,
mil veces prometido en los profetas.
Y nosotros de nuevo deseamos,
que vuelva a repetirnos sus promesas.
2.- Brillaste como aurora del gran día,
plantaba Dios su tienda en nuestro suelo.
Y nosotros soñamos con su vuelta,
queremos la llegada de su reino.
3.- Viviste con la cruz de la esperanza,
tensando en el amor la larga espera;
Y nosotros buscamos con los hombres,
el nuevo amanecer de nuestra tierra.
09.- LA
VIRGEN SUEÑA CAMINOS (Carmelo Erdozain)
1.- La Virgen sueña caminos,
está a la espera;
la Virgen sabe que el niño,
está muy cerca.
De Nazaret a
Belén, hay una senda;
por ella van los que creen,
en las promesas.
LOS QUE SOÑÁIS Y ESPERÁIS
LA BUENA NUEVA,
ABRID LAS PUERTAS AL NIÑO,
QUE ESTÁ MUY CERCA,
EL SEÑOR CERCA ESTÁ,
EL VIENE CON LA PAZ.
EL SEÑOR CERCA ESTÁ,
EL TRAE LA VERDAD.
2.- En estos días del año,
el pueblo espera,
que venga pronto el Mesías,
a nuestra tierra.
En la ciudad de Belén,
llama a las puertas,
pregunta en las posadas,
y no hay respuesta.
3.- La tarde ya lo sospecha,
está alerta,
El sol le dice a la luna,
que no se duerma.
A la ciudad de Belén,
vendrá una estrella,
vendrá con todo el que quiera,
cruzar fronteras.
010.-
BIENVENIDA NAVIDAD (Palito Ortega)
el día de Navidad;
¡qué lindo que todo el año
la gente se quiera igual!
2.- Se perdonan las
maldades,
todo se hace con bondad;
por eso seas bienvenida,
mi querida Navidad.
3.- Estrellita de la noche
que sales para alumbrar,
ilumina al que está
solo la noche de Navidad.
4.- Todos cantan en noche
del día de Navidad;
¡qué lindo que estas
canciones
nos lleven a la amistad!