ESTÉN PREPARADOS
ORACION COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, a
quien instruidos por el Espíritu Santo, nos atrevemos a llamar Padre, renueva
en nuestros corazones el espíritu de la adopción filial para que merezcamos
acceder a la herencia prometida. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del
libro de la Sabiduría 18, 6-9
La noche de la
liberación se les anunció de antemano a nuestros padres, para que tuvieran
ánimo, al conocer con certeza la promesa de que se fiaban. Tu pueblo esperaba
ya la salvación de los inocentes y la perdición de los culpables, pues con una
misma acción castigabas a los enemigos y nos honrabas, llamándonos a ti.
Los hijos
piadosos de un pueblo justo ofrecían sacrificios a escondidas y, de común
acuerdo, se imponían esta ley sagrada: que todos los santos serían solidarios
en los peligros y en los bienes; y empezaron a entonar los himnos
tradicionales.
SALMO RESPONSORIAL (32)
Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como
heredad.
Aclamen justos, al Señor, que merece la alabanza de
los buenos. Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él se
escogió como heredad. R.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los
que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y
reanimarlos en tiempo de hambre. R.
Nosotros aguardamos al Señor: él es nuestro auxilio y
escudo; que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de
ti. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta a los Hebreos 11, 1-2. 8-19
Hermanos: La fe es seguridad de lo que se espera, y prueba de lo que no se
ve. Por su fe, son recordados los antiguos. Por fe, obedeció Abrahán a la
llamada y salió hacia la tierra que iba a recibir en heredad. Salió sin saber
adónde iba.
Por fe, vivió como extranjero en la tierra prometida, habitando en tiendas—
y lo mismo Isaac y Jacob, herederos de la misma promesa—, mientras esperaba la
ciudad de sólidos cimientos cuyo arquitecto y constructor iba a ser Dios.
Por fe, también Sara, cuando ya le había pasado la edad, obtuvo fuerza para
fundar un linaje, porque juzgó digno de fe al que se lo prometía.
Y así, de uno solo y, en este aspecto, ya extinguido, nacieron hijos
numerosos como las estrellas del cielo y como la arena incontable de las
playas. Con fe murieron todos éstos, sin haber recibido lo prometido; pero
viéndolo y saludándolo de lejos, confesando que eran huéspedes y peregrinos en
la tierra. Es claro que los que así hablan están buscando una patria; pues, si
añoraban la patria de donde habían salido, estaban a tiempo para volver.
Pero ellos ansiaban una patria mejor, la del cielo.
Por eso Dios no tiene reparo en llamarse su Dios: porque les tenía
preparada una ciudad.
Por fe, Abrahán, puesto a prueba, ofreció a Isaac; y era su hijo único lo
que ofrecía, el destinatario de la promesa, del cual le había dicho Dios:
«Isaac continuará tu descendencia.». Pero Abrahán pensó que Dios tiene poder
hasta para hacer resucitar muertos. Y
así, recobró a Isaac como figura del futuro.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 32-48
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos: «No temas, pequeño rebaño, porque su Padre ha tenido a bien darnos
el reino.
Vendan sus bienes y den limosna; hagan
talegas que no se echen a perder, y un tesoro inagotable en el cielo, adonde no
se acercan los ladrones ni roe la polilla. Porque donde está du tesoro allí
estará también su corazón. Tengan ceñida la cintura y encendidas las lámparas. Ustedes
estén como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle
apenas venga y llame. Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los
encuentre en vela; Les aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los
irá sirviendo.
Y, si llega entrada la noche o de
madrugada y los encuentra así, dichosos ellos.
Comprendan que si supiera el dueño de casa
a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete.
Lo mismo ustedes, estén preparados, porque
a la hora que menos piensen viene el Hijo del hombre.».
Pedro le preguntó: «Señor, ¿has dicho esa
parábola por nosotros o por todos?».
El Señor le respondió: «¿Quién es el
administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su
servidumbre para que les reparta la ración a sus horas?. Dichoso el criado a
quien su amo, al llegar, lo encuentre portándose así. Les aseguro que lo pondrá
al frente de todos sus bienes.
Pero si el empleado piensa: "Mi amo
tarda en llegar", y empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a
comer y beber y emborracharse, llegará el amo de ese criado el día y a la hora
que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son
fieles.
El criado que sabe lo que su amo quiere y
no está dispuesto a ponerlo por obra recibirá muchos azotes; el que no lo sabe,
pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos.
Al que mucho se le dio, mucho se le
exigirá; al que mucho se le confió más se le exigirá.».
COMENTARIO
Maranata
significa “¡Ven Señor!”. Es la última palabra de la Biblia y era la oración
apasionada de los primeros cristianos. Ha vuelto a ser también la fórmula de
oración de algunos cristianos de hoy, sobre todo en los ambientes carismáticos.
Vale la pena que meditemos en ella. Maranata pide el fin del mundo, aquel
formidable día en que Cristo apareciéndose en todo el esplendor de su gloria,
inaugurará la nueva vida de los hombres en plena vida de Dios. Porque Dios
mismo, nos dice Jesús, nos invitará al gozo de lo que él es: “Se pondrá el
delantal, los sentará a la mesa y le irá sirviendo uno a uno. Pero por muy
extraordinario que sea este final grandioso y por muy lleno de amor que esté,
quizás no obsesiona bastante nuestros días y nuestras noches. Nos cuesta
comprender qué es lo que Jesús quiere de nosotros cuando nos dice: “Vivan como
hombres que aguardan”. Y cuando repetimos dócilmente según sus enseñanzas:
“Padre, venga a nosotros tu reino” esto no hace palpitar nuestro corazón en la
tensa espera, a pesar de que el sentido de esta frase está claro: “Qué llegue
ese mundo final en el que tú reinarás”.
Viene ya. Caminamos hacia su plenitud, pero viene en el esbozo que de
él vamos haciendo. La escatología (los últimos tiempos) es una aurora lejana
que ilumina el progreso de la humanidad hacia el sol eterno. Por consiguiente,
la esperanza cristiana no es ni mucho menos estática e inmovilizante. Es la
conciencia de un parto gigantesco. Esa espiritualidad tan segura que siempre
nos han enseñado es muy clara: hay que vivir plenamente el día de hoy. Pero se
trata del “hoy de Dios” lleno de Dios y lleno de su espera.
Es delicada, esa dosificación entre la acción inmediata y la espera.
Varía con las épocas e incluso con cada temperamento. Siempre habrá en
definitiva enamorados de la tierra y soñadores del cielo. Sin embargo, el que
habla de dosificación dice por eso mismo que se necesitan las dos cosas y en
cada uno de nosotros, la espera, si pero en una paciencia muy activa. El
razonar entre el hoy y el mañana tiene que estar siempre bajo vigilancia, pues
corrió ya el peligro de falsearse desde los comienzos del cristianismo. Los
tesalonicenses de san Pablo se agarraron tan bien al Maranata que se cruzaron
de brazos y no querían trabajar. “No, les dice san Pablo, ¡El día del Señor no
ha llegado! ¡Hay que vivir, hay que trabajar!” (2Tes). Nosotros nos hemos
encargado de aprender bien esta lección ya que nuestro hoy está súper-ocupado
hasta cometer una grave infidelidad contra la escatología. “¿Los últimos
tiempos?”. ¡Ya vendrán! Incluso entre los cristianos se cede a veces a dos
estilos de vida mortales para el Maranata, el alzarse de hombros y tratar de
cumplir la agenda febril.
PLEGARIA UNIVERSAL
Dirijamos al Padre nuestras suplicas con confianza filial.
Respondamos. R. Padre, escuchamos.
1.- Por el Papa Francisco para que su
ministerio profético levante a los que se sienten caídos, abra los ojos de
quienes se sienten seguros de sí mismos y reanime la esperanza a quienes se les
ha oscurecido el horizonte de la vida. Oremos. R.
2.- Por las comunidades cristianas: para
que con su testimonio de servicio generoso y alegre despierten en los alejados
e indiferentes el deseo de experimentar el amor de Cristo. Oremos. R.
3.- Por los gobernantes de los pueblos
para que renuncien con decisión a toda corrupción y busquen por encima de
cualquier otro interés el bien común y la paz que nace de la práctica de la
justicia. Oremos. R.
4.- Por los que son perseguidos a causa de
su fe: para que sientan la comunión eclesial y sean fortalecidos por la
experiencia de la cercanía de Dios y nuestra solidaridad fraterna. Oremos.
R.
5.- Por los emigrantes de nuestro
continente y del mundo: para que encuentren acogida solidaria y se sientan
responsables de contribuir a la paz y al bienestar de los pueblos que los
cogen. Oremos. R.
6.- Por nosotros que participamos en la
Eucaristía para que permanezcamos en amorosa espera del Señor, cumpliendo con
amor responsabilidad nuestras labores cotidianas. Oremos. R.
Escucha Señor, nuestras oraciones y manifiesta tu bondad a
estos hijos tuyos que quieren permanecer en vigilancia esperando con amor la
venida definitiva de tu Reino. Por Jesucristo nuestro Señor.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta complacido, Señor, los
dones que en tu misericordia has dado a tu Iglesia para que pueda ofrecértelos
y que ahora transformas con tu poder en sacramento de nuestra salvación. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
La comunión en tus sacramentos nos
salve, Señor y nos afiance en la luz de tu verdad. Por Jesucristo nuestro
Señor.
PALABRA DE DIOS Y
SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 12:
Dt 10, 12-22; Sal 147; Mt 17, 22-27.
Martes 13:
Dt 31, 1-8; Sal: Dt 32, 3-12; Mt 18, 1-5.10.12-14.
Miércoles 14: Dt 34, 1-12; Sal 65; Mt 18, 15-20.
Jueves 15:
Ap 11, 19ª; 12, 1.3-6ª.10ab; Sal 44; 1Cor 15, 20-27ª; Lc 1, 39-56.
Viernes 16: Jos 24, 1-13; Sal 135; Mt 19, 3-12.
Sábado 17:
Jos 24, 14-29; Sal 15; Mt 19, 13-15.
Domingo 18: Jr. 38, 4-6.8-10; Sal 39; Heb 12, 1-4; Lc 12, 49-53.
COMENTARIOS AL EVANGELIO
Lc 12, 32-48
Paralelos:
Mt 6, 20-21 Mt 24, 43-51
Mt 6, 20-21 Mt 24, 43-51
1.- CODICIA/RIQUEZAS: Texto. Forma parte de una
larga conversación de Jesús con sus discípulos. El desencadenamiento de la
misma ha sido un litigio de herencia (domingo pasado). Jesús empieza señalando
la raíz de estos casos: la codicia. A continuación da un paso más: Por esto os
digo: no andéis agobiados pensando qué vais a comer o con qué os vais a vestir.
Vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de ello. Buscad más bien su reino y
tendréis también todo aquello (/Lc/12/22/30-31). Es decir, Jesús les propone a
sus discípulos un punto de mira distinto: el mundo del Padre en vez del mundo
de las riquezas. Aquí se entronca el texto de hoy: No tengáis miedo, pequeño
rebaño, de que vuestro Padre haya querido confiaros su reino. Prefiero este
matiz al de la traducción litúrgica. Siguen después unas invitaciones a
desprenderse de los bienes (vs. 33-34) y a vivir en perspectiva de futuro (va.
35-40). Esto último se expresa con la imagen de unos criados a la espera de su
amo y la de un propietario que trata de impedir que los ladrones le roben.
Enseñanza plástica, a través de una parábola.
Pedro quiere
saber quiénes son los destinatarios de esta parábola. ¿Has dicho esa parábola
por nosotros o por todos? Para el lector no queda claro quiénes son unos y
otros. Dos comentarios antiguos que tengo delante entienden el
"nosotros" de los doce y el de "todos" de los discípulos.
Creo sin embargo que, por el modo como Lucas estructura el auditorio en el cap.
12, el "nosotros" se refiere a los discípulos y el "todos"
a la gente en general. Aunque como vamos a ver por el tipo de respuesta de
Jesús, la distinción no tiene mayor importancia. La respuesta de Jesús no es
directa.
Basta fijarnos
en ella para ver que no guarda relación con los términos de la pregunta (vs.
42-48). Esto significa que Jesús no acepta el planteamiento de Pedro. Lo que
Jesús hace es contar una nueva parábola con vistas a replantear el problema en
otros términos. Algo parecido a lo que veíamos hace cuatro domingos a propósito
del prójimo. En el texto de hoy, el planteamiento de Jesús se encuentra en los
versículos finales 47-48. Se habla del criado que sabe lo que su amo quiere y
del criado que no lo sabe.
Ambos serán
castigados si hacen algo digno de castigo, aunque al que sabía se le castigará
más, porque al que mucho se le dio, mucho se le exigirá. El planteamiento de
Pedro era exclusivo; por nosotros o por todos. El de Jesús es asertivo: por
vosotros y por todos. Vivir en perspectiva de futuro es una actitud que compete
a todos en general, aunque probablemente todos tendrán el mismo grado de
conciencia de esa perspectiva o no todos la vivirán con la misma intensidad.
Comentario.
Jesús acaba de proponer a los discípulos un cambio en su escala de prioridades
y de valores: El Padre antes que la comida. La verdad es que un cambio así
impone. ¿No imponen acaso estas palabras: "Vended vuestros bienes"?
No es ya el miedo teórico, es el miedo práctico: ¿Qué será de mí y de los míos?
Vamos a ser honestos y a no rebajar lo que Jesús dice. Sintamos toda la
angustia y todo el miedo que queramos. Resistámonos todo lo que queramos. Pero,
¡por favor!, no escamoteemos el sentido de las palabras de Jesús. Está en juegos
la esencia del ser cristianos. Ya sé que los maximalismos no sirven, que el
lenguaje de Jesús era a veces agresivo e hiriente y que respondía a condiciones
socioeconómicas infinitamente mucho menos complicadas que las actuales. Pero
repito: ¡No acomodemos las palabras de Jesús a nuestras conveniencias! Propongo
una solución. ¿Por qué no reconocemos que no estamos dando curso a la idea
cristiana de Jesús? ¿Por qué no reconocemos que tenemos mucha tarea por delante
hasta poder decir que somos cristianos? Donde hay tarea por realizar hay
ilusión. Y donde hay ilusión hay sentido del humor, alegría y humildad. Y la
angustia irá desvaneciéndose de nuestro interior y una gran paz tomará en
nosotros el puesto de aquélla. "No temas, pequeño rebaño, de que vuestro
Padre haya querido confiaros su reino". Hay mucho cariño y mucha fuerza en
estas palabras. Buscad al Padre. Descubriréis que nada os faltará para vivir y
vivir bien. Ante las palabras "Buscad..." de Jesús se me ocurre la
siguiente pregunta: ¿No será que a fuerza de no vender nuestros bienes ya no
tenemos bienes? ¿No será que por preocuparnos tanto de nuestra vida ya no
tenemos vida? ¡Esto no es vida! exclamamos a veces, ¿Será que intuimos que lo
primero es el reino del Padre y después todo lo demás? Ello significaría que
nos estamos haciendo cristianos y que empezamos a tener ceñida la cintura y
encendidas las lámparas.
Alberto Benito
- Dabar 1986, 42
2.- Sentido del
texto. No podremos en absoluto comprender estas fascinantes palabras de Jesús
si desconocemos desde dónde están dichas. ¿Por qué puede hablar Jesús así? La
respuesta es el v.32b: "Vuestro Padre ha tenido a bien daros el
Reino". Jesús sabe del Padre y de su alternativa, lo conoce y la conoce.
Jesús ha hecho un descubrimiento: "El Reino se parece a un tesoro
escondido en el campo; si un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y de la
alegría va a vender todo lo que tiene y compra el campo aquél" (/Mt/13/44). Desde este descubrimiento puede Jesús hablar e
invitar como lo hace. Cuando se ha encontrado un tesoro, ¿qué importa la
calderilla? ¿Qué miedo se puede tener a desprenderse de la calderilla? La
atención y el interés estarán en el tesoro, no en la calderilla. "Buscad
primero el Reino y esas otras cosas (alimento, vestido, etc.) las tendréis de
sobra", son las palabras inmediatamente anteriores a las del evangelio de
hoy (/Lc/12/31).
Secundar la
invitación a desprenderse de las propias posesiones es lo mismo que secundar
una invitación a desprenderse de la calderilla cuando se tiene un tesoro. Jesús
no te invita a quedarte sin nada, sencillamente porque antes ya lo tienes todo.
No tengas, pues, miedo a dejar el dinero.
CR/OPTIMISTA: Centra tu atención e
interés en la maravillosa alternativa del Reino. Es un inesperado y fascinante
valle de colores y de bienestar. Como los antiguos esclavos judíos en Egipto,
ponte en disposición de marcha hacia la tierra que mana leche y miel. Estás a
punto de llegar a ella. Haz un último esfuerzo: sal de la esclavitud y saborea
la fiesta. Lucha, construye, no te desanimes. Te parece que no llegas: no creas
a las sirenas que te hablan de realismo. El Hijo del Hombre sale a tu
encuentro, está para llegar. ¿Eres cristiano? Lo tienes que demostrar por tu fe
inquebrantable en un mundo nuevo. Ser cristiano lleva consigo esa fe. Por ser
cristiano has adquirido la responsabilidad de creer en un mundo de colores y de
bienestar. Quien no es cristiano no tiene tanta responsabilidad de creer en
este mundo como tienes tú. Fuerza, pues, la historia: no te detengas, nunca te
conformes, no caigas en la tentación esbozada por Pedro de entretenerte en
jerarquizar personas y competencias. Fíjate cómo Jesús no da cabida en su
respuesta a este tipo de problemática.
Lo importante
es la capacidad de inquietud que tengas y la disconformidad que demuestres.
Dabar 1980, 43
Uno de los
puntos más originales de la enseñanza de Jesús -y Lc lo señala más que ningún
otro evangelista- es el juicio que hace sobre las riquezas. En la mentalidad
general del Antiguo Testamento, las riquezas son una bendición de Dios, y a
veces incluso una prueba de que alguien disfruta de su favor. En esta línea, el
protestantismo y especialmente el calvinismo tenderá a ver en ella un signo de
predestinación. Para Jesús, por el contrario, la riqueza está llena de peligros
para el Reino.
Hilari Raguer -
Misa Dominical 1977, 15
4.- Texto.
Seguimos en la perspectiva de camino. El texto comienza con la fórmula de
confianza "no temas", fórmula que garantiza protección y seguridad, y
con el apelativo cariñoso de "pequeño rebaño", para inmediata- mente
pasar a formular el motivo de la confianza y del cariño: "El Padre ha
tenido a bien confiaros su reino". Manifestación capital en sí misma, por
cuanto que supone la realización, al menos parcial, de la segunda petición del
Padrenuestro: Venga tu reino. Manifestación, además, fundamental en el conjunto
del texto, por cuanto que está a la base de todo lo que en él se dice después.
Tomando como
punto de partida este versículo 32, el texto se articula de la siguiente
manera:
1. Versículos
33-34. Una vez más nos sale al paso la frase corta y gráfica, desconcertante y
agresiva." Vended vuestros bienes y dad limosna". La frase es de las
que hieren, porque golpea fuerte. "Tocados" todavía por su impacto,
escuchamos después algo sobre el corazón y el tesoro. Empezamos a relacionar:
tesoro, dinero, valores, atención, importancia. De repente se nos ilumina el
sentido de la frase: el dinero no puede ser el móvil de uno a quien el Padre le
ha confiado su reino.
2. Versículos
35-40. Las palabras de Jesús siguen resonando gráficas. "Tened ceñida la
cintura". En un mundo en el que se llevan túnicas muy holgadas que
llegaban hasta los pies, era inevitable ceñirse la cintura con un cinturón para
realizar cualquier actividad que supusiese esfuerzo o movimiento. Tener ceñida
la cintura expresaba disposición, entrega a una tarea. Algo parecido hay que
decir de las lámparas encendidas, indudablemente una metáfora para designar la
actitud despierta y consciente.
Siguen a continuación
dos situaciones, dos ejemplos de actitud despierta y consciente: de unos
criados; de un dueño de casa. En ambos casos se pone de relieve la misma
exigencia: necesidad de una actitud consciente y abierta al futuro.
¿De qué futuro
se trata? Nos lo dice el v. 40 y lo formula en términos de venida del Hijo del
Hombre. La formulación ahonda sus raíces en la imaginería apocalíptica judía,
una imaginería al servicio de la más bella y la más real de las realidades: el
encuentro pleno de los hijos con su Padre.
El sentido de
los vs. 35-40 aparece claro: uno a quien el Padre le ha confiado su reino vive
consciente de caminar hacia el encuentro pleno con el Padre.
3. versículos
41-48. Pedro interrumpe para saber si lo anterior se refiere sólo a ellos o
también a todos en general. ¿Has dicho esta parábola por nosotros o por todos?
Por el contexto inmediato el nosotros no se refiere a los doce, sino a los
discípulos, es decir, al seguidor de Jesús.
En su respuesta
Jesús emplea el mismo procedimiento que constatábamos hace cuatro domingos a
propósito del letrado que quería saber quién era su prójimo. Jesús no responde
en los mismo términos de la pregunta, sino que en los vs. 42-46 comienza
contando la historia del posible doble proceder, bueno y malo, de un administrador.
A continuación, en los versículos 47-48, centra su atención en el proceder malo
y distingue dos nuevas posibilidades, según que ese proceder malo sea
consciente o inconsciente. Por último, concluye con la siguiente llamada de
atención: Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le
confía, mucho se le pedirá. Hacia esta llamada de atención va encaminada toda
la anterior historia; esta llamada es lo verdaderamente importante de la
respuesta de Jesús.
Comparemos
ahora esta respuesta y la pregunta. Pedro quiere saber si lo manifestado por
Jesús vale sólo para sus seguidores o también para todos. Jesús le contesta que
no es eso lo que debe preocuparle como seguidor suyo. Lo que de verdad debe
preocuparle es que por ser seguidor suyo tiene unas exigencias y unas
responsabilidades, superiores incluso a la demás gente por cuanto un seguidor
de Jesús sabe que las tiene y los demás no lo saben. Esas exigencias y esas
responsabilidades es lo que de verdad debe de preocupar a un seguidor de Jesús,
y no si los demás las tienen o dejan de tener, o si los demás son seguidores de
Jesús o no. La respuesta de Jesús, por lo tanto, corrige los demás términos, y
el planteamiento de la pregunta de Pedro.
Comentario. A
decir verdad el texto no es fácil por cuanto que no deja traslucir a primera
vista su articulación interna. A la hora de hablar de él hay que hacerlo
partiendo de lo que es la afirmación central: El Padre ha tenido a bien
confiaros su reino. El seguidor de Jesús debe vivir sabiendo que el reino del
Padre es ya una realidad en él. Su vida goza del cariño, la protección y la
seguridad que el Padre otorga. No tengas miedo.
A partir de
esta vivencia y de esta certeza, el seguidor de Jesús da curso a un nuevo
talante, a un estilo diferente de vida. El texto de hoy apunta dos
manifestaciones de este nuevo estilo de vida.
Primera: El
seguidor de Jesús no está en la vida para ganar dinero. Segunda: El seguidor de
Jesús es sabedor de que camina hacia el encuentro claro y pleno con el Padre.
Pero ¡ojo! Se trata de actitudes simultáneas e independientes entre sí. Por lo
tanto, el no estar en la vida para ganar dinero no se debe al hecho de caminar
hacia el Padre. Lo primero no está subordinado a lo segundo. Si el seguidor de
Jesús no está en la vida para ganar dinero, ello se debe a que está en la vida
para hacer otras cosas y con otros valores. A su vez, mientras hace esas otras
cosas desde otros valores, el seguidor de Jesús sabe que su vida tiene
perspectiva de futuro, un futuro que arranca del presente del Padre.
El texto
termina con una parte que suele estar bastante maltratada. Una parte realmente
maltratada. Hay comentaristas que la interpretan en el sentido de retribución
según los méritos. Creo que esta línea de interpretación no tiene para nada en
cuenta la articulación del texto. El sentido de la parte final está
condicionado por la pregunta de Pedro, aunque no por los términos y su
planteamiento. Lo hace por medio de la historia que cuenta, la cual tiene como
función el preparar la llamada de atención final, que es donde se recoge el
planteamiento o modo de ver las cosas por parte de Jesús. La preocupación de si
lo que Jesús dice es aplicable sólo a sus seguidores o a todos en general debe
dejar paso a esta otra: como seguidor de Jesús, éste tiene que llevar adelante
un estilo de vida no basado en el dinero y consciente de su apertura al Padre.
Esta es la tarea del seguidor de Jesús y de ella es de lo que tiene que
responder. Los demás ya responderán de la suya, sea ésta la que sea. Lo que
debe preocupar al seguidor de Jesús no es el hacer extensiva a los demás su
visión de las cosas, sino el vivir de las cosas.
Alberto Benito
- Dabar 1989, 41