NO PUEDEN SERVIR A
DIOS Y AL DINERO
ORACION COLECTA
Oh Dios, que has puesto la
plenitud de la ley divina en el amor a ti y al prójimo, concédenos cumplir tus
mandamientos, para que merezcamos llegar a la vida eterna. Por nuestro Señor
Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura de la profecía de Amós 8, 4-7
Escuchen esto, los que exprimen al
pobre, despójense a los miserables, diciendo: «¿Cuándo pasará la luna nueva,
para vender el trigo, y el sábado, para ofrecer el grano?».
Disminuyan la medida, aumenten el
precio, usáis balanzas con trampa, compren por dinero al pobre, al mísero por
un par de sandalias, vendiendo hasta el salvado del trigo. Jura el Señor por la
gloria de Jacob que no olvidará jamás sus acciones.
SALMO
RESPONSORIAL (112)
Alaben al Señor, que alza al pobre.
Alaben,
siervos del Señor, alaben el nombre del Señor. Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre. R.
El
Señor se eleva sobre todos los pueblos, su gloria sobre los cielos. ¿Quién como
el Señor, Dios nuestro, que se eleva en su trono y se abaja para mirar al cielo
y a la tierra? R.
Levanta
del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para sentarlo con los
príncipes, los príncipes de su pueblo. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol
san Pablo a Timoteo 2, 1-8
Querido hermano: Te ruego,
lo primero de todo, que hagan oraciones, plegarias, súplicas, acciones de
gracias por todos los hombres, por los reyes y por todos los que ocupan cargos,
para que podamos llevar una vida tranquila y apacible, con toda piedad y
decoro.
Eso es bueno y grato
ante los ojos de nuestro Salvador, Dios, que quiere que todos los hombres se
salven y lleguen al conocimiento de la verdad.
Pues Dios es uno, y uno
solo es el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, que se
entregó en rescate por todos: éste es el testimonio en el tiempo apropiado:
para él estoy puesto como anunciador y apóstol —digo la verdad, no miento—,
maestro de los gentiles en fe y verdad.
Quiero que sean los
hombres los que recen en cualquier lugar, alzando las manos limpias de ira y
divisiones.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 16, 1-13
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Un hombre rico tenía un
administrador, y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes. Entonces lo
llamó y le dijo: "¿Qué es eso que me cuentan de ti?. Entrégame el balance
de tu gestión, porque quedas despedido.".
El
administrador se puso a echar sus cálculos: "¿Qué voy a hacer ahora que mi
amo me quita el empleo?. Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza.
Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración,
encuentre quien me reciba en su casa.".
Fue
llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero: "¿Cuánto
debes a mi amo?". Éste respondió: "Cien barriles de aceite.". É1
le dijo: "Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta.".
Luego
dijo a otro: "Y tú, ¿cuánto debes?".
É1
contestó: "Cien fanegas de trigo.".
Le
dijo: "Aquí está tu recibo, escribe ochenta.". Y el amo felicitó al
administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente, los
hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz. Y yo les
digo: Ganaos amigos con el dinero injusto, para que, cuando les falte, los
reciban en las moradas eternas. El que es de fiar en lo menudo también en lo
importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo
importante es honrado.
Si
no fueron de fiar en el injusto dinero, ¿quién os confiará lo que vale de
veras?. Si no fueron de fiar en lo ajeno, ¿lo suyo, quién se lo dará?.
Ningún
siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al
otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis
servir a Dios y al dinero.».
COMENTARIO
Nos encontramos ante una parábola que siempre
ha tenido una interpretación dificultosa, donde lo que más sorprende y extraña
es el elogio que el Señor hace de la actuación del administrador, quien parece
que falsifica los recibos de los deudores de su amo. Se trata quizás de una ocurrencia con
alguna picardía; Jesús se hace con ella y la usa a su manera, que siempre
resulta sorprendente. Esperaríamos una hermosa lección sobre la honradez, pero
Jesús trata bien al administrador poco honrado, la historia o la parábola acaba
con una última estafa: “Toma tu recibo y escribe ochenta”. Pero fíjense bien
que en el versículo 8 comienza el comentario del propio Jesús, designado
expresamente por “Señor”. Y aquí viene el susto: “El Señor alabó a aquel
administrador injusto”. Era muy fácil, muy vulgar denunciar la falta de
honradez. Pero Jesús va a conducirnos a un terreno más original: el empleo
astuto del dinero.
Primera gran lección: hay que ser vivos y despiertos. Miren
a ese hombre en apuros, el cielo se le ha caído encima, sólo tiene unas horas
para reaccionar y reacciona perfectamente. Imítenlo ustedes, los hijos de la
luz: ante un golpe duro no se hundan en lamentos e indecisiones, sean vivos.
¿Un sinvergüenza? Sí, pero aquí se nos pide que sepamos ser lo bastante listo
para coger lo que hay de bueno en este ejemplo, rechazando lo malo.
Segunda lección: Para Lucas, todo dinero es injusto. Ahora bien: si uno lo usa
–desprendiéndose de él- para "ganarse amigos", hace una buena
inversión no en términos bursátiles, ni bancarios, sino en términos humanos
cristianos. El injusto dinero, como encarnación de la escala de valores de la
sociedad civil, sirve de piedra de toque para ensayar la disponibilidad del
discípulo a poner al servicio de los demás lo que de hecho no es suyo, sino que
se lo ha apropiado en detrimento de los desposeídos y marginados.
La parábola termina con esta frase lapidaria: “No pueden servir a Dios
y al dinero”. La piedra de toque de nuestro amor a Dios es la renuncia al
dinero. El amor al dinero es una idolatría. Hay que optar entre dos señores: no
hay término medio. El campo de entrenamiento de esta opción es el mundo, la
sociedad, donde los discípulos de Jesús tienen que compartir lo que poseen con
los que no lo tienen, con los oprimidos y desposeídos, los desheredados de la
tierra.
El afán de dinero es la frontera que divide el mundo en dos; es la
barrera que nos separa de los otros y hace que el mundo esté organizado en
clases antagónicas: ricos y pobres, opresores y oprimidos; el ansia de dinero
es el enemigo número uno que imposibilita que el mundo sea una familia unida
donde todos se sienten a la mesa de la vida. Por eso el discípulo, para
garantizarse el futuro, debe estar dispuesto en el presente a renunciar al
dinero que lleva a la injusticia y hace imposible la fraternidad.
PLEGARIA UNIVERSAL
Con confianza en el amor de Dios y con la
seguridad de que Él siempre nos escucha, oremos diciendo: R. Te lo pedimos, Señor.
1.-
Para que Cristo que inauguro el Reino de Dios en este mundo, haga de los
obispos, sacerdotes y agentes de pastoral testimonios vivos de desprendimiento
de los bienes terrenos, y mantengan viva la esperanza de todos los creyentes en
los bienes eternos. Oremos con fe. R.
2.-
Para que, como discípulos de Cristo, los cristianos no nos apeguemos ávidamente
a los bienes de este mundo y no caigamos en la idolatría del dinero. Oremos
con fe. R.
3.-
Para que los responsables de la economía mundial y nacional procuren siempre el
bien de las personas por encima de cualquier otro interés egoísta o económico. Oremos
con fe. R.
4.- Para
que sirviendo al Señor en los hermanos, los que participamos en la
Eucaristía no caigamos en la tentación de la codicia y tengamos actitudes y
gestos concretos de solidaridad con los hermanos más necesitados. Oremos
con fe. R.
Te lo pedimos a Ti, Padre bueno, que eres
nuestro único Señor, por intercesión de tu enviado, Jesucristo, que vive y
reina por los siglos de los siglos.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, en tu bondad las ofrendas de tu pueblo, para
que cuanto creemos por la fe lo alcancemos por el sacramento celestial. Por
Jesucristo nuestro Señor.
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Señor, apoya bondadoso con tu ayuda
continua a los que alimentas con tus sacramentos, para que consigamos el fruto
de la salvación en los sacramentos y en la vida diaria. Por Jesucristo nuestro
Señor.
PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 23:
Esd 1, 1-6; Sal 125; Lc 8, 16-18.
Martes 24:
Esd 6, 7.8.12b.14-20; Sal 121; Lc 8, 19-21.
Miércoles 25: Esd 9, 5-9; Sal: Tb 13, 2-8; Lc
9, 1-6.
Jueves 26:
Ag 1, 1-8; Sal 149; Lc 9, 7-9.
Viernes 27: Ag 1, 15b—2, 9; Sal 42; Lc 9, 18-22.
Sábado 28:
Zac 2, 5-9.13-15ª; Sal: JUr 31, 10-13; Lc 9, 43b-45.
Domingo 29: Am 6, 1ª.4-7; Sal 145: 1Tim 6, 11-16; Lc 16, 19-31.
COMENTARIOS AL EVANGELIO
Lc 16. 1-13
1.- Nos
encontramos ante una parábola que siempre ha tenido una interpretación
dificultosa. Los comentarios evangélicos que la acompañan, aunque provienen ya
de los estratos anteriores a Lucas, no todos tienen una relación directa con la
parábola. Lo que más sorprende y extraña es el elogio que el Señor hace de la actuación
del administrador, quien parece que falsifica los recibos de los deudores de su
amo. Es en este punto precisa- mente donde hemos de corregir la perspectiva: la
parábola no es ni una crítica a la mala utilización de los bienes materiales,
ni la aprobación de una estafa. Según algunos comentaristas, se trata más bien
de ver en la parábola un elogio de la astucia del administrador, (que no
necesariamente tiene que ser ya fraudulenta).
PARA/ADMINISTRADOR:-"¿Qué voy a hacer
que mi amo me quita el empleo?": En el mundo antiguo, el administrador era
a veces un esclavo nacido en la misma casa de su dueño y que había sido educado
para este menester. Actuaba en nombre del dueño para realizar toda clase de
transacciones comerciales y económicas. El administrador de la parábola se ve
en peligro y busca nuevos protectores. ¿Cómo lo hace? Quedando bien ante los
deudores de su amo. Pero no rebajando las cantidades que adeudan a su amo sino
rebajando la comisión que a él le correspondería percibir; una comisión que,
junto con el débito, figuraba en el documento mercantil. Por eso hace recibos
nuevos en los que no conste su parte. Esta es la solución que ven algunos
comentaristas a la luz de los documentos comerciales del mundo antiguo. De esta
forma, el elogio recae sobre la capacidad de renuncia del administrador en
vistas a un beneficio futuro: un nuevo puesto de trabajo. Con esta lectura
aparece más clara la aplicación a los hijos de la luz: ante las exigencias del
Reino hay que actuar también con astucia, sabiendo renunciar a las cosas
materiales a fin de conseguir unos bienes muchísimo mayores.
J. NASPLEDA -
MISA DOMINICAL 1989/18
Esta parábola
ha causado, a veces, dificultades de interpretación al presentar como ejemplo a
un sinvergüenza. Naturalmente que para Jesús el administrador es un hombre
injusto (v.8); pero lo que se propone a modo de ejemplo es su habilidad, el
saber emplear con visión el dinero que administra.
Teniendo en
cuenta que esta parábola comenta a 14. 33, diremos que este v.8 es el verso
central. En él se alaba la actitud del hábil gerente que mira al futuro y lo
prevé sabiendo negociar con su actual situación. Esta es la actitud que Jesús
pide al que emprende el camino del evangelio. Pero la astucia del discípulo en
Jesús no consiste en prepararse una salida airosa en lo económico, sino en
renunciar a los bienes materiales para entrar en el reino de Dios. Abandonando
los bienes aquí, por el reino, se está ya actuando con una mentalidad
evangélica. Palabras claras para actitudes valientes.
Los vv.9-13, al
menos en la intención del autor, parecen interpretar la parábola que les
antecede. La prueba de fuego viene a ser la actitud ante los bienes o, dicho de
otro modo, la confianza en Jesús y su palabra. Aceptar las promesas de Jesús
exige el abandono del dinero traidor. Para comprender esto, es preciso la
fuerza de Dios y actitudes generosas en orden a establecer unas categorías
diferentes que las que rigen nuestra propia sociedad.
Aquí SERVIR
tiene un sentido cultual según el vocabulario de la Biblia. Respecto a Dios, el
dinero es un dios falso. Según este verso, el dinero puede convertirse en un
obstáculo teológico, lo que da al asunto una gravedad extrema. El dinero puede
ser obstáculo real para el acercamiento y el encuentro con Dios. En una
sociedad de opresión económica como la nuestra (cf.primera lectura) es muy
difícil entender palabras como éstas.
EUCARISTÍA
1989/44
3.-
Pre-texto.-Legislación en materia de sueldos. En el caso de un administrador su
sueldo no era una nómina invariable e independiente de lo administrado, sino un
tanto por ciento, estipulado según los casos, de todo lo administrado.
"Os
reciban": giro verbal para evitar pronunciar el nombre de Dios.
Sentido del
texto.-Todo depende del recto entendimiento de la parábola. De acuerdo a lo
escrito en el pre-texto, en los vs. 5-7 el administrador no defrauda a su amo;
lo único que hace es renunciar a lo que legalmente le corresponde como
administrador; renuncia a lo que es suyo para ganarse amigos que, en justa
compensación, le ayuden cuando él se encuentre en necesidad económica tras el
despido. Es esta actitud previsora de cara al futuro lo que el amo alaba de su
administrador (v.8). Aquí está la clave de la parábola. De esta clave parte
Jesús para su enseñanza. El pide a sus discípulos (=cristianos) la misma
actitud: renunciar al dinero para granjearse la amistad con Dios (v.8). El
dinero es la prueba de fuego del cristiano (v.10). Si la supera, Dios se le
entregará plenamente (vs. 11-12). El dinero es un rival de Dios y, por lo
tanto, es malo (v.13). El dinero es lo ajeno al hombre; lo propio del hombre es
el Reino. En el v.9 el adjetivo injusto no tiene función especificativa, sino
calificativa; por eso habría que cambiar el orden y leer injusto dinero.
La posición de
Jesús es taxativa. No habla desde una teoría aséptica, sino desde la práctica
contante y sonante de lo que el dinero es, representa y significa. No en vano
sus palabras están motivadas por la presencia de los publicanos, hombres concretos
de dinero (cfr. contexto).
DABAR 1977/54
4.- La palabra
"mammon", que ha sido traducida por "dinero", es aramea,
pero de origen fenicio. En el N. T. esta palabra significa riqueza y se utiliza
sólo en aquellos casos en los que las riquezas ejercen un poder que envilece al
hombre y lo esclaviza. La "riqueza injusta", en este contexto, no lo
es porque haya sido ganada con negocios sucios, sino que lo es siempre en tanto
esclaviza al hombre y lo aparta de Dios.
Dios y el
dinero son como dos amos mal avenidos que se disputan la obediencia de un mismo
hombre. Este no puede servir a los dos a la vez y tiene que decidirse por uno u
otro. Sólo la obediencia a Dios es compatible con la verdadera libertad del
hombre.
EUCARISTÍA
1971/52
La parábola
habla de un administrador de bienes a quien su amo ha decidido despedir. Para
entenderla es necesario estar familiarizados con la situación administrativa
presupuestaria.
Según práctica
habitual en el antiguo Medio Oriente, un administrador podía hacer préstamos de
las propiedades del dueño, por los que recibía una comisión en concepto de
intereses. Esta comisión era para el administrador, no para el dueño. Esa
comisión, con su correspondiente recibo o aval fiduciario, se adjuntaba al
documento oficial que estimulaba la cuantía del préstamo. La práctica habitual,
sin embargo, era la existencia de un único documento, en el que el deudor
consignaba la totalidad de su deuda, sin especificar la cuantía estipulada por
un lado y los intereses por otro. Pero lo que no debemos olvidar es que estos
intereses correspondían al administrador y no al dueño; era propiedad del
administrador.
Con estos
presupuestos volvamos ahora a la parábola. Un amo ha decidido despedir a su
administrador. ¿Qué hace el administrador? Granjearse amistades que puedan
echarle una mano después del despido. ¿Cómo lo hace? Perdonando a los deudores
del amo la comisión que le correspondía como administrador, parte que, en el
primero de los casos contemplados, ascendía al 50% del total que el deudor
tenía que pagar y, en el segundo, al 20%. Procediendo así el administrador no
defrauda al amo ni falsifica documento alguno. Lo único que hace es detraer de
la deuda total la cantidad correspondiente a su comisión. Es decir, el
administrador renuncia a lo que era suyo. En el v.8 la parábola califica de
inteligente este proceder (astuto, en la traducción litúrgica). Si en ese mismo
versículo se califica de injusto al administrador, dicho calificativo no
obedece al proceder descrito en la parábola, sino al proceder previo a la misma
y del cual se habla en los versículos 1-2 como causante del despido.
El centro de
gravedad y, por consiguiente, de atención de la parábola es la renuncia del
administrador a lo que era suyo, una renuncia calificada de inteligente y, como
tal, alabada expresamente por el amo del administrador.
En torno a este
centro de gravedad giran las consideraciones posteriores de Jesús, cuya
culminación y resumen es la lapidaria frase conclusiva: "No podéis servir
a Dios y al dinero". Como en precedentes ocasiones el lenguaje de Jesús es
gráfico, agresivo, sin tapujos. "Ganaos amigos con el dinero
injusto". Esta frase recoge lo expresado gráficamente en la parábola, en
la que el administrador se ha granjeado amigos con su dinero. La expresión
"dinero injusto" no se refiere a un dinero obtenido de manera poco
clara o poco escrupulosa; se refiere al dinero sin más, a todo dinero, a
cualquier dinero. La expresión es dura, hiriente, de las que hacen pensar. (cf.
Papini: Historia de Cristo."La hostia infame del demonio").
"Ganaos amigos con el dinero injusto". La frase es un acicate:
Apreciad más a Dios y a los demás que al dinero, ganaos a Dios y a los demás en
vez de estar locos por el dinero.
El significado
del texto es en realidad muy sencillo: invita al discípulo de Jesús a vivir un
estilo de vida cuyo motor y base sea Dios y no el dinero.
Dios y dinero
representan los motores de dos estilos de vida antitéticos, irreconciliables
entre sí. Según el puesto que tenga cada uno de ellos en nuestras vidas, así
será también el estilo de ellas.
Para el
administrador de la parábola era más importante ganarse amigos que quedarse con
el dinero. En el fondo sabía que teniendo amigos tendría también dinero. En vez
de lamentarnos tanto del materialismo imperante, abrámonos nosotros a Dios. Él
está, vive, es real. Pero hay que ser permeables. Por mucha agua que le caiga
encima, del ladrillo jamás germinará una flor.
Comentario: No
perdamos de vista que la perspectiva general de todos estos domingos es la de
ofrecer actitudes para un caminar en cristiano.
A. BENITO-
DABAR 1989/47
Hay que empezar
por recordar que una parábola no pretende ser, al menos como punto de partida,
más que una historia destinada a proponer una lección y solo una. Para entregar
esta única lección, basta que la parábola sea edificante desde el punto de
vista elegido, y no es necesario que lo sea desde todos.
Una parábola
supone un conjunto de detalles que forman la historia; estos detalles deben ser
coherentes y llevar a una conclusión ejemplar, pero no es necesario que todos
los detalles que entran en la historia sean, asimismo, irreprochables.
Es lo que
ocurre en nuestra parábola del Administrador. No se trata de decir que este
personaje haya actuado en todos los puntos de una forma evangélica, sino
simplemente de afirmar que en un punto, que es capital, este hombre supo
adoptar un comportamiento ejemplar, fuere cual fuese la calidad de las
actitudes que hubiere adoptado en lo demás. ¿En qué punto es un modelo de espíritu
evangélico el administrador? Señalemos antes de nada que nuestra sorprendente
parábola no es excepcional, y sobre todo en san Lucas.
Este mismo
autor habla también de un juez que no quiere hacer justicia a una viuda
desconsolada, más que porque los gritos de la mujer molestaban sus oídos. De lo
que Jesús saca la conclusión de que hay que saber orar con tanta insistencia
como la mujer supo poner en su reivindicación, y que Dios se dejará conmover lo
mismo que el juez indigno. La historia sería inaceptable si hubiera que deducir
que Dios era, también él, indigno; resulta, en cambio, admisible si, a pesar de
otros detalles discutibles aparece como una ilustración de la perseverancia
eficaz.
Citemos también
la parábola del hombre molestado en plena noche por un amigo, y que acaba
accediendo sólo por poder dormir tranquilo. Extraña ilustración de la actitud
de Dios para con la súplica humana. Pero la lección no está ahí, sino en la
invitación a que nuestra oración sea tan insistente y confiada como fue la actitud
del amigo importuno.
LOUIS MONLOUBOU
- LEER Y PREDICAR EL EVANGELIO DE LUCAS EDIT. SAL TERRAE SANTANDER 1982.Pág 260
7.- Este pasaje
suscita gran cantidad de problemas. Las palabras de Cristo que se citan en este
texto han sido realmente pronunciadas por El, pero dentro de un contexto que
debería servirles de aclaración previa. Por haberse perdido el texto en
cuestión, fueron numerosas las tentativas de explicación que vieron la luz en
el seno de la primitiva comunidad cristiana.
En este pasaje
Cristo alude, sin duda alguna, a una estafa que debió de dar material más que
suficiente a los cronistas de la época (vv. 1-7). Pero ¿qué hay de esta
historia en el contexto de San Lucas? Parece ser que únicamente el v. 8
corresponde a ella: "y el amo alabó al mayordomo infiel".
¿Quién es este
amo? En este pasaje no se trata del señor a cuyo servicio está el mencionado
mayordomo, sino de Jesús (o Kyrios). En Lc 18, 6 puede anotarse un cambio
idéntico en la acepción de una palabra: el término "Señor", en este versículo,
designa al Cristo y no al juez inicuo de la parábola.
a) El v. 8 no
pertenece, pues, al relato del mayordomo estafador, sino que es una anotación
de San Lucas, y ha dado lugar a la interrogante siguiente: ¿Cómo es posible que
el Señor alabe a este mayordomo? Si, pasando por la tradición de los
sinópticos, nos detenemos a examinar cuidadosamente el texto de las palabras
pronunciadas por el propio Cristo, llegaremos a la conclusión de que Jesús se
propone convencer a sus oyentes acerca de la puesta en vigor del juicio que se
esperaba. Por tanto, siendo así las cosas ya no hay tiempo que perder; es
preciso prever lo que pueda acontecer el día de mañana (Lc 12, 54-56) y ser
suficientemente sagaz para llegar a un acuerdo con el enemigo antes que intervenga
el juez (Lc 12, 58-59). Así, pues, el mayordomo ha sabido aprovechar el plazo
de tiempo fijado para asegurar su futuro y poder formar parte de los que no
sucumbirán ante las crisis, por graves que estas sean. Esta es, según parece, a
los ojos de Lucas, la primera lección de la parábola: la obligación de
aprovechar el tiempo que nos queda para asegurar el futuro.
b) Pero los
medios cristianos primitivos han añadido una segunda interpretación: "los
hijos de este mundo son más sagaces que los hijo de la luz" (v. 8b).
Constatación desoladora: en muchos aspectos (negocios materiales), los
cristianos estarán siempre en condiciones de inferioridad, por no poder emplear
los medios utilizados por otros. A este nivel, la parábola que nos ocupa es un
medio de expresar la resignación de los cristianos ante ciertas manifestaciones
del poder y eficacia vedados para ellos.
c) Otros medios
cristianos han dado una nueva interpretación de la parábola sacando esta vez
una conclusión acerca de uso del dinero (v. 9). Estos pasan por alto las
medidas que toma el mayordomo para asegurar su futuro y fijan su atención en el
ejemplo que dicho personaje da en el uso del dinero. Lucas, para quien el Reino
de los cielos es de los pobres acoge con un cariño especial esta última interpretación.
Si, por casualidad, entran en el Reino algunos ricos, se debe a que estos
compran los bienes del Reino mediante la renuncia total a su dinero. El
mayordomo da una buena lección de como se debe usar el dinero: distribuirlo de
tal manera que nos asegure el cielo (Lc 6, 29-30; 12, 33; 6, 34-35). De esta
forma, a una conclusión directamente escatológica hecha por el propio Cristo y
a una segunda interpretación a cargo de los medios cristianos (v. 8b), San
Lucas ha añadido probablemente una conclusión puramente personal (v. 9),
redactada en función de su experiencia en el trato de la primera comunidad y de
su punto de vista muy favorable a la pobreza. Lucas es el único evangelista que
relata esta difícil parábola, pues es, sin duda, el que mejor podía comprenderla,
gracias a su opinión muy particular y comprensiva del problema.
d) El texto
termina con una última interpretación (vv. 10-12). Una vez más se pone de
ejemplo a imitar la conducta del mayordomo, en este caso innecesario: si
queréis ser buenos administradores de los bienes espirituales, comenzar por ser
fieles en la administración de los bienes materiales.
Los "hijos
de la luz", con relativa frecuencia, se limitan a reducirlo todo a una
serie de esquemas y principios, transformando así el cristianismo en pura
ideología y privando al Reino de Dios de su exigencia de eficacia.
MAERTENS-FRISQUE
- NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA VII MAROVA MADRID 1969.Pág. 94.