martes, 8 de febrero de 2022

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO VI T.O. CICLO C - 13 FEBRERO 2022

 

LA DESGRACIA DE SER RICO

 


 

COMENTARIO

 

No es fácil recibir todo este aluvión: “Ay de ustedes, los que están saciados! ¡Ay de ustedes los que ríen! ¡Ay de ustedes, de los que todo el mundo habla bien!”. Los creyentes se ven obligados a quedarse allí delante, perplejos. Nos damos cuenta de que para Jesús estas bienaventuranzas y estas maldiciones extrañas (“¡Dichosos ustedes, los pobres! ¡Ay de ustedes, los ricos!”) son una evidencia, pero cuando nos fijamos en nuestra vida, nos parece mucho más evidente la ley del dinero: son dichosos los ricos y desventurados los pobres. Es lo que piensa todo el mundo. ¡Todo el mundo! Ese es el problema. Los primeros cristianos, por su parte, extrañaron y desentonaron de tal modo que en los ambientes paganos la nueva fe llamó la atención. Si ahora los cristianos resultan que son “como todo el mundo” su fe no puede menos de dejar escépticos y críticos a los “paganos” ¿En qué cambia las cosas la fe en Jesucristo?

Lo cambia todo cuando se cree. Aquí, por ejemplo, hay que creer en el deprecio de Jesús por el dinero y entrar también nosotros en ese desprecio, cueste lo que cueste. Por otra parte, no es el dinero “útil” lo que desprecia. Aprueba la alegría de una mujer que se ha encontrado la dracma perdida y la felicidad de las personas que han tenido éxito en sus negocios (Lc 19, 16-17). Pero ¡qué desprecio con el rico que acumulaba tesoros para asegurarse la vida: “¡Necio!” (Lc 12, 20). La vida no es eso. La desgracia de ser rico consiste en engañarse sobre la vida buscando pequeñas felicidades, eso que Jesús llama el “consuelo”: “¡Ay de ustedes, porque ya tienen su consuelo!”; tienen el confort, tienen la seguridad, tiene el aprecio de los demás. Pero no tienen el reino. La verdadera vida está allí; hay que entrar en el reino, que es el país del amor: “Dios mío, dice el salmo 118, ¡que tu amor sea mi consuelo!”. La verdadera vida, para la que estamos hechos, es amar a Dios y amar a nuestros hermanos. ¡Evidentemente hay que creerlo! Una existencia cristiana comienza exactamente por ese acto de fe: creer en Jesús cuando nos dice que la dicha está en elegir el amor. La vida no es forzosamente una elección entre la felicidad y la desgracia, sino más generalmente una elección entre las pequeñas felicidades que se pueden comprar y la gran dicha de amar.

Pero ¿por qué se dice que el dinero nos hace dejar a Dios y el amor fraternal? Porque cuando se espera todo del dinero, se acostumbra uno a no esperar nada de Dios y se trata cada vez menos con él. Y cuando uno codicia el dinero, no comparte con los demás; cuanto más rico es uno, menos da; es cosa bien sabida. ¿Entonces? ¿Tirar el dinero o tirar el evangelio? No, hay que repetir que el dinero puede ser útil, el problema está en mantenerlo en esa estricta utilidad, en no entregarle nuestra vida, en seguir siendo capaz de dominar la avaricia. Eso es el evangelio.

Cuando un rico ama a Dios (lo prueba la calidad de su oración) y cuando se ve devorado por el amor fraterno (lo prueban la generosidad y el compromiso social) conquista una de las batallas cristianas más difíciles: hacer que el dinero sea dócil y noble.

R.P. Roland Vicente Castro Juárez

 

ANTIFONA DE ENTRADA Sal 30, 3-4

Se la roca de mi refugio, oh, Dios, un baluarte donde me salve, tú que eres mi roca y mi baluarte, por tu nombre dirígeme y aliméntame.

 

ORACION COLECTA

Oh, Dios, que prometiste permanecer en los rectos y sencillos de corazón, concédenos, por tu gracia, vivir de tal manera que te dignes habitar en nosotros. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Jeremías 17, 5-8

Así dice el Señor: “Maldito quien pone su confianza en el hombre, y en él busca su fuerza, apartando su corazón del Señor.

Será como un cardo en el desierto, que no disfruta del agua cuando llueve; habitará en la aridez del desierto, tierra salobre e inhóspita. Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza.

Será como un árbol plantado junto al agua, que junto a la corriente echa raíces; cuando llegue el calor no lo sentirá, sus hojas se conservaran siempre verdes: en año de sequía no se inquieta, no deja de dar fruto”.

 

SALMO RESPONSORIAL (1)

 

Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.

 

Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos, ni entra por la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los cínicos; sino que su gozo es la ley del Señor, y medita su ley día y noche. R

 

Será como un árbol plantado al borde de la acequia: da fruto a su tiempo y no se marchitan sus hojas; y cuanto emprende tiene buen fin. R

 

No así los impíos, no así, serán paja que arrebata el viento. Porque el Señor protege el camino de los justos, pero el camino de los impíos acaba mal. R

 

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 15, 12. 16-20.

Hermanos: Si anunciamos que Cristo resucitó de  entre los muertos, ¿Cómo es que dice alguno de ustedes que los muertos no resucitan?. Sí los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó.

Y, si Cristo no ha resucitado, la fe de ustedes no tiene sentido, siguen con sus pecados; y los que murieron con Cristo se han perdido. Si  nuestra esperanza en Cristo acaba con esta vida, somos los hombres más desgraciados. ¡Pero no! Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos.

 

ACLAMACION ANTES DEL  EVANGELIO  Lc 6, 23ab. 

Aleluya. Alégrense y salten de gozo, dice el Señor, porque su recompensa será grande en el cielo. Aleluya.

 

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 6, 17.20-26

En aquel tiempo, bajó Jesús del monte con los Doce y se detuvo en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón.  Él, levantando los ojos hacia sus discípulos, le dijo: “Dichosos los pobres, porque el reino de Dios es para ustedes.  Dichosos los que ahora tienen hambre, porque quedarán saciados. Dichosos los que ahora lloran porque reinarán. 

Dichosos ustedes, cuando los odien los hombres, y los excluyan, y los insulten, y desprecien el nombre de ustedes como infame, por causa del Hijo del hombre. Alégrense ese día y salten de gozo, porque su recompensa será grande en el cielo.  Eso es lo que hacían sus padres con los profetas.

Pero ¡ay de ustedes, los ricos! Porque ya tienen su consuelo. ¡Ay de ustedes, los que ahora están saciados!

Porque tendrán hambre ¡Ay de los que ahora ríen!, porque harán duelo y llorarán. ¡Ay si todo el mundo habla bien de ustedes! Eso es lo que hacían sus padres con los falsos profetas”.

 

PLEGARIA UNIVERSAL

Pongamos en Dios nuestra confianza y pidámosle que, así como resucito a Jesucristo de entre los muertos, nos haga esperar nuestra resurrección poniendo en sus manos de Padre nuestras inquietudes y anhelos. Digámosle: R.- Escúchanos, pues confiamos en ti.

 

1.- Por el papa y toda la Iglesia; para que viva el espíritu de las bienaventuranzas del reino y anuncie el secreto de la verdadera felicidad a la que conduce el evangelio. Oremos. R.

 

2.-  Por los jefes de las naciones y los poderosos del mundo: para que promuevan proyectos de justicia, educación, salud y bienestar para todos. Oremos. R.

 

3.- Por los enfermos, los oprimidos, los pobres, los excluidos y los que más sufren, para que encuentren su consuelo en la solidaridad de sus hermanos y en la cruz de Cristo. Oremos. R.

 

4.- Por todos nuestros seres queridos que han muerto: para que Jesús resucitado los tenga gozando de su presencia. Oremos. R.

5.- Por todos los cristianos: para que encontremos en las bienaventuradas el estilo de vida que nos hace verdaderos profetas y testigos del reino de Dios. Oremos. R.

 

6.- Para que la celebración de la resurrección de Cristo en esta eucaristía avive nuestra fe, renueve nuestra esperanza y nos haga vivir la caridad. Oremos. R.

 

Oh, Dios, que llamas dichosos a los que el mundo llama desgraciados, escucha las oraciones que con fe te presentamos, y haz que un día gocemos de la dicha eterna. Por Jesucristo nuestro Señor. Amen.

 

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Señor, que esta oblación nos purifique y nos renueve y sea causa de eterna recompensa para los que cumplen tu voluntad. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

ANTIFONA DE COMUNION    Jn 3, 16

Tanto amo Dios al mundo que entrego a su Unigénito, para que todo el que cree en el no perezca. Sino que tenga vida eterna.

 

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Alimentados con las delicias del cielo, te pedimos, Señor, que procuremos siempre aquello que nos asegura la vida verdadera. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

 

Lunes 14: Stg 1, 1-11; Sal 118; Mc 8, 11-13

Martes 15:  Stg 1, 12-18; Sal 93; Mc 8, 13-21.

Miércoles 16: Stg 1, 19-27; Sal 14; Mc 8, 22-26.

Jueves 17: Stg 2, 1-9; Sal33; Mc 8, 27-33

Viernes 18: Stg 2, 14-24.26, Sal 111; Mc 8, 34—9, 1.

Sábado 19: Stg 3, 1-10; Sal 11; Mc 9, 2-13.

Domingo 20: Sam 26, 2.7-9.12-13.22-23; Sal 102; 1Cor 15, 45-49;  Lc 6, 27-38.

 

 

COMENTARIOS AL EVANGELIO
Lc 06, 17. 20-26


3-1. EV/BENDICION  BITS/MALDICION:

Aunque Jesús dirige su palabra a los discípulos, su enseñanza no concierne solamente a ellos. En su auditorio hay discípulos que le siguen de cerca, una masa de gente que acude  de todas partes llevada por la curiosidad y algunos que han bajado de Jerusalén y le  observan maliciosamente. En realidad las bienaventuranzas, excepto la última que recae  especialmente sobre los discípulos, son para los pobres y los afligidos de este mundo. Lucas, a diferencia de Mateo que trae ocho bienaventuranzas (Mt 5.3-12), menciona sólo  cuatro; pero añade, en contrapartida, otras cuatro amenazas. En cuanto a las primeras, el  número no tiene mayor importancia, ya que en definitiva todas se refieren al único camino  que conduce al reino de Dios.

Es interesante hacer notar cómo Lucas habla únicamente de los "pobres", de los  "hambrientos", de los que "lloran", sin añadir calificativo alguno, mientras que Mateo nos  habla de los "pobres de espíritu" o de los que "tienen hambre y sed de justicia". El texto de  Mateo se refiere a los hombres que se tienen a sí mismos por pobres delante de Dios y lo  esperan todo de él, sin confiar en su propia autosuficiencia. Y aunque este significado  puede salvaguardarse también en el texto de Lucas, puesto que el reino de los cielos y no  la riqueza es la esperanza y la dicha de los pobres no cabe duda que subraya la pobreza  como una situación objetiva favorable y hasta necesaria, aunque no suficientemente, para  llegar al reino de Dios. En cambio, las riquezas son un verdadero obstáculo.

Jesús dirige expresamente esta bienaventuranza a los que van a ser sus testigos, a los  que van a ser perseguidos "por causa del Hijo del hombre" (Cfr. Mt 5, 10-12): "Dichosos  vosotros..." Los discípulos de Jesús, los que le siguen, padecerán por su causa, pero  participarán también de su gloria y de la gloria de los profetas. Lo específico de los  cristianos no es ser pobre o estar con los pobres, no es luchar por la justicia o construir la  paz, sino dar testimonio de Cristo. Para éstos, además de las otras bienaventuranza que  comparten con los pobres, hay una bienaventuranza específica.

El evangelio es anuncio y denuncia al mismo tiempo, bendición y maldición, buena y mala  noticia. No es imparcial. No lo puede ser en un mundo dividido por la injusticia. Por eso  Jesús no bendice a unos sin maldecir a los otros. Pero la maldición o la amenaza que hace  a los ricos y a los autosuficientes es, ante todo una advertencia severa y una exhortación  para que se conviertan.

Porque si siguen siendo ricos, a pesar de la pobreza de los pobres y a costa de éstos, su  situación es injusta a todas luces y es desesperada en vistas a lo que importa, al reino de  Dios.

También esta cuarta amenaza se dirige expresamente a sus discípulos. Los que le  siguen y han de ser sus testigos no deberán alegrarse si se ven rodeados de una nube de  aduladores, sino todo lo contrario. Porque si buscan los halagos caerán en los errores de  los falsos profetas, de aquellos que sólo predican lo que el mundo quiere escuchar y  traicionan el evangelio.

EUCARISTÍA 1983, 9

 


 

2.- -Texto. Se ha cerrado un capítulo de la obra con las espadas en alto por parte de  letrados y fariseos (cfr. Lc. 6,11). Con Lc. 6,12 se abre un nuevo capítulo, del que forman  parte los versículos de hoy. En el v.17 el autor presenta el escenario: un llano. En él, tres  grupos de personas netamente diferenciadas acompañan a Jesús: los doce, discípulos,  otra gente. La acción se desarrolla entre Jesús y discípulos. Esta acción no lleva anejo  movimiento alguno de las partes. Son palabras de Jesús teniendo como destinatario de las  mismas a los discípulos. En sus palabras Jesús les habla de ocho categorías de personas,  divididas en dos bloques contrapuestos de a cuatro: pobres, hambrientos, llorosos y  vituperados en el primer bloque; ricos, saciados, alegres y ensalzados en el segundo. Cada  una de las categorías viene introducida por una exclamación de gozo o de lamento.  Exclamación de gozo en el primer bloque y de lamento en el segundo.

Comentario. Voy a empezarlo por esto de exclamación de gozo y de lamento. Si  denomino así a lo que habitualmente se llaman bendiciones y maldiciones, es porque se  acomoda más al género literario que subyace y que nos es perfectamente conocido por el  uso que de él hicieron los viejos profetas del Antiguo Testamento. El profeta es la persona  que ve los acontecimientos en profundidad, que detecta en ellos realidades y movimientos  que se escapan al común de observadores. Al detectarlos lanza una exclamación. Esta será  de alegría o de pena, según el signo de la realidad o del movimiento detectados. El profeta  no sabe cuándo éstos tendrán lugar; sólo sabe que tendrán lugar. No bendice o maldice a  nadie, sino que lanza un grito de entusiasmo o se echa las manos a la cabeza aterrorizado  ante la nueva situación que se avecina, pero de la que no tienen ni idea aquéllos a quienes  va a afectar. En su calidad de gritos estas visiones proféticas no se pueden encasillar  dentro de ninguna lógica al uso ni mucho menos se pueden interpretar como revanchismo o  expresión de un "cambio de tortilla". Son gritos que brotan del estremecimiento de unas  entrañas utópicas; manifestaciones de alegría, ayes de dolor. Sin estridencias, sin  esnobismos, sin contorsiones ni agresividad.

Balada, lamento. Gestados en la montaña, en el cósmico-puro delirio de la música  callada y de la soledad sonora; arriba, donde el aire es siempre puro, donde la realidad  está hecha toda de utopía. Con la vista puesta en sus discípulos (v.20). Son los cristianos.  De ellos espera Lucas que sean los continuadores del estremecimiento utópico de Jesús. 

DABAR 1983, 15

 


 

3.- -Las bienaventuranzas de Lucas son más "críticas" -más propias de un profeta que de un  legislador- que las de Mateo. Jesús las pronuncia "en medio" de la gente venida de todas  parte, aunque "mirando" a los discípulos. Son también, además, unas bienaventuranzas con  alternativa: las maldiciones. De este modo forman un texto absolutamente paralelo con la  primera lectura y el salmo. Leyéndolas, vienen a la memoria las palabras de Simeón:  "...éste está destinado a que muchos caigan o se levanten en Israel" (Lucas 2,34), y evocan  la escena majestuosa de Mateo 25,31 ss. Se da una antítesis constante entre el "ahora" y  el "día que vendrá"; esto introduce al sentido trascendente de la vida presente, en función  de una esperanza que se apoya en el don de Dios.

La continuación del texto lucano incluye una frase que cabría subrayar: "Sed compasivos  como vuestro Padre es compasivo". Es típica de Lucas esta asimilación entre la  "misericordia" del Padre y la "perfección" del Padre, del texto de Mateo 5,48. El camino del  amor, del perdón, del corazón que guarda la bondad como un tesoro, es el camino de Jesús  y de la felicidad, porque es el camino que demuestra que uno no se fía de sí mismo, no se  convierte en el umbilicus orbis, sino que busca de verdad el Reino que viene de Dios. El  enlace con la segunda lectura puede ser adecuado, a causa de las afirmaciones paulinas:  "Si nuestra esperanza en Cristo acaba con esta vida, somos los hombres más  desgraciados".

Más que una invectiva a partir de los "¡Ay de vosotros...!, la homilía debería consistir en  subrayar fuertemente la imagen del testimonio de Cristo en el mundo. una buena ayuda  para el contenido puede venir de la lectura de la encíclica "Rico en misericordia",  especialmente las páginas dedicadas a comentar la misión de la Iglesia al introducir en el  mundo "el momento del perdón" (cfr.n.14).

No obstante, y por fidelidad al texto de Lucas, también es bueno destacar la alternativa.  Una persona que contempla todas las cosas desde un mundo cerrado no tiene otro futuro  sino el mundo en que se encuentra. Ahí radica la inmensa tragedia del hombre cerrado a la  trascendencia, llamado -a pesar de sí mismo, quizás- al más allá.

PERE TENA - MISA DOMINICAL 1983, 4

 


 

4.- Las bienaventuranzas no son prometidas a quienes son pobres porque son pobres, y las  maldiciones no se dirigen contra los ricos porque son ricos. De hecho, Jesús elogia a los  pobres que viven en dos mundos a la vez: el presente y la escatología, y amenaza a los  ricos que no viven más que en un solo mundo, el que encadena casi inevitablemente a  quien lleva una vida confortable.

El rico es el que se da tan pronto por satisfecho con lo que posee que no realiza el viaje  hacia la profundidad de su ser, a lo que, por otra parte, nada le llama: un determinado  orden social rico y superindustrializado, una determinada institución eclesiástica  superasegurada de verdades y de derecho.

El pobre no posee más que su soledad, pero la vive con ese valor de ser que le lleva a  las profundidades de su ser, allí donde se vislumbra otro mundo. Solitario en ese orden, es  rico en la participación de este otro orden, participa ya en las victorias y de su proximidad.  Es el revelador de este otro mundo que viene penosamente, a través de gracias y  desgracias, éxitos y fracasos, victorias y traiciones.

MAERTENS-FRISQUE - NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA II - MAROVA MADRID 1969.Pág. 240

 


 

5.-  Para la ocasión Lucas pone especial cuidado en diferenciar a los doce, los discípulos y el  público en general. Con la lógica excepción de los doce, Lucas recalca lo numeroso de los  otros dos grupos y la procedencia del público en general: de territorio judío y no judío.  Ambiente solemne y expectante: habían acudido a escuchar a Jesús (Lc. 8,18). Lucas restringe a los discípulos las palabras de Jesús recogidas en el texto de hoy. Sólo  en la óptica del discípulo podrán ser entendidas esas palabras.

Las palabras de Jesús resuenan lentas y cadenciosas por la reiteración de "dichosos,  ¡ay!, porque" y el adverbio "ahora". La referencia no son situaciones impersonales, sino  personas concretas que son pobres, pasan hambre, lloran y son objeto de odio y de  persecución; o bien son ricas, no pasan hambre, se burlan y son objeto de adulación. Las palabras de Jesús hablan de un final en la condición presente de todas esas  personas, de un ¡basta ya! Un final y un ¡basta ya! situados en un futuro no precisado pero  cierto. Se trata del futuro de Dios, quien a través de las palabras de Jesús se revela como  alguien que también tiene una palabra que decir en un mundo que también es suyo y que,  por consiguiente, no es sólo humano, sino también divino.

En la frase "vuestra recompensa será grande en el cielo", la expresión en el cielo no se  refiere sin más al más allá después de la muerte, sino a Dios. Es de todos conocido que un  judío jamás pronuncia el nombre de Dios. En su lugar emplea circunloquios, rodeos de  palabras. En el cielo es uno de estos circunloquios para referirse a Dios.

Comentario. Sólo una interpretación miope y mal intencionada puede hablar de este texto  como de opio del pueblo. Nos hallamos ante la formulación del ¡basta ya! divino ante el  espectáculo dantesco de un mundo horrendo. Un mundo así le duele demasiado a Dios y,  aunque Dios es paciente, su paciencia lo es todo menos patente de impunidad. El texto no hace sino recordarnos algo que los humanos parecemos haber olvidado: que  este mundo no es sólo nuestro, sino también de Dios y que, por tanto, también Dios tiene  derecho a hablar. Resulta paradójico que, en el siglo de la conciencia de derecho, le  neguemos derecho a Dios.

Los pobres, los hambrientos, los que lloran, los perseguidos, todos los que son todo esto  por causa del Hijo del Hombre, son paradójicamente dichosos en su situación porque  saben de Dios y de su Palabra. Sólo los que viven como si Dios no existiera y, debido a  ello, se enriquecen, nadan en opulencia y risas y hasta son idolatrados, sólo éstos son los  que tienen que temer por el silencio paciente de Dios. ¡Ay de ellos! No es una amenaza, es  el grito desgarrado de los profetas por la desgracia en la que ya están instalados sin ellos  saberlo. 

ALBERTO BENITO - DABAR 1995, 13

 

 

PROPUESTA DE CANTOS PARA ESTA SEMANA

 

ENTRADA:  SIEMPRE ES NUEVO EL AMOR

AMAR ES DARSE A TODOS LOS HERMANOS

UNIENDO NUESTRAS MANOS AL GOZO Y EL DOLOR

Y AL AMARNOS EL MUNDO SE RENUEVA

LA VIDA SIEMPRE ES NUEVA

SIEMPRE ES NUEVO EL AMOR.

 

Yo sé Señor, que aunque hablara las lenguas del mundo,

aunque todos me llamen Profeta,

si no puedo amar soy sólo un rumor.

Yo sé, que sabiendo las ciencias extrañas,

conociendo secretos ocultos

seré poca cosa si no tengo amor.

 

Yo sé Señor, que aunque tenga una fe tan intensa,

que traslade montañas y rocas,

de nada me sirve si no tengo amor.

Yo sé, que aunque queme mi cuerpo en las llamas,

aunque todo lo entregue a los pobres,

si no puedo amar es todo ilusión.

 

COLECTA: SI YO NO TENGO AMOR

SI YO NO TENGO AMOR,

YO NADA SOY, SEÑOR (2V).

 

El amor es comprensivo, el amor es servicial,

el amor no tiene envidia, el amor no busca el mal.

 

El amor nunca se irrita, el amor no es descortés,

el amor no es egoísta, el amor nunca es doblez.

 

El amor disculpa todo, el amor es caridad; 

no se alegra de lo injusto, sólo goza en la verdad.

 

El amor soporto todo, el amor todo lo cree,

el amor todo lo espera, al amor siempre es fiel

 

DONES: ESTO QUE TE DOY

Esto que te doy es vino y pan Señor

Estoy que te doy es mi trabajo

Es mi corazón mi alma,

es mi cuerpo y mi razón,

el esfuerzo de mi caminar.

Esto que te doy que te doy

mi vida es Señor

Es mi amor también es mi dolor

es la ilusión, mi sueños es mi gozo y mi llorar,  es mi canto y mi oración.

 

TOMA MI VIDA PONLA EN TU CORAZÓN

DAME TU MANO Y LLÉVAME

CAMBIA MI PAN EN TU CARNE

Y MI VINO EN TU SANGRE

Y A MI SEÑOR RENUÉVAME

LÍMPIAME Y SÁLVAME.

 

Esto que te doy no solo yo Señor

Esta voz también es de mi hermano

Es la unión, la paz, y el orden

La armonía y felicidad

Es un canto en comunidad

 

COMUNION: FELICES SON LOS POBRES

Felices son los pobres, los que todo lo han dejado,

porque es de ellos el Reino de los cielos.

Felices los que lloran al ver a sus hermanos,   

porque encontrarán consuelo a su tristeza.


FELICES SEREMOS SI VAMOS POR LAS SENDAS, 
 

SIGUIENDO TÚ SOMBRA AL CAMINAR;

FELICES SEREMOS SEÑOR.

 

Felices los que firmes, superan las desdichas,

porque encontrarán el premio de su firmeza.

Felices los que buscan y luchan por la paz,

porque están forjando la tierra para todos.

 

Felices los que miran con limpio corazón,

porque encontrarán el rostro del Dios vivo.

Felices los que tienen sed y hambre de justicia,

porque se verán satisfechos para siempre.

 

Felices los que viven con amplio corazón

porque alcanzaran la gran misericordia.

Felices Dios persigue a luchar por la

justicia, Porque vais creando un mundo 

lindo y bueno

 

SALIDA: BIENAVENTURADOS

Bienaventurados los hombres inquietos

que  nunca se venden a una situación

Bienaventurados los hombres sencillos,

ajenos al ruido de la ostentación.

 

BIENAVENTURADOS ES

QUIEN VIVE CONTRA CORRIENTE

Y SALE AL PASO A LA GENTE

SI LA GENTE EN ERROR

 

Bienaventurados los hombres sinceros

contiene su vida conciencia y verdad

Bienaventurados los hombres cansados

de andar por los días sin ningún ideal

 

Bienaventurados los hombres

que pierden dinero y honores por no claudicar

Bienaventurados los hombres

que viven buscando el sentido de su libertad

 

BIENAVENTURADOS ES

AQUEL QUE PIDE OPINIONES

Y JUZGA LAS SITUACIONES

SIN PREJUICIO  Y  SIN PASIÓN.

 

Bienaventurados los hombres sin brillo

en torno a su vida no hay expectación

Bienaventurados los hombres que callan

y solo en sus obras nos dan su opinión