UN SOLO DIOS EN
TRES PERSONAS: EL PADRE, EL HIJO Y EL ESPÍRITU SANTO.
COMENTARIO
Aunque es un dogma difícil de entender, fue el primero que entendieron
los Apóstoles. Después de la Resurrección, comprendieron que Jesús era el
Salvador enviado por el Padre. Y, cuando experimentaron la acción del Espíritu
Santo dentro de sus corazones en Pentecostés, comprendieron que el único Dios
era Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Los católicos creemos que la Trinidad es Una. No creemos en tres dioses,
sino en un sólo Dios en tres Personas distintas. No es que Dios esté dividido
en tres, pues cada una de las tres Personas es enteramente Dios. Padre, Hijo y
Espíritu Santo tienen la misma naturaleza, la misma divinidad, la misma
eternidad, el mismo poder, la misma perfección; son un sólo Dios. Además,
sabemos que cada una de las Personas de la Santísima Trinidad está totalmente
contenida en las otras dos, pues hay una comunión perfecta entre ellas.
Con todo, las personas de la Santísima Trinidad son distintas entre sí,
dada la diversidad de su misión: Dios Hijo-por quien son todas las cosas- es
enviado por Dios Padre, es nuestro Salvador. Dios Espíritu Santo-en quien son
todas las cosas- es el enviado por el Padre y por el Hijo, es nuestro
Santificador.
Lo vemos claramente en la Creación, en la Encarnación y en Pentecostés. En
la Creación, Dios Padre está como principio de todo lo que existe. En la
Encarnación, Dios se encarna, por amor a nosotros, en Jesús, para liberarnos
del pecado y llevarnos a la vida eterna. En Pentecostés, el Padre y el Hijo se
hacen presentes en la vida del hombre en la Persona del Espíritu santo, cuya
misión es santificarnos, iluminándonos y ayudándonos con sus dones a alcanzar
la vida eterna.
Para explicar este gran misterio, existen ciertos símbolos que son
entendibles a nuestra razón: La Santísima Trinidad es simbolizada como un
triángulo. Cada uno de los vértices es parte del mismo triángulo y sin embargo
cada uno es distinto.
También podemos simbolizar a la Santísima Trinidad como una vela
encendida: La vela en sí misma simboliza al Padre, la cera que escurre es el
Hijo, que procede del Padre y la llama encendida es el Espíritu Santo. Los tres
son "vela", pero son distintos entre sí.
Hay quienes simbolizan a la Santísima Trinidad en forma de trébol. Cada
una de las hojas es "trébol" pero son distintas entre sí.
Algunas personas argumentan que no es verdad porque no podemos entender
el misterio de la Santísima Trinidad a través de la razón. Esto es cierto, no
podemos entenderlo con la sola razón, necesitamos de la fe ya que se trata de
un misterio. Es un misterio hermoso en el que Dios nos envía a su Hijo para
salvarnos.
R.P. Roland Vicente Castro Juárez
ANTIFONA DE ENTRADA
Bendito sea Dios Padre y el Hijo unigénito de
Dios y el Espíritu Santo, porque ha
tenido misericordia de nosotros.
ORACION COLECTA
Dios Padre,
que, al enviar al mundo la Palabra de la verdad y el Espíritu de la santificación, revelaste a los
hombres tu admirable misterio,
concédenos, al profesar la fe verdadera, reconocer la gloria de la eterna Trinidad y adorar la unidad en su
poder y grandeza. Por nuestro Señor
Jesucristo
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de los Proverbios 8, 22-31
Así dice la sabiduría de Dios: «El Señor me
estableció al principio de sus tareas, al comienzo de sus obras más antiguas.
Desde la eternidad fui formada, desde el principio, antes del origen de la
tierra. Antes de los abismos fui engendrada, antes de los manantiales de las
aguas.
Todavía no estaban asentados los montes,
antes de las montañas fui engendrada. No
había hecho aún la tierra y la hierba, ni los primeros terrones del orbe. Cuando colocaba los cielos,
allí estaba yo; cuando trazaba la bóveda
sobre la faz del abismo; cuando sujetaba el cielo en la altura, y fijaba las fuentes abismales.
Cuando ponía un límite al mar, cuyas
aguas no desbordan sus orillas; cuando asentaba los cimientos de la tierra, yo estaba junto a él,
como aprendiz, yo era su encanto
cotidiano, todo el tiempo jugaba en su presencia: jugaba con la esfera de la tierra, gozaba con los
hijos de los hombres».
SALMO
RESPONSORIAL (08)
Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en
toda la tierra!.
Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas
que has creado, ¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él, el ser humano para darle poder?. R.
Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad, le diste el mando sobre las obras
de tus manos. R.
Todo lo sometiste bajo sus pies: rebaños de ovejas y toros, y hasta
las bestias del campo, las aves del
cielo, los peces del mar, que trazan
sendas por el mar. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los
Romanos 5, 1-5
Hermanos: Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en
paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por él hemos obtenido
mediante la fe el acceso a esta gracia en que estamos; y por él nos gloriamos, apoyados en la
esperanza de alcanzar la gloria de Dios.
Más aún, nos gloriamos hasta de las mismas tribulaciones,
sabiendo que la tribulación produce constancia, la constancia,
virtud probada, la virtud, esperanza, y
la esperanza no defrauda, porque el amor
de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado.
ACLAMACION
ANTES DEL EVANGELIO Ap 1, 8
Aleluya. Gloria al
Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, al Dios que es, que era y que viene. Aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Juan 16, 12-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Muchas cosas me quedan por decirles, pero ustedes no las
pueden comprender por
ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, los guiará hasta
la verdad plena. Pues no hablará por su
cuenta, sino que hablará lo que oiga y
les comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo comunicará
a ustedes. Todo lo que es del Padre es
mío. Por eso les he dicho que tomará de lo mío y se lo anunciará a ustedes».
PLEGARIA UNIVERSAL
Hermanos, oremos a Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, que
con su sabiduría ha creado todas las
cosas y por su infinita misericordia nos
ha redimido. Digamos juntos: R. Escúchanos, Señor.
1.- Por el Papa y por la Iglesia extendida por toda la tierra: que den
testimonio de Dios, quien vela por las criaturas, obras de sus manos. Oremos. R.
2.- Por los gobernantes de las naciones y los que tienen poder en nuestra sociedad: que con libertad y espíritu
de justicia promuevan
la paz, la convivencia y el bienestar de todos. Oremos. R.
3.- Por los que sufren en el alma o en el cuerpo: los más pobres,
los excluidos, los que viven solos, para
que la esperanza los mantenga fuertes en
la fe y experimenten el gozo del Espíritu. Oremos. R.
4.- Por los cristianos: para que seamos vínculo de unidad y de
amor al ejemplo de la Santísima
Trinidad. Oremos. R.
5.- Por nosotros y los que celebran el memorial de la muerte y resurrección del Señor: para que
glorifiquemos a Dios con nuestra vida. Oremos.
R.
Padre, acoge las oraciones que te hemos presentado, danos tu Espíritu Santo para que él nos conduzca a la
verdad plena y seamos testigos ante el
mundo de tu amor hacia todas tus criaturas. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Por
la invocación de tu nombre, santifica, Señor y Dios nuestro, estos dones de nuestra docilidad y transfórmanos,
por ellos, en ofrenda permanente. Por
Jesucristo, nuestro Señor
ANTIFONA DE COMUNION Ga 4, 6
Como son hijos, Dios envió a sus corazones el Espíritu
de su Hijo, que aclama: «Abbá, Padre».
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Señor
y Dios nuestro, que la recepción de este sacramento y la profesión de fe en la
santa y eterna Trinidad y en su unidad indivisible,
nos aprovechen para la salvación del alma y del cuerpo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA;
Lunes 13: Re 21, 1-16, Sal 5; Mt 5, 38, 42.
Martes 14: Re 21, 17-29;
Sal 50; Mt 5, 43-48.
Miércoles 15: Re 2, 1.6-14; Sal 30; Mt 6, 1-6.16-18.
Jueves 16: Ecl 48, 1-15; Sal 96; Mt 6, 7-15.
Viernes 17: Re 11, 1-4.9-18.20; Sal 131; Mt 6, 19-23.
Sábado 18: Cro
24, 17-25; Sal 88; Mt 6, 24-34.
Domingo 19: Gn 14,
18-20; Sal 109; Cor 11, 23-26; Lc 9,
11b-17.
COMENTARIOS AL EVANGELIO
Jn 16, 12-15
1.- Texto. Los discípulos no comprenderían ahora lo que Jesús tendría
aún que decirles (v. 12). El Espíritu será guía de la verdad plena porque no lo
hará por cuenta propia sino en calidad de portavoz e intérprete de Jesús (vs.
13-14) y, en definitiva, del Padre (v. 15). J/VERDAD VERDAD/J: Sentido del
texto. Es importante empezar notando que el texto opera con la identificación
Jesús-verdad. La verdad no es pues un concepto o una categoría sino una
persona. La verdad plena es la comprensión más profunda de Jesús y de su
mensaje. Pleno, pues, no en sentido de totalidad cerrada sino en sentido de más
profundo. El conocimiento de una persona no se hace ni se agota una vez por
todas: se va haciendo continuamente, diariamente. Facilitar este conocimiento
es la tarea y la función del Espíritu: El irá llevando al grupo cristiano a un
conocimiento cada vez más hondo de Jesús. Este conocimiento es el contenido de
la expresión del v. 12: "muchas cosas me quedan por deciros".
"Comunicar lo que está por venir" (v. 13) significa hacer ver
a las generaciones venideras el significado que para ellas posee lo que Jesús
hizo y enseñó. La mejor preparación cristiana para el porvenir no es una
previsión exacta del futuro sino un conocimiento profundo de lo que Jesús
significa para cada época. Hay mucho terreno inexplorado en la verdad de Jesús,
es decir, en su persona, que sólo puede ser conocido a medida que la
experiencia coloca a la comunidad delante de nuevos hechos o circunstancias.
Los cristianos deberán saber estar abiertos, por una parte, a la vida y a la
historia y, por otra, a la voz del Espíritu que se la interpreta.
El Espíritu, posibilitando un mayor conocimiento de lo que Jesús
significa para cada época, glorifica a Jesús es decir, manifiesta quién es, sus
enormes posibilidades de vida, de amor, de fuerza transformadora para nuestro
mundo. Y, en última instancia, manifiesta al fascinante, maravilloso y
sorprendente Dios de Jesús, al Padre.
DABAR 1980, 32
2.- Es cierto que Jesús ha presentado a sus discípulos la verdad de todo
lo que él oye (15, 15). Pero los próximos al Jesús histórico no han llegado a
captar el alcance de lo dicho. Sobre todo por lo que se refiere al fracaso de
la pasión, cf. 19, 17; Lc 11, 46; 14, 27; Gál 6, 2.5). Tal vez haya que
reconocer simplemente que la comprensión progresiva del evangelio es parte del
querer de Dios sobre los hombres. En la fe es preciso andar sin parar, pero sin
prisas.
Uno de los cometidos del Espíritu es llevar a los discípulos hasta el
conocimiento pleno de Jesús. Del mismo modo que Jesús remite a su Padre (7,
17-18; 12, 49), el Espíritu remite al Hijo. Lo que en otras palabras quiere
decir: la única revelación posible es el Hijo. O, dicho de otro modo: la única
forma de acceso a Dios es la persona de Jesús. Cuando en la vida del cristiano
esto deja de ser teoría se convierte en algo con una temible capacidad de
transformación.
Esta es una expresión que indica cómo los tiempos completos, el fin
último de todas las cosas, se realizará según el modelo que es el mismo Cristo.
Que el Espíritu glorifica a Cristo es realidad en la medida en que
conduce a los discípulos progresivamente al conocimiento de la realidad que se
manifiesta en él; y, al mismo tiempo, acaba su obra, que era la de glorificar o
manifestar al Padre. Así la obra de revelación aparece coherente en lo que
llamamos misterio trinitario. Una visión que solamente es comprensible desde
dentro, desde presupuestos de fe.
EUCARISTÍA 1977, 27
3.- No obstante, la profundidad y la cantidad de las palabras de Jesús a
sus discípulos, cuando tiene que irse todavía les queda a éstos mucho que
aprender. El mismo evangelista Juan nos dice que los discípulos de Jesús
llegaron a comprender algunas palabras del Maestro tan sólo después de su
muerte y resurrección (2, 22: cfr. 12, 16; Lc. 24, 25-27). Pero aparte aquellas
palabras de Jesús referentes a su muerte y resurrección y cuyo alcance no
podían medir sus discípulos hasta después de los acontecimientos y bajo la
nueva luz pascual, debemos afirmar que la profundización en el conocimiento de
la persona, del mensaje y de la obra del Maestro sería posible únicamente bajo
el influjo del Espíritu Santo. Fruto de esa comprensión interior son las cartas
de Pablo, la Epístola a los Hebreos y el mismo Evangelio según San Juan.
Jesús es la misma Verdad o Palabra de Dios. Y el Espíritu Santo es el
espíritu de Cristo, el que Cristo envía desde el Padre; por lo tanto, el
Espíritu de la Verdad. De ahí que esta Verdad sólo pueden comprenderla
plenamente los que reciben su Espíritu.
El Espíritu no enseñará nuevas verdades, sino que conducirá al pleno
conocimiento de la Verdad. Será un Espíritu para recordar lo que el Padre
reveló de una vez por todas en Cristo, que es su Palabra; será también un
Espíritu para anunciar lo que aún está por ver, la manifestación de Jesús
cuando vuelva sobre las nubes del cielo.
Lo mismo que Jesús glorificó al Padre dando a conocer a los hombres lo
que él había recibido del Padre, así el Espíritu glorificará a Cristo
conduciendo a los hombres al pleno conocimiento de la Verdad y comunicándoles
lo que él recibe de Cristo.
EUCARISTÍA 1974, 34
4.- El evangelio de hoy es un fragmento del discurso de despedida de
Jesús en la última Cena. El tiempo es breve para Jesús y tiene aún muchas cosas
que comunicar a los suyos. Por eso, al no poder ahora decirlo todo, habla del
Espíritu de la Verdad, el Defensor (Paráclito), diciendo que será él quien les
hará conocer todo lo que les enseñó Jesús. No les dirá cosas distintas o
referentes a otras verdades no explicadas por Jesús. La función del Espíritu
será ir iluminando las palabras de Jesús, las mismas que él dijo a los
discípulos. Estando Jesús ausente corporalmente, su Espíritu permanece en medio
de los suyos, y les va recordando y aclarando el sentido de sus enseñanzas.
El Espíritu se va a convertir, por tanto, en el Maestro que enseña en
los corazones de los discípulos todo lo que salió de la enseñanza de Cristo, y
siempre les hará ver más clara la esperanza en el futuro y en la recompensa.
El Espíritu ayudará a descubrir la gloria de Jesús haciendo descubrir
todo lo que Jesús dijo e hizo por los hombres. Jesús glorificó al Padre
revelando el Padre a los hombres (Jn 17, 4), el Paráclito glorifica a Jesús
revelándolo a los hombres.
Todo lo que es del Padre es de Jesús. El mismo misterio del Padre
relacionado con el Hijo es lo que el Espíritu anunciará mostrando en realidad
quién es Jesús, cuál es su dignidad, cuál la misión que ha tenido, qué gloria
va a compartir con todos nosotros.
J.
M. VERNET - MISA DOMINICAL 1983, 11
5. ES/MISION
En el evangelio de Juan, Jesús es el revelador del Padre, el que explica
y muestra quién es y cómo es este Dios, a quien nadie ha visto nunca. Ahora, en
el interior del discurso de despedida, Jesús dice a los discípulos que todavía
les debe decir más cosas, pero que no las podrían soportar. Probablemente se
refiere a su pasión, muerte y resurrección, sólo comprensibles con la luz del
Espíritu de verdad.
El Espíritu es quien conducirá a los discípulos hacia el conocimiento de
la verdad plena. Jesús ha sido el testimonio de la verdad. El Espíritu continúa
su obra en la comunidad de discípulos de Jesús. No revelará nada nuevo, pero
guiará hacia la verdad entera, es decir, conducirá a los discípulos hacia
Jesús, que es la verdad del Padre.
Así como Jesús no hablaba por su cuenta, sino que decía lo que había
oído al Padre, también el Espíritu de Jesús "hablará de lo que oye".
"Y os comunicará lo que está por venir": más que entender el Espíritu
como un futurólogo, se trata seguramente de ver en el Espíritu a aquel que, en
cada momento de la historia, suscita en los discípulos la capacidad de vivir en
concreto y de acuerdo con las circunstancias de la misma vida de Jesús.
El Espíritu da gloria a Jesús porque comunica la vida de Jesús, igual
como Jesús daba gloria al Padre al comunicar su vida a los discípulos. La
consecuencia es clara: los discípulos de Jesús dan gloria a Dios si anuncian,
comunican y hacen participar a los demás de la vida que Jesús les ha dado, la
misma vida de Dios.
J. M.
GRANE - MISA DOMINICAL 1992, 8
6.- Texto. Está entresacado de la conversación de Jesús con sus
discípulos poco antes de partir para el Padre. El primer versículo pone
expresamente de manifiesto el carácter inconcluso de la revelación de Jesús
durante el período de su vida terrestre: hay muchas cosas con las que los
discípulos de entonces no podían cargar. Las palabras miran hacia el futuro de
la comunidad creyente, un futuro que se prevé difícil, como lo sugiere el
propio verbo empleado ("cargar"), tras el que late la imagen del
acarreo de cargas pesadas. Puesto que la perspectiva es el futuro de la
comunidad creyente, resulta inútil cavilar sobre qué es lo que Jesús no podía
decir todavía a sus discípulos. La frase se refiere a situaciones comunitarias
posteriores, obviamente imprevistas en el presente de los discípulos con Jesús.
Lo verdaderamente importante y decisivo es la presencia del Espíritu en
el futuro de la comunidad, una presencia que le abrirá a ésta la posibilidad de
entender su situación existencial a la luz de las palabras de Jesús.
VERDAD/RV:
Al Espíritu se le designa como "Espíritu de la verdad". Función suya,
entre otras formuladas en otros textos, es guiar a la comunidad creyente hacia
la totalidad de la verdad. La verdad de la que aquí se habla es la revelación
que promete la vida y que ha traído Jesús. Se trata de la penetración profunda
en el contenido de la revelación y simultáneamente de su aplicación al
comportamiento de la comunidad en medio del mundo. En comparación con otras funciones
que se le asignan al Espíritu en el cuarto evangelio, ésta es la que cobra
mayor relieve en la experiencia cristiana.
El Espíritu no oscurece la posición reveladora de Jesús. La función de
guía del Espíritu está en conexión con Jesús, al igual que Jesús lo está con el
Padre. La comunicación de lo que está por venir no debe entenderse como algo
completamente nuevo más allá de la revelación de Jesús, algo así como la
manifestación de sucesos futuros. "Hablar de lo oído y comunicar lo que
está por venir" son, en realidad, expresiones mutuamente complementarias.
El Espíritu no anuncia nada nuevo, sino que abre el mensaje mismo de Jesús a
las nuevas y cambiantes situaciones de la comunidad, de forma que ese mensaje
vaya adquiriendo su sentido siempre actual. La guía del Espíritu saca a la luz
del día a día cambiante las insospechadas e insondables virtualidades de la
revelación del Padre traída por Jesús. Lo que está por venir no son sucesos
futuros, sino la actualización de la definitiva revelación que Jesús hizo del
Padre, revelación que en este texto y en el resto del cuarto evangelio recibe
el nombre de "la verdad".
Comentario. La liturgia del día nos invita a centrar nuestra atención en
Dios. ¿Cómo hacerlo? Los caminos son punto de partida en análisis de carencias
y necesidades humanas tiene graves y, tal vez, insalvables inconvenientes, el
único camino con garantía absoluta es Jesús.
Acercándonos a Jesús empezamos descubriendo en él una personalidad
humana extraordinaria: su actitud, sus palabras, sus gestos, sus acciones así
lo confirman. Jesús despierta simpatía y confianza aun sin haberle visto. J/PADRE: Pero poco a poco este descubrimiento inicial se nos
queda corto. La persona de Jesús, en efecto, nos abre horizontes y honduras que
trascienden lo humano. A través de Jesús y en Jesús Alguien demuestra una total
y absoluta realidad, no obstante, su invisibilidad. Alguien está ahí y es. No
sabiendo cómo llamarle, le llamamos Dios. Jesús no le llama: está en El y vive
con El, en cercanía y familiaridad humanamente inexplicables.
Llega un momento en que el trato con Jesús y el conocimiento de él nos
llevan a la certeza total de Dios, aunque no acertemos a explicar su realidad.
Lo que sí es cierto es que, a través de Jesús, Dios adquiere unos perfiles bien
delimitados, que explican y dan respuesta a nuestras más hondas aspiraciones.
Gracias a Jesús estamos absolutamente seguros de que nosotros no llegamos a
Dios a partir de nosotros mismos, sino que nosotros adquirimos explicación a
partir de Dios y que, por eso, nuestra vida tiene sentido.
ALBERTO
BENITO - DABAR 1992, 33
SIGNIFICADO DE SANTÍSIMA TRINIDAD
La Santísima Trinidad es el dogma fundamental del cristianismo. Consiste
en la creencia de que Dios es uno y trino, es decir, es una unidad conformada
por tres personas divinas relacionadas entre sí: el Padre, el Hijo y el
Espíritu Santo. A este principio de comunión de tres personas en un solo Dios
se le conoce también como hipóstasis.
El catecismo de la Iglesia Católica lo define de la siguiente manera:
La Trinidad es una. No confesamos tres dioses sino un solo Dios en tres
personas: "la Trinidad consubstancial"... Las personas divinas no se
reparten la única divinidad, sino que cada una de ellas es enteramente Dios:
"El Padre es lo mismo que es el Hijo, el Hijo lo mismo que es el Padre, el
Padre y el Hijo lo mismo que el Espíritu Santo, es decir, un solo Dios por
naturaleza".
De acuerdo con las diferentes confesiones del cristianismo, la Santísima
Trinidad se ha manifestado a través del Antiguo Testamento y el Nuevo
Testamento. Pero la plena revelación del misterio de la Santísima Trinidad se
le atribuye al mismo Jesús, tanto a juzgar por su relación manifiesta con Dios,
a quien llamaba “Padre”, como por medio de su testimonio y sus enseñanzas.
En el marco del dogma, el Dios Padre es el creador de la vida en todas
sus formas y manifestaciones. Jesús es el Hijo único de Dios, quien procede de
su misma naturaleza y acepta encarnarse en la Humanidad para dar cumplimiento a
los designios del Padre. Por último, el Espíritu Santo, que proviene de ambos,
es el que infunde la vida e inspira acciones y palabras de bien en los
corazones.
Fundamentos bíblicos
La creencia en la Santísima Trinidad descansa en la interpretación o
exégesis de diversos libros de la Biblia. Sirvan los siguientes ejemplos para
ilustrar esta cuestión:
En el libro del Génesis, el narrador pone la voz de Dios en la primera
persona del plural en más de una ocasión. Por ejemplo: “Hagamos al hombre a
nuestra imagen, según nuestra semejanza...” (Gn 1, 26).
A lo largo de los evangelios, estas interpretaciones adquieren más
forma, gracias a las palabras de Jesús. Por ejemplo: “Felipe le dijo: «Señor,
muéstranos al Padre, y eso nos basta.» Jesús le respondió: «Hace tanto tiempo
que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces, Felipe? El que me ve a mí ve
al Padre. ¿Cómo es que dices: ¿Muéstranos al Padre?” (Jn 14, 8-9).
Otro ejemplo que podemos registrar está en el evangelio de Mateo:
“Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos en
el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mt 18, 19).
El evangelista San Juan reflexionó abundantemente sobre este asunto,
dejando sentadas las bases de la teología trinitaria. Eso es visible en el
primer capítulo de su evangelio: “Nadie ha visto a Dios jamás, pero Dios-Hijo
único nos lo dio a conocer; él está en el seno del Padre y nos lo dio a
conocer.” (Jn 1, 18). Lo propio fue hecho también por el apóstol Pablo en las
cartas pastorales que dirigió a sus comunidades: “Porque en él habita
corporalmente toda la plenitud de la Deidad” (Col. 2, 9).
Los concilios
El dogma de la Santísima Trinidad es un concepto que pretende definir la
naturaleza del Dios de los cristianos. Esta preocupación no estaba formulada de
esta manera antes de la romanización de la Iglesia, pues en tiempos de la
persecución, los cristianos se concentraban en reflexionar sobre la misión de
Jesús.
El tema se volvió un debate central tras la institucionalización de la
Iglesia. Así, el concilio de Nicea (año 325), promovido por Constantino, jefe
del imperio Bizantino, se ocupó de definir la naturaleza del Hijo respecto del
Padre. Luego, el concilio de Constantinopla (año 381) reconoció al Espíritu
Santo y, finalmente, el concilio de Calcedonia (año 451) lo ratificó. Así, se
dio forma definitiva a la oración doctrinal de la Iglesia por excelencia: el
credo.
Sin embargo, la cuestión no fue por ello un debate acabado. Son célebres
las indagaciones de San Agustín de Hipona o Santo Tomás de Aquino sobre este
dogma. Empero, el cristianismo sigue teniendo por base la formulación nacida de
los primeros concilios.
PROPUESTA DE CANTOS
SANTISIMA TRINIDAD
01.- DIOS TRINO (Entrada)
EN NOMBRE DEL PADRE,
EN NOMBRE DEL HIJO,
EN NOMBRE DEL SANTO
ESPÍRITU, ESTAMOS AQUÍ (BIS).
Para alabar y
agradecer,
bendecir y adorar,
estamos aquí a tu disposición.
Para alabar y
agradecer,
bendecir y adorar,
estamos aquí Señor Dios Trino de amor.
02.- EN EL NOMBRE DE DIOS (Néstor
Gallego) (Entrada)
1. Aquí estamos Señor
en tu casa otra vez
que alegría volverte
a encontrar,
vamos a compartir y
expresar nuestra fe
como hermanos en
torno al Altar.
EN EL NOMBRE DE DIOS
VAMOS A CELEBRAR
EL MISTERIO DE LA
SALVACIÓN, _
EL SEÑOR NOS DARÁ SU
PALABRA Y SU PAN
ES LA FIESTA DEL
PUEBLO DE DIOS.
2. Partiremos tu Pan,
signo de comunión
beberemos tu vino de
amor
y a la vez sellarás
con nosotros Señor
una Alianza que viene
de Dios.
3. Nos amaste Señor
como nadie jamás
nos da fuerza tu
fidelidad
en la Mesa de Dios
hoy nos transformarás
en fermento de
comunidad.
03.- ALABEMOS AL SEÑOR (Joaquín Madurga)
(Entrada)
ALABEMOS AL SEÑOR
PORQUE SU AMOR NO
TIENE FIN,
ALABEMOS AL SEÑOR
DEL UNO AL OTRO
CONFÍN.
1. Grande es Dios
en la creación del
universo
Grande en las
estrellas y el sol
del firmamento.
2. Bueno es Dios
en la redención de lo
creado
Bueno Cristo muerto
en la cruz
Y resucitado.
3. Santo es Dios
santificador de lo
creado,
Santo es Espíritu de
Dios
Que nos ha dado.
04.- EN TORNO A TU MESA (A. Sanchez)
(Dones)
En torno a tu mesa,
Señor, te ofrecemos
toda nuestra vida, el
vino y el pan.
Son para nosotros, tu
Cuerpo y tu Sangre,
promesas de Vida, Luz
y Libertad.
SEÑOR, EL PAN QUE NOS
DAS
BORRA NUESTRAS
MISERIAS.
SEÑOR, TU COPA SERÁ
SANGRE DE VIDA ETERNA.
SEÑOR, SABEMOS QUE TÚ
TE DAS SIN CONDICIONES.
DANOS TU ESPÍRITU Y
HAZ
DE CARNE LOS
CORAZONES, SEÑOR.
Tu Espíritu inflama
de amor nuestras vidas.
Nos sigues llamando;
Señor, ¿dónde estás?
Mas Tú nos respondes:
"Me encuentras amando".
Queremos sentirte
nuestro Salvador.
05.- LLEVEMOS AL SEÑOR (Dones)
1. Llevemos al Señor
el vino y el pan.
Llevemos al altar
la viña, el trigal.
EL SEÑOR NOS DARÁ
ÉL NOS DARÁ SU
AMISTAD.
[BIS TODO]
2. Llevemos al Señor
pureza y amor.
Llevemos al altar
justicia, hermandad.
3. Llevemos al Señor
trabajo y dolor.
Llevemos al altar
ofrendas de paz.
06.- TE PRESENTAMOS EL VINO Y EL PAN
(Dones)
TE PRESENTAMOS EL
VINO Y EL PAN
BENDITO SEAS POR
SIEMPRE SEÑOR
Bendito seas señor
Por este pan que nos
diste
Fruto de la tierra y
del trabajo de los hombres
Bendito seas señor
El vino tú nos lo
diste
Fruto de la tierra y
del trabajo de los hombres
07.- SEÑOR, DIOS NUESTRO (Salmo 8)(Palazon)
(Comunion)
SEÑOR, DIOS NUESTRO,
QUE ADMIRABLE ES TU
NOMBRE
EN TODA LA TIERRA,
EN TODA LA TIERRA.
Cuando contemplo el
cielo, obra de tus dedos,
la luna y las
estrellas que has creado:
que es el hombre para
que te acuerdes de él,
el ser humano para
darle poder.
Que es el hombre para
que te acuerdes de él,
el ser humano para
darle poder.
Lo hiciste poco
inferior a los ángeles,
lo coronaste de
gloria y dignidad,
le diste el mando
sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste
bajo sus pies.
Rebaños de ovejas y
toros,
y hasta las bestias
del campo,
las aves del cielo,
los peces del mar,
todo lo sometiste
bajo sus pies.
08.- YO CREO EN DIOS QUE CANTA (Comunion)
SOL RE DO RE
SOL
YO CREO EN DIOS QUE
CANTA,
RE SOL
QUE LA VIDA HACE
CANTAR. (BIS).
SOL RE
Creo en Dios que
canta
DO RE
y que tu vida hace
cantar;
DO RE SOL
RE
la dicha y el amor
son regalos que nos da.
Es como la fuente
que canta en tu
interior,
y te impulsa a beber,
la vida que Él te da.
Creo en Dios que es
Padre y que Él se dice al cantar;
El hizo para ti,
cantar la creación.
Nos invita a todos
que la vida le cantemos;
sólo pensando en Él,
brota sola una canción.
Creo en Jesucristo
que es el canto de Dios Padre
y que, en el
Evangelio, Él nos canta su amor.
Él hace cantar la
vida de los hombres
y toda vida es, la
gloria del Señor.
Creo en el Espíritu
que canta en nuestro ser
haciendo de la vida,
un canto celestial.
Creo que la Iglesia
reúne nuestras voces
y nos enseña a todos,
la música de Dios.
09.- DIOS ESTÁ AQUÍ (C. Erdozain)
(Comunion)
DIOS ESTÁ AQUÍ, TAN
CIERTO COMO EL AIRE QUE RESPIRO.
TAN CIERTO COMO LA
MAÑANA SE LEVANTA.
TAN CIERTO COMO QUE
ESTE CANTO
LO PUEDES OÍR.
(2 veces).
Lo puedes hallar a tu
lado
en este mismo
instante.
Lo puedes buscar
muy dentro de tu
corazón.
Le puedes contar
ese problema que
tienes.
Jesús está aquí y yo le
quiero seguir.
Lo puedes oír,
moviéndose entre las
montañas.
Lo puedes oír,
cantando con nosotros
aquí.
Lo puedes llevar
cuando por el camino
vayas.
Lo puedes guardar,
muy dentro de tu
corazón.
10.- JESÚS ESTOY AQUÍ (Comunion)
Jesús, estoy aquí
Jesús, que esperas de
mi
mis manos están
vacías,
qué puedo ofrecerte
Sólo sé que quiero
ser diferente.
Jesús, estoy aquí,
Jesús que esperas de
mi
mis ojos temen al
mirarte,
quisiera poder
enfrentarte.
Amar como Tú amas,
sentir, como Tú
sientes,
mirar a través de tus
ojos... Jesús.
Contigo, mi camino es
difícil,
me exiges abrir un
nuevo horizonte
en la soledad de mi
noche... Jesús.
No, no puedo
abandonarte,
Jesús en mi
penetraste,
me habitaste,
triunfaste,
y hoy vives en mí.
11.- BENDIGAMOS AL SEÑOR, DIOS DE TODA LA
CREACIÓN (Salida)
1. Bendigamos al
Señor, Dios de toda la creación,
por habernos regalado
su amor.
Su bondad y su
perdón, y su gran fidelidad,
por los siglos de los
siglos durarán.
EL ESPÍRITU DE DIOS
HOY ESTÁ SOBRE MÍ.
ÉL ES QUIEN ME HA
UNGIDO A PROCLAMAR
LA BUENA NUEVA A LOS
MÁS POBRES,
LA GRACIA DE SU
SALVACIÓN. [Bis Todo]
2. Enviado con poder,
y en el nombre de Jesús,
a sanar a los
enfermos del dolor,
a los ciegos dar
visión, a los pobres la verdad,
y a los presos y
oprimidos libertad.
3. Con la fuerza de
su amor, y de la resurrección,
anunciamos: llega ya
la salvación.
Que ni el miedo, ni
el temor,
ni la duda, o la
opresión,
borrarán la paz de
nuestro corazón.
12.- ID POR EL MUNDO (C. Erdozain)
(Salida)
ID POR EL MUNDO Y
PROCLAMAD
LA BUENA NUEVA DEL
SEÑOR
- DIOS ES AMOR
LIBERACION
Y DE LOS HOMBRES
SALVACION (2)
Ser misionero de Dios
lleve a los hombres su voz
- Ser testigos del
señor ser instrumentos de su amor [bis]
Cristo nos une en su
altar. Él nos ofrece su pan.
- Su Palabra es verdad
y su manjar fraternidad. [bis]
3. Somos la iglesia
de Dios. Somos misterio de amor.
Somos pueblo en
comunión. Somos testigos del Señor. [bis]
Estribillo alternativo:
Cristo nos une en su
altar. Él es la vida y la verdad [bis]
Él es la paz, la libertad
y de los hombres la hermandad
13.- SÓLO EL AMOR (Salida)
NADIE HAY TAN GRANDE
COMO TÚ,
NADIE HAY, NADIE HAY.
(bis todo)
¿QUIÉN HABRÁ QUE HAGA
MARAVILLAS
¿COMO LAS QUE HACES
TÚ? (bis todo)
1. No con la fuerza,
ni la violencia,
es como el mundo
cambiará. (bis todo)
Sólo el amor lo
cambiará,
sólo el amor nos
salvará. (bis todo)
2. No con las armas,
ni con la guerra
es como el mundo
cambiará. (bis todo)
Sólo el amor lo
cambiará,
sólo el amor nos
salvará. (bis todo)
3. No con los pactos,
ni los discursos,
es como el mundo
cambiará. (bis todo)
Sólo el amor lo
cambiará,
sólo el amor nos
salvará. (bis todo)
14.- SI ME FALTA EL AMOR
Aunque yo dominara
las lenguas arcanas
y el lenguaje del
cielo supiera expresar,
solamente sería una
hueca campana
si me falta el amor.
SI ME FALTA EL AMOR,
NO ME SIRVE DE NADA
SI ME FALTA EL AMOR,
NADA SOY. / (2)
Aunque todos mis
bienes dejase a los pobres
y mi cuerpo en el
fuego quisiera inmolar,
todo aquello sería
una inútil hazaña
si me falta el amor.
Aunque yo desvelase los
grandes misterios
y mi fe las montañas
pudiera mover,
no tendría valor, ni
me sirve de nada
si me falta el amor.
15.- CREO SEÑOR (Salida)
YO CREO SEÑOR, YO
CREO
PERO DA MAS FUERZA A
MI FE (2)
Creo en ti Señor, mi
padre
Creador de cielo y
tierra
Creador de montes y
mares
y de tantas cosas
buenas
Creo en ti que
hiciste al hombre
Según tu propia
grandeza
Y sigues creando el
mundo
En cada día que
empieza
Creo en ti, Jesús
hermano.
que redimes la
miseria
de tantos cuerpos
caídos
y de tantas almas
muertas.
Creo en ti porque a
tu lado
no cabe el explotador
y sólo al que tiene
amor
le das tus manos
abiertas.
Creo en ti. Oh Santo
Espíritu,
que eres alma de la
iglesia.
Creo en la paz y el
perdón
y en la vida
venidera.
Creo que marchamos
todos
Buscando la misma
meta,
y todos te
encontraremos
en el cielo y en la
tierra.