jueves, 25 de agosto de 2022

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO XXII T.O. CICLO C - 28 AGOSTO 2022

 

¿A  QUIEN  INVITAMOS  NOSOTROS?.

 


COMENTARIO

 

Era costumbre en aquellos tiempos y lugares invitar de vez en cuando a un rabino para conversar durante la comida sobre algún punto de interés religioso. Esto ocurría principalmente los sábados. En algún sentido, esta costumbre perfectamente natural se continúa hoy en ciertos ambientes y familias que cultivan la amistad de los sacerdotes. También Jesús fue invitado a comer un día de sábado. Y aunque el anfitrión era un fariseo y uno de los principales, aceptó. Pues Jesús no era un puritano, y ya otras veces había aceptado la invitación de otros fariseos (Cfr. Lc. 7,36; 11,37). Con todo, Jesús prefería comer con publicanos y pecadores. En esta ocasión había allí otros invitados, amigos de este personaje y fariseos lo mismo que él. Y todos éstos "espiaban" a Jesús. Este detalle demuestra que no había sido invitado de corazón, sino únicamente como pretexto para ver si podían sorprenderle en algún fallo.

Jesús observa, se divierte y hace una primera observación un tanto picante a propósito del juego de las precedencias: “No te sientes en el puesto principal”. Se trata de “gente acomodada”. ¿Dónde están los marginados que siempre fueron sus preferidos? Y lanza una idea como un latigazo: “Cuando des una comida, no pienses en invitar a los amigos, o a tal pariente, o a tal vecino interesante. Invita más bien a los pobres y necesitados” es algo difícil de tragar. ¿Se ven ustedes mismos cursando este tipo de invitaciones? Pero lo que sigue es todavía más preocupante: “En el cielo te lo pagarán”. Entonces, bien; se trata de ser astutos con la virtud. Al principio del banquete, el primer consejo era: “Escoge el último puesto, para que te hagan subir”. Ahora, la gran especulación: “Invita a los indigentes; que Dios te lo pagará”. ¡Extraños consejos!

Jesús nos revela de pronto todo el sentido que puede tener eso; cuando obras de ese modo, ¿qué tipo de hombre eres delante de Dios? Te preocupas de un rango social, lo mides con cierto afán, por la acogida que te ofrecen en las recepciones. Se trata de algo que no hay que rechazar ni exagerar, pero lo importante no es eso. ¡Hay que ir más lejos! Hasta tu lugar delante de Dios. Lo que tú eres a sus ojos es lo que constituirá algún día tu valor real y definitivo. Lo que todos admirarán a juzgarán como el peor de los fracasos. ¿Y tus famosos banquetes, tus invitaciones tan estudiadas? Te sacudí un poco al decirte que no invite a las personas que te interesan.

¡Ante el corazón de Dios! ¿Invitas quizás tan puramente, tan sólo con la idea de hacer felices a los demás? ¿Unos hombres felices que no tienen que darte gracias por ello? La apuesta es formidable; conviene leer bien las últimas palabras: “Dichoso tú entonces porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos”. Jesús se fija ante todo en el éxito final. Pero esa dicha es una felicidad inmediata: ya eres dichoso por cursar esas invitaciones. Y lo serás más algún día en la mesa de Dios porque, ya desde ahora, tu mesa es la mesa de Dios.  Por tanto, no se trata de invitar algún pobre solitario o al más humilde del barrio para conseguir un buen trozo de cielo. Lo que se necesita más bien es ser normalmente una persona que realice tales gestos que pueda decirse de ella: “En su casa está uno como en casa de Dios”.

R.P. Roland Vicente Castro Juárez

 

ANTIFONA DE ENTRADA   Sal 85, 3.5

Piedad de mí, Señor, que a ti te estoy llamando todo el día, porque tú, Señor, eres bueno y clemente, rico en misericordia con los que te invocan.

 

ORACION COLECTA

Dios todopoderoso, que posees toda perfección, infunde en nuestros  corazones el amor de tu nombre y concédenos que, al crecer nuestra  piedad, alimentes todo bien en nosotros y con solicitud amorosa lo  conserves. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Eclesiástico 3, 17-18.20.28-29.

Hijo mío, en tus asuntos procede con humildad, y te querrán más que al hombre generoso. Hazte pequeño en las grandezas humanas, y alcanzarás el favor de Dios; porque es grande la misericordia de Dios, y revela sus secretos a los humildes. No corras a curar la herida del orgulloso, pues la maldad echó raíz en él. El hombre inteligente medita los proverbios y el sabio anhela tener oídos atentos.

 

SALMO RESPONSORIAL ( 67)

 

Preparaste, oh Dios, casa para los pobres.

 

Los justos se alegran, gozan en la presencia de Dios, rebosando de alegría. Canten a Dios, toquen en su honor; su nombre es el Señor. R.

 

Padre de huérfanos, protector de viudas, Dios vive en su santa morada. Dios prepara casa a los desvalidos, libera a los cautivos y los enriquece. R.

 

Derramaste en tu herencia, oh Dios, una lluvia copiosa, aliviaste la tierra extenuada; y tu rebaño habitó en la tierra que tu bondad, oh Dios, preparó para los pobres. R.

 

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta a los Hebreos 12, 18-19.22-24ª.

Hermanos: Ustedes no se han acercado a un monte que se puede tocar, a un fuego encendido, a densos nubarrones, a la tormenta, al sonido de la trompeta; ni han oído aquella voz que el pueblo, al oírla, pidió que no les siguiera hablando. En cambio, ustedes se han acercado al monte Sion, a la ciudad del Dios viviente, a la Jerusalén celestial; a millares de ángeles en fiesta, a la asamblea de los primogénitos inscritos en el cielo, y a Dios, juez universal, y a los espíritus de los justos que han llegado ya a su perfección, y a Jesús, mediador de la nueva alianza.

 

ACLAMACION ANTES DEL  EVANGELIO Mt 11, 29ab

Aleluya. Carguen con mi yugo y aprendan de mí —dice el Señor—, que soy manso y humilde de corazón. Aleluya.                        

 

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 14, 1.7-14

Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer; y ellos lo observaban atentamente. Notando que los invitados escogían los primeros puestos, les propuso esta parábola:  «Cuando te inviten a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan invitado a otro de más categoría que tú; y vendrá el  que los invitó a ti y al otro y te dirá: “Cédele a este tu sitio”. Entonces,  avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al contrario, cuando te  inviten, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga  quien te invitó, te diga: “Amigo, sube más arriba”.

Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque  todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido». Y dijo al que lo había invitado: «Cuando des una comida  o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus  parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a los pobres,  lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te  pagarán cuando resuciten los justos».

 

PLEGARIA UNIVERSAL

Con sencillez y humildad de corazón, presentemos a Dios nuestras necesidades y las del mundo entero, diciendo: R. Te rogamos, óyenos.

 

1.- Por el Papa y por la Iglesia: para que sea signo de la misericordia y  el amor de Dios entre los hombres y mujeres de hoy. Oremos. R.

 

2.- Por todos los que anunciamos el evangelio: para que con nuestra vida seamos consuelo y apoyo para la sociedad. Oremos. R.

 

3.- Por los gobernantes: para que con humildad y con leyes dignas promuevan el progreso de nuestra nación. Oremos. R.

 

4.- Por los que viven de apariencias y buscan los primeros puestos: para que descubran los valores esenciales del reino de Dios.  Oremos. R.

 

5.- Por quienes son marginados a causa de su raza, condición social o cualquier otro motivo: para que sean respetados y acogidos

con la dignidad que se merecen. Oremos. R.

 

6.- Por nosotros, que participamos de este banquete: para que, en la  fe y caridad, compartamos con los más pobres. Oremos. R.

 

Te rogamos, Señor, que atiendas a tus hijos que te suplican y nos  permitas a todos participar un día del banquete de tu reino. Por  Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

 

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Señor, que esta ofrenda santa nos alcance siempre tu bendición salvadora, para que perfeccione con tu poder lo que realiza en el  sacramento. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

ANTIFONA DE COMUNION   Mt 5, 9-10

Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

 

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Saciados con el pan de la mesa del cielo, te pedimos, Señor, que este  alimento de la caridad fortalezca nuestros corazones y nos mueva a  servirte en nuestros hermanos. Por Jesucristo, nuestro Señor

 

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 29:  Jr 1, 17-19; Sal 70; Mc 6, 17-29.

Martes 30: Eclo 3, 17-24; Sal 15; Flp 3, 8-14; Mt 13, 31-35.

 Miércoles 31: 1Co 3, 1-9; Sal 32; Lc 4, 38-44.

Jueves 01: 1Co 3, 18-23; Sal 23; Lc 5, 1-11.

Viernes 02: 1Co 4, 1-5; Sal 36; Lc 5, 33-39.

 Sábado 03: 1Co 4, 6b-15; Sal 144; Lc 6, 1-5.

Domingo 04: Sb 9, 13-18; Sal 89; Flm 9b-10.12-17; Lc 14, 25-33.

 

COMENTARIOS AL EVANGELIO

Lc 14, 01. 07-14

 

1.- Sin perder de vista la perspectiva del camino, Lucas nos presenta a Jesús tomando parte en la comida del sábado en casa de un fariseo importante. En esta ocasión Lucas parece tener especial interés en resaltar la actitud circunspecta y observadora de los protagonistas. Fruto, en efecto, de ella son las palabras de Jesús, a las que Lucas califica de parábola (ejemplo, según la traducción litúrgica). En realidad, son dos las parábolas: la primera dirigida a los invitados, la segunda al anfitrión.

PARABOLA/QUE-ES: Una parábola de Jesús es una ilustración, una instrucción gráfica en la que las situaciones están deliberadamente agrandadas y exageradas, de forma que produzcan en el oyente un impacto, que le lleve a dar vueltas y vueltas a lo escuchado hasta captar su sentido. En labios de Jesús la parábola es un recurso de choque y funciona por evocación. El sentido de una parábola se esconde o se encuentra siempre detrás del entramado de imágenes y de lenguaje.

La primera parábola de hoy está formulada en términos de recomendación práctica para invitados a un banquete. No sentarse a la cabecera de la mesa sino en el último lugar. Cabecera por oposición a último lugar. El impacto está asegurado por el grafismo de la recomendación. Pero pronto ésta evoca otras cosas.

Cabecera, preeminencia, importancia, prestigio, último lugar como expresión de todo lo contrario. Empezamos a intuir que lo que Jesús propugna es una subversión de valores, negando los habitualmente tenidos por tales. Lo alto es bajo, lo bajo es alto. "El que se enaltece será humillado, el que se humilla será enaltecido". Lo que parecía ser una recomendación práctica para invitados es en realidad la negación de valores socialmente tenidos por tales e individualmente apetecidos y buscados.

La segunda parábola es de las imposibles de olvidar. Sus imágenes deliberadamente agresivas garantizan el impacto y el desconcierto. Sin embargo, el propio lenguaje de la parábola nos pone en la pista de sentido. Tres veces resuena el verbo "quedar pagado" y una el verbo "corresponder". Empezamos a intuir que lo que Jesús propugna es la actuación desinteresada.

VCR/DIFICIL: El texto aporta nuevos rasgos al caminar en cristiano. Simultáneamente descubrimos que estos rasgos apuntan directamente contra comportamientos que parecen connaturales y enraizados en la psicología tanto de los individuos como de los grupos. La búsqueda de prestigio parece obedecer a una necesidad instintiva. El actuar y el relacionarse con unos y no con otros, según que puedan o no aportarme algo, también parece inevitable. ¡El prestigio! ¡Las relaciones interesadas! Tal vez empezamos a caer en la cuenta que la dificultad del camino cristiano está en la radicalidad de su novedad. El cristiano es una persona radicalmente nueva (CR/H-NUEVO) porque la novedad afecta a los arquetipos de comportamiento, a las formas inmanentes de la psicología humana, tanto individual como colectiva. Ser cristiano es ciertamente difícil, porque significa ser una persona diferente.

ALBERTO BENITO - DABAR 1989, 44

 

 


2.- COMIDA/JUDIA.

Habitualmente los judíos hacían dos comidas, una ligera a mitad de mañana y la fuerte por la tarde. Los sábados añadían una tercera entre las dos habituales, inmediatamente después del servicio sinagogal. Era especialmente solemne. El jefe de la sinagoga solía invitar al que había tenido la homilía, cosa que podía hacer cualquiera de los adultos varones presentes.

 

 

 

3.- HUMILDAD/VERDAD

Santa Teresa dio una buena definición. Andar en verdad. Ni más ni menos. Saber ser lo que uno es y saber luchar por ser lo que Dios espera que seamos. Aceptando la verdad. Viviendo verazmente. Sin enaltecerse, sin elevarse, sin darse importancia ("siervos inútiles somos" Lc 17, 10), sin engreírse, sin considerarse autosuficiente, etc. Aceptar la verdad pura y simplemente. Esta humildad es un valor evangélico y por eso Jesús emplea ahí una fórmula solemne: "Dichoso tú", como una bienaventuranza más.

DABAR 1977, 51

 

 

 

4.- Era costumbre en aquellos tiempos y lugares invitar de vez en cuando a un rabino para conversar durante la comida sobre algún punto de interés religioso. Esto ocurría principalmente los sábados. En algún sentido, esta costumbre perfectamente natural se continúa hoy en ciertos ambientes y familias que cultivan la amistad de los sacerdotes. También Jesús fue invitado a comer un día de sábado. Y aunque el anfitrión era un fariseo y uno de los principales, aceptó. Pues Jesús no era un puritano, y ya otras veces había aceptado la invitación de otros fariseos (Cfr. Lc. 7,36; 11,37). Con todo, Jesús prefería comer con publicanos y pecadores. En esta ocasión había allí otros invitados, amigos de este personaje y fariseos lo mismo que él. Y todos éstos "espiaban" a Jesús. Este detalle demuestra que no había sido invitado de corazón, sino únicamente como pretexto para ver si podían sorprenderle en algún fallo.

En un ambiente así, enrarecido, Jesús se mueve con cautela y se fija en todos los detalles. Ocasionalmente hace su crítica y ofrece su enseñanza, tan diversa a la de los fariseos, sin perder la compostura. El marco de las palabras de Jesús es lo que llamaríamos una sobremesa.

Jesús ve cómo los comensales se disputan los primeros puestos. El deseo de figurar era una de los defectos típicos de los fariseos (Cfr. Lc. 11,43;20,46). Jesús afea su fatuidad y su mala educación. Pero las palabras de Jesús son algo más que una lección de buenas formas o de urbanidad; nos dice Lucas, se trata de un "ejemplo" que contiene un mensaje religioso. Es en el v. 11 donde se aclara el significado del ejemplo: "Dios enaltece a los humildes y humilla a los soberbios" (Cfr. Lc. 18,14; Mt. 23, 12).

Recordemos que Jesús en la Ultima Cena ocuparía el último lugar, el de los siervos, y lavaría los pies a sus discípulos; recordemos, sobre todo, que al día siguiente descendería mucho más al ser colgado en la cruz entre dos ladrones y que, por eso mismo, fue exaltado a la diestra del Padre.

Evidentemente Jesús no quiere enseñarnos una astucia para ser honrados públicamente entre los hombres. Jesús nos pide una humildad de corazón, lo mismo que pide la conversión interior y no sólo exterior.

Seguidamente Jesús se dirige a quien le había invitado. También ahora se trata de un "ejemplo" y no sólo de una regla de comportamiento social. Jesús quiere decir que el amor auténtico se muestra cuando se ejerce sin esperar recompensa alguna. El que invita a los pobres no puede esperar ser invitado por ellos en otra ocasión. ¿O acaso sí? Si tenemos en cuenta que el banquete es un símbolo habitualmente empleado para hablarnos del Reino de Dios y que los pobres son aquéllos a quienes se ha prometido el reino de Dios, el segundo "ejemplo" puede adquirir una profundidad mayor. Invitar a los pobres sería tanto como sentarse a la mesa de los pobres, solidarizarse con ellos, sería amarles de tal manera que uno pudiera esperar también entrar con ellos en el Reino que les ha sido prometido.

EUCARISTÍA 1974, 50

 

 

 

viernes, 19 de agosto de 2022

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO XXI T.O. CICLO C - 21 AGOSTO 2022

 

LA PUERTA ESTRECHA

 


COMENTARIO

 

Lucas nos recuerda que “marchamos hacia Jerusalén”. Jesús “enseña y abre el camino” hacia la prueba; las lecciones son cada vez más urgentes. Empieza liquidando una cuestión de mera curiosidad: ¿Son pocos los que se salvan? Esfuércense ustedes para entrar. Ábrete paso por la puerta estrecha. Lucha. Esfuérzate. Jesús, no quiso responder a una curiosidad inútil de cuántos se van a salvar. Su mensaje no pretendía aterrorizar pecadores ni tranquilizar justos, sino convertir a todos.

A Lucas le gusta esta idea de combate que ha sacado de su maestro Pablo (Col 1, 29; 4, 22). Es el combate de la puesta en práctica de los consejos recibidos. Haber visto a Jesús, haberlos escuchado y hasta haberse sentado a su lado no bastará para forzar las puertas de Dios. ¿Qué es lo que cuentas? ¡No sé de dónde eres! Uno no se naturaliza cristiano por medio de lecturas o de sueños. Tendrá que practicar. Una especie de angustia recorre las páginas del evangelio: lo que están descubriendo ¿lo practicarán de veras? La idea de “práctica” ha quedado demasiado restringida a la práctica sacramental. Se dice “Soy practicante”. Practicante ¿de qué? Podemos ir todos los días a misa y que de repente el cielo se nos cierre por no haber vivido realmente el evangelio “¡No sé quiénes son!”. Por fortuna, esa llamada apasionada a practicar se ilumina; la puerta estrecha se ensancha inmensamente: “Vendrán de oriente y de occidente, del norte y del sur”. Ese es también el cántico triunfal del Apocalipsis, que recoge la fiesta de todos los Santos: “Después de esto, apareció en la visión una muchedumbre innumerable de toda nación y raza…. (Ap. 7, 9).

Pero las últimas palabras de este evangelio nos mantendrán alerta: “Hay últimos que serán primeros y hay primeros que serán últimos”. Volvemos a encontrarnos con la famosa inversión que nos hace vislumbrar a veces Lucas, poniendo aquí su nota mesurada. No todos los primeros serán últimos; se nos dice tan sólo que algunos de los primeros de clase al tratarse de aprender la religión y de los últimos en practicarla estarán también, a la hora de llegar al cielo, en el pelotón de cola.

R.P. Roland Vicente Castro Juárez

  ANTIFONA DE ENTRADA  Sal 85, 1-3.

Inclina tu oído, Señor, escúchame. Salva a tu siervo que confía en ti. Piedad de mí, Señor, Señor que a ti te estoy llamando todo el día.

 

ORACION COLECTA

Oh, Dios que unes los corazones de tus fieles en un mismo deseo, concede a tu pueblo amar lo que prescribes y esperar lo que prometes, para que, en medio de las vicisitudes del mundo, nuestros ánimos se afirmen allí donde están los gozos verdaderos. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías 66, 18-21.

Así dice el Señor: «Yo vendré para reunir a las naciones de toda lengua: vendrán para ver mi gloria,  les daré una señal, y de entre ellos despacharé supervivientes a las naciones: a Tarsis, Etiopía, Libia,  Masac, Tubal y Grecia, a las costas lejanas  que nunca oyeron mi fama ni vieron mi gloria; y anunciarán mi gloria a las naciones. Y de todos los países,  como ofrenda al Señor, traerán a todos sus hermanos a caballo y en carros y en literas, en mulos y dromedarios, hasta mi monte santo de Jerusalén —dice el Señor—, como los israelitas, en vasijas puras, traen ofrendas al templo del Señor. De entre ellos escogeré sacerdotes y levitas». —dice el Señor.

 

SALMO RESPONSORIAL (116)

 

Vayan al mundo entero y proclamen el evangelio.

 

Alaben al Señor, todas las naciones, aclámenlo, todos los pueblos. R.

 

Firme es su misericordia con nosotros, su fidelidad dura por siempre. R.

 

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta a los Hebreos 12, 5-7. 11-13

Hermanos: Han olvidado la exhortación paternal que les dieron: «Hijo mío, no rechaces la corrección del Señor, no te enfades por su reprensión;  porque el Señor reprende a los que ama y castiga a sus hijos preferidos.».

Acepten la corrección, porque Dios les trata como a hijos, pues, ¿qué padre no  corrige a sus hijos?.

Ninguna corrección nos gusta cuando la recibimos, sino que nos duele; pero, después de pasar por ella, nos da como fruto una vida honrada y en paz.

Por eso, fortalezcan las manos débiles, robustezcan las rodillas vacilantes, y caminen. por una senda llana: así el pie cojo, en vez de retorcerse, se curará.

 

ACLAMACION ANTES DEL  EVANGELIO  Jn 14, 6

Aleluya. Yo soy el camino, y la verdad, y la vida – dice el Señor -, nadie va al Padre sino por mí. Aleluya.

 

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 13, 22-30

En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando. Uno le preguntó:  «Señor, ¿serán pocos los que se salven?».

Jesús les dijo:  «Esfuércense en entrar por la puerta estrecha. Les digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, les quedaran fuera y llamaran a la puerta, diciendo: "Señor, ábrenos"; y él les replicará: "No sé quiénes son".

Entonces comenzaran a decir.  "Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas.". Pero él les replicará: "No sé quiénes son. Aléjense de mí, malvados.".

Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y ustedes los verán echados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.  Miren: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos.».

 

PLEGARIA UNIVERSAL

Invoquemos a Dios, que nos ama como a hijos muy amados y digámosle con afecto filial: R.- Escúchanos, oh Padre.

 

1.- Por el Papa y todos nuestros pastores: para que con alegría anuncien el evangelio de un extremo a otro de la tierra. Oremos. Oremos. R.  

 

2.- Por todos los cristianos: para que nos esforcemos para entrar por la puerta estrecha de la caridad y el sacrificio. Oremos. R.

 

3.- Por todos nuestros gobernantes: para que gestionen los recursos con caridad y justicia en medio de su pueblo. Oremos. R.

 

4.- Por nuestra sociedad: para que se respete y valore a todas las personas y se elimine cualquier tipo  de discriminación y exclusión. Oremos. R.

 

5.-  Por los que sufren a causa de la guerra o la violencia; para que descubran a Dios en la solidaridad de sus hermanos. Oremos. R.

 

6.- Por los que participamos en el banquete de Cristo: para que él nos ayude a vivir como discípulos y misioneros. Oremos. R.

 

Escucha, Señor, las oraciones de tu Iglesia, y ya que nos invitas al banquete de tu reino, haz que un día merezcamos disfrutar de tu gloria en compañía de los santos. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Señor, que adquiriste para ti un pueblo de adopción con el sacrificio de una vez para siempre, concédenos propicio los dones de la unidad y de la paz en tu Iglesia. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

ANTIFONA DE COMUNION  Jn 6, 54

El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitare en el último día, dice el Señor.

 

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Te pedimos, Señor, que realices plenamente en nosotros el auxilio de tu misericordia y haz que seamos tales y actuemos de tal modo que en todo podamos agradarte. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA;

Lunes 22:  2Ts 1, 1-5. 11b-12; Sal 95; Mt 23, 13-22.

Martes 23: 2Ts 2, 1-3ª.13-16; Sal 95; Mt 23, 23-26.

Miércoles 24: Ap 21, 9b-14; Sal 144; Jn 1, 45-51.

Jueves  25: 1Co 2, 2-9; Sal 144; Mt 24, 42-51.

Viernes 26: 1Co 1, 17-25; Sal 32; Mt 25, 1-13.

 Sábado 27: 1Co 1, 26-31; Sal 32; Mt 25, 14-30.

Domingo 28:  Eclo 3, 17-18.20. 28-29; Sal 67; Hb 12, 18-19.22-24ª; Lc 14, 1.7-14.

  

COMENTARIOS AL EVANGELIO

Lc 13, 22-30

 

Ver MIÉRCOLES DE LA 30ª SEMANA

 

1. SV/NUMERO SV/INSEGURA:

Texto. Lo encabeza una observación característica de Lucas desde que en 9, 51 ha presentado a Jesús de camino hacia Jerusalén. ¿Se trata en ambos casos del mismo viaje o de viajes diferentes? La observación le sirve al autor para introducir una pregunta anónima interesándose por el número de los que se van a salvar (v.23). El resto del texto es la respuesta de Jesús (vs. 24-30).

Está formada por una parábola y una máxima final. Se trata de la misma técnica de respuesta empleada hace dos domingos ante la pregunta de Pedro (véase Lc. 12,41-48) y hace seis ante la pregunta del letrado sobre el prójimo (véase Lc. 10,29-37). Esta técnica la emplea Jesús cuando no comparte el planteamiento del interlocutor. De ahí que su respuesta resulte chocante y extraña a primera vista. No es, en efecto, una respuesta directa, que se mueva en el mismo plano de la pregunta. Lo cual no significa que sea una evasiva. Ni mucho menos. Es una respuesta indirecta que trata de llevar al interlocutor a un planteamiento diferente del problema. Esto lo consigue Jesús mediante una parábola. Lo curioso de la parábola de hoy es que sus personajes no son todos ello imaginarios. Unos de los personajes son los propios oyentes de Jesús, quienes de esta manera se ven implicados directamente en el problema tal como lo plantea Jesús, un problema que no va a tener que ver con el número de los salvados sino con la autoseguridad y exceso de confianza de los propios oyentes.

Comentario. Una pregunta como la formulada al comienzo era obligada en los comentarios de hace no demasiados años. ¿Son uno o dos los viajes de los que habla Lucas en 9,51 y en el texto de hoy? Era la fecunda época de la historia del texto y de la tradición, de la crítica literaria e histórica. Pero no se valoraba suficientemente o positivamente la creatividad de los evangelistas. Desde esta última perspectiva, en cambio, la pregunta anterior pierde importancia. Lucas ha creado un marco literario de viaje en el que va haciendo altos de reflexión. Y hablando de altos, uno y muy necesario sería ponernos en contacto con la exégesis de los veinticinco últimos años del siglo pasado y los veinticinco primeros del actual. Pero volvamos al que hoy nos brinda Lucas. ¿Serán pocos los que se salven? El anónimo interlocutor pregunta a Jesús por el número de los que irán al cielo. Una imagen del cielo muy extendida entonces era la de un salón dispuesto para un banquete. Es esta imagen la que Jesús recoge en la historia que propone a sus oyentes. El salón tiene una puerta de acceso estrecha, la puerta se cierra y en el interior del salón comienza a celebrarse el banquete. Contra toda expectativa, los comensales no son todos judíos ni mucho menos.

Judíos son sólo los antiguos patriarcas y profetas; el resto son extranjeros que han tomado asiento en vez de los judíos. La historia termina con una máxima que resume y explica la situación en el interior del salón: Hay últimos que serán primeros y primeros que serán últimos. Los últimos son los extranjeros; los primeros, los judíos. ¿Qué quiere decir Jesús? Al preguntarle su interlocutor por el número de los que se salvarán, éste parte del presupuesto de que pocos o muchos, los salvados serán sólo judíos en cualquiera de las hipótesis. Pensaba como el rabino Emir: "Puede considerársele hijo del mundo futuro al que habita en Israel, habla la lengua santa y recita mañana y tarde el Shemá". Es a este presupuesto al que Jesús responde y no a la cuestión del número, lo verdaderamente problemático para Jesús es el hecho de pertenecer al Pueblo de Dios. Incorporando a sus oyentes judíos a la historia que cuenta, Jesús trata de introducir una espina de inquietud en sus beatitudes y seguridades. Pertenecer al Pueblo de Dios, les dice, no da derecho a la salvación. Analizaos en vuestra autoseguridad y exceso de confianza. Aquí radica el problema y no en saber cuántos se van a salvar o en si la salvación es fácil o difícil. Quiero hacer hincapié en esto último, porque este texto ha servido con demasiada frecuencia para atormentar a las conciencias con un problema que queda marginado expresamente. Repito (perdonad el tono): el texto de hoy no trata de la salvación sino de los "salvados" (así, entre comillas). Es una llamada de atención, un aviso al Pueblo de Dios: La puerta estrecha, la arrogancia y autoseguridad.

A. BENITO - DABAR 1986, 44

 

 

 


2.- Sentido del texto.-Jesús no responde directamente a la pregunta del v. 23 porque la considera desacertada. ¿Dónde está el desacierto? En reducir la salvación a una cuestión de número preestablecido. Todos pueden salvarse. El verdadero planteamiento no es, pues, "quiénes se van a salvar", sino "qué hacéis vosotros para salvaros". A los judíos, que daban por cosa hecha su salvación, Jesús les dice: Eforzaos para no estar entre los que pueden perderse; ser los primeros en haber conocido el plan de "Dios no es un privilegio o un salvoconducto".

DABAR 1977, 50

 

 

 


3.- La pregunta formulada, la del número de los que se salvan, no ha dejado de replantearse a lo largo de los siglos dentro de la Iglesia. Durante siglos, los teólogos y especialmente los predicadores tendían a aterrorizar a los fieles con el fin de convertirlos, por miedo, a la práctica cristiana. Actualmente la tendencia general es más bien contraria: que la misericordia de Dios no puede permitir que nadie se condene por toda la eternidad, que no hay infierno o que si lo hay está vacío, etc.

Quizás sería más prudente, cuando nos plantean o nos planteamos la cuestión, respetar el misterio y hacer como Jesús, que no quiso responder a una curiosidad inútil. Su mensaje no pretendía aterrorizar pecadores ni tranquilizar justos, sino convertir a todos.

Las discusiones rabínicas sobre los últimos tiempos hablaban de una situación mesiánica intermedia, en la que sólo unos pocos tendrán parte, y la plenitud final del mundo futuro, en la que todo Israel tendrá parte. Jesús parte seguramente de esta creencia cuando propone la imagen de la puerta estrecha, que exige grandes apretujones para entrar por ella, pero después de la cual se supone que se entra en una sala amplia y cómoda, capaz para todos.

El tema de los dolores como de parto y de las tribulaciones que precederán el establecimiento del Reino era ya clásico en la literatura escatológica judía, y lo encontramos de nuevo en los discursos escatológicos de los evangelios. Si, como casi siempre, el que había hecho la pregunta era un fariseo o un letrado, de aquella minoría "que teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás" (18,9), se sentiría muy incómodo ante la respuesta de Jesús: en lugar de presumir ser de los pocos que se salvarán, lo que debéis hacer, todos, es convertiros, porque otros -publicanos, pecadores, paganos- que menospreciáis pasarán delante de vosotros.

HILARI RAGUER - MISA DOMINICAL 1977, 16

 

 

 


4.- La palabra de Jesús sobre la puerta estrecha es un mensaje que contradice la falsa seguridad de salvación rabínica y la falsa predestinación apocalíptica. Desde el punto de vista profético la imagen de la puerta estrecha es la palabra de exclusión de los judíos y la llamada de los paganos. Es una invitación: la puerta está abierta, entrad... La palabra de Jesús no quiere intimidar sino estimular. Hoy todo se quiere resolver a base de números y estadísticas. A Jesús le piden número y responde con un imperativo: esforzaos y entrad.

P. FRANQUESA - MISA DOMINICAL 1986, 16

 

 

 


5.- He aquí una cuestión que preocupaba a los rabinos en aquel tiempo y, no hace muchos decenios, a los teólogos católicos: el número de los que se salvan. Los rabinos consideraban que, para salvarse, era necesario o poco menos el pertenecer al pueblo elegido, y esto pesaba más que una vida personal intachable. Por tanto, confiaban salvarse y que se salvarían también todos los hijos de Israel con muy pocas excepciones. Sin embargo, no todos compartían esa confianza; por ejemplo, en el libro IV de Esdras (3, 15) se dice que "los que se pierden son más numerosos que los que se salvan".

Jesús no responde a esa pregunta, que es más teórica que práctica. Prefiere insistir en la necesidad y la urgencia de la conversión al evangelio.

La "puerta estrecha" es una alusión al esfuerzo que requiere la auténtica conversión. No sólo es estrecha, sino que además puede cerrarse en cualquier momento; de ahí la urgencia: la conversión no puede dejarse para mañana. Jesús hace una llamada apremiante a todos los hijos de Israel, a quienes ha sido enviado por el Padre y que no acaban de aceptar su mensaje y su persona. Jesús ha venido "a los suyos", ha plantado la tienda en medio de su pueblo; pero ni los vínculos de la sangre, ni la aproximación física del Mesías al pueblo de Israel va a servirles de nada si no se convierten al evangelio. Lo que importa para la salvación es la fe y la comunión espiritual con la persona de Jesús.

Si los "suyos" le rechazan, otros ocuparán el puesto que tenían preparado. Hay "últimos" que pasarán a ser los "primeros". Jesús no se refiere a los judíos de la diáspora en contraposición a los que habitan en tierras de Israel, sino a los provenientes de la gentilidad. Porque lo que cuenta ya no es la descendencia de Abrahán según la carne, sino creer con la fe de Abrahán e incorporarse a Cristo y al Reino que él anuncia. Lo que salva es aceptar con fe el evangelio, que se presenta sin limitaciones raciales o nacionales y como un mensaje universal.

EUCARISTÍA 1989, 40

 

 

 


6. /Lc/13/22-33

Una de las grandes preocupaciones de los primeros cristianos era la de saber si únicamente los miembros de Israel participarían en el mundo futuro. Según Lc 13,23-30, todos los hombres están llamados a la salvación. En este texto habla Jesús del camino que conduce al reino.

La pregunta sobre si son muchos o pocos los que se salvan (v 23) no tiene una respuesta directa. A menudo Jesús, ante una pregunta responde desde otra perspectiva. Este es el caso en este fragmento, con la exhortación a entrar por la puerta estrecha (24). Jesús pide el esfuerzo tenaz del hombre: el verbo «esforzarse» (luchar) expresa en griego, aquí y en otros lugares del NT, una actitud ética fundamental, una respuesta del hombre a la invitación de Dios (Lc 16,16, Jn 18,36, 1 Co 9,25). Los vv siguientes precisan en qué debe consistir la lucha o esfuerzo del creyente: obrar con rectitud y justicia (27). Es una actitud básica que tiene en Lucas, una consecuencia religiosa: ser reconocidos por el dueño de la casa, por aquel que puede abrir la puerta del banquete del reino. El evangelista identifica al dueño de la casa con Jesús en el v 26, y precisa también que invita a todos los hombres. Los convidados no son los que han conocido a Jesús externamente, los que han comido con él o han hablado de él, sino los que, con motivo de su llamada, inician un proceso de conversión, consistente en una apertura hacia él y hacia los demás. Incorporando a su mensaje el criterio profético, según el cual es necesario ser justo y bueno con el prójimo, Jesús da una pista válida para los hombres de todos los tiempos y comprensible a judíos y a paganos. Justamente por esto, gentes de todas partes, de oriente y de occidente (29), todos los que respondan a la llamada de Jesús en favor del hombre, podrán compartir finalmente la mesa del reino de Dios.

Los vv siguientes (31-33) presentan una nueva escena. Jesús, profeta, actúa cada día («hoy», "mañana"...) haciendo el bien -expulsa demonios, lleva a cabo curaciones-, pero su camino finalizará en Jerusalén, y será tanto un final como un principio. En Jerusalén culminará la obra histórica de Dios en Jesús y de allí mismo saldrá el misterio renovador del evangelio.

D. ROURE - LA BIBLIA DIA A DIA - Comentario exegético a las lecturas de la Liturgia de las Horas Ediciones CRISTIANDAD.MADRID-1981. Pág. 893 s.

 

 

 


7.- Predicador del Papa: «¿son pocos los que se salvan?».

El padre Cantalamessa comenta el evangelio de este domingo.

CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 20 agosto 2004 (ZENIT.org).- Publicamos el comentario que ha escrito el padre Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia, al pasaje evangélico de la liturgia de este domingo, 22 de agosto, Lucas 13, 22-30, en el que una persona le preguntó a Jesús: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?».

 

* * *

Hay una pregunta que desde siempre se han planteado los creyentes: ¿son muchos o pocos los que se salvan? En ciertas épocas, este problema se hizo tan agudo que llevó a algunas personas a una angustia terrible. El Evangelio nos informa que un día este problema fue planteado a Jesús: «Una persona le preguntó: "Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?"». La pregunta, como se ve, se refiere al número: ¿cuántos se salvan, muchos o pocos? Jesús cambia el centro de la atención del cuántos al cómo es posible salvarse, es decir, entrando por «la puerta estrecha».

Es la misma actitud que se constata al afrontar el tema del regreso final de Cristo. Los discípulos le preguntaron cuándo regresará el Hijo del Hombre y Jesús responde indicando cómo prepararse para ese regreso (Cf. Mateo 24,3-4). Esta manera de actuar de Jesús no es extraña ni descortés. Es simplemente la actuación de quien quiere educar a los discípulos a pasar del nivel de la curiosidad al de la auténtica sabiduría; de las cuestiones ociosas que apasionan a la gente a los auténticos problemas de la vida. De aquí podemos comprender la absurdidad de aquellos, como los Testigos de Jehová, que creen saber incluso el número exacto de los salvados: 144 mil. Este número, que aparece en el Apocalipsis, tiene un valor meramente simbólico (el cuadrado de 12, el número de las tribus de Israel, multiplicado por mil) y se explica en esta expresión: «una multitud inmensa, que nadie podía contar» (Apocalipsis 7, 4. 9). Después de todo, si ése es realmente el número de los salvados, entonces podríamos ahorrar todo esfuerzo, nosotros y ellos. En la puerta del paraíso deberían haber escrito desde hace tiempo, como en el ingreso de algunos aparcamientos, el cartel «Completo».

Si, por tanto, a Jesús no le interesa revelarnos el número de los salvados, sino más bien la manera de salvarse, veamos qué es lo que nos dice en este sentido. Dos cosas esencialmente: una negativa y una positiva; la primera, lo que no sirve, después lo que sirve para salvarse. No sirve, o no basta, el hecho de pertenecer a un determinado pueblo, a una determinada raza, tradición o institución, aunque fuera el pueblo elegido del que procede el Salvador. Lo que lleva a la salvación no es la posesión de algún título («Hemos comido y bebido contigo»), sino una decisión personal, seguida por una conducta de vida coherente.

Esto queda más claro todavía en el texto de Mateo, que pone en contraste entre sí dos caminos y dos puertas, una estrecha y la otra amplia (Cf. Mateo 7, 13-14). ¿Por qué les llama a estos dos caminos respectivamente el "amplio" y el "estrecho"? ¿Es siempre fácil y agradable el camino del mal, y duro y cansado el del bien? En esto hay que estar atentos para no caer en la típica tentación de creer que a los malvados todo les va magníficamente bien aquí, mientras que por el contrario a los buenos todo les sale mal.

La senda de los impíos es amplia, sí, pero sólo al inicio. En la medida en que se adentran en ella, se hace estrecha y amarga. Se hace, en todo caso, sumamente estrecha al final, pues acaba en un callejón sin salida. La alegría que en ella se experimenta tiene como característica el disminuir según se experimenta, hasta crear náuseas y tristeza.

Se puede constatar en cierto tipo de embriaguez, como con la droga, el alcohol o el sexo. Se necesita una dosis o un estímulo cada vez más fuerte para producir un placer de la misma intensidad. Hasta que el organismo deja de responder y entonces tiene lugar es derrumbe, con frecuencia incluso físico.

La senda de los justos, por el contrario, es estrecha al inicio, pero después se hace amplia, pues en ella encuentran esperanza, alegría y paz del corazón. Lleva a la vida y no a la muerte.

[Original italiano publicado por «Famiglia cristiana». Traducción realizada por Zenit]

  

PROPUESTA DE CANTOS PARA DOMINGO XXI CICLO C

 

01.- REUNIDOS EN EL NOMBRE DEL SEÑOR

REUNIDOS EN EL NOMBRE DEL SEÑOR,

QUE NOS HA CONGREGADO ANTE SU ALTAR,

CELEBREMOS EL MISTERIO DE LA FE

BAJO EL SIGNO DEL AMOR Y LA UNIDAD

[BIS]

 

1. Tú, Señor, das sentido a nuestra vida,

tu presencia nos ayuda a caminar,

tu palabra es fuente de agua viva

que nosotros, sedientos, a tu mesa venimos a buscar.

 

2. Purifica con tu gracia nuestras manos,

ilumina nuestra mente con tu luz,

que la fe se fortalezca en tu palabra,

y tu cuerpo, tomado en alimento, nos traiga la salud

 

02.- JUNTOS CANTANDO LA ALEGRIA

JUNTOS CANTANDO LA ALEGRÍA

DE VERNOS UNIDOS EN LA FÉ Y EL AMOR

JUNTOS SINTIENDO EN NUESTRAS VIDAS

LA ALEGRE PRESENCIA DEL SEÑOR.

 

Somos la iglesia peregrina que El fundó

somos un pueblo que camina sin cesar

entre cansancios y esperanzas hacia Dios

nuestro amigo Jesús nos llevará.

 

Hay una fe que nos alumbra con su luz

una esperanza que empapó nuestro esperar

aunque la noche nos envuelva en su inquietud

nuestro amigo, JESÚS, nos guiara.

 

Es el Señor nos acompaña al caminar

con su ternura a nuestro lado siempre va

si los peligros nos acechan por doquier

nuestro amigo Jesús nos salvara.

 

03.- EL SEÑOR NOS LLAMA Y NOS REÚNE

EL SEÑOR NOS LLAMA Y NOS REÚNE,

SOMOS SU PUEBLO, SIGNO DE UNIDAD.

ÉL ESTÁ, EN MEDIO DE NOSOTROS:

SIRVE A LA MESA, NOS REPARTE EL PAN.

 

Por todos los caminos, nos sales al encuentro,

por todos hemos visto, señales de tu amor.

Tu pueblo se reúne, Señor, a bendecirte,

a celebrar con gozo tu paso salvador.

 

Convocas a tus fieles, nacidos de las aguas,

a festejar unidos, la nueva creación.

La sala del banquete, se llena de invitados,

estamos reunidos y en medio está el Señor.

 

Revélanos al Padre, oh Cristo, nuestra fiesta,

aumenta la esperanza, de nuestro caminar.

Tu Espíritu divino, nos dé la fortaleza,

los bienes que esperamos, nos haga pregustar.

 

04.- OFRENDA DE AMOR

Por los niños que empiezan la vida,

por los hombres sin techo ni hogar,

por los pueblos que sufren la guerra,

te ofrecemos el vino y el pan.

 

PAN Y VINO SOBRE EL ALTAR

SON OFRENDA DE AMOR,

PAN Y VINO SERÁN DESPUÉS,

TU CUERPO Y SANGRE, SEÑOR.

 

Por los hombres que viven unidos,

por los hombres que buscan la paz,

por los pueblos que no te conocen

te ofrecemos el vino y el pan.

 

Por aquellos a quienes queremos,

por nosotros y nuestra amistad,

por los vivos y por los difuntos,

te ofrecemos el vino y el pan.

 

05.- CON AMOR TE PRESENTO, SEÑOR

1. Con amor te presento, Señor,

lo mejor de mi vida,

te presento, Señor, mi amistad.

Con amor te presento, Señor,

para ser mi manjar.

La viña, el racimo, el trigal,

el pan de mi hogar

te presento con amor.

 

2. Con mis manos abiertas a Ti,

contemplando tu lámpara,

te presento, Señor, mi esperanza.

Hacia Ti se dirige mi barca,

hacia el cielo se va.

Es largo el camino, el remar,

ruta pascual,

Dios me guía al caminar.

 

3. Con mi ofrenda también yo te doy

lo mejor de mis lágrimas.

Te presento, Señor, mi dolor.

Te presento, Señor, mi oración,

ofertorio de amor.

El grano enterrado ya es flor,

la espiga oblación,

la semilla redención.

 

06.- FIESTA DEL BANQUETE

FIESTA DEL BANQUETE, MESA DEL SEÑOR,

PAN DE EUCARISTÍA, SANGRE DE REDENCIÓN.

 

1. Este Pan que nos das por manjar

es el Pan de unidad y de fraternidad.

 

2. Hacia Ti vamos hoy, a tu altar

Tú nos das la ilusión en nuestro caminar.

 

3. Escuché su voz en mi caminar,

conocí al Señor en la fracción del Pan.

 

4. Pan de vida eterna, Cuerpo del Señor

Cáliz de la Alianza, fuente de Salvación.

 

07.- A DONDE IRE SEÑOR

Maravilloso Dios, maravilloso Dios

que te haces presente cuando te llamo yo,

antes de que yo te hable, tú Señor lo sabes todo,

maravilloso Dios por siempre te amaré. (Bis)

 

¿A DÓNDE IRÉ SEÑOR SI TÚ NO ESTÁS?,

¿A DONDE IRE SEÑOR SI TU ME FALTAS?,

¿A DONDE IRE SEÑOR SI TU NO ESTAS?,

¿A DONDE IRE SEÑOR SI TU NO ESTAS? (BIS)

 

Maravilloso Dios, maravilloso Dios 

tú conoces mi vida, conoces mi corazón

antes de que yo te pida tú Señor lo sabes todo,

Maravilloso Dios por siempre te amaré. (Bis)

 

Maravilloso Dios Maravillosos Dios

tú conduces mis pasos hacia mi salvación,

antes de que yo te hable tú Señor lo sabes todo,

Maravilloso Dios por siempre te amaré. (Bis)

 

08.- AL ATARDECER DE LA VIDA

AL ATARDECER DE LA VIDA,

ME EXAMINARÁN DEL AMOR;

AL ATARDECER DE LA VIDA,

ME EXAMINARÁN DEL AMOR.

 

1. Si ofrecí mi pan al hambriento,

si al sediento di de beber,

si mis manos fueron sus manos,

si en mi hogar le quise acoger.

 

2. Si ayudé a los necesitados,

si en el pobre he visto al Señor,

si los tristes y los enfermos,

me encontraron en su dolor.

 

3. Aunque hablara miles de lenguas,

si no tengo amor nada soy.

Aunque realizara milagros,

si no tengo amor nada soy.

 

09.- ID Y ENSEÑAD

Sois la semilla que ha de crecer

Sois la estrella que ha de brillar

Sois levadura, sois grano de sal

Antorcha que ha de alumbrar

Sois la mañana que vuelve a nacer

Sois espiga que empieza a granar

Sois aguijón y caricia a la vez

Testigos que voy a enviar

 

ID, AMIGOS, POR EL MUNDO, ANUNCIANDO EL AMOR

MENSAJEROS DE LA VIDA, DE LA PAZ Y EL PERDÓN

SED, AMIGOS, LOS TESTIGOS DE MI RESURRECCIÓN

ID LLEVANDO MI PRESENCIA. ¡CON VOSOTROS ESTOY!

 

Sois una llama que ha de encender

Resplandores de fe y caridad

Sois los pastores que han de guiar

Al mundo por sendas de paz

Sois los amigos que quise escoger

Sois palabra que intento gritar

Sois reino nuevo que empieza a engendrar

Justicia, amor y verdad

 

Sois fuego y savia que viene a traer

Sois la ola que agita la mar

La levadura pequeña de ayer

Fermenta la masa del pan

Una ciudad no se puede esconder

Ni los montes se han de ocultar

En vuestras obras que buscan el bien

Los hombres al padre verán

 

10.- TÚ ERES EL DIOS QUE NOS SALVA

1. Tú eres el Dios que nos salva,

la luz que nos ilumina,

la mano que nos sostiene

y el techo que nos cobija.

La mano que nos sostiene

y el techo que nos cobija.

 

TE DAMOS GRACIAS, SEÑOR,

TE DAMOS GRACIAS, SEÑOR. [Bis]

 

2. Te damos gracias, Señor,

porque has depuesto la ira

y has detenido ante el pueblo

la mano que lo castiga.

Y has detenido ante el pueblo

la mano que lo castiga.

 

3. Y sacaremos con gozo

del manantial de la vida

las aguas que dan al hombre

la fuerza que resucita.

Las aguas que dan al hombre

la fuerza que resucita.

 

4. Entonces proclamaremos:

"Cantadle con alegría.

El nombre de Dios es grande,

Su caridad infinita.

El nombre de Dios es grande,

Su caridad infinita".

 

5. Que alabe al Señor la Tierra

Contadle las maravillas.

Qué grande en medio del pueblo

el Dios que nos justifica.

Qué grande en medio del pueblo

el Dios que nos justifica.

 

11.- ACOMPÁÑAME MARÍA

ACOMPÁÑAME MARÍA, EN MI LARGO CAMINAR,

ACOMPÁÑAME MAMITA CUANDO YA NO PUEDA MÁS (2).

 

Tu hijo es mi vida, la razón de mí existir,

caminando contigo tengo fuerzas de seguir.

Eres cuanto respiro, la razón de mí vivir,

no me dejes Madre mía no podría resistir.

 

Eres música en mi alma, el sello en mi corazón,

te refugio en mis sentidos, amor de mi amor.

Mi corazón ya no está triste, mi alma sedienta está,

Madre mía cuanto te amo, dime como amarle más.