LA
PUERTA ESTRECHA
COMENTARIO
Lucas nos recuerda que “marchamos hacia
Jerusalén”. Jesús “enseña y abre el camino” hacia la prueba; las
lecciones son cada vez más urgentes. Empieza liquidando una cuestión de mera
curiosidad: ¿Son pocos los que se salvan? Esfuércense ustedes para entrar.
Ábrete paso por la puerta estrecha. Lucha. Esfuérzate. Jesús, no quiso responder a una curiosidad inútil de
cuántos se van a salvar. Su mensaje no pretendía aterrorizar pecadores ni
tranquilizar justos, sino convertir a todos.
A Lucas le gusta esta idea de combate que ha
sacado de su maestro Pablo (Col 1, 29; 4, 22). Es el combate de la puesta en
práctica de los consejos recibidos. Haber visto a Jesús, haberlos escuchado y
hasta haberse sentado a su lado no bastará para forzar las puertas de Dios.
¿Qué es lo que cuentas? ¡No sé de dónde eres! Uno no se naturaliza cristiano
por medio de lecturas o de sueños. Tendrá que practicar. Una especie de
angustia recorre las páginas del evangelio: lo que están descubriendo ¿lo
practicarán de veras? La idea de “práctica” ha quedado demasiado restringida a
la práctica sacramental. Se dice “Soy practicante”. Practicante ¿de qué?
Podemos ir todos los días a misa y que de repente el cielo se nos cierre por no
haber vivido realmente el evangelio “¡No sé quiénes son!”. Por fortuna, esa
llamada apasionada a practicar se ilumina; la puerta estrecha se ensancha
inmensamente: “Vendrán de oriente y de occidente, del norte y del sur”. Ese es
también el cántico triunfal del Apocalipsis, que recoge la fiesta de todos los
Santos: “Después de esto, apareció en la visión una muchedumbre innumerable de
toda nación y raza…. (Ap. 7, 9).
Pero las últimas palabras de este evangelio
nos mantendrán alerta: “Hay últimos que serán primeros y hay primeros que serán
últimos”. Volvemos a encontrarnos con la famosa inversión que nos hace
vislumbrar a veces Lucas, poniendo aquí su nota mesurada. No todos los primeros
serán últimos; se nos dice tan sólo que algunos de los primeros de clase al
tratarse de aprender la religión y de los últimos en practicarla estarán
también, a la hora de llegar al cielo, en el pelotón de cola.
R.P. Roland Vicente Castro Juárez
Inclina tu oído, Señor, escúchame. Salva a tu
siervo que confía en ti. Piedad de mí, Señor, Señor que a ti te estoy llamando
todo el día.
ORACION COLECTA
Oh, Dios que
unes los corazones de tus fieles en un mismo deseo, concede a tu pueblo amar lo
que prescribes y esperar lo que prometes, para que, en medio de las vicisitudes
del mundo, nuestros ánimos se afirmen allí donde están los gozos verdaderos.
Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Isaías 66, 18-21.
Así dice el Señor: «Yo vendré para reunir a
las naciones de toda lengua: vendrán para ver mi gloria, les daré una señal, y de entre ellos despacharé
supervivientes a las naciones: a Tarsis, Etiopía, Libia, Masac, Tubal y Grecia, a las costas lejanas que nunca oyeron mi fama ni vieron mi gloria;
y anunciarán mi gloria a las naciones. Y de todos los países, como ofrenda al Señor, traerán a todos sus
hermanos a caballo y en carros y en literas, en mulos y dromedarios, hasta mi
monte santo de Jerusalén —dice el Señor—, como los israelitas, en vasijas
puras, traen ofrendas al templo del Señor. De entre ellos escogeré sacerdotes y
levitas». —dice el Señor.
SALMO
RESPONSORIAL (116)
Vayan al mundo entero y proclamen el evangelio.
Alaben al Señor, todas las naciones, aclámenlo, todos los pueblos. R.
Firme es su misericordia con nosotros, su fidelidad dura por siempre. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta a los Hebreos 12, 5-7. 11-13
Hermanos: Han olvidado la
exhortación paternal que les dieron: «Hijo mío, no rechaces la corrección del
Señor, no te enfades por su reprensión; porque
el Señor reprende a los que ama y castiga a sus hijos preferidos.».
Acepten la corrección, porque Dios les
trata como a hijos, pues, ¿qué padre no corrige
a sus hijos?.
Ninguna corrección nos gusta cuando
la recibimos, sino que nos duele; pero, después de pasar por ella, nos da como
fruto una vida honrada y en paz.
Por eso, fortalezcan las manos
débiles, robustezcan las rodillas vacilantes, y caminen. por una senda llana:
así el pie cojo, en vez de retorcerse, se curará.
ACLAMACION
ANTES DEL EVANGELIO Jn 14, 6
Aleluya. Yo soy el
camino, y la verdad, y la vida – dice el Señor -, nadie va al Padre sino por mí.
Aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 13, 22-30
En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y
aldeas enseñando. Uno le preguntó: «Señor,
¿serán pocos los que se salven?».
Jesús les dijo: «Esfuércense en
entrar por la puerta estrecha. Les digo que muchos intentarán entrar y no
podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, les quedaran
fuera y llamaran a la puerta, diciendo: "Señor, ábrenos"; y él les
replicará: "No sé quiénes son".
Entonces comenzaran a decir. "Hemos
comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas.". Pero él les
replicará: "No sé quiénes son. Aléjense de mí, malvados.".
Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a
Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y ustedes los
verán echados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y
se sentarán a la mesa en el reino de Dios. Miren: hay últimos que serán primeros, y
primeros que serán últimos.».
PLEGARIA UNIVERSAL
Invoquemos a Dios, que nos ama
como a hijos muy amados y digámosle con afecto filial: R.- Escúchanos, oh
Padre.
1.- Por el Papa y todos nuestros pastores: para que con alegría anuncien
el evangelio de un extremo a otro de la tierra. Oremos. Oremos. R.
2.- Por todos los cristianos: para que nos esforcemos para entrar por la
puerta estrecha de la caridad y el sacrificio. Oremos. R.
3.- Por todos nuestros gobernantes: para que gestionen los recursos con
caridad y justicia en medio de su pueblo. Oremos. R.
4.- Por nuestra sociedad: para que se respete y valore a todas las
personas y se elimine cualquier tipo de discriminación
y exclusión. Oremos. R.
5.- Por los que sufren a causa de
la guerra o la violencia; para que descubran a Dios en la solidaridad de sus
hermanos. Oremos. R.
6.- Por los que participamos en el banquete de Cristo: para que él nos
ayude a vivir como discípulos y misioneros. Oremos. R.
Escucha, Señor, las oraciones de
tu Iglesia, y ya que nos invitas al banquete de tu reino, haz que un día
merezcamos disfrutar de tu gloria en compañía de los santos. Por Jesucristo
nuestro Señor.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, que adquiriste
para ti un pueblo de adopción con el sacrificio de una vez para siempre, concédenos
propicio los dones de la unidad y de la paz en tu Iglesia. Por Jesucristo
nuestro Señor.
ANTIFONA DE COMUNION Jn 6, 54
El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna,
y yo lo resucitare en el último día, dice el Señor.
ORACION
DESPUES DE LA COMUNION
Te pedimos, Señor, que realices plenamente en nosotros el auxilio de
tu misericordia y haz que seamos tales y actuemos de tal modo que en todo
podamos agradarte. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA;
Lunes 22: 2Ts 1, 1-5. 11b-12; Sal 95; Mt
23, 13-22.
Martes 23: 2Ts 2, 1-3ª.13-16; Sal 95; Mt 23, 23-26.
Miércoles 24: Ap 21, 9b-14; Sal 144; Jn 1, 45-51.
Jueves 25:
1Co 2, 2-9; Sal 144; Mt 24, 42-51.
Viernes 26: 1Co 1, 17-25; Sal 32; Mt 25, 1-13.
Sábado 27: 1Co 1, 26-31; Sal 32; Mt 25, 14-30.
Domingo 28: Eclo 3, 17-18.20. 28-29; Sal
67; Hb 12, 18-19.22-24ª; Lc 14, 1.7-14.
COMENTARIOS AL
EVANGELIO
Lc 13, 22-30
Ver MIÉRCOLES DE LA 30ª SEMANA
1. SV/NUMERO SV/INSEGURA:
Texto. Lo encabeza una observación característica de Lucas desde que en
9, 51 ha presentado a Jesús de camino hacia Jerusalén. ¿Se trata en ambos casos
del mismo viaje o de viajes diferentes? La observación le sirve al autor para
introducir una pregunta anónima interesándose por el número de los que se van a
salvar (v.23). El resto del texto es la respuesta de Jesús (vs. 24-30).
Está formada por una parábola y una máxima final. Se trata de la misma técnica
de respuesta empleada hace dos domingos ante la pregunta de Pedro (véase Lc.
12,41-48) y hace seis ante la pregunta del letrado sobre el prójimo (véase Lc.
10,29-37). Esta técnica la emplea Jesús cuando no comparte el planteamiento del
interlocutor. De ahí que su respuesta resulte chocante y extraña a primera
vista. No es, en efecto, una respuesta directa, que se mueva en el mismo plano
de la pregunta. Lo cual no significa que sea una evasiva. Ni mucho menos. Es
una respuesta indirecta que trata de llevar al interlocutor a un planteamiento
diferente del problema. Esto lo consigue Jesús mediante una parábola. Lo
curioso de la parábola de hoy es que sus personajes no son todos ello
imaginarios. Unos de los personajes son los propios oyentes de Jesús, quienes
de esta manera se ven implicados directamente en el problema tal como lo
plantea Jesús, un problema que no va a tener que ver con el número de los
salvados sino con la autoseguridad y exceso de confianza de los propios
oyentes.
Comentario. Una pregunta como la formulada al comienzo era obligada en
los comentarios de hace no demasiados años. ¿Son uno o dos los viajes de los
que habla Lucas en 9,51 y en el texto de hoy? Era la fecunda época de la
historia del texto y de la tradición, de la crítica literaria e histórica. Pero
no se valoraba suficientemente o positivamente la creatividad de los
evangelistas. Desde esta última perspectiva, en cambio, la pregunta anterior
pierde importancia. Lucas ha creado un marco literario de viaje en el que va
haciendo altos de reflexión. Y hablando de altos, uno y muy necesario sería
ponernos en contacto con la exégesis de los veinticinco últimos años del siglo
pasado y los veinticinco primeros del actual. Pero volvamos al que hoy nos
brinda Lucas. ¿Serán pocos los que se salven? El anónimo interlocutor pregunta
a Jesús por el número de los que irán al cielo. Una imagen del cielo muy
extendida entonces era la de un salón dispuesto para un banquete. Es esta
imagen la que Jesús recoge en la historia que propone a sus oyentes. El salón
tiene una puerta de acceso estrecha, la puerta se cierra y en el interior del
salón comienza a celebrarse el banquete. Contra toda expectativa, los
comensales no son todos judíos ni mucho menos.
Judíos son sólo los antiguos patriarcas y profetas; el resto son
extranjeros que han tomado asiento en vez de los judíos. La historia termina
con una máxima que resume y explica la situación en el interior del salón: Hay
últimos que serán primeros y primeros que serán últimos. Los últimos son los
extranjeros; los primeros, los judíos. ¿Qué quiere decir Jesús? Al preguntarle
su interlocutor por el número de los que se salvarán, éste parte del
presupuesto de que pocos o muchos, los salvados serán sólo judíos en cualquiera
de las hipótesis. Pensaba como el rabino Emir: "Puede considerársele hijo
del mundo futuro al que habita en Israel, habla la lengua santa y recita mañana
y tarde el Shemá". Es a este presupuesto al que Jesús responde y no a la
cuestión del número, lo verdaderamente problemático para Jesús es el hecho de
pertenecer al Pueblo de Dios. Incorporando a sus oyentes judíos a la historia
que cuenta, Jesús trata de introducir una espina de inquietud en sus beatitudes
y seguridades. Pertenecer al Pueblo de Dios, les dice, no da derecho a la
salvación. Analizaos en vuestra autoseguridad y exceso de confianza. Aquí
radica el problema y no en saber cuántos se van a salvar o en si la salvación
es fácil o difícil. Quiero hacer hincapié en esto último, porque este texto ha
servido con demasiada frecuencia para atormentar a las conciencias con un
problema que queda marginado expresamente. Repito (perdonad el tono): el texto
de hoy no trata de la salvación sino de los "salvados" (así, entre
comillas). Es una llamada de atención, un aviso al Pueblo de Dios: La puerta
estrecha, la arrogancia y autoseguridad.
A. BENITO - DABAR 1986, 44
2.- Sentido del texto.-Jesús no responde directamente a la pregunta del
v. 23 porque la considera desacertada. ¿Dónde está el desacierto? En reducir la
salvación a una cuestión de número preestablecido. Todos pueden salvarse. El
verdadero planteamiento no es, pues, "quiénes se van a salvar", sino
"qué hacéis vosotros para salvaros". A los judíos, que daban por cosa
hecha su salvación, Jesús les dice: Eforzaos para no estar entre los que pueden
perderse; ser los primeros en haber conocido el plan de "Dios no es un
privilegio o un salvoconducto".
DABAR 1977, 50
3.- La pregunta formulada, la del número de los que se salvan, no ha
dejado de replantearse a lo largo de los siglos dentro de la Iglesia. Durante
siglos, los teólogos y especialmente los predicadores tendían a aterrorizar a
los fieles con el fin de convertirlos, por miedo, a la práctica cristiana.
Actualmente la tendencia general es más bien contraria: que la misericordia de
Dios no puede permitir que nadie se condene por toda la eternidad, que no hay
infierno o que si lo hay está vacío, etc.
Quizás sería más prudente, cuando nos plantean o nos planteamos la
cuestión, respetar el misterio y hacer como Jesús, que no quiso responder a una
curiosidad inútil. Su mensaje no pretendía aterrorizar pecadores ni
tranquilizar justos, sino convertir a todos.
Las discusiones rabínicas sobre los últimos tiempos hablaban de una
situación mesiánica intermedia, en la que sólo unos pocos tendrán parte, y la
plenitud final del mundo futuro, en la que todo Israel tendrá parte. Jesús
parte seguramente de esta creencia cuando propone la imagen de la puerta
estrecha, que exige grandes apretujones para entrar por ella, pero después de
la cual se supone que se entra en una sala amplia y cómoda, capaz para todos.
El tema de los dolores como de parto y de las tribulaciones que
precederán el establecimiento del Reino era ya clásico en la literatura
escatológica judía, y lo encontramos de nuevo en los discursos escatológicos de
los evangelios. Si, como casi siempre, el que había hecho la pregunta era un
fariseo o un letrado, de aquella minoría "que teniéndose por justos, se
sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás" (18,9), se sentiría
muy incómodo ante la respuesta de Jesús: en lugar de presumir ser de los pocos
que se salvarán, lo que debéis hacer, todos, es convertiros, porque otros
-publicanos, pecadores, paganos- que menospreciáis pasarán delante de vosotros.
HILARI RAGUER - MISA DOMINICAL 1977, 16
4.- La palabra de Jesús sobre la puerta estrecha es un mensaje que
contradice la falsa seguridad de salvación rabínica y la falsa predestinación
apocalíptica. Desde el punto de vista profético la imagen de la puerta estrecha
es la palabra de exclusión de los judíos y la llamada de los paganos. Es una
invitación: la puerta está abierta, entrad... La palabra de Jesús no quiere
intimidar sino estimular. Hoy todo se quiere resolver a base de números y
estadísticas. A Jesús le piden número y responde con un imperativo: esforzaos y
entrad.
P. FRANQUESA - MISA DOMINICAL 1986, 16
5.- He aquí una cuestión que preocupaba a los rabinos en aquel tiempo
y, no hace muchos decenios, a los teólogos católicos: el número de los que se
salvan. Los rabinos consideraban que, para salvarse, era necesario o poco menos
el pertenecer al pueblo elegido, y esto pesaba más que una vida personal
intachable. Por tanto, confiaban salvarse y que se salvarían también todos los
hijos de Israel con muy pocas excepciones. Sin embargo, no todos compartían esa
confianza; por ejemplo, en el libro IV de Esdras (3, 15) se dice que "los
que se pierden son más numerosos que los que se salvan".
Jesús no responde a esa pregunta, que es más teórica que práctica.
Prefiere insistir en la necesidad y la urgencia de la conversión al evangelio.
La "puerta estrecha" es una alusión al esfuerzo que requiere
la auténtica conversión. No sólo es estrecha, sino que además puede cerrarse en
cualquier momento; de ahí la urgencia: la conversión no puede dejarse para
mañana. Jesús hace una llamada apremiante a todos los hijos de Israel, a
quienes ha sido enviado por el Padre y que no acaban de aceptar su mensaje y su
persona. Jesús ha venido "a los suyos", ha plantado la tienda en
medio de su pueblo; pero ni los vínculos de la sangre, ni la aproximación
física del Mesías al pueblo de Israel va a servirles de nada si no se
convierten al evangelio. Lo que importa para la salvación es la fe y la
comunión espiritual con la persona de Jesús.
Si los "suyos" le rechazan, otros ocuparán el puesto que
tenían preparado. Hay "últimos" que pasarán a ser los
"primeros". Jesús no se refiere a los judíos de la diáspora en
contraposición a los que habitan en tierras de Israel, sino a los provenientes
de la gentilidad. Porque lo que cuenta ya no es la descendencia de Abrahán
según la carne, sino creer con la fe de Abrahán e incorporarse a Cristo y al
Reino que él anuncia. Lo que salva es aceptar con fe el evangelio, que se
presenta sin limitaciones raciales o nacionales y como un mensaje universal.
EUCARISTÍA 1989, 40
6. /Lc/13/22-33
Una de las grandes preocupaciones de los primeros cristianos era la de
saber si únicamente los miembros de Israel participarían en el mundo futuro.
Según Lc 13,23-30, todos los hombres están llamados a la salvación. En este
texto habla Jesús del camino que conduce al reino.
La pregunta sobre si son muchos o pocos los que se salvan (v 23) no
tiene una respuesta directa. A menudo Jesús, ante una pregunta responde desde
otra perspectiva. Este es el caso en este fragmento, con la exhortación a
entrar por la puerta estrecha (24). Jesús pide el esfuerzo tenaz del hombre: el
verbo «esforzarse» (luchar) expresa en griego, aquí y en otros lugares del NT,
una actitud ética fundamental, una respuesta del hombre a la invitación de Dios
(Lc 16,16, Jn 18,36, 1 Co 9,25). Los vv siguientes precisan en qué debe
consistir la lucha o esfuerzo del creyente: obrar con rectitud y justicia (27).
Es una actitud básica que tiene en Lucas, una consecuencia religiosa: ser
reconocidos por el dueño de la casa, por aquel que puede abrir la puerta del
banquete del reino. El evangelista identifica al dueño de la casa con Jesús en
el v 26, y precisa también que invita a todos los hombres. Los convidados no
son los que han conocido a Jesús externamente, los que han comido con él o han
hablado de él, sino los que, con motivo de su llamada, inician un proceso de
conversión, consistente en una apertura hacia él y hacia los demás.
Incorporando a su mensaje el criterio profético, según el cual es necesario ser
justo y bueno con el prójimo, Jesús da una pista válida para los hombres de
todos los tiempos y comprensible a judíos y a paganos. Justamente por esto,
gentes de todas partes, de oriente y de occidente (29), todos los que respondan
a la llamada de Jesús en favor del hombre, podrán compartir finalmente la mesa
del reino de Dios.
Los vv siguientes (31-33) presentan una nueva escena. Jesús, profeta,
actúa cada día («hoy», "mañana"...) haciendo el bien -expulsa
demonios, lleva a cabo curaciones-, pero su camino finalizará en Jerusalén, y
será tanto un final como un principio. En Jerusalén culminará la obra histórica
de Dios en Jesús y de allí mismo saldrá el misterio renovador del evangelio.
D. ROURE - LA BIBLIA DIA A DIA - Comentario exegético a las lecturas de
la Liturgia de las Horas Ediciones CRISTIANDAD.MADRID-1981. Pág. 893 s.
7.- Predicador del Papa: «¿son pocos los que se salvan?».
El padre Cantalamessa comenta el evangelio de este domingo.
CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 20 agosto 2004 (ZENIT.org).- Publicamos
el comentario que ha escrito el padre Raniero Cantalamessa, predicador de la
Casa Pontificia, al pasaje evangélico de la liturgia de este domingo, 22 de
agosto, Lucas 13, 22-30, en el que una persona le preguntó a Jesús: «Señor,
¿son pocos los que se salvan?».
* * *
Hay una pregunta que desde siempre se han planteado los creyentes: ¿son
muchos o pocos los que se salvan? En ciertas épocas, este problema se hizo tan
agudo que llevó a algunas personas a una angustia terrible. El Evangelio nos
informa que un día este problema fue planteado a Jesús: «Una persona le
preguntó: "Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?"». La
pregunta, como se ve, se refiere al número: ¿cuántos se salvan, muchos o pocos?
Jesús cambia el centro de la atención del cuántos al cómo es posible salvarse,
es decir, entrando por «la puerta estrecha».
Es la misma actitud que se constata al afrontar el tema del regreso
final de Cristo. Los discípulos le preguntaron cuándo regresará el Hijo del Hombre
y Jesús responde indicando cómo prepararse para ese regreso (Cf. Mateo 24,3-4).
Esta manera de actuar de Jesús no es extraña ni descortés. Es simplemente la
actuación de quien quiere educar a los discípulos a pasar del nivel de la
curiosidad al de la auténtica sabiduría; de las cuestiones ociosas que
apasionan a la gente a los auténticos problemas de la vida. De aquí podemos
comprender la absurdidad de aquellos, como los Testigos de Jehová, que creen
saber incluso el número exacto de los salvados: 144 mil. Este número, que
aparece en el Apocalipsis, tiene un valor meramente simbólico (el cuadrado de
12, el número de las tribus de Israel, multiplicado por mil) y se explica en
esta expresión: «una multitud inmensa, que nadie podía contar» (Apocalipsis 7, 4.
9). Después de todo, si ése es realmente el número de los salvados, entonces
podríamos ahorrar todo esfuerzo, nosotros y ellos. En la puerta del paraíso
deberían haber escrito desde hace tiempo, como en el ingreso de algunos
aparcamientos, el cartel «Completo».
Si, por tanto, a Jesús no le interesa revelarnos el número de los
salvados, sino más bien la manera de salvarse, veamos qué es lo que nos dice en
este sentido. Dos cosas esencialmente: una negativa y una positiva; la primera,
lo que no sirve, después lo que sirve para salvarse. No sirve, o no basta, el
hecho de pertenecer a un determinado pueblo, a una determinada raza, tradición
o institución, aunque fuera el pueblo elegido del que procede el Salvador. Lo
que lleva a la salvación no es la posesión de algún título («Hemos comido y
bebido contigo»), sino una decisión personal, seguida por una conducta de vida
coherente.
Esto queda más claro todavía en el texto de Mateo, que pone en
contraste entre sí dos caminos y dos puertas, una estrecha y la otra amplia
(Cf. Mateo 7, 13-14). ¿Por qué les llama a estos dos caminos respectivamente el
"amplio" y el "estrecho"? ¿Es siempre fácil y agradable el
camino del mal, y duro y cansado el del bien? En esto hay que estar atentos
para no caer en la típica tentación de creer que a los malvados todo les va
magníficamente bien aquí, mientras que por el contrario a los buenos todo les
sale mal.
La senda de los impíos es amplia, sí, pero sólo al inicio. En la medida
en que se adentran en ella, se hace estrecha y amarga. Se hace, en todo caso,
sumamente estrecha al final, pues acaba en un callejón sin salida. La alegría
que en ella se experimenta tiene como característica el disminuir según se
experimenta, hasta crear náuseas y tristeza.
Se puede constatar en cierto tipo de embriaguez, como con la droga, el
alcohol o el sexo. Se necesita una dosis o un estímulo cada vez más fuerte para
producir un placer de la misma intensidad. Hasta que el organismo deja de
responder y entonces tiene lugar es derrumbe, con frecuencia incluso físico.
La senda de los justos, por el contrario, es estrecha al inicio, pero
después se hace amplia, pues en ella encuentran esperanza, alegría y paz del
corazón. Lleva a la vida y no a la muerte.
[Original italiano publicado por «Famiglia cristiana». Traducción
realizada por Zenit]
PROPUESTA DE CANTOS PARA DOMINGO XXI CICLO C
01.- REUNIDOS EN EL NOMBRE DEL SEÑOR
REUNIDOS EN EL
NOMBRE DEL SEÑOR,
QUE NOS HA
CONGREGADO ANTE SU ALTAR,
CELEBREMOS EL
MISTERIO DE LA FE
BAJO EL SIGNO
DEL AMOR Y LA UNIDAD
[BIS]
1. Tú, Señor,
das sentido a nuestra vida,
tu presencia
nos ayuda a caminar,
tu palabra es
fuente de agua viva
que nosotros,
sedientos, a tu mesa venimos a buscar.
2. Purifica
con tu gracia nuestras manos,
ilumina
nuestra mente con tu luz,
que la fe se
fortalezca en tu palabra,
y tu cuerpo,
tomado en alimento, nos traiga la salud
02.- JUNTOS CANTANDO LA ALEGRIA
JUNTOS
CANTANDO LA ALEGRÍA
DE VERNOS
UNIDOS EN LA FÉ Y EL AMOR
JUNTOS
SINTIENDO EN NUESTRAS VIDAS
LA ALEGRE
PRESENCIA DEL SEÑOR.
Somos la
iglesia peregrina que El fundó
somos un
pueblo que camina sin cesar
entre
cansancios y esperanzas hacia Dios
nuestro amigo
Jesús nos llevará.
Hay una fe que
nos alumbra con su luz
una esperanza
que empapó nuestro esperar
aunque la
noche nos envuelva en su inquietud
nuestro amigo,
JESÚS, nos guiara.
Es el Señor
nos acompaña al caminar
con su ternura
a nuestro lado siempre va
si los
peligros nos acechan por doquier
nuestro amigo
Jesús nos salvara.
03.- EL SEÑOR NOS LLAMA Y NOS REÚNE
EL SEÑOR NOS
LLAMA Y NOS REÚNE,
SOMOS SU
PUEBLO, SIGNO DE UNIDAD.
ÉL ESTÁ, EN
MEDIO DE NOSOTROS:
SIRVE A LA
MESA, NOS REPARTE EL PAN.
Por todos los
caminos, nos sales al encuentro,
por todos
hemos visto, señales de tu amor.
Tu pueblo se
reúne, Señor, a bendecirte,
a celebrar con
gozo tu paso salvador.
Convocas a tus
fieles, nacidos de las aguas,
a festejar
unidos, la nueva creación.
La sala del
banquete, se llena de invitados,
estamos
reunidos y en medio está el Señor.
Revélanos al
Padre, oh Cristo, nuestra fiesta,
aumenta la
esperanza, de nuestro caminar.
Tu Espíritu
divino, nos dé la fortaleza,
los bienes que
esperamos, nos haga pregustar.
04.- OFRENDA DE AMOR
Por los niños
que empiezan la vida,
por los
hombres sin techo ni hogar,
por los
pueblos que sufren la guerra,
te ofrecemos
el vino y el pan.
PAN Y VINO SOBRE
EL ALTAR
SON OFRENDA DE
AMOR,
PAN Y VINO
SERÁN DESPUÉS,
TU CUERPO Y
SANGRE, SEÑOR.
Por los
hombres que viven unidos,
por los
hombres que buscan la paz,
por los
pueblos que no te conocen
te ofrecemos
el vino y el pan.
Por aquellos a
quienes queremos,
por nosotros y
nuestra amistad,
por los vivos
y por los difuntos,
te ofrecemos
el vino y el pan.
05.- CON AMOR TE PRESENTO, SEÑOR
1. Con amor te
presento, Señor,
lo mejor de mi
vida,
te presento,
Señor, mi amistad.
Con amor te
presento, Señor,
para ser mi
manjar.
La viña, el
racimo, el trigal,
el pan de mi
hogar
te presento
con amor.
2. Con mis
manos abiertas a Ti,
contemplando
tu lámpara,
te presento,
Señor, mi esperanza.
Hacia Ti se
dirige mi barca,
hacia el cielo
se va.
Es largo el
camino, el remar,
ruta pascual,
Dios me guía
al caminar.
3. Con mi
ofrenda también yo te doy
lo mejor de
mis lágrimas.
Te presento,
Señor, mi dolor.
Te presento,
Señor, mi oración,
ofertorio de
amor.
El grano
enterrado ya es flor,
la espiga
oblación,
la semilla
redención.
06.- FIESTA DEL BANQUETE
FIESTA DEL
BANQUETE, MESA DEL SEÑOR,
PAN DE
EUCARISTÍA, SANGRE DE REDENCIÓN.
1. Este Pan
que nos das por manjar
es el Pan de
unidad y de fraternidad.
2. Hacia Ti
vamos hoy, a tu altar
Tú nos das la
ilusión en nuestro caminar.
3. Escuché su
voz en mi caminar,
conocí al
Señor en la fracción del Pan.
4. Pan de vida
eterna, Cuerpo del Señor
Cáliz de la
Alianza, fuente de Salvación.
07.- A DONDE IRE SEÑOR
Maravilloso
Dios, maravilloso Dios
que te haces
presente cuando te llamo yo,
antes de que
yo te hable, tú Señor lo sabes todo,
maravilloso
Dios por siempre te amaré. (Bis)
¿A DÓNDE IRÉ
SEÑOR SI TÚ NO ESTÁS?,
¿A DONDE IRE
SEÑOR SI TU ME FALTAS?,
¿A DONDE IRE
SEÑOR SI TU NO ESTAS?,
¿A DONDE IRE
SEÑOR SI TU NO ESTAS? (BIS)
Maravilloso
Dios, maravilloso Dios
tú conoces mi
vida, conoces mi corazón
antes de que
yo te pida tú Señor lo sabes todo,
Maravilloso
Dios por siempre te amaré. (Bis)
Maravilloso
Dios Maravillosos Dios
tú conduces
mis pasos hacia mi salvación,
antes de que
yo te hable tú Señor lo sabes todo,
Maravilloso
Dios por siempre te amaré. (Bis)
08.- AL ATARDECER DE LA VIDA
AL ATARDECER
DE LA VIDA,
ME EXAMINARÁN
DEL AMOR;
AL ATARDECER
DE LA VIDA,
ME EXAMINARÁN
DEL AMOR.
1. Si ofrecí
mi pan al hambriento,
si al sediento
di de beber,
si mis manos
fueron sus manos,
si en mi hogar
le quise acoger.
2. Si ayudé a
los necesitados,
si en el pobre
he visto al Señor,
si los tristes
y los enfermos,
me encontraron
en su dolor.
3. Aunque
hablara miles de lenguas,
si no tengo
amor nada soy.
Aunque
realizara milagros,
si no tengo
amor nada soy.
09.- ID Y ENSEÑAD
Sois la
semilla que ha de crecer
Sois la
estrella que ha de brillar
Sois levadura,
sois grano de sal
Antorcha que
ha de alumbrar
Sois la mañana
que vuelve a nacer
Sois espiga
que empieza a granar
Sois aguijón y
caricia a la vez
Testigos que
voy a enviar
ID, AMIGOS,
POR EL MUNDO, ANUNCIANDO EL AMOR
MENSAJEROS DE
LA VIDA, DE LA PAZ Y EL PERDÓN
SED, AMIGOS,
LOS TESTIGOS DE MI RESURRECCIÓN
ID LLEVANDO MI
PRESENCIA. ¡CON VOSOTROS ESTOY!
Sois una llama
que ha de encender
Resplandores
de fe y caridad
Sois los
pastores que han de guiar
Al mundo por
sendas de paz
Sois los
amigos que quise escoger
Sois palabra
que intento gritar
Sois reino
nuevo que empieza a engendrar
Justicia, amor
y verdad
Sois fuego y
savia que viene a traer
Sois la ola
que agita la mar
La levadura
pequeña de ayer
Fermenta la
masa del pan
Una ciudad no
se puede esconder
Ni los montes
se han de ocultar
En vuestras
obras que buscan el bien
Los hombres al
padre verán
10.- TÚ ERES EL DIOS QUE NOS SALVA
1. Tú eres el
Dios que nos salva,
la luz que nos
ilumina,
la mano que
nos sostiene
y el techo que
nos cobija.
La mano que
nos sostiene
y el techo que
nos cobija.
TE DAMOS
GRACIAS, SEÑOR,
TE DAMOS
GRACIAS, SEÑOR. [Bis]
2. Te damos
gracias, Señor,
porque has
depuesto la ira
y has detenido
ante el pueblo
la mano que lo
castiga.
Y has detenido
ante el pueblo
la mano que lo
castiga.
3. Y sacaremos
con gozo
del manantial
de la vida
las aguas que
dan al hombre
la fuerza que
resucita.
Las aguas que
dan al hombre
la fuerza que
resucita.
4. Entonces
proclamaremos:
"Cantadle
con alegría.
El nombre de
Dios es grande,
Su caridad
infinita.
El nombre de
Dios es grande,
Su caridad
infinita".
5. Que alabe
al Señor la Tierra
Contadle las
maravillas.
Qué grande en
medio del pueblo
el Dios que
nos justifica.
Qué grande en
medio del pueblo
el Dios que
nos justifica.
11.- ACOMPÁÑAME MARÍA
ACOMPÁÑAME
MARÍA, EN MI LARGO CAMINAR,
ACOMPÁÑAME
MAMITA CUANDO YA NO PUEDA MÁS (2).
Tu hijo es mi
vida, la razón de mí existir,
caminando
contigo tengo fuerzas de seguir.
Eres cuanto
respiro, la razón de mí vivir,
no me dejes
Madre mía no podría resistir.
Eres música en
mi alma, el sello en mi corazón,
te refugio en
mis sentidos, amor de mi amor.
Mi corazón ya
no está triste, mi alma sedienta está,
Madre mía
cuanto te amo, dime como amarle más.