TÚ, MORIR O SUFRIR
COMENTRARIO
Tú eres el Mesías le dice Pedro a
Jesús. “Mesías” en hebreo y “Cristo” en griego significan literalmente “el
ungido”, aquel que ha recibido la unción por la que el rey obtenía la fuerza
del Espíritu.
La palabra se convirtió en nombre
propio de Jesús: Jesucristo es Jesús-Mesías. Para un judío la palabra Mesías
hacía vibrar las esperanzas más hondas de Israel. Si queremos medir su impacto,
hemos de llenarla de significados muy diversos, que se refieren sin embargo a
dos datos fundamentales: el Mesías sería el enviado de Dios, y sería enviado
ante todo para salvar al pueblo elegido y luego a todas las naciones. A partir
de esto, unos soñaban con un rey guerrero, otros con un gran profeta de justicia.
Para todos sería poderoso, sabio, muy religioso, muy cerca de Dios, liberador
en todos los sentidos de esta palabra.
Pero nunca, nunca, un judío se habría imaginado a un Mesías que pudiese
sufrir.
Hay que observar bien el lugar de
la famosa declaración de Pedro: en el centro del evangelio. Hasta entonces no
han cesado de preguntarse: ¿quién es este hombre? Ahora los discípulos lo
saben: es el Mesías. Pero una nueva cuestión los va a preocupar llenando toda
la segunda parte del evangelio: ¿cómo este extraño Mesías puede ser un
libertador, un triunfador, y caminar hacia la muerte?
Jesús lee en ellos esta incomprensión. Sobre todo, que no
proclamen a la gente ese título de Mesías demasiado cargado de viejos sueños:
“Les prohibió terminantemente decírselo a nadie”. Sí, es el Mesías, sí será el
salvador, pero no según sus ideas: “Empezó a instruirlos: este hombre tiene que
padecer mucho, ser ejecutado y resucitar”. De momento, resucitar es algo que no
les impresiona: quizás piensan vagamente en la resurrección de todos los justos
“el último día” no puede concebir esta resurrección absolutamente única que va
a hacer explotar toda la gloria del auténtico Mesías. No pueden encajar el choc
de esas palabras desconcertantes aplicadas a su Mesías: sufrir, morir. Pedro
pierde los estribos y “empezó a reñirlo”.
En este momento del evangelio, su
trato asiduo con Jesús les permite discutir con él, progresar y llegar a este
grito tan fenomenal: “¡Tú eres ciertamente el Mesías!”. Pero, para acercarse al
misterio total ¡cuántos diálogos se necesitarán tan borrascosos como éste!:
Pedro: ¿Tú sufrir y morir? ¿Tú el Mesías? Jesús llama a toda la gente para
gritarle esta verdad tremenda: “Si alguno quiere seguirme, que coja su cruz”.
No podremos en este mundo levantar el misterio de este sufrimiento
inevitable. Lo único que podemos hacer
es dar crédito a Dios, el crédito más difícil: esperar el día en que sepamos
por fin por qué el Padre que nos ama no podía darnos, ni a su Hijo ni a nosotros,
una vida sin la cruz.
R.P. Roland Vicente Castro Juárez
ANTIFONA DE ENTRADA Eclo 36, 15
Señor, da la paz a los que esperan en ti, y
saca veraces a tus profetas, escucha la súplica de tus siervos y de tu pueblo
Israel.
ORACION COLECTA
Míranos, oh, Dios, creador y guía de todas las cosas, y concédenos
servirte de todo corazón, para que percibamos el fruto de tu misericordia. Por
nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro
de Isaías 50, 5-9a
El Señor me abrió el oído. Y yo no me resistí,
ni me eché atrás. Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, las mejillas a los
que tiraban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor
me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como roca,
sabiendo que no quedaría defraudado Mi defensor está cerca: ¿quién me
denunciará? Comparezcamos juntos: ¿quién me va a acusar? ¡Que venga y me lo
diga! Sepan que el Señor me ayuda, ¿quién podrá condenarme?
SALMO
RESPONSORIAL (Sal 114)
Caminaré en presencia del Señor.
Amo al Señor, porque escucha mi voz
suplicante, porque inclina su oído hacia mí el día que lo invoco. R.
Me envolvían redes de muerte, me alcanzaron
los lazos del abismo, caí en tristeza y angustia. Invoqué el nombre del Señor:
«Señor, salva mi vida» R.
El Señor es benigno y justo, nuestro Dios es
compasivo; el Señor guarda a los sencillos: estando yo sin fuerzas, me salvó. R.
Arrancó mi alma de la muerte, mis ojos de las
lágrimas, mis pies de la caída. Caminaré en presencia del Señor en el país de
la vida. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol Santiago 2, 14-18
¿De qué le sirve a uno, hermanos
míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Es que esa fe lo podrá salvar?
Supongamos que un hermano o una hermana andan sin ropa y faltos del alimento
diario, y que uno de ustedes les dice: «Dios los ampare; abríguense y llénense
el estómago», y no les da lo necesario para el cuerpo; ¿de qué sirve? Esto pasa
con la fe: si no tiene obras, está muerta por dentro. Enséñame tu fe sin obras,
y yo, por las obras, te probaré mi fe».
ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO Ga 6, 14
Aleluya. Dios me libre de
gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en la cual el mundo
está crucificado para mí, y yo para el mundo. Aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo
Evangelio según san Marcos 8, 27-35
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se
dirigieron a los pueblos de Cesarea de Filipo; por el camino, preguntó a sus
discípulos: «¿Quién dice la gente que soy yo?». Ellos le contestaron: «Unos,
Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas». Él les preguntó: «Y
ustedes, ¿quién dicen que soy?». Pedro le contestó: «Tú eres el Mesías». Él les
prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y empezó a instruirlos: «El Hijo
del Hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los ancianos,
sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días». Se lo
explicaba con toda claridad. Entonces Pedro lo llevó aparte y se puso a
increparlo. Jesús se volvió y, de cara a los discípulos, increpó a Pedro:
«¡Quítate de mí vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!».
Después llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo: «El que quiera
seguirme, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el
que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por
el Evangelio la salvará».
PLEGARIA
UNIVERSAL
Invoquemos a Dios que nos ha dado Cristo su Hijo como Redentor nuestro
y digámosle: R. Ten piedad y
escúchanos.
1.- Por los cristianos que nunca nos avergoncemos de nuestra fe ni
rebajemos nuestra radicalidad. Oremos al Señor. R.
2.- Por el Papa: que en comunión con los obispos acompañe al Pueblo de
Dios con solicitud pastoral. Oremos al Señor. R.
3.- Por los que tienen poder para promover la paz: que dejen de lado
los intereses de las minorías privilegiadas y promuevan la justicia y el bien
común. Oremos al Señor. R.
4.- Por los que son atormentados, perseguidos o calumniados: que Dios
se manifieste con su fuerza salvadora. Oremos al Señor. R.
5.- Por los que sufren soledad, enfermedad o falta de amor: que sean
consolados y encuentren ayuda. Oremos al Señor. R.
6.- Por nosotros: que nuestra fe sea el fundamento de nuestro
compromiso real con los pobres. Oremos al Señor. R.
Ten piedad de tu pueblo, Señor, y escucha sus oraciones que surgen de
un corazón que quiere amarte y servirte. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro
Señor.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Sé propicio a nuestras
súplicas, Señor, y recibe complacido estas ofrendas de tus siervos, para que la
oblación que ofrece cada uno en honor de tu nombre sirva para la salvación de
todos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTIFONA DE COMUNION Sal 35, 8
Qué
inapreciable es tu misericordia, oh, Dios. Los humanos se acogen a la sombra de
tus alas.
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Te pedimos, Señor, que el fruto del don del
cielo penetre nuestros cuerpos y almas, para que sea su efecto, y no nuestro
sentimiento, el que prevalezca siempre en nosotros. Por Jesucristo, nuestro
Señor
PALABRA DE DIOS
Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 16: 1Co 11, 17-26.33; Sal 39; Lc 7, 1-10
Martes 17: 1Co 12, 12-14.27-31ª; Sal 99; Lc 7, 11-17
Miércoles 18: Sb 7, 7-10.15-16; (o bien 1Co 1, 26-31); Sal 130;
Lc 12, 32-34
Jueves 19: 1Co 15, 1-11; Sal 117; Lc 7, 36-50
Viernes 20: 1Co 15, 12-20; Sal 16; Lc 8, 1-3
Sábado 21: Ef 4, 1-7.11-13; Sal 18; Mt 9, 9-13.
Domingo 22: Sb 2, 12.17-20; Sal 53; Stg 3, 16-4, 3; Mc 9,
30-37
COMENTARIOS AL
EVANGELIO
Marcos 8, 27-35
Par: Lc/09/22-25 Mt/16/21-27
Hay que observar cómo el anuncio de la pasión
va siempre unido al anuncio de la resurrección. El misterio de Jesús tiene dos
caras, y la definitiva es la resurrección, no la pasión. Marcos no quiere
solamente decirnos que la resurrección vendrá después de la pasión, como un
triunfo sobre ella, sino que la salvación pasa a través de la cruz. Con esto
queda afirmado, al menos implícitamente, el carácter soteriológico de la
pasión. Finalmente, resulta sorprendente cómo tras cada una de las predicciones
de la pasión aparece de una manera o de otra la incomprensión de los
discípulos: la de Pedro, la de los discípulos que discuten sobre quién es el
más grande, la de Juan y Santiago que buscan el primer puesto... Así pues, la
soledad de Jesús es total: no sólo no lo comprende la gente, sino ni siquiera
los discípulos.
BRUNO MAGGIONI -EL RELATO DE MARCOS - EDIC.
PAULINAS/MADRID 1981.Pág. 122
2.-/Mc/08/33.
-El Hijo del Hombre sufriente
Comienza una nueva revelación, que será
habitual a partir de este momento. La novedad de la revelación (que se irá
concretando cada vez más en el evangelio) consiste en esto: se pasa de la
revelación de Jesús Mesías a la del Hijo del Hombre que sufre. Paralelamente
comienza un nuevo tipo de incomprensión, que no es ya la de la gente, sino la
de los discípulos. Ellos están dispuestos a aceptar el carácter mesiánico de
Jesús, pero no en el camino mesiánico hacia el sufrimiento. A la profundización
en la perspectiva mesiánica corresponde otra profundización de la fe (o de la
incredulidad).
Lo repetimos una vez más: la soledad de Jesús
es total. No sólo es la gente la que no comprende, sino tampoco los discípulos.
Jesús condena a Pedro con los mismos términos con que condenó a Satanás en la
tentación del desierto. Se trata realmente de la misma tentación: una oposición
mesiánica que descarta los caminos de Dios para imponer los caminos humanos.
Hay que comprender además en qué consiste la novedad de la revelación que aquí
se nos hace. No consiste solamente en la perspectiva de la pasión, sino en el
hecho de que esta pasión entra en los planes de Dios.
Conviene que nos fijemos bien en ese
"era necesario" que recogen todas las fuentes. No indica simplemente
una certidumbre de orden histórico y psicológico, basada en las observaciones
que Jesús podía ir sacando del ambiente y de las situaciones.
J/PASION-MU/NECESIDAD: Expresa claramente la conciencia de una
necesidad de orden teológico. La pasión no es la consecuencia de una fatalidad,
sino de la voluntad de Dios. Está arraigada en el plan mismo de Dios. Y aquí es
donde está el escándalo de los discípulos: esta forma de presentar la pasión no
sólo afecta a su concepto del Mesías, sino más hondamente al plan mismo de
Dios, a su concepto mismo de Dios.
BRUNO MAGGIONI B. Pág. 123
3.-/Mc/08/34-37: ABNEGACION/CV: NEGARSE-A-SI-MISMO
El discípulo tiene que "negarse" a
sí mismo (8, 34), esto es, tiene que aceptar -a diferencia de Pedro- el
proyecto mesiánico de Cristo, invirtiendo de esta manera la imagen de Dios que
se había construido y purificando radicalmente las esperanzas que había
cultivado hasta entonces.
Es una conversión que llega hasta la raíz y
alcanza hasta el centro de la propia mentalidad, desconcertando los criterios
de fondo e indiscutibles de las propias valoraciones. Se puede por tanto hablar
muy bien de "negarse a sí mismo".
El discípulo (8, 35) tiene que proyectar su
existencia en términos de entrega, no de posesión: "El que quiera asegurar
su vida la perderá; en cambio, el que pierda su vida por mí y por el Evangelio
se salvará". Hay que evitar absolutamente leer estas palabras en una clave
dualista: renunciar a esta vida terrena por la celestial, a los valores materiales
por los espirituales. Nada de esto. Jesús afirma que la vida entera, material y
espiritual, se posee únicamente en la entrega de sí mismo. Vale la pena que
insistamos: Jesús no nos pide que renunciemos a la vida (a esta vida, para que
tengamos otra), sino que exige que cambiemos el proyecto de esta vida. No se
trata de una renuncia a la vida, sino de un proyecto de la misma en la línea
del amor.
En definitiva, ¿de qué sirve ganar el mundo
entero si se pierde uno a sí mismo? (8, 36-37). Estamos siempre en la misma
línea de pensamiento. Ninguna oposición entre alma y cuerpo, entre espíritu y
materia. La oposición está en el proyecto del hombre y el proyecto de Dios,
entre dos modos posibles de conducir la existencia. No está en juego una vida
en lugar de la otra, no se trata de elegir simplemente entre esta vida y la
vida futura. Está en juego toda la existencia; la elección hay que hacerla
entre una vida "llena" y una vida "vacía". Puedes jugarte
la existencia apostando por la posesión, dentro de la lógica de tener cada vez
más; o te la puedes jugar apostando por la solidaridad, según la lógica del
discípulo. La primera elección, a pesar de su fascinación inicial, contiene la
negación de la vida, porque en su esencia más profunda el hombre está hecho de
amor, no de soledad. La segunda, a pesar de su fracaso aparente, contiene la
plenitud de la vida.
BRUNO MAGGIONI, B. Pág. 126
4.- Texto. Se sitúa en la zona más
septentrional judía, donde el río Jordán comienza su andadura. Marcos centra su
atención en Jesús, abordando el interrogante que con anterioridad había
aparecido en al menos cinco ocasiones. La pregunta sobre quién es Jesús se la
han formulado a sí mismos absolutamente todos los que le rodean: la gente, los
responsables doctrinales, los discípulos, los paisanos de Jesús, Herodes
Antipas (Mc. 1, 27; 2, 7; 4, 41; 6, 2-3. 14-16). En el texto de hoy es el
propio Jesús quien traslada la pregunta a sus discípulos. Es una forma de
resaltar la importancia del texto de hoy.
La respuesta de Pedro en nombre del grupo va
seguida de un tajante mandato de Jesús instando a sus discípulos a guardar
silencio. El mandato de guardar silencio que el domingo pasado recaía sobre la
curación del sordomudo, recae hoy sobre la confesión de Pedro. La actividad
curativa de Jesús y la personalidad de Jesús las recubre Marcos con el mismo
velo de silencio. En cualquier caso, del más sorprendente. Mandatos de silencio
hasta ahora constatados acerca de la persona de Jesús: Mc. 1, 25 y 3, 12;
acerca de las curaciones: Mc. 1, 44; 5, 43; 7, 36; 8, 26.
El mandato de silencio viene seguido en esta
ocasión por unas palabras de Jesús sobre su camino futuro. Marcos subraya que
se trata de una revelación a las claras, de un hablar abiertamente, sin
esconder ni velar nada. Cuatro verbos resumen ese futuro camino: padecer, ser
condenado, ser ejecutado, volver a la vida.
La expresión padecer mucho no se refiere a un
momento concreto, sino que recoge el conjunto de tribulaciones causadas a Jesús
a lo largo de su existencia terrena. Pedro cuestiona la revelación de Jesús. La
reprensión siguiente de Jesús viene a sumarse a las cuatro ocasiones anteriores
en que Marcos ha presentado a Jesús reprendiendo a sus discípulos por su falta
de compren- sión. Mc. 4, 40; 6, 52; 7, 18 y 8, 17-21. Se trata de otro rasgo
peculiar del quehacer teológico de Marcos.
El texto concluye con una solemnidad especial
en razón de la ampliación del auditorio. Se anuncia el comienzo de una andadura
difícil y se formulan dos condiciones para emprenderla: negación de sí mismo y
disposición a cargar con la cruz.
Comentario. En Mc. 4, 11 el autor ha empleado
la palabra misterio refiriéndose al Reino de Dios. Marcos entiende esta palabra
en el sentido de algo oculto y desconocido. Una cosa que los contemporáneos de
Jesús parecían desconocer es que el Reino de Dios es una realidad abierta
absolutamente a todos los hombres. Este es el aspecto del Reino de Dios que
Marcos ha ido desvelando hasta este momento.
En el texto de hoy Marcos aborda un segundo
aspecto oculto y desconocido del Reino de Dios. Su formulación es trágicamente
sencilla: el sufrimiento del Enviado, del Hijo. Esto es lo que hoy Marcos
desvela con toda claridad.
Con anterioridad al texto de hoy Marcos ha
dejado intencionadamente en suspenso el hablar sobre Jesús. Un "no
comment" ha sido toda su respuesta a propósito de los milagros y de la
persona de Jesús. El recurso empleado ha sido el sistemático y sorprendente
encargo de guardar silencio. Hoy lo vuelve a emplear con ocasión de la
confesión de Pedro. Nada permite pensar que Marcos dé a las palabras de Pedro
una valoración política en la línea de una imagen revolucionaria de Mesías.
Marcos recoge más bien las palabras de Pedro como afirmación válida, como
auténtica confesión en la persona de Jesús. El término Mesías está en la línea
del término Hijo. El mandato de silencio no se debe a una incorrecta afirmación
de Pedro necesitada de corrección posterior. La afirmación de Pedro es
absolutamente correcta y, sin embargo, se prohíbe hablar de ella.
La razón de esta prohibición y de todas las
anteriores la encontramos en el v. 32. Este versículo desvela del todo el
misterio del Reino de Dios, un Reino abierto a todos y un Reino cimentado sobre
el sufrimiento del Enviado de Dios. En la concepción de Marcos la fe en Jesús
pasa en primer lugar por un creer en Jesús muerto y resucitado. Es inválida
toda confesión sobre Jesús que no parta de la provocación de la muerte y de la
resurrección de Jesús. Porque es realmente provocativo decir que el Hijo de
Dios tiene que morir y resucitar. Escandaloso para los esquemas humanos de lo
divino. ¡Un Dios que sufre como cualquier mortal el desbarajuste y los
descalabros de los mortales! La tremenda necesidad nacida de la realidad. El
fascinante realismo del Reino de Dios.
DISCIPULO/CZ: El texto termina transfiriendo al creyente
el camino de Jesús, el camino completo, esto es, muerte y vida. Ser discípulo
de Jesús, según Marcos, es reconocer el camino de Jesús y asumirlo como único
camino personal. Es importante devolver a este camino toda su impronta de
realismo, derivado de las provocaciones humanas. Esto sí que es misterioso, me
refiero al hecho de que seamos ("tengamos que ser") lobos los unos
para los otros. El creyente se encuentra situado en el mismo camino que Jesús.
La confesión externa puede resultar sencilla; su puesta en práctica es difícil.
La protesta proviene de la consternación existencial. Pero puede ayudar a que
la confesión hecha con los labios llegue a madurar hasta convertirse en fe
auténtica.
ALBERTO BENITO - DABAR 1988, 47
Pre-texto. De la literatura de la época de
Jesús se deduce que los diversos círculos del pueblo judío habían concebido
cada uno su Mesías, al que esperaban en muy diversas formas de apariencia.
Mesías distinto de los fariseos y los esenios,
los sacerdotes y los políticos, los pertenecientes a círculos apocalípticos y
los estudiosos de la ley, los cultos y la masa, los fanáticos y los pacíficos.
Había, no obstante, un punto en el que estaban de acuerdo sectores bastante
amplios, la masa del pueblo y los fariseos: el Mesías libertador político de
Israel del yugo extranjero. El concepto de un Mesías absoluta o
predominantemente político era el resultado del centenario avasallamiento del
pueblo judío por estados extranjeros y paganos.
Sentido del texto. Lo que los demás piensan
de Jesús (vs. 27-30); lo que Jesús piensa de sí mismo (v. 31); Lo que piensa
del discípulo (vs. 33-35). El texto no nos dice si Jesús aceptó o rechazó las
opiniones de los demás sobre él, incluida la de Pedro. Lo único que el texto
constata es una orden de silencio sobre su persona. ¿Por qué? Estrictamente
hablando tampoco lo dice el texto, Superada la explicación de la creación
comunitaria postpascual de esta orden (teoría del secreto mesiánico de Wrede), la opinión hoy
más común ve el motivo para esta orden de silencio en las ideas sobre el Mesías
corrientes en aquella época (cfr. pre-texto). De estas ideas participaba
también Pedro, como parece indicarlo su reacción del v. 32. A la imagen del
Mesías del tiempo de Jesús le era absolutamente extraña la idea de un padecer y
de un morir violentamente impuestos. ¡Esta es precisamente la idea y la
realidad que Jesús asume para sí mismo, junto con una profesión de fe en la
vida! El "es necesario" del v. 31 suele interpretarse en sentido
teológico (la inexorable decisión divina). A la luz de la estructuración que
Marcos ha dado a su evangelio, esta interpretación teológica no parece encajar
en las intenciones del autor. El "es necesario" es más bien la
constatación y aceptación realística por parte de Jesús de la situación de
rechazo de su persona. "Amigos, me van a liquidar". Y ésta es la
previsión que debe hacerse el que quiera ser discípulo de Jesús (=cristiano).
Ser cristiano, según Marcos, es partir de
esta primera convicción: "Puede ser que desemboque en la cruz, es decir,
que me liquiden". Y a este cristiano Jesús le dice: "¡Ese riesgo vale
la pena. Córrelo!"
DABAR 1982, 47
6.- Jesús en aquel tiempo encontró la fe en
el hijo del hombre celeste, en el que tenía que venir al final en gloria para
juzgar; y, al parecer, él mismo compartió esta fe (Mc 13, 24.26; 8, 38). Pero
ahora no nos encontramos con esas palabras acerca del futuro hijo del hombre,
sino con otras (por ejemplo 8, 31) en las que la expresión "hijo del hombre"
se refiere a su existencia terrena. ¿Cómo es esto? Aunque en todas las
preguntas que se plantean en esta perícopa las opiniones exegéticas difieren
mucho entre sí, hay algo a lo que podemos atenernos con toda seguridad: siempre
que nos encontramos con la expresión "hijo del hombre", hemos de
estar atentos a la dignidad que Jesús mismo atribuye a esa persona (él mismo)
por quien Dios quiere establecer su reino y llevar a cabo su juicio.
El camino que Jesús como mesías ve ante sí y
del que abiertamente hablaba con sus discípulos (Mc 8, 31s) no era entendido
por Pedro. Por eso Jesús lo toma aparte para recriminarlo, no dejándose desviar
de su camino. Y dice a Pedro: "apártate detrás de mí (de mi vista),
Satanás" (v. 33). Esta es una importante y dura palabra, pues ese
"detrás de mí" (así en el original para decir "apártate de mí
vista") es la misma expresión que en otro tiempo dirigió a Simón para
invitarlo al seguimiento (1, 17). Con el intento de desviar a Jesús de su
camino, Pedro traiciona su vocación como discípulo.
Jesús, sin embargo, debía sufrir, porque éste
era el destino de los hombres después del pecado. Debía sufrir y ser rechazado
por las autoridades, porque éste es el destino de los que proclaman la verdad
entre nosotros. Debía ir voluntariamente a la muerte, porque el sacrificio de
sí mismo libremente aceptado es el único medio para salvar al mundo.
EUCARISTÍA 1988, 44
7.- Jesús quiere saber hasta qué punto la fe
de sus discípulos va más allá de la opinión que tiene la gente de su persona. De
ahí que la primera pregunta prepare la segunda y decisiva. De la encuesta que
hace Jesús a sus discípulos se desprende que el pueblo andaba dividido en
múltiples opiniones respecto a su persona. Después de unos siglos de opresión y
dominación extranjera, el pueblo de Israel había puesto todas sus esperanzas en
el Mesías anunciado por los profetas. Se explica que la expectación fuera
grande y que la gran mayoría esperara a un Mesías que librara a Israel de la
dominación extranjera. Nadie, al parecer, pensaba en un Salvador que librara a
todos los hombres de la esclavitud del pecado y de la muerte, aunque sí se
esperaba la destrucción de los pecados por la ira de Dios. Mucho menos se
esperaba que el Mesías cumpliera su misión padeciendo y muriendo en una cruz.
Es comprensible, pues, que las gentes no reconocieran a Jesús como Mesías, ya
que su doctrina y su comportamiento no encajaba con sus prejuicios
nacionalistas. Pedro, al confesar decididamente que Jesús es el Mesías, se
eleva por encima de la opinión general de la gente; pero su fe es todavía
imperfecta: sólo después de la experiencia pascual creerá que Jesús es el Hijo
de Dios. Cuando el evangelista Mateo, en el lugar paralelo a este de Marcos,
pone en labios de Pedro la confesión de que Jesús es el Hijo de Dios (Mt 16,
16), realiza una anticipación literaria. Sólo teniendo en cuenta la
imperfección de la fe de Pedro en este momento, se entiende que, acto seguido,
trate de disuadir a Jesús de que cumpla su misión muriendo en la cruz.
Aunque Jesús acepta la confesión de Pedro,
prohíbe a sus discípulos que vayan diciendo por ahí que él es el Mesías. Con
ello quiere evitar el peligro de un malentendido, muy probable en un pueblo que
se había formado una idea tan distinta del Mesías a como era Jesús.
A partir de este momento, Jesús quiere hablar
sin rodeos de lo que le espera y de qué manera ha de entrar en su gloria
padeciendo antes la afrenta de la cruz. Esto, que había sido anunciado por
Isaías en los cantos del Siervo de Yavé, era, sin embargo, lo que no podían
entender los discípulos en aquella ocasión.
Pedro, y de seguro también sus compañeros,
piensan de Jesús "como los hombres". Peor aún; Pedro se comporta aquí
lo mismo que Satanás en las tentaciones de Jesús en el desierto. Por eso Jesús
lo rechaza de la misma manera (cfr. Mt 4, 10).
Pero ni Pedro ni nadie puede detener a Jesús
en su camino y en el cumplimiento de su misión. Todo lo contrario, Jesús está
dispuesto a exigir a sus discípulos que lo sigan. Porque sólo aquel que carga
con la cruz y se niega a sí mismo, puede ser su discípulo. "Cargar con la
cruz" no era para los oyentes una expresión simbólica. Los romanos
obligaban al reo a llevar sobre los hombros su propia cruz, y más de uno de los
oyentes habría visto con sus ojos a alguno de estos desgraciados caminar
fatigosamente para ser crucificado. Cargar con la cruz significa renunciar
voluntariamente a los instintos de conservar la vida, los honores y las
riquezas cuando todo esto no es posible sin quebrantar la voluntad de Dios.
Pero la cruz, que es la más alta expresión del sacrificio, no tiene que ver
nada con el masoquismo: el cristiano no se sacrifica por amor al dolor, sino
por amor a Cristo y a los hombres y por hacer la voluntad de Dios.
La entrega de la propia vida, cuando esto es
una exigencia del evangelio (y lo es al menos cuando a uno le llega la muerte),
es el único modo de entrar en la vida eterna (Mt 16, 24-25; Lc 9, 23-25).
EUCARISTÍA 1991, 42
8.- Efectivamente, Pedro no logra comprender
la cristología del hijo del hombre y, tomando aparte a Jesús, "empezó a
regañarle". Quizá el evangelista se refiere a ciertas tentativas de
alianza con el poder sacerdotal-político, realizadas por la comunidad
judeocristiana de Jerusalén, con la finalidad de reducir la gran tensión que la
separaba del vértice judío. El hecho es que Jesús, dando largas a su propio
temperamento fuerte, reprocha violentamente a Pedro y le dice: "fuera de
aquí, satanás, porque tienes la mentalidad de los hombres, no la de Dios".
Esto presupone la existencia de una cristología
"satánica", o sea una cristología que presenta a Jesús como sacerdote
poderoso, o también como aliado del poder político. Lógicamente a esta
cristología satánica corresponderá también una eclesiología satánica, o sea la
presentación de la Iglesia como comunidad de poder sacerdotal o al menos como
comunidad sacerdotal aliada con el poder.
La eclesiología satánica intenta, por todos
los medios, "salvar la vida". No olvidemos que en el contexto del
Nuevo Testamento (y del Antiguo) "salvar la vida" era una frase de
plenitud humana. Una mística posterior, influida por el viejo platonismo, ha
intentado viviseccionar este concepto, dividiéndolo entre "cuerpo" y
"alma". Y así se suele explicar este pasaje como si Jesús invitara a
sus seguidores a menospreciar la "vida corporal", ya que, siguiéndole
a él, obtendrían la "vida espiritual". De aquí ha nacido una mística
masoquista, que hace un absoluto de la "mortificación", como si ella
automáticamente -"ex opere operato"- produjera la certeza de la
"salvación del alma".
La enseñanza y la vida de Jesús, tal como la
vamos viendo, van por otro lado distinto. Para Jesús los grandes signos de su
venida son precisamente signos liberadores en sentido perfectamente corporal:
saciar el hambre, obtener la curación, superar la angustia e ir más allá
incluso de la muerte.
Jesús está diciendo aquí una cosa muy
concreta, que fácilmente podemos deducir del contexto anterior. Y es esto:
desgraciadamente es connatural en el hombre el deseo del poder: y esto explica
que los mismos discípulos no entiendan la función profética de Jesús y la
confundan con una posible tarea de liderazgo político.
Por eso, Jesús habla de la "cruz":
era la suerte que les tocaba a todos aquellos que no bailaban al ritmo del
poder establecido y simultáneamente hacían de él una fuerte crítica. Jesús
prevé la cruz como resultado de su gestión profética: lo mismo habían hecho con
los profetas anteriores. Por lo tanto, "seguir a Jesús", ser su
discípulo no es predisponerse para obtener un cargo en el nuevo Israel liberado
de la ocupación romana. Era algo verdaderamente inconcebible: apuntarse a la
procesión de los crucificados por el poder, teniendo a Jesús como hermano mayor
de la extraña cofradía.
Jesús termina con una paradoja: "perder
la vida por él y por el evangelio" es ganarla. Es la única posibilidad de
evitar esa constante tentación de incidir en la eclesiología satánica.
COMENTARIOS A LA BIBLIA LITURGICA NT - EDIC
MAROVA/MADRID 1976.Pág. 1165 s.
Jesús es el Mesías. Hemos llegado a la mitad
del evangelio según Marcos. A través de los capítulos precedentes, la
"nueva doctrina" (1,27) y la acción poderosa de Jesús han abierto el
interrogante de su personalidad: «¿Quién es...?» (4,41). Con intención de
revelar su misterio, ahora es el Maestro el que interroga directamente a los
discípulos: ¿qué dice la gente?, ¿qué piensan ellos? La opinión del pueblo es
favorable y admiradora pero totalmente insuficiente. Portavoz de los
discípulos, Pedro lo reconoce como el Mesías.
Afirmación acertada para el que la comprenda
"según los sentimientos de Dios", y no como la entendían los hombres
(v 33). Por eso impone Jesús de momento una reserva absoluta (el «secreto
mesiánico»), hasta que la experiencia de la cruz lo haga ver todo claro. Comienza,
pues, una nueva revelación: el Mesías ha de sufrir mucho. Lo va a predecir
solemnemente tres veces. El evangelista Marcos articula cada predicción en tres
momentos: el anuncio, la reacción negativa de los discípulos, su
adoctrinamiento.
Primer anuncio. Jesús no ignora el riesgo de
ir a Jerusalén, donde le esperan enemigos mortales. Sabe por las Escrituras,
expresión de la voluntad de Dios, que el auténtico Mesías «ha de» padecer. Si
el evangelio constata con insistencia estas predicciones, es para recalcar la
libertad consciente con la que Jesús camina hacia el destino que le ha señalado
el Padre.
Reacción negativa. Marcos nos ha hecho oír
por boca de Pedro la fe de la Iglesia. Pero él mismo manifiesta a continuación
la dificultad de aceptar sus consecuencias. La cruz era un absurdo para los que
esperaban la gloria del Mesías según los criterios de este mundo. Pedro
actualiza, inconscientemente, la tentación de la montaña (Mt 4,8ss)
Adoctrinamiento de los discípulos. Jesús
replica con firmeza a los discípulos y a la multitud ( = a la Iglesia que
escucha su palabra). Todos han de hacer su mismo camino. Para subrayar este
pensamiento, el evangelista nos presenta, sistemáticamente encadenado, una
colección de cuatro "sentencias" del Señor: a) el que quiera seguirlo
es preciso que se niegue a sí mismo y lleve la cruz (= invitación al martirio:
v 34); b) para tener vida (eterna) se ha de dar la vida (mortal): v 35; c)
todos los bienes de este mundo no sirven de nada si se pierde la Vida: vv
36-37; d) el que niegue a Cristo será excluido del reino escatológico: v 38.
Al coordinar estos avisos pensaba el
evangelista en unas comunidades concretas, que vivían en estado de persecución.
Arquetipos de la perenne Iglesia perseguida. Le acecha siempre la tentación de
rehusar la propia cruz. La que precisamente la hace auténticamente cristiana.
La que lleva a la gloria. A continuación, el evangelio narra la transfiguración
(9,1ss). Visión anticipada de la parusía. Pregustación de la victoria pascual.
I. GOMA - LA BIBLIA DIA A DIA - Comentario
exegético a las lecturas de la Liturgia de las Horas Ediciones
CRISTIANDAD.MADRID-1981. Pág. 894 s.
10.- Tú eres el Mesías... El Hijo del hombre
tiene que padecer mucho
Los comentaristas de Marcos notan que a
partir de 8,27-30 la narración evangélica da un giro, que llega hasta la
solemne entrada de Jesús en Jerusalén, pocos días antes de su muerte. Las
escenas ya no se limitan a los entornos del lago de Genesaret, la multitud
aparece sólo esporádicamente, no hay disputas con los grupos adversarios, los
milagros se reducen a dos (el joven endemoniado y el ciego de Jericó). La parte
didáctica, en cambio, pasa al primer término. Jesús se centra en la enseñanza a
sus discípulos. El tema de predicación alcanza su culminación en las
predicciones de la pasión, de las que hoy leemos la primera. La acción de la
perícopa de este domingo transcurre en Cesarea de Felipe, en los confines del
Líbano, al pie de la cordillera del Hermón; zona turística y de veraneo ya en
tiempo de Jesús. En un clima de revisión pastoral, Jesús pide a los suyos que
se hagan eco de la fama de su persona entre la gente. Estos creen que Jesús es
Elías, el precursor del Mesías en las perspectivas judías del momento. Pedro,
portavoz de los Doce, va un paso más adelante y reconoce en Jesús al Mesías en
persona. Jesús apunta todavía hacia un t x ir nivel más profundo: no es el
Mesías davídico, tal como estaba en boga en la mentalidad popular de la época,
sino el Mesías-Siervo de Isaías.
Hasta ahora los discípulos no han sabido
captar el verdadero rostro de Jesús y, por eso, la reacción de Pedro, contrasta
con la del anónimo personaje de la primera lectura: ante la perspectiva del
dolor y del fracaso se rebela. Su confianza está todavía lejos de apoyarse en
las manos de Dios.
Aceptar la persona de Jesús es aceptar su
destino y las paradojas que comporta el Evangelio: negarse a sí mismo, cargar
la cruz, perder la vida... para recuperarla en Cristo.
JORDI LATORRE - MISA DOMINICAL 2000 12 10
PROPUESTA DE CANTOS DOMINGO XXIV DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO B - (15
DE SETIEMBRE 2024)
TEMA: “EL HIJO DEL HOMBRE TIENE QUE PADECER MUCHO”
01.- IGLESIA
PEREGRINA (Cesáreo Garabain)
Todos unidos formando un solo cuerpo,
un pueblo que en la Pascua nació;
miembros de Cristo en sangre redimidos:
¡Iglesia peregrina de Dios!
Vive en nosotros la fuerza del Espíritu
que el Hijo desde el Padre envió,
Él nos empuja, nos guía y alimenta:
¡Iglesia peregrina de Dios!
SOMOS EN LA TIERRA
SEMILLA DE OTRO REINO,
SOMOS TESTIMONIO DE AMOR,
PAZ PARA LAS GUERRAS Y LUZ
ENTRE LAS SOMBRAS:
¡IGLESIA PEREGRINA DE DIOS! (2)
Rugen tormentas y a veces nuestra barca
parece que ha perdido el timón,
miras con miedo, no tienes confianza:
¡Iglesia peregrina de Dios!
Una esperanza nos llena de alegría,
presencia que el Señor prometió;
vamos cantando, Él viene con nosotros:
¡Iglesia peregrina de Dios!
SOMOS EN LA TIERRA
SEMILLA DE OTRO REINO,
SOMOS TESTIMONIO DE AMOR,
PAZ PARA LAS GUERRAS Y LUZ
ENTRE LAS SOMBRAS:
¡IGLESIA PEREGRINA DE DIOS! (2)
Todos nacidos en un solo bautismo,
unidos en la misma comunión,
todos viviendo en una misma casa:
¡Iglesia peregrina de Dios!
Todos prendidos en una misma suerte,
ligados a la misma salvación;
somos un cuerpo y Cristo es la cabeza:
¡Iglesia peregrina de Dios!
02.-
ACLAMEMOS HOY AL SEÑOR (J.P. Martins)
ACLAMEMOS
HOY AL SEÑOR
CON
CANCIONES DE ALEGRÍA.
ACLAMEMOS
HOY AL SEÑOR
CELEBREMOS
SU BONDAD.
1.-
Cantad un cántico nuevo,
cantad
a Dios tierra entera,
porque
hizo Dios maravillas
y
nos dio la salvación.
2.-
Hizo alianza de amor,
en
Jesucristo su Hijo;
Él
es el Libertador,
es
nuestra Luz y Camino.
3.-
Cristo a todos nos llama
y
nos invita a su Mesa.
Es
Cristo nuestro alimento,
es
Cristo nuestra promesa.
4.-
Cristo nos dio la medida
de
lo que puede el amor.
Juntos
iremos cantando
a
la casa del Señor.
03.- TE
OFRECEMOS NUESTRA JUVENTUD (Juan A. Espinoza)
Este
día que amanece
Entre
cantos y alegrías,
Este
día en que sentimos
Tú
presencia en nuestras vidas.
TE OFRECEMOS SEÑOR, NUESTRA JUVENTUD (2V)
Ilusiones
y esperanzas,
La
alegría de vivir
Todos
juntos como hermanos,
Caminando
hacia Ti.
Vino
y pan hoy te ofrecemos
Pronto
se convertirán
en
tu Cuerpo y en tu Sangre
Fuente
de alegría y paz.
Ofrecemos
todos juntos,
Nuestras
vidas al Señor,
Los
trabajos y dolores,
La
alegría y el amor.
04.- PAN Y
VINO DE AMOR (Brotes de olivo)
En la tierra la sembró el sembrador,
la semilla de tu pan, Señor.
Y después el viñador trabajó en buena lid,
y las tierras ven crecer las espigas y la vid (bis)
El trigo se molió en el molino
rompiendo su cuerpo como tú.
La uva la pisó el hombre en el lagar,
igual que tú te dejaste pisar.
Y ahora, convertido en pan y vino,
tu pueblo lo ofrece en tu altar.
Conviértelos, oh, Dios, son frutos de tu amor,
en tu Cuerpo y Sangre, Señor.
05.- EL PAN
QUE COMPARTIMOS (Francisco Palazón)
1.-
El pan que compartimos en esta Eucaristía
es
signo permanente de amor y de unidad;
en
él se nos ofrece en forma de comida
aquel
que con su muerte
nos
devolvió la vida y nos dio la libertad.
2.-
Unidos como hermanos formando un solo cuerpo,
con
gozo celebremos la Pascua del Señor;
Él
es para nosotros el pan que da la vida,
la
víctima elegida
que
derramó su sangre por nuestra salvación.
3.-
Que suene eternamente un canto de alabanza,
que
todas las naciones conozcan su bondad;
que
sea proclamado por todas las edades,
que
no tiene medida
ni
su misericordia, ni su fidelidad.
06.- EL CALIZ
QUE BENDECIMOS (Joaquín Madurga)
EL
CÁLIZ QUE BENDECIMOS
ES
LA BEBIDA DE LA SANGRE DEL SEÑOR,
EL
PAN QUE COMPARTIMOS
ES
LA COMIDA DE LA PASCUA DEL SEÑOR.
1.-
¿Cómo pagaré al Señor
todo
el bien que me ha hecho?
Alzaré
la copa de la salvación,
invocando
su nombre.
2.-
Siempre cumpliré al Señor
el
voto de mi entrega;
invocando
tu nombre ofreceré, Señor,
esta
ofrenda de alabanza.
3.-
Amo al Señor porque escucha
el
clamor de mi súplica;
en
angustia y tristeza invoqué al Señor
y
escuchó mi plegaria.
07.- CRISTO
NOS DA LA LIBERTAD (Carmelo Erdozain)
CRISTO
NOS DA LA LIBERTAD,
CRISTO
NOS DA LA SALVACIÓN,
CRISTO
NOS DA LA ESPERANZA,
CRISTO
NOS DA EL AMOR (BIS)
Cuando
luche por la paz y la verdad,
la
encontraré.
Cuando
cargue con la cruz de los demás,
me
salvaré.
Dame,
Señor, tu Palabra,
oye,
Señor, mi oración.
Cuando
sepa perdonar a los demás,
tendré
perdón.
Cuando
siga los caminos del amor,
iré
al Señor.
Dame,
Señor, tu Palabra,
oye,
Señor, mi oración.
Cuando
siembre la alegría y la amistad,
vendrá
el amor.
Cuando
vaya en comunión con los demás,
seré
de Dios.
Dame,
Señor, tu Palabra,
oye,
Señor, mi oración.
08.- TU
ALIENTAS MI VIDA (Emilio Vicente Mateu)
TUS
PALABRAS ALIENTAN MI VIDA,
TU
PRESENCIA CONFORTA MI FE
ERES
VIDA VERDAD Y CAMINO
ERES
FUERZA QUE AYUDA A VENCER.
1.-
No te tomes descanso en la lucha.
Sé
testigo del reino de Dios.
Sigue
siendo ese trigo que muere
Para
ser una espiga mejor.
2.-
Y si acaso perdieras la vida
Porque
estorba a los hombres tu luz,
No
eres tú solamente el que muere:
Cristo
sufre contigo en la cruz.
3.-
Es posible que digan algunos
Que
es absurda tu forma de ser,
Piensa
entonces que no eres del mundo
Aunque
Dios te ha llamado de él.
4.-
Cuando todos te cierran sus puertas
Aun
pensando que dan gloria a Dios,
Es
tan sólo un fracaso aparente:
Eso hicieron con Cristo, el Señor.
09.- ORACION
POR LA FAMILIA
Que
ninguna familia comience en cualquier de repente
Que
ninguna familia se acabe por falta de amor
La
pareja sea uno del otro de cuerpo y de mente
Y
que nada en el mundo separe un hogar soñador.
Que
ninguna familia se albergue debajo del puente
Y
que nadie interfiera en la vida y la paz de los dos
Y
que nadie los haga vivir sin ningún horizonte
y
que puedan vivir sin temer lo que venga después.
La
familia comience sabiendo porque y donde va
Y
que el hombre retrate la gracia de ser un papá
La
mujer sea cielo y ternura y afecto y calor
Y
los hijos conozcan la fuerza que tiene el amor.
¡Bendecid,
ho Señor, las familias! AMÉM!
Bendecid,
ho Señor, la mía también!
¡Bendecid,
ho Señor, las familias! AMÉM!
Bendecid,
ho Señor, la mía también!.
Que
marido y mujer tengan fuerza de amar sin medida
y
que nadie se vaya a dormir sin buscar el perdón.
Que
en la cuna los niños aprendan el don de la vida,
la
familia celebre el milagro del beso y del pan.
Que
marido y mujer de rodillas contemplen sus hijos,
que
por ellos encuentren la fuerza de continuar.
Y
que en su firmamento la estrella que tenga más brillo
pueda
ser la esperanza de paz y certeza de amar.
La
familia comience sabiendo por qué y donde va
y
que el hombre retrate la gracia de ser un papá.
La
mujer sea cielo y ternura y afecto y calor
y
los hijos conozcan la fuerza que tiene el amor.
10.- MADRE DE
LOS CREYENTES (F. Palazón)
MADRE DE LOS CREYENTES
QUE SIEMPRE FUISTE FIEL,
DANOS TU CONFIANZA,
DANOS TU FE.
1.- Pasaste por el mundo
en medio de tinieblas
sufriendo a cada paso
la noche de la fe
sintiendo cada día
la espada del silencio
a oscuras padeciste
el riesgo de creer.
2.- La fe por el desierto
a lomos de un asnillo
la fe cuando en las bodas
Jesús se hizo esperar
la fe cuando pensaron
que el Hijo estaba loco
la fe sobre el calvario
al borde de acabar.
3.- Guardaste bajo llave
las dudas y batallas
formándose el misterio
al pie del corazón
debajo de tu pecho
de amor inagotable
la historia se escribía
de nuestra redención.
11.-
BIENAVENTURADOS (Carlos Montero)
1.-
Bienaventurados los hombres inquietos
que
nunca se venden a una situación
bienaventurados
los hombres sencillos
ajenos
al ruido de la ostentación.
BIENAVENTURADO
ES
QUIEN
VIVE CONTRACORRIENTE
Y
SALE AL PASO A LA GENTE
SI
ESTÁ LA GENTE EN ERROR.
2.-
Bienaventurados los hombres sinceros
contiene
su vida conciencia y verdad,
bienaventurados
los hombres cansados
de
andar por los días sin un ideal.
3.-
Bienaventurados los hombres que pierden
dinero
y honores por no claudicar,
bienaventurados
los hombres que viven
buscando
el sentido de su libertad.
BIENAVENTURADO
ES
AQUEL
QUE EMITE OPINIONES
Y
JUZGA LAS SITUACIONES
SIN
PREJUICIO Y SIN PASIÓN.
4.-
Bienaventurados los hombres sin brillo
en
torno a su vida no hay expectación,
bienaventurados
los hombres que callan
y
solo en sus obras nos dan su opinión