“USTEDES
SON LA LUZ DEL MUNDO”
ORACION COLECTA
Protege, Señor con amor continuo a
tu familia para que, al apoyarse en la sola esperanza de tu gracia del cielo,
se sienta siempre fortalecida con tu protección. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del
libro de Isaías 58, 7-10
Esto dice el Señor: Parte tu pan con el
hambriento, hospeda a los pobres sin techo, viste al que va desnudo, y no te
cierres a tu propia carne. Entonces romperá tu luz como la aurora, en seguida
te brotará la carne sana; te abrirá camino la justicia, detrás irá la gloria
del Señor.
Entonces
clamarás al Señor y te responderá. Gritarás y te dirá: «Aquí estoy.». Cuando
destierres de ti la opresión, el gesto amenazador y la maledicencia, cuando
partas tu pan con el hambriento y sacies el estómago del indigente, brillará tu
luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía.
SALMO RESPONSORIAL (111)
El justo brilla en las tinieblas como una luz.
En las tinieblas brilla como una luz el que es justo, clemente y compasivo.
Dichoso el que se apiada y presta, y administra rectamente sus asuntos. R.
El justo jamás vacilará, su recuerdo será perpetuo. No temerá las
malas noticias, su corazón está firme en el Señor. R.
Su corazón está seguro, sin temor, reparte limosna a los pobres,
su caridad es constante, sin falta, y alzará la frente con dignidad. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 2,
1-5
Hermanos: Cuando vine a ustedes a anunciarles el testimonio de Dios, no lo
hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre ustedes me precié de
saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado. Me presenté a ustedes
débil y temeroso; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría
humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe
no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 5, 13-16
En aquel tiempo dijo Jesús a sus
discípulos: —Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa,
¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la
gente. Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en
lo alto de un monte. Tampoco se enciende una vela para meterla debajo del
celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.
Alumbre así su luz a los hombres para que vean sus buenas obras y den gloria a su
Padre que está en el cielo.
Las dos pequeñas parábolas de la
sal y de la luz que leemos en el evangelio de hoy enlazan directamente con el
inicio del sermón del monte (las bienaventuranzas) que nos fue proclamado hace
una semana, y se dirigen a los mismos oyentes: a los discípulos. Las
bienaventuranzas terminan diciendo: "Ustedes serán dichosos
cuando...", y el texto de hoy comienza: “ustedes son..." Las
bienaventuranzas nos definían al discípulo de Jesús; estas dos parábolas -que
expresan el pensamiento de Jesús con imágenes muy familiares a los oyentes-
indican cuál es la misión de los discípulos en el mundo, ante los hombres. La
primera imagen es la de la sal. Los discípulos -y todos los seguidores de
Cristo- son la sal de la tierra, de los hombres.
Una
primera aplicación de la imagen nos la podría dar el culto: las víctimas, antes
de ser sacrificadas, eran cubiertas totalmente de sal y, en este sentido, la
misión de los discípulos sería la de disponer la tierra para ser aceptable a
Dios. Pero la imagen de la luz que viene a continuación nos inclina a pensar que
su sentido se toma principalmente a partir del uso doméstico y cotidiano de la
sal (artículo imprescindible y de primera necesidad), usada para dar gusto,
purificar y conservar. A partir de esta última cualidad, la sal habría pasado a
significar la validez y perennidad de un contrato o de una alianza: el
discípulo debe conservar y dar gusto al mundo de los hombres en su alianza con
Dios. Y del mismo modo que lo hace la sal: de forma discreta y prácticamente
sin aparecer a la vista.
En
Palestina se usaba sal procedente del mar Muerto, bastante impura y que podía
perder el gusto; entonces no servía absolutamente para nada, como el discípulo
que no realiza su misión.
La
segunda imagen es la de la luz, de fuerte raigambre bíblica (véase primera
lectura de hoy). Dios es luz y Cristo es la luz del mundo. Los discípulos deben
serlo en tanto que están unidos a Cristo, que forman su pueblo, el nuevo
Israel. La casa de la gente sencilla, de una sola habitación, era iluminada por
una lamparilla colgada en el techo u otro utensilio casero era utilizado como
apagavelas; por eso podemos entender "meter una vela bajo el celemín"
como sinónimo de apagarla. ¡No se enciende una luz para apagarla enseguida! Su
misión es iluminar a todos los de casa.
El
testimonio del Evangelio que dan los discípulos y las obras que realizan de
acuerdo con este Evangelio -cuyo primer anuncio son las bienaventuranzas- deben
ser luz para todos, para que los hombres conozcan quién es Dios y le den
gloria. Con palabras de la segunda lectura: viendo las obras de los discípulos,
los hombres tienen que ver "el poder de Dios" que actúa en los
creyentes y deben sentirse atraídos hacia Él.
PLEGARIA UNIVERSAL
Hermanos, elevemos
nuestras suplicas confiadas al Señor que en su bondad, nos ha hecho participes
de su vida, y hoy nos invitas a ser luz y sal de la tierra. Respondamos
diciendo: R. Reanima en nosotros tu
vida, Señor.
1.- Por el Papa, los Obispos y sacerdotes
para que guiados por el espíritu Santo, mantengan vivos en la Iglesia la luz y
el sabor de Cristo. Oremos. R.
2.- Por nuestras comunidades cristianas;
para que irradiemos la luz del Señor y no descuidemos a nuestros hermanos más
necesitados. Oremos. R.
3.- Por los gobernantes de los países
ricos: para que busquen caminos de ayuda a los pueblos más necesitados y
promuevan el desarrollo internacional y la defensa de vida. Oremos.
R.
4.- Por quienes tienen en sus manos el
poder de las tecnólogas; para que promuevan los verdaderos valores humanos, el
cuidado del planeta y la fraternidad universal. Oremos. R.
5.- Por los que están sufriendo por falta
de alimentos, enfermedad, soledad o marginación: para que reciban consuelo y
esperanza en nuestros gestos de cercanía y solidaridad. Oremos. R.
6.- Por nosotros que celebramos hoy
nuestra fe con alegría: para que nunca dejemos apagar la presencia luminosa de
Cristo resucitado que llevamos en nuestro corazón. Oremos. R.
Padre de bondad que
nos pides iluminar el mundo de hoy viviendo a la manera de Cristo, tu Hijo;
acoge nuestras oraciones y cumple en nosotros tu santa voluntad. Por Jesucristo
nuestro Señor.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Señor y Dios nuestro que has
creado estos dones como remedio eficaz de nuestra debilidad, concédenos que
sean también para nosotros sacramentos de vida eterna. Por Jesucristo nuestro
Señor.
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Oh Dios, que has querido hacernos
partícipes de un mismo pan y de un mismo cáliz, concédenos vivir de tal modo
que, unidos en Cristo, fructifiquemos con gozo para la salvación del mundo. Por
Jesucristo nuestro Señor.
PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 10: Santa Escolástica, Virgen. 1R 8 1-7.9-13; Sal
131; Mc 6, 53-56.
Martes 11: 1R 8, 22-23.7-30; Sal 83; Mc 7, 1-13.
Miércoles 12:1R 10, 1-10; Sal 36; Mc 7, 14-23.
Jueves 13: 1R 11, 4-13; Sal 105; Mc 7, 24-30.
Viernes 14: San Cirilo,
Monje y San Metodio, Obispo, 1R 11, 29-32; 12, 19; Sal 80; Mc 7, 31-37.
Sábado 15: 1R 12, 26-32; 13, 33-4; Sal 105; Mc 8, 1-10.
Domingo 16: Eclo 15, 16-21; Sal 118; 1Co 2, 6-10; Mt
5,17-37.
COMENTARIOS AL EVANGELIO}
Mt 5, 13-16
1. SAL/LUZ.
"Vosotros sois la sal de la tierra": Las dos parábolas de este
texto parten de dos realidades, la sal y la luz, que en el mundo antiguo tenían
la fama de ser imprescindibles. La primera comparación, la de la sal, es una
exhortación a los discípulos como comunidad ("vosotros"), que pone de
relieve la preocupación eclesial que tiene constantemente Mateo en su
evangelio. Juntos, los discípulos han de ser sal de la tierra, han de salar la
tierra. ¿Qué significado tiene la sal? Indica las funciones de purificación, de
dar sabor, de conservar aquello perecedero, de dar valor, etc. Los sacrificios
eran salados, al igual que los pequeños al nacer. Aplicado a los discípulos
indica que con sus obras y su testimonio del Evangelio han de dar sabor y valor
a la humanidad.
"Si la sal se vuelve sosa...": Aunque propiamente la sal no
puede perder su sabor, aquí la imagen queda manipulada al servicio del
contenido. Lo que los discípulos pueden perder es la capacidad de manifestar,
con sus obras y su testimonio, el Evangelio. Esta posibilidad de fracaso se
aplica a la imagen de la sal, subrayando que, de la misma manera que sería
totalmente inútil una sal que no tuviera sabor, también lo sería la comunidad
si no hiciese presente en el mundo las obras de la fe.
"Vosotros sois la luz del mundo": La segunda comparación gira
en el mismo sentido que la anterior, pero subraya la necesidad de que las obras
de la comunidad de los discípulos sean visibles por los demás hombres. La
imagen de la luz nos recuerda la comunidad de los esenios que se
autodenominaban "hijos de la luz", pero vivían apartados del resto
del pueblo en la soledad del desierto.
La comunidad cristiana no tiene la luz únicamente como un bien interno,
tiene que huir de tentaciones sectarias y esotéricas. Ha recibido la luz y
tiene que manifestarla al mundo.
J. NASPLEDA - MISA DOMINICAL 1990/03
2.- El Evangelio -colocado en el interior del sermón de la montaña- hace
hincapié en este aspecto de la vocación del creyente. Éste es presentado como
lleno de luz y transmisor de la luz. Se habla de la luz, la sal y la ciudad,
evidenciando que el fiel debe influir en la vida de los demás a través del
testimonio personal y comunitario (es importante que el testimonio se inserte
siempre en la Iglesia, de lo contrario carece de sentido).
Finalmente se dice abiertamente que el testimonio del Hijo de Dios sólo
es posible por las obras. En esta afirmación se halla todo el peso de la
responsabilidad de los discípulos humildes y pobres, del Señor. En efecto, el
mundo necesita una salvación en la que a los creyentes les corresponde un papel
muy importante. Y ningún discípulo puede evadirse de su responsabilidad social
(si lo hace no habrá sido fiel a su vocación y será tan inútil como la sal sosa
o la lámpara escondida).
El tema no es difícil de desarrollar, pero habrá que cuidar el estilo;
habrá que procurar mover el corazón hacia la conversión, y para ello se precisa
una dureza suave.
JUAN GUITERAS - MISA DOMINICAL 1975/03
5
3. LUZ/TESTIMONIO:
"Vosotros sois" conecta redaccionalmente la primera frase de
hoy con la última del domingo pasado (dichosos vosotros cuando os insultan) y,
a través de ésta, con los pobres, los sufridos, los que lloran, etc. Vosotros
se refiere, pues, a todos los que el domingo pasado eran declarados dichosos
por Jesús. Todos estos, con su existencia difícil y desde su existencia, son la
sal de la tierra. La conexión redaccional del texto del domingo pasado y la
metáfora misma de la sal quitan al proyecto al que Jesús llama cualquier ribete
de apariencia, prepotencia o apologética. La sal sazona, conserva los alimentos
desde su estar, sin más, en ellos.
"Pero si la sal se vuelve tonta", continúa la metáfora
original. Sal tonta. ¡Qué imagen más gráfica! El v.13 es una invitación a los
dichosos del domingo pasado a seguir abiertos a Dios, a seguir ilusionados y
esperanzados, a no desfallecer. Ellos son demasiado importantes. Otra sorpresa
de la enseñanza del Jesús de Mateo. ¡Y van ya unas cuantas! Recuerda las del
domingo pasado.
"Vosotros sois la luz del mundo" (v.14). Una nueva metáfora a
la que siguen dos imágenes subordinadas que explican su sentido: la del poblado
en lo alto de un monte y la de la lamparilla colgada en el interior de las
casas (en tiempos de Jesús, se sobreentiende). El poblado en lo alto del monte
es punto de referencia para el caminante, la lamparilla en la casa posibilita
los quehaceres y la reunión familiar. Es importante anotar esto porque da al
proyecto de Jesús su justa perspectiva. El poblado y la lamparilla están sin
más. Es el caminante o los moradores de la casa quienes aprecian su valor. Así
pasa con los que Jesús declara bienaventurados. No tienen pretensiones de
iluminar, no dicen: nosotros os ofrecemos la solución. Sencillamente están.
Son los demás quienes descubren su talante, sus buenas obras, y desde
ese descubrimiento concluyen la existencia de un Dios Padre. Son los demás
quienes descubren su importancia o valor. No son ellos quienes se dan
importancia o valor. Son los demás quienes, gracias a ellos, llegan a la
conclusión de que existe Dios y que Dios es Padre. Este es el significado de la
expresión "dar gloria a vuestro Padre". "Alumbre así vuestra luz
a los hombres para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre
que está en el cielo".
ALBERTO BENITO - DABAR 1987/14
4.- Contexto: Continúa el desarrollo de lo que significa ser
"pescador de hombres". Texto. Equiparación discípulo/sal (v.13a).
Reflexión-advertencia en forma de pregunta y respuesta (v.13b). Equiparación
discípulo/luz (v.14a). Invitación a base de dos ejemplos (vs. 14b-15).
Aplicación (v.16). Las equiparaciones están formuladas en oraciones nominales
(se predica o afirma algo del sujeto). Predicado con artículo: el sujeto agota
la capacidad de significación del predicado (= no hay otra sal ni otra luz en
la tierra). El sujeto adquiere pues carácter absoluto en el orden de lo
afirmado de él en el predicado.
El predicado está formulado con imágenes. Entre sujeto y predicado se
establece pues la relación significado-significante.
Sal y luz son símbolos, e decir, imágenes-puente entre dos órdenes.
Pre-texto. Imágenes domésticas: sal, ciudad en el monte, luz. La sal sazona,
conserva preservando de la corrupción; medio de limpieza pública. "Una
cena sin sal no es cena" (proverbio rabínico). Un manjar sin sal sería
intolerable (/Jb/06/06).
Casa-judía popular: una única estancia, iluminada de noche por una
pequeña lámpara de barro alimentada con aceite. Modio/medida de capacidad para
áridos (en torno a ocho litro y medio).
Gloria en sentido objetivo: cualidad en el tú que impresiona al yo (por
ejemplo en la expresión: la gloria de tal señor es imperecedera). Gloria en
sentido subjetivo: movimiento del yo hacia el tú (expresiones: alabar a uno,
dar gloria, bendecir).
Sentido del texto. Desde el momento que el texto está montado sobre
imágenes, el primer paso para detectar su sentido deberá ser la contemplación
sin prisas de esas imágenes. Fruto de esa contemplación caemos en la cuenta de
que sal y luz son imágenes funcionales. Dada, pues, la equiparación discípulos
(=vosotros)-luz y sal, la formulación general del sentido del texto podría ser
ésta: funciones de los discípulos entre los hombres (tierra y mundo tienen
sentido antropológico).
1. Los discípulos son sal, es decir, sazonan y evitan la corrupción, y
esto con carácter absoluto (=la sal). Los discípulos de Jesús son necesarios e
insustituibles en nuestro mundo. Cuando la sal se pierde, aún se puede usar en
la limpieza pública. Pero inevitablemente los transeúntes la pisan. Si los
discípulos no son sal no sirven para nada (invitación imperativa).
2. Los discípulos de Jesús son luz que ilumina a los hombres y no hay
más luz que ellos. Invitación imperativa a serlo porque para esto están. De
ellos depende que los demás hombres den gloria al Padre, es decir, descubran
que Dios es Padre. Y esto sólo lo descubrirán si los discípulos viven y son
hermanos. En esta fraternidad consisten las buenas obras a que Jesús se
refiere. ¿Tienen los discípulos de Jesús una identidad entre los hombres? Ante
este texto la duda sobra. ¡Qué inabarcable responsabilidad!
DABAR 1978/13
Por lo que se refiere al texto evangélico, convendrá subrayar su
carácter de continuación de las bienaventuranzas. Son los dichosos según JC
-son los "bienaventurados"- quienes son sal y luz. Es necesario
precisarlo para evitar la impresión de que el simple hecho de ser cristianos
nos constituya en sal y luz. La frase introducida para iniciar la lectura
litúrgica ("dijo Jesús a sus discípulos") podría ser interpretada
equivocadamente y de hecho hay una larga costumbre -larga y mala costumbre- de
atribuirnos este carácter de luz y sal sin reconocer que Jesús habla de quienes
son pobres, trabajan por la paz, luchan por la justicia, saben ser
misericordiosos y limpios de corazón... Ellos son quienes son sal y luz de Dios
-porque son realmente "hijos de Dios en el mundo.
Con todo, en la redacción mateana, se incluye un grito de alerta
atribuido a Jesús ante el peligro -fácil peligro- de quienes se creen luz y sal
dejen de serlo (y, sin embargo, se sigan atribuyendo con hueca jactancia estas
cualidades). Se trata, evidentemente, de un grito de alerta dirigido a quienes
por el hecho de ser discípulos de Jesús y sin que sus "buenas obras"
-las descritas en la primera lectura- lo acrediten, se creen luz y sal.
La sal que se vuelve sosa...; la luz que ya no alumbra, ya no ilumina...
No se trata tanto de un voluntarismo -como con frecuencia se interpreta- sino
de una realidad (de nuevo: de las "buenas obras"). El discípulo de
Jesús que vive realmente fiel a las "bienaventuranzas" -que se siente
interpelado, afectado, tocado por ellas...- es luz y sal del mundo sin
necesidad de proponérselo. En nuestra sociedad "secularizada", el
testimonio cristiano podría caer en la tentación de imaginar que lo más urgente
e importante es querer ser luz y sal, cuando -ahora y siempre- lo urgente e
importante es simplemente serlo. No es un problema de publicidad, sino de
realidad.
J. GOMIS - MISA DOMINICAL 1987/03
7. - Ser la sal de la tierra es ser su elemento más precioso: sin
la sal, la tierra no tiene ya razón de ser; con la sal, por el contrario, si
sigue siendo sal, la tierra puede proseguir su vocación y su historia. La
Iglesia que no es ya fiel a sí misma no solo se pierde, sino que deja al mundo
sin salvador.
(...) Cada discípulo es luz en la medida en que sus acciones se
convierten en signos de Dios para el mundo. El testimonio cristiano está, pues,
dotado de visibilidad y responde a una exigencia misionera: no se santifica uno
de manera puramente interior; no se encuentra uno dispersado en el mundo hasta
el punto de perderse en él en la conformidad total con ese mundo o de olvidar
el testimonio de la trascendencia.
MAERTENS-FRISQUE - NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA II -MAROVA MADRID
1969.Pág. 180
8.- -Sal y luz. Las dos comparaciones empleadas por Jesús (5,13-16) -que
encontramos también en Marcos y en Lucas, aunque en contextos diferentes- son
cristalinas y han de tomarse en su sentido obvio.
Jesús dice -con gran fuerza y simplicidad- que los discípulos deben ser
"sal" y "luz"; es decir, que deben ser punto de referencia,
de purificación, de transformación, so pena de la más total inutilidad.
Podemos precisar más. Marcos (/Mc/04/21-22) interpreta las palabras de
Jesús así: hay que manifestar el reino de Dios. A su vez, Lucas (/Lc/08/16-17)
parece decir: hay que poner de manifiesto y en claro para todo el mundo la
verdad del mensaje de Cristo y su validez. Mateo es más moralista, como
siempre; haced las obras que sugiere el evangelio ("Así ha de lucir
vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen
a vuestro Padre que está en los cielos").
De cualquier modo, en el fondo, el pensamiento es común: haced visible
en vuestra vida la fuerza transformadora del evangelio; demostrad que el amor
nuevo -del que Cristo ha dado ejemplo- es posible. Jesús, pues, está hablando
del deber misionero de su comunidad. Obsérvese asimismo la dimensión
universalista: la "tierra" y el "mundo" son la humanidad
entera sin distinción. Las comparaciones de la luz y de la ciudad edificada
sobre el monte (Jerusalén) se usan a menudo en el Antiguo Testamento para
indicar el significado salvífico universal de Israel, su deber de ser
"signo" de Dios ante todos, punto de convergencia y de encuentro de
la humanidad entera. En otros términos, la comunidad de los discípulos (so pena
de ser una completa inutilidad: ¿de qué serviría la sal insípida o una luz
oculta?) debe hacerse "profecía"; y no de palabra, sino con las
obras.
BRUNO MAGGIONI - EL RELATO DE MATEO - EDIC. PAULINAS/MADRID 1982.Pág. 60
9.- Jesús habla a la muchedumbre desde una montaña. Acaba de proclamar
un estilo de vida tan nuevo como chocante. Y lo ha hecho con autoridad divina.
El es el mesías, el salvador. Por él vivimos la nueva y definitiva alianza con
Dios.
En esta perspectiva, quien dice "sí" con su vida a estas
enseñanzas es sal y luz. Dos imágenes de lo que Dios quiere del cristiano en el
mundo. La sal da valor y sabor a lo que toca. Para ello tiene que dejar el
salero y disolverse en los alimentos. La luz también es para otro. Con ella se
ve, se puede caminar. Ocultarla no tiene sentido.
Así el cristiano, portador del don de Dios, no puede limitarse a gozarlo
y vivirlo sólo él. Debe alumbrar y dar sabor al mundo. No por vanagloria o
haciendo alarde de lo que posee, sino para que los demás, viéndolo, den gloria
al Padre. El ejemplo más claro es el mismo Jesús, que siempre actuó poniendo su
poder y enseñanzas al servicio de la gloria del Padre.
Estas dos pequeñas parábolas, con preocupación eclesial, dirigidas a los
que han escuchado las bienaventuranzas, señalan, pues, el valor de las obras en
favor de los hombres... Los discípulos harán de la tierra entera una ofrenda o
acción de gracias a Dios. La dificultad de que la sal químicamente no pueda
perder su sabor (esta impropiedad de la imagen), pone de relieve la gravedad de
lo que sucede, si los discípulos descuidan las obras: un aviso explícito para
los que por la fe queremos hacer la obra de Dios.
EUCARISTÍA 1993/08
10.- REFLEXION Evangelio Mateo (5, 13-16). Ser sal y ser luzEl Señor nos
presenta hoy la necesidad de “ser sal”, y lo seremos al introducir en todos los
medios y actividades en las que estamos involucrados, el ingrediente de la
palabra, del amor y del criterio de Jesucristo. Siendo sal, tenemos todas las
posibilidades de “ser” para los demás y de dar el sabor de Dios a la vida del
prójimo. Mas esa sal se puede desvirtuar, nos dice el Señor: cuando empezamos a
posponer los compromisos de oración, cuando el programa de vida se queda
arrumbado en el cajón, o cuando frenamos el esfuerzo de superación humana y
espiritual, la sal que somos va perdiendo su fuerza, y se puede caer en la
tibieza espiritual o en la mediocridad como personas. Hay que vivir la función
de “sal” en la familia ayudando a que vaya resaltando en cada miembro de ella,
lo propio y lo positivo de su ser y armonizar, entre sí, las distintas
personalidades y de ese modo presentar al mundo la certeza de que la armonía
familiar influye en bien de la sociedad.
11.- Leer el comentario del Evangelio por : San Josemaría Escrivá de
Balaguer (1902-1975), presbítero, fundador, Homilía del 4/5/57. «Brilla para todos aquellos que están en la
casa». Llenar el mundo de luz, ser sal y luz, es tal como el Señor ha descrito
la misión de los discípulos. Llevar hasta los confines de la tierra la buena
noticia del amor de Dios. Es eso a lo que todos los cristianos, de una u otra
manera, deben consagrar su vida... La gracia de la fe no nos ha sido conferida
para tenerla escondida, sino bien al contrario, para brillar delante de los
hombres... Quizás algunos se preguntarán cómo pueden comunicar este
conocimiento de Cristo a los demás. Yo os respondo: con naturalidad, con
simplicidad, viviendo exactamente tal como lo hacéis en medio del mundo,
dándoos cuenta que estáis en vuestro trabajo profesional o al cuidado de
vuestra familia, participando de todas las nobles aspiraciones de los hombres,
respetando la legítima libertad de cada uno... La vida ordinaria puede ser
santa y llena de Dios, el Señor nos llama a santificar nuestras tareas
habituales, porque también ahí reside la perfección cristiana.
No olvidemos que la casi totalidad de los días que María ha pasado en esta tierra se han desarrollado de manera muy semejante a los días de millones de otras mujeres, consagradas, como ella, a su familia, a la educación de sus hijos, a los quehaceres del hogar. De todo esto Maria santifica hasta el más mínimo detalle, eso que muchos consideran, equivocadamente, como insignificante y sin valor... ¡Bendita vida ordinaria que puede, de tal manera, estar llena del amor de Dios! Porque he aquí cual es la explicación de la vida de María: su amor llevado hasta el olvido total de sí, contenta de encontrarse en el lugar en el cual Dios la quería. Por eso el más pequeño de sus gestos no ha sido nunca banal, sino al contrario, aparecía lleno de significado... Nos toca a nosotros intentar ser como ella en las circunstancias precisas en las que Dios ha querido que vivamos.
No olvidemos que la casi totalidad de los días que María ha pasado en esta tierra se han desarrollado de manera muy semejante a los días de millones de otras mujeres, consagradas, como ella, a su familia, a la educación de sus hijos, a los quehaceres del hogar. De todo esto Maria santifica hasta el más mínimo detalle, eso que muchos consideran, equivocadamente, como insignificante y sin valor... ¡Bendita vida ordinaria que puede, de tal manera, estar llena del amor de Dios! Porque he aquí cual es la explicación de la vida de María: su amor llevado hasta el olvido total de sí, contenta de encontrarse en el lugar en el cual Dios la quería. Por eso el más pequeño de sus gestos no ha sido nunca banal, sino al contrario, aparecía lleno de significado... Nos toca a nosotros intentar ser como ella en las circunstancias precisas en las que Dios ha querido que vivamos.
12.- "Vosotros sois la luz del mundo". Texto del
Evangelio (Mt 5,13-16): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal se desvirtúa, ¿con qué
se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser tirada afuera y pisoteada
por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad
situada en la cima de un monte. Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen
debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que
están en la casa. Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean
vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los
cielos".
Artículo originalmente publicado por evangeli.net.
Comentario de Josep Font i Gallart (España) Hoy, el Evangelio nos hace
una gran llamada a ser testimonios de Cristo. Y nos invita a serlo de dos
maneras, aparentemente, contradictorias: como la sal y como la luz. La sal no
se ve, pero se nota; se hace gustar, paladear. Hay muchas personas que “no se
dejan ver”, porque son como “hormiguitas” que no paran de trabajar y de hacer
el bien. A su lado se puede paladear la paz, la serenidad, la alegría. Tienen
—como está de moda decir hoy— “buenas radiaciones”. La luz no se puede
esconder. Hay personas que “se las ve de lejos”: Teresa de Calcuta, el Papa, el
párroco de un pueblo. Ocupan puestos importantes por su liderazgo natural o por
su ministerio concreto. Están “encima del candelero”. Como dice el Evangelio de
hoy, "en la cima de un monte" o en "el candelero" (cf. Mt
5,14.15). Todos estamos llamados a ser sal y luz. Jesús mismo fue “sal” durante
treinta años de vida oculta en Nazaret. Dicen que san Luis Gonzaga, mientras
jugaba, al preguntarle qué haría si supiera que al cabo de pocos momentos habría
de morir, contestó: "Continuaría jugando". Continuaría haciendo la
vida normal de cada día, haciendo la vida agradable a los compañeros de juego. A
veces estamos llamados a ser luz. Lo somos de una manera clara cuando
profesamos nuestra fe en momentos difíciles. Los mártires son grandes
lumbreras. Y hoy, según qué ambiente, el solo hecho de ir a misa ya es motivo
de burlas. Ir a misa ya es ser “luz”. Y la luz siempre se ve; aunque sea muy
pequeña. Una lucecita puede cambiar una noche.
Pidamos los unos por los otros al Señor para que sepamos ser siempre sal. Y sepamos ser luz cuando sea necesario serlo. Que nuestro obrar de cada día sea de tal manera que viendo nuestras buenas obras la gente glorifique al Padre del cielo (cf. Mt 5,16).
Pidamos los unos por los otros al Señor para que sepamos ser siempre sal. Y sepamos ser luz cuando sea necesario serlo. Que nuestro obrar de cada día sea de tal manera que viendo nuestras buenas obras la gente glorifique al Padre del cielo (cf. Mt 5,16).
Artículo originalmente publicado por evangeli.net Lectio Divina
Invocación al Espíritu Santo: Ven, Espíritu Santo. Ven a nuestra vida, a
nuestros corazones, a nuestras conciencias. Mueve nuestra inteligencia y
nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su
Hijo Jesús, el Cristo. Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida
en nosotros. Amén
1.- LECTURA: ¿Qué dice el texto?. Estudio Bíblico. El evangelio del día
de hoy es del evangelista San Mateo y es una continuidad del relato a las
bienaventuranzas que leímos en la liturgia del pasado domingo. Jesús propone a
sus discípulos un nuevo estilo de vida, que se funda en el amor llevado hasta
sus últimas consecuencias y convierte a sus discípulos en “sal de la tierra” y
“luz del mundo”. Jesús es un gran pedagogo, y para enseñar a sus discípulos en
este caso utiliza dos elementos de uso común. La sal, y la luz. La sal, aparte
de dar sabor a los alimentos, en la época de Jesús su uso principal era
preservar de la corrupción. Se suele hablar simbólicamente de una “alianza de
sal”, es decir, de una alianza indestructible. Es propio de la naturaleza de la
luz el alumbrar por cualquier parte que se la lleve y que introducida en las
casas mate las tinieblas, quedando sola la luz. Por lo tanto, el mundo, sin el
conocimiento de Dios, estaba oscurecido con las tinieblas de la ignorancia. Mas
por medio de los Apóstoles se le comunicó la luz de la verdadera ciencia, y así
brilla el conocimiento de Dios y por cualquier parte que caminen, de su pobre
humanidad brota la luz que disipa las tinieblas. Los discípulos de Jesús son
llamados así “sal de la tierra”, porque a ellos de una manera especial les
corresponde sazonar y conservar al mundo, haciéndolo entrar en alianza con Dios.No puede, pues, esconderse una
ciudad colocada sobre un monte. Aun cuando ella quiera, el monte que la tiene
sobre sí, la hace visible a todos. Así los discípulos, que han sido
establecidos en Cristo no pueden esconderse, aun cuando quieran, porque Jesús
los manifiesta. Jesús demuestra con otra comparación por qué manifiesta a sus
discípulos y no permite que se escondan, cuando dice: no se enciende una
lámpara para meterla en un cajón, sino que se pone en el candelero”. La lámpara
es la palabra divina, de la cual se dice en el salmo (118,5): “Tu palabra es la
lámpara que guía mis pasos”. Los que encienden la lámpara son el Padre, el Hijo
y el Espíritu Santo.
Preguntas para
recordar el texto bíblico:
¿Con qué identifica Jesús a sus discípulos primero?
¿Qué ocurre cuando la sal pierde su sabor?
¿Cuál es la segunda identificación que Jesús hace sobre sus discípulos?
¿Qué dice Jesús que no se puede hacer con una ciudad situada en un monte?
¿Y con respecto al fin por el cual se enciende una lámpara?
¿Ante quiénes debe resplandecer nuestra luz, y con qué fin?
2.- MEDITACIÓN: ¿Qué me o nos dice Dios en el texto?
Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:
SAL, es decir dar sabor, comunicar, transmitir, contagiar a otros aquello que uno vive. En este sentido, ¿de qué manera busco vivir el estilo de Jesús y trato de identificarme con su proyecto de AMOR?
Mi identidad cristiana es ser sal y luz del mundo, por lo tanto es necesario conocerse bien para poder vivir plenamente. ¿Por qué?
¿Entiendo que una vida sin Jesús se vuelve sosa, es decir carente de sentido? ¿De qué modo estoy dispuesto a dar “sabor” a los demás?
LUZ, estamos llamados a ser una pequeña luz en medio de este mundo desorientado, pero buscador de la verdad, que necesita encontrar a Dios para dar sentido a su vida. ¿Comprendo que desde mi bautismo soy hijo de la Luz? ¿Y soy consciente de lo que eso significa?
¿Cómo iluminaremos a los demás si no es con nuestras buenas obras, es decir, con obras que reflejen lo que somos y anunciamos? ¿Y cuáles son estas obras que estoy decidido a realizar, cambiar o mejorar a partir de ahora?
¿De qué sirve que hablemos con mucha elocuencia si nuestras palabras no van precedidas y acompañadas por el “sabor” y fuerza que da a las palabras el testimonio de una vida cristiana coherente, nutrida de caridad?
¿Crees que estás siendo “luz del mundo”? ¿Por qué?
3.- ORACIÓN: ¿Qué le digo o decimos a Dios?
Orar es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.
A pesar de las incomprensiones de los demás.
A pasar de mis momentos débiles.
A pesar de las horas de cansancio.
Quiero ser dichoso con los que te siguen con corazón sencillo:
Con los pobres que sienten necesidad de ti.
Con los que sufren en su caminar por la vida.
Con los que trabajan por implantar la justicia.
Con los de corazón puro.
Con los que llevan consigo la paz, y la transmiten.
Opto por desterrar de mí la hipocresía, la ostentación, el lujo…
Opto por tener un corazón abierto para dar y recibir perdón.
Opto por atesorar en el Cielo, gastando mi vida por los demás en la tierra.
YO TE SIGO
He querido poner la mano en el arado y emprender el camino que Tú seguiste.
Haz de mí un hombre recio.
Haz de mí un hombre decidido a no dejar rincones de mi vida sin abrirlos al juicio de tu Palabra.
He decidido no volver la mirada atrás.
Porque es la tentación de quien cree que ya hizo bastante.
Porque es el pecado del que pudo hacer y no hizo.
AYÚDAME, Señor ser sal y luz del mundo…
Amén
Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor. Hoy damos gracias por su resurrección y porque nos llena de alegría. Añadimos nuestras intenciones de oración.
4.- CONTEMPLACIÓN: ¿Como interiorizo o interiorizamos la Palabra de Dios?
Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.
"Brille igualmente la luz de ustedes ante los hombres"
(Versículos 16)
Y así, vamos pidiéndole al Señor ser testigos de la resurrección para que otros crean.
5.- ACCION: ¿A qué me o nos comprometemos con Dios?
Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces pues no soy un verdadero cristiano.
En lo personal, vuelvo a leer el texto, buscando lo que el Señor me está diciendo. Él quiere entrar en contacto más personal conmigo. Profundizo en mi oración y cercanía con Él. Pero como signo exterior, voy a realizar alguna acción humilde. Por ejemplo ayudar en la limpieza a alguna persona anciana o pobre que necesite ayuda, visitar a algún enfermo y llevarle consuelo y cariño, o alguna obra de caridad que manifieste mi actitud de espera en el Señor.
Con tu grupo, proponerse una actividad que nos ayude a demostrar que estamos a la espera del Señor. Si bien un cambio personal es necesario, es bueno revisar la vida del grupo y proponerse actividades de servicio del Evangelio. Es tiempo propicio para una actividad externa que manifieste nuestra identidad de cristianos que dan sabor y aportan luz al mundo.
Puede ser organizar una misión, una oración comunitaria, tal vez si puedes apoyar en la parroquia alguna actividad que apoye el sacramento de la reconciliación y un acto penitencial sería muy oportuno.
¿Con qué identifica Jesús a sus discípulos primero?
¿Qué ocurre cuando la sal pierde su sabor?
¿Cuál es la segunda identificación que Jesús hace sobre sus discípulos?
¿Qué dice Jesús que no se puede hacer con una ciudad situada en un monte?
¿Y con respecto al fin por el cual se enciende una lámpara?
¿Ante quiénes debe resplandecer nuestra luz, y con qué fin?
2.- MEDITACIÓN: ¿Qué me o nos dice Dios en el texto?
Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:
SAL, es decir dar sabor, comunicar, transmitir, contagiar a otros aquello que uno vive. En este sentido, ¿de qué manera busco vivir el estilo de Jesús y trato de identificarme con su proyecto de AMOR?
Mi identidad cristiana es ser sal y luz del mundo, por lo tanto es necesario conocerse bien para poder vivir plenamente. ¿Por qué?
¿Entiendo que una vida sin Jesús se vuelve sosa, es decir carente de sentido? ¿De qué modo estoy dispuesto a dar “sabor” a los demás?
LUZ, estamos llamados a ser una pequeña luz en medio de este mundo desorientado, pero buscador de la verdad, que necesita encontrar a Dios para dar sentido a su vida. ¿Comprendo que desde mi bautismo soy hijo de la Luz? ¿Y soy consciente de lo que eso significa?
¿Cómo iluminaremos a los demás si no es con nuestras buenas obras, es decir, con obras que reflejen lo que somos y anunciamos? ¿Y cuáles son estas obras que estoy decidido a realizar, cambiar o mejorar a partir de ahora?
¿De qué sirve que hablemos con mucha elocuencia si nuestras palabras no van precedidas y acompañadas por el “sabor” y fuerza que da a las palabras el testimonio de una vida cristiana coherente, nutrida de caridad?
¿Crees que estás siendo “luz del mundo”? ¿Por qué?
3.- ORACIÓN: ¿Qué le digo o decimos a Dios?
Orar es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.
A pesar de las incomprensiones de los demás.
A pasar de mis momentos débiles.
A pesar de las horas de cansancio.
Quiero ser dichoso con los que te siguen con corazón sencillo:
Con los pobres que sienten necesidad de ti.
Con los que sufren en su caminar por la vida.
Con los que trabajan por implantar la justicia.
Con los de corazón puro.
Con los que llevan consigo la paz, y la transmiten.
Opto por desterrar de mí la hipocresía, la ostentación, el lujo…
Opto por tener un corazón abierto para dar y recibir perdón.
Opto por atesorar en el Cielo, gastando mi vida por los demás en la tierra.
YO TE SIGO
He querido poner la mano en el arado y emprender el camino que Tú seguiste.
Haz de mí un hombre recio.
Haz de mí un hombre decidido a no dejar rincones de mi vida sin abrirlos al juicio de tu Palabra.
He decidido no volver la mirada atrás.
Porque es la tentación de quien cree que ya hizo bastante.
Porque es el pecado del que pudo hacer y no hizo.
AYÚDAME, Señor ser sal y luz del mundo…
Amén
Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor. Hoy damos gracias por su resurrección y porque nos llena de alegría. Añadimos nuestras intenciones de oración.
4.- CONTEMPLACIÓN: ¿Como interiorizo o interiorizamos la Palabra de Dios?
Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.
"Brille igualmente la luz de ustedes ante los hombres"
(Versículos 16)
Y así, vamos pidiéndole al Señor ser testigos de la resurrección para que otros crean.
5.- ACCION: ¿A qué me o nos comprometemos con Dios?
Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces pues no soy un verdadero cristiano.
En lo personal, vuelvo a leer el texto, buscando lo que el Señor me está diciendo. Él quiere entrar en contacto más personal conmigo. Profundizo en mi oración y cercanía con Él. Pero como signo exterior, voy a realizar alguna acción humilde. Por ejemplo ayudar en la limpieza a alguna persona anciana o pobre que necesite ayuda, visitar a algún enfermo y llevarle consuelo y cariño, o alguna obra de caridad que manifieste mi actitud de espera en el Señor.
Con tu grupo, proponerse una actividad que nos ayude a demostrar que estamos a la espera del Señor. Si bien un cambio personal es necesario, es bueno revisar la vida del grupo y proponerse actividades de servicio del Evangelio. Es tiempo propicio para una actividad externa que manifieste nuestra identidad de cristianos que dan sabor y aportan luz al mundo.
Puede ser organizar una misión, una oración comunitaria, tal vez si puedes apoyar en la parroquia alguna actividad que apoye el sacramento de la reconciliación y un acto penitencial sería muy oportuno.