DOMINGO PRIMERO DE ADVIENTO - CICLO B - 29 NOVIEMBRE 2020
QUE NO LOS ENCUENTREN DORMIDOS
COMENTARIO
Jesús insiste mucho en la necesidad de estar en
vela. ¡Que no los encuentre dormidos! ¿Qué es exactamente lo que nos pide?
¿Estar siempre en estado de alerta? ¿Ser porteros que no tienen nunca derecho a
dormir?. El portero de esta parábola tiene que estar efectivamente en estado de
alerta al anochecer, a medianoche, al canto del gallo y al amanecer. En tiempos
de Jesús, esta enumeración de las cuatro vigilias romanas de la noches? De día
podríamos vivir tranquilos, pero ¿Habrá que estar aguardando desde el atardecer
hasta el amanecer? ¿Aguardar qué?
¿Nuestra muerte? ¿El final del mundo? ¿Su vuelta final? (Jesús hablaba a sus
discípulos de su venida). Realmente es todo esto lo que hay que aguardar, según
el sentido del período litúrgico en que entramos: el adviento es la celebración
de las venidas de Cristo, a nuestra vida y al mundo, desde su primera venida en
navidad hasta la última, la parusía, su venida triunfal al final de los
tiempos. El adviento es una letanía de los tiempos: ha venido, va a venir, viene.
Viene en este momento, donde estoy, en lo que hago, si mi corazón está
dispuesto a acoger su manera de venir. El cristiano está al acecho de una
visita personal de Jesús, pero atento también a los signos de los tiempos, al
avance del mundo hacia el gran día; es un hombre en estado de alerta.
¿Incluso de noche? -Bien, volvamos a la noche. En la
Biblia, la noche simbólica a este mundo en contraste con el mundo venidero que
será un mundo de luz. Decir que hemos de velar de noche significa que toda
nuestra existencia en la tierra se va desarrollando en una especie de noche.
Pero en navidad oiremos este bello texto de Isaías: El pueblo que caminaba en
tinieblas ha visto una gran luz. Es verdad, Jesús es nuestra luz, ha venido
para hacernos vivir en la luz. El que me sigue, afirmó, no camina en tinieblas.
Esta frase es de las más hermosas y de las más fuertes del evangelio. Jesús nos
libera de la noche. ¡Pero si le seguimos! Y por eso precisamente es por lo que
no hay que dormir. Dormidos, en sentido espiritual, cuando perdemos poco a poco
nuestros reflejos de cristianos. Vemos muy bien que tendríamos que
comprometernos en eso, negarnos a que nos arrastran hasta allí, pero nos
dejamos llevar, cedemos a las ideas superficiales, a los rumores, al que dirán.
Decimos: Cada vez reza menos; yo tampoco rezo mucho. Pero no reaccionamos.
Pensamos: Debería participar mucho más en la vida parroquial. O: me voy
haciendo egoísta, huraño. Pero no tengo muchas ganas de cambiar. Poco a poco se
apaga la luz del evangelio y empezamos a vivir como todo el mundo, en la noche,
como si no hubiera venido Cristo. ¡Como si él no viniera continuamente a amar,
a luchar por la justicia, es él. Esta invitación a reavivar nuestra fe para
vivirla mejor y transmitirla, es él. Esta fuerza para soportar la enfermedad
sólo la puede dar él. Sólo él puede hacer de nuestra ancianidad una vida
ascendente. Todas sus venidas son ofrecimientos de vida. Por eso insiste tanto:
velen. No se duerman. No tendrán dos vidas.
R.P. Roland Vicente Castro Juárez
ANTIFONA DE ENTRADA
A ti levanto mi alma, Dios mío, en
ti confío; no quede yo defraudado, que no triunfen de mi mis enemigos, pues los
que esperan en ti no quedan defraudados.
ORACION COLECTA
Concede
a tus fieles, Dios todopoderoso, el deseo de salir acompañados de buenas obras
al encuentro de Cristo que viene, para que colocados a su derecha, merezcan
poseer el reino de los cielos. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del Profeta Isaías 63, 16b-17;
64, 1. 3b-8.
Tú, Señor, eres nuestro padre, tu
nombre de siempre es «nuestro redentor».
Señor, ¿por qué nos extravías de
tus caminos y endureces nuestro corazón para que no te tema?. Vuélvete por amor
a tus siervos y a las tribus de tu heredad.
¡Ojalá rasgases el cielo y
bajases, derritiendo los montes con tu presencia!. Bajaste y los montes se
derritieron con tu presencia. Jamás oído oyó ni ojo vio un Dios, fuera de ti,
que hiciera tanto por el que espera en él.
Sales al encuentro del que
practica la justicia y se acuerda de tus caminos.
Estabas airado y nosotros
fracasamos: aparta nuestras culpas y seremos salvos. Todos éramos impuros,
nuestra justicia era un paño manchado; todos nos marchitábamos como follaje,
nuestras culpas nos arrebataban como el viento.
Nadie invocaba tu nombre ni se
esforzaba por aferrarse a ti; pues nos ocultabas tu rostro y nos entregabas al
poder de nuestra culpa.
Y, sin embargo, Señor, tú eres
nuestro padre, nosotros la arcilla y tú el alfarero: somos todos obran de tu
mano.
No te excedas en la ira, Señor,
no recuerdes siempre nuestra culpa: mira que somos tu pueblo.
SALMO
RESPONSORIAL (79)
Señor, Dios nuestro, restáuranos, que brille tu rostro y nos
salve.
Pastor
de Israel, escucha, tú que te sientas sobre querubines, resplandece. Despierta
tu poder y ven a salvarnos. R.
Dios
de los ejércitos, vuélvete: mira desde el cielo, fíjate, ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó y que tú hiciste vigorosa. R.
Que
tu mano proteja a tu escogido, al hombre que tú fortaleciste. No nos alejaremos
de ti; danos vida, para que invoquemos tu nombre. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del Apóstol
San Pablo a los Corintios 1, 3-9
Hermanos: La gracia y la
paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo sean con ustedes.
En mi Acción de Gracias
a Dios los tengo siempre presentes, por la gracia que Dios les ha dado en
Cristo Jesús.
Pues por él han sido
enriquecidos en todo: en el hablar y en el saber; porque en ustedes se ha
probado el testimonio de Cristo.
De hecho, no carecen de
ningún don, ustedes que aguardan la manifestación de nuestro Señor Jesucristo.
El los mantendrá firmes
hasta el final, para que no tengan de qué acusarlos en el tribunal de
Jesucristo Señor Nuestro.
Dios los llamó a
participar en la vida de su Hijo, Jesucristo Señor Nuestro. ¡Y Él es fiel!.
ACLAMACION
ANTES DEL EVANGELIO Sal 84, 8
Aleluya. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos
tu salvación. Aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 13, 33-37.
En
aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Miren, vigilen: pues no saben cuándo
es el momento.
Es
igual que un hombre que se fue de viaje, y dejó su casa y dio a cada uno de sus
criados su tarea, encargando al portero que velara.
Velen
entonces, pues no saben cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a
medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer: no sea que venga
inesperadamente y los encuentre dormidos.
Lo
que les digo a ustedes, lo digo a todos: ¡velen!.
PLEGARIA UNIVERSAL
Hermanos iniciando este
tiempo de adviento que nos hace sentir ya muy cercana nuestra liberación y
sanación, abramos nuestro corazón a la vida nueva que está por llegar. R. Ensancha
nuestra esperanza, Señor.
1.-
Por el Papa Francisco y todos los que animan nuestra fe: para que iluminados
por el Espíritu Santo, encuentren nuevas formas para vivificar nuestra fe en
este tiempo favorable. Oremos.
R.
2.-
Por los gobernantes, a quienes Dios y el pueblo han confiado la búsqueda del
bien común: para que unidos sumen esfuerzos para afrontar la dura realidad que
vivimos y cuenten con la colaboración de todos los ciudadanos. Oremos.
R.
3.-
Por las comunidades cristianas: para que al iniciar este año litúrgico,
encuentren motivaciones renovadas para un camino de fe más profundo y vital y
aporten actitudes positivas que fortalezcan en todos la esperanza. Oremos.
R.
4.-
Por los jóvenes que están más afectados por la dura realidad que vivimos: para
que encuentren la comprensión y ayuda adecuada que necesitan y respondan con
docilidad y respeto al amor que se les brindan. Oremos. R.
5.-
Por los padres de familia: para que conscientes de la gravedad de este momento,
asuman actitudes responsables y motiven a sus hijos con su testimonio, y sabios
consejos. Oremos. R.
Padre bueno, que conoces nuestros deseos de ser mejores y acoger a
tu Hijo que renueva su venida a este mundo envuelto en tanta oscuridad,
acrecientan nuestra esperanza para que acojamos la salvación que ahora nos
ofreces. Por Jesucristo nuestro Señor.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta, Señor, los dones que te ofrecemos, escogidos de los bienes
que hemos recibido de ti, y lo que nos concedes celebrar con devoción durante
nuestra vida mortal sea para nosotros premio de tu redención eterna. Por
Jesucristo nuestro Señor.
ANTIFONA DE COMUNION Sal 84, 13.
El señor nos dará la lluvia, y nuestra tierra dará su fruto.
ORACION
DESPUES DE LA COMUNION
Fructifique en nosotros, Señor, la
celebración de estos sacramentos, con los que tú nos enseñas, ya que este mundo
que pasa a descubrir el valor delos bienes del cielo y a poner en ellos nuestro
corazón. Por Jesucristo nuestro Señor.
PALABRA DE
DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 30: Rm
10, 9-18; Sal 18;
Mt 4, 18-22.
Martes 01: Is
11, 1-10; Sal 72; Lc 10, 21-24.
Miércoles 02: Is
25, 6-10; Sal 25; Mt 15, 29-37.
Jueves 03: Is
26, 1-6; Sal 118; Mt 7, 21, 24-27.
Viernes 04: Is
29, 17-24; Sal 27, Mt 9, 27-31.
Sábado 05: Is
30: 19-21, 23-26; Sal 147; Mt 9, 35—10: 1, 5, 6-8.
Domingo 06: Is
40, 1-5, 9-11; Sal 85; Pe 3, 8-14; Mc 1, 1-8.
COMENTARIOS AL EVANGELIO
Mc 13, 33-37
1.- Nos hallamos ante la versión de Mc de la
parábola que hace dos domingos veíamos en Mt 25. 13-30. En ambos casos se trata
de una invitación a vivir con la mirada puesta en el futuro: "Velad porque
no sabéis el día ni la hora" (Mt 25. 13). "Vigilad, pues no sabéis
cuándo es el momento" (Mc 13. 33). Las diferencias de ambas versiones
están en los interlocutores y en el desarrollo.
Mt supone unos interlocutores amplios: los
discípulos. Mc, en cambio, parte de unos interlocutores restringidos: Pedro,
Santiago, Juan y Andrés (ver Mc 12. 3; la traducción litúrgica ha pasado por
alto este detalle). Esta restricción explica la frase final: "Lo que os
digo a vosotros, lo digo a todos" Mc 13. 37).
En cuanto al desarrollo, Mt amplía lo que Mc
presenta escuetamente como un marcharse lejos de un hombre confiando a los
criados el cuidado de sus bienes. Mc no insiste en el cuidado de los bienes por
parte de los criados, sino en la actitud alerta y vigilante a tener desde el
momento que no se conoce la llegada del amo. A poco que nos fijemos,
descubrimos que el término repetido con insistencia es el verbo velar o
vigilar. Es decir, la versión de Mc es inequívocamente una invitación a vivir
con la mirada puesta en el futuro.
-Comentario. Si la forma de las versiones de Mc y
de Mt es diferente, el fondo es idéntico en ambas. La forma ofrece un magnífico
ejemplo de transmisión dinámica y creadora de las palabras de Jesús por parte
de los evangelistas. El fondo pone de manifiesto el respeto al pensamiento de
Jesús y la coincidencia en él por parte de esos mismos evangelistas. Dicho
esto, el comentario tiene que ser por fuerza el mismo que el de hace tres y dos
domingos (32 y 33 ordinarios). Invitación a un modo de estar en la vida con la
mirada puesta en el futuro de Dios y en el de nosotros con él. Invitación a no
vivirnos sólo desde nosotros mismos sino también desde Dios. Un Dios no sólo
presente, sino también futuro, y por futuro, inagotable; siempre viniendo,
imprevisible, sin que podamos decir cuándo y cómo.
ALBERTO BENITO
DABAR 1987/01
2. VIGILANCIA/QUÉ-ES:
QUÉ SIGNIFICA VELAR EN EL CAP. 13 DE Mc. DISPONIBILIDAD PARA LA ULTIMA VENIDA Y
PARA LA VENIDA DE CADA DÍA.
El Evangelio no puede concebir una mirada al
porvenir, que contemple con indiferencia las realidades presentes. La esperanza
evangélica del presente se vive en "el hoy de Dios". El autor,
después de haber hecho vibrar de esperanza a sus oyentes, haciéndoles
vislumbrar la liberación traída por el Hijo del hombre en su intervención
final, les pide que su confianza y su entusiasmo se concreten en una acción
cotidiana.
Una palabra resume esta actividad por la que la
esperanza se autentifica y cristaliza en realidades concretas: velar; palabra
cuyo sentido se explica en el cap. 13, pues a lo largo de toda esta homilía
sobre el final de los tiempos, corre el mismo llamamiento a la vigilancia,
traducido en expresiones como éstas: "que no os engañe nadie" (v. 5),
"mirad por vosotros mismos" (v. 9), "no os preocupéis de...,
pero el que persevere hasta el fin..." (vv. 11/13), "estar sobre
aviso; mirad que os lo he predicho todo" (v. 25).
Velar es trabajar. Dice el evangelista que cada
cual ha recibido ya su "trabajo" (v. 34); no desarrolla más el tema.
(...).
Nuestro autor sabe que los cristianos deben esperar
la venida de Jesús, entregados a su trabajo de cada día, pero se interesa más
por la profunda actitud interior sin la cual no podría hablarse de trabajo que
realizar: la mirada creyente, la fe.
(...). Velar es lo contrario de "dormir"
(v. 36); es tener abiertos los ojos; es mirar con ojos atentos a todas las
lecciones que pueden instruirnos, incluso a las impartidas por la naturaleza.
Todos los años, en primavera, el despertar de la
germinación se manifiesta por humildes indicios que anuncian, a quien sabe
verlos, los esplendores de la estación que está para llegar (v. 28 s.).
Que esta atención que prestamos a la primavera,
denotada por una discreta yema de higuera, se convierta en nosotros en atención
centrada en unas realidades esenciales; indicios de su proximidad son unas
señales que la mirada distraída no puede percibir y son asequibles sólo a los
"contemplativos".
En tiempos apacibles o en circunstancias revueltas,
los contemplativos saben ver las señales que, como pompas que emergen a la
superficie, anuncian movimientos profundos. Y estos movimientos profundos
interesan mucho más que los otros.
Velar es, pues, no dejarse engañar por lo episódico
y lo superficial, por esos falsos mesías que pululan en los períodos
angustiosos, cuando resuenan estruendos de guerra y, más o menos
justificadamente, corren voces de cataclismo, hambres, sequías u otras
calamidades. En tales circunstancias hacen su aparición individuos
-"falsos cristos y falsos profetas- que realizarán señales y
prodigios" (v. 22), con excesivas prisas para creer y afirmar que poseen
la clave de los enigmas del tiempo y que disponen del eficaz "¡ábrete
sésamo!" capaz de barrer todas las dificultades.
Velar es, además, no dejarse desconcertar por las
dificultades que acosan a la Iglesia: persecuciones de todo orden, piensa
nuestro autor; o también, no dejarse sorprender por las divisiones que el
anuncio de la fe no deja de causar en las comunidades humanas, especialmente en
las familiares, en las cuales, cuando unos aceptan, otros rechazan. Estos
dramas no pueden impedir la predicación de la Buena Noticia en el mundo entero.
El autor de los Hechos de los Apóstoles va mucho más allá al afirmar, por
propia experiencia, que estas odiosas persecuciones, en realidad favorecen a la
predicación del Evangelio (Hch 8. 18, etc.) Cualquiera que sea la importancia
que estos dramas parezcan tener, lo único que en definitiva tienen es una
orientación profunda, que ha de ser objeto de una atención permanente, tenaz y
vigilante, por parte de los cristianos. Esta orientación es la intervención
divina obradora de la salvación de los hombres; es la venida de JC: su
manifestación final, que se verifica ya, día tras día, a medida que el Reino de
Dios va siendo un poco más aceptado por los hombres.
En última instancia, la vigilancia es la
disponibilidad para la última venida y para la venida de cada día.
Es fácil pedir: "¡Venga a nosotros tu
Reino!"; esta oración "acelera" el cumplimiento de la promesa.
Más difícil es estar preparado y prepararlo todo para esta venida.
LOUIS MONLOUBOU - LEER Y PREDICAR EL EVANGELIO DE MARCOS - EDIT. SAL
TERRAE SANTANDER 1981.Pág. 164
3. J/CIENCIA:
Muchos exegetas no logran captar una distinción
sustancial entre este texto y el precedente. Sin embargo, basta observar cómo
el evangelista opera una clara distinción entre el acontecimiento que puede ser
relativamente previsto, o sea, la destrucción del templo, y el día del que nadie
sabe nada: el de la "parousía" de Cristo.
Esta fecha, absolutamente secreta, no es conocida
por los ángeles ni por el Hijo del hombre, sino solamente por Dios. Muchos
preguntan cómo Jesús, siendo Dios y presentado como tal en este evangelio,
puede no conocer la fecha del fin.
A esto hay que responder, en primer lugar, que el
misterio de la Encarnación no deja de ser misterio: sabemos, en efecto, que
Jesús fue un hombre como todos los demás y que tuvo las naturales lagunas
culturales de sus contemporáneos. Él sabría hablar el arameo, entendería algo
el hebreo, y chapurrearía las frases más corrientes en griego helenista: ni más
ni menos que sus contemporáneos. Sin embargo, hay aquí una observación muy
fina: se trata del "hijo del hombre".
Ya hemos visto cómo la cristología del segundo
evangelio es una cristología del hijo del hombre. Ello quiere decir que Jesús,
en cuanto "hijo del hombre", debe comunicar un determinado mensaje
con sus límites y sus fronteras. En este mensaje no entraba satisfacer la curiosidad
de los hombres con respecto al final de la "película humana".
El significado de la exhortación es claro y
perfectamente coherente con el contexto: se pide a los creyentes la máxima
vigilancia: "velad, porque no sabéis a qué hora viene el amo de la casa,
si por la tarde o a medianoche o al primer canto del gallo". Lo
interesante es que no vuelva de forma imprevista y os encuentre
"cabeceando". Por lo tanto, a los creyentes se les pide que renuncien
a realizar cálculos y a hacer previsiones sobre el fin, más o menos próximo, de
los tiempos. Por el contrario, deberían aguardar sin temor alguno aquel fin,
empleando el tiempo presente en el trabajo incansable de cada día.
Abstenerse de las actividades humanas para
prepararse mejor para el final no es una interpretación válida del discurso de
Jesús.
COMENTARIOS A LA BIBLIA LITURGICA NT - EDIC MAROVA/MADRID 1976.Pág. 1197
La finalidad de la apocalíptica es, sobre todo, la
de revelar la fecundidad escondida de la fe en Dios, que en este mundo parece
haber fracasado. Por tanto, no pretende, en primer lugar, inculcar la
fidelidad, sino más bien consolar a los que la viven. Pero Marcos siente la
necesidad de inculcar ante todo la fidelidad a Cristo: "Fijaos bien que
nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi lugar y dirán: "yo soy el que
esperábais, y engañarán a muchos" (13, 5-6). Y más adelante: "Si
alguien os dice entonces: "mira, el Cristo está aquí" o "está
allá", no le creáis. Ya que aparecerán falsos cristos y falsos profetas
que harán señales y prodigios con el fin de engañar" (13, 21-22).
Parece como si Marcos viviera en una situación
(quizás piensa en los diversos movimientos revolucionarios y mesiánicos que
surgieron en Palestina en el decenio 60-70) de fermentos engañosos y sugestivos,
ante los cuales es necesario permanecer apegados a la fe tradicional.
Además de la invitación a la fidelidad, hay en el
discurso una llamada al coraje en la persecución. La persecución no es ni mucho
menos un mentís contra el Reino, sino simplemente un lugar de testimonio y
hasta una situación en que aflora un drama mucho más grande: la lucha entre el
bien y el mal, entre Dios y Satanás.
Y finalmente la proximidad. Marcos cree firmemente
en la "inminencia" de la parusía: la parábola de la higuera es muy
clara en este sentido.
Pero la inminencia no es un hecho cronológico, de
hoy o de mañana.
PARUSIA/TIEMPO:La parusía es al mismo tiempo inminente e imprevisible: el Señor puede
llegar hoy, pero nadie puede estar seguro de que sea hoy su venida, ya que
nadie puede disponer de un acontecimiento que sólo depende de la voluntad
soberana de Dios. Por eso el único comportamiento realmente serio es la
vigilancia, estar siempre dispuestos a acogerlo, en cualquier momento y lugar.
La exhortación a la vigilancia se repite como un estribillo (versículos 5, 9,
23, 33, 35, 37). Se trata de una llamada que no es frecuente en la apocalíptica
judía y en la teología rabínica; es típicamente cristiana. Y es una vigilancia
doble: contra las ideas de los exaltados y contra las especulaciones de los
falsos profetas por una parte, y contra la relajación de los que se acomodan a
este mundo, por otra.
Parece como si Marcos tuviera ante la vista un
doble peligro: efectivamente; por un lado, parece dirigirse a unas personas que
han descuidado la vigilancia y no viven ya en la perspectiva escatológica,
adaptándose quizás demasiado bien a este mundo; por otro, se opone a los que
parecían creer que el final era inminente. A los primeros les dice:"Estad
atentos y vigilad. Los hechos y los comportamientos de nuestra época indican
que están ya a punto de empezar las agitaciones escatológicas." Y a los
otros les dice: "No ha llegado todavía el final. Ni siquiera el Hijo del
Hombre conoce la fecha." Finalmente, queremos señalar los diversos
aspectos que encierra la vigilancia cristiana, tal como se deducen del conjunto
del discurso y especialmente de la parábola del señor que regresa de noche a su
casa.
Vigilar significa estar constantemente alerta,
despiertos, en situación de espera. Significa vivir una actitud de servicio
permanente, a disposición del amo, que puede regresar en cualquier momento.
Significa, finalmente, lucha, fatiga, renuncia. No significa ni mucho menos
indiferencia o falta de compromiso ante las obligaciones de cada día.
BRUNO MAGGIONI - EL RELATO DE MARCOS - EDIC. PAULINAS/MADRID 1981.Pág.
187
5.VIGILANCIA. LA PARÁBOLA DEL PORTERO centra la
atención del evangelio de hoy.
Esta parábola es de las que describen UNA ACCIÓN.
La intención del parabolista es atraer la atención sobre esta acción que se
convierte en paradigmática y así proponerla a los oyentes. He aquí la parábola
del Portero: "se le recomienda QUE VIGILE"; así, vigilar se convierte
en una acción significativa en la que están implicados los oyentes: "igual
tenéis que vigilar vosotros".
Convirtiéndose en una propuesta concreta para la
situación eclesial presente: "no sea que os encuentre dormidos".
El Reino de Dios es una acción progresiva en la que
se nos invita a entrar. Hoy se nos propone entrar VIGILANDO. La acción de
vigilar comporta no dormirse, en nuestro caso no se sabe hasta cuándo. Noten el
interés de la parábola del Portero por mostrar LA GRATUIDAD DE LA ACCIÓN DE
VIGILAR.
J. FONTBONA - MISA DOMINICAL 1990/22
6.- Se abre el Adviento con esta fuerte llamada de
Marcos a la vigilancia. Es el Señor quien nos la recomienda insistentemente:
"Al atardecer, a medianoche, al canto del gallo, al amanecer", las
cuatro vigilias en que se dividía la noche. Es que no se puede dormir. Velad
como el portero de la casa, como el jugador en espera del número de la suerte,
o el hombre de negocios la ocasión propicia; como el profeta a la escucha de
cualquier signo: como la novia que espera la llegada del amado; como el
guardaespaldas para defender a la persona encomendada.
Sabe el Señor que tendemos fácilmente al sueño y a
la modorra. Vivimos distraídos, descuidados y olvidados, como aquellas vírgenes
necias cuyas lámparas terminaron apagándose. Así dejamos escapar la
oportunidad. Y Dios puede venir en cualquier oportunidad. Cristo se hace
presente en cualquier oportunidad. Necesitamos velar para reconocerlo y
acogerlo. Es lo propio del Adviento. El Señor está cerca. El Señor viene. Es el
tiempo de la preparación.
CARITAS - UN AMOR ASI DE GRANDE - ADVIENTO Y NAVIDAD 1990.Págs. 23
7. MIRAR/VER
Consigna para el Adviento: «Mirad». Pregón para el
Adviento: «Vigilad». Consejo para el Adviento y para siempre: «¡Velad!». Y es
que se nos cierran los ojos, que nos dormimos y nos distraemos, nos embotamos y
nos cansamos.
Mirad. Dicen que vemos, pero que no miramos. Mirar
es ver con detenimiento y profundidad. Mirar es fijar los ojos con interés y
con alguna esperanza. Mirar es dejarse sorprender. Miremos de verdad a las
personas, a las cosas, a los acontecimientos, a la vida. Miremos con los ojos
del niño expectante y confiado. Que no se hagan callos en tus ojos. Si miramos
todo con amor y con esperanza, no tardaremos en descubrir las huellas del
Amado.
Vigilad. Vivimos tan distraídos y divertidos, tan
alienados y despreocupados, tan dormidos, que nos resbala la vida. Dejamos
escapar cantidad de oportunidades. Se nos escapan cantidad de valores. Ni
siquiera rozamos el misterio. Y todo tiene su misterio. Hay algo más que lo que
vemos a simple vista. Y ese algo más es el toque de la gracia, la presencia
divina, que nos envuelve y acompaña, que nos sorprende y nos promete, que
siempre nos espera.
Vigilad. Velad. La vigilancia es fruto de la fe, de
la esperanza y del amor. Vigilamos cuando esperamos, vigilamos cuando creemos,
vigilamos cuando confiamos, vigilamos cuando amamos. No dejemos de velar.
CARITAS - VEN.../ADVIENTO Y NAVIDAD 1993.Pág. 28
8.- ¿Por qué será que Cristo nos recomienda con
tanta urgencia el "velad"? Velad como el portero de la casa, como el
centinela de la ciudad, como la esposa cuando espera la llegada del amado.
Velad, porque Dios es sorprendente. El viene siempre, pero no sabemos cuándo,
cómo y por dónde.
Velad para no dormir, dejando pasar la ocasión del
encuentro. Velad para reconocer y acoger a Dios, siempre que quiera
presentarse. Velad, pero cumpliendo cada uno su tarea. Velad, porque la
vigilancia es hija de la esperanza. Velad, porque vivimos en un adviento
continuado.
CARITAS/84-2.Pág. 13