DOMINGO JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO CICLO A – 22 NOVIEMBRE 2020
NUESTRA VIDA DEPENDE DE MT. 25, 40
Otra lección a propósito de
la mirada de Dios sobre nuestra vida. ¿Cómo nos juzgará? La respuesta se encuentra
en este capítulo. Se trata del balance final de todas las vidas: el juicio
final. ¿De qué forma reaccionará Dios ante ese enorme almacenamiento?
¿Analizará con una computadora nuestras epopeyas, muestras tragedias? No es eso
lo que nos dice Jesús; corremos el peligro de vernos desconcertados por la
decisión tan breve, por la rapidez de la sentencia y por la sencillez del
juicio: Tuve hambre y me diste de comer: pasa adelante.
Situemos bien la escena: es
la última enseñanza de Jesús y su esfuerzo supremo por situaciones ante lo
esencial. ¡Cuántas veces habrá insistido en el peligro de ser unos veleidosos:
saborear en la imaginación las cosas bonitas que hay que hacer... y que no hacemos. Conoce nuestra tendencia a
escapar de las exigencias concretas del amor mediante largos debates e
ilusiones: Basta con amar... Vivir amando... Cómo encontrar a Dios en nuestros
hermanos... Cómo ver a Cristo en el más pobre... Bien, muy bien.
Pero llegará el día en que
desnudará nuestros actos. ¿Has actuado cuando una persona o una colectividad
tenían necesidad de ti? ¿Sí o no? Esa es la diferencia entre los benditos y los
malditos, ése es el peso real de la vida de un hombre y su juicio para toda la
eternidad. Tú aprovechaste bien las ocasiones de ayudar: entra en el reino...
Tú esquivaste el hombro: vete lejos de mí. Pero, Señor, yo tenía muchas ganas
de encontrarme contigo, de vivir contigo, de vivir de ti. ¿Qué hiciste por mis
hermanos ? Te juro que si hubiera
sabido que...
¿Qué hiciste? Cada vez que
soñamos con encontrar a Jesús, debería saltar el disparador Ante nuestros ojos:
el cartel luminoso de Mt 25, 40, donde se juega nuestra vida: cada vez que
hiciste el bien con un hermano mío de esos más humildes, lo hiciste conmigo.
Lo que hay de grandioso en
esta evocación del juicio final debería darnos a comprender el valor del gesto
más modesto de amor. Al final, sólo importará una cosa, lo que se haya hecho
realmente por socorrer una necesidad. La lista clásica recogida por Jesús no
deja de prolongarse: Era analfabeto y me enseñaste a leer...Era minusválido y
tú, arquitecto, pensaste en viviendas accesibles... Era refugiado y me
acogiste.
Sólo por estos caminos es
por donde se encuentra a Cristo rey. Su reino es un mundo de gentes que ayudar
que ayudan. Cada vez que ayudamos a alguien, escogemos a Jesús por rey.
R.P. Roland Vicente Castro JUárez
ANTIFONA DE ENTRADA
Ap 5, 12; 1,6
Digno es el cordero degollado de
recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza y el honor. A él la
gloria y el poder, por los siglos de los siglos.
ORACION COLECTA
Dios
todopoderoso y eterno, que quisiste
recapitular todas las cosas en tu Hijo muy amado, Rey del Universo, haz que la
creación entera, liberada de la esclavitud, sirva a tu majestad y te glorifique
sin fin. El, que vive y reina contigo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del Profeta Ezequiel 34, 11-12.
15-17
Así dice el Señor Dios: Yo mismo
en persona buscare a mis ovejas siguiendo su rastro. Como un pastor sigue el
rastro de su rebaño cuando se encuentran las ovejas dispersas, así seguiré yo
el rastro de mis ovejas; y las libraré, sacándolas de todos los lugares donde
se desperdigaron el día de los nubarrones y de la oscuridad.
Yo mismo apacentaré mis ovejas,
yo mismo las haré sestear —oráculo del Señor Dios—.
Buscaré las ovejas perdidas, haré
volver las descarriadas, vendaré a las heridas, curaré a las enfermas; a las
gordas y fuertes las guardaré y las apacentaré debidamente.
En cuanto a vosotras, ovejas
mías, así dice el Señor Dios: He aquí que yo voy a juzgar entre oveja y oveja,
entre carnero y macho cabrío.
SALMO
RESPONSORIAL (22)
El Señor es mi pastor, nada me falta.
El
Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar. R.
Me
conduce hacia fuentes tranquilas, y repara mis fuerzas; me guía por el sendero
justo, por el honor de su nombre.
R.
Preparas
una mesa ante mí enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi
copa rebosa. R.
Tu
bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en
la casa del Señor, por años sin término. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del Apóstol
San Pablo a los Corintios 15, 20-26a. 28
Hermanos: Cristo ha
resucitado, primicia de todos los que han muerto. Si por un hombre vino la
muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos,
por Cristo todos volverán a la vida.
Pero cada uno en su
puesto: primero Cristo como primicia; después, cuando él vuelva, todos los
cristianos; después los últimos, cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino, una
vez aniquilado todo principado, poder y fuerza.
Cristo tiene que reinar hasta
que Dios «haga de sus enemigos estrado de sus pies».
El último enemigo
aniquilado será la muerte. Al final, cuando todo esté sometido, entonces
también el Hijo se someterá a Dios, al que se lo había sometido todo.
Y así Dios lo será todo
para todos.
ACLAMACION
ANTES DEL EVANGELIO Mc 11, 9b-10ª.
Aleluya. Bendito el que viene en el nombre del
Señor. Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David. Aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 25, 31-46
En
aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Cuando venga en su gloria el Hijo del
Hombre y todos los ángeles con él se sentará en el trono de su gloria y serán
reunidas ante él todas las naciones.
El
separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras.
Y
pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el
rey a los de su derecha: Vengan ustedes, benditos de mi Padre; heredan el reino
preparado para ustedes desde la creación del mundo.
Porque
tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me distes de beber, fui forastero
y me hospedaste, estuve desnudo y me vestiste, enfermo y me visitaste, en la
cárcel y vinieron a verme.
Entonces
los justos le contestarán: Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos,
o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o
desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a
verte?.
Y
el rey les dirá: Les aseguro que cada vez que lo hicieron con uno de éstos mis
humildes hermanos, conmigo lo hicieron.
Y
entonces dirá a los de su izquierda: Apártense de mí, malditos; vayan al fuego
eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me diste
de comer, tuve sed y no me diste de beber, fui forastero y no me hospedaste,
estuve desnudo y no me vestiste, enfermo y en la cárcel y no me visitaron.
Entonces
también éstos contestarán: Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o
forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel y no te asistimos?. Y él
replicará: Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con uno de éstos, los
humildes, tampoco lo hicieron conmigo. Y éstos irán al castigo eterno y los justos
a la vida eterna.
PLEGARIA UNIVERSAL
Jesucristo es el Rey de la
humanidad y del mundo entero, pidámosle que su reinado en nuestras vidas nos
haga servidores del bien y la justicia en medio del mundo. Digámosle: R.-
Reina entre nosotros, Señor.
1.-
Por el Papa Francisco y los pastores de
la Iglesia: para que promuevan con gozo y celo ardiente el reinado de Cristo en
el corazón de cada creyente y en toda la sociedad. Oremos. R.
2.-
Por las comunidades cristianas: para que confiando en el poder que nos viene de la resurrección de Cristo,
experimentemos la fortaleza que esta Fuente divina nos ofrece en toda
tribulación. Oremos. R.
3.-
Por los gobernantes de nuestro país: para que comprometidos con el bien común,
promuevan la salud y la vida de todo, contando con el auxilio de Dios, fuente
de la vida. Oremos. R.
4.-
Por nuestra parroquia y cada uno de nosotros: para que nos sintamos entre todos
verdaderos hermanos, y no desatendamos a los más necesitados que cada familia
tiene a su lado. Oremos. R.
5.-
Por los padres y madres de familia: para que acompañen y cuiden con amor a sus
hijos en este tiempo en que están aislados y a la vez más expuestos y
vulnerables. Oremos. R.
6.-
Por todos nosotros: para que no dejemos debilitar nuestra fe en este tiempo en
que los templos permanecen cerrados: meditemos en cada la Palabra de Dios y
usemos los medios virtuales para alimentar la fe. Oremos. R.
Te proclamamos Rey y Señor de nuestra vida, nuestras familias
nuestro pueblo. Que te permitamos ser soberano en todos los estratos de nuestra
sociedad y la nación entera; estamos seguros de que contigo glorificamos al
Padre y venceremos la epidemia y cualquier otro mal. Porqué eres el Hijo eterno
de Dios y nuestro hermano. Amen.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Al ofrecerte, Señor, el sacrificio de la reconciliación humana,
pedimos humildemente que tu Hijo conceda a todos los pueblos los dones de la
paz y de la unidad. Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTIFONA DE COMUNION Sal 28, 10-11
El Señor se sienta como Rey
eterno, el Señor bendice a su pueblo con la paz.
yo tendré mi espada
en alto como la usa mi Señor a Él nada
lo ha derrotado su fuerza es la de Dios.
PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 23: Ap 14, 1-3.4b-5.; Sal 23; Lc 21,
1-4.
Martes 24: Ap 14, 14-19; Sal 95; Lc 21,
5-11.
Miércoles 25: Ap 15, 1-4; Sal 97; Lc 21, 12-19.
Jueves 26: Ap 18, 1-2.21-23; 19. 1-3.9ª; Sal
99; Lc 21, 20-28.
Viernes 27: Ap 20, 1-4.11-21,2; Sal 83; Lc
21, 29-33.
Sábado 28: Ap 22, 1-7; Sal 94; Lc 21, 34-36.
Domingo 29: Is 63, 16b-17.19b; 2b-7; Sal 79; Cor 1, 3-9, Mc 13, 33-37.
COMENTARIOS AL EVANGELIO
Mt 25, 31-46
1. RD/FRATERNIDAD: EL HOMBRE HERMANO DE LOS HOMBRES
REALIZA EL REINO MESIÁNICO, PUESTO QUE SU OBRAR, SEA O NO CONSCIENTE, ES DE
DIOS. JUICIO/2-MEDIDAS.
Mateo ha explicado
cómo los miembros del pueblo elegido debían practicar la vigilancia, si querían
entrar a formar parte del Reino escatológico (Mt 24.-25.). Ahora va a contestar
a la pregunta en torno a lo que será de los paganos en esa aventura.
El pensamiento
judío era muy simplista a este respecto, puesto que se imaginaba sencillamente
que el juicio de Dios confundiría a todos los paganos (Is 14. 1-2; 27. 12-13).
La descripción que hace Mateo de este juicio ofrece muchos matices.
Mateo es sin
duda el redactor final de este pasaje: los vv. 31, 34 y 41 son con toda
seguridad obra de su mano, porque no era Cristo quien se llamaría a Sí mismo
rey ni quien se atribuiría a Sí mismo las funciones de juez, que estaban
reservadas al Padre. El resto de los versículos se remonta ciertamente a Jesús,
pero parece ser que su disposición actual es obra del evangelista.
Puede
distinguirse, en efecto, una corta parábola del pastor que separa a las ovejas
de los cabritos (vv. 32-33) y una serie de palabras en las que Jesús se
identifica con aquellos a quienes se ha hecho bien (vv. 35-40, 42-45), palabras
que pudieron ser en origen prolongación de Mt 10. 42.
a)La separación
entre ovejas y cabritos (vv. 32-33) es una imagen tomada de las prácticas
pastorales palestinas, según las cuales los pastores separan a los carneros de
las cabras, ya que éstas, por ser más frágiles, requieren una mayor protección
del frío. Es probable que Cristo quiera atribuirse tan solo, por medio de esta
parábola, las funciones judiciales del pastor de Ez 34. 17-22. En este caso,
desearía recordar que el "juicio" no será una separación entre judíos
y no judíos, sino, tanto dentro como fuera del rebaño, una separación entre
buenos y malos. El juicio no será ya ético, sino moral.
b)Mateo añade a
esta parábola del pastor unas palabras de Cristo que debieron de ser
pronunciadas en otro contexto. Se refieren ante todo a la acogida que hay que
dar a los "pequeños" (vv. 40 y 45). En labios de Jesús, la palabra
pequeños designa especialmente a los discípulos (sobre todo en Mt 10. 42 y 18.
6, probablemente en Mt 18. 14 y 18. 10). Se trata de quienes se hacen pequeños
con vistas al Reino, que lo han abandonado todo para dedicarse a su misión.
Esos pequeños se han hecho ahora grandes y están asociados al Señor para juzgar
a las naciones y reconocer a quienes les han dado acogida (cf. Mt 10. 40).
c) ¿Cabe la
posibilidad de dar al pasaje de Mateo una interpretación más amplia y ver en
los pequeños no sólo a los discípulos de Cristo, sino a todo pobre amado por sí
mismo, sin conocimiento explícito de Dios? Parece que sí puede hacerse si se
tiene en cuenta la insistencia del pasaje en torno al hecho de que los
beneficiarios del Reino ignoran a Cristo, cosa apenas concebible por parte de
personas que reciben a los discípulos y su mensaje. Además, las obras de
misericordia enumeradas en los vv. 35-36 son precisamente las que la Escritura
definía como signos de la proximidad del reino mesiánico (Lc 4. 18-20; Mt 11.
4-5) y sin limitarlas al beneficio exclusivo de los discípulos.
La caridad
aparece como el instrumento esencial de la instauración del Reino de Dios (1 Co
13. 13).
En cualquier
caso, lo que sí es cierto es que un cristiano del siglo XX no puede marginar
esta cuestión, sea o no sea la de Mateo. Cristo se presenta en ella, en efecto,
no sólo como el Hijo del hombre esperado por los judíos, sino también como el
pastor de Ezequiel: no quiere que el logro del Reino dependa de una pertenencia
física al pueblo elegido, y trata de definir las condiciones en las que un
extraño al pueblo elegido puede ser justificado. Ahora bien: está claro que
Jesús no se detiene en el reconocimiento que el pagano podría adquirir respecto
a Dios y a su Mesías: este conocimiento de Dios no es un criterio suficiente.
Para él, el único criterio válido es la red relacional en la que el hombre se
sitúa respecto a sus hermanos y especialmente a los más pobres de entre ellos,
y este criterio se basta a sí mismo, vaya o no acompañado de un conocimiento
explícito de Dios. Cristo propone, pues, un concepto profanizado del juicio de
Dios; desacraliza la teología judía en este punto: el hombre hermano de los
hombres realiza el reino mesiánico, puesto que su obrar, sea o no consciente,
es de Dios.
En cierto
sentido, hay dos pesos y dos medidas en el juicio de Dios según que recaiga
sobre la humanidad en general o sobre los miembros del pueblo elegido. Los
primeros darán cuenta de su esfuerzo en pro de un ser humano mejor; los
segundos darán cuenta de su vigilancia, que consiste en ver la presencia de
Dios en la red de las relaciones humanas. Sólo la fe da esa posibilidad. Los
cristianos están obligados no menos que los otros hombres a amar a sus
hermanos, pero la fe les obliga a significar la densidad divina contenida en
esa fraternidad y a ser así, de antemano, los testigos de lo que se aclarará en
el juicio, cuando Dios revele a todos los hombres su presencia y su acción en
la fraternidad y su solidaridad.
La asamblea
eucarística reúne a los hombres "vigilantes" para que sean
conscientes de la función que han de cumplir delante de Dios y de los hombres,
dando testimonio de la presencia de Dios en las relaciones humanas.
MAERTENS-FRISQUE MAROVA MADRID 1969.Pág. 294
2. D/OPRIMIDOS: LA IDENTIFICACIÓN DE DIOS CON LOS OPRIMIDOS
CONSTITUYE DESDE EL ÉXODO UNO DE LOS RASGOS CARACTERíSTICOS DEL DIOS
BíBLICO. RD/HUMANITARISMO: LO QUE HACE DEL
PAGANO UN MIEMBRO DEL PUEBLO DE DIOS ES SU HUMANITARISMO COMPROMETIDO CON EL
QUE LO PASA MAL.
La novedad de
este acontecimiento son sus participantes: "todas las naciones". Se
trata de los "goyim" o gentiles, es decir, de cuantos no forman parte
del pueblo santo de Dios, porque o no son judíos o no han aceptado el modo de
vida judío. Lo significativo del texto radica en esa presencia de los paganos
en el acontecimiento final, algo absolutamente impensable en la mentalidad de
los judíos contemporáneos de Jesús.
En sí mismo el
texto es una parábola, a través de la cual Jesús hace ver a sus discípulos que
en el futuro Reino de Dios pueden también tener cabida los no miembros del
Pueblo de Dios. Culmina así un planteamiento que Mateo ha ido desarrollando a
lo largo de su obra. Por tratarse de personas desconocedoras de Dios, la
inclusión de las mismas en el Reino de Dios no puede ir ligada al conocimiento
de Dios o al cumplimiento de su voluntad. Nada de eso, en efecto, menciona el
rey en la parábola; sus menciones son a situaciones y comportamientos sin
connotación alguna religiosa. Lo que hace del pagano un miembro del Reino de
Dios es su humanitarismo comprometido con el que lo pasa mal. Este humanitarismo
determina la calidad de su persona, haciéndola acreedora al título de
"justo", un título hasta ahora reservado exclusivamente a los
miembros del Pueblo de Dios y ligado al cumplimiento de la voluntad de Dios. Lo
que, en cambio, no constituye novedad dentro de la Biblia es la identificación
del rey con los necesitados: "cada vez que lo hicisteis con uno de mis
humildes hermanos, conmigo lo hicisteis". Esta identificación, en efecto,
constituye desde el Éxodo uno de los rasgos característicos del Dios bíblico.
Comentario.-La
imagen de un juicio universal final, sacada de este texto, está muy arraigada
en la conciencia cristiana, imagen consagrada además artísticamente por Miguel
Ángel en la Capilla Sixtina. Si el precedente análisis del texto es atinado,
dicha imagen resulta problemática, no porque el texto no hable de un juicio
(que sí lo hace), sino porque no es el juicio su intención prioritaria ni en
ese juicio toman parte los pertenecientes al Pueblo de Dios.
Frente a la
identificación de Pueblo de Dios y de Reino de Dios que hacían los
contemporáneos de Jesús, éste proclama la mayor amplitud del Reino sobre el
Pueblo, con la consiguiente consecuencia, sorprendente sin duda, de que al
Reino de Dios no se accede por la sola vía religiosa. Frente a una concepción
restrictiva del Reino de Dios, Jesús propone una concepción universal del
mismo. Esta es la intención prioritaria del texto y que convierte al mismo en
texto capital para la humanidad, por cuanto, al no hacer de la religión
condición esencial para encontrar a Dios, cualquier humano puede llegar a Él,
siempre que su vida tenga la calidad de la solidaridad. Es precisamente ésta la
calidad que caracteriza al Dios bíblico desde el Éxodo hasta Jesús. A través de
ella es como Jesús ha revelado a Dios y como se ha convertido en Rey del
Universo.
A. BENITO DABAR 1990/57
3.- La imagen
del pastor que separa las ovejas de las cabras está tomada del texto de
Ezequiel (primera lectura). Es importante no olvidar este detalle, pues sólo
así comprenderemos que se trata evidentemente de un juicio entre los
explotadores y explotados, entre los que hacen la injusticia y los que la
padecen. El Señor saldrá al fin en defensa de los pobres, de los que sufren, de
los perseguidos por su amor a la justicia...
El juicio será
según las obras, no según lo que decimos creer y confesar. Así que son las
obras las que distinguen y juzgan a los hombres al fin y al cabo, no las
palabras ni los rezos. Cualquier otra discriminación o distinción no vale nada
y no permanecerá: ni la raza, ni el dinero, ni la cultura, ni los honores...,
colocan en verdad a los hombres a la izquierda o a la derecha del Señor. Pero
las obras que pueden salvarnos son siempre obras de amor, porque la ley con la
que vamos a ser juzgados se resume en el amor.
El cumplimiento
del mandamiento del amor o su incumplimiento anticipa ya en el mundo el juicio
final. El que ama a Cristo en los pobres y se solidariza con su causa se
introduce en el reino de Dios.
EUCARISTÍA
1990/54
4.-El juicio
del que aquí se habla es universal. La promesa y la amenaza que este juicio
supone va dirigida sin distinción alguna a cristianos y paganos, a los
creyentes y a los ateos, a todos los hombres y a los pueblos.
La imagen del
pastor que separa las ovejas de las cabras está tomada del texto de Ezequiel
(primera lectura). Es importante no olvidar ese detalle, pues sólo así
comprendemos que se trata evidentemente de un juicio entre los explotadores y
explotados, entre los que hacen la injusticia y los que la padecen. El Señor
saldrá al fin en defensa de los pobres, de los que sufren, de los perseguidos
por su amor a la justicia...
El juicio será
según las obras, no según lo que decimos creer y confesar. Así que son las
obras las que distinguen y juzgan a los hombres al fin y al cabo, no las
palabras ni los rezos. Cualquier otra discriminación o distinción no vale nada
y no permanecerá: ni la raza, ni el dinero, ni la cultura, ni los honores...,
colocan en verdad a los hombres a la izquierda o a la derecha del Señor. Pero
las obras que pueden salvarnos son siempre obras de amor, porque la Ley con la
que vamos a ser juzgados se resume en el amor.
Notable y digna
de toda consideración es en primer lugar la pregunta de los bienaventurados. Se
ve que ellos no sabían lo que les esperaba, que ignoraban su amor a Cristo
cuando amaban a los pobres. Pasaban por ateos, incluso se confesaban así en el
mundo, y ahora resulta que son cristianos. Recordemos que Jesús dirigió las
bienaventuranzas a los pobres, a los que luchan por la justicia y por la
paz..., y sólo la última de ellas a los discípulos que confiesan explícitamente
su nombre en el mundo. En segundo lugar fijémonos en la respuesta de Cristo,
que se identifica con los pobres, con los forasteros, con los encarcelados, con
los enfermos. Y esto no sólo porque tales son los que padecen la injusticia,
sino también porque son los que buscan la justicia y luchan por alcanzarla.
En la pregunta
de estos condenados se ve, por el contrario, la triste posibilidad de perder la
vida y el reino de Dios que tienen cuantos en este mundo pretenden amar a Dios
y ser cristianos sin amar al prójimo y reconocer a Cristo en los pobres y
explotados. El cumplimiento del mandamiento del amor o su incumplimiento
anticipa ya en el mundo el juicio final. El que ama a Cristo en los pobres y se
solidariza con su causa se introduce en el reino de Dios; pero el que no ama y
explota a sus semejantes se excluye del reino de Dios. El juicio universal será
la manifestación y la proclamación de la sentencia definitiva, que se va
cumpliendo ya en nuestras vidas según nuestras obras.
EUCARISTÍA
1987/54
5.-Estamos ante
la última enseñanza de Jesús según el evangelio de Mateo. Su lenguaje es sobre
todo profético, aunque en algún momento se acerca a la parábola y a la alegoría.
Estas últimas palabras del Maestro nos describen la venida del Hijo del Hombre
en gloria y poder para el juicio; cuando se ha sentado en el trono y se dispone
a juzgar es llamado Rey: los que son juzgados le llaman Señor y, al hablar de
"mi Padre", se nos muestra también como el Hijo: los títulos que la
Iglesia primitiva da a Cristo resucitado, como expresión de su fe, se han
concentrado aquí en pocas líneas.
El juicio se
hace sobre todo el mundo ("todas las naciones"), como también a todos
debe ser predicado el Evangelio (cfr. 28,19). La descripción del juicio es
sobria, y estructurada en dos partes paralelas y antitéticas. La división
derecha e izquierda o entre ovejas y cabras -imagen que recuerda al pastor que
al caer la tarde reúne a su rebaño- es convencional y pedagógica.
Las palabras
con que se acoge o se rechaza la entrada al Reino son un repaso de las llamadas
obras de misericordia. Si toda la Ley consiste en amar a Dios y al prójimo
(cfr. evangelio del domingo 30), lo que aquí aparece es el amor manifestado en
hechos muy concretos. Por tanto, cada uno es declarado justo o es condenado
según haya servido a los demás o se haya abstenido de hacerlo.
Ante este
juicio aplicado por igual a "todas las naciones", cada uno de los dos
grupos contesta a coro expresando la extrañeza cuando oyen que al ocuparse de
un hermano o al dejar de hacerlo se lo hacían o rechazaban hacerlo al mismo
Cristo. Y esta pregunta prepara las palabras del Juez sobre la razón de la
sentencia: El Hijo del Hombre, Jesús, se hace solidario de aquellos que tienen
alguna necesidad de ayuda. "Estos, los humildes" no son sólo los
miembros de la Iglesia o comunidad de Cristo, sino que su alcance es universal,
como el juicio: esto significa que la identificación de Cristo con ellos es independiente
de su situación subjetiva.
Pero ni
siquiera los justos son plenamente conscientes de esta solidaridad hasta el
último momento, que será cuando aparezca el sentido pleno de cada una de las
obras. Por otro lado, estas acciones de las que aquí se habla no son cosas
excepcionales, sino hechos presentes en la vida de todos los días. Si el amor
conduce a Cristo a solidarizarse con cada uno de los hombres, estos significa
que el modo que tiene el creyente de manifestar su amor a Cristo es la
solidaridad con el hermano, con todo hombre. Y que aquel que actúa con amor y
misericordia, del mismo modo es juzgado; mientras que quien no ejerce la
misericordia, es juzgado sin misericordia.
J. ROCA - MISA
DOMINICAL 1981/22
6.- La
separación entre buenos y malos que se realizará a la hora del juicio
escatológico de Dios, será consecuencia de lo que cada uno habrá hecho en bien
de los demás. Toda persona necesitada es un sacramento de la presencia de Jesús
en medio de nosotros.
MISA DOMINICAL
1990/05
7. A-H/JUICIO
Dios santo, Señor y Dios nuestro,
tú que contemplas los cielos
en el infinito de tu gloria,
has tomado rostro de hombre
y has compartido la miseria
del más abandonado de entre los pobres.
Danos la fuerza de tu bendición.
Santifica nuestro corazón con el fuego de tu palabra
para que nuestros ojos reconozcan tu presencia
en la mano que se tiende
y en la mirada que mendiga nuestro amor.
Pues tu nos juzgarás sobre el amor
cuando llegue el día de tu juicio.
DIOS CADA DIA -
SAL TERRAE/SANTANDER 1989.Pág. 27