DOMINGO XXXIII T.O. - CICLO A – 15 NOVIEMBRE 2020
PEREZA
COMENTARIO
La
figura más significativa es la de este último administrador, el que recibe sólo
un talento de plata y se lo guarda hasta la vuelta del dueño. Temiendo
complicarse la vida, el administrador aquel debió pensar: "Si lo guardo y
se lo devuelvo al dueño en cuanto vuelva, no podrá decirme nada; por el
contrario, si negocio con él puede salirme mal".
Pero
el dueño, al llegar, le llama "negligente y holgazán", y lo despide
de su trabajo, porque lo que había que hacer no era guardar el dinero, sino
arriesgarse y sacarle fruto. ¡Y pensar que el administrador había obrado así
por prudencia, creyendo que aquello era lo más sensato que podía hacer para no
perder el dinero! ¡Qué imprudente había sido, en realidad! Todo esto es más o
menos lo que hacemos nosotros cuando decimos: "Yo estoy en paz con Dios
porque no hago daño a nadie, porque no me meto con nadie, y voy a misa y
rezo". (...).
No
es eso lo que quiere Dios, no es eso lo que predica Jesucristo. Un
cristiano no queda en paz con Dios porque no haga daño a nadie: actuar así es
hacer lo que el administrador que se guarda su talento y no lo hace rendir. Un
cristiano queda en paz con Dios cuando se esfuerza porque los dones que tiene
sirvan para que avance la causa del Evangelio en el mundo, para que crezca un
poco más en el mundo la esperanza, el amor, la fe.
Y ello, aunque
suponga complicaciones, riesgos, errores. Porque si uno se queda encerrado sin
preocuparse de nada, sin duda no se encontrará con ningún riesgo ni problema,
pero al final Dios le llamará "negligente y holgazán", como al
administrador del talento. Por el contrario, si uno quiere ser fiel, sin duda
se encontrará con momentos poco claros, y se equivocará probablemente más de
una vez. Pero Dios podrá decirle al final que ha sido fiel a lo que él quería:
que los dones que él ofrece a los hombres den fruto.
R.P. Roland Vicente Castro
Juárez
ANTIFONA DE ENTRADA
Jr 29, 11-12.14.
Dice el Señor: “Tengo designios de
paz y no de aflicción, me invocaran y yo los escuchare; los congregare
sacándolos de los países y comarcas por donde los disperse”.
ORACION COLECTA
Concédenos,
Señor, Dios nuestro, alegrarnos siempre en tu servicio, porque en dedicarnos a
ti, autor de todos los bienes, consiste la felicidad completa y verdadera. Por
nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del Libro de los Proverbios
31, 10-13. 19-20. 30-31
Una mujer hacendosa, ¿quién la
hallará?, vale mucho más que las perlas.
Su marido se fía de ella y no le
faltan riquezas.
Le trae ganancias y no pérdidas
todos los días de su vida. Adquiere lana y lino, los trabaja con la destreza de
sus manos.
Extiende la mano hacia el huso y
sostiene con la palma la rueca. Abre sus manos al necesitado y extiende el
brazo al pobre.
Engañosa es la gracia, fugaz la
hermosura; la que teme al Señor merece alabanza.
Cántenle por el éxito de su
trabajo, que sus obras la alaben en la plaza.
SALMO
RESPONSORIAL (127)
Dichoso el que teme al Señor.
¡Dichoso
el que teme al Señor y sigue sus caminos!. Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R.
Tu
mujer como parra fecunda, en medio de tu casa; tus hijos como renuevos de olivo
alrededor de tu mesa. R.
Esta
es la bendición del hombre que teme al Señor. Que el Señor te bendiga desde
Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén, todos los días de tu vida. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del Apóstol San
Pablo a los Tesalonicenses 5, 1-6
Hermanos: En lo
referente al tiempo y a las circunstancias no necesitan que lo escriba.
Saben perfectamente que
el Día del Señor llegará como un ladrón en la noche. Cuando estén diciendo:
«paz y seguridad», entonces, de improviso, les sobrevendrá la ruina, como los
dolores de parto a la que está encinta, y no podrán escapar.
Pero ustedes, hermanos,
no viven en tinieblas para que ese día no los sorprenda como un ladrón, porque
todos son hijos de la luz e hijos del día; no lo son de la noche ni de las
tinieblas.
Así, pues, no durmamos
como los demás, sino estemos vigilantes y vivamos sobriamente.
ACLAMACION
ANTES DEL EVANGELIO Jn 15, 4ª.5b.
Aleluya. Permanezcan en mí, y yo en ustedes, dice
el Señor; el que permanece en mi da fruto abundante. Aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 25, 14-30
En
aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: Un hombre que se iba al
extranjero llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le
dejó cinco talentos de plata; a otro, dos; a otro, uno; a cada cual según su
capacidad. Luego se marchó.
[El
que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros
cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos.
En
cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su
señor.]
Al
cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar
las cuentas con ellos.
Se
acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco,
diciendo: Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco. Su
señor le dijo: Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel
en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor.
Se
acercó luego el que había recibido dos talentos, y dijo: Señor, dos talentos me
dejaste; mira, he ganado otros dos.
Su
señor le dijo: Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel
en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor.
Finalmente,
se acercó el que había recibido un talento y dijo: Señor, sabía que eres
exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces; tuve miedo
y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo.
El
señor le respondió: Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabías que
siego donde no siembro y recojo donde no esparzo?. Pues debías haber puesto mi
dinero en el banco para que al volver yo pudiera recoger lo mío con los intereses.
Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará
y le sobrará; pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese
empleado inútil échenlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el
rechinar de dientes.
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos, hermanos, al Señor, que no se deja ganar en generosidad,
diciendo juntos: R.- Te rogamos,
óyenos.
1.-
Por el Papa Francisco y demás pastores de la Iglesia: para que asistidos por el
Espíritu Santo nos ayuden a caminar con esperanza hacia la patria celestial. Oremos.
R.
2.-
Por los bautizados: para que hagamos fructificar con responsabilidad el
precioso talento de nuestra fe: la vida divina recibida en el bautismo, la
Palabra de Dios, los sacramentos y la vocación personal. Oremos. R.
3.-
Por los padres y madres de familia: para que apoyándose recíprocamente eduquen
a sus hijos teniendo en cuenta el horizonte de la vida eterna. Oremos.
R.
4.-
Por los educadores en todo nivel: para que teniendo en cuenta el valor y la dignidad
de la mujer, los inculquen y promuevan con sus actitudes y enseñanzas. Oremos.
R.
5.-
Por toda mujer de nuestro país: para que siendo consciente de su dignidad y
noble vocación, viva conforme a ella, inspire respeto y sea valorada y
respetada por todos. Oremos. R.
6.-
Por cada habitante de nuestro país: para que sabiéndose creado a imagen de
Dios, reconozcan los dones y talentos recibidos y los desarrolle para
enriquecer la sociedad promover el bien
común. Oremos. R.
7.-
Por los que participamos en esta eucaristía: para que puesta nuestra confianza
en el Señor, trabajemos por su Reino con perseverancia, ilusión y entrega. Oremos.
R.
Que tu sabiduría, Señor, nos haga gustar de los bienes, de tu
Reino y que permanezcamos vigilantes mientras esperamos la llegada definitiva
de tu Hijo, que vive y reinan por los siglos de los siglos. Amen.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos, Señor, que estos dones, ofrecidos ante la mirada de tu
majestad, nos consigan la gracia de servirte y nos obtengan el fruto de una
eternidad dichosa. Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTIFONA DE COMUNION Sal 72, 28.
Para mí lo bueno es estar junto a Dios, hacer del Señor Dios mi
refugio.
ORACION
DESPUES DE LA COMUNION
Señor, después de recibir el don
sagrado del sacramento, te pedimos humildemente que nos haga crecer en el amor
lo que tu Hijo no nos mandó realizar en memoria suya. El, que vive y reina por
los siglos de los siglos.
PALABRA
DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 16: Ap 1, 1-4; 2,
1-5ª; Sal 1; Lc 18, 35-43.
Martes 17: Ap 3,
1-6.14-22; Sal 14; Lc 19, 1-10.
Miércoles 18: Ap 4,
1-11; Sal 150; Lc 19, 11-28.
Jueves 19: Ap 5, 1-10; Sal
149; Lc 19, 41-44.
Viernes 20: Ap 10,
8-11; Sal 118; Lc 19, 45-48.
Sábado 21: Ap 11, 4-12;
Sal 143; Lc 20, 27-40.
Domingo 22: Ez 34, 11-12.
15-17; Sal 22; Cor 15, 20-26-28; Mt 25,
31-46.
COMENTARIOS AL EVANGELIO
Mt 25. 14-30
1.- En cuanto a
la parábola que leemos hoy (y siguiendo lo que dice C.H. Dodd en "Las
parábolas del Reino", pág. 140-147), se puede intentar llegar a lo que
esta parábola significaría en la situación real de la vida de JC. De este modo
vemos que la parábola encuentra su centro de interés en el momento de rendir
cuentas. Los dos primeros empleados han aumentado el capital y son alabados,
mientras que el tercero, que creía que su cautela y honradez serían alabadas,
se encuentra ante un duro vituperio.
Pero esta
respuesta a su conducta no la recibe por ser demasiado miedoso y cobarde, sino
por algo peor: el señor le había confiado su dinero para que lo hiciera fructificar,
y él no ha cumplido con esta misión; es por lo tanto, un empleado inútil e
infiel, no sólo un empleado miedoso.
En la situación
en la que hablaba JC la aplicación era fácil. Los judíos piadosos buscaban su
seguridad personal en la observancia de la Ley, con el fin de hacer méritos
ante Dios, pero entre tanto, por su exclusivismo egoísta, la religión de Israel
se convertía en una magnitud estéril: los pecadores, los gentiles, el pueblo
sencillo, no se beneficiaban de la observancia farisaica de la Ley, y Dios no
percibía intereses de su capital. Por ello, Israel será desposeído de lo que
tiene, y se dará a un nuevo pueblo que, aceptando el riesgo que implica toda
inversión, sea capaz de hacer fructificar los dones recibidos.
Esta aplicación
inicial se transformó posteriormente, pasando la parábola a tener finalidad
parenética, ilustrando la máxima "al que tiene se le dará": el que
trabaja sus capacidades y su fe las aumenta; al que no las trabaja, se le
degradan y las pierde. Y aún hay, finalmente, un tercer estadio de
interpretación: la preocupación pasa entonces a la segunda venida de JC, que se
ve representado en el retorno del dueño, y la parábola comprendida como imagen
del juicio final: el empleado infiel será echado "fuera a las tinieblas;
allí será el llanto y el rechinar de dientes".
J. LLIGADAS
MISA DOMINICAL
1975/20
2.
En aquel tiempo
el que recibía una prenda de otro, si la enterraba en el suelo, en un lugar
seguro, quedaba libre de toda responsabilidad. Nuestro hombre no lo pensó dos veces:
fue y se dio prisa en enterrar el dinero de su señor, que le quemaba las manos.
Ahora ya puede sentirse tranquilo: ha cumplido. Cuando el señor se presente, ya
irá a desenterrarlo y correrá a devolverlo: "Aquí tienes lo tuyo".
Como quien se quita un peso de encima, mientras piensa: y ahora dejadme en paz
y no me molestéis más.
J. TOTOSAUS -
MISA DOMINICAL 1978/21
Las últimas
palabras del domingo pasado eran una invitación a vivir con la mirada puesta en
el futuro: "Velad porque no sabéis el día ni la hora". El texto de
hoy enlaza con esta invitación por medio de una partícula explicativa que, por
razones obvias, ha quedado fuera de la traducción litúrgica. Así pues el texto
quiere insistir y ahondar en la invitación del domingo pasado. Lo hace por
medio de una parábola. Es la historia imaginada de un hombre que marcha al
extranjero y confía sus bienes a tres empleados. A su vuelta, pasado mucho
tiempo, alaba la actividad llevada a cabo por dos de los empleados y recrimina
la inactividad del tercero.
*
Comentario.-Cuando el texto es una parábola, una tendencia bastante frecuente
es interpretar ésta en sentido alegórico, es decir, atribuyendo a cada
personaje y situación de la misma un significado concreto. Interpretación
alegórica de la parábola de hoy sería la siguiente: el hombre que se marcha es
Jesús subiendo al cielo. Los talentos, las capacidades que cada cristiano
tiene.
La vuelta, la
segunda venida de Jesús al final de los tiempos. El tiempo entre la marcha y la
vuelta de Jesús, la historia humana.
El rendimiento
de cuentas, el juicio final en el que cada uno deberá responder de las
capacidades recibidas. El premio y el castigo, el cielo y el infierno.
La
interpretación alegórica de las parábolas tiene varios inconvenientes: ruptura
con el contexto literario, desmenuzamiento y falta de sentido unitario, pérdida
de plasticidad y de evocación, ausencia de criterios uniformes de trasposición,
subjetivismo. Demasiados inconvenientes. Vamos a evitar, pues, todos hablar de
la parábola de hoy en términos alegóricos. En su lugar fijémonos en la
impresión de conjunto dentro del contexto. Lo podemos sintetizar de la
siguiente manera: el desconocimiento del día y de la hora no debe inducirnos a
pensar que ese día y esa hora no existen.
Algo ha
cambiado en la actitud de los cristianos del tiempo de Mateo respecto a la
venida del Señor. Parecen quedar ya lejos el interés y la excitación de ánimo
reflejados en la segunda carta que Pablo había escrito a los cristianos de la
ciudad griega de Tesalónica. A estos cristianos Pablo les pedía que no
perdieran el juicio ni vivieran en continua zozobra por lo que ellos
consideraban inminente venida del Señor (cf. 2 T 2. 1-2). En tiempo de Mateo,
la actitud parece haber pasado al extremo contrario: de la zozobra al
desinterés e indiferencia. ¿La venida del Señor? ¿Una historia abierta al
futuro de Dios y al encuentro con Él? A los cristianos del tiempo de Mateo
éstas les debían parecer ya preguntas carentes de sentido y tal vez ridículas.
Pero si la zozobra
que Pablo criticaba era mala, también lo es el otro extremo del péndulo
anímico, probablemente también el nuestro en esta cuestión. Con la parábola de
hoy Mateo quiere reavivar no la zozobra (esto queda para frustrados, personas
que han perdido el tren de la vida, agoreros y fatalistas), sino la vigilancia,
es decir, la actitud abierta al futuro de Dios y de nosotros con Él. Una vez
más, la plástica y la crudeza de las imágenes (esto es una parábola) ayudan más
que cien palabras a despertar esta actitud abierta o de vigilancia y que en la
parábola se expresa como actividad económica. Jesús era un maravilloso maestro
del lenguaje. No estropeemos su lenguaje lleno de garra ni lo entenebrezcamos
con nuestras alegorías del miedo. Miremos sin más hacia fuera de nosotros y
hacia adelante, hacia la línea del horizonte en que el Hombre (cada uno de
nosotros) y Dios se funden en un abrazo. Es el día y la hora.
ALBERTO BENITO
- DABAR 1987/55
5.- Cada uno
puede esconderlos de muchas maneras. Por ejemplo: cuando nos desentendemos de
ellos; incluso creyendo, vivimos en realidad de espaldas a Dios, por nuestra
cuenta y riesgo, procurando sólo lo que nos conviene. O cuando nuestra vida
cristiana es superficial; realizamos el bien cuando nos es fácil, pero dejamos
de lado lo que nos cuesta un esfuerzo, como nuestras verdaderas
responsabilidades o lo que nos pide la caridad que debemos a los demás. Vivimos
un cristianismo muy flojo.
O también
cuando nuestra fe es demasiado rutinaria y nos limitamos a ir tirando, sin aprovechar
toda la riqueza y la fuerza de los dones que Dios nos da para que -poco a poco
y sencillamente- vayamos creciendo como hijos y nos vayamos asemejando a la
imagen de su Hijo, Jesús. Cada uno de nosotros debe considerar con
responsabilidad cómo trabaja los dones de Dios, es decir, si está respondiendo
a lo que Dios espera de él.
J. COLOMER -
MISA DOMINICAL 1987/21
6.- La parábola
de los talentos, como la de las diez doncellas, de hace una semana, tiene un
fuerte matiz escatológico, con insistencia en la tarea que cada uno recibe en
este tiempo de espera de la venida del Señor.
El que va al
extranjero es una persona importante que libremente, porque así lo quiere,
confía sus bienes a los criados, de acuerdo con la capacidad de cada uno de
ellos, puesto que los conoce en profundidad. Hasta la vuelta del Señor, los
protagonistas son los sirvientes, que usan de modos distintos los bienes que se
les confiaron: dos de ellos arriesgan lo que tienen y -sin que se diga cómo-
consiguen duplicar los bienes, mientras que el tercero -con miedo de perderlo
todo- guarda temerosamente lo que se le confió. El punto más importante de la
parábola es la reprobación del tercero de los empleados, que viene preparada
por las palabras del señor a los dos primeros: ambos reciben la misma alabanza,
no por la cantidad de capital que han conseguido, sino porque los dos pusieron
en juego los bienes confiados y los hicieron progresar, y el señor les dice que
en esto consiste la fidelidad. La invitación hecha por su señor tiene resonancias
de recompensa escatológica.
No ocurre así
con el tercero de los empleados. Este excusa su falta de actividad en el
respeto, el miedo y las exigencias de su amo; ni siquiera se atrevió a colocar
el dinero en un banco. Se quedó con los brazos cruzados quizá porque creía que
su señor regresaría pronto y se ocuparía personalmente de lo que era suyo. No
ha tenido interés alguno en aumentar los bienes en que el señor le hizo
participar gratuitamente.
¿A quién iba
dirigida la parábola de Jesús? En general, a todos aquellos que ponen en primer
lugar la propia seguridad y comodidad en lugar de buscar el crecimiento de los
bienes del Señor. Concretamente, quizás a los que se consideraban guardianes de
la Ley, muy preocupados para que ellos no faltasen en nada y por guardarla en
toda su auténtica pureza y muy poco, en cambio, por buscar auténticos intereses
de Aquel que se la confió. El tercer siervo es llamado "negligente y
holgazán", en contraposición con los otros dos, que son fieles y
cumplidores. De este modo nos vamos dando cuenta de que la espera debe ser en
todo momento activa y responsable. El que hace fructificar el don recibido,
recibe aún más, mientras que quien no da fruto alguno pierde incluso el primer
don con que el señor lo había asociado a sí mismo. Este último empleado,
finalmente, es sacado fuera y separado de la fiesta a la que han sido invitados
los demás.
JOSÉ ROCA
MISA DOMINICAL
1993/14