“YO SOY TU RESURRECCIÓN”
COMENTARIO
En su diálogo con Martha, Jesús pide un sí que es capital para nuestras
relaciones con él: “Yo soy la resurrección y la vida. El que tiene fe en mí,
aunque muera, vivirá. Y todo el que está vivo y tiene fe en mí, no morirá
nunca. ¿Crees esto?”. Como es lógico, nos apresuramos a responder: ¡Tú eres la
vida”! Pero. ¿Qué clase de vida? Nosotros somos seres vivos. ¿Qué añade él a nuestra
vida? En realidad, somos pequeños vivientes, bajo la asechanza de la muerte.
Jesús quiere hacer de nosotros vencedores de la muerte. En el largo y dramático
relato de la resurrección de Lázaro, se evocan y se entremezclan tres tipos de
muerte: la de Lázaro, la de Jesús y la nuestra. Cuando emprende su ida a casa
de Lázaro, Jesús sabe que la muerte planea también sobre él: “Hace nada querían
apedrearte los judíos, ¿y vas a ir allí otra vez?”.
Cuando ve la enorme pena de María, Jesús también se siente conmovido y
apenado. Siente profundamente toda la miseria de la condición humana, llora al
amigo, comulga con la pena de sus hermanas y piensa en su muerte que está ya
cercana. Nunca había estado tan sumergido en nuestras tristezas. Los que
estaban a su lado se dijeron: “Vean cuanto quería a su amigo”. Pero también se extrañan,
lo mismo que nosotros: “¿Es este aquel hombre tan poderoso que decía: “Vengo a
traerles la vida? “Yo soy la resurrección y la vida?”. No está al margen de
nuestras penas, de nuestros dramas ni hasta de la muerte como quiere Jesús
hacernos vivir en plenitud. En lo más profundo de esta miseria que él soporta
con nosotros, va a dar una señal esplendorosa de la vida que vence a la muerte.
Se pone en pie y grita: “¡Sal fuera!”.
Como siempre, ante un signo hemos de comprender que se trata de un signo,
es decir de una invitación a ir más lejos. La resurrección de Lázaro es una
victoria sobre la muerte, pero una victoria provisional. Jesús no resucitará como
Lázaro. ¡Es algo muy distinto! Esta vez se tratará de una victoria total sobre
la muerte. La entrada en una vida “eterna”, no solamente en el sentido de
ilimitada sino de vida distinta. Humana, desde luego, pero con características
y dimensiones diferentes. Esta vida distinta es la que nos ofrece: ¡Enseguida!
De ahí precisamente aquel: “he venido para que vivan”. Y también aquella
afirmación extraordinaria porque está en presente: “Quién oye mi mensaje, posee
vida eterna, ya ha pasado de la muerte a la vida” (Jn 5, 24). Jesús fue
“resurrección” para él y será “resurrección” para nosotros. Acto de fe difícil,
pero que todos hacemos. O que no acabamos de ver bien es como Jesús es ya
resurrección.
No son cosas fáciles de concebir. Creemos que María, los santos pasaron
de este modo inmediatamente de una pura y luminosa vida de amor aquí abajo a la
plenitud eterna, pero nosotros probablemente arrastraremos hasta el final una
vida mezclada de muerte, porque no abrimos suficientemente nuestras compuertas
a la vida de Cristo.
R.P. Roland Vicente Castro Juárez
ANTIFONA DE ENTRADA Sal 42, 1-2
Hazme justicia, oh, Dios, defiende mi causa
contra gente sin piedad; sálvame del hombre traidor y malvado, porque tú eres mi
Dios y mi fortaleza.
ORACION COLECTA
Te pedimos,
Señor Dios nuestro, que, con tu ayuda, avancemos animosamente hacia aquel mismo
amor que movió a tu Hijo a entregarse a la muerte por la salvación del mundo.
Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura de la profecía de Ezequiel 37, 12-14
Así dice el Señor: «Yo mismo abriré los
sepulcros de ustedes, y los haré salir de ellos, pueblo mío, y los llevaré de
nuevo a la tierra de Israel. Y, cuando abra sus sepulcros y los saque de ellos,
pueblo mío, sabrán que yo soy el Señor. Les infundiré mi espíritu, y vivirán;
los estableceré en su propia tierra y sabrán que yo, el Señor, lo digo y lo
hago».
SALMO
RESPONSORIAL (129)
Del Señor
viene la misericordia, la redención copiosa.
Desde lo hondo a
ti grito, Señor; Señor, escucha mi voz; estén tus oídos atentos a la voz de mi
súplica. R.
Si llevas cuenta
de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? Pero de ti procede el perdón, y
así infundes respeto. R.
Mi alma espera en
el Señor, espera en su Palabra; mi alma aguarda al Señor, más que el centinela la
aurora. Aguarde Israel al Señor, como el centinela la aurora. R.
Porque del Señor
viene la misericordia, la redención copiosa; y Él redimirá a Israel de todos
sus delitos. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san
Pablo a los Romanos 8, 8-11
Hermanos: Los que viven sujetos a la
carne no pueden agradar a Dios. Pero ustedes no están sujetos a la carne, sino
al espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en ustedes. El que no tiene el Espíritu
de Cristo no es de Cristo. Pues bien, si Cristo está en ustedes, aunque el cuerpo
esté muerto a causa del pecado, el espíritu vive por la fuerza salvadora de
Dios. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en
ustedes, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús dará nueva vida a
sus
cuerpos mortales, por el mismo
Espíritu que habita en ustedes.
ACLAMACION
ANTES DEL EVANGELIO Jn 11, 25a.26
Yo soy la
resurrección y la vida — dice el Señor —; el que cree en mí no morirá para
siempre.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Juan 11,
1-45
En aquel tiempo, había un hombre enfermo que se llamaba Lázaro, natural
de Betania, el pueblo de María y de su hermana Marta. María era la que ungió al
Señor con perfume y le secó los pies con su cabellera; el enfermo era su
hermano Lázaro.
Las hermanas mandaron a Jesús este mensaje: «Señor, tu amigo está
enfermo». Jesús, al oírlo, dijo: «Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino
que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado
por ella». Jesús quería mucho a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando se
enteró que este se encontraba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba.
Después dijo a sus discípulos: «Vamos otra vez a Judea».
Los discípulos le replicaron: «Maestro, hace poco intentaban apedrearte
los judíos, ¿y vas a volver allí?». Jesús contestó: «¿No tiene el día doce
horas? Si uno camina de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero
si camina de noche, tropieza, porque le falta la luz». Dicho esto, añadió:
«Lázaro, nuestro amigo, está dormido; voy a despertarlo».
Entonces le dijeron sus discípulos: «Señor, si duerme, se salvará ».
Jesús se refería a su muerte; en cambio, ellos creyeron que hablaba del sueño
natural. Entonces Jesús les dijo claramente: «Lázaro ha muerto, y me alegro por
ustedes de que no hayamos estado allí, para que crean. Y ahora vamos a su
casa». Entonces Tomás, apodado el Mellizo, dijo a los demás discípulos: «Vamos también
nosotros y muramos con Él». Cuando Jesús llegó, Lázaro llevaba ya cuatro días
enterrado. Betania distaba poco de Jerusalén: unos tres kilómetros; y muchos
judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su
hermano. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras
María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado
aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aún
ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá».
Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará». Marta respondió: «Sé que resucitará
en la resurrección del último día». Jesús le dice: «Yo soy la resurrección y la
vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree
en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?». Ella le contestó: «Sí, Señor: yo
creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo». Y
dicho esto, fue a llamar a su hermana María, diciéndole en voz baja: «El
Maestro está ahí y te llama». Apenas lo oyó, se levantó y salió adonde estaba
Él; porque Jesús no había entrado todavía en el pueblo, sino que estaba aún
donde Marta lo había encontrado.
Los judíos que estaban con ella en casa consolándola, al ver que María
se levantaba y salía deprisa, la siguieron, pensando que iba al sepulcro a
llorar allí. Cuando llegó María adonde estaba Jesús, al verlo se echó a sus
pies diciéndole: «Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano».
Jesús, viéndola llorar a ella y viendo llorar a los judíos que la acompañaban,
se conmovió
profundamente y se estremeció. Después preguntó: «¿Dónde lo han
enterrado?». Le contestaron: «Señor, ven a verlo». Y Jesús lloró. Los judíos
comentaban: «¡Cómo lo quería!». Pero algunos dijeron: «Y uno que le ha abierto
los ojos a un ciego, ¿no podía haber impedido que muriera este?».
Jesús, sollozando de nuevo, llega al sepulcro. Era una cueva tapada con
una piedra. Dijo Jesús: «Quiten la piedra». Marta, la hermana del muerto, le
dijo: «Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días». Jesús le dijo: «¿No te he
dicho que si crees verás la gloria de Dios?». Entonces quitaron la piedra.
Jesús, levantando los ojos a lo alto, dijo: «Padre, te doy gracias porque me has
escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me
rodea, para que crean que tú me has enviado».
Y dicho esto, gritó con voz potente: «Lázaro, ven afuera». El muerto
salió, con los pies y las manos atados con vendas, y la
cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: «Desátenlo y déjenlo ir».
Y muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo
que había hecho Jesús, creyeron en Él.
PLEGARIA UNIVERSAL
Al único
Señor del que viene la misericordia y la vida, la redención copiosa, oremos
diciendo: R. Padre, escúchanos.
1.- Para que Cristo, que dio su Espíritu a la
Iglesia, haga de cada uno de los cristianos testigo de su presencia salvadora
en nuestra historia. Oremos al Señor. R.
2.- Para que el Papa, nuestro obispo y todos
los sacerdotes y misioneros transmitan la certeza de que Jesús es la
resurrección y la vida. Oremos al Señor. R.
3.- Para que los gobiernos que están
dominados por la corrupción, la deslealtad, el fraude y la injusticia abandonen
los intereses partidistas y no traicionen la confianza que los ciudadanos
depositaron en ellos. Oremos al Señor. R.
4.- Para que los enfermos y vulnerables,
miembros más débiles de nuestra sociedad, descubran en sus vidas la presencia
de Jesús, médico de las almas y de los cuerpos. Oremos al Señor. R.
5.- Para que Dios sea el consuelo de los que
lloran la muerte de sus seres queridos, les dé la paz y los haga esperar con fe
en la resurrección definitiva. Oremos al Señor. R.
6.- Para que Dios nos ayude a recuperar el
valor y sentido de la trascendencia y la fe en la resurrección, y se traduzca
en alegría y gozo. Oremos al Señor. R.
Dios de la
vida y de la historia, mira con piedad las oraciones de tu pueblo, y haz que
los que esperamos en ti, nunca nos veamos defraudados. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Escúchanos, Dios todopoderoso,
y, por la acción de este sacrificio, purifica a tus siervos, a quienes has
iluminado con las enseñanzas de la fe cristiana. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTIFONA DE COMUNION Jn
11, 26
El que está vivo y cree en mí no morirá para siempre, dice el Señor.
ORACION
DESPUES DE LA COMUNION
Te pedimos, Dios todopoderoso,
que nos cuentes siempre entre los miembros de Cristo, cuyo Cuerpo y Sangre
hemos recibido. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
PALABRA
DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes
27: Dn 13, 1-9.15-17.19-30.33-62; Sal 22; Jn 8, 1-11.
Martes
28: Nm 21, 4-9; Sal 101; Jn 8, 21-30.
Miércoles
29: Dn 3,
14-20.91-92.95; Sal de Dn 3, 52-56; Jn 8, 31-42.
Jueves
30: Gn 17, 3-9; Sal 104; Jn 8, 51-59.
Viernes
31: Jr 20, 10-13; Sal 17; Jn 10, 31-42.
Sábado
01: Ez 37, 21-28; Sal: Jr 31; Jn 11, 45-57.
Domingo
02: Procesión de las Palmas: Mt 21, 1-11.
Is
50, 4-7; Sal 21; Flo 2, 6-11; Mt 26, 14-27; 66
COMENTARIOS AL EVANGELIO
Jn 11. 1-45
A la hora de interpretar un texto del cuarto evangelio hay que tener en
cuenta la peculiar técnica de composición empleada por su autor: yuxtaposición
de un doble plano, de superficie y profundo. El plano de superficie es el de la
dimensión empírica de los acontecimientos: es el plano de los interlocutores de
Jesús. El plano profundo es el del significado que los acontecimientos
encierran dentro de sí. El significado nunca es empírico ni verbal; hay que
descubrirlo y hacerlo palabra y esto es obra del intérprete. En el cuarto
evangelio Jesús se mueve habitualmente en este plano profundo; sus palabras
representan la labor interpretativa y verbalizadora de Juan del significado de
la persona de Jesús. No son, pues, una reproducción del lenguaje materialmente
empleado por Jesús, ni deben situarse al mismo nivel que las palabras de los interlocutores;
en otras palabras: Jesús nunca habló como lo hace en el cuarto evangelio y, sin
embargo, es profundamente verdad todo lo que el "dice" en el cuarto
evangelio.
Una buena metodología para entender un texto de Juan será, pues, separar
los dos niveles de lenguaje que en él se entremezclan. En el texto de hoy
tendríamos las siguientes secuencias. Nivel de superficie: vs. 1-3. 5-8. 12-13.
16-22. 24. 28-39. 41a. 43-45. Nivel de significado: vs. 4. 9-11. 14-15. 23.
25-27. 40. 41b-42.
v. 4: El sentido de estas palabras no es inmediatamente evidente. Se
esclarecerá más adelante a través de la siguiente afirmación: "No hay amor
más grande que dar la vida por los amigos" (Jn 15.13). Juan puede poner
legítimamente esta afirmación en labios de Jesús, porque responde a algo
concreto vivido por Jesús. En efecto, la muerte de Lázaro va a ser el motivo
determinante de que Jesús vaya a Judea (Betania dista unos tres kilómetros de
Jerusalén, v. 18). Ahora bien, dadas las circunstancias (cf. vv. 8 y 16), Jesús
no puede ir a Judea sin grave riesgo para su vida.
La demora de dos días en ir a visitar al amigo (v. 6) no obedece a una
conciencia sabedora de su poder; sería un juego sádico por parte de Jesús y no
explicaría adecuadamente su llanto posterior.
La demora tiene otra explicación: el cerco mortal que los adversarios de
Jesús han montado en torno a Él. Por eso nos estremece tanto el llanto de Jesús
por su amigo muerto: expresión dramática de amor y confesión impotente de una
forzada tardanza (v. 35; cf. vv. 21 y 32). Pero el amor por su amigo puede más
que el cerco y al fin Jesús consigue burlarlo; aunque sólo momentáneamente,
porque la visita la terminará pagando con su propia vida (cf. Jn 11. 49-50/53).
Para Jesús es más importante un amigo que la propia vida. Esto lo demuestra
prácticamente: desafía a la muerte yendo a ver a Lázaro.
Ahora bien, para Juan el amor constituye la esencia misma de Dios (cf. 1
Jn 4. 8); el amor es la gloria de Dios. El desafío a la muerte que supone el ir
a ver a Lázaro es el timbre de gloria que manifiesta quién es Jesús. Ahora
podemos entender el v. 4. La enfermedad de Lázaro no es para muerte, sino para
manifestar palpablemente la gloria de Dios, es decir, el amor que Dios tiene,
revelado a través de su Hijo (cf. v. 42). La visita a Lázaro es la ocasión de
la glorificación de Jesús, es decir, la ocasión que va a propiciar la
posibilidad de amar desafiando a la muerte. De ahí que en el cuarto evangelio
la glorificación vaya unida a la muerte; más aún, en la muerte consiste
precisamente la glorificación (cf. Jn 12. 24/27-28/32-33; 13. 31-32; 17. 1-2).
De esta manera, el relato de la muerte y resurrección de Lázaro, Juan lo
ha compuesto en clave simbólica: Lázaro es símbolo de Jesús. Y lo que es más
importante para el hombre: Lázaro es símbolo de la destrucción del destino
inexorable y de la fatalidad. El hombre no es ya un ser para la muerte. El
símbolo es una realidad en Jesús: Él es la resurrección y la vida (v. 25). ¡Qué
fantástico sería si a la pregunta "¿Crees esto?", respondiéramos como
Marta: "¡Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que
tenía que venir al mundo!" (v. 27).
DABAR 1978/18
2.- MU/RS
Jesús inicia la subida a Jerusalén que, sus discípulos ya lo saben, es
una marcha hacia la muerte (cf. Jn 7.1/8). Y no sin reticencia ni humor negro
aceptan los discípulos el seguir a Jesús en ese viaje (vv. 8/12/16) Pero Jesús
quiere hacer comprender de entrada a sus apóstoles incrédulos que esa subida a
Jerusalén se terminará con la victoria de la vida sobre la muerte y el don de
la vida a través de la muerte misma.
a) El relato de la resurrección de Lázaro está pensado todo él como la
más adecuada ilustración de esa paradoja entre la vida y la muerte. Jesús
espera a que su amigo enfermo haya muerto realmente (vv. 5/17/39): quiere
revelar así su imperio sobre la muerte en el momento en que la muerte se va a
apoderar de él. Otra paradoja es el hecho de que el haber devuelto la vida a un
muerto precipite su propia muerte (v. 47).
b) Como sucede siempre en san Juan, la obra realizada por Jesús está
destinada sobre todo a revelar su personalidad divina (tema de la gloria en el
v. 40). El relato de la resurrección de Lázaro no se sustrae a esa ley.
Mientras que Marta cree sólo en una resurrección al final de los tiempos (v.
24), Jesús revela que es Él mismo esa resurrección (Yo soy: v. 25): no sólo
ahora, sino sobre todo más tarde, en el momento de su propia victoria sobre la
muerte a la que, para Juan, le prepara su divinidad.
c)El relato que Juan hace de la reanimación de Lázaro está evidentemente
compuesto con la intención de prefigurar el drama pascual: en el deceso de su
amigo Lázaro es la muerte la que se presenta ante Jesús y este se
"turba" ya como en Getsemaní (v. 33). Pero los signos de la
resurrección de Jesús están ya reunidos en el relato de Lázaro: las lágrimas de
María ante la tumba (v.33; cf. Jn 20. 11), el sepulcro y la pesada piedra (vv.
38-40; cf. Jn 20. 1), las vendas (v. 43; cf. Jn 20. 5), y sobre todo el hecho
de que se hubiera "dejado" a Lázaro irse (v. 44; cf. Jn 20. 17). S.
Juan, que creyó ante el sepulcro vacío de Pascua, descifra ya en la muerte y la
reanimación de Lázaro la Pascua de Jesús. Juan no nos ofrece el menor detalle
sobre las impresiones de Lázaro resucitado, sobre lo que ha podido ver en la
muerte, sobre lo que experimenta al ser devuelto (provisionalmente por lo
demás) a la vida terrestre. Esto no tiene para él interés alguno: no piensa en
absoluto que la vida cristiana sea una especie de estado paradisíaco prematuro
concedido al hombre por simple arbitrariedad de un Señor todopoderoso e
independientemente de toda decisión del hombre mismo.
Para Juan, las "vueltas a la vida" operadas por Jesús son ante
todo "signos" de la actividad misma de Dios, que es vida, en el seno
de todas las actividades humanas, comprendida la muerte. La lectura del milagro
de la resurrección no tiene, pues, sentido, si no es animada por la intencionalidad
religiosa de la fe.
Dentro de esta perspectiva interesa más saber quién es Jesús que lo que
fue de Lázaro; interesa más saber que en Jesús ha encontrado Lázaro un medio de
comulgar con la vida en el seno mismo de la muerte: en eso radica la fe y ese conocimiento
es muy distinto del que manifiestan Marta y María cuando afirman su creencia en
una resurrección escatológica.
MAERTENS-FRISQUE - NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA III - MAROVA
MADRID 1969.Pág. 199
3.- D/V.
El relato nos presenta la acción significativa de un Dios que se
manifiesta partidario de la vida. Jesús se expresa como alguien tremendamente
humano a quien un profundo dolor le hace llorar.
Dios se duele por la muerte de los hombres. Sin embargo, es frecuente
que el hombre mate, física o moralmente, en nombre de Dios. Las mismas personas
que leían en la sinagoga lo escrito por el profeta: "No quiero la muerte del
pecador, sino que se convierta y viva", mataban a pedradas a ciertos
predicadores y, sobre todo, a pecadoras. Al grito de ¡Dios lo quiere!, los
cruzados de todos los tiempos han practicado algo tan sin sentido como matar
"en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo" a quienes
llamaban infieles. Así, el mártir Santiago se convierte en modélico
"matamoros". Aún hoy, podemos encontrarnos pidiéndole a Dios que baje
cierto fuego del cielo para castigar a sus enemigos, sin pensar que él no tiene
enemigos, sino hijos. Todavía seguimos usándolo como instrumento de dominio
sobre los hijos o los inferiores: el niño Jesús no haría eso, la voz del
superior es la voz de Dios...
EUCARISTÍA 1990/16
4.- NU/000002-DIAS MU/LIMITE.
La distancia y el riesgo puede ser razón explicativa de la tardanza de
Jesús en acudir a ver a su amigo, pero no son razón para esperar "dos
días", como se afirma en el v. 6. Este v. es un caso concreto de
formulación no empírica, sino interpretativa.
Hace dos domingos veíamos que Jesús se quedaba también "dos
días" en el pueblo de los samaritanos (Jn 4. 40). A continuación de esos
dos días el autor presenta a Jesús curando a una persona que está a punto de
morir (Jn 4. 46-54). Los dos días son un recurso del autor para poner a Jesús a
las puertas del tercer día y de lo que esta expresión significaba en la
tradición cristiana cuando él escribía su Evangelio. Jesús es lo que significa
el tercer día, es decir, resurrección, vida. Los dos días de espera no obedecen
a la crónica de los hechos, sino al quehacer teológico del autor.
-Gloria no tiene en esta frase el sentido sociológico de la fama y honor
resultantes del hecho de resucitar a Lázaro, sino el sentido esencial de lo que
son Dios y su Hijo. El término castellano gloria está usado en el sentido
etimológico del término hebreo correspondiente y significa peso, consistencia.
El autor quiere que leamos este relato como una manifestación de lo que son en
sí mismos Dios y Jesús, una manifestación de lo que es su esencia de personas y
que como tal les caracteriza. En otras palabras, el relato quiere poner de
manifiesto que Dios y Jesús son vida.
El diálogo de Jesús con sus discípulos en los vs. 7-16 es el primer acto
de la manifestación. Un acto en el que coexisten, sin invalidarse mutuamente,
los dos niveles de la realidad: el empírico (Lázaro ha muerto) y el profundo
(Lázaro está dormido). Crudeza y dulzura. Un acto en el que, decidiendo acudir
a donde está Lázaro, el portador de vida sume la posibilidad de su propia
muerte. El segundo acto es el diálogo de Marta y de Jesús (vs. 17-27). El acto
se abre con la crudeza de lo empírico. Cuando llegó Jesús, Lázaro llevaba ya
cuatro días enterrado. Y con la muerte, la tristeza y la solidaridad humanas ante
lo inevitable. En este contexto Marta representa lo máximo a lo que un creyente
judío podía llegar: la fe en una resurrección al final de los tiempos.
Marta cree, en definitiva, que lo inevitable no es definitivo, pero su
perspectiva es a largo plazo, en el futuro. Es en estas coordenadas cuando suena
nítida la frase: Yo soy la resurrección y la vida. En esta frase nada es
futuro: todo es presente, con la presencia empírica y constatable de la persona
que la pronuncia. El futuro del que habla Marta se adelanta y se acerca al
presente hasta hacerse uno con él. Yo soy la resurrección y la vida. Aquí no
hay ya espera, sólo hay acontecimiento. ¿Crees esto? Es la pregunta crucial del
relato. El tercer y definitivo acto es la realización de lo formulado verbalmente
en los dos anteriores, la verificación de las palabras de Jesús. Retorna al
esquema narrativo de salir de algo para acudir a donde está Jesús, que veíamos
hace dos domingos. Retorna el caso del invidente del domingo pasado. Da la
sensación que el autor quiere hacer confluir aquí todo lo escrito con
anterioridad. Aquí están efectivamente los judíos y los discípulos, es decir,
dos personajes clave en la obra. Aquí están, sobre todo, Jesús y el Padre. Es
el momento culminante en lo que llevamos de Evangelio. La reiterada conmoción
de Jesús así lo resalta. Es la única vez que aparece este dato en todo el
cuarto evangelio. La crudeza de lo empírico es tan total que se hace llanto en
el portador de vida. Pero con el mismo realismo de lo empírico emerge lo que
Jesús y el Padre son y transmiten: Lázaro vive. Comentario: No nos hallamos
ante un texto prepotente, sino ante un texto indefenso, con la indefensión de
quien pregunta. ¿Crees esto? El texto nos dice que Dios es vida en el sentido
más literal del término y que esta vida la hace creíble Jesús. ¿Crees esto? El
texto es fundamentalmente una invitación a ir al encuentro de Jesús y a
descubrir la realidad plena de su persona. Sí, Señor: yo creo que tú eres el
Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo. Tres facetas
diferentes de la persona de Jesús.
Sólo después del encuentro con Jesús podremos entender una frase tan
inaudita como la siguiente: no morirnos nunca. Entenderla y tener certeza de
ella. ¿Crees esto? El texto no niega nada de la realidad; sencillamente ahonda
en ella y amplía su alcance allí donde éste parece tener un límite: la muerte.
El texto no niega la muerte: sencillamente afirma que la muerte no es el límite
de la realidad humana. ¿Crees esto? Sal al encuentro de Jesús y descubrirás que
todo es real y verdadero.
DABAR 1990/21
5.- FE/RS.
Como a Marta, me queda una etapa por franquear. Sé muy bien por todo lo
que he aprendido, que resucitaremos en el último día. Ante el sufrimiento y la
muerte, puedo apoyarme en el dogma; puedo recitar mi catecismo, como lo recita
Marta: "Le dice Jesús: Tu hermano resucitará. Le respondió Marta: Ya sé
que resucitará en la resurrección, el último día", pero el dogma no me
aporta nada si no descubro que la resurrección no es un momento en el tiempo,
sino que es alguien. "Jesús le respondió: Yo soy la resurrección".
Comprendo entonces que puedo sobrevivir más allá de la muerte si existe otro,
eterno, que me ame con un amor tan grande que me acoja en él. Sólo puedo ser
inmortal en Dios porque Dios es amor. "El que cree en mí, aunque muera
vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás, ¿crees esto?".
ALAIN GRZYBOWSKI - BAJO EL SIGNO DE LA ALIANZA - NARCEA/MADRID 1988.Pág.
95
6.- J/V.- Sería desconocer lo más elemental del
cuarto evangelio quedarse en la simple consideración de la escena como tal. El
evangelista ha seleccionado este gesto de Jesús para acentuar lo que en el
signo se halla significado. No se trata simplemente de afirmar el poder de
Jesús sobre la muerte. La enseñanza va en la dirección siguiente: los
discípulos, los creyentes, se hallan tan íntimamente unidos a Cristo que ni la
muerte puede separarlos. Dicho con las palabras del evangelista: el creyente no
morirá para siempre. Esta enseñanza se halla concentrada en la conversación
entre Marta y Jesús cuando dice: Yo soy la resurrección y la vida. Precisamente
por eso, la resurrección de Lázaro no puede ser considerada simplemente como un
milagro realizado por Jesús, sino como un signo que demuestra el poder eficaz
de la fe: el resultado de la fe es la posesión de la vida eterna ya en el
momento presente, por parte del creyente. No es necesario esperar hasta el
"último día" para la posesión de la vida eterna, como lo pensaba
Marta participando de la creencia del judaísmo.
El significado que acabamos de apuntar no se halla condicionado por la
historicidad de lo ocurrido en aquel pequeño pueblo llamado Betania. Pero, por
otra parte, es imprescindible remitir a las resurrecciones enumeradas por los
Sinópticos (Mc 5. 15ss; Lc 7. 11ss.). Más aún, Juan no hubiese recordado la
historia si no hubiese creído que había tenido lugar. Y ello porque su
convicción más profunda es que el Verbo se hizo hombre y manifestó su gloria en
sucesos históricos. No se trata, por tanto, de una simple alegoría inventada en
función de una enseñanza.
En esta historia, como es habitual en el cuarto evangelio, se recurre
con frecuencia a la ambigüedad de las afirmaciones. Por ejemplo: esta
enfermedad no es para la muerte. Lázaro, sin embargo, murió. Pero se halla
latente otro pensamiento: la muerte no tendrá poder sobre él, cuando Jesús haga
acto de presencia en Betania. Jesús se presenta como la vida desafiando la
muerte y venciéndola en su terreno, en un hombre del que ya se había adueñado.
El pensamiento del evangelista no se agota ahí. La resurrección de Lázaro
provoca en los enemigos de Jesús el deseo y la decisión de darle muerte. Matar
al que es capaz de dar la vida a un muerto arrancándolo del sepulcro. Otra
ambigüedad tenemos en el uso que se hace de la palabra "sueño" (vv.
11ss.). Los discípulos no entienden este lenguaje ambiguo: el sueño significaba
la muerte; el despertarlo, significaba la resurrección. Notemos, finalmente, la
aparición de las dos clases de escatologías: la futurista, representada en las
palabras de Marta, "resucitará en el último día", y la realizada,
aunque no final, que se halla provocada por la presencia de Jesús y su fe en
él.
COMENTARIOS A LA BIBLIA LITURGICA NT - EDIC MAROVA/MADRID 1976.Pág. 1512
7.- Marta y María anuncian a Jesús que su amigo Lázaro está enfermo.
Jesús responde que esta enfermedad no es para la muerte, sino para que en ella
se manifieste la gloria de Dios. Con estas palabras alimentaba en las dos
hermanas la esperanza de una posible curación milagrosa. Además, revela el
propósito de querer dar una prueba ostensible de su misión divina. Marta cree
que Jesús puede curar a los enfermos sólo con su presencia, por eso se lamenta
ahora de que llegue después de haber enterrado a su hermano. Cree también en
general que Dios escucha siempre la oración de Jesús y que Dios puede resucitar
a los muertos. Con todo, la respuesta de Jesús es tan sorprendente que Marta
piensa que Jesús se refiere a la resurrección de los muertos al fin de los
tiempos. En esa resurrección creían todos los judíos con la sola excepción de
los saduceos (Mt 22, 23).
Jesús dice que él mismo es "la resurrección y la vida"; es
decir, que tiene poder para resucitar y dar la vida a cuantos crean en él. Los
que creen en Jesús viven ya ahora la "vida eterna", y no morirán para
siempre. Esta vida es un don que no puede arrebatar al creyente la muerte
corporal. Por lo que la muerte, toda muerte, ya ha sido vencida y ha perdido su
virulencia. La muerte de los que creen en Jesús es el paso necesario para que
se manifieste plenamente en ellos la vida que ya han recibido.
Marta no puede comprender todo lo que escucha, pero cree que Jesús es el
mesías. Esto le basta para aceptar cuanto le dice.
Esta oración de acción de gracias presupone otra de petición. Jesús oró
de las dos maneras, pidiendo y dando gracias al Padre. Pero la oración de Jesús
difiere en un punto esencial de la que nosotros hacemos: Jesús tiene conciencia
de su íntima y singularísima unión con el Padre (cf. 10, 30) y sabe que su
oración es, por ello mismo, escuchada; además, Jesús pide siempre que se haga
la voluntad del Padre, es para que todos cuantos vean después el milagro crean
que él es el enviado del Padre.
El milagro es siempre milagro para la fe, para que los hombres crean y
tengan vida creyendo. Pero no todos los que vieron creyeron. Algunos de los
testigos fueron enseguida a contar lo sucedido a los fariseos, los enemigos de
Jesús. Y éstos decidieron acabar con él.
En la dura lucha que Jesús mantuvo contra la incredulidad de los judíos
su última palabra fue ésta: "Yo soy la resurrección y la vida". En
torno a esta palabra se cuenta la resurrección de Lázaro, la señal más
portentosa y la explicación visible de lo que Jesús es para todos los que creen
en él. Cualquiera que sea la fuente de esta narración, Juan la sitúa en su
evangelio dentro de un contexto polémico. Por eso no se trata simplemente de un
milagro para socorrer la necesidad de una vida abandonada (como en Naím) o
atender las súplicas de un padre afligido (Jairo), sino de una demostración
pública y solemne de la verdad de Jesús y en un momento crítico y definitivo.
No es casual que en el mismo instante en el que el Hijo de Dios manifiesta de
forma suprema su poder como autor de la vida, los incrédulos decidan su muerte
y tomen las medidas necesarias para realizar su crimen.
EUCARISTÍA 1981/17
8.- Lázaro era el pobre, el desposeído de todo, privado de la gracia,
privado de la vida, privado del Padre celestial. Se hallaba en el pecado, en la
muerte, en la sepultura. No era sólo el leproso, no era sólo el hambriento;
era, incluso, el alimento de los gusanos; se encontraba en el reino de la
muerte y de la corrupción, en el hedor de la putrefacción. Lázaro, el
desposeído de todo, el hombre en el pecado. Adán después de la caída, el género
humano que suspira por la redención.
EMILIANA LÖHR - EL AÑO DEL SEÑOR - EL MISTERIO DE CRISTO EN EL AÑO
LITURGICO I EDIC.GUADARRAMA MADRID 1962.Pág. 402
9.- Cristo convierte en realidad la metáfora de Ezequiel. Cristo pasó
por la vida abriendo sepulcros y resucitando muertos. Todo tipo de muertos. El
es la Resurrección. Un cuadro plástico inmortal: Vida y Muerte enfrentados en
el sepulcro de Lázaro. Un signo concentrado de esa interminable partida de
ajedrez entre la muerte y la vida. ¿Qué hay que destacar más en Jesús: sus
gestos humanos o su poder divino? Jesús es el que llora por un amigo y es el
"Yo soy". ¿Quieres ser amigo de Jesús, el que abre los sepulcros?
Pues sólo te pide una cosa: creer.
CARITAS - LA MAS URGENTE RECONVERSION - CUARESMA 1984.Pág. 59
10.- Cristo convierte en realidad la metáfora de Ezequiel. «Yo mismo
abriré tu sepulcro», amigo mío; yo te rescataré del lugar de los muertos; yo te
llenaré de espíritu de vida; yo venceré tu muerte; yo derrotaré toda muerte. En
un cuadro plástico de gran belleza, se nos pinta la Vida y la Muerte
enfrentados en el sepulcro de Lázaro. La resurrección del amigo es parábola y
profecía de futuras victorias sobre todo tipo de muertes: Cristo ha venido para
que «tengamos vida y la tengamos en abundancia» y la tengamos para siempre. Él
nos repite: «Amigo mío, pueblo mío, yo abriré vuestros sepulcros»; yo abriré
todos los sepulcros. En la narración evangélica no sabemos qué admirar más en
Jesús: sus sentimientos humanos o su poder divino, al Jesús que llora o al que
se proclama «resurrección y vida». Ambas dimensiones nos convencen de su
verdad.
CARITAS - LA MANO AMIGA DE DIOS - CUARESMA Y PASCUA 1990.Pág. 100.
PROPUESTA
DE CANTOS DOMINGO V CUARESMA CICLO A 2023
01.- HACIA TI MORADA SANTA (Kiko Arguello).
HACIA
TI, MORADA SANTA,
HACIA
TI TIERRA DEL SALVADOR,
PEREGRINOS,
CAMINANTES,
VAMOS
HACIA TI.
Venimos
a tu mesa, sellaremos tu pacto,
comeremos
tu carne, tu sangre nos limpiará.
Reinaremos
contigo en tu morada santa,
beberemos
tu sangre, tu fe nos salvará.
Somos
tu pueblo santo, que hoy camina unido,
Tú
vas entre nosotros tu amor nos guiará.
Tú
eres el camino, Tú eres la esperanza,
hermano
de los pobres, Amén. Aleluya.
02.- PAN Y VINO DE AMOR (Autor: Brotes de Olivo)
En
la tierra la sembró el sembrador,
la
semilla de tu pan, Señor.
Y
después el viñador trabajó en buena lid,
y
las tierras ven crecer las espigas y la vid (2)
El
trigo se molió en el molino
rompiendo
su cuerpo como tú.
La
uva la pisó el hombre en el lagar,
igual
que tú te dejaste pisar.
Y
ahora, convertido en pan y vino,
tu
pueblo lo ofrece en tu altar.
Conviértelos,
oh, Dios, son frutos de tu amor,
en
tu Cuerpo y Sangre, Señor (2v).
03.- DIOS ES FIEL (Autor: Alberto Taule).
Dios
es fiel, guarda siempre su Alianza,
libra
al pueblo de toda esclavitud.
Su
Palabra resuena en los profetas
reclamando
el bien y la virtud.
Pueblo
en marcha por el desierto ardiente:
horizontes
de paz y libertad.
Asamblea
de Dios eterna fiesta;
tierra
nueva perenne heredad.
Si
al mirar hacia atrás somos tentados
de
volver a Egipto seductor,
el
Espíritu empuja con su fuerza
a
avanzar por la vía del amor.
El
maná es un don que el cielo envía,
pero
el pan hoy se cuece con sudor.
Leche
y miel nos dará la tierra nueva
si
el trabajo es fecundo y redentor.
Y
Jesús nos dará en el Calvario
su
lección: «Hágase tu voluntad».
Y
su sangre, vertida por nosotros,
será
el precio de nuestra libertad.
04.- YO SOY EL PAN DE VIDA
Yo
soy el Pan de vida
El
que viene a mí no tendrá hambre
El
que cree en mí no tendrá sed
Nadie
viene a mí, si el Padre no lo llama.
“YO
LO RESUCITARE, YO LO RESUCITARE
YO
LO RESUCITAREE, EL DÍA DE EL.”.
El
Pan que yo daré,
es
mi Cuerpo, vida del mundo.
El
que coma de mi carne tendrá vida eterna,
tendrá
vida eterna.
Mientras
no comas
el
Cuerpo del hijo del hombre,
y
bebas de su sangre, y bebas de su sangre,
no
tendrás vida en ti.
Yo
soy la resurrección. Yo soy la vida.
El
que crea en mi aunque muriera
Tendrá
vida eterna tendrá vida eterna.
05.- TU NOS DARAS LA VIDA
1.-
Si de Ti me alejé
sin
luz y sin fe:
Señor,
ten piedad.
TU
SERAS NUESTRA LUZ,
TU
NOS SALVARAS,
TU
NOS DARAS LA VIDA.
2.-
Si al hermano negué
la
paz que nos das:
Señor,
ten piedad.
3.Si
no fui el testigo
fiel
de tu voz:
Señor
ten piedad.
06.- LLAGA
Busco
yo no sé qué busco creo que es un rostro que una vez perdí,
siento,
siento una nostalgia de algo que me falta desde que nací.
LLAGA,
LLAGA SIEMPRE ABIERTA LLENO DE VACÍO ESTOY.
Llaga
soy todo una llaga que tan sólo al verte cicatrizará.
Nombre
yo no sé tu nombre, pero sé que rondas muy cerca de mí.
Llaga......
Río,
soy un río turbio y tú, mar inmenso Guíame hacia Ti
07.- DOLOROSA
DOLOROSA, DE PIE
JUNTO A LA CRUZ, TU CONOCES NUESTRAS PENAS, PENAS DE UN PUEBLO QUE SUFRE (2).
Dolor de los
cuerpos que sufren enfermos, el hambre de gentes que no tienen pan, silencio de
aquellos que callan por miedo, la pena del triste que está en soledad.
El drama del
hombre que fue marginado, tragedia de niños que ignoran reír, la burda comedia
que huecas promesas, la farsa de muertos que deben vivir.
A TI LEVANTO MIS OJOS (Autor: Miguel Manzano)
A
TI LEVANTO MIS OJOS, A TI QUE HABITAS EN EL CIELO.
A
TI LEVANTO MIS OJOS, POR QUE ESPERO TU MISERICORDIA (2V)
Como
están los ojos de los esclavos, fijos en las
manos
de sus señores, así están nuestros ojos en
el
Señor, esperando su misericordia.
Misericordia
Señor, misericordia, que estamos
saciados
de burlas; misericordia Señor, misericordia
que
estamos saciados de desprecios.
Nuestra
alma esta saciada del sarcasmo de los satisfechos;
nuestra
alma esta saciada del desprecio de los orgullosos.
SI ME FALTA EL AMOR
Aunque
yo dominara las lenguas cercanas
y el lenguaje del cielo supiera expresar
solamente
sería una hueca campaña
sí
me falta el amor.
SI
ME FALTA EL AMOR, NO ME SIRVE DE NADA
SI
ME FALTA DEL AMOR NADA SOY. (2V).
Aunque
todos mis bienes dejara a los pobres
y
mi cuerpo en el fuego quisiera inmolar,
todo
aquello sería una inútil hazaña
sí
me falta el amor nada soy.
Aunque
yo desvelase los grandes misterios,
y
mi fe las montañas pudiera mover,
no
tendría valor ni me sirve de nada
sí
me falta el amor.