SU ROSTRO RESPLANDECÍA COMO EL SOL
COMENTARIO
Durante
la cuaresma, que nos pone en movimiento hacia la pasión, la liturgia nos ofrece
unos momentos del consuelo que quiso Dios conceder a sus apóstoles en medio de
sus pesares.
En
esta etapa de su vida pública, Jesús siente como se levanta contra él la
hostilidad de los jefes religiosos y la decepción de las gentes que esperaban
un mesías-rey. En adelante se consagrará a la formación de sus apóstoles, que
también se sienten desalentados. Le dijeron “¡Tú eres el Mesías!”. Y él
contestó: “Si, pero voy a sufrir”. Se preguntan por este hombre que parece tan
poderoso y que habla de sufrir.
Dios
mismo va a hablarles a estos discípulos al borde de la duda: “Este hombre
transfigurado es mi Hijo”. La transfiguración es una gracia de revelación. Por
todos los medios, el estilo sagrado, la visión, la voz, los símbolos, el
evangelista quiere hacernos entrever la gloria de Jesús; él es, como dice San
Pablo, “de condición divina” (Flp 2, 6). La nube es el signo de Dios, así como
los vestidos blancos y el rostro de sol. La montaña, con Moisés y Elías,
recuerda la revelación del Sinaí. El que va a sufrir es ciertamente un hombre
como nosotros, su vida es nuestra vida, pero transfigurada por un misterio de
inhabitación; el Padre en el Hijo y el Hijo en el Padre. Desvelada por unos
momentos, la gloria de Jesús nos dice que viene de lejos, que es un salvador
absolutamente único, que reaparecerá en esa gloria y hará de nosotros unos
transfigurados.
A
veces necesitamos subir con Pedro, Santiago y Juan hacia la montaña de la
gloria. El misterio de Jesús, Dios y hombre, estará siempre fuera de nuestro
alcance, pero la palabra luminosa: “este es mi Hijo muy amado” nos pone en
contemplación ante lo esencial: somos amados. “Tanto amó Dios al mundo que le
dio a su hijo único” (Jn 3, 16). Y he aquí lo que hace el amor, el único ha
vencido no solo a morar en nuestra atierra, sino también en nuestra vida. ¡Qué
esplendor de esto a la condición humana”! Desde luego, las imágenes de fealdad,
de vacío, de sufrimiento y de desesperación desaparecen pronto cuando decimos: “!
Ha llegado la vida”. Volveremos a encontrarnos con ellas cuando tornemos a
hablar de la transfiguración vista por Marcos y por Lucas; escupirán sobre la
gloria, el transfigurado está punto de ser el desfigurado.
Pero
el Padre proclama solemnemente que ese hombre es su Hijo, para que sepamos bien
que, a pesar de todo lo que pueda pasar a él y a nosotros, él es el sol del
mundo desde ahora y será el sol del mundo venidero. La transfiguración nos
aparta durante un breve momento de fulgor de los aspectos duros o sin brillo
que estamos a punto de vivir: “En su gloria, mira tú gloria”.
R.P. Roland Vicente Castro Juárez
ANTIFONA DE ENTRADA Sal 24, 6.2.22
Recuerda, Señor que tu ternura y tu misericordia
son eternas. Que no triunfen de nosotros nuestros enemigos, sálvanos, Dios de
Israel, de todos nuestros peligros.
ORACION COLECTA
Oh Dios, que
nos has mandado escuchar a tu Hijo amado, alimenta nuestro espíritu con tu
Palabra; para que, con mirada limpia, contemplemos gozosos la gloria de tu
rostro. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del Libro del
Génesis 12, 1-4a
En aquellos días, el Señor dijo a Abrahán: Sal
de tu tierra y de la casa de tu padre hacia la tierra que te mostraré. Haré de
ti un gran pueblo, te bendeciré, haré famoso tu nombre
y será una bendición.
Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a
los que te maldigan. Con tu nombre se bendecirán todas las familias del mundo.
Abrahán marchó, como le había dicho el Señor.
SALMO
RESPONSORIAL (32)
El Señor es compasivo y misericordioso.
La palabra del
Señor es sincera y todas sus acciones son leales; él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R.
Los ojos del Señor
están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia, para librar
sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre. R.
Nosotros
aguardamos al Señor: él es nuestro auxilio y escudo; que tu misericordia,
Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la segunda carta del
Apóstol San Pablo a Timoteo 1, 8b-10.
Querido hermano: Toma parte en los
duros trabajos del Evangelio, ayudado por la fuerza de Dios. Él nos salvó y nos
llamó a una vida santa, no por nuestros méritos, sino porque, desde tiempo inmemorial.
Dios dispuso darnos su gracia, por medio de Jesucristo; y ahora, esa gracia se
ha manifestado al aparecer nuestro Salvador Jesucristo, que destruyo la muerte
y saco a la luz la vida inmortal, por medio del Evangelio.
ACLAMACION
ANTES DEL EVANGELIO
En el esplendor de la nube se oyó la
voz del Padre “Este es mi Hijo, el amado, escúchenlo”.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 17, 1-9.
En aquel tiempo, Jesús tomo consigo a Pedro, a
Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta.
Se transfiguró delante de ellos y su rostro
resplandecía como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y se
les aparecieron Moisés y Elías conversando con él.
Pedro, entonces tomó la palabra y dijo a Jesús:
Señor, ¡qué hermoso es estar aquí!. Si quieres, haré tres chozas: una para ti,
otra para Moisés y otra para Elías.
Todavía estaba hablando cuando una nube
luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía: Este es mi
Hijo, el amado, mi predilecto. Escúchenle.
Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces,
llenos de espanto.
Jesús se acercó y tocándolos les dijo: Levántense,
no teman. Al alzar los ojos no vieron a nadie más que a Jesús, solo.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: No
cuenten a nadie la visión hasta que el Hijo del Hombre resucite de entre los
muertos.
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos, hermanos, a nuestro Dios, que, manifestándonos el rostro
glorioso de Jesús, su Hijo amado, nos invita a escucharlo y a seguir sus
huellas para que alcancemos la salvación.
R. Muéstranos, Señor, tu rostro.
1.- Por la Iglesia: para que siguiendo las huellas de Jesús podamos contribuir
a la transformación de nuestra sociedad, y en ella se vivan los valores del
Evangelio. Oremos. R.
2.- Por el Papa, los obispos y los sacerdotes: para que en su misión de
anunciar el Evangelio nos ayuden a acoger la gracia de la salvación que nos trajo
Jesús y despierten en nosotros el deseo de una vida santa. Oremos. R.
3.- Por nuestro país: para que sintamos, como cristianos, la llamada del
Señor a vivir nuestra vocación de ser constructores de un mundo mejor, en donde
se practiquen los valores del Evangelio. Oremos. R.
4.- Por todos los inmigrantes: para que, después de haber dejado su país,
su casa, su familia, puedan encontrar solidaridad y acogida, y para que
nosotros sepamos descubrir en ellos el rostro sufriente de Jesús. Oremos. R.
5.- Por nuestra comunidad: para que al iniciar el camino cuaresmal podamos
llegar a celebrar la Pascua del Señor con el corazón purificado y dispuestos a
vivir nuestras relaciones con todos los hermanos con más amor, como Jesús nos
enseñó. Oremos. R.
Dios todopoderoso, acoge nuestras oraciones. Tú, que durante la
revelación gloriosa de tu Hijo nos invitaste a escucharlo, haz que sepamos cada
día acoger su Palabra de vida y, siguiendo sus ejemplos, podamos gozar de tu
misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Te pedimos
Señor, que esta oblación borre nuestros pecados y santifique los cuerpos y las
almas de tus fieles, para que celebremos dignamente las fiestas pascuales. Por Jesucristo
nuestro Señor.
ANTIFONA DE COMUNION Mt
17, 5
Este
es mi Hijo, el amado, en quien me complazco, Escúchenlo.
ORACION
DESPUES DE LA COMUNION
Dirige continuamente Señor,
los corazones de tus fieles y concede esta gracia a tus siervos, de modo que,
permaneciendo en tu amor y cercanía, cumplan plenamente tus mandamientos. Por Jesucristo
nuestro Señor.
PALABRA
DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes
06: Dn 9, 4b-10; Sal 78; Lc 6, 36-38.
Martes
07: Is 1, 10.16-20; Sal 49; Mt 23, 1-12.
Miércoles
08: Jr 18, 18-20; Sal 30; Mt 20, 17-28.
Jueves
09: Jr 17, 5-10; Sal 1; Lc 16, 19-31.
Viernes
10: Gn
37, 3-4. 12-13ª 17b-28; Sal 104; Mt 21, 33-43. 45-46.
Sábado
11: Ml
7, 14-15.18-20; Sal 102; Lc 15, 1-3. 11-32.
Domingo
12: Ex 17, 3-7; Sal 94; Rm 5, 1-2. 5-8; Jn 4,
5-42.
COMENTARIOS
AL EVANGELIO
Mt
17. 1-9
Paralelos: Mc 9,
2-9 Lc 9, 28-36
1. CR/ESCUCHA. GLORIA/CZ:
El relato de la
transfiguración habría que leerlo junto con la página precedente (16. 13-28);
efectivamente es la otra cara del misterio de Cristo: la cruz y la gloria.
Leyendo las dos páginas juntas nos damos cuenta de que se convoca en torno al
misterio de Jesús que se va precisando a todos los principales personajes en
orden creciente: la multitud (16. 13), los discípulos (16. 16), Jesús (16. 21)
y la voz celestial (17. 5). Y cada uno expresa su opinión: un profeta, el Hijo
de Dios vivo, el Hijo del hombre que debe sufrir mucho, el Hijo amado.
Como en Marcos, también
para Mateo la transfiguración cumple una función bien precisa en la progresiva
revelación del misterio de Cristo y en el itinerario de fe del discípulo. Los
discípulos ya han comprendido que Jesús es el Mesías y están persuadidos de que
su camino conduce a la cruz. Mas todavía no consiguen comprender que su cruz (y
la de ellos) pueda encubrir la gloria. Por eso Dios les concede por un instante
anticipar la Pascua. Pero se trata de un anticipo fugaz y provisional; el
camino que hay que recorrer sigue siendo el de la cruz. De hecho, los tres
discípulos predilectos (Pedro, Santiago y Juan), llamados a ver por anticipado
la gloria de Cristo son los mismos que dentro de poco, en Getsemaní, serán
llamados a ver su debilidad. Todo esto es muy importante; sin embargo, tenemos
la impresión de que no es todavía el punto central, que se encuentra, en
cambio, en las palabras de la voz ("Este es mi Hijo amado") y en el
mandato: "Escuchadle". Todo el resto sirve de algún modo de marco. De
hecho, la escucha es lo que define al discípulo.
La palabra de Dios se ha
hecho manifiesta en las palabras y en la existencia de este Jesús que va camino
de la cruz. No es una palabra que transmita nociones de cualquier tipo. Cuenta
quién es Dios, quiénes somos nosotros y cuál es el sentido de la historia en la
cual vivimos. Por tanto una palabra que indica lo que debemos hacer, la regla a
seguir. Sólo queda escucharla con el corazón atento, con obediencia y
conversión.
Habiendo visto a Elías y a
Moisés al lado de Jesús, los discípulos se preguntan qué puede significar
aquello en relación con la concepción popular de la vuelta de Elías (17. 10).
En realidad, los rabinos hablaban, probablemente basándose en algunos textos
del A.T. (cf. Ml 3. 23-24; Si 48. 10-11), de la vuelta de Elías. La respuesta de
Jesús llama la atención sobre dos cosas: la primera es que, ciertamente, Elías
debe volver, pero que su vuelta se ha realizado ya con la venida del Bautista;
y la segunda, que el Bautista fue tratado "como han querido"
tratamiento que prefigura la suerte que a él mismo le espera.
BRUNO MAGGIONI - EL RELATO
DE MATEO - EDIC. PAULINAS/MADRID 1982.Pág. 177
2.- VD/J-NO-LEY.
La narración tiene el
formato típico de teofanía (similar a la de Sinaí): los seis días de
preparación, la montaña, la nube, la voz de Dios, el temor de los testigos y la
luminosidad de Jesús como un nuevo Moisés.
Dios revela a las columnas
de la Iglesia, germen de la comunidad futura, el sentido de la persona de Jesús
como nueva ley y llama a su seguimiento. Como un nuevo Sinaí, la ley personificada
en la persona de Moisés y los profetas en la de Elías, ceden el paso a la
palabra de Dios encarnada que será el definitivo camino verdadero y viviente.
La voz llama a su seguimiento: "¡Escuchadle!". Dios ratifica las
palabras y vida de Jesús. La voluntad de Dios no está ya en la ley de Moisés,
sino en la persona de Jesús. Por eso el predicador del Padre se convierte en objeto
de la predicación de los discípulos.
Ningún escrito, ninguna
tienda sagrada ni ningún templo podrán encerrar esta palabra. La propuesta de
Pedro de construir tres cabañas está relacionada con la fiesta de las tiendas
que se celebraba al comienzo del otoño y en la que cada familia habitaba
durante siete días en chozas hechas de ramas entrecruzadas. Esta fiesta de
recuerdo y esperanza tenía entonces un fuerte carácter nacionalista. Pero no
era éste el verdadero sentido del mesianismo de Jesús.
Como en el caso de Abrahán,
el llamamiento de Dios para salir de sí mismo y seguir a Jesús no se responde
de una forma meramente intelectual o afectiva, sino que requiere también
ordenar la vida conforme al Maestro. La conversión y el seguimiento se expresan
en el compromiso. Por otra parte, ponerse sin medida en las manos del nuevo
Moisés conduce, a través de nuevos éxodos o salidas de esclavitudes, hacia la
plenitud humana. El discípulo y la comunidad serán guiados en esta dirección
por el espíritu de Jesús que poseen tanto en los momentos de cruz como en los
de gloria.
EUCARISTÍA 1990/12
3.- J/MOISES. MT/PENTATEUCO. J/LEY FIESTA/TABERNACULOS
La versión primitiva de este
relato, común a todos los sinópticos, presentaba, en un estilo apocalíptico, la
transfiguración como un descubrimiento por parte de los discípulos de la
personalidad de Jesús, figura escatológica y fuente de salvación (vv. influidos
por Dn. 10. 5-6: Mt 17. 2-9; por Dn 10. 9: Mt 17. 6; por Dn. 10. 10: Mt 17. 7;
por Dn. 12. 4: Mt 17. 9). Más tarde fue interpretada esta perspectiva
escatológica de Cristo en función del ritual de la fiesta de los Tabernáculos y
de la entronización de un Mesías paciente que esta fiesta implicaba. Trataremos
esta cuestión desde este punto de vista sobre todo en el comentario de Mc 9.
1-9 a) Posteriormente los redactores debieron de acentuar la relación entre la
teofanía del Tabor (?) y la del Sinaí como para subrayar mejor los dos grandes
momentos decisivos de la historia de la salvación: la alianza y la venida del
Hijo del hombre. El paralelismo con Ex 19. 16-17; 24. 15-18; 40. 34-38; 34.
29-30, está efectivamente claro. Ya en el judaísmo, sobre todo a través de la
fiesta de los Tabernáculos, era transportada la teofanía del Sinaí a la era
escatológica (Is 40. 3-5; Za 14.; Ap 7. 9-17). Esta alusión a la teofanía del
Sinaí y a la fiesta de los Tabernáculos no hacía, por lo demás, sino acentuar
el carácter escatológico de la entronización del Mesías. Mateo no tenía ya más
que dar un paso para acentuar el paralelismo entre el Moisés del Sinaí y el
Cristo de la transfiguración.
En efecto, ha montado su
Evangelio partiendo de los cinco discursos de Cristo (en correspondencia con
los cinco libros de la ley antigua). Cada una de esas partes agrupa algunos
acontecimientos seguidos de un discurso. En la cuarta, que es la que ahora nos
interesa, la sucesión de los acontecimientos (entre los que está la transfiguración)
prepara el discurso del Señor sobre la vida futura de la Iglesia (Mt 18.).
Mateo se preocupa sobre todo
por presentar a Jesús como el nuevo Moisés, legislador de la nueva economía.
Espera convencer así a los judeo-cristianos de que la ley ha sido superada por
la de JC. Por eso, al contrario que Mc 9. 4, Mateo nombra a Moisés antes que a
Elías (v. 3). Es también el único evangelista que habla de la irradiación del
rostro de Cristo (v. 2), en correspondencia con la irradiación de la figura de
Moisés en el Sinaí (Ex 34. 29-35; 2 Co 3. 7-11).
Igualmente, la voz que
habla desde la nube (v. 5) corresponde a la que se dejó oír en la nube del
Sinaí (Ex 19. 16-24). La recomendación "escuchadle" (v. 5) evoca el
anuncio hecho a Moisés de una futura réplica de sí mismo "al que tú
escucharás" (Dt 18. 15). Además, contrariamente a Lucas y a Marcos, que
citan únicamente el Sal 2: "He aquí a mi Hijo", Mateo añade algunas
palabras tomadas de Is 42. 1: "En quien me he complacido" (v. 5),
alusión al Siervo, "luz de las naciones" porque hace la voluntad de
Dios. Finalmente, el hecho de que la transfiguración se sitúe al final de
"seis días" (v. 1), contrariamente a Lc 9. 28, permite relacionar
este episodio con la subida de Moisés al Sinaí (Ex 24. 16-18). En conclusión,
por encima de su carácter escatológico, Cristo aparece como el nuevo Moisés,
legislador del nuevo pueblo. Recibe este título porque primero pasó por la
obediencia al sufrimiento y a la muerte. El nuevo Moisés ha comenzado por
obedecer personalmente a la ley que propone; contrariamente a Moisés, Cristo es
un legislador que no se contenta con imponer una ley, sino que proporciona al
mismo tiempo los medios interiores de corresponder a ella.
b) La transfiguración no
pierde en Mateo su carácter fundamental de investidura mesiánica (cf. la
alusión a la fiesta de los Tabernáculos, por ejemplo), sino que se especifica, si
así puede decirse, en las prerrogativas magistrales de Cristo, nuevo maestro de
pensamiento. Lo mismo que el Siervo paciente debió a su obediencia en
convertirse en luz del mundo, así Cristo está habilitado para convertirse en el
maestro del pensamiento y en el nuevo legislador del mundo porque ha sido el
primero en someterse a la ley nueva que Él mismo trae, ley de amor y de
renuncia (v. 9). Señalemos que este relato de la transfiguración introduce, en
Mateo, el discurso del cap. 18, en el que Cristo establece los poderes
mesiánicos en la Iglesia, confiriendo en particular a sus apóstoles el derecho
a ser escuchados (Mt 18. 15-18), ese derecho que Él mismo ha recibido en su
transfiguración.
......................
¿Cómo situar la obra de
Jesús con respecto a la de Moisés?. Como ha dicho Él mismo, Jesús no vino para
añadir nada a la ley, sino que ha venido a cumplirla, llevarla a término. En la
intención del primer legislador, la ley debía revelar los caminos de la verdadera
fidelidad a Yahvé. En realidad, encontrará su primer fiel, ejemplar, en Jesús.
Él sitúa correcta y definitivamente en su lugar las relaciones entre la fe y la
ley. La condición de ese ajuste no se verifica, por lo demás, sino sólo en Él.
Sólo su humanidad, por pertenecer al Hombre-Dios, está habilitada para
construir la fidelidad exigida por la verdadera alianza. Cumplida en Jesús, la
ley se ha renovado en su contenido. El marco de la antigua alianza estalla bajo
la presión de ese cumplimiento. Se abandonan los viejos odres por la fuente viva.
La ley evangélica basada en el amor universal se dirige ahora a todos los
hombres. Jesús no es ya en nada el esclavo de una ley exterior; la ley, grabada
en su corazón, tiene como fuente íntima al Espíritu Santo. Según el anuncio de
los profetas, la renovación del corazón introduce la ley nueva.
El misterio de la
transfiguración lleva a comprender el ritmo pascual de la ley evangélica. La
fidelidad de Jesús a la ley nueva toma un camino de obediencia hasta la muerte
de cruz. No hay posibilidad de hacerse prójimo de todos los hombres sino
haciendo entrega de la propia vida. Hay que enfrentarse a la muerte en su
propio terreno para salir victoriosos de ella.
MAERTENS-FRISQUE - NUEVA
GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA III - MAROVA MADRID 1969.Pág. 70
4.- PD/ESCUCHA.
"Escuchadle". Se
trata probablemente del elemento central en el relato de hoy. Captar a Jesús no
es fácil para los que somos religiosos. Nuestras concepciones religiosas pueden
ser el gran obstáculo para entender a Jesús. Por eso, seamos humildes y
aceptemos la invitación que el propio Dios nos hace de escuchar a Jesús.
A. BENITO - DABAR 1987/19
5.- El relato de la
transfiguración resulta absolutamente incomprensible desde un historicismo
literalista. Lo mandaríamos inevitablemente al campo de la fantasía o de la
leyenda. Lo principal aquí es la teología y el mensaje contenido en la
narración. Teología y mensaje que han utilizado como vehículo de expresión una
serie de creencias procedentes del mundo judío. Entre ellas es preciso enumerar
la aparición de Moisés y Elías, la voz oída desde la nube, el resplandor y la
gloria. Una serie de detalles funcionales puestos al servicio de la finalidad
perseguida por el evangelista: todo lo esperado para el futuro se ha hecho
realidad en el presente, en la persona de Jesús.
Esta finalidad del
evangelista se pone de relieve con los cambios que son introducidos en los relatos
en relación a las creencias judías mencionadas: a) Moisés y Elías aparecen
simplemente hablando con Jesús, no preparando la nueva comunidad de Yahveh mediante
su predicación y milagros (como lo hacía la especulación judía, al hacer entrar
en escena a estas dos figuras del Antiguo Testamento); b) La nube no cubre a
todo el pueblo, sino sólo a los discípulos y las figuras celestes; c) la luz
que transfigura a Jesús no es una manifestación masiva (al estilo de las
manifestaciones de Yahveh); se centra en él e intenta presentarlo como el salvador
de su pueblo y el juez de los incrédulos; en lugar de una manifestación a todo
el pueblo, aquí se limita a los tres que pertenecían al círculo de los íntimos
de Jesús.
El centro de gravedad de la
narración recae en la afirmación siguiente: el transfigurado es la presencia de
Dios entre los hombres. Los detalles mencionados son como otros tantos rasgos parabólicos
que deben poner de relieve esa enseñanza fundamental. La consecuencia
ineludible que de esta presencia de Dios entre los hombres se deduce, se halla
expresada en la voz del cielo: ..."escuchadle". ¿Se acentúa la
relación "discìpulo-Maestro?. Por supuesto. Pero la intención del
evangelista va más allá: la palabra de este Maestro es la última que Dios tenía
que decir a los hombres (esto se hace comprensible desde los rasgos
anteriormente mencionados). Y esta palabra oída por los tres
"íntimos" debe ir comunicándose y trasmitiéndose a los demás. Ha
surgido "el profeta" semejante a Moisés (Deut 18,15) a quien es preciso
escuchar.
La diferencia en relación
con los acontecimientos del pasado es también significativa: allí Moisés
hablaba al pueblo, aquí "el Profeta" habla a los tres discípulos
representativos del nuevo pueblo de Dios que debe surgir desde su predicación. Jesús
es el Maestro que habla y enseña a sus discípulos. Pero, al mismo tiempo, es el
Señor divino, penetrado por la luz de Dios y envuelto en la nube (signos de la
presencia divina).
Una realidad única con dos
formas de existencia, la humana y la divina (posteriormente el magisterio y la
teología lo formularán hablando de una persona y dos naturalezas). Nuestro
relato, más primario y adecuado, presenta la unión de esas dos formas de
existencia recurriendo a la transformación o penetración de lo humano por lo
divino y a la afirmación de la voz celeste: "este es mi Hijo muy
amado". El encanto y valor insuperables (desde luego no superados por
ninguna de las descripciones teológicas posteriores) del relato está en la
presentación extraordinaria que hace del protagonista: Jesús, que aparece
normalmente en el evangelio como el hombre manifiesto y el Señor oculto, aquí
es presentado como el Señor manifiesto y el hombre oculto. Dios quiso descorrer
el velo tras el cual se esconde el misterio de Jesús. Los discípulos caen en
tierra ante él. Es la actitud de adoración ante el Señor. Y el temor surge del
pensamiento de estar ante Dios; un temor que es superado gracias a la presencia
y la palabra de Jesús: "no temáis".
COMENTARIOS A LA BIBLIA
LITURGICA NT - EDIC MAROVA/MADRID 1976.Pág. 1039
6.- Texto: Una indicación
temporal precisa (seis días después) relaciona este texto con las afirmaciones
precedentes, que hablan de la muerte, resurrección y venida gloriosa del Hijo
del Hombre para reinar en la Tierra. La ubicación en un monte alto no especificado
nos sitúa en un contexto de epifanía o revelación, en línea con la tradición
del Sinaí. La escena es, efectivamente, una revelación de la persona de Jesús a
tres de sus discípulos.
La escenografía está en
línea con las concepciones judías sobre la venida gloriosa del Hijo del Hombre
para inaugurar los tiempos nuevos: resplandor, vestidos blancos, Moisés y
Elías. Es de todos conocido que los judíos esperaban el retorno a la Tierra de
estas dos personalidades inmediatamente antes de la venida del Mesías. Mateo ha
reforzado explícitamente esta perspectiva de final y de inauguración de los
nuevos tiempos cuando sólo él entre los sinópticos escribe que el rostro de
Jesús resplandecía como el sol. Así es como imaginan los judíos que
resplandecerán los justos cuando llegue el Reino de Dios (véase Mt. 13, 43).
También Mateo es el único evangelista que parece haberse servido del apocalíptico
libro de Daniel a propósito de la reacción de los discípulos en el v. 6 y del
posterior gesto de Jesús invitándoles a levantarse y a no tener miedo (véase la
descripción del efecto producido en Daniel por la visión descrita en Dan. 10,
1-12).
En un contexto, pues, de
revelación de Jesús como Hijo del Hombre que inaugura los nuevos tiempos, la
voz del Padre ratifica esa revelación, a la vez que insta a los discípulos a
hacer caso a ese Hijo del Hombre.
Otro dato a tener en cuenta
en la redacción de Mateo es que este autor ha suprimido la nota negativa de
desconocimiento de la situación por parte de Pedro. Este se dirige, además, a
Jesús con el título divino de Señor, en vez del título de rabí o maestro que
emplean Marcos y Lucas. En el Evangelio de Mateo sólo Judas Iscariote
interpreta a Jesús como rabí (ver Mt. 26, 25, 49). Comentario: Especulaciones
sobre un futuro mejor las hacemos todos. Y es bueno que así sea. Pero estas
especulaciones dejan de ser justas y buenas si conllevan una huida hacia adelante,
descalificando el presente. El fascinante texto que hoy nos ofrece Mateo es una
invitación al ensueño, pero sin huir y asumiendo el presente. El Hijo del
Hombre glorioso lo es en y desde su paso por el crudo realismo de la cruz. Todo
mesianismo que no arranque del real presente son cantos de sirena sibilina. A
nadie contéis la visión hasta que el Hijo del Hombre haya resucitado. Resucitar
supone morir antes, dejar la piel en un presente que, aunque contradictorio, es
generador de futuro, y por ello mismo, también glorioso, como glorioso es el
futuro en que desemboca.
PRESENTE/FUTURO: Levantaos, no tengáis miedo al presente, porque el presente no es
ninguna encerrona. El presente es duro, es crudo; pero es también semilla que
da razón de la espera y la esperanza. La gloria del futuro está ya contenida en
el presente. Algo así nos dice la voz del Padre cuando le oímos gritar a los tres
discípulos: Este es mi Hijo amado. Escuchadle a él.
A. BENITO - DABAR 1990/18
7.- GLORIA/NUBE/CRC:
Sabemos que es inexacto, en
parte, decir que el Adviento «prepara» la Navidad; es mucho mejor decir que el
Misterio de la Venida se «celebra» en un conjunto, el Adviento, que «culmina»
en la Navidad y la Epifanía. De una manera un poco semejante, nos exponemos a
perder una parte de la riqueza cuaresmal si pensamos que ella «prepara» la
Pascua. El misterio del paso del Señor por la Muerte, la Resurrección y la
Glorificación por nuestra salud, se celebra en un todo conjunto: Cuaresma,
Pascua, Ascensión y Pentecostés. Precisamente porque la representación del
misterio pascual va completándose desde el principio de la Cuaresma, es por
ello que el evangelio de este segundo domingo viene a completar la primera
semana: la ascesis de cuarenta días, a la cual somos convidados, finalizará y
recibirá su «retribución» en la glorificación pascual.
El misterio de la
Transfiguración, al sernos presentado en esta segunda semana de Cuaresma,
aparece fundamentalmente como el polo opuesto de la tentación (tema del primer
domingo), como antípoda de la agonía y pasión del Señor en su duelo con el Mal.
Muchos elementos en la Transfiguración subrayan la unión entre sufrimiento y
gloria:
-Es interesante constatar
lo que precede y sigue a la Transfiguración en el evangelio; en los tres
sin6pticos la Transfiguración es precedida por la afirmaci6n del Señor: «Si
alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y me siga»
(Mt. XVI, 24; Mc. VIII, 34; Lc. IX, 23); en Mateo y Marcos al relato de la
Transfiguración sigue inmediatamente la afirmación de que el Hijo del hombre
debe sufrir mucho (Mt. XVII, 12; Mc. IX, 12).
-Los tres testigos
privilegiados son los que serán testigos de la agonía, momento en el cual el
Señor rayará con la derrota en su lucha contra el Mal.
-Más aún: San Lucas, en su
relato de la Transfiguración, precisa el tema de la conversación que Moisés y
Elías (la Ley y el profeta) tienen con Jesús: «hablaban de su muerte que había
de cumplirse en Jerusalén» (Lc. IX, 31): Todo lo que Jesús tendrá que pasar, su
Éxodo («éxodos»: pasaje en griego), su Pasión, su Muerte.
-Finalmente, Jesús reconoce
al final del relato que la Transfiguración es una anticipación, un poco
anacrónica, «intempestiva». de su gloria al resucitar. Sin duda El lo quiso así
para sostener en las horas difíciles a aquellos de quienes esperaba una
particular fidelidad, aunque los tres sinópticos mencionan el silencio que
deben guardar los privilegiados (Mt. XVII, 9; Mc. IX, 9; Lc. IX, 36).
El Éxodo era para los
judíos el tipo de la prueba que tiene un término. Cuando los judíos,
establecidos en la Tierra Prometida, conmemoraban el Éxodo, tenían muy presente
los dos términos de la dualidad: Prueba-Recompensa. La fiesta de los
Tabernáculos es referida a la esperanza mesiánica y las perspectivas escatológicas,
tanto más que a la misma entrada ya realizada en la Tierra Prometida. En
efecto, la fiesta de los Tabernáculos era la que celebraba este Misterio: los
judíos abandonaban momentáneamente el confort de la Tierra Prometida para vivir
bajo tiendas de nómadas. Sin duda alguna, en la escena de la Transfiguración
existen ciertas reminiscencias de la fiesta de los Tabernáculos. «HARALD RIESENFELD
ha hecho notar que la Transfiguración presenta unos rasgos que parecen copiados
del ritual de la fiesta de los Tabernáculos, como por ejemplo las tiendas de
follaje que Pedro propone hacer y que significaban para los judíos de aquel
tiempo las moradas de los justos en el reino mesiánico. Pedro quería significar
con ello que habían llegado los tiempos mesiánicos, los de la manifestación del
Mesías» (5).
Lo que aparece en la
Transfiguración es el reflejo de la Gloria de Dios dentro de la humanidad, una
vez que esta humanidad está enteramente poseída por Dios. La Gloria manifiesta
ante nuestros ojos la riqueza íntima de Dios exultante y resplandeciente. Esta
Gloria de Dios no puede ser vista por el hombre: "Todo el pueblo oía los
truenos y el sonido de trompeta y veía las llamas y la montaña humeante; y,
atemorizados, llenos de pavor, se estaban lejos. Dijeron a Moisés: Háblanos tú
y te escucharemos; pero que no nos hable Dios, no muramos... El pueblo se
estuvo a distancia, pero Moisés se acercó a la nube donde estaba Dios"
(Ex. XX, 18-21). Dijo Yahvé a Moisés: "No podrás ver mi faz, porque no
puede verla hombre y vivir... Ahí te pondrás conmigo sobre la roca. Cuando pase
mi gloria, Yo te meteré en el hueco de la roca y te cubriré con mi mano
mientras paso; luego retiraré mi mano y me verás las espaldas, pero mi faz no
la verás" (Ex. XXXIII, 20-22).
La Gloria de Dios se
manifiesta al mundo pagano bajo el velo de la creación: «La ira de Dios se
manifiesta desde el cielo sobre toda impiedad e injusticia de los hombres, que
en su injusticia aprisionan la verdad con la injusticia. En efecto, lo
cognoscible de Dios es manifiesto entre ellos, pues Dios se lo manifestó;
porque desde la creación del mundo, lo invisible de Dios, su eterno poder y su
divinidad, son conocidos mediante las criaturas. De manera que son
inexcusables, por cuanto, conociendo a Dios, no lo glorificaron como a Dios ni
le dieron gracias" (/Rm/01/18-21). Para el pueblo elegido, la Gloria de
Dios aparece ligada a la nube, que al mismo tiempo manifiesta y oculta:
«Entonces la nube cubrió el tabernáculo de la reunión, y la gloria de Yahvé
llenó el habitáculo. Moisés no pudo ya entrar en el tabernáculo de la reunión,
porque estaba encima la nube y la gloria de Yahvé llenaba el habitáculo».
(/Ex/40/34-35).
L. HEUSCHEN - LA BIBLIA
CADA SEMANA - EDIC. MAROVA/MADRID 1965.Pág 136 ss.
El Tabor es una experiencia
luminosa, espléndida; una manifestación de Dios en dicha y en gloria; una
cercanía de Dios que conmociona y transfigura. Se le puede escuchar, se le
puede sentir, casi se le puede tocar. Es una certeza tal de Dios que casi no es
necesaria la fe..
Estas experiencias no son
duraderas. Sería el cielo en la tierra. Pero las necesitamos tanto. La
necesitaban los discípulos de Jesús, que deberían hacer acopio de luz, para
cuando les llegara la noche, que sería bien cerrada. La necesitaba el mismo
Jesús, que tenía delante el problema de la muerte, nada fácil de entender ni de
aceptar. Nada fácil para el mismo Jesucristo. Y las necesitamos nosotros,
porque muchas veces se nos apaga la fe, y porque nos pesa demasiado la vida.
Necesitamos un anticipo de luz y de consuelo, aunque lo paguemos después.
CARITAS 1996-1.Pág. 52.
PROPUESTA
DE CANTOS DOMINGO II DE CUARESMA CICLO A 2023
01.- EXODO Y LIBERACION (Autor:
Cesáreo Garabaín)
Peregrino,
¿a dónde vas?. Si no sabes a dónde ir.
Peregrino
por un camino que va a morir.
Si
el desierto es un arenal, el desierto de tu vivir.
¿Quién
te guía y te acompaña en tu soledad?.
SÓLO ÉL MI DIOS, QUE ME DIO LA LIBERTAD
SÓLO ÉL MI DIOS, ME GUIARÁ. (2v)
Peregrino
que a veces vas sin un rumbo en tu caminar,
peregrino
que vas cansado de tanto andar...
Buscas
fuentes para tu sed / y un rincón para descansar,
vuelve
amigo que aquí en Egipto lo encontrarás.
02.- TU NOS HAS LLAMADO AL DESIERTO (Autor: Antonio Alcalde)
Nos has llamado al
desierto
Señor de la libertad
y está el corazón
abierto
a la luz de tu verdad.
Subimos con esperanza
la escalada cuaresmal
el pueblo de Dios
avanza
hasta la cumbre
pascual.
1. Tu pueblo, Señor,
camina
desde la aurora al ocaso
a tu Pascua se encamina
y te sigue paso a paso.
2. Señor te reconocemos
y tu Palabra escuchamos
tus caminos seguiremos
y tu ley de amor
cantamos.
3. Se acerca, Señor, tu
día
en el que todo florece
con su luz y su alegría
ya el camino
resplandece.
03.- NUEVA CREACION (Autor: Cesareo Garabain)
CAMINA, PUEBLO DE DIOS,
CAMINA, PUEBLO DE DIOS,
NUEVA LEY, NUEVA ALIANZA
EN LA NUEVA CREACIÓN.
CAMINA PUEBLO DE DIOS.
CAMINA PUEBLO DE DIOS.
Mira allá en el Calvario,
en la roca hay una cruz,
muerte que engendra la vida,
nuevos hombres, nueva luz.
Cristo nos ha salvado
con su muerte y resurrección.
Todas las cosas renacen
en la Nueva Creación.
Cristo toma en su cuerpo,
el pecado, la esclavitud;
al destruirlos nos trae
una nueva plenitud.
Pone en paz a los hombres,
a las cosas y al Creador.
Todo renace a la vida
en la Nueva Creación.
04.- ENTRE TUS MANOS
Entre
Tus manos está mi vida, Señor.
Entre
Tus manos pongo mi existir.
Hay
que morir, para vivir.
Entre
Tus manos confío mi ser
Si
el grano de trigo no muere,
si
no muere solo quedará,
pero
si muere en abundancia dará
un
fruto eterno que no morirá.
Hay
que morir, para vivir.
Entre
Tus manos confío mi ser
05.- DAME LA MANO
Si viene un pobre y te tiende la mano,
piensa que hay alguien más pobre que tú ponte a su lado dale la mano amigo mío
porque hay un Dios. Y si en tu mesa el pan escasea piensa que alguno no tiene
ni pan ponte a su lado dale la mano amigo mío porque hay un Dios.
ASÍ ES LA VIDA AMIGO CREE EN ÉL QUE LO IMPORTANTE ES
VIVIR PARA EL AMOR. (BIS).
Y
aunque ese pobre que ves en la esquina, este muy triste y te hace compañía,
ponte a su lado dale la mano, amigo mío porque hay un Dios. Si viene un pobre y
te tiende la mano piensa que acaso pudiera ser Dios, ponte a su lado dale la
mano amigo mío porque hay un Dios.
06.-TE OFRECEMOS PADRE ETERNO
Te
ofrecemos Padre eterno de la tierra nuestro don,
para
que nos lo conviertas en tu Hijo el Salvador.
VINO
Y PAN DAMOS HOY, SE TRANSFORMARÁN EN DIOS.
Todo
el alma de este pueblo la ponemos con amor,
junto
al cáliz y las hostias en señal de adoración. (Bis)
Presentamos
nuestras culpas ante el ara del perdón,
las
ofrendas hechas Cristo nos darán la salvación.
Te
ofrecemos nuestras luchas por la nueva humanidad,
pon
tu amor en medio de ellas y el pueblo verá la paz.
07.- QUIERO ESTAR EN TU PRESENCIA (Autor: Carmelo Erdozain)
1.
Quiero estar, Señor, en tu presencia,
quiero
estar, Señor, junto a tu mesa.
Y
llevarte hoy mis manos llenas,
y
entregarte hoy todo mi amor.
TÓMALO
Y ACÉPTALO, SEÑOR,
ES
MI COSECHA.
TÓMALO,
TRANSFÓRMALO, SEÑOR,
EN
PURA OFRENDA.
2.
Con el pan, Señor, llevo mi vida,
con
el cáliz lava mis heridas.
A
tu altar, Señor, llevo mi espiga,
a
tu altar de amor, mi corazón.
3.
Quiero estar, Señor, junto a tu mesa
y
entregar mi vida entera.
Quiero
estar, Señor, en tu presencia
y
entregar mi corazón.
08.- LLORANDO LOS PECADOS (Autor: Antonio Alcalde)
LLORANDO
LOS PECADOS
TU
PUEBLO ESTÁ, SEÑOR.
VUÉLVENOS
TU MIRADA
Y
DANOS EL PERDÓN. (2)
Seguiremos
tus pasos,
camino
de la cruz,
subiendo
hasta la cumbre
de
la Pascua de Luz.
ESTRIBILLO.
La
Cuaresma es combate;
las
armas: oración,
limosnas
y vigilias
por
el Reino de Dios.
ESTRIBILLO.
«Convertid
vuestra vida,
volved
a vuestro Dios,
y
vuelva Yo a vosotros»,
esto
dice el Señor.
ESTRIBILLO.
Llorará
el sacerdote
delante
del altar,
y
el pueblo arrepentido
implorando
piedad.
ESTRIBILLO.
Moriremos
con Cristo
muriendo
al propio amor;
con
Él resucitamos
a
la vida de Dios.
ESTRIBILLO.
Perdonemos
a todos
haciendo
bien por mal,
y
el Padre nuestras deudas
nos
podrá perdonar.
ESTRIBILLO.
Tus
palabras de vida
nos
llevan hacia ti;
los
días cuaresmales
nos
las hacen vivir.
ESTRIBILLO.
09.- SALMO 130. DESDE LO HONDO (Autor: Miguel Manzano)
Desde
lo hondo a ti grito, Señor;
Señor,
escucha mi voz;
estén
tus oídos atentos
a
la voz de mi súplica.
MI
ALMA ESPERA EN EL SEÑOR,
MI
ALMA ESPERA EN SU PALABRA;
MI
ALMA AGUARDA AL SEÑOR,
PORQUE
EN ÉL ESTÁ LA SALVACIÓN.
Si
llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién
podrá resistir?
Pero
de ti procede el perdón,
y
así infundes respeto.
ESTRIBILLO.
Mi
alma aguarda al Señor,
más
que el centinela a la aurora.
Aguarde
Israel al Señor,
como
el centinela la aurora.
ESTRIBILLO.
Porque
del Señor viene la misericordia
y
la redención copiosa
y
Él redimirá a Israel
de
todos sus delitos.
ESTRIBILLO.
010.- DANOS TU LUZ (Autor: Juan Antonio Espinoza)
SEÑOR,
TÚ QUE BRILLAS EN LAS TINIEBLAS,
DANOS
TU LUZ.
1.
Mi corazón está sangrando,
me
siento lejos, lejos de ti.
La
vida es triste si Tú nos dejas,
si
Tú nos dejas solos, sin luz.
2.
En esta noche sigo tus pasos,
aunque
no vea, clara tu luz.
Guíanos
Tú, por esta vida,
por
esta vida, hasta la luz.
3.
Pronto vendrá el nuevo día,
amanecer
de eterna luz.
Nace
en nosotros paz y esperanza,
juntos
veremos la luz sin fin.
011.- YA NO TEMO SEÑOR (Autor: J.A. Espinoza)
CRISTO ESTÁ CONMIGO, JUNTO A MÍ VA EL SEÑOR;
ME ACOMPAÑA SIEMPRE EN MI VIDA, HASTA EL FIN.
Ya no temo, Señor, la tristeza;
ya no temo, Señor, la soledad;
porque eres, Señor, mi alegría,
tengo siempre tu amistad.
Ya
no temo, Señor, a la noche,
ya
no temo, Señor, la oscuridad,
porque
brilla tu luz en las sombras,
ya
no hay noche, eres luz.
Ya no temo, Señor, los fracasos,
ya no temo, Señor, la ingratitud;
porque el triunfo, Señor, en la
vida,
Tú lo tienes, Tú lo das.
Ya no temo, Señor, los abismos;
ya no temo, Señor, la inmensidad;
porque eres, Señor, el camino
y la vida, la verdad.
012.- TU ERES EL DIOS QUE NOS SALVA (Autor: Juan Antonio
Espinoza)
Tú
eres el Dios que nos salva,
la
luz que nos ilumina,
la
mano que nos sostiene
y
el techo que nos cobija.
Te
damos gracias Señor,
te
damos gracias Señor. (bis)
Te
damos gracias Señor
porque
has depuesto la ira
y
has detenido ante el pueblo
la
mano que los castiga.
Y
sacaremos con gozo
del
manantial de la vida,
las
aguas que dan al hombre
la
fuerza que resucita.
Entonces
proclamaremos
cantadle
con alegría,
el
nombre de Dios es agradable
su
caridad infinita.
Que
alabe al Señor la tierra.
Cantadle
sus maravillas
que
grande en medio del pueblo
el
Dios que nos justifica.
013.- SANTA MARIA DEL AMEN (Autor: Juan Antonio Espinoza)
MADRE DE TODOS
LOS HOMBRES
ENSEÑANOS A
DECIR: AMEN.
Cuando la noche se acerca,
y se oscurece la fe.
Cuando el dolor nos oprime,
y
la ilusión ya no brilla.
Cuando aparece la luz,
y
nos sentimos felices.
Cuando nos llegue la muerte,
y
tú nos lleves al cielo.