ENCONTRARSE CON JESÚS
COMENTARIO
“Se
le acercó un leproso… Acudían a él de todas partes”. El evangelio describe
muchos encuentros con Jesús, pero ¡qué diferencia! Muchos acudieron pronto a
él, pero superficialmente. Unos fueron verdaderamente atrapados por él (¡muy
pocos!), otros permanecieron indiferentes, la mayor parte se volvieron
hostiles. ¿De qué depende eso que pasa entre Jesús y un hombre? Lo vemos en
este episodio: todo depende de la fe-confianza. La confianza del leproso es
extraordinaria: “Si quieres, puedes”. Es la fe de la cananea, del centurión,
del padre del epiléptico. Jesús se siente siempre conmovido por esta fe. Pero
nunca el diálogo fue tan breve y tan intenso. Dos palabras para revelar la fe
del leproso, una palabra para señalar el efecto de esta fe: si quieres, puedes.
Quiero.
Aquí se encuentran a la vez la terrible
situación de un hombre y la gran fuerza del amor. La lepra era una enfermedad espantosa, porque
excluía de la comunión con el pueblo, o sea, segregaba a un hombre de sus
relaciones con el pueblo de Dios. "¡Impuro, impuro!", gritaba el
leproso desde lejos, de manera que todos se pudieran parar y evitar así
acercarse a él (Lev 13, 45). Los rabinos lo consideraban como si estuviera
muerto y pensaban que su curación era tan improbable como una resurrección. Marcos indica que
Jesús lo toca. Y lo cura. Eso es precisamente lo que pensaba el leproso: él
puede todo lo que quiere. Con la condición de que se crea en él. Así es como se
realiza el encuentro.
No hay miseria alguna que lo eche para
atrás, pero espera nuestro “si quiero, puedes”, que debería ser casi tan
poderoso como el amor con que está dispuesto a acogernos. Pensemos en los
“leprosos” de hoy. Habría que moverlos hacia Jesús; a los despreciados, a los
marginados, a los que sienten la vergüenza de su cuerpo, de su corazón, de su
vida. Pero también me dirijo a mí mismo. ¿Acaso estoy yo tan sano? Muchos de
mis encuentros con Jesús han sido inútiles porque nada me impulsaba a
suplicarle: “¡Sálvame! Si quieres, puedes curarme”. Para decir esto con una
fuerza capaz de arrancarle gracias muy grande, es menester que me sienta
leproso y que lo sienta de verdad. Este doble despertar de nuestra vergüenza y
de nuestra fe es la mejor preparación para un encuentro. Como cuando decimos:
“Ante de celebrar esta eucaristía, reconozcamos nuestros pecados”. Preparémonos
a cada uno de nuestros encuentros con Jesús reconociendo que somos leprosos.
R.P. Roland Vicente Castro Juárez
ANTIFONA DE ENTRADA Sal 30 3-4
Se la roca de mi
refugio, oh, Dios, un baluarte donde me salve, tú que eres mi roca y mi
baluarte; por tu nombre dirígeme y aliméntame.
ORACION
COLECTA
Oh, Dios, que prometiste permanecer en los rectos y sencillos de
corazón, concédenos, por tu gracia, vivir de tal manera que te dignes habitar
en nosotros. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro
del Levítico 13, 1-2.44-46
El Señor dijo a Moisés y a Aarón: «Cuando
alguno tenga una inflamación, una erupción o una mancha en la piel, y se le
produzca la lepra, será llevado ante Aarón, el sacerdote, o cualquiera de sus
hijos sacerdotes. Se trata de un hombre con lepra: es impuro. El sacerdote lo
declarará impuro, porque tiene lepra en la cabeza. El que haya sido declarado
enfermo de lepra andará harapiento y despeinado, con la barba tapada y gritando
¡Impuro, impuro! Mientras le dure la afección, seguirá impuros, vivirá solo y
tendrá su morada fuera del campamento.
SALMO
RESPONSORIAL (Sal 31)
Tú eres mi refugio, me rodeas de cantos de
liberación.
Dichoso el que está absuelto de su culpa, a
quien le han sepultado su pecado; dichoso el hombre a quien el Señor no le
apunta el delito. R.
Había pecado, lo reconocí, no te encubrí mi
delito; propuse: “Confesare al Señor mi culpa», y tú perdonaste mi culpa y mi
pecado. R
Alégrense, justos, y gocen con el Señor;
aclámenle, los de corazón sincero. R.
Muéstrame, Señor, el camino de tus leyes, y
lo seguiré puntual mente; enséñame a cumplir tu voluntad y a guardarla de todo
corazón. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a
los Corintios 10, 31-11, 1
Hermanos: Cuando ustedes coman o
beban o hagan cualquier a cosa, háganlo todo para gloria de Dios. No den motivo
de escándalo a los judíos, ni a los griegos, ni a la Iglesia de Dios. Por
parte, yo procuro contentar en todo a todos, no buscando propio bien, sino el
de la mayoría, para que se salven. Sigan des mi ejemplo, como yo sigo el
ejemplo de Cristo.
ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO
Aleluya. Un gran
profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo. Aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo
Evangelio según san Marcos 1,40-45
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso,
suplicándole de rodillas: «Si quieres, puedes limpiarme». Jesús sintió
compasión, extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Quiero: queda limpio». La
lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio. Él lo despidió, encargándole
severamente: «No se lo digas a nadie, pero, para que conste ve a presentarte al
sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés». Pero él salió y se
puso a pregonarlo y a divulgar el hecho, de modo que Jesús ya no podía entrar
abiertamente en ningún pueblo, se quedaba afuera, en descampado; y aun así
acudían a Él de todas partes.
PLEGARIA
UNIVERSAL
Hermanos, sabiendo que Dios es nuestro Padre y a través de su Hijo
Jesús nos purifica, sana y libera de todo mal, acudamos a Él con plena
confianza, diciendo: R. Padre bueno, ten compasión de nosotros.
1.- Para que todos los miembros
de la comunidad cristiana, reconociendo que el pecado es como la lepra que
pueda afectar nuestra vida, rechacemos con decisión toda ocasión de pecado. Roguemos
al Señor. R.
2.- Para que los animadores de
la fe sean los primeros en buscar el bien de cada hermano por encima de sus
intereses personales. Roguemos al Señor. R.
3.- Para que nuestros líderes
políticos tengan la honestidad y la valentía de poner como prioridad el bien de
los ciudadanos y el cuidado de los más pobres, y no sus propios intereses o los
de su partido. Roguemos al Señor. R.
4. Para que, movidos por nuestra fe y el ejemplo de Jesús, los
cristianos luchemos activamente por la eliminación de toda forma de
discriminación. Roguemos al Señor. R.
5. Para que quienes participamos en esta celebración seamos sanados de
las enfermedades que llevamos en el alma y el cuerpo y podamos experimentar la
paz que solo Dios puede darnos. Roguemos al Señor. R.
Gracias, Padre, por tender tu mano poderosa sobre nuestras enfermedades
y miserias; acoge cuanto con humildad té hemos suplicado y haz que, como el
leproso del Evangelio, proclamemos con alegría el amor y la misericordia que
tienes con nosotros. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, que esta
oblación nos purifique y nos renueve, y sea causa de eterna recompensa para los
que cumplen tu voluntad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTIFONA DE COMUNION Jn 3, 16
Tanto amó Dios al mundo
que entregó a su Unigénito para que todo el que cree en Él no perezca, sino que
tenga vida eterna.
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Alimentados con las delicias del cielo, te
pedimos, Señor, que procuremos siempre aquello que nos asegura la vida
verdadera. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 12: Sgto 1, 1-11; Sal 118; Mc 8, 11-13
Martes 13: Sgto 1, 12-18; Sal 93; Mc 8, 14-21
Miércoles 14: Jl 2, 12-18; Sal 50; 2Co 5, 20—6, 2; Mt 6,
1-6. 16-18.
Jueves 15: Dt 30, 15-20; Sal 1; Lc 9, 22-25.
Viernes 16: Is 58, 1-9ª; Sal 50; Mt 9, 14-15.
Sábado 17: Is 58, 9b-14; Sal 85; >Lc 5, 27-32
Domingo 18: Gn 9, 8-15; Sal 24; 1P 3, 18-22; Mc 1,
12-15.
COMENTARIOS AL
EVANGELIO
Mc 1, 40-45
Par: Mt 8,
2-4 Lc 5, 12-16
1.
Los tres sinópticos cuentan esta curación de un leproso. Parecen estar
de acuerdo en hacer de él uno de los primeros milagros del Señor, haciéndole en
cierto modo el encargado de poner de manifiesto la autoridad del joven rabino
sobre el mal. También están de acuerdo en situar este milagro en Galilea. Lucas
precisa incluso que "en una ciudad" (Lc. 5, 12 ), lo que es bastante
improbable, dada la severa legislación de los judíos (Lev. 13, 45-46), que
alejaba a los leprosos de los centros habitados. Por eso, Mt. 8, 5 corrige este
detalle, situando el milagro a las puertas de la ciudad.
Mateo asocia con este milagro la curación de un pagano y de una mujer
(Mt. 8, 1-15) para presentar en Jesús al convocador de las categorías humanas
privadas hasta entonces de toda un parte de ciudadanía en el pueblo elegido.
Lucas, por su parte, se limita a ver en él uno de los primeros milagros del
Señor, fuente de deslumbrada sorpresa por parte de la multitud (Lc. 5, 15). En
cuanto a Marcos, hace igualmente de este milagro uno de los primeros del joven
rabino.
* * * *
El relato de la curación del leproso está, además, fuertemente cargado
de indicios de la toma de conciencia, por parte de Cristo, de su poder de
taumaturgo.
Jesús empieza por sentir piedad ante el sufrimiento que encuentra a su
paso. Es una lástima que Lucas no haya hecho mención de esos sentimientos,
aludidos tan solo por Marcos (versículo 41).
Esa "emoción" y esa "compasión" son importantes por
cuanto en Cristo el amor poderoso y curativo de Dios pasa a través de esos
sentimientos humanos. Cristo quiere humanamente la curación de los enfermos que
encuentra a su paso, y en ese deseo no habría habido milagros. Por eso Cristo
tiene conciencia de que el amor a sus hermanos es el canal del amor de Dios
hacia los hombres.
Por otro lado, Jesús es todavía novicio en el empleo de su carisma de
taumaturgo. Hasta tiene un poco de miedo: presiona al enfermo curado para que
guarde silencio (véase el tono extremadamente duro del v. 43, exclusivo de
Marcos), y le insiste, sobre todo, en que no prescinda de los exámenes legales
(Lev. 13-14). Finalmente, esquiva en lo posible la admiración de la multitud
que podría entender mal sus milagros (v. 45). Se advertirá igualmente que
Cristo no reclama la fe del peticionario, tal como hará más adelante en la
mayoría de los casos. Está realmente descubriendo el poder divino que hay en él
y busca las condiciones más apropiadas para ejercerlo.
La mentalidad religiosa de los contemporáneos de Cristo asociaba el alma
y el cuerpo en una unidad mayor aún que las mentalidad griega. De ahí se
deducía que toda enfermedad física debía ser un reflejo y una consecuencia de
una enfermedad moral. Con la novedad de la curación del Cuerpo, Cristo debió de
tomar rápidamente conciencia de que inauguraba de hecho, con su predicación,
los tiempos mesiánicos y la era de la consolación.
Meses más tarde comprobará que su propia persona condiciona la venida
del Reino y que la fe en su misión es la prenda de la curación y del perdón que
ha venido a traer.
* * * *
Tanto si nos fijamos en la primera curación como en las que realizó al
final de su vida, advertiremos siempre que es el Hombre-Dios quien actúa.
Estructurando su vida de hombre en torno a relacione de amor y de compasión
hacia sus hermanos, y al mismo tiempo sobre la obediencia perfectamente filial
a los designios de su Padre respecto a la creación. Jesús de Nazaret ha vencido
al pecado, ha realizado el primer tipo de humanidad sin mal y, consiguiente, se
ha convertido en la fuente concreta, única, a partir de la cual la humanidad
está en condiciones de promover un auténtico porvenir para el hombre.
Las curaciones de las enfermedades nos enseñan más sobre la persona de
Jesús que sobre la enfermedad en sí, ya que no son más que un momento
significativo de una curación que afecta a toda la creación en la vida y la
persona de Cristo.
Hoy todo lo relacionado con la curación es patrimonio de la ciencia y de
la civilización y son muchas las maravillas que se realizan en este campo. El
cristiano debe colaborar lo más posible en esta tarea, pero debe saber que no
será un verdadero curador de sus hermanos, sino cuando la liberación del mal
haya alcanzado en él a máximo de plenitud mediante su fidelidad al Padre, pues
no hay enfermedad más grave para la promoción de la ciudad terrestre que el
trastorno provocado por el deseo del hombre de bastarse a sí mismo en su
búsqueda de felicidad.
MAERTENS-FRISQUE
NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA II -
MAROVA MADRID 1969.Pág. 238 s
02.- Aquí es donde por primera vez se habla de la curación de un
leproso.
La lepra era una enfermedad espantosa, porque excluía de la comunión con
el pueblo, o sea, segregaba a un hombre de sus relaciones con el pueblo de
Dios. "¡Impuro, impuro!", gritaba el leproso desde lejos, de manera
que todos se pudieran parar y evitar así acercarse a él (Lev 13, 45). Los rabinos
lo consideraban como si estuviera muerto y pensaban que su curación era tan
improbable como una resurrección.
En este caso es curioso observar que el leproso no duda en acercarse a
Jesús. Un viejo documento cristiano, el papiro Egerton, inserta en este texto
una insistente oración del leproso cuando descubre a Jesús: "Maestro
Jesús, tú que andas con los leprosos y comes con ellos en su mansión: yo
también me he puesto leproso; si tú quieres, me volveré a poner puro".
Algunos códices muy autorizados, en vez de decir "tuvo
compasión", dicen que "se había indignado". Evidentemente, Jesús
rechazaba enérgicamente la segregación de la que eran víctimas aquellos pobres
leprosos.
Algunos detalles en el modo en que se realiza la curación subrayan su
indignación por la segregación de los leprosos. Jesús " toca" al enfermo para demostrar
así su desprecio por las inhumanas leyes vigentes. Estamos en un tema que se
repetirá como un "leitmotiv" a lo largo del segundo evangelio, como
igualmente en el epistolario paulino: las leyes no son soberanas en sí; sólo
obligan en cuanto están a favor del hombre. Y el juicio sobre esta condición
humana de la ley lo tiene que hacer el súbdito.
OBJECION-CONCIENCIA Por eso, el considerar la ley -civil o
eclesial- como un absoluto va contra la enseñanza más elemental del Nuevo
Testamento. Habrá momentos en que el cristiano, llevado de su conciencia
humanizadora, deberá rechazar una ley y poner contra ella una válida
"objeción de conciencia". La ley de segregación de los leprosos era,
al mismo tiempo, civil y religiosa. Jesús no solamente pone objeción de
conciencia, sino que la infringe claramente, "tocando" al leproso.
A continuación Jesús ordena severamente al leproso que no haga
publicidad de su curación, ya que su finalidad no era hacer ruido y atraerse
con ello a la gente, con una falsa apologética, sino reintegrar en la sociedad
a un marginado. Por esto le insta a que se presente a los sacerdotes, para que
le den el certificado oficial de reinserción en la comunidad.
Muchas veces la Iglesia se ha preocupado más de una antievangélica
publicidad apologética para con ello adquirir nuevos adeptos para su
institución, que de luchar verdadera y eficazmente por los derechos humanos
conculcados, sean de cristianos o de personas ajenas a su institución.
COMENTARIOS A LA BIBLIA LITURGICA NT -EDIC MAROVA/MADRID 1976.Pág. 1120
3.- -La actitud de Jesús
Hemos de observar un segundo elemento: la reacción de Jesús. Su actitud
podría parecer contradictoria. Jesús proclama el Reino y libera a un poseso,
pero no quiere que esto se divulgue.
Parece como si creyera que una divulgación anticipada (mientras que los
espíritus que saben superar las apariencias aciertan y leen el misterio de su
persona) acabaría comprometiendo su proyecto mesiánico.
Jesús recorre todas las comarcas de Galilea buscando a la gente para
predicar (1, 39), mientras que, por otra parte, evita el asalto de las turbas y
se retira a lugares solitarios (1, 45).
Cura a un leproso y le ordena que se presente a un sacerdote para que
compruebe su curación, pero le prohíbe que hable de lo ocurrido con todos los
demás.
¿Por qué todo esto? Busca a la gente y al mismo tiempo se separa de
ella; realiza señales que lo revelan como Mesías y al mismo tiempo quiere
ocultarlo. Y no sólo toma sus distancias ante la gente, sino incluso ante sus
discípulos; cuando éstos, "pensando humanamente como los demás, o mejor
sin pensar, sin la vigilancia interior de su Maestro, se llegan a él para
hacerle volver, surge su decisión firme".
Pero la actitud de Jesús no es contradictoria. Se trata -una vez más-
del intento de expresar su misterio, su originalidad. Jesús no niega que sea el
Mesías, pero demuestra que tiene una idea mesiánica diferente.
Busca a la gente y se muestra solidario con la historia, pero también se
cuida de evitar los equívocos que la gente y la historia arrastran muchas veces
consigo y huye de la instrumentalización que les gustaría hacer de los
designios de Dios.
MIGROS/RV: Tiene que llevar el mensaje "a todas
partes", a todos, pero sin ser prisionero de nadie. Ha venido a anunciar
el Reino, no a hacer esos milagros tan cómodos que les gustarían a los hombres.
Por eso Jesús huye de la gente que busca milagros. ¿Por qué?
Habría que hablar mucho de ello y diremos algo más tarde. Pero ya ahora
podemos decir que los milagros no tienen ante todo un valor apologético, sino
un valor de revelación. Están al servicio de la fe y por consiguiente no
eliminan la lógica de la fe, no dan una certeza distinta de la fe y no revelan
un Dios distinto. Están al servicio de Jesús, de un Dios que se revela en la
cruz; por tanto, no eliminan la cruz, sino que -a un nivel más profundo-
revelan que en ella está presente la victoria de Dios.
BRUNO MAGGIONI - EL RELATO DE
MARCOS - EDIC. PAULINAS/MADRID 1981.Pág.
44 ss
4.- Texto. Se enmarca en el conjunto unitario que deben formar la
proclamación-enseñanza del Reino de Dios y el poder curativo de Jesús. Y, sin
embargo, un leproso apela con gestos suplicantes al poder de Jesús. La reacción
de Jesús es textualmente insegura. La traducción litúrgica ha preferido la
compasión; la mayoría de los comentaristas prefiere la ira, a pesar de que la
variante esté débilmente documentada. Como en el caso de la suegra de Simón, la
fuerza curativa se transmite espontáneamente a través del contacto corporal.
Realizada la curación, Jesús despide con brusquedad al sanado. Este
deberá aguardar silencio absoluto y presentarse a la autoridad
sanitario-religiosa para que ésta confirme su curación y así el curado pueda
incorporarse a la vida en sociedad. La legislación entonces vigente en materia
de lepra la puedes consultar en Levítico, caps. 13 y 14, 1-32.
Aunque la continuación del texto es ambigua, la mayoría de los
comentaristas se inclina por el incumplimiento del mandato de guardar silencio
por parte del curado. De esta forma, Jesús se encuentra metido en una situación
embarazosa, hasta el punto de que tiene que retirarse, pero tampoco en esos
lugares retirados puede pasar desapercibido.
Comentario. Con el texto de hoy concluye el segundo bloque del
Evangelio. En la intención de Marcos, proclamación del Reino de Dios y
actuación poderosa de Jesús deben constituir una estrecha unidad, de forma que
la actuación de Jesús sea vista en la perspectiva del Reino de Dios que está viniendo.
Sin embargo, la unidad se queda sólo en la intención del autor. La realidad de
lo narrado desmiente esa unidad. La gente y los cuatro discípulos se quedan con
la fuerza curativa de Jesús, olvidando la perspectiva a cuya realización sirve.
A la gente le interesa el poder curativo de Jesús, pero no la realidad del
Reino ni el cambio de mentalidad y de comportamiento. Ampliando los términos, a
la gente sólo le interesa egoístamente su salvación. El leproso es el prototipo
de este modo de concebir las cosas. De ahí la ira del Jesús de Marcos y la
brusquedad con que lo despide.
Al curado se le impone la misma orden de guardar silencio que al
espíritu inmundo en 1, 25 y 34. Un silencio relacionado con la persona de Jesús
en cuanto taumaturgo. Pero la realidad de los hechos puede más que el proyecto.
Por derroteros como el tipificado por el ex leproso sólo se llega al fracaso de
la Buena Noticia que trae Jesús. Sin embargo, parece que la gente está más
interesada en un Jesús milagroso que le solucione sus problemas que en el
proyecto de ese mismo Jesús. En el segundo bloque de su Evangelio, Marcos no se
revela como un autor excesivamente optimista. Más bien lo contrario. Tal vez
por eso nos resulte inquietante.
A. BENITO - DABAR 1988/15
5.- Comentario. Marcos nos dejaba el domingo pasado con la noticia de un
Jesús yendo de sinagoga en sinagoga. El relato de hoy, sin indicación alguna de
lugar y tiempo, encaja perfectamente en esa forma de vida itinerante.
(Evocación extratextual y marginal: las posesiones son peligrosas: imponen la
obligación de permanecer junto a ellas). Un leproso sale al encuentro de Jesús.
Lo hemos escuchado en la primera lectura, tomado del Levítico: el enfermo de
lepra (no necesariamente la enfermedad de Hansen, sino cualquier tipo de enfermedad
de la piel, vetíligo, leucoderma, etc., cfr., Lev. 13. 1-46) debía avisar de su
condición cuando se acercaba a alguien y gritar: "¡Impuro, impuro!"
Acercándose, pues, a Jesús en la forma que describe Marcos, el leproso
transgrede la ley. Este supuesto es nuevo, pues hasta ahora todas las personas
se han movido en un marco estrictamente legal. Cfr. Mc. 1, 32: la traída de
enfermos después de terminado el sábado, sin infracción por tanto de la ley.
Marcos nos presenta al enfermo suplicando de rodillas: "Si quieres, puedes
limpiarme".
Las palabras no expresan duda sobre el poder curativo de Jesús, sino
sobre su voluntad o disponibilidad a ejercerlo. ¿O son sencillamente un
cumplido? (cfr. Epicteto, III, 10. 14 ss). Es muy raro encontrar reflejados en los
evangelios los sentimientos de Jesús. El relato de hoy es uno de los poquísimos
casos en que éstos se traslucen. "Sintiendo lástima". Escueto como
siempre, Marcos no nos dice el porqué. Este es solamente presumible: las
condiciones especialmente duras de marginación social de este tipo de enfermos
(cfr. Lev. 13, 45-46). Casi sin dar tiempo al sentimiento resuena la palabra de
Jesús: "Quiero, queda limpio".
Sin magias, exorcismos o rituales por parte de Jesús. Y de nuevo
acontece lo inesperado e imprevisto: "He aquí que desapareció la
lepra". Reaparece la típica fórmula: "He aquí que. Y quedó
limpio". La situación nueva se abre una vez más paso con fuerza.
El signo, vehículo o señal de esta situación es la curación instantánea.
Lo que sigue no casa bien con lo anterior. La traducción litúrgica ha
optado por la forma más mitigada: "El lo despidió, encargándole
severamente". En realidad se trata de una reacción más bien violenta por
parte de Jesús. Marcos nos presenta a un Jesús contrariado. Y una vez más el
porqué es sólo presumible. El leproso le ha forzado a Jesús a actuar en un
marco no legal.
Probablemente Jesús no ha transgredido la ley, pero según la ley ha
incurrido en impureza. Ahora bien, para un judío, y Jesús lo era por nacimiento
y por educación, "la ley es santa y el mandamiento es santo, justo y
bueno" (Rom. 7, 12). "No se lo digas a nadie, sino ve a presentarte
al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés". Desde
1901, fecha en que W. Wrede publicó su obra "El secreto mesiánico"
(SECRETO-MESIANICO), estas palabras han
adquirido una especial carga dogmática. A lo mejor, contra Wrede, estas
palabras no esconden intencionalidad alguna especial por parte de Marcos, sino
que simplemente reflejan una vivencia mucho más histórica y sencilla de lo que
el racionalista Wrede imaginaba: el comienzo del cuestionamiento de la ley por
parte del judío Jesús. Un cuestionamiento nada fácil ni snobista por parte de
Jesús. Pero precisamente por ello, un cuestionamiento dramático. ¡Por favor,
vete a Jerusalén y cumple todo lo que prescribe la ley! (cfr. Lev. 14. 1-7:
examen médico, ofrecimiento de dos aves, rito y alta médica). ¡Vete a Jerusalén
para que te declaren sano! De mí no digas nada. No soy el importante para ti.
Pero el ex leproso empezó a hablar de Jesús, de su capacidad curativa,
de su persona. Esta fama, puntualiza Marcos en el v. 45, fue contraproducente
desde el punto de vista del orden establecido. Esta fama supuso una
confrontación con ese orden.
Una confrontación inevitable, a pesar de los esfuerzos de Jesús por
evitarlo y pasar desapercibido.
DABAR 1985/14
6.- Como enfermedad contagiosa la lepra exigía aislar al enfermo del
resto de las personas. Sólo tras dictamen competente podía el ex leproso
incorporarse al grupo social. La regulación del procedimiento a seguir puede
verse en Levítico 14, 2-32.
Sentido del texto. La palabra de Jesús es capaz de crear comunidad allí
donde hay marginación. Este es el sentido que Jesús quería dar a este milagro.
Pero tiene el temor fundado de que no vaya a ser interpretado en este sentido
profundo, sino superficialmente, como un milagro sin más. De ahí el severo
mandato de Jesús al ex leproso. Y ése, efectivamente, se queda con la
superficie del hecho, sin calar en su sentido profundo. Consecuencia: creciente
disgusto de Jesús, porque ve en la gente que le busca una "cuadrilla"
de interesados egoístas.
DABAR 1979/15
7.- Desde el punto de vista estilístico, este texto es una narración de
milagros. El enfermo se presenta en actitud de súplica. Jesús lo cura con un
"gesto" y una "palabra". Las narraciones de milagros en el
NT se atienen en general, a las rígidas leyes de este género literario. La
interpretación en cambio prestará mayor atención a los rasgos que superan este
esquema porque en estos rasgos se manifiesta la intención kerigmática del
narrador cristiano.
Según la concepción judía la curación de la lepra estaba al mismo nivel
que la resurrección de un muerto. Sólo Dios podía realizarla, cfr. 2 R 5,7. En
el texto de hoy hay un dato importante: se une el poder de curar con el querer
hacerlo. Basta la voluntad de Jesús. Es el rasgo cristiano que se introduce en
la narración.
En el AT los hombres de Dios tenían poder para realizar estas obras. El
hecho de atribuir este poder a Jesús manifiesta el tipo de cristología que hay
en el fondo del relato. Jesús con un gesto y una palabra cura al leproso. Se le
presenta así como el gran profeta de la época escatológica.
Jesús manda que el leproso se presente al sacerdote para que se
certifique la curación. Quiere evitar que se divulgue el milagro pero quiere
que se confirme la curación para que el enfermo quede reincorporado a la
comunidad.
La actividad taumatúrgica de Jesús está vinculada, de una manera
característica, a su persona, a su predicación y a su acción salvífica. Los
milagros indican quién es Jesús. Lo que él hace con el leproso es una obra
profundamente humana. Lo cura y lo reincorpora a la sociedad de la que había
sido arrojado. Ha llegado la época mesiánica y en Jesús el leproso encuentra a
Dios. Jesús ante el leproso no se mantiene lejos sino que lo toca. Así muestra
su plena comunión con él. Pero sobre todo no se mantiene inactivo. Lo libera de
la situación y lo incorpora a la comunidad. Jesús elimina toda actitud que
excluya o margine y se acerca a todos los hombres que la sociedad civil o
religiosa margina: endemoniados, leprosos, publicanos.. A la huida o separación
contrapone el encuentro que salva.
PERE FRANQUESA - MISA DOMINICAL 1985/04
8.- Hoy acabamos esta primera etapa de la lectura continuada de Marcos
(el miércoles empezamos la Cuaresma), y cuando la recuperemos después de Pascua
ya será en el domingo undécimo, saltando al cuarto capítulo, cuando ya haya
concluido eso que hemos denominado "la explosi6n de Galilea".
Hoy leemos otro de los signos que marcan esta explosión: Jesús rompe uno
de los grandes tabúes: el tabú de la lepra, lo que hemos leído en la primera
lectura. Jesús no rechaza a un leproso que se le acerca, en contra de lo que la
Ley decía. Pero, además de esto, vale la pena notar dos cosas aún más
sorprendentes: una, que nadie del entorno de Jesús haga ninguna observación
sobre los peligros que esto comportaba; la otra, aún más importante, que un
leproso tenga suficiente valor como para romper las obligaciones de marginación
a que estaba sometido y se acerque a Jesús. Con todo esto, Marcos quiere
mostrar que desde el inicio Jesús viene dispuesto a romper todos los tabúes que
sea necesario, y que todo el mundo sabe que Jesús está constantemente dispuesto
a esta ruptura.
Aparece también aquí el tema del "secreto mesiánico": Jesús no
quiere que se divulgue su fama, porque eso podría ocasionar que la gente
entendiera su mesianismo como un mesianismo guerrero y poderoso, como esperaban
muchos. Pero el leproso no puede callar, sino todo lo contrario: de hecho, el
que ha sido salvado por Jesús es imposible que calle. Y su fama, la explosión
de Galilea, es imparable.
Finalmente, vale la pena notar que Jesús, a pesar de romper tabúes, no
es un defensor de una especie de principio general de ilegalidad: Jesús quiere
que la curación sea certificada por el sacerdote, como prescribe la Ley. La Ley
sólo hay que romperla cuando oprime. Y además, el pobre leproso vivirá mucho
más tranquilo si tiene un certificado que le autorice a hacer vida normal.
JOSEP LLIGADAS - MISA DOMINICAL 1994/03
9.- Un día un leproso se acercó a Jesús y le dijo: "Si tú quieres,
puedes limpiarme". El leproso estaba excluido de la comunidad religiosa
(Lv 13, 45).
En las sociedades pre-científicas la mayor parte de las enfermedades
contagiosas eran consideradas en cierto modo como un castigo da cielo... y las
gentes se defendían como podían poniendo al apestado al margen de la sociedad,
con interdicción de entrar en contacto con el.
Estamos pues ante una de las mayores miserias humanas: este hombre sufre
doblemente... su cuerpo está duramente afectado... y es repudiado por todos...
-Enternecido ante este hombre, Jesús extiende la mano y le toca...
Marcos subraya el gesto de compasión. Jesús se emociona ante este infortunio.
Delicadeza. Participación en el dolor de los demás.
Nuestro Dios no es insensible y lejano. Se enternece. Permanezco el
mayor tiempo posible en la contemplación de este sentimiento del corazón de
Jesús.
Por este acto, Jesús infringe deliberadamente la Ley. Ha tocado al
leproso, desprecia, por así decirlo la "prohibición" que tanto le
había afectado.
-Y al instante desapareció la lepra y quedó limpio.
¡Eres bueno, Señor! ¡Líbranos de todo mal! ¿Cuál será el día en que todo
mal habrá desaparecido? Señor, desde ahora, quiero trabajar en ello, contigo.
Cada vez que puedo ayudar a alguien a salir de la desgracia o del pecado... tú
estás allí en mí para continuar tu obra de salvación.
-Enseguida, Jesús le despide con esta severa advertencia:
"Mira de no decir nada a nadie .." Siempre la misma consigna
del "secreto mesiánico".
En los catecismos se decía: Jesús probó que era Dios, haciendo milagros.
La fórmula, en cierto sentido, es verdadera. Pero podría inducir a pensar que
Jesús buscaba más "manifestar su Poder" que "probar quién era
El". Ahora bien, es precisamente todo lo contrario, si nos fijamos bien.
Jesús deliberadamente "ha escondido" su dignidad y ha pedido
que no se hablara de sus milagros.
Y esta consigna "severa" del secreto, Jesús la mantendrá hasta
la hora de su Pasión. La recordará a san Pedro el día de su profesión de Fe en
Cesarea: "Les mandó severamente que no hablasen de El a nadie" (Mc 8,
29-3O). Es una prueba suplementaria de la autenticidad del evangelio: si este
libro hubiera sido inventado por algunos admiradores, y escrito con una
intención apologética se hubiera insistido sobre la gloria, el poder, las
proezas divinas.
Ahora bien, es un hecho que se impuso a Marco -portavoz de Pedro-: el
verdadero Dios desecha la imagen estruendosa que se ha hecho de El. Y es
característico que Jesús no hubiera reivindicado su título de "Hijo de
Dios" más que en el contexto de su Pasión, ante el tribunal que le
condenaba a muerte, en el momento en que no había ya ningún inconveniente en afirmar
el misterio divino de su persona... en el momento en que todos los sueños de
grandeza humana y política resultaban completamente vanos.
Hoy, Señor, tú eres siempre ese mismo Dios "escondido".
-Pero, habiendo partido Jesús, ese hombre comenzó a pregonar a voces y a
divulgar el suceso, de manera que Jesús ya no podía entrar públicamente en una
ciudad, sino que se quedaba fuera, en lugares desiertos; pero allí iban a él de
todas partes.
Sí; está claro que Jesús rehúsa la popularidad; que huye de los
entusiasmos.
NOEL QUESSON - PALABRA DE DIOS PARA CADA DIA 1 - EVANG. DE ADVIENTO A PENTECOSTES - EDIT. CLARET/BARCELONA 1984.Pág. 268 s.
PROPUESTA DE CANTOS DOMINGO VI T.O. CICLO B – 11 FEBERO 2024
TEMA: LA LEPRA SE LE QUITO Y QUEDO LIMPIO
01.- UNIDOS
EN LA FIESTA (Joaquín Madurga)
UNIDOS
EN LA FIESTA,
LA
ALEGRÍA SE HACE CANCIÓN.
UNIDOS
EN LA FE,
LA
ALEGRÍA SE HACE ORACIÓN.
Cantaremos
al Señor
aleluyas
con himnos y salmos,
porque
grande es el amor
que
en nosotros por siempre mostró.
Cantad,
(Cantad)
Cantad, (Cantad)
Cantad.
(Cantad)
Cantaremos
la bondad
del
Señor que nos sienta a su mesa,
y
nos llama a comulgar
como
hermanos su vino y su pan.
Nuestras
voces cantarán
el
amor de su misericordia,
porque
sabe perdonar
y
nos llena de eterna bondad.
Cantaremos
al Señor
aleluyas
al son de instrumentos
y
será nuestra canción
la
alabanza que ensalza su amor
02.- REUNIDOS
EN EL NOMBRE EL SEÑOR (Fco. Palazón)
REUNIDOS
EN EL NOMBRE DEL SEÑOR,
QUE
NOS HA CONGREGADO ANTE SU ALTAR,
CELEBREMOS
EL MISTERIO DE LA FE
BAJO
EL SIGNO DEL AMOR Y LA UNIDAD (bis)
1.-
Tú, Señor, das sentido a nuestra vida,
tu
presencia nos ayuda a caminar,
tu
palabra es fuente de agua viva
que
nosotros, sedientos, a tu mesa venimos a buscar.
2.-
Purifica con tu gracia nuestras manos,
ilumina
nuestra mente con tu luz,
que
la fe se fortalezca en tu palabra,
y
tu cuerpo, tomado en alimento, nos traiga la salud.
03.- BENDITO
SEAS SEÑOR (Fco. Palazón)
BENDITO
SEAS, SEÑOR,
POR
ESTE PAN Y ESTE VINO
QUE
GENEROSO NOS DISTE
PARA
CAMINAR CONTIGO,
Y
SERÁN PARA NOSOTROS
ALIMENTO
EN EL CAMINO.
1.
Te ofrecemos el trabajo,
las
penas y la alegría,
el
pan que nos alimenta
y
el afán de cada día.
2.
Te ofrecemos nuestro barro
que
oscurece nuestras vidas
y
el vino que no empleamos
para
curar las heridas.
04.- ENTRE
TUS MANOS
Entre
tus manos está mi vida, Señor
Entre
tus manos pongo mi existir.
Hay
que morir, para vivir.
Entre
tus manos confío mi ser.
Si
el grano de trigo no muere,
Si
no muere sólo quedará,
Pero
si muere en abundancia dará
Un
gozo eterno que no morirá.
Entre
tus manos está mi vida, Señor
Entre
tus manos pongo mi existir.
Hay
que morir, para vivir.
Entre
tus manos confío mi ser.
05.- CON
NOSOTROS ESTA EL SEÑOR (C. Erdozaín)
CON
NOSOTROS ESTÁ EL SEÑOR
CON
NOSOTROS
SU
PALABRA ES CAMINO Y VERDAD
Y
EN LA MESA DEL ALTAR
NUESTRA
VIDA, NUESTRA VIDA. (bis)
1.-
Por nosotros está en el altar
por
nosotros su cuerpo es manjar
por
nosotros, camino,
por
nosotros, verdad
Él
con nosotros está.
2.-
Con los hombres que buscan la paz
con
los hombres que piden su pan
con
el débil y enfermo,
con
quien no tiene hogar
Él
pide amor y hermandad.
3.-
Como hermanos en un mismo hogar
como
hijos que comparten su pan
celebremos
la cena,
sacrificio
pascual
sacramento
de fraternidad.
06.- EL PAN
QUE COMPARTIMOS (Fco. Palazón)
1.-
El pan que compartimos en esta Eucaristía
es
signo permanente de amor y de unidad;
en
él se nos ofrece en forma de comida
aquel
que con su muerte
nos
devolvió la vida y nos dio la libertad.
2.-
Unidos como hermanos formando un solo cuerpo,
con
gozo celebremos la Pascua del Señor;
Él
es para nosotros el pan que da la vida,
la
víctima elegida
que
derramó su sangre por nuestra salvación.
3.-
Que suene eternamente un canto de alabanza,
que
todas las naciones conozcan su bondad;
que
sea proclamado por todas las edades,
que
no tiene medida
ni
su misericordia, ni su fidelidad.
07.- COMIENDO
DEL MISMO PAN (J. Madurga)
COMIENDO
DEL MISMO PAN,
BEBIENDO
DEL MISMO VINO,
QUERIENDO
EN EL MISMO AMOR,
SELLAMOS
TU ALIANZA, CRISTO.
1.-
La noche de su pasión
cogió
el pan entre sus manos
y
dijo: "Tomad, comed,
esto
es mi Cuerpo entregado."
2.-
La noche de su pasión
tomó
el cáliz en sus manos
y
dijo: "Tomad, bebed,
es
la Sangre que derramo."
3.-
La noche de su pasión
nos
dio el Señor su mandato:
"Amaos
unos a otros,
lo
mismo que yo os amo."
08.- HIMNO
EUCARISTICO (DANOS HOY HAMBRE DE DIOS) (Juan José Larreñeta)
DANOS
HOY HAMBRE DE DIOS,
ALIMÉNTANOS,
SEÑOR,
Y
QUE EL FRUTO DE TU AMOR
LIMPIE
EL RENCOR, NOS DE LA PAZ,
TRAIGA
EL PERDÓN.
1.-
Hacia Emaús iban dos amigos
sintiendo
gran tristeza por Jesús;
y
no supieron que el mismo Cristo
era
quien iba en su camino.
2.-
La noche está muy avanzada
dijeron
los amigos de Emaús;
y
cuando vieron el pan partido,
reconocieron
a Cristo vivo.
3.-
El pan que todos compartimos
en
una misma comunión,
es
el encuentro con Cristo hermano,
que
dio su vida para salvarnos.
4.-
Yo soy el pan que da la vida,
nos
dijo a todos el Señor,
y
aquella noche mientras comían
el
pan de vida se dio en comida.
09.- HOY
SEÑOR TE DAMOS GRACIAS
Hoy,
Señor, te damos gracias
por
la vida, la tierra y el sol.
Hoy
Señor queremos cantar
las
grandezas de tu amor.
Gracias,
Padre, mi vida es tu vida;
tus
manos amasan mi barro,
mi
alma es tu aliento divino;
tu
sonrisa en mis ojos está.
Hoy,
Señor, te damos gracias
por
la vida, la tierra y el sol.
Hoy
Señor queremos cantar
las
grandezas de tu amor.
Gracias,
Padre, Tú guías mis pasos,
Tú
eres la luz y el camino;
conduces
a ti mi destino
como
llevas los ríos al mar.
Hoy,
Señor, te damos gracias
por
la vida, la tierra y el sol.
Hoy
Señor queremos cantar
las
grandezas de tu amor.
Gracias,
Padre, me hiciste a tu imagen,
y
quieres que siga tu ejemplo;
brindando
mi amor al hermano,
construyendo
un mundo de paz.
Hoy,
Señor, te damos gracias
por
la vida, la tierra y el sol.
Hoy
Señor queremos cantar
las
grandezas de tu amor.
10.- LE CONOCIS (M. Manzano – J.A.
Olivar)
CON
NOSOTROS ESTÁ Y NO LE CONOCÉIS,
CON
NOSOTROS ESTÁ, SU NOMBRE ES EL SEÑOR.
CON
NOSOTROS ESTÁ Y NO LE CONOCÉIS,
CON
NOSOTROS ESTÁ, SU NOMBRE ES EL SEÑOR.
1.-
Su nombre es «el Señor» y pasa hambre,
y
clama por la boca del hambriento,
y
muchos que lo ven pasan de largo,
acaso
por llegar temprano al templo.
Su
nombre es «el Señor» y sed soporta
y
está en quien de justicia va sediento
y
muchos que lo ven pasan de largo,
a
veces ocupados en sus rezos.
CON
NOSOTROS ESTÁ Y NO LE CONOCÉIS,
CON
NOSOTROS ESTÁ, SU NOMBRE ES EL SEÑOR.
CON
NOSOTROS ESTÁ Y NO LE CONOCÉIS,
CON
NOSOTROS ESTÁ, SU NOMBRE ES EL SEÑOR.
2.-
Su nombre es «el Señor» y está desnudo,
la
ausencia del amor hiela sus huesos,
y
muchos que lo ven pasan de largo,
seguros
y al calor de su dinero.
Su
nombre es «el Señor» y enfermo vive,
y
su agonía es la del enfermo,
y
muchos que lo saben no hacen caso,
tal
vez no frecuentaba mucho el templo.
3.-
Su nombre es «el Señor» y está en la cárcel,
está
en la soledad de cada preso,
y
nadie lo visita, y hasta dicen:
«Tal
vez ése no era de los nuestros».
Su
nombre es «el Señor», el que sed tiene,
quien
pide por la boca del hambriento,
está
preso, está enfermo, está desnudo,
pero
Él nos va a juzgar por todo eso.
11.- MADRE DE
NUESTRA ALEGRIA (Cesáreo Garabain)
MARÍA,
TÚ QUE VELAS JUNTO A MÍ,
Y
VES EL FUEGO DE MI INQUIETUD.
MARÍA,
MADRE, ENSÉÑAME A VIVIR
CON
RITMO ALEGRE DE JUVENTUD. (bis)
1.-
Ven, Señora a nuestra soledad,
ven,
a nuestro corazón,
a
tantas esperanzas que se han muerto,
a
nuestro caminar sin ilusión.
Ven
y danos la alegría
que
nace de la fe y del amor,
el
gozo de las almas que confían
en
medio del esfuerzo y el dolor.
2.-
Ven y danos la esperanza
para
sonreír en la aflicción
la
mano que del suelo nos levanta,
la
gracia de la paz en el perdón.
Ven
y danos confianza,
sonrisa
que en tu pena floreció,
sabiendo
que en la duda y las tormentas
jamás
nos abandona nuestro Dios.
12.- MADRE DEL REDENTOR (Francisco Palazón)
RECIBE
SANTA MARÍA,
EL
SALUDO DE GABRIEL. (2)
Y
APIÁDATE DE NOSOTROS,
PEREGRINOS
DE LA FE. (2)
Madre
del Redentor, Virgen fecunda,
eres
puerta de Dios, faro en el mar,
ven
a librar al pueblo que tropieza
y
quiere caminar. (2)
Virgen
llena de Dios, Madre admirable,
que
engendraste en tu seno, al Creador,
Tú, que el dolor conoces, ten clemencia
del
pobre pecador. (2)
13.- NECESITA NUESTRAS MANOS
1.-
Jesús no tiene manos,
no
tiene manos,
tiene
solo nuestras manos
para
construir.
Tiene
solo nuestras manos
tiene
solo nuestras manos
para
compartir.
NECESITA
NUESTRAS MANOS,
NECESITA
NUESTRAS MANOS,
PARA
BENDECIR. (BIS)
2.-
Jesús no tiene pies,
no
tiene pies,
tiene
solo nuestros pies
para
caminar.
Tiene
solo nuestros pies
tiene
solo nuestros pies
para
caminar.
NECESITA
NUESTROS PIES,
NECESITA
NUESTROS PIES,
PARA
CAMINAR. (BIS)
3.-
Jesús no tiene labios,
no
tiene labios,
tiene
solo nuestros labios
para
proclamar.
Tiene
solo nuestros labios
tiene
solo nuestros labios
para
proclamar.
NECESITA
NUESTROS LABIOS,
NECESITA
NUESTROS LABIOS,
PARA
PROCLAMAR. (BIS)
4.-
Jesús no tiene medios,
no
tiene medios,
tiene
solo nuestros medios
para
evangelizar.
Tiene
solo nuestros medios
tiene
solo nuestros medios
para
evangelizar.
NECESITA
NUESTROS MEDIOS,
NECESITA
NUESTROS MEDIOS,
PARA
EVANGELIZAR.