viernes, 9 de febrero de 2024

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO VI T.O. CICLO B - 11 FEBRERO 2024

 

ENCONTRARSE CON JESÚS


COMENTARIO

 

 “Se le acercó un leproso… Acudían a él de todas partes”. El evangelio describe muchos encuentros con Jesús, pero ¡qué diferencia! Muchos acudieron pronto a él, pero superficialmente. Unos fueron verdaderamente atrapados por él (¡muy pocos!), otros permanecieron indiferentes, la mayor parte se volvieron hostiles. ¿De qué depende eso que pasa entre Jesús y un hombre? Lo vemos en este episodio: todo depende de la fe-confianza. La confianza del leproso es extraordinaria: “Si quieres, puedes”. Es la fe de la cananea, del centurión, del padre del epiléptico. Jesús se siente siempre conmovido por esta fe. Pero nunca el diálogo fue tan breve y tan intenso. Dos palabras para revelar la fe del leproso, una palabra para señalar el efecto de esta fe: si quieres, puedes. Quiero.

Aquí se encuentran a la vez la terrible situación de un hombre y la gran fuerza del amor. La lepra era una enfermedad espantosa, porque excluía de la comunión con el pueblo, o sea, segregaba a un hombre de sus relaciones con el pueblo de Dios. "¡Impuro, impuro!", gritaba el leproso desde lejos, de manera que todos se pudieran parar y evitar así acercarse a él (Lev 13, 45). Los rabinos lo consideraban como si estuviera muerto y pensaban que su curación era tan improbable como una resurrección. Marcos indica que Jesús lo toca. Y lo cura. Eso es precisamente lo que pensaba el leproso: él puede todo lo que quiere. Con la condición de que se crea en él. Así es como se realiza el encuentro.

No hay miseria alguna que lo eche para atrás, pero espera nuestro “si quiero, puedes”, que debería ser casi tan poderoso como el amor con que está dispuesto a acogernos. Pensemos en los “leprosos” de hoy. Habría que moverlos hacia Jesús; a los despreciados, a los marginados, a los que sienten la vergüenza de su cuerpo, de su corazón, de su vida. Pero también me dirijo a mí mismo. ¿Acaso estoy yo tan sano? Muchos de mis encuentros con Jesús han sido inútiles porque nada me impulsaba a suplicarle: “¡Sálvame! Si quieres, puedes curarme”. Para decir esto con una fuerza capaz de arrancarle gracias muy grande, es menester que me sienta leproso y que lo sienta de verdad. Este doble despertar de nuestra vergüenza y de nuestra fe es la mejor preparación para un encuentro. Como cuando decimos: “Ante de celebrar esta eucaristía, reconozcamos nuestros pecados”. Preparémonos a cada uno de nuestros encuentros con Jesús reconociendo que somos leprosos.

R.P. Roland Vicente Castro Juárez

 

ANTIFONA DE ENTRADA Sal 30 3-4

Se la roca de mi refugio, oh, Dios, un baluarte donde me salve, tú que eres mi roca y mi baluarte; por tu nombre dirígeme y aliméntame.

 

ORACION COLECTA

Oh, Dios, que prometiste permanecer en los rectos y sencillos de corazón, concédenos, por tu gracia, vivir de tal manera que te dignes habitar en nosotros. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Levítico 13, 1-2.44-46

El Señor dijo a Moisés y a Aarón: «Cuando alguno tenga una inflamación, una erupción o una mancha en la piel, y se le produzca la lepra, será llevado ante Aarón, el sacerdote, o cualquiera de sus hijos sacerdotes. Se trata de un hombre con lepra: es impuro. El sacerdote lo declarará impuro, porque tiene lepra en la cabeza. El que haya sido declarado enfermo de lepra andará harapiento y despeinado, con la barba tapada y gritando ¡Impuro, impuro! Mientras le dure la afección, seguirá impuros, vivirá solo y tendrá su morada fuera del campamento.

 

SALMO RESPONSORIAL (Sal 31)

Tú eres mi refugio, me rodeas de cantos de liberación.

 

Dichoso el que está absuelto de su culpa, a quien le han sepultado su pecado; dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito. R.

 

Había pecado, lo reconocí, no te encubrí mi delito; propuse: “Confesare al Señor mi culpa», y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R

 

Alégrense, justos, y gocen con el Señor; aclámenle, los de corazón sincero. R.

 

Muéstrame, Señor, el camino de tus leyes, y lo seguiré puntual mente; enséñame a cumplir tu voluntad y a guardarla de todo corazón. R.

 

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 10, 31-11, 1

Hermanos: Cuando ustedes coman o beban o hagan cualquier a cosa, háganlo todo para gloria de Dios. No den motivo de escándalo a los judíos, ni a los griegos, ni a la Iglesia de Dios. Por parte, yo procuro contentar en todo a todos, no buscando propio bien, sino el de la mayoría, para que se salven. Sigan des mi ejemplo, como yo sigo el ejemplo de Cristo.

 

ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO  

Aleluya. Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo. Aleluya.

 

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 1,40-45

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: «Si quieres, puedes limpiarme». Jesús sintió compasión, extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Quiero: queda limpio». La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio. Él lo despidió, encargándole severamente: «No se lo digas a nadie, pero, para que conste ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés». Pero él salió y se puso a pregonarlo y a divulgar el hecho, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo, se quedaba afuera, en descampado; y aun así acudían a Él de todas partes.

 

PLEGARIA UNIVERSAL

Hermanos, sabiendo que Dios es nuestro Padre y a través de su Hijo Jesús nos purifica, sana y libera de todo mal, acudamos a Él con plena confianza, diciendo: R. Padre bueno, ten compasión de nosotros.

 

1.-  Para que todos los miembros de la comunidad cristiana, reconociendo que el pecado es como la lepra que pueda afectar nuestra vida, rechacemos con decisión toda ocasión de pecado. Roguemos al Señor. R.

 

2.-  Para que los animadores de la fe sean los primeros en buscar el bien de cada hermano por encima de sus intereses personales. Roguemos al Señor. R.

 

3.-  Para que nuestros líderes políticos tengan la honestidad y la valentía de poner como prioridad el bien de los ciudadanos y el cuidado de los más pobres, y no sus propios intereses o los de su partido. Roguemos al Señor. R.

 

4. Para que, movidos por nuestra fe y el ejemplo de Jesús, los cristianos luchemos activamente por la eliminación de toda forma de discriminación. Roguemos al Señor. R.

 

5. Para que quienes participamos en esta celebración seamos sanados de las enfermedades que llevamos en el alma y el cuerpo y podamos experimentar la paz que solo Dios puede darnos. Roguemos al Señor. R.

 

Gracias, Padre, por tender tu mano poderosa sobre nuestras enfermedades y miserias; acoge cuanto con humildad té hemos suplicado y haz que, como el leproso del Evangelio, proclamemos con alegría el amor y la misericordia que tienes con nosotros. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Señor, que esta oblación nos purifique y nos renueve, y sea causa de eterna recompensa para los que cumplen tu voluntad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

ANTIFONA DE COMUNION   Jn 3, 16

Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Unigénito para que todo el que cree en Él no perezca, sino que tenga vida eterna.

 

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Alimentados con las delicias del cielo, te pedimos, Señor, que procuremos siempre aquello que nos asegura la vida verdadera. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

Lunes 12: Sgto 1, 1-11; Sal 118; Mc 8, 11-13

Martes 13: Sgto 1, 12-18; Sal 93; Mc 8, 14-21

Miércoles 14: Jl 2, 12-18; Sal 50; 2Co 5, 20—6, 2; Mt 6, 1-6. 16-18.

Jueves 15: Dt 30, 15-20; Sal 1; Lc 9, 22-25.

 Viernes 16: Is 58, 1-9ª; Sal 50; Mt 9, 14-15.

Sábado 17: Is 58, 9b-14; Sal 85; >Lc 5, 27-32

Domingo 18: Gn 9, 8-15; Sal 24; 1P 3, 18-22; Mc 1, 12-15.

 

COMENTARIOS AL EVANGELIO

Mc 1, 40-45

Par: Mt 8, 2-4  Lc 5, 12-16

 

1.

Los tres sinópticos cuentan esta curación de un leproso. Parecen estar de acuerdo en hacer de él uno de los primeros milagros del Señor, haciéndole en cierto modo el encargado de poner de manifiesto la autoridad del joven rabino sobre el mal. También están de acuerdo en situar este milagro en Galilea. Lucas precisa incluso que "en una ciudad" (Lc. 5, 12 ), lo que es bastante improbable, dada la severa legislación de los judíos (Lev. 13, 45-46), que alejaba a los leprosos de los centros habitados. Por eso, Mt. 8, 5 corrige este detalle, situando el milagro a las puertas de la ciudad.

Mateo asocia con este milagro la curación de un pagano y de una mujer (Mt. 8, 1-15) para presentar en Jesús al convocador de las categorías humanas privadas hasta entonces de toda un parte de ciudadanía en el pueblo elegido. Lucas, por su parte, se limita a ver en él uno de los primeros milagros del Señor, fuente de deslumbrada sorpresa por parte de la multitud (Lc. 5, 15). En cuanto a Marcos, hace igualmente de este milagro uno de los primeros del joven rabino.

* * * *

El relato de la curación del leproso está, además, fuertemente cargado de indicios de la toma de conciencia, por parte de Cristo, de su poder de taumaturgo.

Jesús empieza por sentir piedad ante el sufrimiento que encuentra a su paso. Es una lástima que Lucas no haya hecho mención de esos sentimientos, aludidos tan solo por Marcos (versículo 41).

Esa "emoción" y esa "compasión" son importantes por cuanto en Cristo el amor poderoso y curativo de Dios pasa a través de esos sentimientos humanos. Cristo quiere humanamente la curación de los enfermos que encuentra a su paso, y en ese deseo no habría habido milagros. Por eso Cristo tiene conciencia de que el amor a sus hermanos es el canal del amor de Dios hacia los hombres.

Por otro lado, Jesús es todavía novicio en el empleo de su carisma de taumaturgo. Hasta tiene un poco de miedo: presiona al enfermo curado para que guarde silencio (véase el tono extremadamente duro del v. 43, exclusivo de Marcos), y le insiste, sobre todo, en que no prescinda de los exámenes legales (Lev. 13-14). Finalmente, esquiva en lo posible la admiración de la multitud que podría entender mal sus milagros (v. 45). Se advertirá igualmente que Cristo no reclama la fe del peticionario, tal como hará más adelante en la mayoría de los casos. Está realmente descubriendo el poder divino que hay en él y busca las condiciones más apropiadas para ejercerlo.

La mentalidad religiosa de los contemporáneos de Cristo asociaba el alma y el cuerpo en una unidad mayor aún que las mentalidad griega. De ahí se deducía que toda enfermedad física debía ser un reflejo y una consecuencia de una enfermedad moral. Con la novedad de la curación del Cuerpo, Cristo debió de tomar rápidamente conciencia de que inauguraba de hecho, con su predicación, los tiempos mesiánicos y la era de la consolación.

Meses más tarde comprobará que su propia persona condiciona la venida del Reino y que la fe en su misión es la prenda de la curación y del perdón que ha venido a traer.

* * * *

Tanto si nos fijamos en la primera curación como en las que realizó al final de su vida, advertiremos siempre que es el Hombre-Dios quien actúa. Estructurando su vida de hombre en torno a relacione de amor y de compasión hacia sus hermanos, y al mismo tiempo sobre la obediencia perfectamente filial a los designios de su Padre respecto a la creación. Jesús de Nazaret ha vencido al pecado, ha realizado el primer tipo de humanidad sin mal y, consiguiente, se ha convertido en la fuente concreta, única, a partir de la cual la humanidad está en condiciones de promover un auténtico porvenir para el hombre.

Las curaciones de las enfermedades nos enseñan más sobre la persona de Jesús que sobre la enfermedad en sí, ya que no son más que un momento significativo de una curación que afecta a toda la creación en la vida y la persona de Cristo.

Hoy todo lo relacionado con la curación es patrimonio de la ciencia y de la civilización y son muchas las maravillas que se realizan en este campo. El cristiano debe colaborar lo más posible en esta tarea, pero debe saber que no será un verdadero curador de sus hermanos, sino cuando la liberación del mal haya alcanzado en él a máximo de plenitud mediante su fidelidad al Padre, pues no hay enfermedad más grave para la promoción de la ciudad terrestre que el trastorno provocado por el deseo del hombre de bastarse a sí mismo en su búsqueda de felicidad.

MAERTENS-FRISQUE
NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA II -  MAROVA MADRID 1969.Pág. 238 s


 

02.- Aquí es donde por primera vez se habla de la curación de un leproso.

La lepra era una enfermedad espantosa, porque excluía de la comunión con el pueblo, o sea, segregaba a un hombre de sus relaciones con el pueblo de Dios. "¡Impuro, impuro!", gritaba el leproso desde lejos, de manera que todos se pudieran parar y evitar así acercarse a él (Lev 13, 45). Los rabinos lo consideraban como si estuviera muerto y pensaban que su curación era tan improbable como una resurrección.

En este caso es curioso observar que el leproso no duda en acercarse a Jesús. Un viejo documento cristiano, el papiro Egerton, inserta en este texto una insistente oración del leproso cuando descubre a Jesús: "Maestro Jesús, tú que andas con los leprosos y comes con ellos en su mansión: yo también me he puesto leproso; si tú quieres, me volveré a poner puro".

Algunos códices muy autorizados, en vez de decir "tuvo compasión", dicen que "se había indignado". Evidentemente, Jesús rechazaba enérgicamente la segregación de la que eran víctimas aquellos pobres leprosos.

Algunos detalles en el modo en que se realiza la curación subrayan su indignación por la segregación de los leprosos. Jesús "          toca" al enfermo para demostrar así su desprecio por las inhumanas leyes vigentes. Estamos en un tema que se repetirá como un "leitmotiv" a lo largo del segundo evangelio, como igualmente en el epistolario paulino: las leyes no son soberanas en sí; sólo obligan en cuanto están a favor del hombre. Y el juicio sobre esta condición humana de la ley lo tiene que hacer el súbdito.

OBJECION-CONCIENCIA Por eso, el considerar la ley -civil o eclesial- como un absoluto va contra la enseñanza más elemental del Nuevo Testamento. Habrá momentos en que el cristiano, llevado de su conciencia humanizadora, deberá rechazar una ley y poner contra ella una válida "objeción de conciencia". La ley de segregación de los leprosos era, al mismo tiempo, civil y religiosa. Jesús no solamente pone objeción de conciencia, sino que la infringe claramente, "tocando" al leproso.

A continuación Jesús ordena severamente al leproso que no haga publicidad de su curación, ya que su finalidad no era hacer ruido y atraerse con ello a la gente, con una falsa apologética, sino reintegrar en la sociedad a un marginado. Por esto le insta a que se presente a los sacerdotes, para que le den el certificado oficial de reinserción en la comunidad.

Muchas veces la Iglesia se ha preocupado más de una antievangélica publicidad apologética para con ello adquirir nuevos adeptos para su institución, que de luchar verdadera y eficazmente por los derechos humanos conculcados, sean de cristianos o de personas ajenas a su institución.

COMENTARIOS A LA BIBLIA LITURGICA NT -EDIC MAROVA/MADRID 1976.Pág. 1120


 

3.-  -La actitud de Jesús

Hemos de observar un segundo elemento: la reacción de Jesús. Su actitud podría parecer contradictoria. Jesús proclama el Reino y libera a un poseso, pero no quiere que esto se divulgue.

Parece como si creyera que una divulgación anticipada (mientras que los espíritus que saben superar las apariencias aciertan y leen el misterio de su persona) acabaría comprometiendo su proyecto mesiánico.

Jesús recorre todas las comarcas de Galilea buscando a la gente para predicar (1, 39), mientras que, por otra parte, evita el asalto de las turbas y se retira a lugares solitarios (1, 45).

Cura a un leproso y le ordena que se presente a un sacerdote para que compruebe su curación, pero le prohíbe que hable de lo ocurrido con todos los demás.

¿Por qué todo esto? Busca a la gente y al mismo tiempo se separa de ella; realiza señales que lo revelan como Mesías y al mismo tiempo quiere ocultarlo. Y no sólo toma sus distancias ante la gente, sino incluso ante sus discípulos; cuando éstos, "pensando humanamente como los demás, o mejor sin pensar, sin la vigilancia interior de su Maestro, se llegan a él para hacerle volver, surge su decisión firme".

Pero la actitud de Jesús no es contradictoria. Se trata -una vez más- del intento de expresar su misterio, su originalidad. Jesús no niega que sea el Mesías, pero demuestra que tiene una idea mesiánica diferente.

Busca a la gente y se muestra solidario con la historia, pero también se cuida de evitar los equívocos que la gente y la historia arrastran muchas veces consigo y huye de la instrumentalización que les gustaría hacer de los designios de Dios.

MIGROS/RV: Tiene que llevar el mensaje "a todas partes", a todos, pero sin ser prisionero de nadie. Ha venido a anunciar el Reino, no a hacer esos milagros tan cómodos que les gustarían a los hombres. Por eso Jesús huye de la gente que busca milagros. ¿Por qué?

Habría que hablar mucho de ello y diremos algo más tarde. Pero ya ahora podemos decir que los milagros no tienen ante todo un valor apologético, sino un valor de revelación. Están al servicio de la fe y por consiguiente no eliminan la lógica de la fe, no dan una certeza distinta de la fe y no revelan un Dios distinto. Están al servicio de Jesús, de un Dios que se revela en la cruz; por tanto, no eliminan la cruz, sino que -a un nivel más profundo- revelan que en ella está presente la victoria de Dios.

BRUNO MAGGIONI -  EL RELATO DE MARCOS -  EDIC. PAULINAS/MADRID 1981.Pág. 44 ss


 

4.- Texto. Se enmarca en el conjunto unitario que deben formar la proclamación-enseñanza del Reino de Dios y el poder curativo de Jesús. Y, sin embargo, un leproso apela con gestos suplicantes al poder de Jesús. La reacción de Jesús es textualmente insegura. La traducción litúrgica ha preferido la compasión; la mayoría de los comentaristas prefiere la ira, a pesar de que la variante esté débilmente documentada. Como en el caso de la suegra de Simón, la fuerza curativa se transmite espontáneamente a través del contacto corporal.

Realizada la curación, Jesús despide con brusquedad al sanado. Este deberá aguardar silencio absoluto y presentarse a la autoridad sanitario-religiosa para que ésta confirme su curación y así el curado pueda incorporarse a la vida en sociedad. La legislación entonces vigente en materia de lepra la puedes consultar en Levítico, caps. 13 y 14, 1-32.

Aunque la continuación del texto es ambigua, la mayoría de los comentaristas se inclina por el incumplimiento del mandato de guardar silencio por parte del curado. De esta forma, Jesús se encuentra metido en una situación embarazosa, hasta el punto de que tiene que retirarse, pero tampoco en esos lugares retirados puede pasar desapercibido.

Comentario. Con el texto de hoy concluye el segundo bloque del Evangelio. En la intención de Marcos, proclamación del Reino de Dios y actuación poderosa de Jesús deben constituir una estrecha unidad, de forma que la actuación de Jesús sea vista en la perspectiva del Reino de Dios que está viniendo. Sin embargo, la unidad se queda sólo en la intención del autor. La realidad de lo narrado desmiente esa unidad. La gente y los cuatro discípulos se quedan con la fuerza curativa de Jesús, olvidando la perspectiva a cuya realización sirve. A la gente le interesa el poder curativo de Jesús, pero no la realidad del Reino ni el cambio de mentalidad y de comportamiento. Ampliando los términos, a la gente sólo le interesa egoístamente su salvación. El leproso es el prototipo de este modo de concebir las cosas. De ahí la ira del Jesús de Marcos y la brusquedad con que lo despide.

Al curado se le impone la misma orden de guardar silencio que al espíritu inmundo en 1, 25 y 34. Un silencio relacionado con la persona de Jesús en cuanto taumaturgo. Pero la realidad de los hechos puede más que el proyecto. Por derroteros como el tipificado por el ex leproso sólo se llega al fracaso de la Buena Noticia que trae Jesús. Sin embargo, parece que la gente está más interesada en un Jesús milagroso que le solucione sus problemas que en el proyecto de ese mismo Jesús. En el segundo bloque de su Evangelio, Marcos no se revela como un autor excesivamente optimista. Más bien lo contrario. Tal vez por eso nos resulte inquietante.

A. BENITO - DABAR 1988/15


 

5.- Comentario. Marcos nos dejaba el domingo pasado con la noticia de un Jesús yendo de sinagoga en sinagoga. El relato de hoy, sin indicación alguna de lugar y tiempo, encaja perfectamente en esa forma de vida itinerante. (Evocación extratextual y marginal: las posesiones son peligrosas: imponen la obligación de permanecer junto a ellas). Un leproso sale al encuentro de Jesús. Lo hemos escuchado en la primera lectura, tomado del Levítico: el enfermo de lepra (no necesariamente la enfermedad de Hansen, sino cualquier tipo de enfermedad de la piel, vetíligo, leucoderma, etc., cfr., Lev. 13. 1-46) debía avisar de su condición cuando se acercaba a alguien y gritar: "¡Impuro, impuro!" Acercándose, pues, a Jesús en la forma que describe Marcos, el leproso transgrede la ley. Este supuesto es nuevo, pues hasta ahora todas las personas se han movido en un marco estrictamente legal. Cfr. Mc. 1, 32: la traída de enfermos después de terminado el sábado, sin infracción por tanto de la ley. Marcos nos presenta al enfermo suplicando de rodillas: "Si quieres, puedes limpiarme".

Las palabras no expresan duda sobre el poder curativo de Jesús, sino sobre su voluntad o disponibilidad a ejercerlo. ¿O son sencillamente un cumplido? (cfr. Epicteto, III, 10. 14 ss). Es muy raro encontrar reflejados en los evangelios los sentimientos de Jesús. El relato de hoy es uno de los poquísimos casos en que éstos se traslucen. "Sintiendo lástima". Escueto como siempre, Marcos no nos dice el porqué. Este es solamente presumible: las condiciones especialmente duras de marginación social de este tipo de enfermos (cfr. Lev. 13, 45-46). Casi sin dar tiempo al sentimiento resuena la palabra de Jesús: "Quiero, queda limpio".

Sin magias, exorcismos o rituales por parte de Jesús. Y de nuevo acontece lo inesperado e imprevisto: "He aquí que desapareció la lepra". Reaparece la típica fórmula: "He aquí que. Y quedó limpio". La situación nueva se abre una vez más paso con fuerza.

El signo, vehículo o señal de esta situación es la curación instantánea.

Lo que sigue no casa bien con lo anterior. La traducción litúrgica ha optado por la forma más mitigada: "El lo despidió, encargándole severamente". En realidad se trata de una reacción más bien violenta por parte de Jesús. Marcos nos presenta a un Jesús contrariado. Y una vez más el porqué es sólo presumible. El leproso le ha forzado a Jesús a actuar en un marco no legal.

Probablemente Jesús no ha transgredido la ley, pero según la ley ha incurrido en impureza. Ahora bien, para un judío, y Jesús lo era por nacimiento y por educación, "la ley es santa y el mandamiento es santo, justo y bueno" (Rom. 7, 12). "No se lo digas a nadie, sino ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés". Desde 1901, fecha en que W. Wrede publicó su obra "El secreto mesiánico"

(SECRETO-MESIANICO), estas palabras han adquirido una especial carga dogmática. A lo mejor, contra Wrede, estas palabras no esconden intencionalidad alguna especial por parte de Marcos, sino que simplemente reflejan una vivencia mucho más histórica y sencilla de lo que el racionalista Wrede imaginaba: el comienzo del cuestionamiento de la ley por parte del judío Jesús. Un cuestionamiento nada fácil ni snobista por parte de Jesús. Pero precisamente por ello, un cuestionamiento dramático. ¡Por favor, vete a Jerusalén y cumple todo lo que prescribe la ley! (cfr. Lev. 14. 1-7: examen médico, ofrecimiento de dos aves, rito y alta médica). ¡Vete a Jerusalén para que te declaren sano! De mí no digas nada. No soy el importante para ti.

Pero el ex leproso empezó a hablar de Jesús, de su capacidad curativa, de su persona. Esta fama, puntualiza Marcos en el v. 45, fue contraproducente desde el punto de vista del orden establecido. Esta fama supuso una confrontación con ese orden.

Una confrontación inevitable, a pesar de los esfuerzos de Jesús por evitarlo y pasar desapercibido.

DABAR 1985/14


 

6.- Como enfermedad contagiosa la lepra exigía aislar al enfermo del resto de las personas. Sólo tras dictamen competente podía el ex leproso incorporarse al grupo social. La regulación del procedimiento a seguir puede verse en Levítico 14, 2-32.

Sentido del texto. La palabra de Jesús es capaz de crear comunidad allí donde hay marginación. Este es el sentido que Jesús quería dar a este milagro. Pero tiene el temor fundado de que no vaya a ser interpretado en este sentido profundo, sino superficialmente, como un milagro sin más. De ahí el severo mandato de Jesús al ex leproso. Y ése, efectivamente, se queda con la superficie del hecho, sin calar en su sentido profundo. Consecuencia: creciente disgusto de Jesús, porque ve en la gente que le busca una "cuadrilla" de interesados egoístas.

DABAR 1979/15


 

7.- Desde el punto de vista estilístico, este texto es una narración de milagros. El enfermo se presenta en actitud de súplica. Jesús lo cura con un "gesto" y una "palabra". Las narraciones de milagros en el NT se atienen en general, a las rígidas leyes de este género literario. La interpretación en cambio prestará mayor atención a los rasgos que superan este esquema porque en estos rasgos se manifiesta la intención kerigmática del narrador cristiano.

Según la concepción judía la curación de la lepra estaba al mismo nivel que la resurrección de un muerto. Sólo Dios podía realizarla, cfr. 2 R 5,7. En el texto de hoy hay un dato importante: se une el poder de curar con el querer hacerlo. Basta la voluntad de Jesús. Es el rasgo cristiano que se introduce en la narración.

En el AT los hombres de Dios tenían poder para realizar estas obras. El hecho de atribuir este poder a Jesús manifiesta el tipo de cristología que hay en el fondo del relato. Jesús con un gesto y una palabra cura al leproso. Se le presenta así como el gran profeta de la época escatológica.

Jesús manda que el leproso se presente al sacerdote para que se certifique la curación. Quiere evitar que se divulgue el milagro pero quiere que se confirme la curación para que el enfermo quede reincorporado a la comunidad.

La actividad taumatúrgica de Jesús está vinculada, de una manera característica, a su persona, a su predicación y a su acción salvífica. Los milagros indican quién es Jesús. Lo que él hace con el leproso es una obra profundamente humana. Lo cura y lo reincorpora a la sociedad de la que había sido arrojado. Ha llegado la época mesiánica y en Jesús el leproso encuentra a Dios. Jesús ante el leproso no se mantiene lejos sino que lo toca. Así muestra su plena comunión con él. Pero sobre todo no se mantiene inactivo. Lo libera de la situación y lo incorpora a la comunidad. Jesús elimina toda actitud que excluya o margine y se acerca a todos los hombres que la sociedad civil o religiosa margina: endemoniados, leprosos, publicanos.. A la huida o separación contrapone el encuentro que salva.

PERE FRANQUESA - MISA DOMINICAL 1985/04


 

8.- Hoy acabamos esta primera etapa de la lectura continuada de Marcos (el miércoles empezamos la Cuaresma), y cuando la recuperemos después de Pascua ya será en el domingo undécimo, saltando al cuarto capítulo, cuando ya haya concluido eso que hemos denominado "la explosi6n de Galilea".

Hoy leemos otro de los signos que marcan esta explosión: Jesús rompe uno de los grandes tabúes: el tabú de la lepra, lo que hemos leído en la primera lectura. Jesús no rechaza a un leproso que se le acerca, en contra de lo que la Ley decía. Pero, además de esto, vale la pena notar dos cosas aún más sorprendentes: una, que nadie del entorno de Jesús haga ninguna observación sobre los peligros que esto comportaba; la otra, aún más importante, que un leproso tenga suficiente valor como para romper las obligaciones de marginación a que estaba sometido y se acerque a Jesús. Con todo esto, Marcos quiere mostrar que desde el inicio Jesús viene dispuesto a romper todos los tabúes que sea necesario, y que todo el mundo sabe que Jesús está constantemente dispuesto a esta ruptura.

Aparece también aquí el tema del "secreto mesiánico": Jesús no quiere que se divulgue su fama, porque eso podría ocasionar que la gente entendiera su mesianismo como un mesianismo guerrero y poderoso, como esperaban muchos. Pero el leproso no puede callar, sino todo lo contrario: de hecho, el que ha sido salvado por Jesús es imposible que calle. Y su fama, la explosión de Galilea, es imparable.

Finalmente, vale la pena notar que Jesús, a pesar de romper tabúes, no es un defensor de una especie de principio general de ilegalidad: Jesús quiere que la curación sea certificada por el sacerdote, como prescribe la Ley. La Ley sólo hay que romperla cuando oprime. Y además, el pobre leproso vivirá mucho más tranquilo si tiene un certificado que le autorice a hacer vida normal.

JOSEP LLIGADAS - MISA DOMINICAL 1994/03


 

9.- Un día un leproso se acercó a Jesús y le dijo: "Si tú quieres, puedes limpiarme". El leproso estaba excluido de la comunidad religiosa (Lv 13, 45).

En las sociedades pre-científicas la mayor parte de las enfermedades contagiosas eran consideradas en cierto modo como un castigo da cielo... y las gentes se defendían como podían poniendo al apestado al margen de la sociedad, con interdicción de entrar en contacto con el.

Estamos pues ante una de las mayores miserias humanas: este hombre sufre doblemente... su cuerpo está duramente afectado... y es repudiado por todos...

-Enternecido ante este hombre, Jesús extiende la mano y le toca...

Marcos subraya el gesto de compasión. Jesús se emociona ante este infortunio. Delicadeza. Participación en el dolor de los demás.

Nuestro Dios no es insensible y lejano. Se enternece. Permanezco el mayor tiempo posible en la contemplación de este sentimiento del corazón de Jesús.

Por este acto, Jesús infringe deliberadamente la Ley. Ha tocado al leproso, desprecia, por así decirlo la "prohibición" que tanto le había afectado.

-Y al instante desapareció la lepra y quedó limpio.

¡Eres bueno, Señor! ¡Líbranos de todo mal! ¿Cuál será el día en que todo mal habrá desaparecido? Señor, desde ahora, quiero trabajar en ello, contigo. Cada vez que puedo ayudar a alguien a salir de la desgracia o del pecado... tú estás allí en mí para continuar tu obra de salvación.

-Enseguida, Jesús le despide con esta severa advertencia:

"Mira de no decir nada a nadie .." Siempre la misma consigna del "secreto mesiánico".

En los catecismos se decía: Jesús probó que era Dios, haciendo milagros. La fórmula, en cierto sentido, es verdadera. Pero podría inducir a pensar que Jesús buscaba más "manifestar su Poder" que "probar quién era El". Ahora bien, es precisamente todo lo contrario, si nos fijamos bien.

Jesús deliberadamente "ha escondido" su dignidad y ha pedido que no se hablara de sus milagros.

Y esta consigna "severa" del secreto, Jesús la mantendrá hasta la hora de su Pasión. La recordará a san Pedro el día de su profesión de Fe en Cesarea: "Les mandó severamente que no hablasen de El a nadie" (Mc 8, 29-3O). Es una prueba suplementaria de la autenticidad del evangelio: si este libro hubiera sido inventado por algunos admiradores, y escrito con una intención apologética se hubiera insistido sobre la gloria, el poder, las proezas divinas.

Ahora bien, es un hecho que se impuso a Marco -portavoz de Pedro-: el verdadero Dios desecha la imagen estruendosa que se ha hecho de El. Y es característico que Jesús no hubiera reivindicado su título de "Hijo de Dios" más que en el contexto de su Pasión, ante el tribunal que le condenaba a muerte, en el momento en que no había ya ningún inconveniente en afirmar el misterio divino de su persona... en el momento en que todos los sueños de grandeza humana y política resultaban completamente vanos.

Hoy, Señor, tú eres siempre ese mismo Dios "escondido".

-Pero, habiendo partido Jesús, ese hombre comenzó a pregonar a voces y a divulgar el suceso, de manera que Jesús ya no podía entrar públicamente en una ciudad, sino que se quedaba fuera, en lugares desiertos; pero allí iban a él de todas partes.

Sí; está claro que Jesús rehúsa la popularidad; que huye de los entusiasmos.

NOEL QUESSON - PALABRA DE DIOS PARA CADA DIA 1 -  EVANG. DE ADVIENTO A PENTECOSTES -  EDIT. CLARET/BARCELONA 1984.Pág. 268 s.

 

 

PROPUESTA DE CANTOS DOMINGO VI T.O. CICLO B – 11 FEBERO 2024

 

TEMA: LA LEPRA SE LE QUITO Y QUEDO LIMPIO

 

01.- UNIDOS EN LA FIESTA (Joaquín Madurga)

UNIDOS EN LA FIESTA,

LA ALEGRÍA SE HACE CANCIÓN.

UNIDOS EN LA FE,

LA ALEGRÍA SE HACE ORACIÓN.

 

Cantaremos al Señor

aleluyas con himnos y salmos,

porque grande es el amor

que en nosotros por siempre mostró.

 

Cantad, (Cantad)

Cantad,  (Cantad)

Cantad. (Cantad)

 

Cantaremos la bondad

del Señor que nos sienta a su mesa,

y nos llama a comulgar

como hermanos su vino y su pan.

 

Nuestras voces cantarán

el amor de su misericordia,

porque sabe perdonar

y nos llena de eterna bondad.

 

Cantaremos al Señor

aleluyas al son de instrumentos

y será nuestra canción

la alabanza que ensalza su amor

 

02.- REUNIDOS EN EL NOMBRE EL SEÑOR (Fco. Palazón)

REUNIDOS EN EL NOMBRE DEL SEÑOR,

QUE NOS HA CONGREGADO ANTE SU ALTAR,

CELEBREMOS EL MISTERIO DE LA FE

BAJO EL SIGNO DEL AMOR Y LA UNIDAD (bis)

 

1.- Tú, Señor, das sentido a nuestra vida,

tu presencia nos ayuda a caminar,

tu palabra es fuente de agua viva

que nosotros, sedientos, a tu mesa venimos a buscar.

2.- Purifica con tu gracia nuestras manos,

ilumina nuestra mente con tu luz,

que la fe se fortalezca en tu palabra,

y tu cuerpo, tomado en alimento, nos traiga la salud.

 

03.- BENDITO SEAS SEÑOR (Fco. Palazón)

BENDITO SEAS, SEÑOR,

POR ESTE PAN Y ESTE VINO

QUE GENEROSO NOS DISTE

PARA CAMINAR CONTIGO,

Y SERÁN PARA NOSOTROS

ALIMENTO EN EL CAMINO.

 

1. Te ofrecemos el trabajo,

las penas y la alegría,

el pan que nos alimenta

y el afán de cada día.

 

2. Te ofrecemos nuestro barro

que oscurece nuestras vidas

y el vino que no empleamos

para curar las heridas.

 

04.- ENTRE TUS MANOS

Entre tus manos está mi vida, Señor

Entre tus manos pongo mi existir.

Hay que morir, para vivir.

Entre tus manos confío mi ser.

 

Si el grano de trigo no muere,

Si no muere sólo quedará,

Pero si muere en abundancia dará

Un gozo eterno que no morirá.

 

Entre tus manos está mi vida, Señor

Entre tus manos pongo mi existir.

Hay que morir, para vivir.

Entre tus manos confío mi ser.

 

05.- CON NOSOTROS ESTA EL SEÑOR (C. Erdozaín)

CON NOSOTROS ESTÁ EL SEÑOR

CON NOSOTROS

SU PALABRA ES CAMINO Y VERDAD

Y EN LA MESA DEL ALTAR

NUESTRA VIDA, NUESTRA VIDA. (bis)

 

1.- Por nosotros está en el altar

por nosotros su cuerpo es manjar

por nosotros, camino,

por nosotros, verdad

Él con nosotros está.

 

2.- Con los hombres que buscan la paz

con los hombres que piden su pan

con el débil y enfermo,

con quien no tiene hogar

Él pide amor y hermandad.

 

3.- Como hermanos en un mismo hogar

como hijos que comparten su pan

celebremos la cena,

sacrificio pascual

sacramento de fraternidad.

 

06.- EL PAN QUE COMPARTIMOS (Fco. Palazón)

1.- El pan que compartimos en esta Eucaristía

es signo permanente de amor y de unidad;

en él se nos ofrece en forma de comida

aquel que con su muerte

nos devolvió la vida y nos dio la libertad.

 

2.- Unidos como hermanos formando un solo cuerpo,

con gozo celebremos la Pascua del Señor;

Él es para nosotros el pan que da la vida,

la víctima elegida

que derramó su sangre por nuestra salvación.

 

3.- Que suene eternamente un canto de alabanza,

que todas las naciones conozcan su bondad;

que sea proclamado por todas las edades,

que no tiene medida

ni su misericordia, ni su fidelidad.

 

07.- COMIENDO DEL MISMO PAN (J. Madurga)

COMIENDO DEL MISMO PAN,

BEBIENDO DEL MISMO VINO,

QUERIENDO EN EL MISMO AMOR,

SELLAMOS TU ALIANZA, CRISTO.

1.- La noche de su pasión

cogió el pan entre sus manos

y dijo: "Tomad, comed,

esto es mi Cuerpo entregado."

 

2.- La noche de su pasión

tomó el cáliz en sus manos

y dijo: "Tomad, bebed,

es la Sangre que derramo."

 

3.- La noche de su pasión

nos dio el Señor su mandato:

"Amaos unos a otros,

lo mismo que yo os amo."

 

08.- HIMNO EUCARISTICO (DANOS HOY HAMBRE DE DIOS) (Juan José Larreñeta)

DANOS HOY HAMBRE DE DIOS,

ALIMÉNTANOS, SEÑOR,

Y QUE EL FRUTO DE TU AMOR

LIMPIE EL RENCOR, NOS DE LA PAZ,

TRAIGA EL PERDÓN.

 

1.- Hacia Emaús iban dos amigos

sintiendo gran tristeza por Jesús;

y no supieron que el mismo Cristo

era quien iba en su camino.

 

2.- La noche está muy avanzada

dijeron los amigos de Emaús;

y cuando vieron el pan partido,

reconocieron a Cristo vivo.

 

3.- El pan que todos compartimos

en una misma comunión,

es el encuentro con Cristo hermano,

que dio su vida para salvarnos.

 

4.- Yo soy el pan que da la vida,

nos dijo a todos el Señor,

y aquella noche mientras comían

el pan de vida se dio en comida.

 

09.- HOY SEÑOR TE DAMOS GRACIAS

Hoy, Señor, te damos gracias

por la vida, la tierra y el sol.

Hoy Señor queremos cantar

las grandezas de tu amor.

 

Gracias, Padre, mi vida es tu vida;

tus manos amasan mi barro,

mi alma es tu aliento divino;

tu sonrisa en mis ojos está.

 

Hoy, Señor, te damos gracias

por la vida, la tierra y el sol.

Hoy Señor queremos cantar

las grandezas de tu amor.

 

Gracias, Padre, Tú guías mis pasos,

Tú eres la luz y el camino;

conduces a ti mi destino

como llevas los ríos al mar.

 

Hoy, Señor, te damos gracias

por la vida, la tierra y el sol.

Hoy Señor queremos cantar

las grandezas de tu amor.

 

Gracias, Padre, me hiciste a tu imagen,

y quieres que siga tu ejemplo;

brindando mi amor al hermano,

construyendo un mundo de paz.

 

Hoy, Señor, te damos gracias

por la vida, la tierra y el sol.

Hoy Señor queremos cantar

las grandezas de tu amor.

 

10.- LE CONOCIS (M. Manzano – J.A. Olivar)

CON NOSOTROS ESTÁ Y NO LE CONOCÉIS,

CON NOSOTROS ESTÁ, SU NOMBRE ES EL SEÑOR.

CON NOSOTROS ESTÁ Y NO LE CONOCÉIS,

CON NOSOTROS ESTÁ, SU NOMBRE ES EL SEÑOR.

 

1.- Su nombre es «el Señor» y pasa hambre,

y clama por la boca del hambriento,

y muchos que lo ven pasan de largo,

acaso por llegar temprano al templo.

Su nombre es «el Señor» y sed soporta

y está en quien de justicia va sediento

y muchos que lo ven pasan de largo,

a veces ocupados en sus rezos.

 

CON NOSOTROS ESTÁ Y NO LE CONOCÉIS,

CON NOSOTROS ESTÁ, SU NOMBRE ES EL SEÑOR.

CON NOSOTROS ESTÁ Y NO LE CONOCÉIS,

CON NOSOTROS ESTÁ, SU NOMBRE ES EL SEÑOR.

 

2.- Su nombre es «el Señor» y está desnudo,

la ausencia del amor hiela sus huesos,

y muchos que lo ven pasan de largo,

seguros y al calor de su dinero.

Su nombre es «el Señor» y enfermo vive,

y su agonía es la del enfermo,

y muchos que lo saben no hacen caso,

tal vez no frecuentaba mucho el templo.

 

3.- Su nombre es «el Señor» y está en la cárcel,

está en la soledad de cada preso,

y nadie lo visita, y hasta dicen:

«Tal vez ése no era de los nuestros».

Su nombre es «el Señor», el que sed tiene,

quien pide por la boca del hambriento,

está preso, está enfermo, está desnudo,

pero Él nos va a juzgar por todo eso.

 

11.- MADRE DE NUESTRA ALEGRIA (Cesáreo Garabain)

MARÍA, TÚ QUE VELAS JUNTO A MÍ,

Y VES EL FUEGO DE MI INQUIETUD.

MARÍA, MADRE, ENSÉÑAME A VIVIR

CON RITMO ALEGRE DE JUVENTUD. (bis)

 

1.- Ven, Señora a nuestra soledad,

ven, a nuestro corazón,

a tantas esperanzas que se han muerto,

a nuestro caminar sin ilusión.

 

Ven y danos la alegría

que nace de la fe y del amor,

el gozo de las almas que confían

en medio del esfuerzo y el dolor.

2.- Ven y danos la esperanza

para sonreír en la aflicción

la mano que del suelo nos levanta,

la gracia de la paz en el perdón.

 

Ven y danos confianza,

sonrisa que en tu pena floreció,

sabiendo que en la duda y las tormentas

jamás nos abandona nuestro Dios.

 

12.-  MADRE DEL REDENTOR (Francisco Palazón)

RECIBE SANTA MARÍA,

EL SALUDO DE GABRIEL. (2)

Y APIÁDATE DE NOSOTROS,

PEREGRINOS DE LA FE.  (2)

 

Madre del Redentor, Virgen fecunda,

eres puerta de Dios, faro en el mar,

ven a librar al pueblo que tropieza

y quiere caminar.  (2)

 

Virgen llena de Dios, Madre admirable,

que engendraste en tu seno, al Creador,

 Tú, que el dolor conoces, ten clemencia

del pobre pecador.  (2)

 

13.-  NECESITA NUESTRAS MANOS

1.- Jesús no tiene manos,

no tiene manos,

tiene solo nuestras manos

para construir.

Tiene solo nuestras manos

tiene solo nuestras manos

para compartir.

 

NECESITA NUESTRAS MANOS,

NECESITA NUESTRAS MANOS,

PARA BENDECIR. (BIS)

 

2.- Jesús no tiene pies,

no tiene pies,

tiene solo nuestros pies

para caminar.

Tiene solo nuestros pies

tiene solo nuestros pies

para caminar.

 

NECESITA NUESTROS PIES,

NECESITA NUESTROS PIES,

PARA CAMINAR. (BIS)

 

3.- Jesús no tiene labios,

no tiene labios,

tiene solo nuestros labios

para proclamar.

Tiene solo nuestros labios

tiene solo nuestros labios

para proclamar.

 

NECESITA NUESTROS LABIOS,

NECESITA NUESTROS LABIOS,

PARA PROCLAMAR. (BIS)

 

4.- Jesús no tiene medios,

no tiene medios,

tiene solo nuestros medios

para evangelizar.

Tiene solo nuestros medios

tiene solo nuestros medios

para evangelizar.

 

NECESITA NUESTROS MEDIOS,

NECESITA NUESTROS MEDIOS,

PARA EVANGELIZAR.