ESCUCHAR Y VIVIR LA PASIÓN
COMENTARIO
El domingo de ramos, o domingo en la pasión
del Señor, abre la Semana Santa. San Lucas tiene especial
interés en situar el desarrollo de los acontecimientos de la Pasión bajo el
signo de la misericordia y del amor. Orienta el relato de la pasión hacia el
descubrimiento del amor del Padre hacia su Hijo y hacia los hombres. La cruz es
así, para el tercer evangelista, el sacramento de la misericordia divina. En estos días la iglesia, con mayor
insistencia que nunca, reclama nuestra atención para que nos fijemos sobre
todo en la cruz de Cristo, para que hagamos memoria de su pasión y muerte
bajo el poder de Poncio Pilatos. No hace falta subrayar la importancia que la
piedad popular confiere a estas celebraciones. Pero quizás fuera
conveniente preguntarnos si nosotros hacemos o no, desde la fe, una
lectura correcta del evangelio, si entendemos de verdad la "palabra
de la cruz" o si, por el contrario, donde ésta nos dice” amor"
escuchamos solamente "dolor". Porque a fuerza de describir e imaginar
los sufrimientos de Cristo, de pasearlos en procesión por las calles y
plazas, podemos llegar a desfigurar el rostro de Cristo y a dar la imagen
de un Dios que se complace en el sacrificio y en la muerte del hombre, o
en su propio sacrificio.
Como si Dios fuera el Dolor y no el
Amor. En cuyo caso no habría para los que lloran otro consuelo que el de
sus lágrimas. Ahora bien, Cristo no amó el dolor, sino que amó a los que
sufren. No amó la pobreza, sino a los pobres. No amó la muerte, sino la vida. Y
el Dios vivo, Dios y Padre de Nuestro Seños Jesucristo, no es un Dios que
mortifique a los hombres sino el Dios que resucita a los muertos. La cruz
es el símbolo del amor, no la glorificación o divinización del dolor. Es
el símbolo de un amor llevado hasta el extremo en un mundo lleno de odio.
Pocas acusaciones tan graves
podrían hacerse al cristianismo como la de ser una religión del dolor y
del sufrimiento, una religión masoquista. Pues los que aman el dolor
por el dolor, no lo desean sólo para sí mismos, sino también para los
demás. Sufren y hacen sufrir.
El relato de la pasión y muerte de
Jesús no es un drama para llevar a la escena o a la pantalla, no
espectáculo para convocar al público en general, y no podemos adoptar ante
él una actitud de simples espectadores. Es la revelación del amor, del
amor que Dios nos tiene a cada uno y, por tanto, una interpelación.
Contemplar la pasión de Jesús a
distancia, admirarla, incluso, adoptar ante ella una actitud estética, es
lo mismo que dejarle en la cruz y lavarse las manos como Pilatos. Ni
la admiración, ni el asombro, ni el aplauso de su conducta o de su doctrina,
ni el sentimentalismo están aquí en su lugar: el único que está en su
lugar es Jesús y los que le siguen, por amor, hasta la muerte.
El evangelio de la pasión y muerte
de Jesús no se anuncia para que aumente el número de espectadores del
drama de Jesús, sino para que nos hagamos sus discípulos y le sigamos con
la cruz a cuestas, para que respondamos al amor de Dios amando a
los hombres como a hijos de Dios. Seamos honestos para con Jesús.
R.P. Roland Vicente Castro
Juárez
Dios todopoderoso y eterno, santifica con tu bendición estos ramos, y,
a cuantos vamos a acompañar a Cristo Rey aclamándolo con cantos, concedenos,
por medio de él, entrar en la Jerusalén del cielo. El, que vive y reina por los
siglos de los siglos. Amén.
EVANGELIO DE LA ENTRADA DEL SEÑOR
Lectura del santo evangelio
según san Lucas 19, 28-40
En aquel tiempo, Jesús
acompañado de sus discípulos caminaba adelante, subiendo a Jerusalén. Al
acercarse a Betfagé y Betania, junto al monte llamado de los Olivos, mandó a dos de sus discípulos
diciéndoles: “Vayan al pueblo que está enfrente; al entrar, encontrarán un
burrito atado, que nadie ha montado todavía. Desátenlo y tráiganlo. Y si
alguien les pregunta: “¿Por qué lo desatan?”, contéstenle: “El Señor lo
necesita”.
Ellos fueron y lo
encontraron como les había dicho. Mientras desataban el burrito, los dueños les
preguntaron: “¿Por qué lo desatan?”. Ellos contestaron: “El Señor lo necesita”.
Luego llevaron el burrito adonde estaba Jesús y poniendo sobre él sus mantos, le
ayudaron a montar.. Según iban a avanzando, la gente alfombraba el camino con
los mantos.
Y, cuando se acercaba ya la
bajada del monte de los Olivos, la multitud de los discípulos, entusiasmados,
se pusieron a alabar a Dios a gritos, por todos los milagros que habían visto,
diciendo: “¡Bendito el que viene como rey, en nombre del Señor!. Paz en el
cielo y gloria en las alturas”.
Algunos fariseos que se
encontraban entre la multitud le dijeron: “Maestro reprende a tus discípulos”.
Él replicó: “Les aseguro que, si éstos callan, gritarán las piedras”.
ANTIFONA DE ENTRADA Mt 21, 9
Hosanna al Hijo de David, bendito el que viene
en nombre del Señor, el Rey de Israel. Hosanna en el cielo.
ORACION COLECTA
Dios
todopoderoso y eterno, que hiciste que nuestro Salvador se encarnase y
soportara la cruz para que imitemos su ejemplo de humildad, concédenos,
propicio, aprender las enseñanzas de la pasión y participar de la resurrección
gloriosa. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Isaías 50, 4-7.
Mi Señor me ha dado una lengua de discípulo, para saber decir al
abatido una palabra de aliento. Cada mañana me despierta el oído, para que
escuche como los discípulos.
El Señor me abrió el oído y yo no resistí ni me eché
atrás: ofrecí la espalda a los que me golpeaban, las mejillas a los que
tiraban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos.
El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes: por eso endurecí el
rostro como roca, sabiendo, que no quedaría defraudado.
SALMO RESPONSORIAL
(21)
Dios mío, Dios
mío, ¿por qué me has abandonado?
Al verme, se burlan de mí, hacen muecas, menean la cabeza: “Acudió al
Señor, que lo ponga a salvo; que lo libre, si tanto lo quiere”. R
Me acorrala una jauría de mastines, me cerca una banda de malhechores:
me taladran las manos y los pies, puedo contar mis huesos. R
Se reparten mi ropa, echan a suertes mi túnica. Pero tú, Señor, no te
quedes lejos; fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. R
Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré.
Fieles del Señor, alábenlo; linaje de Jacob, glorifíquenlo témanlo, linaje de
Israel. R
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 2, 6-11.
Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría
de Dios; al contrario, se despejó de su rango y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó
hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo
levantó sobre todo y le concedió el “Nombre-sobre-todo-nombre”; de modo que al
nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo,
y toda lengua proclame; Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
ACLAMACION
ANTES DEL EVANGELIO Flp 2, 8-
Cristo, por
nosotros se sometió incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo
levanto sobre todo y le concedió el “Nombre-sobre-todo-nombre”.
EVANGELIO
Escuchemos atentamente la Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san
Lucas 22, 14—23, 56.
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos a Cristo, que sube a Jerusalén para dar su vida por la nuestra,
y sabiendo que él nos colma de bienes, digámosle: R.- Ven, y sálvanos.
1.- Para que la Iglesia, mirando a Jesucristo que dio su vida para
salvar a todos los hombres, sepa llevar a todos los corazones un mensaje de
esperanza y de paz. Roguemos al Señor. R.
2.- Para que Jesucristo, que se hizo hombre y dio su vida por amor, de
al santo padre y a todos los obispos entrañas de misericordia y comprensión
para manifestar el amor de Dios. Roguemos al Señor. R.
3.- Para que reine la paz en
nuestro mundo, cesen los odios y violencia y todos los hombres nos
comprometamos a construir una sociedad justa, fraterna y solidaria en la que la
victoria de Cristo se manifiesta con todo su esplendor. Roguemos al Señor. R.
4.- Para que esta semana, en la que vamos a acompañar a Jesús en su
misterio de entrega y amor que lo llevara a dar su vida en la cruz para
salvarnos, sea para todos los cristianos un motivo para reavivar nuestra fe y
nuestra cercanía a nuestro Salvador. Roguemos al Señor. R
5.- Para que los enfermos, los que sufren hambre, enfermedad.
Injusticia o discriminación, experimenten la fuerza de Dios y como Jesús, no
desfallezcan. Roguemos al Señor. R.
6.- Para que la proclamación de Jesucristo como nuestro Dios y Mesías
agrande nuestra capacidad de entrega a nuestros hermanos más necesitados. Roguemos
al Señor. R.
Gracias Señor, porque siempre nos ayudas; escucha nuestras oraciones y
haz que nunca nos apartemos del camino que nos lleva a la Jerusalén celestial,
donde tú nos precedes. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Señor,
que por la pasión de tu unigénito se extienda sobre nosotros tu misericordia y
aunque no la merecen nuestras obras, que con la ayuda de tu compasión recibirla
en este sacrificio único. Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTIFONA DE COMUNION Mt 26, 42.
Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo
beba, hágase tu voluntad.
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Saciados con los dones santos, te
pedimos, Señor, que, así como nos has hecho esperar lo que creemos por la
muerte de tu Hijo, podamos alcanzar, por su resurrección, la plena posesión de
lo que anhelamos. Por Jesucristo nuestro Señor.
PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 11: Is 42, 1-7; Sal 26; Jn 12,
1-11.
Martes 12: Is 49, 1-6; Sal 70; Jn 13, 21-33.36-38.
Miércoles
13: Is 50, 4-9ª; Sal 68; Mt 26, 14-25.
Jueves 14: Ex 12, 1-8.11-14; Sal 115; Cor 11, 23-26.; Jn 13, 1-15.
Viernes 15: Is 52, 13—53, 12, Sal 30; Hb 4, 14-16; 5, 7-9; Jn 18, 1—19, 42.
Sábado 16: Gn 1, 1—2, 3; Sal 32; Gn 22,
1-18, Lc 24, 1-12.
Domingo 17: Ap 10, 34ª.37-43, Sal 117; Col
3, 1-4.; Jn 20, 1-9.
COMENTARIOS AL EVANGELIO
Lc 22, 14-23, 56
1. /Lc/PASION: J/PASION/Lc:
San Lucas tiene especial interés en situar el desarrollo de los
acontecimientos de la Pasión bajo el signo de la misericordia y del amor.
* * * *
a) Lucas orienta el relato de la pasión hacia el descubrimiento del amor
del Padre hacia su Hijo y hacia los hombres. La cruz es así, para el tercer
evangelista, el sacramento de la misericordia divina.
Por eso Lucas no recoge generalmente los cargos que pesan sobre los
judíos y sobre los discípulos: ¿para qué buscar responsabilidades cuando la
sangre de Cristo lava toda falta? Lucas no recoge el hecho de que por tres
veces Jesús encuentra a sus discípulos dormidos (Mt. 26, 40-47); no dice, como
los demás evangelistas, que los discípulos huyeron en Getsemaní (Mt. 26, 56), y
no menciona las imprecaciones de Pedro contra los servidores del sumo sacerdote
(Mt. 26, 74). Incluso los enemigos de Jesús aparecen en la redacción de San
Lucas con colores menos cargados que en otros lugares. No se dice que los
judíos escupieron a Jesús (Lc. 22, 63; cf. Mt. 26, Lc. 67 y 27, 27-31), ni que
le ataron para llevarle a Pilato (Lc. 23; cf. Mt. 27, 2).
Incluso en lo que se refiere a Judas, Lucas trata por desvirtuar al
máximo la tradición (no dice nada del convenio aludido por Mt. 27, 3-10).
Finalmente, al contrario que los demás evangelistas, no nos presenta a Jesús
aislado en el Calvario; por eso no cita a Zac. 13, 7 (sobre la dispersión del
rebaño) y menciona la presencia de los amigos y conocidos (Lc. 23, 49),
contrariamente a Mt. 27, 55-56 y Mc. 15, 40-41.
b) Así, en virtud del perdón implícito en la cruz, Lucas lava a casi
todo el mundo. El mismo Pilato aparece por tres veces inocente (Lc. 23, 4,
13-15, 20-22, todos ellos textos exclusivos de Lucas). Uno de los agresores de
Jesús es incluso beneficiario de una curación después que un apóstol le había
cortado una oreja (Lc. 22, 51). En el momento mismo de la traición, Jesús tiene
todavía tiempo para mirar a Pedro e inducirle al arrepentimiento (Lc. 22, 61).
Las palabras de desesperación que Mateo y Marcos ponen en boca de Jesús en la
cruz (Mt. 27, 46) Lucas las sustituye por palabras de perdón para todos los
judíos (Lc. 23, 34). Es igualmente el único que habla del perdón concedido al
ladrón (Lc. 23, 39-43) y del arrepentimiento que se adueña del centurión mismo
(Lc. 23, 47). Hasta la caricatura de reconciliación entre Herodes y Pilato (Lc.
23, 6-12) es fruto del perdón de la cruz.
c) El secreto de ese perdón y de ese amor radica en la comunión
particular de Jesús con su Padre. Lucas es el único que levanta en parte el
velo de su intimidad. En las distintas oraciones que Lucas pone en labios de
Jesús se puede captar un tono mucho más personal que en los demás sinópticos
(Lc. 22, 42; cf. Mt. 14, 36; Lc. 23, 34; cf. Mt. 27, 46; Lc. 23, 46; cf. Mt.
27, 50). Lucas es también el único que descubre la solicitud de Dios que
consuela y da ánimos a Cristo en medio de su angustia (Lc. 22, 43). Se da
incluso una especie de intuición de la divinidad de Jesús. Por eso Lucas
desvincula el título "Hijo de Dios" del contexto simplemente mesiánico
en que lo sitúan Mt. 26, 63 y Mc. 14, 61, para hacer de El un título aparte
(Lc. 22, 70) prácticamente divino. Por otro lado, la muerte de Cristo no
deriva, para Lucas, de su diatriba contra el Templo, como para Mt. 26, 61-62,
sino de la confesión oral (Lc. 22, 71) de su divinidad.
MAERTENS-FRISQUE, NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA III, MAROVA MADRID
1969.Pág. 235-234
2.- La Pasión según Lucas se caracteriza por la preocupación de explicar
las aplicaciones morales que los fieles deben sacar del texto evangélico. Todo
el texto de Lucas, pero muy especialmente el relato de la Pasión, es el
evangelio del seguimiento de Jesús: hasta la cruz, y hasta la gloria. No se
trata de que el evangelista presente únicamente a un hombre que sufre, con la
intención de excitar nuestra compasión (en sentido de la devoción medieval a la
Pasión); Jesús es algo más que un héroe humano que se nos presenta como
ejemplo, como lo pueden ser para nosotros los santos; es, fundamentalmente, un
combate escatológico, el de la Pasión (nótese la palabra de esperanza dirigida
al buen ladrón, sobre el paraíso, propia de Lc). El combate había empezado en
el desierto, donde Jesús había sido tentado (4, 13) y Satanás se había retirado
por un tiempo, esperando su momento; ahora Satanás entra en el corazón de Judas
(22,3) y se dispone a tentar a Simón (22,31): ésta es la hora y el poder de las
tinieblas (22, 53).
San Ambrosio, en su comentario al tercer evangelio, comenta la Pasión
como una marcha triunfal de un general romano vencedor, al cual el Senado
hubiese concedido los honores del "triunfo", y que subiera desde el
foro, por la vía sacra, hasta el Capitolio, al templo de la diosa Victoria,
acompañado de las legiones que han luchado a sus órdenes y llevando el botín y
los cautivos. En eso san Ambrosio captó muy bien el sentido dinámico y triunfal
de la Pasión según Lc. Dinámico, porque la crucifixión y la Ascensión son
culminación del camino hacia la ciudad de Jerusalén iniciado con aquel
"largo viaje" que es el gran rasgo original de la estructuración
dramática del tercer evangelio; triunfal, porque el discípulo que se decida a
acompañar a Jesús en su camino debe saber que llegará hasta la cruz, y que sólo
a través de ella, precedido por Jesús llegará a la gloria del Paraíso. No hay
más triunfalismo que el de la cruz, en el cual, únicamente, podrá gloriarse el
discípulo. En contraste con la gloria de Jesús, el menosprecio de Herodes, a
quien no se digna siquiera dirigir la palabra (a diferencia de Pilato), y que
es un episodio propio de Lucas.
Herodes -dice Lucas- tenía gran curiosidad por ver a Jesús (23,8-12) y
esperaba presencia algún milagro. El cristiano, que lee, escucha o presencia en
la liturgia o en celebraciones dramáticas la Pasión, no debe seguir el modelo
del rey Herodes: superficialidad, superstición, orgullo. Lucas nos hace sentir,
como Pedro, culpables todos de la Pasión, pero llenos de la esperanza del
perdón, sin caer en la tentación de la violencia (especialmente rechazada en
Lc) y prontos a reconocerlo resucitado.
HILARI RAGUER, MISA DOMINICAL 1977, 7
3.- Ahora nos detendremos únicamente en el evangelio. Su extensión no
nos permite un comentario proporcionado; habrá que contentarse con señalar
algunas de las numerosas particularidades que presenta el relato de Lucas. Al
seguir paso a paso este relato, en paralelismo con los otros, advertimos los
puntos siguientes.
En el momento mismo en que "va a sufrir", Jesús vive en plena
esperanza; no comerá ya la Pascua, ni beberá más el vino de la fiesta; pero él
sabe que la Pascua terrestre tendrá su cumplimiento en los cielos y que él será
su comensal; sabe que el Reino de Dios vendrá ciertamente, y entonces volverá a
encontrar a sus discípulos en la fiesta. Más adelante, en los versículos 28 y
30, Jesús vuelve a hacer profesión de su esperanza, con fórmulas que le otorgan
un papel muy importante y muy activo en el establecimiento del reino, mientras
que en las expresiones que acabamos de leer, Jesús era solamente el
beneficiario de la venida del Reino. Ahora dice "mi reino", y afirma
que dispone de él en persona, tal como, explica, "el Padre ha
dispuesto" en su favor.
El gesto eucarístico será un "memorial" de Jesús; con él los
discípulos, acordándose de él, guardarán igualmente el recuerdo de sus
palabras, de sus actos, del misterio del que él habrá sido el signo.
El cuerpo es "dado por vosotros"... "la sangre derramada
por vosotros", en tanto que Mc y Mt hablan de las "multitudes".
Lucas ve primeramente el don de Jesús hecho en beneficio de sus discípulos y
amigos. Queda muy subrayada la atmósfera familiar de la última cena; el
"discurso después de la Cena" que Lucas propone, más breve que el de
Juan, recoge también ese tema, invitando a los discípulos a comportarse unos
con otros como siervos, y recordando la fidelidad que estos discípulos han
demostrado a Jesús durante "sus pruebas", fidelidad que les valdrá
participar en su triunfo.
Porque hasta ahora, es Jesús el que ha sido "probado"; a
partir de ahora les toca a sus discípulos ser "tentados",
"cribados por Satanás". En vista de este combate, están obligados a
armarse; pero Jesús, con su oración, los sostiene. Al menos ha obtenido para
Pedro el que permanezca firme, para que sea un apoyo inquebrantable para los
demás. Antes, sin embargo, conocerá Pedro la traición, consecuencia quizá de la
presunción que aparece en su declaración: porque existe una diferencia entre el
"Yo he rogado por ti para que tu fe no desfallezca", y el "yo
estoy dispuesto a ir contigo a la cárcel y a la muerte".
El episodio de Getsemaní es menos la tentación de Jesús que la de sus
discípulos. Son ellos los que deben "orar para no entrar en
tentación". Jesús ora, y su oración es el modelo de la oración cristiana
(ver la semejanza con el Padrenuestro"; y el combate que libra es el
modelo de la lucha que debe entablar el cristiano: combate penetrado de oración
y sostenido con la ayuda de Dios (el ángel que recuerda la marcha dolorosa de
Elías sostenido por un ángel, 1 Re 19, 4-8).
El arresto de Jesús se desarrolla muy rápidamente. Y en medio de este
movimiento rápido, el único que se hace notar por los lectores es Jesús: por la
frase con que acoge a Judas... y por la dulzura de que da pruebas con Malco.
Resuena, en fin su voz, que atribuye el escenario en el que es la víctima, al
temible poder de las tinieblas (tema ya notado en vv. 3 y 31).
Al contar la traición de Pedro, Lucas omite las imprecaciones con que el
Apóstol subraya su negación; nota sobre todo la mirada que Jesús dirige a
Pedro. Esta mirada, verosímilmente contraria a las exigencias inútiles de la
topografía, dice cómo Jesús, en medio mismo de su drama, sabe ser amigo.
La comparecencia de Jesús ante el Sanedrín es referida brevemente. Hay
una frase que reviste una particular significación. "Desde ahora, afirma
Jesús, el Hijo del hombre está sentado...". Las decisivas palabras:
"desde ahora", van unidas a una cita que proclama el reino del Hijo
del hombre, sin mencionar su venida sobre las nubes. Lucas llama, pues, la
atención sobre el presente, nuestro presente, que es ya el tiempo en que reina
el Hijo del hombre. No olvida el futuro, marcado por la última venida, pero
omitiendo esta dimensión de su fe, atestiguada en otras partes, subraya la
actualidad de una salvación que compromete nuestra comprensión de la vida, de
nuestra vida presente, diaria.
Es notable, por otra parte, que Lucas no espere a la mañana de Pascua
para gritar al mundo ese "desde ahora"; lo hace cuando Jesús es
entregado por Judas, traicionado por Pedro, ridiculizado por los criados,
acusado por los jefes. El autor relaciona humillación y triunfo de una forma
que no deja de sorprendernos.
Acusado ante Pilato de pretensiones políticas y de intrigas antiromanas,
Jesús es, finalmente, inocente; el juez romano no "encuentra ningún motivo
de condena" en él: sorprendente afirmación del carácter apolítico de la
acción desarrollada por Jesús. Lucas, el único en referir la comparecencia ante
Herodes, la aprovecha para hacer ver el sentido especial de la realeza de
Jesús. "Tratado con desprecio", convertido en objeto de un juego
indigno, Jesús, sin embargo, se halla revestido con una "vestidura
magnífica", que dice al creyente su verdadera dignidad.
Al dar cuenta de la segunda audiencia de Pilato, Lucas insiste, por una
parte, en el juicio dado por el romano -Jesús es inocente- y, por otra, en la
unanimidad que reúne a "sumos sacerdotes, jefes y pueblo" en la
condena de Jesús, conseguida con su insistencia, varias veces renovada... De
esta manera, los paganos salvan, en parte al menos, su responsabilidad,
mientras que los judíos comprometen gravemente la suya.
La subida al Calvario permite una oposición muy esclarecedora para los
cristianos de todos los tiempos. Entre Simón de Cirene, que va "detrás de
Jesús" "llevando la cruz", o las mujeres que sólo saben llorar
el destino de Jesús, ¿cuál es el discípulo más fiel? Simón de Cirene, sin duda;
las mujeres que lloran por Jesús se equivocan. Si hay que llorar es por el
destino de los responsables de la muerte de Jesús. Lo que Jesús espera de sus
verdaderos amigos es no que se conmuevan por su suerte, sino que vayan con él
llevando la cruz y que, una vez llegada la muerte, sepan dirigirle la oración
de ese otro personaje modelo. El buen ladrón: "Jesús, acuérdate de mí
cuando vengas...". Pero, ¿por qué es necesario que los modelos de los
cristianos hayan sido tomados no entre los discípulos formados por la enseñanza
de Jesús, sino entre unos ladrones o entre quienes parecían encontrar a Jesús
por primera vez o de casualidad? ¿Será que es entre ellos donde se encuentra la
verdadera fidelidad? De la crucifixión que pinta Lucas, hay que fijarse sobre
todo en las dos palabras de Jesús: la petición de perdón que dirige a su Padre,
junto con el motivo que se da -"No saben lo que hacen: ¡sorprendente
afirmación de la irresponsabilidad de los hombres sobrepasados por su propia
historia!-, y la frase confiada con la que Jesús marca su muerte. Nada recuerda
aquí el trágico grito que refieren Marcos y Mateo. Jesús, según Lucas, expira
en medio de un sorprendente movimiento de abandono filial.
"Desde ahora, afirmaba Jesús, el Hijo del hombre estará
sentado...". De hecho, es a partir del ahora de su crucifixión, más aún,
de su muerte, cuando "las hijas de Jerusalén", símbolos de la ciudad
incrédula, se interesan por él, cuando uno de los ladrones crucificados con él
le saluda con un acto de fe, cuando un centurión "glorifica a Dios"
por la muerte de este justo, cuando la gente se arrepiente de esto, y sus
amigos vuelven a aparecer. Entre ellos, José de Arimatea, hasta entonces
desconocido, se enfrenta a Pilato y coloca a Jesús en una tumba digna de él,
mientras las mujeres empiezan los preparativos cuya inutilidad se encargará de
dejar claro el futuro ya próximo.
Del cuadro pintado por Lucas surge una silueta de Jesús absolutamente
sublime. Sublime, por la dulzura de una amistad que Jesús manifiesta hasta el
final a quien quiere acogerle...
Sublime, por la confianza obstinada que pone en su Padre. Esa misma
confianza aparece en el curso de la comida eucarística, y colorea su muerte con
un matiz único. Esta sublimidad es el reflejo, infinitamente discreto pero
accesible al creyente, de un reino celeste ya empezado.
Esta actitud de Jesús, única, signo de un misterio divino, atrae a los
discípulos, y les compromete a recorrer de la misma forma el camino de su
propia vida. Porque, a lo largo del relato, los cristianos están detrás de la
figura de tal o cual héroe: Pedro, las mujeres de Jerusalén, el ladrón, el
centurión, José de Arimatea, etc. De suerte que, al meditar en la Pasión de
Jesús, reflexionan en su propia existencia. Una reflexión que hay que renovar
constantemente.
LOUIS MONLOUBOU, EDIT. SAL TERRAE SANTANDER 1982.Pág 300
4. /Lc/23/34
"¿Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”? Y es que ésta
es la única frase que Dios ha escogido para salvar al mundo. Una frase hecha
carne hasta la última gota de sangre.
DIOS CADA DIA, SIGUIENDO EL LECCIONARIO FERIAL, ADVIENTO-NAVIDAD Y
SANTORAL/SAL TERRAE/SANTANDER 1989.Pág. 82
5. /Lc/23/01-49
La pasión según san Lucas tiene muchos aspectos característicos. Desde
un punto de vista externo, por ejemplo, el interrogatorio de Pilato está
dividido en dos partes y entre las dos se incluye la comparecencia de Jesús
ante Herodes (vv 6-12), escena que sólo narra el tercer evangelista. Lucas
tiende a disminuir la responsabilidad de Pilato: declara tres veces inocente a
Jesús (21s) propone castigarlo y soltarlo (22). Jesús no calla ante él, sino
únicamente ante Herodes. Se manifiesta así una clara voluntad de rebajar la
responsabilidad de los romanos en el proceso de Jesús.
Dejando aparte estas particularidades, que desempeñan un papel
importante en el momento de establecer un orden cronológico en los
acontecimientos, la narración de Lucas se caracteriza por la manera de subrayar
aspectos que podríamos llamar pastorales y que apuntan a una aplicación
práctica en la vida de los cristianos. Esta parece ser la intención de tres
episodios de la historia de la pasión: la lamentación de las mujeres, el
diálogo con el buen ladrón y la reacción del pueblo ante la muerte de Jesús.
El llanto de las mujeres (27-31) evoca la lamentación de Zac 12,10:
«derramaré sobre la casa de David un espíritu de compunción y de pedir perdón.
Al mirarme traspasado por ellos mismos, harán duelo como por un hijo único,
llorarán como se llora a un primogénito». En la respuesta de Jesús (28-30) hay
una alusión al juicio de Israel (cf. Lc 13,34-35; 19,41-44; 21, 23-24).
Indirectamente exhorta Lucas a sus lectores a aceptar el mensaje de Jesús,
camino de salvación.
La salvación que aporta Jesús es ilustrada también con la conversión del
buen ladrón (39-43), ejemplo de pecador convertido: en el momento de su muerte
entrará ya en el paraíso.
La propia muerte de Jesús es precedida en Lc de un gran grito de
confianza (v 46, cf. Sal 31,6). La reacción de la gente ante esta muerte (47-49)
contiene el reconocimiento por parte del centurión de que Jesús era un hombre
justo (confesión primitiva de la fe). Los demás, por su parte, se sienten
interpelados por esta muerte: «se volvieron golpeándose el pecho» (48). La
apertura y conversión de la gente son también un ejemplo para la comunidad
cristiana.
D. ROURE, LA BIBLIA DIA A DIA, Comentario exegético a las lecturas de la
Liturgia de las Horas, Ediciones CRISTIANDAD.MADRID-1981.Pág. 901 s.
6. /Lc/23/50-56
La sepultura de Jesús cierra la historia de la pasión y es a la vez un
presupuesto necesario para las narraciones del sepulcro vacío. Era costumbre de
los romanos entregar el cuerpo de los ejecutados, para enterrarlos, a los
familiares o amigos que los pidiesen. Desaparecidos los discípulos, un judío
piadoso toma la iniciativa en esta acción humanitaria. José de Arimatea,
miembro del sanedrín (en desacuerdo con la decisión de condenar a Jesús), tenía
que sentir una gran simpatía por la corriente mesiánica de Jesús, una gran
piedad por el crucificado, para no retroceder ante la impureza que conllevaba
tocar un cadáver, en vigilias de la gran fiesta judía. Como el anciano Simeón
de los evangelios de la infancia, "un hombre justo y piadoso que esperaba
la consolación de Israel" (2,25), José es caracterizado por su bondad y
justicia y por su esperanza en el reino de Dios (v 50). Sus cualidades morales
se manifiestan en la acción que lleva a término. Sin ser discípulo, ni galileo
como la mayoría de ellos, José debió de conocer a Jesús en la última etapa de
su ministerio en Jerusalén.
Lucas insiste en que el sepulcro, excavado en la roca, aún no había sido
usado. Quizá José de Arimatea no creía en que Jesús fuera el Mesías, pero esto
no era obstáculo para que trate su cuerpo con el máximo respeto. Sin duda, José
se había abierto a la predicación de Jesús sobre el reino de Dios.
Unas mujeres, que seguían a Jesús desde la Galilea, ven dónde y cómo es
sepultado Jesús. Son las mismas mujeres que, pasado el sábado, muy de mañana,
irán al sepulcro y recibirán el primer anuncio de la resurrección. Entre ellas
están María Magdalena y Juana (24,10), que son citadas entre los seguidores de
Jesús en Galilea (8,2-3). De esta manera Lucas relaciona la narración de la
pasión y de la pascua con el ministerio galileo de Jesús.
Son las enseñanzas dadas allí las que facilitarán la llave para
interpretar la muerte de Jesús en Jerusalén y para abrirse al mensaje de
pascua. En estos momentos de silencio y de prueba, los discípulos -hombres y
mujeres- descubrirán el alcance y las exigencias de la fe a la que les había
llamado Jesús cuando estaban en la Galilea. La muerte no tenía la última
palabra. El crucificado, puesto en el sepulcro, les llamaba en aquel momento de
espera, como nos llama hoy a nosotros, a creer en su mensaje de vida.
D.
ROURE, LA BIBLIA DIA A DIA, Comentario exegético a las lecturas de la Liturgia
de las Horas, Ediciones CRISTIANDAD.MADRID-1981.Pág. 904 s.
PROPUESTA DE CANTOS
DOMINGO DE RAMOS CICLO C
01.- TÚ REINARÁS
Tu reinarás este es
el grito, que ardiente exhala nuestra fe.
Tú reinarás, Oh Rey
bendito, pues tú dijiste “Reinaré”
REINE JESÚS POR SIEMPRE, REINE SU CORAZÓN.
EN NUESTRA PATRIA EN NUESTRO SUELO,
QUE ES DE MARÍA LA NACIÓN (BIS)
Tu reinarás, dulce
esperanza que el alma llena de placer,
habrá por fin paz y
bonanza, felicidad habrá doquier.
Tu reinarás,
dichosa era, dichoso pueblo con tal Rey,
será tu cruz
nuestra bandera, tu amor será la única ley.
¡Tu reinarás! toda
la vida, trabajaremos con gran fe,
en realizar y ver
cumplida la gran promesa. ¡Reinaré!
02.- LOS NIÑOS HEBREOS
LOS NIÑOS HEBREOS, LLEVANDO RAMOS DE OLIVO
SALIERON AL ENCUENTRO DEL SEÑOR ACLAMANDO
HOSANNA EN EL CIELO, HOSANNA EN EL CIELO,
HOSANNA EN EL CIE-E-LO.
Portones abrid los dinteles, que se alcen las puertas
eternas.
Va a entrar el rey de la gloria, el valeroso y Dios de
Israel.
03.- SOMOS UN
PUEBLO QUE CAMINA. Emilio Vicente Mateu
SOMOS UN PUEBLO QUE CAMINA
Y JUNTOS CAMINANDO, PODREMOS ALCANZAR
OTRA CIUDAD QUE NO SE ACABA
SIN PENAS NI TRISTEZAS, CIUDAD DE ETERNIDAD.
Somos un pueblo que camina,
que marcha por el mundo,
buscando otra ciudad;
somos errantes peregrinos
en busca de un destino, destino de unidad,
siempre seremos caminantes,
pues sólo caminando podremos alcanzar
otra ciudad que no se acaba,
sin penas ni tristezas, ciudad de eternidad.
Danos valor siempre constante,
valor en las tristezas,
valor en nuestro afán.
Danos la luz de tu Palabra
que guía nuestros pasos en este caminar.
Marcha, Señor, junto a nosotros,
pues sólo en tu presencia podremos alcanzar
otra ciudad que no se acaba,
sin penas ni tristezas, ciudad de eternidad.
Dura se hace nuestra marcha,
andando entre las sombras
de tanta oscuridad,
todos los cuerpos desgastados
ya sienten el cansancio de tanto caminar.
Pero tenemos la esperanza
de que nuestras fatigas al fin alcanzarán,
otra ciudad que no se acaba,
sin penas ni tristeza, ciudad de eternidad.
04.- AMAR ES ENTREGARSE
Amar es entregarse
olvidándose de sí,
buscando lo que, al
otro, pueda hacerle feliz (2v).
QUE LINDO ES VIVIR PARA AMAR,
QUE GRANDE ES TENER PARA DAR,
DAR ALEGRÍA Y FELICIDAD,
DARSE UNO MISMO ESO ES AMAR (2V).
Si amas como a ti
mismo y te entregas a los demás
Veras que no hay
egoísmos que no puedas superar.
05.- LLEVEMOS AL SEÑOR
Llevemos al Señor el
vino y el pan
Llevemos al Altar la
viña- trigal
El Señor nos dará él nos dará su
amistad (2v)
Llevemos al Señor
pureza y amor
Llevemos al Altar
justicia -hermandad
El Señor nos dará él nos dará su
amistad (2v)
Llevemos al Señor
trabajo y dolor
Llevemos al altar ofrendas
de paz
El Señor nos dará él nos dará su
amistad (5v)
06.- HOY QUISIERA LLORAR IGUAL QUE PEDRO
PEDRO
TE NEGÓ TRES VECES, MIL VECES YO TE NEGUÉ
SI
PEDRO LLORÓ SU CULPA, MI CULPA YO LLORARÉ. (bis)
Hoy quisiera
llorar igual que Pedro,
porque al igual
que Pedro te he negado.
Hoy te vengo a
decir que me arrepiento,
y que soy de los
tuyos, y que sigo a tu lado.
Hoy quisiera
llorar igual que Pedro,
porque al igual
que Pedro te he negado.
Te he negado
Señor, y fui cobarde,
porque no quise
dar por ti la cara.
Tuve miedo y fingí
no conocerte
y al pasar a mi
lado yo te he dado la espalda.
Hoy quisiera
llorar igual que Pedro,
porque al igual
que Pedro te he negado.
07.- COMIENDO DEL MISMO PAN
COMIENDO DEL MISMO PAN,
BEBIENDO DEL MISMO VINO,
QUERIENDO EN EL MISMO AMOR,
SELLAMOS TU ALIANZA, CRISTO.
La noche de su pasión,
tomó el pan entre sus manos
y dijo: “Tomad, comed,
esto es mi cuerpo entregado”.
La noche de su pasión,
tomó el cáliz en sus manos
y dijo: “Tomad, bebed,
es la sangre que derramo”.
La noche de su pasión,
nos dio el Señor su mandato:
“Amaos unos a otros,
lo mismo que Yo os amo”.
07.- DOLOROSA (J.A. ESPINOSA)
DOLOROSA, DE PIE JUNTO A LA CRUZ.
TÚ CONOCES NUESTRAS PENAS.
PENAS DE UN PUEBLO QUE SUFRE (2V)
Dolor de los cuerpos que sufren enfermos;
el hambre de gentes que no tienen pan;
silencio de aquellos que callan por miedo;
la pena del triste que está en soledad.
El drama del hombre que fue marginado
tragedia de niños que ignoran reír,
la burda comedia de huecas promesas;
la farsa de muertos que deben vivir.
Dolor en los hombros sin tregua oprimidos,
cansancio de brazos en lucha sin fin,
cerebros lavados a base de slogans,
en rictus amargo del pobre infeliz.
El llanto de aquellos que suman fracasos,
la cruz del soldado que mata el amor,
pobreza de muchos sin libro en las manos,
derechos del hombre truncados en flor.
08.- VICTORIA TU REINARÁS
VICTORIA, TÚ
REINARÁS.
¡OH CRUZ, TÚ NOS
SALVARÁS! (2V).
El Verbo en ti
clavado, muriendo, nos rescató;
de ti, madero santo,
nos viene la redención.
Extiende por el mundo
tu reino de salvación.
¡Oh Cruz fecunda,
fuente de vida y bendición!
Impere sobre el odio
tu reino de caridad;
alcancen las naciones
el gozo de la unidad.
CIRINEO (Joaquín Madurga)
Nadie puede cargar
con su cruz
si no lleva la cruz
de sus hermanos.
Y, ante esa inmensa
cruz que arrastra el mundo,
todos hemos de ser
solidarios.
Señor, yo quiero ser
un cirineo
que aligere la cruz
de mis hermanos.
Quiero cargar a
diario con la angustia
que oprime el corazón
de los humanos.
Quiero arrimar el
hombro al dolor de este mundo.
Quiero echar una
mano.
Señor, quiero ayudar
al que tropieza,
y animarme a mí mismo
cuando caigo.
Quiero encontrar en
los que me rodean
la fuerza y el valor
de que estoy falto.
Quiero poner mi
granito diminuto de arena.
Quiero seguir
luchando.
HOSANNA AL HIJO DE DAVID(Francisco Palazón)
HOSANNA AL HIJO DE
DAVID,
BENDITO EL QUE VIENE
EN NOMBRE DEL SEÑOR,
EL REY DE ISRAEL. __
¡HOSANNA!
¡HOSANNA EN EL
CIE-E-LO!
1. Aclamad al Señor
tierra entera
tocad en honor de su
nombre
haced resonar sus
alabanzas
cantad himnos a su
gloria
2. Pueblos todos
batid palmas
aclamad a Dios con
gritos de júbilo
porque el Señor es
sublime y terrible
Emperador de toda la
tierra.