ESTE ES MI CUERPO,
ESTE ES MI SANGRE
COMENTARIO
El día de Corpus celebramos el misterio de la presencia real de Jesucristo
en la eucaristía. Jesús se hace presente en el pan y el vino para hacernos
vivir con él y de él. Los primeros cristianos, en vez de pensar como nosotros:
“Hay que ir a misa”, decían: “Necesitamos nuestro dominicum”. La Eucaristía o
misa será para nosotros el gozo y la fuerza de nuestra vida cuando tengamos
este sentimiento de necesidad: “No puedo pasar sin ella”. Es una cuestión de fe
despierta hasta su más alto grado. La riqueza de la misa sólo se puede ver en
la fe; ir a misa es ante todo sacudir nuestra fe. Hoy medio de la pandemia con
alguna nostalgia vemos cuando en medio de pensamientos tan diversos, ponernos
otra ropa, llegar a tiempo, encontramos con los demás, tener una función en la
celebración, aguardar una buena homilía, sólo hay una cosa esencial: no faltar
a nuestra cita con Jesucristo. Esa cita con el invisible depende por entero de
nuestra fe, que es la única capaz de
forzar lo invisible. ¿Una cita con Cristo? Al ofrecernos su presencia
eucarística, Jesús nos invita a trabajar en el mundo entero. Nos dice: “Tomen”. Yo le digo: “Si Señor,
quiero tomarte, quiero recibirte, a ti”. No vamos hacia otra cosa, vamos hacia
ti, te tomamos a ti. Tomar a Jesús es aceptar entrar en las ideas de Dios en la valentía de aquel que
vino a salvar al mundo. ¡Tomen! Es mi cuerpo, es mi vida. Sí, Señor, tomo tu
vida para vivir como tú. Sabemos a qué nos compromete esto: vivir como Jesús es
escoger amar. Cuando se comprende esto, se ve hasta qué punto es vano amar como
Jesús sin la misa. ¡El lo sabía bien!. No somos nosotros los que inventamos la
eucaristía, sino él: “Para poder vivir como yo, tómenme; soy yo”.
Este domingo tenemos una cita con Jesús, la fiesta del Corpus Christi:
celebremos la Eucaristía, recibámoslo en
comunión y llevémoslo en procesión desde nuestro interior con el fin de
tributarle a la Eucaristía un culto público y solemne de adoración, amor y
gratitud.
Esta fiesta se remonta a finales del siglo XIII en Lieja, Bélgica, por
un Movimiento Eucarístico cuyo centro fue la Abadía de Cornillón fundada en
1124 por el Obispo Albero de Lieja y que dio origen a varias costumbres
eucarísticas, como por ejemplo la Exposición y Bendición con el Santísimo
Sacramento, el uso de las campanillas durante la elevación en la Misa y la
fiesta del Corpus Christi. Los cristianos atestiguamos nuestra gratitud y
recuerdo por tan inefable y verdaderamente divino beneficio, por el que se hace
nuevamente presente la victoria y triunfo de la muerte y resurrección de
Nuestro Señor Jesucristo.
R,P, Roland Vicente Castro
Juárez
ANTIFONA DE
ENTRADA Sal 80, 17.
EL Señor los Alimento
con flor de harina y los sacio con miel silvestre.
ORACION
COLECTA
Oh,
Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión, te
pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y
de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu
redención. Tú, que vives y reinas con el Padre
PRIMERA LECTURA
Lectura
del libro del Éxodo 24, 3-8
En aquellos días, Moisés bajó y contó al
pueblo todo lo que había dicho el Señor y todos sus mandatos; y el pueblo
contestó a una: «Haremos todo lo que dice el Señor.».
Moisés puso por escrito todas las palabras
del Señor. Se levantó temprano y edificó un altar en la falda del monte, y doce
estelas, por las doce tribus de Israel. Y mandó a algunos jóvenes israelitas
ofrecer al Señor holocaustos, y vacas como sacrificio de comunión. Tomó la
mitad de la sangre, y la puso en vasijas, y la otra mitad la derramó sobre el
altar. Después, tomó el documento de la alianza y se lo leyó en alta voz al
pueblo, el cual respondió: «Haremos todo lo que manda el Señor y lo
obedeceremos.».
Tomó Moisés la sangre y roció al pueblo,
diciendo: «Ésta es la sangre de la alianza que hace el Señor con ustedes, sobre
todos estos mandatos.».
SALMO RESPONSORIAL (115)
Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.
¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?. Alzaré la copa de
la salvación, invocando su nombre. R.
Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles. Señor, yo soy tu
siervo, hijo de tu esclava; rompiste mis cadenas. R.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura
de la carta a los Hebreos 9, 11-15
Hermanos: Cristo ha venido
como sumo sacerdote de los bienes definitivos. Su tabernáculo es más grande y
más perfecto: no hecho por manos de hombre, es decir, no de este mundo creado.
No usa sangre de machos
cabríos ni de becerros, sino la suya propia; y así ha entrado en el santuario
una vez para siempre, consiguiendo la liberación eterna.
Si la sangre de machos
cabríos y de toros y el rociar con las cenizas de una becerra tienen el poder
de consagrar a los profanos, devolviéndoles la pureza externa, cuánto más la
sangre de Cristo, que, en virtud del Espíritu eterno, se ha ofrecido a Dios
como sacrificio sin mancha, podrá purificar nuestra conciencia de las obras
muertas, llevándonos al culto del Dios vivo.
Por esa razón, es mediador
de una alianza nueva: en ella ha habido una muerte que ha redimido de los
pecados cometidos durante la primera alianza; y así los llamados pueden recibir
la promesa de la herencia eterna.
ACLAMACION ANTES
DEL EVANGELIO Jn 6, 51.
Aleluya. Yo soy el pan vivo que
ha bajado del cielo – dice el Señor-; el que coma de este pan vivirá para siempre. Aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio
según san Marcos 14, 12-16. 22-26
El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual,
le dijeron a Jesús sus discípulos: «¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la
cena de Pascua?».
Él envió a dos discípulos, diciéndoles: «Vayan a la ciudad, encontraran
un hombre que lleva un cántaro de agua; síganlo y, en la casa en que entre, díganle
al dueño: "El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a
comer la Pascua con mis discípulos?".
Les enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con
divanes. Preparen allí la cena.».
Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que
les había dicho y prepararon la cena de Pascua.
Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y
se lo dio, diciendo: «Tomen, esto es mi cuerpo.».
Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y todos
bebieron.
Y les dijo: «Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por
todos. Les aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que
beba el vino nuevo en el reino de Dios.».
Después de cantar el salmo, salieron para el monte de los Olivos.
PLEGARIA UNIVERSAL
Hermanos, con profunda gratitud a nuestro Padre Dios por el don
inefable de su Hijo que en cada Eucaristía sigue entregando su vida por
nosotros, expresemos con confianza nuestras suplicas, diciendo: R. Escucha,
Padre, nuestra oración.
1.- Por todos los sacerdotes que presiden la celebración eucarística:
para que, sintiendo el apoyo de la comunidad, experimenten la alegría de ser
entre nosotros imagen viva de Jesús que entrega su vida por amor. Roguemos al Señor. R.
2.- Por todos los que
participamos en la Eucaristía, para que en este admirable sacramento recibamos
la capacidad de amarnos como Jesús nos ha amado. Roguemos al Señor. R.
3.- Por nuestros gobernantes:
para que, sintiéndose responsables del bien común, promuevan la igualdad y el
bienestar de todos. Roguemos al Señor. R.
4.- Por los niños que hoy reciben por primera vez la comunión
eucarística: para que encuentren en la comunidad apoyo, testimonio y estímulo
para vivir su fe cristiana con convicción y alegría. Roguemos al Señor. R.
5.- Por quienes participamos con frecuencia en el sacramento de la Eucaristía:
para que nos preparemos a recibir la comunión dignamente y expresemos en
nuestra manera de vivir e amor que recibimos del Señor. Roguemos al Señor. R.
6.- Por nuestra comunidad parroquial: para que alimentándonos con el
Pan Eucarístico que nos hace un solo Cuerpo en el Señor, evitemos toda división
y favorezcamos lo que nos hace más hermanos. Roguemos al Señor. R.
Gracias, Padre, por el regalo incomparable de la Eucaristía, en la cual
tu Hijo amado se nos da el alimento para hacer de todos un solo Cuerpo. Acoge
nuestras suplicas para que podamos testimoniar ante el mundo que somos realmente
hermanos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amen.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, concede propicio a tu Iglesia los dones de la paz y de la
unidad,, místicamente representados en los dones que hemos ofrecido. Por
Jesucristo nuestro Señor.
ANTIFONA DE COMUNION Jn 6,
57.
El que come mi carne y beba mi
sangre habita en mí y yo en él, dice el Señor.
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Concédenos,
Señor, saciarnos del gozo eterno de tu divinidad, anticipado en la recepción actúa
de tu precioso Cuerpo y Sangre. Tú, que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
PALABRA DE DIOS Y
SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 07: 2Co
1, 1-7; Sal 33; Mt 5, 1-12.
Martes
08: 2Co 1, 18-22; Sal 118; Mt 5, 13-16.
Miércoles
09: 2Co 3, 4-11; Sal 98; Mt 5, 17-19.
Jueves
10: 2Co 3, 15-4,1.3-6; Sal 84; Mt 5, 20-26.
Viernes 11: Os 11, 1b.3-4.8c-9; Sal; Is, 12, 2-6; Ef 3,
8-12.14-19; Jn 19, 31-37.
Sábado 12: Is 61, 9-11, Sal: 1S 2, 1.
4-8; Lc 2, 41-51.
Domingo
13: Ez 17, 22-24; Sal 91; 2Co 5, 6-10; Mc 4, 26-34.
COMENTARIOS AL EVANGELIO
Mc 14, 12-16.22-26
1. TIEMPO-GRIEGO - Texto:
Forma parte del
relato de la pasión. El autor precisa el tiempo en clave cronológica griega.
Para los griegos el día iba de salida de sol a salida de sol. Ello explica que
el primer día de los ázimos o pascua a secas y matanza de los corderos puedan
tener lugar en la misma fecha. La matanza comenzaba a las 14,30 horas y la
pascua a las 18 horas. En cambio, en clave cronológica judía la coincidencia en
la misma fecha es imposible, pues las 14,30 horas pertenecían al final de un
día y las 18 horas marcaban el comienzo del siguiente.
Lo mismo que los
preparativos de la entrada en Jerusalén en Mc. 11, 1-6, los preparativos de la
cena reproducen un modelo de actitud soberana, dueña en todo momento de la
situación.
Ya en la cena,
el autor se centra en dos gestos de Jesús; el pan partido y repartido; el vino
repartido. En ambos casos a la notificación del gesto por parte del autor sigue
la interpretación del gesto a cargo de Jesús. A la interpretación del gesto de
la copa siguen otras palabras de Jesús sobre su destino personal en perspectiva
de futuro glorioso. El texto se cierra con una indicación del autor,
preparatoria del arresto de Jesús en Mc 14, 32.
-Comentario:
Un acontecimiento judío es traducido a una clave cronológica no judía. Esto
tiene indudablemente un significado. En la intención del autor el
acontecimiento que va a referir no es exclusivo de un tiempo, sino que se
adentra en todos los tiempos y se repite en todos ellos. Se repite hoy, 2 de
junio 1991.
El
acontecimiento que hoy se repite tiene que ver con un Jesús que va a morir, más
exacto, a quien se va a matar. Pero Marcos nos dice que Jesús es víctima
consciente, Jesús sabe lo que le va a suceder y por qué le va a suceder. El
acontecimiento se repite en nuestra Eucaristía. A Jesús lo representan el pan y
el vino de los que participamos los comensales.
Al comer el pan
y beber el vino entramos en comunión con un Jesús que va a la muerte, más
exacto, a quien se va a matar.
Al comer el pan
y beber el vino sabemos también que entramos en comunión con lo que parece
imposible entre nosotros, pero que es absolutamente real en Dios. Entre
nosotros utopía se ha convertido en sinónimo de imposible. ¡Pero en Dios la
utopía es la realidad! Si la expresión "en Dios" te parece difícil,
cámbiala por esta otra que conoces más: gracias a Dios. Con todo, y de momento,
a lo mejor debemos salir para el monte de los olivos.
ALBERTO BENITO
DABAR 1991, 30
2. CENA-ULTIMA.
Según el
entender de Marcos, la última cena de Jesús fue una cena de Pascua. Y como la
cena de pascua sólo se podía tomar en la ciudad santa, era necesario que todos
los peregrinos se procurasen un espacio (una sala), en el que se consumiese el
cordero sacrificado en el templo; consumición que regularmente debía ser hecha
por una comunidad de al menos diez participantes.
Para que tales
comunidades fueran posibles, los habitantes de Jerusalén debían poner a
disposición gratuitamente los salones de sus casas y ofrecerlos. Sabemos por
muchos testimonios que los habitantes de Jerusalén hacían esto gustosamente
para con los peregrinos. Así, pues, se explica que los dos discípulos enviados
por delante pudieran preparar la cena como se indica.
En la cena,
primeramente, todo discurre con normalidad, como era costumbre. Jesús, como
presidente ("padre de la familia o de la casa"), pronuncia la
bendición sobre el pan, a lo que los discípulos tuvieron que contestar
"¡amén!", como signo de que tal bendición también se hacía en su
nombre. Después, Jesús parte el pan y acontece lo sorprendente. Mientras que lo
normal, tanto en una cena de pascua como en otra, era que el "padre de la
casa" no dijera nada al entregar el pan bendecido y partido, Jesús dice:
"Tomad, esto es mi cuerpo". Y como los discípulos ya sabían, por su Biblia,
que, hablando del "cuerpo", uno se refería al hombre entero,
comprendieron perfectamente que Jesús, su Señor, se les quería entregar en ese
pan. Después de esta sorpresa, la cena volvió a tomar su curso normal.
Jesús también
sabía, por la Sagrada Escritura, que los hombres podemos cargar
representativamente con las calamidades que amenazan a los demás y así
defenderlos. Y como esto era lo importante para él, ya que, "a pesar de
que mi pueblo rechace de momento la oferta del Reino de Dios, no tendrá por qué
acabar mal: el presente y el futuro de ese reino dependen ahora de mí
absolutamente", es entonces cuando sorprende por segunda vez a sus
discípulos y les invita (cf. 1 Cor 11, 25) a beber todos juntos de su cáliz.
EUCARISTÍA 1988,
27
3. Los preparativos
de la Cena de Pascua (vs. 12-16). Propiamente hablando, Pascua y Ácimos eran
fiestas contiguas pero diferentes. Los Ácimos comenzaban finalizado el día de
pascua y duraban siete días. Sin embargo, el sentir popular, tal como lo
conocemos por Flavio Josefo, unificaba ambas fiestas. Es este sentir popular el
que recoge Marcos en el v. 12. A partir de aquí el relato tiene una estructura
igual a la de los preparativos para la entrada en Jerusalén (cfr. Mc 11, 1-4).
Con clarividencia sobrehumana Jesús prevé el curso de las situaciones. Estas
acontecen tal y como él las ha dispuesto. En los preparativos para la entrada
en Jerusalén Jesús era el Señor, en los preparativos de la Pascua es el
Maestro. El Maestro dispone su espacio de enseñanza, su sala, su escuela. Es
probablemente el homenaje literario de Marcos escritor a Jesús, el gran
desconocido. Es probablemente la protesta de Marcos escritor por la injusta
crueldad de los hechos. Preciosa página, henchida de ternura y amor, cuando la
incomprensión y la cerrazón parecen ser más bien los dueños de los
acontecimientos. El maestro es Jesús.
La Cena (vs.
22-26). El Maestro basa su enseñanza en el pan partido en trozos y el vino
bebido a sorbos. Esto es mi cuerpo. Esto es mi sangre. Así es mi cuerpo. Así es
mi sangre. Cuerpo y sangre como expresión de la totalidad de la persona según
la antropología bíblica. El cuerpo es la dimensión empírica de la persona;
sangre es su dimensión espiritual. Un pan partido en trozos, un vino dividido
en sorbos: esto es el cuerpo del Maestro, esto es su sangre. Esto es su
persona, rota y ensangrentada. El Maestro ve, describe su inminente y cruel
fin.
Pero este fin no
es un final. La historia sigue, su historia personal sigue. El Maestro ve y
describe el triunfo del Reino de Dios. Allí estará él, brindando con vino
nuevo. La Cena, pues, se abre a la esperanza, a la vida, a la apoteosis. Por
eso, a la salida de la Cena el autor le da rasgos de salida triunfal.
ALBERTO BENITO
DABAR 1985, 31
4. El texto
evangélico nos presenta el relato de la última cena de Jesús omitiendo los
versículos referentes a la traición de Judas (vv 17-21). Esta cena inaugura el
relato de la pasión en los cuatro evangelistas. La víspera de su martirio,
Jesús se prepara a interpretar el sentido de su muerte ante sus discípulos.
Toda su vida
entregada a la voluntad del Padre en el anuncio del Reino desemboca en el
rechazo de los hombres. Jesús asume este rechazo, incluso a costa de su propia
vida, por fidelidad a su donación a la voluntad del Padre. El recuerdo del
Éxodo, la muerte del cordero inmolado, el simbolismo del vino-sangre... y del
pan partido... son los elementos de la cena pascual que sirven a Jesús para
presentar el sentido salvífico de su muerte.
"Esto es mi
cuerpo... esta es mi sangre... de la alianza". Jesús se mueve en un clima
estrechamente sacrificial. En los antiguos sacrificios la víctima era el
vínculo de unión entre los hombres y la divinidad. Con la entrega sacrificial
de su propia vida, Cristo quiere ser el instrumento de unidad entre Dios y los
suyos. La mención de la sangre "de la alianza" une este texto a la
primera lectura de hoy (Ex 24,8).
"Derramada
por todos". Del mismo modo que en los sacrificios era derramada la sangre
sobre el altar, así Cristo derrama la suya en su muerte martirial. La sangre de
los sacrificios tenía carácter expiatorio: cubre los pecados y reconcilia al
oferente con Dios. La muerte de cristo lo introduce en la plena comunión con
Dios que es la vida del Resucitado, por eso no le afecta tan sólo a él, sino que
repercute en "todos", es decir, en la humanidad entera.
" ...
beberé el vino nuevo en el Reino de Dios". La era mesiánica se compara con
frecuencia con un banquete (cf. Is 25,6; 65,13; Mt 8,11; 22.1-14; Lc 14,16-24;
Ap 19,9). Jesús volverá a beber el vino de la bendición en la Pascua eterna que
celebrará en el Reino de su Padre con todos los redimidos.
Las lecturas de
hoy centran la festividad en el tema de la sangre derramada, como expresión de
la entrega generosa y voluntaria de la vida de Cristo, lo cual inaugura una
nueva "alianza" o estilo de relación del hombre con Dios: la de la
disponibilidad total a su voluntad.
JORDI LATORRE
MISA DOMINICAL 2000, 8, 38
5. ACI DIGITAL
2003
14. Comer la
Pascua, es decir, el cordero pascual prescrito por la Ley. (Ex. 12, 3 ss.).
Jesús, que no había venido a derogarla (Mat. 5, 17), no ve inconveniente en
observarla, como lo hizo con la circuncisión (cf. Rom. 15, 8), aunque El había
de ser, por su Pasión y Muerte en la Cruz, la suma Realidad en quien se
cumplirían aquellas figuras; el Cordero divino que se entregó "en manos de
los hombres" (9, 31) sin abrir su boca (Is. 53, 7); el que San Juan nos
presenta como inmolado junto al trono de Dios (Apoc. 5, 6), y que S. Pablo nos
muestra como eterno Sacerdote y eterna Víctima. Cf. Hebr. caps. 5 - 10; S. 109,
4.
24. Véase Mat. 20, 28 y nota. No significa aquí: derramada "por obra
de" muchos (aunque esto también sea verdad en el sentido de que todos
somos pecadores), sino que se derrama como un bautismo de redención sobre todos
los que lo aprovechen, según la palabra del Apocalipsis 22, 14 (Vulgata)
coincidente con Ef. 1, 7; Col. 1, 14 y 20; Hebr. 9, 12 ss.; 13, 12; I Pedro 1,
19; I Juan 5, 6; Apoc. 12, 11.