jueves, 30 de septiembre de 2021

LECTURAS Y COMENTARIO DOMINGO XXVII T.O. CICLO B - 3 OCTUBRE 2021

 

SE PUEDE REZAR A PROPÓSITO DE UNA CUESTION DE MORAL”

 


 

COMENTARIO

 

Jesús responde a una pregunta-trampa: “¿Le está permitido a un hombre repudiar a su mujer?”, intentando hacer reflexionar primero a sus adversarios y después a sus discípulos sobre el matrimonio tal como fue concebido por Dios. ¿Qué es lo que permite la ley? El matrimonio como creación de Dios: “Al principio”. Los hombres no dejarán de hacer a este propósito consideraciones y leyes, según la evolución de las costumbres, pero el evangelio nos remitirá siempre a lo que Dios quiso: una pareja fundada en la diferencia sexual y en la duración.

“Al principio del mundo, Dios los hizo varón y hembra. Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos un solo ser. Luego lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”. Algo muy sencillo y  muy fuerte. Hay que partir de aquí para intentar ver las cosas claras siempre que se habla de la homosexualidad, de la poligamia, del divorcio y de la infidelidad. Contra concepciones diferentes (incluso respetables, como cierta poligamia africana), contra las rebeldías y los endurecimientos, lo mejor es volver a esta roca: “Al principio”. Gracias al juego de las culturas, el matrimonio ha tomado rostros diversos, también es algo que hay que meditar.

Marcos, que escribe para cristianos de origen pagano, advierte que en el derecho romano también puede divorciarse la mujer. Sin embargo, en cualquier cultura, sean cuales fueren los derroteros de la facilidad (criticar la duración y la fidelidad) o de la generosidad (ser comprensivo con los fracasos), Jesús exige que se tienda hacia ese ideal: un hombre y una mujer que se aman en lo mejor y en lo peor, en el tiempo  y por toda la eternidad. Su primer amor frágil tiene que transformarse en segundo amor inquebrantable: una mezcla de cariño, de aliento, de tenacidad y de fe, que permitirá resistir en las tempestades o lo que es peor a veces, en los días grises.

Ayer estaba mal visto divorciarse y entre los mejores cristianos había muy poca misericordia en este punto. Hoy en nuestra sociedad se acepta cualquier divorcio como un simple incidente en la vida. Muchos pierden las ganas de luchar para salvar un amor, el suyo o el de otras parejas y no debemos olvidar que lo que no pueden nuestras fuerzas, lo puede hacer la oración.

Luchar es ante todo rezar. También aquí es posible ceder a las ironías y a los desánimos cuando se habla de rezar para salvar un hogar. Cuando  se dice: “He  rezado mucho, pero ha sido inútil”. ¿De verdad se ha rezado mucho? ¿Con cuánta fe? La oración que hacemos por cambiar el corazón del otro tiene que ser primero (y no suele serlo) oración por cambiar nuestro propio corazón, nuestras quejas, nuestras palabras, nuestro comportamiento. Aún en los casos extremos de divorcio, salvarse a sí mismo del odio y salvar del odio al otro y a los hijos es ya una victoria inmensa. Pero también ha visto cómo se salvaba el amor por una oración casi a la desesperada.

R.P. Roland Vicente Castro Juárez

 

ANTIFONA DE ENTRADA   Est 4, 17.

A tu poder, Señor, está sometido el mundo entero; nadie puede oponerse a ti. Tu creaste el cielo y la tierra y las maravillas todas que existen bajo el cielo. Tú eres Señor del universo.

 

ORACION COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, que con amor generoso desbordas los méritos y deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Génesis 2, 18‑24

El Señor Dios se dijo: «No está bien que el hombre esté solo; voy a hacerle al­guien como él que le ayude.».

Entonces el Señor Dios modeló de arcilla todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo y se los presentó al hombre, para ver qué nombre les ponía. Y cada ser vivo lleva­ría el nombre que el hombre le pusiera.

Así, el hombre puso nombre a todos los animales domésti­cos, a los pájaros del cielo y a las bestias del campo; pero no encontraba ninguno como él que lo ayudase. Entonces el Señor Dios dejó caer sobre el hombre un letar­go, y el hombre se durmió. Le sacó una costilla y le cerró el sitio con carne.

Y el Señor Dios trabajó la costilla que le había sacado al hombre, haciendo una mujer, y se la presentó al hombre.

El hombre dijo: «Ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne.»

Su nombre será Mujer, porque ha salido del hombre. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.».

 

SALMO RESPONSORIAL (127 )

 

Que el Señor te bendiga desde Sión.

 

Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos.  Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien. R.

 

Tu mujer, como parra fecunda,  en medio de tu casa;  tus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de tu mesa. R.

 

Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor.  Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén  todos los días de tu vida. R.

 

Que veas a los hijos de tus hijos.  ¡Paz a Israel! R.

 

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta a los Hebreos 2, 9‑11

Hermanos: Al que Dios había hecho un poco inferior a los ángeles, Jesús, lo vemos ahora coronado de gloria y honor por su pa­sión y muerte.

Así, por la gracia de Dios, ha padecido la muerte para bien de todos.

Dios, para quien y por quien existe todo, juzgó conveniente, para llevar a una multitud de hijos a la gloria, perfeccionar y consagrar con sufrimientos al guía de su salvación.

El santificador y los santificados proceden todos del mismo.

Por eso no se avergüenza de llamarlos hermanos.

 

ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO 1Jn 4, 12

Aleluya. Si nos amamos unos a otro, Dios permanece en nosotros, y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud. Aleluya.

 

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 2‑16.

En aquel tiempo, se acercaron unos fariseos y le pregunta­ron a Jesús, para ponerlo a prueba:  ¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?».

Él les replicó: «¿Qué les ha mandado Moisés?»

Contestaron: «Moisés permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta de repudio.».

Jesús les dijo: «Por su terquedad dejó escrito Moisés este precep­to. Al principio de la creación Dios "los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se uni­rá a su mujer, y serán los dos una sola carne". De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.».

En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo.

Él les dijo: «Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, co­mete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio.».

Le acercaban niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban.

Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí: no se lo impidan; de los que son como ellos es el reino de Dios. Les aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entra­rá en él.» Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos.

 

PLEGARIA UNIVERSAL

Jesús, nuestro Salvador, nos ha llamado hermanos y quiere que juntos, llámenos a Dios Abba, Padre. Por eso oremos juntos, diciendo: R.- Padre, Escúchanos.

 

1.- Por la Iglesia: que viviendo en la unidad sea fiel al amor de Cristo. Oremos al Señor. R.

 

2.- Por el Papa Francisco: que experimente la protección de Dios y sea testigo del Evangelio. Oremos al Señor. R.

 

3.-Por todos los pueblos del tercer milenio: que se respete la dignidad de la persona, se garanticen los derechos de las familias y se defienda la vida desde su concepción. Oremos al Señor. R.

 

4.- Por los matrimonios: que viviendo en fidelidad sean ejemplo para sus hijos y los eduquen en la verdad y el amor. Oremos al Señor. R.

 

5.- Por nuestras familias: que en medio de las dificultades actuales encontremos fortaleza y esperanza en Dios. Oremos al Señor. R.

 

6.- Por nosotros y por todos los cristianos: que al celebrar la Eucaristía se avive nuestro deseo de participar en las bodas eternas de Jesucristo. Oremos al Señor. R.

 

Señor, que ha dado fuerza sacramental al matrimonio, escucha nuestras oraciones y permítenos vivir con fidelidad la alianza que Cristo sello con la humanidad. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

ORACION SOBRE LAS OFRENDAS

Acepta, Señor, el sacrificio establecido por ti y, por estos santos misterios que celebramos en razón de nuestro  ministerio perfecciona en nosotros como conviene la obra santificadora de tu redención. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

ANTIFONA DE COMUNION  Lm 3, 25.

El Señor es bueno para quienes esperan en él, para quien lo busca.

 

ORACION DESPUES DE LA COMUNION

Concédenos, Dios todopoderoso que nos alimentemos y saciemos en los sacramentos recibidos, hasta que nos transformemos en lo que hemos tomado. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA

 

Lunes 04: Jon 1, 1-2, 1.11; Sal : Jon 2, 3-8; Lc 10, 25-37.

Martes 05: Jon 3, 1-10; Sal 129; Lc 10, 38-42.

Miércoles 06: Jon 4, 1-11; Sal 85; Lc 11, 1-4.

Jueves 07: Ml 3, 13-20ª; Sal 1; Lc 11, 5-13.

Viernes 08: Jl 1, 13-15; 2, 1-2; Sal 9; Lc 11, 15-26.

Sábado 09: Jl 4, 12-21; Sal 96; Lc 11, 27-28.

Domingo 10: Sb 7, 7-11; Sal 89; Hb 4, 12-13; Mc 10, 17-30.

 

COMENTARIOS AL EVANGELIO

Mc 10, 2-16

Par: Mt/19/02-15  Lc/18/15-17

 

1.DIVORCIO/MA:

Según Mateo (19,3), se acercaron a Jesús unos fariseos exigiéndole que se definiera en una cuestión de escuela; esto es, en la polémica mantenida entre los rabinos Schammai (rigorista) e Hillel (laxista) sobre el motivo suficiente para repudiar a la mujer conforme a lo dispuesto por Moisés. Pero en este texto de Marcos, la cuestión planteada por los fariseos es la licitud o no del divorcio. Marcos escribe para los romanos, a quienes no les interesaba tanto la legislación mosaica sobre el libelo del repudio cuanto el problema más radical de la licitud del divorcio. De ahí la diversidad del planteamiento en uno y otro evangelio.

Jesús, sin esperar que le citen el Dt 24,1, les pregunta qué ordena Moisés al respecto.

Los fariseos responden correctamente, y así fija con claridad el estado de la cuestión. Y pasa a interpretar la ley de Moisés como una concesión necesaria por causa de la dureza de corazón de los judíos, incapaces de guardar un orden moral más elevado. En toda concesión, perfectamente legítima en determinadas circunstancias no hay que buscar nunca el ideal al que debe orientar tanto la legislación como la conducta humana. También esta concesión de Moisés implica una tolerancia y en cierto sentido una acusación. Jesús, que no condena a Moisés, denuncia la dureza de corazón de los judíos.

Y elevándose por encima de las leyes, siempre condicionadas por las situaciones históricas de un pueblo determinado, Jesús proclama lo que fue un principio y lo que debe ser el fin del matrimonio.

Lo mismo que en las famosas antítesis del Sermón de la Montaña (Mt 5, 21-48), Jesús no opone aquí propiamente una ley a otra, aunque, ciertamente, corrige y completa lo que era todavía imperfecto en la ética del A.T. Por lo tanto, la declaración de Jesús debe anunciarse como evangelio. Lo mismo que las bienaventuranzas. En ninguno de los dos casos el creyente debe desoir lo que se propone como expresión de la voluntad salvadora de Dios.

Lo que Jesús ha dicho originariamente, la palabra del Señor, se concreta luego en la comunidad de los discípulos ("en casa", una expresión que alude probablemente a la comunidad cristiana).

Pero Mateo, que presupone otro ambiente comunitario (el judeo-cristiano) recoge otra tradición en la que se concreta la misma palabra del Señor de una forma legal menos rigurosa (Mt 5, 32; 19,9). También la Iglesia, hasta nuestros días, se ha visto obligada a hacer concesiones sin renunciar nunca al ideal del matrimonio que proclama Jesús para todos los creyentes; por ejemplo, al admitir la separación conyugal sin nuevo matrimonio y, sobre todo, anulando el matrimonio rato y no consumado. Hay que notar que este matrimonio "rato" es verdadero matrimonio.

EUCARISTÍA 1982, 45)


 

2.- En este pasaje de Marcos se presenta a Jesús, sobre todo como el intérprete supremo del Antiguo Testamento. Al remitir a la Escritura, Jesús muestra una autoridad que le coloca, en cierto modo, en el mismo nivel de los textos sagrados, si es que no por encima de ellos.

Junta audazmente los dos versículos del Génesis relativos a la creación del hombre y de la mujer (Gn 1, 27 y 2, 24), añadiendo así a la tesis teórica, precisa pero fría, del primero, el calor vital del segundo. Después, relaciona el versículo del Génesis con el del Deuteronomio, citado por los fariseos, para hacerles juzgar al uno con el otro, o, más bien, para decidir que el uno juzga al otro y lo anula. Se considera al versículo del Deuteronomio como excesivamente "permisivo", influenciado por la estrechez de espíritu o la dureza de corazón de sus primeros destinatarios. Se otorga la diferencia al versículo del Génesis, más exigente. Así se refirió Jesús a las Escrituras, pero lo hizo con autoridad, decidiendo sobre el valor respectivo de los textos.

Para el evangelista, ahí está el punto esencial. Jesús es el intérprete autorizado del Antiguo Testamento. Los fariseos que le rodean no pueden dar más que una exégesis menguada y parcial.

Sólo Jesús expresa la auténtica verdad bíblica. Además, decide sobre la doctrina relativa al matrimonio. Recuerda la verdadera igualdad de los sexos, prevista por el Génesis, y de ella deduce consecuencias imprevistas. El autor del Génesis no había considerado la indisolubilidad del matrimonio; Jesús la lee en su texto, y la enseña. Con él, y a través del Antiguo Testamento adquieren sus plenas dimensiones, y se hacen definitivas; pues, como se sabe, "él tiene palabras de vida eterna".

EDIT. SAL TERRAE SANTANDER 1981.Pág. 133


 

3.- La versión de Marcos concerniente a la discusión entre Jesús y los fariseos sobre el divorcio es ligeramente diferente de la de /Mt/19/01-09. El segundo evangelista, teniendo en cuenta a un público poco familiarizado con el juridismo de la ley judía y la Palabra de Dios, insiste más que Mateo en la ley de la naturaleza. Dice también que "Dios les hizo hombre y mujer" (v. 6), mientras que Mateo se refiere a una "palabra" de Dios a Adán y Eva (Mt 19, 5). Y mientras que Mateo distingue la ley de Moisés y lo que éste ha tolerado en algunos casos, Marcos hace referencia directamente a la voluntad de Dios (v. 9). Por último, descartando el inciso de Mt 19, 9, Marcos evita una seria dificultad de interpretación del pensamiento de Jesús.

Para él, el hombre no puede destruir una unidad inscrita en su naturaleza.

a) La discusión sobre el divorcio se sitúa en tres niveles sucesivos. Al comentar el Dt 24, 1, los fariseos habían ampliado considerablemente los motivos de ruptura, pero no se habían puesto de acuerdo en torno a la lista de éstos (cf. Mt 19, 3). El evangelista no alude a estas discusiones; únicamente supone que los fariseos acaban de preguntar a Jesús si está permitido repudiar a su mujer, pregunta un tanto sorprendente por parte de aquellos, ya que tal posibilidad era admitida por el Dt 24, 1. Marcos no ofrece, en este aspecto, la versión original.

El evangelista considera que los fariseos se refieren a la propia ley (v. 4). Pero esta prescripción, les dice Jesús, debe ser abolida y la solución ha de buscarse a nivel de la voluntad de Dios, inscrita en la naturaleza (Gén 1, 27; 2, 24), según la cual el hombre y la mujer deben permanecer unidos. Ningún hombre, incluido Moisés, tiene derecho de deshacer esta unidad radical del matrimonio (vv. 11-12).

b) Para comprender bien el alcance de esta perícopa no debe olvidarse que el mensaje que contiene forma parte del anuncio del Reino que viene bajo el aspecto de un paraíso por segunda vez encontrado. Marcos ha hecho ver ya que el Reino era una victoria sobre el pecado original (Mc 2, 1-10?), una victoria sobre la enfermedad y la muerte (Mc 5, 21-43).

En este pasaje, Marcos precisa que el Reino es también una reanudación del proyecto inicial, concerniente a la unidad del matrimonio por el amor.

La aventura conyugal es, en definitiva, uno de los terrenos privilegiados en que toma cuerpo la venida del Reino, con tal de que sea vivida con la máxima fidelidad a la iniciativa original de Dios.

La doctrina de Marcos es, pues, muy clara: el matrimonio no es solamente un contrato facultativo entre dos personas, sino que está implícito en él la voluntad de Dios, inscrita en la complementariedad de los sexos. No basta la sola voluntad de los esposos para explicar el matrimonio y su unidad: la propia voluntad de Dios y su unidad son parte interesada en el matrimonio. Esta es la razón por la que el divorcio no es solamente una injusticia contra el consorte perjudicado; es también una injusticia contra el mismo Dios. Aún se puede preguntar si la armonía de las voluntades es hasta tal punto clara que lleva consigo realmente -con todas las posibles limitaciones de los compromisos humanos- una unión natural aceptable y, como consecuencia, la expresión de la voluntad divina.

MAERTENS-FRISQUE - MAROVA MADRID 1969.Pág. 140


 

4.- Otra dimensión esencial de la nueva comunidad mesiánica será la renuncia al orgullo. El relato de los niños es bastante claro a este respecto: los discípulos no reñían a los que llevaban niños porque pudieran molestar al maestro, sino precisamente porque los niños no representaban nada.

Según ellos, el reino de Dios era un asunto de adultos; y para alcanzarlo era necesario hacer opciones conscientes, tener determinados méritos, realizar las obras correspondientes. Jesús piensa todo lo contrario: el reino de Dios tiene que ser recibido, o sea es una iniciativa divina. Por lo tanto, la única postura apta para "recibir" es la de los niños: el reino de Dios se recibe primero, después se entra en él.

A lo largo de los siglos la ascética cristiana ha abusado no poco de este texto, queriendo presentar el infantilismo irresponsable como la auténtica actitud de un cristiano.

Ahora bien, según esta ascética equivocada, esta "irresponsabilidad" se ejerce frente a unos hombres determinados que imponen tiránicamente sus ideas: o mediante una seducción personal de tipo iluminista o mediante el chantaje de los intereses económicos, sociales y políticos.

Jesús habla de todo lo contrario, o sea del reino de Dios. Este es un subrayado constante del segundo evangelio: en aquellas primitivas comunidades ya apuntaba el peligro de presentarse como el "sucedáneo" de Jesús. Según este texto, la resurrección habría colocado a Jesús en una altura inaccesible, dejando su puesto vacío a disposición de unos responsables puramente humanos que tendrían que hacer lo mismo que Jesús. El segundo evangelista se rebela constantemente contra esta perspectiva: la resurrección de Jesús ha hecho que siga presente en la comunidad cristiana y que su puesto no pueda ser ocupado por nadie. Solamente él puede tener el "capricho" de llamar discípulos sin dar ninguna razón.

Los discípulos de Jesús serán niños, sí, pero solamente ante Dios; ante los demás deberán ser conscientes y responsables, e incluso no deberán permitir que se produzca esa intromisión de los dirigentes eclesiales cuando se hacen pasar por "sucedáneos" de Jesús, creando para ello una cristología evasiva y una consiguiente eclesiología triunfalista.

De aquí también se deduce que una inspiración cristiana de la pedagogía deberá buscar ansiosamente que este estado de infantilidad se mantenga solamente ante Dios, no ante ningún poder terreno. Esta es la pedagogía liberadora: el monopolio de Dios sobre la conciencia del hombre obliga a los creyentes a no tolerar que nadie ponga sus manos sobre la libertad del ser humano, incluso desde sus primeros balbuceos.

EDIC MAROVA/MADRID 1976.Pág. 1175 s.


 

5.- Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre

Era muy viva entre los rabinos del tiempo de Cristo la discusión sobre la interpretación que había que dar a los pasajes del Pentateuco en los que se legisla sobre las posibilidades que tiene el hombre de repudiar a la mujer (cf. Dt 24,1), y los fariseos querían saber la opinión de un maestro cualificado como Jesús. Por eso, en el texto paralelo de Mt (19,3) se añade si el repudio puede ser "por cualquier motivo", que es la cuestión que realmente se planteaba en la polémica rabínica. Pero Mc, que escribe para un ambiente muy alejado de los problemas legales judíos, convierte el tema en una enseñanza general sobre el matrimonio y el divorcio. Por eso, añade también al final, paralelamente a la crítica contra el divorcio promovido por el hombre (única posibilidad entre los judíos), la crítica contra el promovido por la mujer (posible en las leyes de los países paganos).

Jesús responde al problema presentando el ideal de plenitud mesiánica, como había hecho en otros momentos (cf. el sermón de la montaña), ideal que consiste en la plena aplicación del plan de Dios sobre el hombre. Efectivamente, la ley de Moisés, que contenía la concesión de la posibilidad del repudio, estaba hecha para regular la vida de los hombres en un mundo sometido al pecado y en el que los corazones no estaban plenamente impregnados de la voluntad de Dios. Pero ahora, en la nueva época mesiánica, cuando como habían anunciado los profetas el amor de Dios será grabado en el corazón de cada hombre, el planteamiento de toda esta cuestión tendrá que ser otro: tendrá que ser la plena realización de lo que Dios había dicho al principio, cuando el pecado aún no había llegado al mundo y no había puesto el veneno capaz de destruir la unión de hombre y mujer: que esta unión hace que el hombre y la mujer sean una sola carne, algo inseparable. Y esto por este motivo, hecho realidad al menos como ideal: porque el pecado destructor ha sido superado, y los corazones de los hombres han sido transformados por Dios.

MISA DOMINICAL 1994, 13


 

6.- El capítulo de Marcos nos presenta a Jesús de camino. Se aleja lentamente de su Galilea natal, hasta llegar a Judea y a Jerusalén, meta de su peregrinación. La tensión sube gradualmente. La confrontación con los dirigentes judíos va en aumento y la incomprensión de los discípulos se hace más evidente. Todo. desembocará en la soledad del Gólgota.

Hoy, y en los tres próximos domingos, leeremos las cuatro perícopas de este capítulo de Marcos. No se ha de perder la visión de su conjunto, para entender mejor cada una de ellas: la "prueba" de los fariseos, el desengaño del joven rico, las pretensiones de los Zebedeos y la curación del ciego de Jericó.

La legislación judía ha admitido siempre el divorcio. La "prueba" de los fariseos consiste en obligar a Jesús a tomar partido en favor de una de las tendencias de la época: la rigorista, que tan sólo admitía el divorcio en casos graves; o la liberal, que la aceptaba por cualquier causa. Jesús opta por una huida hacia adelante. Basándose en la Escritura y mediante un método de argumentación típicamente rabínico, se coloca en el ideal del proyecto querido por Dios en Génesis 2.

Esta perícopa no constituye tanto una página de Derecho Canónico, como una una interpelación dirigida a todos, célibes y casados, para que revisemos y confrontemos nuestra vida de cada día con el proyecto de vocación al que Dios nos llama desde siempre.

MISA DOMINICAL 2000 12 43


 

7. ACI DIGITAL 2003

3. Véase Mat. 10, 16 y nota: "Mirad que Yo os envío como ovejas en medio de lobos. Sed, pues, prudentes como las serpientes y sencillos como las palomas". 
4. Ni saludéis: Los orientales son muy ceremoniosos y para ellos saludar equivale a detenerse y perder tiempo. Véase Mat. 10, 9 s. y nota. 

12. El rechazo de los predicadores del Evangelio es para Jesús el peor de los agravios (Juan 12, 47 s.). 
13. Él ¡ay! del Señor se ha cumplido de modo espantoso. Las ruinas de esas ciudades lo denuncian hasta hoy. Cf. 11, 21 - 23: "Cuando el hombre fuerte y bien armado guarda su casa, sus bienes están seguros. Pero si sobreviniendo uno más fuerte que él lo vence, le quita todas sus armas en que confiaba y reparte sus despojos. Quien no está conmigo, está contra Mí; y quien no acumula conmigo, desparrama". 
16. Véase Mat. 10, 40: "Quien a vosotros recibe, a Mí me recibe, y quien me recibe a Mi, recibe a Aquel que me envió"; Juan 13, 20: "En verdad, en verdad, os digo, quien recibe al que Yo enviare, a Mí me recibe; y quien me recibe a Mí, recibe al que me envió".