LIBERATE
COMENTARIO
La gran cuestión de las riquezas no consiste en saber a partir de qué
fortuna o con que salario uno deja de ser cristiano. Marcos no nos hace pensar
en una calculadora, sino en Jesús que nos mira (tres veces se habla de esta
mirada) y nos dice: “Sígueme”. ¿No ha dicho antes: “Liquídalo, dalo todo?”. Sí,
pero esto significa exactamente: “Libérate de todo para seguirme”. Por tanto,
es una lección, no de tristeza, sino de gran alegría. Si alguno cree que seguir
a Jesús no es embarcarse en la felicidad, que cierre el evangelio.
El joven rico se puso
a los pies de Jesús, buscaba la felicidad y se marchó triste. Lo tenía todo,
según se dice, para ser feliz, pero Jesús le trazó este diagnóstico: “Una cosa
te falta”. ¡Pobre de nosotros si nos falta eso! Esa cosa tan preciosa es la
posibilidad de seguir a Jesús. ¡Y esto supone una famosa liberación! “Vete,
libérate de lo que puede encadenar, véndelo todo para comprar la libertad de seguirme”. Ese es
entonces la cuestión. Volvemos al “¡Liquídalo todo!”. ¿Habrá que seguir a Jesús
totalmente desnudo”. Jesús no iba desnudo ni tampoco era un andrajoso. El no
conoció la miseria. Comía y bebía normalmente; admitió incluso un gasto
superfluo como el perfume que le ofrecía la mujer pecadora. Pero como nada lo
ataba, pudo llegar hasta el fin de todo lo que exigía el amor fraternal. Cuando nos
dice: “¡Ven!”, nos llama por ese camino, no hacia las cimas del despojo, sino
hacia las cimas del amor. Hay que
esforzarse por liberarse de todo lo que nos impide amar y servir. No hay nada
que despoje tanto como el querer ser libre. Chocamos muy pronto con las cadenas
del dinero: tener demasiado, no tener bastante.
Una vez más, acaba de
constatar que la riqueza estropea a los mejores. Aquel joven rico era un chico maravilloso,
con grandes deseos de llegar lejos. “Jesús se le quedó mirando y le tomó
cariño”. Desgraciadamente lo vemos tan
enredado en todo lo que se posee que no habría sido capaz de avanzar por el
camino. Más pronto o más tarde, el
hombre choca con la pared de una imposibilidad “Señor hasta allí no puedo
seguirte”. Pero Jesús les dice tanto a
los ricos como a los pobres una palabra que puede transformar nuestro
desaliento en experiencia de confianza: “Todo es posible para Dios”. No es una frase de un hombre, sino una
palabra de Dios, vale la pena arriesgarlo todo para lanzarse a esta confianza: “Contigo no hay nada imposible”. El brazo de Dios es lo bastante fuerte para
arrancarnos del egoísmo así como de la inquietud del amor fraterno. “Es como
hacer pasar al camello por el ojo de la aguja”.
Ante esta imagen
pintoresca, pero tremenda, los discípulos miden la dificultad de seguir a
Jesús: “Entonces, ¿quién puede salvarse?”. Cuando Jesús nos dice: “Libérate”, se trata de una invitación pero
también de un ofrecimiento.
R.P.
Roland Vicente Castro Juárez
ANTIFONA DE ENTRADA Sal
129, 3-4.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿Quién
podrá resistir?. Pero de ti procede el perdón. Dios de Israel.
ORACION COLECTA
Te pedimos,
Señor, que tu gracia nos preceda y acompañe, y nos sostenga continuamente en
las buenas obras. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del
libro de la Sabiduría 7, 7‑11
Supliqué, y se
me concedió la prudencia; invoqué, y vino a mí el espíritu de sabiduría.
La preferí a
cetros y tronos, y, en su comparación, tuve en nada la riqueza.
No le equiparé
la piedra más preciosa, porque todo el oro, a su lado, es un poco de arena, y,
junto a ella, la plata vale lo que el barro.
La quise más
que la salud y la belleza, y me propuse tenerla por luz, porque su resplandor
no tiene ocaso.
Con ella me
vinieron todos los bienes juntos, en sus manos había riquezas incontables.
SALMO
RESPONSORIAL (89)
Sácianos Señor
de tu misericordia.
Enséñanos a
calcular nuestros años, para que adquiramos un corazón sensato. Vuélvete, Señor, ¿hasta cuando?. Ten
compasión de tus siervos. R.
Por la mañana
sácianos de tu misericordia, y toda nuestra vida será alegría y júbilo. Danos alegría, por los días en que nos afligiste,
por los años en que sufrimos desdichas.
R.
Que tus siervos
vean tu acción, y sus hijos tu gloria. Baje a nosotros la bondad del Señor y
haga prósperas las obras de nuestras manos. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la
carta a los Hebreos 4, 12‑13
La palabra de
Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, penetrante hasta
el punto donde se dividen alma y espíritu, coyunturas y tuétanos. Juzga los
deseos e intenciones del corazón.
No hay criatura
que escape a su mirada. Todo está patente y descubierto a los ojos de aquel a
quien hemos de rendir cuentas.
ACLAMACION
ANTES DEL EVANGELIO Mt 5, 3
Aleluya. Dichosos los pobres en el
espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Aleluya.
EVANGELIO
Lectura del
santo evangelio según san Marcos 10, 17‑30
En aquel
tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló
y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?».
Jesús le
contestó: «¿Por qué me llamas bueno?. No
hay nadie bueno más que Dios.
Ya sabes los
mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso
testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre.».
Él replicó:
«Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño.».
Jesús se le
quedó mirando con cariño y le dijo: «Una cosa te falta: anda, vende lo que
tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y
luego sígueme.».
A estas
palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico Dios!».
Jesús, mirando
alrededor, dijo a sus discípulos: “¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar
en el reino de Dios.
Los discípulos
se extrañaron de estas palabras. Jesús añadió: «Hijos, ¡qué difícil les es
entrar en el reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil
le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el
reino de Dios.».
Ellos se
espantaron y comentaban: «Entonces, ¿quién puede salvarse?».
Jesús se les
quedó mirando y les dijo: «Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo
puede todo.».
Pedro se puso a
decirle: «Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.» .
Jesús dijo:
“Les aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o
hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo,
cien veces más – casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con
persecuciones–, y en la edad futura, vida eterna.»
PLEGARIA UNIVERSAL
El
Señor nos invita a seguirlo con fidelidad y confianza; por eso pidámosle con fe
que nos ayude a responderle y que bendiga al mundo. Digamos. R.- Escúchanos,
Señor.
1.- Para que
la Iglesia se vea libre de cuanto le impide seguir a Jesús en pobreza,
austeridad y abandono. Oremos. R.
2.- Para que
la Palabra de Dios suscite en los gobernantes el compromiso de buscar la
justicia y el bien común, promover la libertad y garantizar la paz. Oremos.
R.
3.- Para que,
confiando en el Señor, los ricos compartan sus bienes y se abandonen en su
providencia. Oremos. R.
4.- Para que Jesús invite a los jóvenes a
seguirlo, y ellos no antepongan nada al reino. Oremos. R.
5.- Para que
los consagrados, que lo han dejado todo por el Evangelio, den testimonio de la
libertad y el gozo que tienen los discípulos de Cristo. Oremos. R.
6.- Para que
las necesidades y preocupaciones actuales no nos hagan olvidar que nuestro
mayor bien es seguir a Jesús. Oremos. R.
Escucha
nuestras oraciones, atráenos a ti, Señor, haz que tu Palabra nos vivifique y trasforme.
Por Jesucristo nuestro Señor.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta
la suplicas de tus fieles, Señor, juntamente con estas ofrendas, para que lleguemos
a la gloria del cielo mediante esta piadosa celebración. Por Jesucristo nuestro
Señor.
ANTIFONA DE COMUNION 1Jn 3, 2.
Cuando se manifieste el Señor, seremos semejantes a él,
porque lo veremos tal cual es.
ORACION
DESPUES DE LA COMUNION
Señor, pidamos
humildemente a tu majestad que, así como nos fortaleces con el alimento del Santísimo
Cuerpo y Sangre de tu Hijo, nos hagas participar de su naturaleza divina. Por
Jesucristo nuestro Señor.
PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 11: Rm 1, 1-7; Sal 97; Lc 11, 29-32.
Martes12: Rm 1, 16-25; Sal 18; Lc 11, 37-41.
Miércoles
13: Rm 2, 1-11; Sal 61; Lc 11, 42-46.
Jueves 14: Rm 3, 21-30ª;Sal 129; Lc 11,
47-54.
Viernes 15: Rm 4, 1-8; Sal 31; Lc 12, 1-7.
Sábado 16: Rm 4, 13.16-18; Sal 104; Lc
18, 8-12.
Domingo 17: Is 53, 10-11; Sal 32, Hb 4,
14-16; Mc 10, 35-45
COMENTARIOS
AL EVANGELIO
Mc 10, 17-30
Par.: Mt 19,
16-30 Lc 18, 18-30
Texto.
-El comienzo refleja una cierta urgencia por parte de la persona que se
aproxima a Jesús: lo hace corriendo. Que fuera un joven, no se deduce en
absoluto del texto de Marcos. La identidad personal del interlocutor no es
significativa para el autor; lo significativo son las situaciones moral y
social del interlocutor: una persona cumplidora del decálogo y muy rica.
La
pregunta formulada revela, además, una persona con inquietudes religiosas: ¿Qué
he de hacer para alcanzar la vida eterna? El gesto de arrodillarse y la
interpelación (Maestro bueno) que acompaña su pregunta revelan veneración y
reconocimiento hacia Jesús.
Las
primeras palabras de Jesús revelan magistralmente cómo era él, cuál era su
papel e, incluso, cómo se experimentaba a sí mismo. Nadie es bueno sino
solamente Dios. Jesús fue una señal apuntando siempre en dirección a Dios.
Jesús remitía siempre a Dios.
A
continuación Jesús recuerda a su interlocutor cosas que, sin duda, conocía este
por los libros del Éxodo y del Deuteronomio. Seis mandatos, cinco de ellos en
formulación negativa y uno en formulación positiva. Los seis son de naturaleza
social, en el sentido de que velan por los demás, por los que no son uno mismo.
Por
último, Jesús propone a su interlocutor algo que a éste le falta, una única
cosa: la renuncia a su dinero. La propuesta es prioritariamente individual, le
afecta a él y a su bolsillo.
Comentario.
-La guerra es sólo la expresión última y más llamativa de la falta de paz;
antes ha habido infinidad de expresiones intermedias más rutinarias de falta de
paz. En el final están los políticos, los economistas y los militares; en el
largo y preparatorio camino estamos nosotros, los de a pie, los de andar por
casa, es decir, casi todos los habitantes del planeta.
En
el largo y preparatorio camino están las pequeñas y grandes cosas que hacemos
mal en nuestras relaciones con los demás. Las seis apuntadas por Jesús abarcan
bastante bien todo el campo de posibilidades de mala relación con los demás.
Cuando estalle la guerra (escribo este comentario cuando los medios de
comunicación hablan de ambiente prebélico), pensemos que durante mucho tiempo
antes cada uno de nosotros estuvo preparando eso que sólo al final se llama
guerra. No nos engañemos: el final, es decir, la guerra es ciertamente cosa de
altas esferas político-económico-militares; pero la falta de paz es cosa de
todos y cada uno de nosotros. Tenemos el mal hábito de cargar a las altas
esferas en exclusividad la responsabilidad de la guerra, cuando la guerra es,
en realidad, la suma final de nuestras malas acciones contra los demás en el
día a día de nuestro vivir.
De
nuestras malas acciones contra los demás y de nuestro amor al dinero. Tampoco
en este punto es conveniente engañarse. El dinero puede, amordaza, rompe.
Parece bastante cierto que el dinero es móvil primordial de las guerras. Pero
¿acaso no lo es de nuestras vidas? ¿Con qué derecho, pues, podemos pensar que
no somos responsables de las guerras? Vende todo lo que posees. La propuesta es
dura y contundente. Como duro y contundente es nuestro apego al dinero.
¿Propuesta inviable? Jesús no es maximalista ni habla tampoco de un voto de pobreza.
Sencillamente nos pone en guardia a todos contra el dinero. El dinero, en
efecto, puede, amordaza y mata. Donde el dinero sea el móvil, nunca jamás podrá
haber paz. Tomémoslo en serio. El dinero es hoy demasiado dueño nuestro. Así
nunca habrá paz.
2.-
Desde el principio el joven plantea la cuestión de la salvación, la única
cuestión importante: ¿qué hay que hacer para salvarse? (v. 17). Pero la plantea
mal al dirigirse a un "maestro bueno", a un rabí entre otros (v. 17).
Busca solamente una opinión de escuela, entre otras..., y como habrá otras y
diferentes respuestas, se reserva de antemano el derecho de escoger entre
ellas, o incluso el de no escoger. Jesús rechaza inmediatamente esta manera de
actuar recordándole la existencia de Dios, único que es bueno (v. 28). De esta
forma deja entender que su respuesta no será una opinión de escuela, sino una
orden divina que obliga a actuar en vez de perderse en discusiones sin fin.
Jesús recuerda al joven lo esencial de la ley (v. 19). Pero el joven plantea
una nueva cuestión, no con vistas a obedecer mejor, sino para prolongar la
discusión y así retardar la oportunidad de la obediencia (la misma actitud en
Lc 10, 29).
Y
he aquí que la buena conciencia legalista del fariseo orgulloso de cumplir con
todos sus deberes detiene una vez más al joven: él obedece a toda la ley, cree
(v. 20). ¿Qué más hace falta para salvarse? Jesús deshace inmediatamente este
legalismo, nuevo pretexto para no creer, y formula un mandamiento preciso:
"Sígueme" (v. 21). El joven muestra entonces que sus cuestiones
precedentes no eran más que evasiones: situado ante la orden de creer, confiesa
no tener fuerzas para ello y se retira en el momento en que es invitado a
superar la discusión ética y el legalismo para encontrarse con la persona misma
de Jesús y seguirle. Creer y salvarse es, a fin de cuentas, unirse a la persona
de Jesús.
c)
Los retoques añadidos por la comunidad primitiva añaden un nuevo obstáculo para
la salvación: no solamente las discusiones éticas, el legalismo del fariseo,
sino también la riqueza, impiden al hombre entrar en el Reino (vv. 22, 23 y la
palabra rico en el v. 25). Los primeros cristianos, sobre todo en Jerusalén,
confundieron a veces el Reino con la clase social de los pobres, mientras que
la asamblea creada por Cristo no tiene en cuenta ninguna pertenencia social,
cultural o nacional. San Mateo matizará esta exclusividad al hablar de los
"pobres en espíritu" (Mt 5, 3) y al suprimir la maldición de los
ricos conservada por Lc 6, 24.
LEGALISMO/POBREZA:También es hacer
legalismo decir a los ricos que han de hacerse materialmente pobres para
participar en el Reino; lo mismo que es una ilusión ridícula proclamar a la
pobreza bienaventurada dejando entender que los pobres entrarán un día en un
reino de bienestar.
En
realidad, la verdadera pobreza del rico no es "no tener nada", sino
comprometerse con los pobres y especialmente con aquellos que no pueden
organizarse, defenderse y liberarse. Un compromiso semejante es exigido
eminentemente a aquellos cristianos que abandonan libremente todo bien material
y hacen voto de pobreza. Comprometerse en el camino de la pobreza supone hoy
analizar las causas de la miseria, tomar en serio la conciencia de clase, poner
los medios que permitan, efectivamente, mejorar la suerte de todos. Sólo con
estas condiciones tiene la pobreza la posibilidad de ser evangélica.
MAERTENS-FRISQUE
- MAROVA MADRID 1969.Pág. 166
3.-
Texto. De camino hacia Jerusalén, Marcos hace un tercer alto docente. El
procedimiento es el mismo del domingo pasado. La enseñanza a los discípulos
tiene lugar en la segunda parte del texto, vs. 23-30. La primera parte sirve
para introducir el tema de ese enseñanza.
-Primera
parte (vs. 17-22).
Con
grandes muestras de respeto, alguien, de quien Marcos no específica nada,
pregunta a Jesús por el camino de la salvación. Maestra bueno, ¿qué tengo que
hacer para heredar la vida eterna? El interlocutor hace un planteamiento de
salvación. Jesús comienza cuestionando la interpelación de que ha sido objeto,
en un intento de resituar al interlocutor en la perspectiva propia de la
pregunta. Esta perspectiva no era otra que la de Éxodo 20 y Deuteronomio 5. En
estos textos están formulados el Credo (yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué
de Egipto) el camino de la salvación (decálogo).
Más
allá de un planteamiento de salvación, Jesús formula después su propia
propuesta al interlocutor: Ven y sígueme. Esta es la propuesta que el
interlocutor no acepta. Marcos añade la razón: era muy rico, introduciendo así
el tema sobre el que va a versar la enseñanza de Jesús a sus discípulos.
-Segunda
parte (vs. 23-30).
La
enseñanza a los discípulos es muy breve. Fundamentalmente se reduce a una
negación rotunda: los ricos no pueden entrar en el Reino de Dios. A diferencia
del domingo pasado, Marcos reitera insistentemente la falta de comprensión de
los discípulos.
Esta
falta de comprensión parece radicar en que maestro y discípulos hablan
lenguajes diferentes y tienen planteamientos también diferentes. Jesús habla de
Reino de Dios, mientras que los discípulos hablan de salvación.
En
vista de los cual Pedro pregunta a Jesús por la situación de los que han
aceptado seguirle. En la respuesta a esta pregunta Jesús empalma en parte con
las expectativas de sus discípulos. En ese sentido les habla de salvación en el
mundo del más allá. Termina, sin embargo, con unas palabras que el texto
litúrgico no ha recogido: Muchos primeros serán últimos y muchos últimos,
primeros. Con esta lacónica frase Jesús invita a sus discípulos a no operar con
esquemas reduccionistas en materia de salvación. No deben caer en la pretensión
de creer que sólo ellos, por ser seguidores suyos, se salvarán. Otros muchos se
salvarán también, aunque no sean seguidores de él. Lo que sí deben tener muy
presente sus seguidores es que el aquí y el ahora será para ellos gratificante
y maravilloso, pero también difícil y duro.
Comentario.
Como en los domingos últimos, todo hay que enfocarlo a la luz de los
acontecimientos de Jerusalén. Marcos sitúa el texto en el camino hacia la
muerte y resurrección de Jesús. A este camino concreto es a lo que Marcos llama
el Reino de Dios y que por esta razón había calificado en 4, 11 como misterio.
El
Reino de Dios así concebido es la alternativa que Jesús propone a sus
seguidores. A todo el que quiera ser su seguidor o discípulo. No es una
cuestión de consejos evangélicos, como tantas veces se ha dicho. Es una
cuestión de exigencia para ser discípulo de Jesús. Diferente de este camino a
Jerusalén o Reino de Dios es el camino de la salvación. El camino de la salvación
tiene indudablemente sus exigencias, pero éstas son de índole ética y, por
consiguiente, afectan a todo ser humano, sea o no seguidor de Jesús. Salvarse o
condenarse obedece a un comportamiento ético y forma parte del ámbito de
preocupaciones y expectativas de la conciencia de cada persona, en su doble
dimensión individual y colectiva.
RD/ETICA:El camino de Jerusalén o
Reino de Dios presupone, por supuesto, la dimensión ética. Nadie malo podrá
recorrerlo. Pero la dimensión ética no es la característica específica del
Reino de Dios. Por eso, el ámbito de preocupaciones y de expectativas del que
acepta ser seguidor de Jesús no puede ser nunca el salvarse o el condenarse.
Jesús libera a sus discípulos de este tipo de ansiedad ante el futuro.
Tomar
parte en el camino a Jerusalén o lo que es lo mismo, entrar en el Reino de
Dios, es dar cuerpo a las propuestas de Jesús que estamos escuchando estos
domingos. De ello resulta el talante de vida o estilo cristiano.
La
propuesta de hoy dice relación al dinero. No es una propuesta desarrollada. Es
sencillamente una llamada de atención sobre la amenaza que el dinero encierra
para el talante del seguidor de Jesús. Insisto en que no se trata de salvación,
sino de Reino de Dios, no es una cuestión de vida eterna, sino de talante
cristiano. La llamada de atención es gráfica y llamativa: ¡Qué difícil es que
los ricos puedan entrar en el Reino de Dios! ¡Más fácil es a un camello pasar
por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios! Son de las
frases que se gravan.
DABAR
1988, 51
4.-
Comentario. El cambio de escenario, como ya se indicaba el domingo pasado, es
indicio de una nueva temática. Siempre con el telón de fondo de señalar causas
que hacen de esta historia nuestra, una historia de incomprensiones,
enfrentamientos y matanzas. Hasta ahora
Marcos
nos ha hablado del afán de grandeza, de la autoridad intolerante, de la
desunión de los esposos. Hoy señala una nueva causa: la riqueza. Hay un
concepto que conviene aclarar previamente: Vida eterna. Es sinónimo de Reino de
Dios. Ambos expresan el nuevo estado de cosas que tendrá lugar aquí en la
tierra por la intervención misma de Dios o de un enviado suyo.
CR/QUÉ-ES:La escena comienza con la
solemnidad de una adoración a Jesús y la pregunta por los requisitos necesarios
para poder tener parte en el nuevo estado de cosas por llegar. A Marcos no le
interesa la identidad del demandante, sino su situación económica: era muy
rico. El diálogo tiene la viveza de lo real. "Maestro bueno. ¿Por qué me
llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios". Estas palabras causaron en
seguida problemas, como puede verse por los cambios introducidos en Mateo 19,
16-17. Marcos ha conservado el tenor fresco, espontáneo, maravillosamente
divino de Jesús. Es realmente fascinante este Jesús de Marcos. Su mirada, su
cariño, su dureza. Una cosa te falta. O si preferimos: Te sobra tu riqueza.
Después puedes seguirme. Se impone devolver a esta escena el sentido lineal e
indivisible que Marcos le da, despojándola de divisiones y distinciones
(mandamientos y consejos; estado normal y estado de perfección). ¿Por qué no
reconocemos sencillamente que una de las causas por las que este mundo nuestro
está tan atormentado es la riqueza? Y después de reconocerlo, ¿por qué no
decimos: ¡al diablo la riqueza!? Marcos es bien claro: para seguir a Jesús no
basta con ser buenos por el cumplimiento de los mandamientos. ¡Hay que ser otra
cosa! ¿No habremos confundido cristianismo con moralidad? Ser cristiano empieza
donde termina ser bueno.
La
segunda parte, como ya es habitual en Marcos, es un diálogo entre Jesús y sus
discípulos. El asombro, la extrañeza, el espanto de los discípulos, son
exactamente los nuestros al escuchar este Evangelio. Es la mejor señal de que
hemos entendido bien las palabras de Jesús. Pero no hagamos de estas palabras
una bandera de la lucha de clases y del odio a los ricos. En ese mismo momento
habríamos dejado de entenderlas.
Sencillamente
reconozcamos que es muy difícil que el nuevo orden de cosas o Reino de Dios sea
una realidad dada nuestra "necesidad" de riqueza. Pero por muy
chocante e imposible que nos parezca, no olvidemos ni minimicemos en absoluto
esta página del Evangelio de Marcos. Tal vez para que no cayera en el olvido,
Jesús se sirvió incluso de una imagen estrambótica (camello pasando por el ojo
de una aguja). Y por ello mismo inolvidable. ¿Empresa imposible? Para los
hombres, no para Dios. ¿Qué significa que Dios lo puede todo? Imaginemos de qué
seriamos capaces si realmente fuéramos permeables a Dios. Pues esto es lo que
significa la frase de Jesús. En la medida en que estamos abiertos a Dios y
tengamos confianza en El, en esa misma medida veremos cómo lo imposible va
dejando de serlo. Y todavía más sorprendente: veremos que no nos falta de nada.
Tendremos
hasta cien veces más. Tal vez, pues, no sea cuestión de empezar por el
desprendimiento, sino por descubrir a Dios. Entonces relativizaremos valores
que ahora nos parecen irreemplazables. ¡Y un mundo nuevo empezará a surgir
desde nosotros a pesar de la persecución!
DABAR
1985, 50
5.-
Pre-texto. Para el judaísmo de los fariseos, el más extendido, la riqueza es
bendición de Dios, prueba del beneplácito divino y recompensa a la piedad. Por
eso mismo, las palabras de Jesús en el v. 21 son un camino nuevo, el cual está
en contradicción con las creencias aprendidas por el interlocutor desde su
niñez sobre la relación entre piedad y felicidad. Para el interlocutor,
renunciar a la riqueza que posee equivaldría a ser un maldito de Dios.
Reino
de Dios: alternativa que Jesús propone para todo el que quiera ser cristiano.
Se desarrolla en el presente y tendrá su culminación en el futuro. Lenguaje
hiperbólico a base de imágenes agresivas y funcionales. Sentido del texto. No
se trata de consejos evangélicos o del estado de perfección. Este texto no es
para quien quiera ser más perfecto. Jesús habla para todo el que quiera ser
cristiano.
No
se es cristiano por cumplir los mandamientos: esto es prerrogativa humana, se
sea cristiano o ateo. Lo específico del cristiano no se mueve en el campo de la
ética, de los mandamientos, de la conciencia: éste es el campo común a todo ser
humano. Y por eso mismo la salvación está al alcance de todo ser humano, con
tal de que siga las normas de su conciencia. El cristiano no es, pues, mejor
que el que no lo es ("mejor" es término ético).
Según
este texto, ser cristiano es vivir un modelo de vida distinto de los
habituales. Ser cristiano no es ser mejor, sino ser distinto. Entrar en el
Reino de Dios, es decir, en la alternativa que Jesús propone, es vivir un tipo
de vida en el que el dinero no es un valor. Y esto sólo es posible en la medida
en que se descubre otro valor radical: Dios. Este descubrimiento relativiza lo
que habitualmente llamamos valores (éste es el significado de las palabras de
Jesús en el v. 27). El descubrimiento de Dios lleva a un modelo de vida
fraterno, realmente nuevo y desusado en nuestros ambientes inexactamente
llamados cristianos.
DABAR
1982, 51
6.-
Pertenecer al Reino significa fundamentalmente haber descubierto a Dios. Y a
Dios se le descubre sólo como Padre. Consecuentemente, los demás hombres son
hermanos míos.
Consecuentemente,
ante un hermano el dinero carece de valor. Pero, por lo visto, el primer
descubrimiento de la cadena no acabamos de hacerlo. De ahí nuestra incapacidad
a renunciar al dinero como valor. Marcos ha expresado esta incapacidad en las
reticencias de los discípulos (vs. 24 y 26) y en las profundas afirmaciones de
Jesús (vs. 23 y 24b-25).
Una
última observación muy importante. No pertenecer al Reino no significa ser malo
o estar condenado. El rico que se acercó a Jesús no era malo (cfr. v. 21a) ni
fue odiado por El. Pero mientras la alternativa de Jesús no sea una realidad,
todo seguirá sin cambiar, incluso con hombres buenos.
DABAR
1976, 55
7.-
Mateo precisa que este hombre que saluda a Jesús era un joven (Mt 19, 20), y
nosotros podemos suponer que este joven era un rico terrateniente. Su manera de
saludar indica un gran respeto, pero no implica el conocimiento de la dignidad
mesiánica, y mucho menos, el reconocimiento de la divinidad de Jesús. El
arrodillarse no es en este caso de adoración.
Y
puesto que Jesús para este joven no era más que un hombre, Jesús le advierte
que el único verdaderamente bueno es Dios.
Y,
acto seguido, responde a la pregunta citando los mandamientos. Da por sabido
que el joven ya los conoce, y, a título de ejemplo, se limita a nombrar los que
se refieren a los deberes con el prójimo. "No estafará" tiene en Dt
24, 14 (cfr. Lv, 13) un significado más preciso; quiere decir "no explotarás
al jornalero". Al parecer, esto es justamente lo que dice Jesús a este
joven terrateniente, pensando sin duda en su condición social.
No
se puede dudar de la sinceridad y de la honradez de este joven, que cumple
efectivamente las normas generales de la Ley y no se contenta con ello. Por eso
Jesús le mira con complacencia y con amor.
LIMOSNA/RIQUEZA SGTO/QUÉ-ES: Según la doctrina judía en uso, el que daba
limosna adquiría un tesoro en el cielo (cfr. Mt 6, 24 y 20). Por lo tanto, la
riqueza era una oportunidad para que un hombre piadoso y rico pudiese ganarse
el cielo más fácilmente que los pobres. Pero Jesús propone a este joven que, en
lugar de pasarse la vida haciendo pobres y limosnas, haga todas las limosnas a
la vez y se haga a sí mismo pobre. Porque las riquezas, para Jesús, lejos de
ser una ayuda, son un estorbo para los que quieren entrar en el reino de Dios.
Ahora bien, Jesús añade "... y luego sígueme". Más allá del
cumplimiento de los mandamientos, más allá de las obras de caridad o de limosnas,
más allá, incluso, de la pobreza voluntaria, hay un camino, comienza el camino
de Jesús y de los que le siguen. La pobreza es una condición necesaria para
recorrer ese camino, pero no basta para recorrerlo. El voto de pobreza no sitúa
a los religiosos en "estado de perfección" entre otras razones,
porque la perfección cristiana no es un estado, sino una meta y una vocación y,
si se quiere, un camino que han de seguir todos los discípulos de Jesús. Sólo
el cumplimiento de este camino, que es el seguimiento de Jesús, saca al hombre
de casa y de sí mismo para que se encuentre consigo en Jesucristo y, por
Jesucristo, con los hombres, sus hermanos, y con el Padre. Seguir a Jesús no es
propiamente "imitarle", haciendo exactamente lo que él hizo, sino
hacer lo que cada uno tiene que hacer, pero como lo hizo Jesús, esto es,
viviendo para los demás.
Todos
los ideales de este joven rico se vienen abajo ante la dificultad de cumplir la
condición necesaria. No tuvo valor para dejar las riquezas. Y prefirió seguir
el camino de los fariseos, que veían en las riquezas una señal de la propia
justicia -un premio de Dios a los justos- y un medio para acrecentarla haciendo
limosnas. Y es que este modo de ganar el cielo con las limosnas permite, y
hasta justifica, conservar y aumentar las riquezas.
El
caso de este joven ha sido un botón de muestra. Jesús advierte ahora en general
lo difícil que va a ser a los ricos seguir su camino y entrar en el reino de
Dios.
V.
25: Se trata de un refrán popular en el que se contrapone el menor agujero al
mayor animal de carga. Con él se expresa la mayor dificultad. El "ojo de
la aguja" es la distribución de las riquezas. Los ricos pasan por todo
menos por eso.
De
ahí que sólo un milagro pueda salvar a los ricos. Pero este milagro no consiste
en que se salven siendo ricos, sino que dejen de serlo para salvarse. ¿Y quién
nos dice a nosotros que Dios no hace ese milagro sirviéndose de todos los que
luchan por la distribución de las riquezas y contra, es decir, ¡en favor, de
los que desean acapararlas...?
Jesús
no predicó ningún sistema social concreto. Pero su actitud crítica frente a la
riqueza y frente a los ricos no admite discusión, en esto fue claro hasta la
saciedad. Por eso el evangelio será siempre una llamada urgente a salir de
cualquier sistema que, como el capitalismo, se funde en la explotación de unos
y el enriquecimiento de otros.
EUCARISTÍA
1982, 46
8.-
La influencia de Jesús no se debía tanto a la novedad de su enseñanza como al
misterioso poder de atracción que irradiaba de toda su persona. Muchos hombres
rectos y religiosos descubrían de repente al encontrarlo lo que significa ser
perfecto. En esta ocasión viene a Jesús (según Mt 19, 79) un joven; Lc lo llama
un hombre importante (18, 18). A este hombre le pregunta Jesús, no sin razón.
"¿por qué me llamas bueno?", es decir: ¿no ves que tienes sed de Dios
y lo encontrarás al convivir conmigo? El hombre pregunta a Jesús por el camino
que lleva a la vida eterna; pero Jesús no tiene ningún mandamiento nuevo que
enseñar. En el AT ya se dijo todo lo que hay que hacer para ganar la vida,
observando los mandamientos de la justicia y la misericordia. Entonces Jesús le
propone hoy mismo que siga por otro camino, que adopte otra manera de ser más
libre, haciéndose seguidor e imitador suyo: "¡Vende todo lo que
tienes!". Porque la felicidad no consiste en dejarlo todo, sino en hacerse
libre de todo para entregarse a Cristo.
Jesús
no dice que el rico no se salvará, sino que "no entrará en el Reino de
Dios", que consiste -¡es evidente!- en compartir desde ahora las
inquietudes, la alegría y la libertad de Cristo.
EUCARISTÍA
1988, 48
9.-
La perícopa del joven rico se divide fácilmente en tres partes: v. 17-22
describe el encuentro de Jesús con el joven; v. 23-27 contiene una amarga
reflexión de Jesús sobre la riqueza; v. 28-31 partiendo de una pregunta de
Pedro, promete una gran riqueza en el campo de la fraternidad a sus seguidores.
La
riqueza y el bienestar son considerados en la mentalidad bíblica como un
sacramento de la bendición divina. Ser rico era casi sinónimo de ser amigo de
Dios. Sin embargo, con un sano realismo, el Deuteronomio (8, 11-18) ve en la
prosperidad material un gran peligro: lleva a olvidarse de Dios, confiando sólo
en el propio trabajo y rendimiento. La riqueza lleva a la autosuficiencia. Por
ello el ideal del "pobre de Yavhé" saca al hombre de sí mismo y lo
abre a Dios y a sus exigencias, al comprender que depende no de sí, sino de
otro. En la misma línea, sapiencial y profética, Jesús condiciona su seguimiento
a la desposesión. En una actitud de desprendimiento de todo aquello que pueda
dar seguridad humana.
Radicalismo
absoluto: sólo Dios es el valor absoluto de la vida. La primera lectura
presenta al joven Salomón buscando la Sabiduría, la voluntad de Dios, por
encima de todo. La carta a los Hebreos nos confronta con la capacidad de
discernimiento que tiene la Palabra. El evangelio nos presenta a otro joven (el
anti-Salomón) que opta por la seguridad de lo que ya tiene.
MISA
DOMINICAL 1991, 14
10.-
El joven plantea la cuestión de la salvación, la única cuestión importante:
¿qué hay que hacer para salvarse? Jesús recuerda al joven lo esencial de la Ley
(v. 19). Pero el joven plantea una nueva cuestión, no con vistas a obedecer
mejor, sino para prolongar la discusión y así retardar la oportunidad de la
obediencia (la misma actitud en Lc 10, 29: pero él queriendo justificarse
preguntó ¿y quién es mi profundo?).
Y
la buena conciencia legalista de cumplir con todos su deberes, detiene una vez
más al joven: él obedece a toda la ley ¿qué más falta hace para salvarse? Jesús
deshace inmediatamente este legalismo, nuevo pretexto para no creer y formula
un mandamiento preciso: "sígueme". El joven muestra entonces que sus
cuestiones anteriores no eran más que evasivas: se retira en el momento en que
es invitado a superar la discusión ética y el legalismo para encontrarse con la
persona misma de Jesús y seguirle.
No
a todos les es indispensable deshacerse de los propios bienes totalmente, como
no todos se encuentran en la necesidad de sacrificar la vida por causa de Jesús
y del evangelio. Sin embargo, todos deben escuchar la llamada a una total
entrega, que Jesús dirige a cada uno aunque de modo distinto.
11.-
Mientras que los fariseos habían querido tender una trampa a Jesús (ver 10, 2),
la actitud del joven rico está teñida de religiosidad. Se arrodilla ante Jesús
y le llama "Maestro bueno"; pero ¿quién es bueno, sino sólo Dios?
Antes de preguntar a Jesús, el hombre se hinca de rodillas ante el Dios único,
el de la Alianza.
Jesús
recuerda al joven los principales artículos de la ley mosaica. El joven los ha
cumplido desde pequeño, pero se mantiene disponible para más, disponible para
el Reino.
Por
eso, Jesús le ama y le llama; él que cumplió escrupulosamente los mandamientos
es invitado a alcanzar la estatura de los discípulos. Jesús le pide en concreto
quitar el "escándalo" que le impide pasar más adelante: sus riquezas.
¡Pero
aquel hombre se marchó muy triste! ¿Cuál es exactamente su situación? Oyó el
llamamiento de Jesús y, al mismo tiempo, midió su incapacidad para seguirle.
Sólo le falta una cosa: concienciarse de que Dios puede realizar lo que él es
incapaz de hacer ahora. En efecto, acoger el Reino con la actitud propia de un
niño es también reconocer la propia impotencia y dejar actuar al Espíritu de
Dios.
SAL
TERRAE/SANTANDER 1990.Pág. 141
12.-
Jesús marcha hacia Jerusalén, la ciudad que mata a los profetas. Lo ha dejado
todo para mantenerse fiel a la palabra que le consagró. Su único tesoro es la
pasión que Dios tiene por los hombres, y lo ha vendido todo para adquirir la
perla de gran valor. Se va el Hijo sin volver la vista atrás, sin saber dónde
reclinar la cabeza. El pobre de Dios llegará hasta el despojo supremo y se
dejará tender sobre el madero de la cruz. "Anda, vende lo que tienes... Y
luego sígueme". Déjalo todo. Le vienen a uno ganas de decir: "¡Pero
eso es imposible! ¡No es humano!". Jamás será Dios inhumano. Cuando pide
todo al hombre, devuelve al hombre a sí mismo. El dinero, la sabiduría y el poder
son otros tantos ídolos que pueden recluir al hombre entre los barrotes de su
dictadura. Dios revela que para él el hombre lo es todo. Nada exterior a
nosotros necesitamos para enriquecernos: el hombre lo es todo para el hombre.
Vende lo que tienes, que tú vales mucho más que un gorrión o que un lirio del
campo.
"Déjalo
todo". Jesús no ha venido a desesperar al hombre exigiéndole lo que no
puede cumplir. Si hay que liberarse, es para caminar. libre de todas las
trabas, por el camino que lleva a la vida. Jesús ha venido a pedirnos que
crezcamos en el amor.
"Déjalo
todo": éste es el quehacer que ha de ocupar toda una vida, pues la
historia de una vida es crecer. "Vende lo que tienes"... En el orden
de la ley, puede uno imaginarse que ha cumplido su deber. En el orden del amor,
siempre se está en deuda con la persona a la que se ama. El amor se vive en la
fidelidad que se inventa cada día y que siempre descubre horizontes nuevos.
"Déjalo
todo" es un llamamiento a no aceptar el estancamiento de los mediocres, la
suficiencia de los satisfechos, la falsa certidumbre de los que piensan que han
llegado. "Vende lo que tienes", es decir, libérate, no te dejes
apresar por las evidencias del mundo, en la facilidad de una religión muy
codificada. Las moscas se dejan atrapar en la miel... No te fíes de las
apariencias engañosas. Déjalo todo, libérate de la parte de ti mismo que
desearía retenerte. "Anda, vende lo que tienes".
Dios
nos empuja a nuestros últimos reductos. Para él, renunciar no es sinónimo de
perder. Si vendemos lo que nuestras manos quieren retener todavía, no es para
encontrarnos con las manos vacías, sino para verlas colmadas más de lo que
esperábamos. Si se nos invita a descubrir de nuevo la renuncia como el deseo
del Espíritu de vivir en nosotros, es para que nos neguemos a todo lo que nos
impida vivir en plenitud.
Si
vendemos lo que hemos adquirido trabajosamente, no es para partir a la
aventura, sino porque ante nosotros tenemos una morada en la que se nos dará
todo. Mientras dura la espera, debemos caminar en libertad y sin
impedimentos...
SAL
TERRAE/SANTANDER 1990.Pág. 141 s.
13.-
Recibir 100 veces más los bienes que se han dejado no quiere decir que se van a
recibir esos mismos bienes en cantidad multiplicada, sino recibir algo que
sobrepasa cien veces a lo que se deja, es decir, que vale infinitamente más.
El
que sigue a Jesús encuentra en él todo lo que ha dejado, no multiplicado
cuantitativamente, sino cualitativamente. Quiere decir que en el seguimiento de
Jesús se gana una plenitud de vida.
14.-
Continuamos en el contexto del camino hacia Jerusalén y las predicciones de la
pasión, cuando Jesucristo va mostrando a través de los acontecimientos y las
palabras cuáles son los ideales de comportamiento para los que quieren
seguirle. El texto de hoy tiene tres partes:
1.
La llamada al seguimiento.
En
el texto paralelo de Mateo (19,16ss) parece que Jesús presente los mandamientos
de la Ley como el código de comportamiento para la gente "normal",
mientras que el abandonarlo todo para seguirle fuese el ideal de perfección
(recordemos la conocida frase: "Si quieres ser perfecto..."). En
cambio, en el texto de Marcos, que da la impresión de ser más primitivo y más
cercano al estilo radical de Jesús, la perspectiva es muy distinta.
Para
Marcos, efectivamente, todo el que quiera "poseer la vida eterna" (=
experimentar la vida plena del reino de Dios) debe colocarlo todo en función de
un único valor: el seguimiento de Jesús. Y en este todo entra, claro está, el
romper con el lastre de las riquezas y darlas a quien las necesita. Los
mandamientos de la Ley, según nuestro texto, pues, son la base normal y
necesaria que demuestra que uno tiene espíritu de buena voluntad, y merecen,
por tanto, la mirada afectuosa de Jesús; pero en cambio no bastan para obtener
la vida a quien los cumple: la vida sólo se obtiene con la opción total y con
todas las consecuencias por Jesucristo.
2.
La cuestión de las riquezas.
La
primera parte del texto de hoy se centra en la absolutez del seguimiento de
Jesucristo; ahora Jesús pasa a tratar directamente la cuestión de las riquezas,
que es un impedimento clave para este seguimiento.
Vale
la pena señalar sobre todo la "sorpresa" de los discípulos, que el
evangelista destaca, en primer lugar como extrañeza y después como temor y
desconcierto.
Efectivamente,
era idea corriente entre los judíos que precisamente la riqueza era signo de la
bendición de Dios: aquí, en cambio, autoritativamente, Jesús da un giro radical
a esta concepción. Y todo esto (la absolutez de la exigencia del seguimiento, y
la crítica a las riquezas) conduce a la angustiosa pregunta de los discípulos:
"¿Quién puede salvarse?". Y la respuesta de Jesús es una cita de
Génesis 18,14, en donde se recuerda la omnipotencia de Dios para cumplir sus
promesas a Abrahán: también ahora Dios es omnipotente para transformar a los
hombres y hacerlos capaces de seguir a Jesús y su Evangelio.
3.
La recompensa a los seguidores.
La
reivindicación -entre pícara e ingenua- de Pedro da paso al fragmento final de
hoy. originalmente, probablemente, el fragmento era tan sólo una presentación
del Reino de Dios como algo que superaba "al ciento por uno" todo
cuanto los discípulos pudiesen dejar para seguir a Jesús. Más adelante, en el
tiempo de la Iglesia, se añadió esta distinción entre tiempo presente y mundo
futuro, y la referencia a las persecuciones.
MISA
DOMINICAL 1994, 13
ENTRADA: ERES MI RIQUEZA
ERES MI RIQUEZA, ERES MI SEÑOR,
ERES LA ALEGRÍA DE MI CORAZÓN.
No son más dichosos los que tienen más poder,
los atormentados por la sed del poseer.
No son más felices los que más dinero tienen,
los que siempre van buscando su interés.
No son más dichosos los mendigos del placer,
los que en agua turbia vienen a calmar su sed,
no son más felices los esclavos de la envidia,
los que olvidan sonreír y agradecer.
COLECTA: DIOS CON NOSOTROS
Cuando el pobre nada tiene y aún
reparte,
cuando un hombre pasa sed y agua
nos da;
cuando el débil a su hermano
fortalece.
VA
DIOS MISMO EN NUESTRO MISMO CAMINAR. (BIS)
Cuando sufre un hombre y logra su
consuelo;
cuando espera y no se cansa de esperar,
cuando amamos aunque el odio nos
rodee.
Cuando crece la alegría y nos
inunda,
cuando dicen nuestros labios la
verdad,
cuando amamos el sentir de los
sencillos.
Cuando abunda el bien y llena los
hogares,
cuando un hombre donde hay guerra
pone paz,
cuando hermano le llamamos al
extraño.
DONES: OFRENDA DE AMOR
Por los niños que empiezan la vida,
por los hombres sin techo ni hogar;
por los pueblos que sufren la guerra,
te ofrecemos el vino y el pan.
PAN Y VINO SOBRE TU ALTAR,
SON OFRENDAS DE AMOR,
PAN Y VINO SERÁN DESPUÉS
TU CUERPO Y SANGRE SEÑOR. (2V.)
Por los hombres que viven unidos,
por los hombres que buscan la paz;
por los pueblos que no te conocen,
te ofrecemos el vino y el pan.
Por aquellos a quienes queremos,
por nosotros y nuestra amistad,
por los vivos y por los difuntos,
te ofrecemos el vino y el pan
COMUNION:
EL JOVEN RICO
Un
joven se acercó a Jesús que sonreía,
un
joven que quería ser mejor.
Quiero
hacer tu voluntad, y no sé qué hacer Señor,
tú
que eres la verdad dime por favor.
SI TU QUIERES SER MI AMIGO
ANDA Y VENDE LO QUE TIENES
Y YA LIBRE VEN CONMIGO
YO TE OFREZCO MUCHO MÀS (2V.).
Jesús
le contempló y era alegre su mirada,
que
urgente la llamada y le amó.
Pero
el joven ser marchó sin decir apenas nada,
como
el joven era rico triste se marchó.
Hay
muchos que al Señor, hoy le ofrecen alma
y vida,
más
tristes y en seguida dicen no,
como
yo que al ofrecer lo que fácil puedo dar,
no
le doy lo que Jesús vino a Mendigar.
SALIDA: MADRE
DE LOS POBRES
MADRE
DE LOS POBRES,
LOS
HUMILDES Y SENCILLOS,
DE
LOS TRISTES Y LOS NIÑOS
QUE
CONFÍAN SIEMPRE EN DIOS.
1.- Tú, (uuu)
la más pobre (uuu)
porque nada (uuu)
ambicionaste. (uuu)
Tú, perseguida vas huyendo de
Belén.
Tú, que un pesebre ofreciste
al Rey del Cielo,
toda tu riqueza fue tenerle
sólo a Él.
2.- Tú, que en sus manos sin temor (uuu) te abandonaste.
Tú, que aceptaste, ser la esclava del Señor.
Vas entonando un poema de alegría:
“Canta alma mía, porque
Dios te engrandeció”.
3.- Tú, que has vivido el dolor y la pobreza.
Tú, que has sufrido en la noche sin hogar.
Tú, que eres Madre, de los pobres y olvidados,
eres el
consuelo del que reza en su llorar.