DOMINGO XXX TIEMPO
ORDINARIO CICLO B – 24 OCTUBRE 2021
NO PERDER EL CONTACTO
COMENTARIO
Los cuatro
domingos anteriores están marcados por el "camino hacia Jerusalén" y
hallan hoy su culminación. La referencia topográfica es lo bastante importante
para que ninguno de los sinópticos la olvide: Jericó. El hecho: Jesús
ilumina al ciego que puedan caminar con él hacia Jerusalén. Se destaca la
plegaria del ciego: "Maestro, que pueda ver". La primera
lectura, en cambio, recoge las palabras proféticas que
anuncian la obra de Jesús: "Entre ellos hay ciegos y cojos... una gran
multitud retorna”. Se trata del retorno a la tierra prometida, después del
durísimo destierro; se trata de una nueva reunión... "de los confines de
la tierra", porque "el Señor ha salvado a su pueblo" (1.
lectura).
Cierto,
"el Señor ha estado grande con nosotros..." (Salmo responsorial). Es
interesante notar que no hay, en el evangelio, ninguna orden de guardar
secreto. Podríamos decir que ha llegado el momento en el que ya no hay el
peligro de entender el mesianismo de
Jesús de un modo equivocado. Está muy claro que Jesús es el Siervo que
"pone su vida" (evangelio del pasado domingo). ¡Ahora se hace la luz! El ciego de Jericó es una figura del
cristiano (paralela a la del sordomudo a quien Jesús dijo:
"¡Effetá!"). Anuncia, desde
ahora, el acto de fe del centurión que, al morir Jesús, será iluminado para
decir: “Este hombre era el Hijo de Dios". Anuncia la multitud de
iluminados, es decir, bautizados, que su misterio pascual, en este camino donde
El nos ha precedido, hacia la Jerusalén de la gran congregación universal.
Aplicado a nuestras vidas, vemos que las
referencias al camino, a la luz, al retorno, a la acción transformadora de Dios, a la ciudad de la gran
congregación, están llenas de posibilidades para
una actualización de las lecturas
de hoy. La primera, en torno al tema del
camino. Aquí el camino es la vida de Jesús, culminado en el misterio
pascual, del que El tantas veces nos anuncia su proximidad, a la vez que nos
invita a la participación. El salmo, desde las imágenes
del pueblo que retorna, explica muy bien este camino: es un "sembrar con
lágrimas" (¡qué expresiva es la narración
de Lucas cuando habla de Jesús
que "lloró al aproximarse y ver la ciudad", Lc 19,
41!), pero también "cosechar entre cantares" (véase Jn 16, 20-22).
Sólo cuando Jesús ilumina, puede entonces el hombre ver claro que éste es el
camino; y a nosotros, a pesar de estar ya "iluminados", nos es
preciso invocar el Señor como
"nuestro Maestro": ¡Que pueda ver!
Si permanecemos indiferentes puede pasar que
nos quedaremos sentados pidiendo limosna a cualquiera que pase, o nos dejaremos
atemorizar por tantas personas y cosas que procuran hacer callar nuestra
plegaria.
R.P. Roland Vicente Castro Juárez
ANTIFONA DE ENTRADA Sal 104,
3-4
Que se
alegren los que buscan al Señor. Recurran al Señor y a su poder, busquen continuamente
su rostro.
ORACION COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, aumenta nuestra
fe, esperanza y caridad, y para que merezcamos conseguir lo que prometes, concédenos
amar tus preceptos. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de
Jeremías 31,7-9.
Así dice el Señor:
«Griten de alegría por Jacob, regocíjense por el mejor de los pueblos; proclamen,
alaben y digan: El Señor ha salvado a su pueblo, al resto de Israel. Miren que
yo les traeré del país del norte, los congregaré de los confines de la tierra.
Entre ellos hay
ciegos y cojos, preñadas y paridas: una gran multitud retorna. Se marcharon llorando,
los guiaré entre consuelos; los llevaré a torrentes de agua, por un camino
llano en que no tropezarán. Seré un padre para Israel, Efraín será mi
primogénito.».
SALMO RESPONSORIAL (125)
El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía soñar: la boca se
nos llenaba de risas, la lengua de cantares. R.
Hasta los gentiles decían: «El Señor ha estado grande con ellos.». El
Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres. R.
Que el Señor cambie nuestra suerte, como los torrentes del Negueb. Los
que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares. R.
Al ir, iba llorando, llevando la semilla; al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de
la carta a los Hebreos 5,1-6
Todo sumo sacerdote, escogido entre
los hombres, está puesto para representar a los hombres en el culto a Dios:
para ofrecer dones y sacrificios por los pecados. Él puede comprender a los
ignorantes y extraviados, ya que él mismo está envuelto en debilidades.
A causa de ellas, tiene que ofrecer
sacrificios por sus propios pecados, como por los del pueblo. Nadie puede
arrogarse este honor: Dios es quien llama, como en el caso de Aarón.
Tampoco Cristo se confirió a sí
mismo la dignidad de sumo sacerdote, sino aquel que le dijo: «Tú eres mi Hijo:
yo te he engendrado hoy», o, como dice otro pasaje de la Escritura: «Tú eres
sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.».
ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO 2Tm 1, 10.
Aleluya. Nuestro Salvador Jesucristo destruyó
la muerte y saco a la luz la vida, por medio del Evangelio. Aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Marcos 10,46-52
En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus
discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba
sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno,
empezó a gritar: «Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí.»
Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él
gritaba más: «Hijo de David, ten compasión de mí.».
Jesús se detuvo y dijo: «Llámenlo.».
Llamaron al ciego, diciéndole: «Ánimo, levántate, que
te llama.». Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús.
Jesús le dijo: «¿Qué quieres que haga por ti?».
El ciego le contestó: «Maestro, que pueda ver.». Jesús
le dijo: «Anda, tu fe te ha curado.». Y al momento recobró la vista y lo seguía
por el camino.
PLEGARIA UNIVERSAL
Sabiéndonos necesitados del Señor
que para por nuestra vida, digámosle como el ciego de Jericó. R.- Ten
compasión y escúchanos.
1.- Para que Dios proteja y guie a su Iglesia. Oremos
al Señor. R.
2.- Para que conceda la justicia y la paz a todos los
pueblos del tercer milenio. Oremos al Señor. R.
3.- Para que los ayude afrontar el sufrimiento y la
adversidad con valentía y esperanza. Oremos al Señor. R.
4.- Para que de la vista a los ciegos y convierta el
corazón de los pecadores. Oremos al Señor. R.
5.- Para que la compasión de Dios hacia los que sufren
se manifieste en los gestos de misericordia y de servicio de los cristianos. Oremos
al Señor. R.
6.- Para que presentemos a Dios un culto agradable a
sus ojos, lleno de buenas obras y humildad de corazón. Oremos al Señor. R.
Compadécete de nosotros, Señor, abre nuestros ojos a la verdad y ayúdanos
a no apartarnos nunca de ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amen.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Mira,
Señor, los dones que ofrecemos a tu majestad, para que redunde en tú mayor
gloria cuanto se cumple con nuestro ministerio. Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTIFONA DE COMUNION Ef 5, 2
Cristo nos amó y se entregó por nosotros como oblación
de suave olor.
ORACION
DESPUES DE LA COMUNION
Que tus sacramentos, Señor, efectúen en nosotros lo que expresan, para
que obtengamos en la realidad lo que celebramos ahora sacramentalmente. Por
Jesucristo nuestro Señor.
PALABRA
DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 25:
Rm 8, 12-17; Sal 67; Lc 13, 10-17
Martes 26:
Rm 8, 18-25; Sal 125; Lc 13, 18-21
Miércoles 27: Rm 8, 26-30; Sal 12; Lc 13, 22-30.
Jueves 28:
Nm 21, 4b-9; Sal 83; Flp 2, 5-12, Jn 3, 11-16.
Viernes 29:
Ef 2, 19-22; Sal 18; Lc 6, 12-19.
Sábado 30:
Rm 11, 1-2ª; 11-12.25-29; Sal 93; Lc 14, 1.7-11.
Domingo 31:
Dt 6, 2-6; Sal 17; Hb 7, 23-28; Mc 12, 28b-34
COMENTARIOS
AL EVANGELIO
Mc 10, 46-52
Par: Mt 20, 29-34 Lc 18, 35-43 Mt 9, 27-31
1.-
Texto. Como última escena en el camino hacia Jerusalén nos encontramos con el
relato de curación del ciego Bartimeo. Como escena de curación rompe con algo
que había sido habitual en los relatos de curación de Marcos: Jesús no aparta
al ciego de entre la muchedumbre. Al contrario, es Jesús quien pide a la gente
que vaya en busca del ciego.
Más
aún, en diálogo público con el ciego, Jesús le pregunta por sus deseos, a los
que, públicamente accede. Este diálogo con iniciativa de Jesús es otra novedad
en los relatos de curación de Marcos. Gracias a este diálogo Marcos consigue
que se nos queden bien grabadas dos frases: ¡Maestro, que pueda ver! ¡Anda, tu
fe te ha curado! Pero Marcos no termina el relato con el encargo de guardar
silencio, al que también nos tenía habituados.
En
lugar de este encargo leemos lo siguiente: Y lo seguía por el camino. Caemos en
la cuenta que tras el imperativo ¡anda! se escondía una invitación al
seguimiento en el camino, el camino concreto hacia Jerusalén, hacia la cruz y
la resurrección. Marcos ha elaborado un relato de visión del camino.
Comentario.
La historia exegética del texto demuestra que nos hallamos ante un texto
simbólico: Jericó es la tierra; el ciego, la humanidad irredenta; las gentes
que impiden los gritos del ciego, las fuerzas que distraen del cristianismo; el
camino a Jerusalén, el camino al mundo celeste.
Una
vez más hay que repetir que la debilidad de esta simbología radica en no estar
basada en la globalidad de la obra o macrotexto de Marcos. En el caso concreto
de la exégesis de este texto, tal vez lo único que se debe salvar de ella es su
intuición de que nos hallamos ante un texto simbólico. El resto mejor es
olvidarlo.
Desde
que Marcos nos ha hecho saber que el Reino de Dios está abierto a todos y que
es un camino que pasa por la muerte y la resurrección, desde ese momento ya no
necesita envolver en el silencio a la persona y a los milagros de Jesús. Y no
lo necesita porque ya no hay lugar para malinterpretar la persona de Jesús y
sus acciones. A partir de ese momento Marcos ha centrado su interés en
despertar actitudes y comportamientos en consonancia con el Reino de Dios así
concebido. Es lo que hemos ido descubriendo los domingos últimos.
¿Y
hoy? Hoy, sencillamente, nos invita a que gritemos: ¡Maestro, que pueda ver!
Nos invita a pedir una visión muy concreta: la del camino a Jerusalén, su meta
y las actitudes a tener. ¡Que pueda ver ese camino para seguirlo! Esto es a lo
que Marcos llama tener fe. Es la fe que hace posible lo imposible, como ya ha
dicho el Maestro en 9, 23: Todo es posible para el que tiene fe.
No
es por aguar la fiesta, pero hay algo que se deduce secundariamente del relato
de hoy. Esta fe, esta visión, no son multitudinarios. En el relato la gente
funciona como contrapunto folklórico. No quiero decir con esto que Marcos sea
pesimista. Pero sí se revela como un autor tremendamente realista en lo que a entrar
en el Reino de Dios se refiere.
Recuérdese
que entrar o no entrar en el Reino de Dios es una cuestión distinta de salvarse
o condenarse.
DABAR
1988, 53
2.-
Marcos cierra el bloque de enseñanza pormenorizada de Jesús al grupo cristiano
antes de la llegada a Jerusalén con un episodio narrativo. En él todos los
participantes son presentados en movimiento, a excepción del ciego, que aparece
sentado al borde del camino y pidiendo (v. 46; Bartimeo no es en realidad
nombre propio, sino la formulación aramea de "hijo de Timoteo").
Desde su inmovilidad el ciego interpela a Jesús a gritos (vs. 47-48). Jesús se
detiene, siendo entonces el ciego quien se pone en movimiento hacia Jesús (vs.
49-50). La escena se hace totalmente inmóvil para dar paso al diálogo; breve
porque Jesús tiene que continuar el camino, en el que el ex-ciego quiere
también acompañarle.
Interpelación:
el hijo de Timoteo no puede seguir a Jesús porque no ve; en cuanto ve le sigue.
Ver ¿qué? La respuesta a esta pregunta constituye sin duda la clave de la
lectura de todo el episodio.
En
el v. 47 Marcos da elementos suficientes para responder a la pregunta: Al oír
que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: HIjo de David. Es decir, el ciego
afirma que Jesús Nazareno es Hijo de David. Jesús Nazareno equivale a lo que
hoy llamamos nombre y apellido: su mención resulta aquí inesperada. Hijo de
David es un título mesiánico. El ciego ve en los rasgos humanos, tremendamente
humanos de Jesús, al Mesías. En este sentido profundo ya no es ciego; por eso
le dice Jesús: Tu fe te ha curado (v. 52). Un ciego fisiológico es quien ve
realmente, mientras muchos videntes fisiológicos en realidad no ven:
Muchos
le regañaban para que se callara (v. 48). Nos encontramos con la misma
problemática desarrollada por Juan en el cap. 9 de su evangelio; léase, por
ejemplo, 9, 40-41.
Visto
en la perspectiva global del evangelio de Marcos, este episodio es enormemente
realista y desgarrador. Muchos son los que acompañan a Jesús pero sólo un ciego
sentado al borde del camino pidiendo limosna es capaz de ver a Jesús y
seguirle. Un ciego, es decir, un hombre con capacidad de asombro, de
admiración, de aceptación, de disponibilidad; un hombre que todo lo espera sin
exigir nada.
DABAR
1976, 57
3.-
Nos encontramos en la última etapa de la subida de Jesús a Jerusalén. El
evangelio de los próximos domingos pertenece ya a la actividad desarrollada en
el interior de la ciudad antes de la pasión y muerte. Las narraciones de
milagros que encontramos en esta parte del evangelio de Marcos son muy escasas,
y la de hoy nos ofrece un conjunto de características peculiares;
-En
primer lugar, queda situada geográficamente: a la salida de Jericó, lugar de
paso y una de las últimas etapas de los que iban a Jerusalén procedentes del
Jordán. Además, Jesús va acompañado de "bastante gente", posiblemente
hay entre ellos peregrinos que van a la fiesta de Pascua y que son los que le
aclaman al entrar en Jerusalén (cf. Mc 11).
-También
el ciego tiene nombre propio: Bartimeo (y se especifica, además, que era el
hijo de Timeo). Este hombre, privado de la vista y condenado a vivir de las
limosnas de la gente, es -como eran todos los ciegos- un representante de la
miseria y de la desesperanza humana. Pero al oír que pasa Jesús no quiere de
ningún modo dejar escapar su oportunidad. Su actuación está llena de detalles
significativos:
-En
primer lugar, llama a Jesús con el título de "Hijo de David", título
mesiánico popular que incluye las esperanzas políticas y nacionalistas
centradas en el restablecimiento de la monarquía davídica. Jesús, en el momento
en que ha emprendido decididamente el camino que va a conducirle a la muerte,
no rechaza ya el título de Mesías. La gente sí que pretende hacer callar a
Bartimeo (¿quizás porque no comparte su opinión sobre el mesianismo de Jesús?).
-Cuando
sabe que Jesús le llama, el ciego no duda ni un momento en dejar el manto y en
dirigirse hacia él; el manto debía tenerlo extendido en el suelo para recoger
en él la limosna: se desprende, por tanto, de aquello que le permitía sobrevivir
porque cree que ha terminado su situación de ceguera.
-No
hacía falta que dijeran a Jesús qué es lo que quería el ciego, pero quiere que
sea él mismo quien exprese su deseo: "Maestro, que pueda ver".
-La
curación se produce sólo por la palabra de Jesús, no va acompañada por ningún
gesto. Es la confianza del ciego en Dios y en el poder curativo de Jesús -una
confianza que ha quedado expresada en el conjunto de las palabras y acciones
del ciego- lo que la ha hecho posible.
-Pero
las palabras finales hablan de salvación. La fe no ha conducido a Bartimeo sólo
a recobrar la vista, sino a la adhesión personal y al seguimiento de Jesús
"por el camino".
Sigue
a Jesús por el camino que lleva a Jerusalén y a la muerte: ésta es la verdadera
salvación.
MISA
DOMINICAL 1982, 20
4.-
Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino (evangelio). Después de
estas palabras empieza el relato de la entrada de Jesús en Jerusalén. Marcos
contrapone adrede la actitud de los discípulos, que no se deciden a seguir a
Jesús por el camino de la cruz y la de este ciego a quien el Señor abre los
ojos y él inmediatamente le sigue. También el día de Pascua tuvo lugar la
iluminación espiritual de los discípulos (Lc 24,45), que se convirtieron en
hombres nuevos, capaces de seguir a Jesús.
Recordemos
las palabras con que el cuarto evangelio acaba el relato de la curación del
ciego de nacimiento: "Dijo Jesús: Para un juicio he venido yo a este
mundo: para los que no ve, vean, y los que ven, se queden ciegos. Los fariseos
que estaban con él oyeron esto y le preguntaron: ¿También nosotros estamos
ciegos? Jesús les contestó: Si estuvierais ciegos, no tendríais pecado; pero
como decís como véis, vuestro pecado persiste" (Jn 9,39-41).
Estos
textos nos ayudan a no caer en clasificaciones precipitadas: ¿dónde están los
verdaderos ciegos? Debemos anunciar a todos los hombres y a todos los pueblos
el amor salvador de Dios que se nos ha manifestado en Jesús. Debemos saber
descubrir a todos los que están sentados al borde del camino, prontos a
levantarse y seguir a Jesús. Y mientras tanto, ¿qué hacemos los cristianos de
toda la vida?
JOSEP
M. TOTOSAUS - MISA DOMINICAL 1988, 20
5.-
-"Maestro, que pueda ver", que pueda seguir caminando, que aprenda a
esperarlo todo de ti y todo de mí mismo, que aprenda a no hacerme ilusiones y a
mantener la ilusión, a crecer en la esperanza de tus promesas sin creerme que
todo me lo vas a dar hecho. Que aprenda a seguir caminando.
BERNARDINO
HERNANDO - VIDA NUEVA
6.-
La iniciación en la fe comienza de
entrada con una manifestación de Jesús en la vida del hombre: es necesario que
Cristo "pase por allí" (/Mt/20/30). Pero esa
manifestación es misteriosa: el ciego, que representa aquí al hombre por el
camino de la fe, no ve a Jesús: presiente tan sólo la presencia del Señor en
los acontecimientos (v. 47a), pero expresa ya su fe poniéndose a disposición de
la iniciativa salvífica de Dios (v. 47b). Esta apertura a Dios es puesta
inmediatamente en tela de juicio por el mundo que le rodea (v. 48a), y necesita
todo su empuje vital para mantener su decisión de apertura al Hombre-Dios (v.
48b).
El
candidato a la fe se encuentra entonces con que es objeto de la atención de
alguien que le descubre el llamamiento de Dios, que le invita y le anima a
convertirse ("levantarse" o resucitar y "desprenderse de su
manto" o despojarse del hombre viejo: vv. 49 y 50).
Ahora
es cuando se inicia el diálogo final: ¿Qué quieres...? (v. 51). Se trata del
compromiso definitivo, expresado en forma de pregunta y de respuesta con el fin
de dejar bien clara la libertad total de las dos partes contratantes de la
Alianza.
Finalmente,
le es devuelta la vista al ciego como una visión de la fe (vv. 51-52) que le
obliga inmediatamente "a seguir" a Cristo "por el camino".
El
ciego es realmente el testigo perfecto del paso de la carne al espíritu, del
egoísmo a la misión. Esta paso se realiza en cinco tiempos: la marcha hacia
Dios por efecto de la presión de la conciencia personal y a pesar de los
obstáculos del mundo; la marcha hacia Cristo al ver su llamamiento y al
escuchar su Palabra; la entrega de uno mismo al Maestro mediante la conversión
y el desprendimiento del hombre viejo; la comunión con Cristo en la visión de
la fe, y finalmente, el caminar en Cristo y en su seguimiento, a través del
mundo y para ser en medio de él signo del Reino.
MAERTENS-FRISQUE
- MAROVA MADRID 1969.Pág. 210
7.-
Jesús va de camino a Jerusalén. Sube por última vez a Jerusalén. Abandonó
Galilea y, evitando pasar por tierras de Samaria, marchó por la orilla oriental
del Jordán y por la Perea, siguiendo la ruta que pasa por Jericó (cfr. 10, 1).
Ya en esta ciudad, que dista unos 30 km de Jerusalén, realiza el último milagro
que narran los sinópticos. El texto de Marcos es, también en este caso, el que
nos ofrece una narración más viva y cercana a lo acaecido.
Bartimeo,
echado al borde del camino, ha oído hablar de Jesús y se ha enterado que va a
pasar por allí. Mientras pide limosna a los peregrinos que suben a Jerusalén,
este pobre ciego pone toda su confianza en el que ha de venir, en el Mesías o
Hijo de David. Por el rumor de la gente y el griterío se da cuenta de que se
aproxima Jesús y que con él ha llegado su gran oportunidad. Entonces se pone a
gritar con todas sus fuerzas llamando a Jesús Hijo de David, que era el nombre o
título con que el pueblo designaba al Mesías prometido. De este Mesías se
esperaba la salvación nacional y el cumplimiento de todas las promesas que Dios
hiciera a Israel (cfr. 11, 10). Se esperaba también que curara a los ciegos, de
ahí la gran confianza de Bartimeo.
Los
que marchaban delante del grupo, al oír los gritos del ciego y lo que decía, le
mandaron callar (Lc 18, 39). Pero Jesús se detuvo y lo mandó llamar. Bartimeo,
aumentada su confianza, se puso de un salto delante de Dios.
La
pregunta de Jesús le ofrece la ocasión de expresar claramente cuál es su deseo
y cuánta su confianza. Bartimeo llama a Jesús "Rabbuni"
("Maestro mío"), es un título menos frecuente y más honorífico que
"Rabbi". También se expresa el gran respeto que le merece aquél a quien
ha reconocido como Mesías.
Jesús
le concede la gracia que le ha pedido y le dice que su fe le ha curado (cfr. 5,
34). Bartimeo tiene ya luz y camino. Bartimeo no se quedará sentado en las
tinieblas, seguirá a Jesús "glorificando a Dios" (Lc 18, 43). La
confesión de este ciego, que ha aclamado a Jesús como Hijo de David, ha
desvelado públicamente el misterio mesiánico del Profeta de Nazaret. Pronto
será todo el pueblo el que aclame a Jesús en Jerusalén y le salude como Mesías,
como el que viene en nombre del Señor. Pues ha llegado el momento en el que, si
callan los discípulos de Jesús, "gritarán las piedras" (Lc 19, 30).
EUCARISTÍA
1982, 40
8.-
Con el relato de hoy acaba la predicación de Jesucristo por tierras de
Palestina. Jesucristo sale de Jericó, a unos 28 km de Jerusalén, y se dispone a
hacer su entrada en ella, el domingo de Ramos. Y este relato conciso, vivo,
esquemático, de la curación del ciego, sintetiza la obra de Jesucristo (cf. Ia
profecía de la 1ª lectura) y expresa la actitud del discípulo hacia él.
Los
gritos del ciego contrastan con el misterio con que todo el evangelio ha
envuelto la figura de Jesucristo: ¡sólo los demonios llamaban, habitualmente,
con títulos mesiánicos a Jesús! Aquí, en cambio, el ciego reconoce a Jesucristo
sin ninguna ambigüedad como el heredero de las promesas hechas por Natán a
David de parte de Dios (cf. 2Sam 7,12-16): es la afirmación de Jesús Mesías al
término de su vida pública, afirmación que seguidamente será reafirmada por la
entrada en Jerusalén . Y esta afirmación va acompañada de la demanda de
compasión, actitud fundamental del creyente ante Jesucristo salvador (cf. el
"Señor, ten piedad" de la misa).
También
en línea con este reconocimiento público de la mesianidad de Jesucristo,
destaca que los que quieren hacer callar al ciego son los que acompañan a
Jesucristo, mientras que él, al contrario de lo que hacía habitualmente, no se
molesta ante las aclamaciones.
Jesucristo
hace al ciego la misma pregunta que había hecho el domingo pasado a los hijos
de Zebedeo ("¿Qué quieres que haga?"). Pero mientras aquellos habían
respondido considerando a Jesucristo como un gobernante poderoso dispuesto a
adjudicar prebendas, el ciego responde como alguien que ha entendido cuál es la
misión de Jesucristo: servir, llevar vida a los pobres con una actitud no
dominante sino servidora.
La
curación es explicitada de manera muy sintética, sin prestarle casi atención y
sin que se produzcan las habituales reacciones admirativas de los asistentes:
en nuestro relato, el evangelista ha querido dar más importancia a la situación
concreta del hombre curado que a la curación misma. Y esta situación concreta
se presenta claramente, como paradigma de la situación del creyente; 1) la fe
es lo que hace que el hombre sea salvado; 2) el creyente "ve" gracias
a la palabra de Jesucristo; 3) el creyente "sigue" a Jesús "por
el camino" (recordemos que la palabra "camino" es ampliamente
utilizada en la antigua Iglesia para significar la vida cristiana).
J..
LLIGADAS - MISA DOMINICAL 1994, 13
PROPUESTA DE CANTOS PARA DOMINGO XXX T.O. CICLO B –
24 OCTUBRE
ENTRADA: TOMADOS DE LA MANO
TOMADO DE LA MANO CON JESÚS YO VOY,
LE SIGO COMO OVEJA QUE ENCONTRÓ EL
PASTOR.
TOMADO DE A MANO CON JESÚS YO VOY A DONDE ÉL
VA.
Si
Jesús me dice amigo, deja todo y ven conmigo,
Donde
todo es más hermoso y más feliz.
Si
Jesús me dice amigo, deja todo y ven conmigo,
Yo
mi mano pondré en la suya e iré con Él
Yo
te llevare, amigo a un lugar conmigo.
Donde
todo es más hermoso y más feliz;
Yo
te llevare amigo a un lugar conmigo.
Donde
el sol y las estrellas aun brillan más.
COLECTA: HOMBRES NUEVOS
DANOS UN CORAZÓN GRANDE PARA AMAR,
DANOS UN CORAZÓN FUERTE PARA LUCHAR.
1.-
Hombres nuevos, creadores de la historia,
constructores
de nueva humanidad.
Hombres
nuevos que viven la existencia,
como
riesgo de un largo caminar.
2.-
Hombres nuevos, luchando en esperanza
caminantes,
sedientos de verdad.
Hombres
nuevos, sin frenos, ni cadenas
hombre
libres que exigen libertad!.
3.-
Hombres nuevos, amando sin fronteras
por encima de razas y lugar.
Hombres
nuevos, al lado de los pobres
compartiendo
con ellos: techo y pan.
DONES: TRAEMOS A TU ALTAR
TRAEMOS
A TU ALTAR
CON
EL VINO Y EL PAN NUESTRAS OFRENDAS.
TRAEMOS
A TU ALTAR CON LOS HOMBRES
SU
AFÁN Y SUS PROBLEMAS.
Con los hombres que trabajan el pan con sudor
ofrecemos nuestro esfuerzo;
por los hombres que no tienen trabajo ni pan,
te pedimos el sustento.
Con los hombres cuyas vidas son fruto de bien
ofrecemos nuestra entrega;
por los hombres cuyas vidas son pena y dolor,
que sepamos estar cerca.
Con los hombres que construyen un mundo de paz,
ofrecemos nuestras manos;
por los hombres que padecen la guerra y el mal,
que seamos solidarios
COMUNION: EN LA NOCHE MIRANOS
EN LA NOCHE, MIRANOS,
DANOS TU MANO, SEÑOR. (BIS)
1.-
Libra mis ojos de la muerte
dales
la luz que es su destino.
Yo
como el ciego del camino,
pido
un milagro para verte.
2.-
Haz que mi pie vaya ligero,
da
de tu pan y de tu vaso
al
que te sigue paso a paso
por
lo más duro del sendero.
3.-
Que yo comprenda, Señor mío,
al
que se queja y retrocede;
que
el corazón no se me quede
desentendidamente
frío.
4.-
Guarda mi fe del enemigo,
¡tantos
me dicen que estás muerto!
Tú
que conoces el desierto
dame
tu mano y ven conmigo.
SALIDA:
QUE VES EN LA NOCHE
QUÉ VES EN LA NOCHE,
DINOS CENTINELA?
Dios
como un almendro
con
la flor despierta;
Dios
que nunca duerme
busca
quien no duerma,
y
entre las diez vírgenes
sólo
hay cinco en vela.
Gallos
vigilantes
que
la noche alertan.
Quien
negó tres veces
otras
tres confiesa,
y
pregona el llanto
lo
que el miedo niega.
Gloria
en el sepulcro
Mueve
Dios la piedra
Se
levanta el mundo
Como
un toro en vela
No
turbáis el alma
Cristo
ya está cerca