¿CÓMO NOS SALVAMOS?
COMENTARIO
“El hijo del hombre no ha venido para que le
sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos”. Por amor a
nosotros, el Padre envía a su Hijo dándole la misión de liberar a los hombres
de lo que les impide amar. La muerte de Jesús es una cosa terrible, difícil de
comprender. El Padre no quiso directamente la muerte de su Hijo;
le confió una misión difícil que resultaría mortal. Lo envió a un mundo
en donde, para enseñar la caridad fraterna y la verdad de Dios, había que
oponerse a todos los poderes orgullosos, egoístas y farisaicos. Jesús veía
adónde lo llevaba aquello, sintió angustia, pero no rechazó el cáliz: su muerte
es el final de una fidelidad total a su misión. Nunca hemos de separar de toda
su vida entregada por completo esa muerte que era el signo y la cima de su
entrega: “Habiendo amado a los suyos, los amó hasta el extremo”. Ese es el
sentido de aquel terrible: “El Mesías tenía que sufrir” y en ese sentido puede también decirse que
“todo estaba escrito”. Lucas dirá: “Empezando por Moisés y siguiendo por los
profetas, les explicó lo que se refería
a él en toda la Escritura”. La vida y la muerte de Jesús son únicas debido a su
valor universal. Según la frase de san Pablo, el “nuevo Adán” nos quiere hacer
pensar en la unidad del género humano en Adán, que prefiguraba la unidad en
Cristo.
Somos hechos para amar, pero Jesús
miraba con su lucidez de hombre: mucho egoísmo, mucho odio, una
sexualidad desquiciada, la esclavitud del dinero, miedos y temores de todo tipo como si no existiera el
Padre celestial. Jesús comienza su obra de salvación enseñando y actuando
totalmente en el amor y por primera vez el amor era verdaderamente libre y
podía recrear el mundo.
En la cruz, no se deja vencer por el odio.
Frente al Padre que deja que se hunda en el abandono absoluto frente sus
enemigos y sus verdugos, Jesús logra superar aquello en donde nosotros nos habríamos
quedado encerrados. Y detrás de él pasamos nosotros. Con él podemos decirle al
Padre en la más dura de las noches: “Padre, en sus manos encomiendo mi
espíritu”. Y a los imperdonables: “Padre, perdónales”. Sabemos que perdonar es
la cima más ardua del amor, la prueba de que somos libres para amar. Pero el
amor de Jesús en la cruz no nos libera sino porque Dios al resucitarlo ratifica
esa vida y esa muerte e inaugura el nuevo mundo donde, en Jesús podemos escoger
el amor como lógica. Jesús nos da el ejemplo de esa vida en el amor, y de las
fuerzas para seguir siendo libres para amar. Él no es solamente el que abrió el
mundo nuevo, en donde entramos por el bautismo y por la fe; es también él ese mundo nuevo. Y en él es cómo podemos
vivir salvados: “Vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por
mí” (Gál 2, 20).
R.P.
Roland Vicente Castro Juárez
ANTIFONA DE ENTRADA Sal
16, 6.8
Yo te invoco porque tu me respondes, Dios mio;
inclina el oído y escucha mis palabras. Guardame a las niñas de tus ojos, a la
sombra de tus alas escóndeme.
ORACION COLECTA
Dios
todopoderoso y eterno, haz que te
presentemos una voluntad solicita y estable, y sirvamos a tu grandeza con
sincero corazón. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura
del libro de Isaías 53, 10‑11
El
Señor quiso triturarlo con el sufrimiento, y entregar su vida como expiación: verá su
descendencia, prolongará sus años, lo que el Señor quiere prosperará por su mano.
Por
los trabajos de su alma verá la luz, El justo se saciará de conocimiento.
Mi
siervo justificará a muchos, porque
cargó con los crímenes de ellos.
SALMO
RESPONSORIAL (32)
El
Señor es compasivo y misericordioso
Que
la palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales; él ama la
justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra. R.
Los
ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su
misericordia, para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de
hambre. R.
Nosotros
aguardamos al Señor: él es nuestro auxilio y escudo. Que tu misericordia,
Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura
de la carta a los Hebreos 4, 14‑16
Hermanos:
Mantengamos la confesión de la fe, ya que tenemos un sumo sacerdote grande, que
ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios.
No
tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino
que ha sido probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado.
Por
eso, acerquémonos con seguridad al trono de la gracia, para alcanzar
misericordia y encontrar gracia que nos auxilie oportunamente.
ACLAMACION
ANTES DEL EVANGELIO Mc 10, 45.
Aleluya.
El Hijo del Hombre ha venido para servir y dar su vida en rescate por todos. Aleluya.
EVANGELIO
Lectura
del santo evangelio según san Marcos 10,35–45
En
aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le
dijeron: «Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.».
Les
preguntó: «¿Qué quieren que haga por ustedes?». Contestaron: «Concédenos
sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda.».
Jesús
replicó: «No saben lo que piden, ¿son capaces de beber el cáliz que yo he de
beber, o de bautizarse con el bautismo con que yo me voy a bautizar?».
Contestaron:
«Lo somos.».
Jesús
les dijo: «El cáliz que yo voy a beber lo beberán, y se bautizaran con el
bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi
izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado.».
Los
otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.
Jesús,
reuniéndolos, les dijo: «Saben que los que son reconocidos como jefes de los
pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen.
Ustedes,
nada de eso: el que quiera ser grande, sea su servidor; y el que quiera ser
primero, sea esclavo de todos.
Porque
el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su
vida en rescate por todos.»
PLEGARIA UNIVERSAL
Hermanos:
Jesus al hacerse hombre, experimento nuestra condición débil y limitada, y por
eso es capaz de compadecerse de nosotros. Pidámosle por la humanidad entera y
digámosle con confianza. R. Te lo pedimos, Señor.
1.- Por los
discípulos de Cristo: que no nos acorbademos ante las dificultades y confiemos
en la fuerza que viene de Dios. Oremos. R.
2.- Por los que presiden las comunidades cristianas:
que sean los primeros en el servicio y los últimos en los privilegios. Oremos.
R.
2.- Por los
que presiden las comunidades cristianas: que sean los primeros en el servicio y
los últimos en los privilegios. Oremos. R.
3.- Por
nuestro país y sus habitantes: que gocemos de los bienes materiales y que
aumente nuestra capacidad de trascendencia. Oremos. R.
4.- Por los emigrantes, los prisioneros y los que
son explotados: que se sientan miembros de la familia de Dios y hermanos de Jesús
salvador. Oremos. R.
5.- Por nuestra comunidad y todos los cristianos
del tercer milenio: que sepamos respetarnos y valorar lo que somos y tenemos. Oremos.
R.
6.- Por todos
nosotros: que el Señor fortalezca y sostenga nuestra esperanza en esto tiempos
difíciles que nos ha tocado vivir. Oremos. R.
Señor,
tú que puedes compadecerte de cada uno de nosotros, escucha nuestras oraciones
y permítenos aspirar, no al primer puesto de este mundo, sino a la gloria del
cielo. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amen.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos,
Señor, estar al servicio de tus dones con un corazón libre, para que, con la
purificación de tu gracia, nos sintamos limpios
por los mismos misterios que celebramos. Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTIFONA DE COMUNION Sal 32, 18-19.
Los ojos del Señor están puestos en quien lo teme, en
los que esperan su misericordia para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos
en tiempo de hambre.
ORACION
DESPUES DE LA COMUNION
Señor, haz que nos
sea provechosa la celebración de las realidades del cielo, para que nos
auxilien los bienes temporales y seamos instruidos por los eternos. Por Jesucristo
nuestro Señor.
PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 18: 2Tm 4, 9-17ª; Sal 144, Lc 10, 1-9.
Martes 19: Rm 5, 12.15b.17-19.20b-21; Sal 39; Lc 12,
35-38.
Miércoles 20: Rm 6, 12-18; Sal 123; Lc 12, 39-48.
Jueves 21: Rm 6, 19-23; Sal 1; Lc 12, 49-53.
Viernes 22: Rm 7, 18-25ª; Sal 118; Lc 12, 54-59.
Sábado 23: Rm 8,
1-11; Sal 23; Lc 13, 1-9.
Domingo 24: Jr 31, 7-9; Sal 125; Hb 5, 1-6; Mc 10, 46-52.
COMENTARIOS
AL EVANGELIO
Mc 10, 35-45
1. J/PASION
Los
versículos que encuadran los desarrollos centrales, presentan al mismo Hijo del
hombre frente a la muerte. En el intermedio, se contraponen ciertas frases, que
exponen las particularidades del texto. En el v. 33, el Hijo del hombre es
"objeto" de una acción cuyos actores son algunos judíos y paganos.
Así,
se le entrega, se le condena, se Le vuelve a entregar, se Le hace objeto de
burla, se Le escupe, se Le azota y, finalmente, se Le mata. En el v. 45, al
revés, todos estos actores han desaparecido; solamente persiste un sujeto, que
es el Hijo del hombre: El viene y El da su vida. El cambio de actores es algo
más que un detalle gramatical; se trata de dos maneras de presentar la Pasión y
de expresar su sentido. En el v. 33, el Hijo del hombre vive la experiencia
histórica de un hombre víctima de la maldad de los que le rodean, que actúan
sobre él; pero este mismo Hijo del hombre que aquí padece, más adelante es el
único que actúa. Vive la dependencia humana; pero la vive de modo tan
magistral, que es él quien entrega lo que se le arrebata y en el momento mismo
en que se le arrebata. Es entregado; y quien entrega su vida es él. ¡Asombroso
personaje!.
LOUIS
MONLOUBOU
EDIT.
SAL TERRAE SANTANDER 1981.Pág. 140
2.-
-Lo que Jesús acaba de decir a Santiago y a Juan lo generaliza después
dirigiéndose a los diez restantes y apoyándose sobre el tema del servicio (vv.
41-45). Jesús descubre la conciencia que El tiene de su misión: él es Mesías e
Hijo del hombre, pero también el Siervo paciente inmolado por la multitud (v.
45; cf. Is 53, 11-12). Consciente de su misión de jefe y de la proximidad de su
muerte, que le impedirá ejercer esta misión, Jesús deposita en Dios su
confianza y descubre que sólo será Jefe después de haber servido como siervo de
Yahvé.
Pero
Jesús exige a sus apóstoles que sigan la misma evolución psicológica. Lo mismo
que El ha descubierto su vocación de Siervo paciente, los apóstoles deben
descubrir el sentido del servicio (vv. 43-44).
-El
v. 45 es uno de los más importantes del evangelio de Marcos, pues es
prácticamente el único de los relatos sinópticos que presenta a Jesús como
rescate. La idea es probablemente primitiva y el texto auténtico: no sería la
primera vez que Jesús se inspira en la teología del Siervo paciente y el valor
soteriológico de la muerte (Is 53, 10 u 12; Sal 48/49, 7-9, 15; Dan 7, 14). El
rescate designa lo que el hombre ofrece a alguien como compensación de aquello
a que tendría derecho. Ahora bien: hay una cosa por la que el hombre no tiene
ningún rescate que ofrecer: su propia vida, de la que se adueña la muerte sin
posible compensación (Mc 8, 36-37), a menos que el mismo Dios proponga un
rescate (Sal 48/49, 9 y 15; cf. Is 52, 3). Jesús es portador de ese rescate
ocupando voluntariamente el lugar de personas no solo mortales, sino también
culpables (Is 53, 10).
Como
voluntaria que era ("dar su vida"), esa sustitución es, por el hecho
mismo, sacrificial; es, además, universal ("por muchos"). Estas dos
notas son específicas de Marcos y no tienen antecedente alguno en la tradición
bíblica. Se da, además, una tercera nota: es ese "Hijo del hombre", ese
Juez trascendente de Dan 7, quien, en lugar de juzgar y condenar, pagará el
rescate que liberará a los culpables; carga sobre Sí, en cierto modo, su suerte
y su condena. Mientras que en Dan 7, 14 el Hijo del hombre debía ser servido,
en Mc 10, 45 está hecho para servir a los acusados. De ahí que Cristo no deje
de creer que está llamado a una exaltación paralela a la del Hijo del hombre,
pero sabe también cuál va a ser el camino de esa exaltación: el servicio y el
sacrificio.
Este
Evangelio considera, por tanto, a la pasión de Jesús y a su resurrección, en
sus repercusiones sobre la vida cristiana: "es necesario" beber el
cáliz para sentarse en los tronos, bautizarse en la prueba para juzgar a la
tierra, servir para ser jefe. El sufrimiento entra de pleno derecho en la vida
del discípulo y no solamente este sufrimiento accidental, moral y físico que
forma parte de la condición humana, sino también el sufrimiento característico
de la oposición y del abandono que llevó a Jesús a la cruz.
El
aislamiento del cristiano actual en un mundo secularizado y ateo es, quizá, una
situación previa a esta oposición, y también una manera de llevar la cruz con
Jesús en la celebración de la Eucaristía.
MAERTENS-FRISQUE
- MAROVA MADRID 1969.Pág. 189
3.-
Texto. Cuarto alto docente en el camino hacia Jerusalén. La enseñanza arranca
de una nueva mención explícita de los acontecimientos de Jerusalén. Son los vs.
32-34, inmediatamente anteriores, con los que empalma el texto de hoy. Los
destinatarios son los doce. El procedimiento es en parte similar al de los dos
últimos domingos. la primera parte sirve para introducir el tema, objeto de la
enseñanza de Jesús en la segunda.
-Primera
parte (vs. 35-41).
Cuando
Marcos desveló por primera vez el camino de Jesús y de sus seguidores, recogía
una frase de Jesús en la que se hacía referencia a una llegada del Hijo del
hombre envuelto en la gloria del Padre (Mc 8, 38). Santiago y Juan, dos de los
doce, solicitan ahora una participación preeminente en esa situación. Esta
solicitud viene a ser una segunda edición de la conversación sobre rango y
prioridades reseñada en Mc. 9, 33-34. La solicitud ocasiona la indignación de
los otros diez. La situación creada en el grupo determina la enseñanza de Jesús
a los doce. Sin embargo, antes de esa enseñanza Jesús explica a Santiago y a
Juan que lo que en realidad le están pidiendo es poder estar a su derecha y a
su izquierda el día de Viernes Santo. En la globalidad de la obra de Marcos, la
frase "está ya reservado" remite a 15, 27: "Estaban crucificados
con él dos malhechores, uno a su derecha y otro a su izquierda".
Jesús
les dice a Santiago y a Juan que el concederles esto no depende de él, sino de
otros. Estas palabras no deben leerse a la luz del paralelo de Mateo, quien
habla de un estar reservado por el Padre. En la versión de Marcos la referencia
no es a Dios, sino a la instancia humana que dictará la sentencia de muerte de
los dos malhechores.
La
enseñanza a los doce comienza con una referencia realista a las situaciones de
opresión propiciadas por el ejercicio del poder. La referencia le sirve a Jesús
de contramodelo para los doce: Vosotros nada de eso.
En
segundo lugar, Jesús les propone su propio modelo, que no es sino una nueva
versión del propuesto en 9, 35: El que quiera ser grande, sea servidor; el que
quiera ser primero, sea esclavo. Enunciado por paradoja, en la que los segundos
miembros niegan a los primeros: servidor niega a grande; esclavo a primero.
Este
modelo arranca y tiene su razón de ser en el ejemplo del Hijo del Hombre, que
no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por
todos. La primera lectura de hoy nos ofrece el trasfondo de estas palabras (Is
53, 10-12).
Comentario.
Los acontecimientos de Jerusalén proyectan toda su luz sobre el texto de hoy,
más aún, son ellos los que en realidad configuran el texto. En primer plano el
Calvario, con Jesús y los dos malhechores flanqueando la cruz de Jesús. Esta
cruz es la gloria de Jesús, la irrupción poderosa del Reino de Dios, en una
superposición de muerte y vida, cruz y resurrección.
Desde
este trono, desde este servicio único de vida, arranca el modelo al que deben
mirar los doce para negar con su actuación las categorías de grande y primero.
De
las cuatro sesiones de enseñanza destinadas a los discípulos, Marcos ha
dedicado dos al ejercicio de la autoridad por parte de los doce. El tema lo
consideró importante y, tal vez, preocupante.
DABAR
1988, 52
4.-
Sentido del texto. Santiago y Juan formulan su petición desde los modelos
habituales del poder. Pero ¿a donde conducen esos modelos? A matar. Así lo ve
Marcos, puesto que nos remite a la escena de la crucifixión. Allí, en efecto,
aparecen a derecha e izquierda de Jesús otros dos crucificados. El estar a la
derecha o a la izquierda no es efectivamente algo que dependa de Jesús; es el
poder quien reserva estos puestos. Por eso no saben lo que piden Santiago y
Juan. ¡Qué critica tan fina al poder! Crítica, por otro lado, explícita en el
v. 42.
Como
sucedía en Mc. 9, 33-48, también en esta ocasión se dirige Jesús a los doce, es
decir, a aquéllos que tienen la responsabilidad de mando dentro de la comunidad
cristiana.
Y
una vez más les exhorta a no ejercer ese mando según los modelos habituales del
poder (vs. 43-44). Pero en esta ocasión la exhortación adquiere toda la
grandeza y fuerza dramáticas de la última voluntad de una persona. En efecto,
el v. 45 recoge las últimas palabras de la enseñanza de Jesús a los suyos. Son
un grito y un ofrecimiento. Esta puede ser su paráfrasis: "Si no hacéis
caso a mi vida, haced al menos caso a mi muerte. El poder me va a asesinar. Que
mi cuerpo muerto sea la señal de lo que da de sí el poder. Que ese cuerpo os
haga tomar conciencia de la necesidad de salir de unos sistemas mortíferos. Que
ese cuerpo os rescate de esos sistemas". San Pablo lo ha entendido
perfectamente cuando hace de la cruz el emblema cristiano. Todo esto es mucho
más que una simple máxima ascética.
DABAR
1982, 52
5.-
Jesús se siente lleno de valor y seguro de sí mismo, y camina delante de todos
para ir a Jerusalén, donde le espera el suplicio. Al mismo tiempo trata de
convencer a sus seguidores de que no hay esperanza alguna de conseguir un éxito
político. ¿Quién seguirá hasta el final a un jefe que solamente promete la
resurrección? ¿Cómo debe ser un jefe? ¿Cómo se portan los jefes, el jefe del
equipo, el jefe de la familia? Los jefes de estado pasan sonriendo a la
muchedumbre y abrazan al niño que les rindió homenaje, pero, ¿quién sirve y
quién se hace servir? Jesús ha venido a servir, y su servicio a la humanidad
será su muerte voluntaria: "Se hizo obediente, tomó la condición de
esclavo y murió en una cruz" (Flp 2, 9).
Beber
la copa y bautizarse son modos de decir que expresan en forma figurada los
sufrimientos y la muerte de Jesús (cf. Notas a /Mt/20/20-28). A continuación,
un breve poema de LAOTSE, sabio chino muy antiguo, referente a este mismo tema:
"¿Qué han hecho el río
y el mar
para ser reyes de los cien valles?
Se han puesto debajo de ellos
y por eso reinan en los cien valles.
Si el santo quiere estar encima del pueblo,
que sepa primero hablar con humildad.
Si quiere encabezar el pueblo,
que se ponga en el último lugar.
Así está el santo encima del pueblo
y no le parece pesado,
dirige al pueblo
y no le parece pesado,
dirige al pueblo
y no hace sufrir al pueblo.
Con gusto lo ponen a la cabeza y no se cansan de él.
Como no rivaliza con nadie,
nadie puede rivalizar con él"
Tomado
de la BIBLIA Latinoaméricana
Ediciones
Paulinas. Verbo Divino
6.-
Jesús acaba de anunciar claramente a sus discípulos cómo ha de padecer y morir
en Jerusalén para resucitar al tercer día (vv. 32-34). Sin embargo, y aunque no
es la primera vez que les habla sobre este particular, sus discípulos siguen
sin entender nada (cfr. 9, 32). Jesús marcha resueltamente delante de ellos,
preocupado y sabiendo adónde va, pero los discípulos andan despistados y
distraídos por cosas muy diferentes. Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se
adelantan del grupo y dan alcance al Maestro. Van a pedirle nada menos que
ocupar los dos primeros puestos en el reino que, según pensaban, iba a
inaugurarse de un día para otro.
Jesús
no les echa en cara propiamente su ambición, sino su ignorancia, pues no
comprenden que el único camino que lleva a la gloria pasa por la cruz.
"Beber el cáliz" es aceptar la voluntad de Dios, empaparse de la
voluntad de Dios, aunque ésta sea un "mal trago" para los hombres;
"ser bautizado" es tanto como sumergirse en la amargura de la muerte.
Con estas palabras alude Jesús al martirio que le espera en Jerusalén y
pregunta a los dos hermanos si van a ser capaces de seguirle hasta ese extremo.
Porque esto es lo que debiera preocuparles y no sentarse en los primeros
puestos. La ambición de los hijos de Zebedeo indigna a sus compañeros, y el
grupo se divide.
Pero
Jesús, dejando a un lado la cuestión de rangos y precedencias en el reino
futuro, los reúne de nuevo y les enseña cómo deben comportarse ahora en el
reino de la comunidad. En primer lugar, constata el hecho de que los jefes y
los grandes tiranizan y oprimen a los pueblos. El abuso de poder es un hecho
fácilmente comprobable en todos los pueblos, tanto que Jesús lo da por sabido.
Por
eso la aspiración de sus discípulos no ha de ser el poder sobre los demás, sino
el servicio a los demás. Ya que en esto consiste la única grandeza, y el que
oprime a los demás es un miserable. A la "voluntad de poder" Jesús
opone la "voluntad de servicio"; al imperio autoritario de los jefes
y los grandes de este mundo, la "diaconía" (=servicio) evángelica.
Cuando la iglesia se aparta de una estructura fraternal y, adaptándose a las
formas de este mundo, se convierte en un instrumento de poder con rangos y
escalafones, se aparta de la voluntad de Jesús.
Como
ha de ser el servicio a los demás y hasta qué extremo, lo dice Jesús con su
propia vida y con su muerte; pues él no ha venido al mundo para vivir como un
señor, sino para morir como un esclavo. Jesús ha querido ocupar el último lugar
de todos, la cruz, para servir a todos dando la vida por todos.
Estas
palabras, en las que Jesús afirma el valor redentor de su muerte, son una clara
alusión al texto de Isaías (53, 11s, de la primera lectura de hoy; cfr. Mc 14,
24). Jesús es el Siervo de Yavé, el "uno" que muere por
"muchos", es decir, por todos. Tanto en el texto de Isaías como en
otros lugares bíblicos (p. e. Rom 5, 12ss), la palabra "muchos" (que
se contrapone a "uno") equivale a "todos". Por lo tanto,
Jesús muere por todos los hombres y no sólo por los hijos de Israel. Lo cual
debió extrañar sin duda a los judíos por las siguientes razones: a) Porque
consideraban que sólo los hijos de Israel podían esperar la salvación
prometida. b) Porque la idea de un Mesías que salvara con su muerte les era
desconocida, a pesar de lo que había profetizado Isaías. c) Porque no creían
que todo el pueblo de Israel necesitara ser redimido del pecado.
EUCARISTÍA
1982, 47
7.-
Texto.
Incide
en la misma temática con la que Marcos, abría hace cuatro domingos, la
enseñanza reservada a los discípulos (cfr. Mc 9, 30-37). Y como entonces, los
destinatarios son también los doce. La ocasión es la pretensión de los hijos de
Zebedeo y el malestar originado dentro del grupo por una tal pretensión. El
autor recoge un incidente interno rigurosamente histórico y, a diferencia de
Mateo, lo hace sin rodeos ni paliativos.
Marcos
refiere la respuesta de Jesús a los dos hermanos con la mirada puesta en su
posterior relato de la crucifixión. En la pluma de Marcos ese relato adquiere
la paradójica forma de una entronización, en la que a derecha e izquierda de
Jesús hay otros dos crucificados. Por ese motivo puede decir Jesús a los dos
hermanos que no saben lo que están pidiendo y que de dicha entronización él no
es responsable, sino otros. La frase "está ya reservado" no hay que
leerla, como hacen algunos manuscritos, bajo el influjo del paralelo de Mateo.
En Marcos Jesús no está refiriéndose en ella a su Padre, sino a los
responsables de su muerte.
Por
el mismo motivo puede hablar Jesús a los dos hermanos de un cáliz y de un
bautismo a compartir con él. Esta es la gloria de la que Jesús sí puede
hablarles y la que les ofrece y promete (recuérdese el "con persecuciones
del último domingo). La enseñanza al resto del grupo de los doce es un
desarrollo de la frase recogida en Mc. 9, 35: El que quiera ser el primero, que
sea el último y el servidor. El desarrollo parte de un diagnóstico sobre los
gobernantes de la época. El diagnóstico está hecho con la mirada puesta en la
situación internacional. La expresión "los pueblos" era el término
judío para referirse a los no judíos. El conocimiento de la historia demuestra
lo certero y ajustado a la realidad de este diagnóstico.
Pero
entre vosotros no debe ser así. Esta frase marca la necesidad de una línea
divisoria. Entre vosotros no debe existir más grandeza que la del servicio a
los demás. Y ello a imitación de un Maestro cuya vida es una oferta consciente
de servicio para liberar a los hombres de la lacra del dominio de unos sobre
otros.
Comentario.
Resulta
por sí mismo significativo que en un evangelio sin apenas enseñanzas de Jesús
se repita la misma temática para abrir y cerrar las páginas reservadas a
instruir a los discípulos. Las relaciones interpersonales y el ejercicio de la
autoridad preocupó indudablemente a Marcos.
No
es para menos, pues se trata de un problema que tiene sus raíces en la
tendencia prácticamente instintiva que todos tenemos a dominar y que se
manifiesta en cualquiera de los órdenes de la vida. Nos gusta tener a los demás
debajo. Estos demás podrán ser pocos o muchos, pero en definitiva tenemos
necesidad de sentirnos sobre alguien. ¡Y con qué intransigencia y dureza nos
empleamos cuando esta necesidad parece escapársenos! El servicio a los demás es
bastante más que una bella frase; supone la negación de un instinto que nos
corroe. Por eso resulta tan difícil dar forma concreta a ese servicio. Sucede a
veces que el servicio es la cara oculta del dominio o del orgullo. La enseñanza
de este texto cuenta en nosotros con otro enemigo añadido: la impresión y, en
ocasiones, el convencimiento de que estar al servicio de los demás resulta
imposible hoy. Si nos halláramos ante una impresión y un convencimiento
generalizados, existirían motivos más que suficientes para compartir la
preocupación que llevó a Marcos a insistir en esto de la grandeza y del dominio
y la necesidad de la línea divisoria seguiría siendo una urgencia.
DABAR
1991, 50
8.-
Este es prácticamente el único pasaje de los sinópticos que nos presenta a
Jesucristo como "rescate" de los hombres. El
rescate, en el Antiguo Testamento es la compensación económica que hay que
pagar por un delito cometido (Nm 35, 30-31: el homicida culpable será condenado
a muerte, y no se le aceptará rescate por su vida), o la cantidad pagada por la
liberación de un cautivo o un esclavo (Lv 25, 51-52; cf. Is 45, 13). Pero el
hombre camina inexorablemente hacia la muerte, y no tiene nada que ofrecer para
asegurarse una vida sin fin: "¿Qué hombre podrá redimirse y pagar a Dios
su rescate? La vida humana no tiene precio; no vale el dinero para adquirirla,
para comprar el derecha de vivir eternamente y escapar de la muerte"
(/Sal/049/8-10). Sólo Jesucristo, al "dar" voluntariamente su vida
como rescate por "todos", nos abre las puertas de la vida eterna.
HILARI
RAGUER - MISA DOMINICAL 1976, 18
9.-
-"Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda":
Vemos a los dos hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, pidiendo un privilegio
personal, precisamente después que Jesús haga un anuncio de la pasión que le
espera en Jerusalén. Así el evangelista subraya la interpretación equivocada
que aún tienen los discípulos del término del camino que los conduce a
Jerusalén. Allá será el lugar de la revelación: pero, ¿cuál? La petición de los
dos discípulos no se refiere, ciertamente, a un lugar de privilegio en un reino
mesiánico de carácter temporal. Esta perspectiva no es la del evangelista. Se
trata de pedir la participación en la gloria y en el juicio el día de la
manifestación del Hijo del Hombre en los últimos tiempos. ¿Por qué es
criticable esto? Lo es en cuanto pasan por alto que la revelación en Jerusalén será
a través de la cruz.
-"¿Sois
capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo
con que yo me voy a bautizar?": El cumplimiento de la petición de los
discípulos tiene una exigencia expresada con una doble imagen: el cáliz y el
bautismo. A la luz del AT conviene entender la imagen del cáliz como referencia
al destino que Dios da a las personas o a todo el pueblo, sea este destino
bueno o malo. También designó el castigo sobre los impíos o más tarde el
sufrimiento de los mártires. Es, pues, una alusión de Jesús a su pasión y
muerte, que a la vez es juicio de salvación para los impíos. La imagen del
bautismo también debe enmarcarse dentro de esta referencia: la pasión y muerte
como una corriente de agua que arrastra y ahoga. Los discípulos deben
participar a través de los sufrimientos y la misma muerte, a causa de su
seguimiento de Jesús; está será la medida de los privilegiados. La afirmación
de que los dos discípulos participarán de ella parecería indicar el
conocimiento por parte del evangelista de su martirio (el de Santiago está en
Hch 12, 2; el de Juan, es más difícil de precisar históricamente).
-"El
que quiera ser grande, sea vuestro servidor": Frente a la reacción adversa
de los demás discípulos ante los hijos de Zebedeo, está la enseñanza de Jesús:
los gobernantes y los grandes "parecen" como si dominaran el mundo.
Un poco de ironía en las palabras de Jesús: quien verdaderamente domina el
mundo es el mismo Dios, los demás sólo se lo piensan. Pero la finalidad de la
enseñanza se dirige al seno de la comunidad: el que quiere presidir debe actuar
como servidor. Su fundamento no es otro que el servicio y la muerte del Hijo
del hombre por todos. Trasfondo la 1. lectura: pero mientras allá se acentúa la
realización del plan de Dios, aquí se subraya la entrega voluntaria de Jesús a
la muerte.
JOAN
NASPLEDA- MISA DOMINICAL 1988, 30
10. I/PODER
La
pregunta de los hijos del Zebedeo es interpretada por Jesús en dos tiempos. El
primer tiempo se refiere a la posibilidad de que los discípulos lo acompañen en
su gloria. El segundo tiempo alude al eventual privilegio de poder reservar los
primeros puestos a favor de dos determinados discípulos, como si fuera algo
debido a ellos. Al primer tiempo Jesús responde sencillamente: llegar a la
gloria es posible, pero antes hay que pasar por el "bautismo" de
Jesús y beber su "copa". Ambas imágenes se refieren claramente a la
superación de dificultades, incluso la muerte.
Sin
embargo, la respuesta al segundo tiempo es dura. El derecho a la reserva de los
primeros puestos es una pretensión del orgullo humano, que no va bien con la
"teología de la gratuidad" tal como es insistentemente presentada por
nuestro evangelista.
A
continuación, tras la indignación de los "diez", Jesús les presenta
las razones profundas de esta nueva economía de la
"comunidad-sin-poder". Jesús contrapone la comunidad mesiánica a la
sociedad civil, más concretamente al Estado.
En
el Estado están "los que son considerados jefes". Ellos "dominan
con dureza" y "hacen sentir el peso de su autoridad". Este
subrayado del aspecto negativo y del carácter prevaricador del poder es
conservado por Mateo, pero profundamente suavizado por Lucas. Mateo conserva
los dos verbos de Marcos: "katakyriéousin, katexousiádsousin" (Mt 20,
25); por el contrario, Lucas suprime la preposición "kata", que da la
idea del abuso y de la prevaricación, y dice simplemente: "kyriéousin
exousiádsontes" (Lc 22, 25); aún más, añade una especie de atenuante: el
que ejerce el poder a veces es llamado "bienhechor".
Naturalmente
la figura opuesta al que manda es la del que sirve. Pues bien, en la comunidad
cristiana los "jefes" tendrán paradójicamente la tarea de
"servir". Por lo tanto, una iglesia que sea una imagen trastocada del
Estado no corresponde realmente al proyecto esencial de su fundador. Por eso,
el gravísimo pecado de la Iglesia es precisamente el organizarse a imagen y
semejanza del Estado o de insertarse como parte integrante de su estructura.
La
razón última de este planteamiento en la Iglesia está precisamente en el hecho
de que "el hijo del hombre no ha venido para ser servido, sino para servir
y dar su vida en rescate de la humanidad". Para entender este
importantísimo versículo, tenemos que partir de un hecho seguro; el gesto de
servir y de darse en rescate constituye la motivación de esta eclesiología
paradójica. Efectivamente, el versículo 45 empieza con una casual ("kai
gar", o sea "porque").
¿Qué
quería decir Jesús con la alusión al "rescate"? "Rescate"
("lytron") es el precio dado para liberar a un prisionero de guerra o
a un esclavo. Pero ¿de qué rescata Jesús a la humanidad? Lógicamente,
ateniéndonos al contexto inmediato, debemos pensar que el rescate concierne a
la situación de servidumbre y opresión, a la que está sometida la humanidad a
causa de los que ejercen sobre ella un poder abusivo. Según la descripción del
evangelista, nuestro mundo es un mundo de esclavos; Jesús no viene a rescatar
estos esclavos convirtiéndose él, con su iglesia, en un nuevo "rey",
ni siquiera un "rey bienhechor", sino convirtiéndose paradójicamente
en un esclavo. Diríamos que la cura propuesta por Jesús no es alopática, sino
homeopática (similia similibus curantur): la esclavitud del hijo del hombre y
de su iglesia actúa como una especie de vacuna.
En
este caso, el rescate se da, por así decirlo, no a Dios sino al príncipe de
este mundo (Jn 12,31; 16,11; 1 Jn 5,19), al dios de este mundo (2 Cor 4,4 ),
que en la tentación le dice expresamente a Jesús, tras haberle hecho ver en un
momento todos los reinos de la tierra: "te daré todo este poder y la
gloria de estos reinos, porque me ha sido concedida y la concedo a quien
quiero" (Lc 4, 6). El diablo es el gran emperador del mundo, que nombra,
como lugartenientes suyos, a los jefes de Estado. Cono vemos, en el NT,
especialmente en san Pablo, es constante la idea de que el poder es un espacio
de tentación.
El
mundo, pues, es un mundo de esclavos, manipulados por fuerzas autoritarias que,
en el fondo, son demoníacas. Jesús no viene a quitarles el poder a los que de
hecho lo ejercen: en el plan misterioso de Dios ellos continuarán ejercitando
su poder, más o menos opresivo, hasta el fin de la historia. Sin embargo,
Jesús, ya desde ahora, inicia el rescate de la humanidad, dándose a sí mismo
como víctima del poder y convirtiéndose a sí mismo en el siervo de todos. Es
una liberación paradójica: su iglesia no deberá ofrecerle al "poder
demoníaco" la alternativa de un "poder cristiano". Esta sería la
mayor y más peligrosa tentación. Ella deberá existir como comunidad, en cuyo
seno no exista el cáncer del poder, ni eclesiástico ni civil. Solamente una
comunidad de "siervos", sin ambiciones políticas, podrá ayudar
eficazmente a la humanidad a liberarse de las fuerzas que la oprimen.
COMENTARIOS
A LA BIBLIA LITÚRGICA NT - EDIC MAROVA/MADRID 1976.Pág. 1178 ss.
11.
ACI DIGITAL 2003
35.
Estos "hijos del trueno" (3, 17) recordaban los doce tronos (Mat. 19,
28) y pensaban como los que oyeron la parábola de las minas (Luc. 19, 11), como
los del Domingo de Ramos (11, 10), como todos los apóstoles después de la
Resurrección (Hech. 1, 6), que el Reino empezaría a llegar. Jesús no condena
precisamente, como algunos han creído, esta gestión que su primos hermanos
intentan por medio de su madre la buena Salomé (Mat. 20, 20) y que, si bien
recuerda la ambición egoísta de Sancho por su ínsula, muestra al menos una fe y
esperanza sin doblez. Pero alude una vez más a los muchos anuncios de su
Pasión, que ellos, como Pedro (Mat. 16, 22), querían olvidar, y les reitera la
gran lección de la humildad, refiriéndose de paso a arcanos del Reino que San
Pablo habría de explayar más tarde en las Epístolas de la cautividad.
39.
Ese bautismo a que Jesús alude no parece ser sino el martirio. Véase Luc. 12,
50. Ambos apóstoles lo padecieron (Hech. 12 y nota), si bien Juan salió ileso
de su "bautismo" en aceite hirviendo. Cf. Juan 21, 22 y nota: Jesús
le respondió: "Si me place que él se quede hasta mi vuelta, ¿qué te
importa a ti? Tú sígueme". S. Agustín interpreta este privilegio de Jesús
para su íntimo amigo, diciendo: "Tú (Pedro) sígueme, sufriendo conmigo los
males temporales; él (Juan), en cambio, quédese como está, hasta que Yo venga a
darle los bienes eternos". La Iglesia celebra, además del 27 de diciembre,
como fiesta de este gran Santo y modelo de suma perfección cristiana, el 6 de
mayo como fecha del martirio en que S. Juan, sumergido en una caldera de aceite
hirviente, salvó milagrosamente su vida. Durante mucho tiempo se creyó que sólo
se había dormido en su sepulcro (Fillion).
42.
Véase Luc. 22, 25 - 27: "Pero El les dijo: "Los reyes de las naciones
les hacen sentir su dominación, y los que ejercen sobre ellas el poder son
llamados bienhechores. No así vosotros; sino que el mayor entre vosotros sea
como el menor; y el que manda, como quien sirve. Pues ¿quién es mayor, el que
está sentado a la mesa, o el que sirve? ¿No es acaso el que está sentado a la
mesa? Sin embargo, Yo estoy entre vosotros como el sirviente".
45.
Véase Luc. 22, 27 y nota: "Pues ¿quién es mayor, el que está sentado a la
mesa, o el que sirve? ¿No es acaso el que está sentado a la mesa? Sin embargo,
Yo estoy entre vosotros como el sirviente". ¡Como el sirviente! No podemos
pasar por alto esta palabra inefable del Hijo de Dios, sin postrarnos con la
frente pegada al polvo de la más profunda humillación y suplicarle que nos
libre de toda soberbia y de la abominable presunción de ser superiores a
nuestros hermanos, o de querer tiranizarlos, abusando de la potestad que sobre
ellos hemos recibido del divino Sirviente. Cf. Mat. 23, 11; Filip. 2, 7 s. y
nota; I Pedro 5, 3; II Cor. 10, 8; III Juan 9 s.
PROPUESTA DE CANTOS
DOMINGO XXIX T.O, CICLO B
ENTRADA:
SIEMPRE ES NUEVO EL AMOR
AMAR ES DARSE A TODOS LOS
HERMANOS
UNIENDO EN NUESTRAS MANOS EL
GOZO Y EL DOLOR
Y AL AMARNOS EL MUNDO SE RENUEVA
LA VIDA
SIEMPRE ES NUEVA SIEMPRE ES
NUEVO EL AMOR.
Yo sé Señor, que aunque hablara
las lenguas del mundo,
aunque todos me llamen Profeta, si no puedo amar soy sólo un rumor.
Yo sé, que sabiendo las ciencias extrañas, conociendo secretos ocultos
seré poca cosa si no tengo amor.
Yo sé Señor, que aunque tenga
una fe tan intensa,
que traslade montañas y rocas, de nada me sirve si no tengo amor.
Yo sé, que aunque queme mi cuerpo en las llamas,
aunque todo lo entregue a los pobres, si no puedo amar es todo ilusión.
COLECTA: SOLO TU
Sólo Tú eres mi plenitud, eres mi apoyo, mi fuerza y mi luz.
Eres mi vida y mi juventud,
eres mi gozo y mi cruz.
SOLO TÚ ERES TODO MI BIEN SÓLO
TÚ, SÓLO TÚ. SÓLO TÚ ERES MI PLENITUD,
SÓLO TÚ, SÓLO TÚ.
Samaritana siempre con sed, cuando en la tarde abrasaba el calor.
Pero me diste un día a beber del
manantial de tu amor.
Siento a mi lado tu palpitar, por
el camino que va hacia Emaús.
Das un sentido a mi caminar, mi salvador eres Tú.
Sólo Tú eres mi plenitud, eres mi apoyo, mi fuerza y mi luz.
Eres mi vida y mi juventud,
eres mi gozo y mi cruz.
CORO 4V.
DONES: ESTO QUE TE DOY
Esto
que te doy es vino y pan Señor, estoy que te doy es mi trabajo,
es mi corazón, mi alma,
es
mi cuerpo y mi razón,
el
esfuerzo de mi caminar.
Esto
que te doy, mi vida es Señor,
es
mi amor también es mi dolor,
es
la ilusión, mi sueños es mi gozo y mi llorar, es mi canto y mi oración.
TOMA MI VIDA
PONLA EN TU CORAZÓN
DAME TU MANO Y
LLÉVAME
CAMBIA MI PAN EN
TU CARNE Y MI VINO EN TU SANGRE
Y A MI SEÑOR
RENUÉVAME LÍMPIAME Y SÁLVAME.
Esto
que te doy no solo yo Señor,
esta
voz también es de mi hermano,
es
la unión, la paz, y el orden;
la
armonía y felicidad,
es
un canto en comunidad.
COMUNION: DIME
SEÑOR
Hoy en oración, quiero preguntar Señor;
quiero escuchar tu voz, tus palabras con tu amor.
Ser como eres tú, servidor de los demás;
dime cómo en qué lugar, te
hago falta más.
DIME SEÑOR EN
QUE TE PUEDO SERVIR,
DÉJAME CONOCER
TU VOLUNTAD.
DIME SEÑOR EN TI
YO QUIERO VIVIR,
QUIERO DE TI
APRENDER SABER AMAR.
Hoy quiero seguir, tu camino junto al mar;
tus palabras tú verdad, ser imagen de ti.
Ser como eres tú, servidor de los demás;
dime cómo en qué lugar, te hago falta más. Coro (2v.)
SALIDA: SEÑOR
DE LOS MILAGROS
SEÑOR DE LOS
MILAGROS A TI VENIMOS CON DEVOCIÓN,
TUS FIELES
DEVOTOS, A IMPLORAR TU BENDICIÓN.
Faro
que guía, da a nuestras almas,
la
fe, esperanza, la caridad.
Tú
amor divino nos ilumina,
nos
haga dignos de tu bondad.
Con paso firme de buen cristiano, hagamos
grande nuestro Perú.
Y
unidos todos como una fuerza,
te
suplicamos nos des tu luz.