MARIA MADRE
COMENTARIO
Cuarto misterio gozoso del
santo rosario: María, madre la que obedece. ¡Cinco veces evoca Lucas la ley! Cuando llegó el día fijado por la ley, los
padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén. Lo llevaron, y el anciano Simeón lo
tomó en brazos. Con un niño de cuarenta días se hace lo que se quiere: la
encarnación llegó hasta eso. Lo inaudito de navidad se diluye en lo más
ordinario. A veces soñamos con salir de nuestra vida modesta para vivir algo
extraordinario, y esta escena nos presenta a una joven pareja de obreros que
obedecen vulgarmente a la ley.
Pero estos tres corazones son tan extraordinarios
que pueden vivir humildemente una ventura extraordinaria: la salvación del
mundo empieza a jugarse allí. Ante la sagrada familia podemos pensar en nuestra
propia existencia familiar con un poco más de calor; depende menos de nuestra
situación y de los que de nuestro propio corazón. Ellos obedecen. La fiesta de
hoy celebra la obediencia.
María y José obedecen a la ley para comulgar con
Dios. Nosotros hoy hacemos muchos remilgos cuando se trata de obedecer o de
forma a los hijos en la obediencia. ¿Qué es lo que harán mañana si no saben
escuchar a Dios y escuchar a los jefes en cualquier trabajo y en cualquier
grupo? Desde luego, hay momentos en que hay que saber decir que no, pero
nuestra vida está tejida de ordinario por esos que pueden ser tan sencillos y
tan felices como los síes de María y de José.
De pronto, el
misterio gozoso se nubla de tristeza: Una espada, le dice Simeón a
María, te traspasará el corazón. ¿Qué espada? Lo vemos en lo que precede: Tu
hijo va a dividir. Muchos judíos
esperaban una salvación global, un poco mecánica, en la que todo el pueblo
quedaría a salvo. No es ésa la salvación
que viene a traer Jesús; cada uno tendrá que decidirse, será una salvación
en contra: esto es lo que desgarrará el corazón de María. Habrá otra espada: el
horrible sufrimiento que la atormentara al pie de la cruz. Sin embargo, ella
estará en pie, fuerte. Es un coraje que todos los padres pueden decirle a
María, madre, que les ayude a vivir en los momentos terribles.
Una sola frase lanza ahora el proyecto sobre la vida de Jesús hasta los
doce años, cuando volveremos a encontrarlo en el templo: El niño iba creciendo
y robusteciéndose y adelantaba en saber; y el favor de Dios lo acompañaba. En
la casita de Nazaret va creciendo entre la cocina de la madre y el taller del
padre. De nuevo el misterio de lo inaudito en la más total simplicidad oculta y
silenciosa. Pero si lo comparamos con
los que dice Lucas sobre la infancia de Juan bautista, vemos todo el
abismo. También Juan crecía y la a mano
de Dios estaba sobre él. Jesús crecía en sabiduría: una expresión para
señalar su vínculo con el Espíritu: Jesús es sabiduría. Y más que la mano del
Señor, sobre él está toda la gracia, todo el favor del Padre. Que esto no nos
mueva a rechazar más o manos conscientemente el misterio y la ley de la
encarnación: como todas las madres, María tiene que enseñarle muchas cosas a su
pequeño. Seguramente más con su comportamiento que con sus palabras, porque
María es una madre silenciosa y eficaz. Más tarde, el hombre de treinta años
que nos llenará de admiración mostrará unos sentimientos y unos gestos que le
vienen de su madre. Pensando en ello es como los padres y las madres de hoy le
pedirán a María, madre, que les dé esa finura de amor por la que sepan
despertar en sus hijos todo lo que en ellos duerme de personal y de ilusión del
mañana.
R.P. Roland
Vicente Castro Juarez
ANTIFONA DE ENTRADA Lc 2, 16
Los pastores fueron corriendo y encontraron a María
y a José, y al niño acostado en el pesebre.
ORACION COLECTA
Oh Dios que nos has propuesto a la Sagrada
Familia como maravilloso ejemplo concédenos, con bondad que, imitando sus
virtudes domésticas y su unión en el amor, lleguemos a gozar de los premios
eternos en el hogar del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Eclesiástico 3, 2-6. 12-14
Dios hace al padre más respetable que a los
hijos y afirma la autoridad de la madre sobre su prole.
El que honra a su padre expía sus pecados, el
que respeta a su madre acumula tesoros; el que honra a su padre se alegrará de
sus hijos y, cuando rece, será escuchado; el que respeta a su padre tendrá
larga vida, al que honra a su madre el Señor lo escucha.
Hijo mío, sé constante en honrar a tu padre,
no lo abandones mientras vivas; aunque chochee, ten indulgencia, no lo abochornes
mientras vivas.
La limosna del padre no se olvidará, será
tenida en cuenta para pagar tus pecados.
SALMO
RESPONSORIAL (127)
Dichosos
los que temen al Señor y siguen sus caminos.
Dichoso el que
teme al Señor y sigue sus caminos. Comerás del fruto de tu trabajo, serás
dichoso, te irá bien. R.
Tu mujer, como
parra fecunda, en medio de tu casa; tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R.
Ésta es la
bendición del hombre que teme al Señor. Que el Señor te bendiga desde Sión, que
veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los
Colosenses 3, 12-21
Hermanos: Como elegidos de Dios,
santos y amados, vístanse de la misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura,
comprensión. Sobrellévense mutuamente y perdónense, cuando alguno tenga quejas
contra otro. El Señor los ha perdonado: hagan ustedes lo mismo.
Y por encima de todo esto, el amor,
que es el ceñidor de la unidad consumada.
Que la paz de Cristo actúe de árbitro
en su corazón; a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo.
Y sean agradecidos. La palabra de
Cristo habite entre ustedes en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda
sabiduría; corregíos mutuamente. Canten a Dios, denle gracias de corazón, con
salmos, himnos y cánticos inspirados. Y, todo lo que de palabra o de obra
realicen, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por
medio de él.
Mujeres, vivan bajo la autoridad de
sus maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amen a sus mujeres, y no sean
ásperos con ellas. Hijos, obedezcan a sus padres en todo, que eso le gusta al
Señor.
Padres, no exasperen a sus hijos, no
sea que pierdan los ánimos.
ACLAMACION
ANTES DEL EVANGELIO Col 3, 15ª.16ª.
Aleluya. Que la paz de Cristo reine en sus corazones;
la palabra de Cristo habite entre ustedes en toda su riqueza. Aleluya.
EVANGELIO
Lectura
del santo evangelio según san Lucas 2, 41-52
Los padres de
Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua.
Cuando Jesús
cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó,
se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus
padres. Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se
pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se
volvieron a Jerusalén en su busca. A los tres días, lo encontraron en el
templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles
preguntas; todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las
respuestas que daba.
Al verlo, se
quedaron atónitos, y le dijo su madre: «Hijo, ¿por qué nos has tratado así?
Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.».
Él les
contestó: «¿Por qué me buscaban?. ¿No saben que yo debía estar en la casa de mi
Padre?». Pero ellos no comprendieron lo que quería decir. Él bajó con ellos a
Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre conservaba todo esto en su
corazón.
Y Jesús iba
creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres.
PLEGARIA UNIVERSAL
Al celebrar hoy la fiesta de la Sagrada Familia oremos a Dios nuestro
Padre y pidámosle para que los diversos pueblos del mundo, llamados a ser una
única familia de hermanos, aprendan a vivir en la concordia y en la paz.
Digamos juntos: Te rogamos, óyenos.
1.- Para que Dios Padre reciba la acción de gracias del Papa Francisco
y de toda la Iglesia por su Hijo Jesús, que naciendo en una familia humana nos
abrió el camino para llegar a ser miembros de la gran familia de Dios. Oremos
con fe. R
2.- Para que la presencia del Emmanuel, que quiso hacerse hermano
nuestro, avive en toda la humanidad la conciencia de una fraternidad universal,
en la que la solidaridad nos comprometa con los que más sufren. Oremos
con fe. R.
3.- Para que, mirando a la Familia de Nazaret, las familias cesan
servidoras de la vida, formadoras de personas y promotoras de la cultura de la vida y de la civilización
del amor. Oremos con fe. R.
4.- Para que las familias que sufren divisiones a causa de la guerra,
de la migración, del egoísmo o el rencor, puedan restablecerse en la comunión y
la paz. Oremos con Fe. R.
5.- Para que los niños que viven abandonados y no reciben amor de nadie
encuentren quienes los acojan y los ayuden a crecer con dignidad. Oremos
con fe. R.
6.- Para que la familia de Nazareth nos anime a vivir en la comunión y
en el amor, y bendiga a los esposos que celebran este año sus bodas de plata o
de oro. Oremos con fe. R.
Mira, Señor, a la Familia de Nazareth escucha nuestras oraciones y haz
que viviendo como hijos tuyos y hermanos de todos los hombres, promovamos en
nuestra sociedad la construcción de tu Reino. Por Jesucristo nuestro Señor.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Al ofrecerte, Señor, este sacrificio de expiación, te suplicamos, por inte4rcesion
de la Virgen de Dios y de San José, que guardes a nuestras familias en tu
gracia y en tu paz. Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTIFONA DE COMUNION Ba. 3, 38
Nuestro Dios apareció en el mundo y vivió en medio de
los hombres.
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Padre misericordioso, concede a cuantos has
renovado con estos divinos sacramentos, imitar fielmente los ejemplos de la
Sagrada Familia, para que, después de las tristezas de esta vida, podamos gozar
de su eterna compañía en el cielo. Por Jesucristo nuestro Señor.
PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA DÍA
Lunes 27: 1Jn 1 1-4; Sal
96; Jn 20, 2-8.
Martes 28: 1Jn 1, 5-2, 2;
al 123; Mt 2, 13-18.
Miércoles 29: 1Jn 2, 3-11;
Sal 95; Lc 2, 22-35.
Jueves 30: 1Jn 2, 2-17;
Sal 95; Lc 2, 36-40.
Viernes 31: 1Jn 2, 18-21,
Sal 95; Jn 1, 1-18.
Sábado 01: Nm. 6,
22-27; Sal 66; Gal 4, 4-7; Lc 2, 16-21.
Domingo 02: Eclo 24,
1-2.8-12; al 147; Ef. 1, 3-6.15-18, Jn
1, 1-18.
COMENTARIOS
AL EVANGELIO
Lc 2, 22-40
VV.
39-40:
La
lección de estos vv. sobre la vida oculta de Jesús es muy importante. Aun
cuando sea Dios, Jesús sigue las leyes naturales del crecimiento humano,
tanto en el plano físico como en el de la sabiduría y del conocimiento.
Pasando por la infancia, la pubertad, la adolescencia, vive su misión en
una extraordinaria kenosis. Aun siendo Hijo de Dios, como lo es, acepta el
no conocer sino progresivamente la orientación de su vida y el no descubrir
la voluntad de su Padre sino a través del plano de relación y de educación
que le ofrece un medio familiar y pueblerino determinado, de donde
"no podía salir nada bueno" (Jn 1, 46). Ha juzgado de las cosas
y de las personas conforme a las formas habituales de una inteligencia en
formación; ha renunciado a conocer lo que un hombre medio no puede llegar a
conocer (Mt/24/36); ha realizado su fidelidad al Padre exclusivamente a
través de una fidelidad absoluta a su condición humana, frágil y
limitada. Pero a través de su conciencia de niño, todavía balbuciente, y hasta
su conciencia de mortal, absolutamente asustada, Jesús ha inscrito
realmente en su vida de hombre la Palabra del Padre, y, por primera vez, se
ha establecido una adecuación todo lo total que es posible entre una
voluntad de hombre y la voluntad de Dios.
MAERTENS-FRISQUE
- NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA - MAROVA MADRID 1969.Pág. 217
2.-
Así como para la figura de Juan Lc hace verdadero hincapié en la circuncisión e
imposición del nombre (1, 57-56), para Jesús se hace más fuerza en la
pobreza del nacimiento y en el hecho de la presentación según la ley. Nos
encontramos en este relato con la figura de un niño indefenso e
inconsciente, abandonado en manos de sus padres, que lo traen y lo llevan
presentándolo a Dios (2, 22. 27) y sometiéndolo al cumplimiento de la ley (2,
23. 24). Este Jesús que tan pronto ha comenzado a aceptar las instituciones
familiares y sociales, será el mismo que relativizará la familia y la sociedad
en función del reino (cf Mc. 3, 35). Simeón da al niño una caracterización
basándose en títulos del II Isaías: "salvación de Dios" (cf Is
40,5), "luz para alumbrar a las naciones" (cf Is 42, 6), "gloria
de Israel" (cf Is 46,13).
Siguiendo
el contexto isaiano diremos que tenemos aquí el primer anuncio del
universalismo de la misión de Jesús. A ese ancho marco que es el mundo y la
vida toda supeditará Jesús toda institución, aun la más querida: la
familia. Sin embargo, es en ella donde él fue encontrando el camino de su
encarnación concreta.
Jesús
será un signo de contradicción (cf Is 65,2). Jesús es un salvador para todos.
Pero por un desconocido misterio del mal y del duro corazón del hombre, lo
que estaba destinado a la salvación se ha convertido para algunos en
mensaje de muerte.
Este
será el trasfondo de toda la tragedia de Jesús. Esto es lo que a él mismo le
costaba entender (Lc 4,16s). Cuando el creyente vive su mensaje en una
intensidad fuerte, puede hacer surgir la contradicción hasta en el seno
de su propia familia. En esos momentos de incertidumbre es donde se
calibra y mide la actitud que uno tiene ante el reino. Es preciso optar
con decisión.
Jesús
comienza un proceso de acercamiento a Dios que ya no se extinguirá hasta
la consumación de la resurrección. Este crecer de Jesús es la obra del
Padre en el amor del Hijo. Nuestro esfuerzo, cualquier trabajo pequeño o
grande de nuestra vida, debe encaminarse a la construcción en nosotros de
esta vida de cara a Dios. Jesús fue haciendo este camino, como primera
etapa, en el seno de una sencilla familia de pueblo.
EUCARISTÍA
1978/61
3.-
Entre la inmensa muchedumbre que ha acudido al templo, Jesús pasa inadvertido.
Los sacerdotes, demasiado ocupados con los ritos que deben realizar, no
advierten nada especial. María y José se confunden con la gente de tal
manera que Dios puede acudir de incógnito a la cita. Pero un anciano y
una anciana esperan discretamente en oración: esperan al Mesías, y
esperan con la paciencia infinita de las personas ancianas, a las que
nada puede desanimar. Por eso sus ojos medio cerrados reconocieron al Señor.
Salieron a su encuentro.
Siempre
que Cristo acude a un encuentro, a una cita con nosotros, lo hace sin
estruendo. Hoy acude pequeñín, como un recién nacido.
Mañana
acudirá discreto, como un amigo que llama a la puerta. Al atardecer,
mendigará nuestra mirada, cuando lo expongan desnudo en una cruz. Y una
vez resucitado, viene de nuevo, se aparece, pero nuestras manos no pueden
retenerlo: apenas lo hemos reconocido, y ya ha desaparecido.
DIOS
CADA DIA - SIGUIENDO EL LECCIONARIO FERIAL - ADVIENTO-NAVIDAD Y SANTORAL - SAL
TERRAE/SANTANDER 1989.Pág. 90
4.
/Lc/02/36-40 J/KENOSIS
Vida
oculta de Cristo en Nazareth. La lección de estos dos versículos es importante:
por muy Dios que sea, Cristo sigue las leyes naturales del crecimiento
humano, tanto en el plano físico como en el plano de la sabiduría. Con la
aceptación de comenzar su vida de hombre por el nacimiento, la infancia,
la pubertad, la adolescencia, Cristo ha aceptado su misión divina en una
Kenosis extraordinaria. Aceptando ese género de crecimiento, ha aceptado
el no conocer sino progresivamente la orientación de su vida, las
circunstancias de que estará tejida. Ha aceptado el no conocer la
voluntad de su Padre, sino a través del medio familiar "de donde no
podía salir nada bueno" (Jn 1, 46), los mil y un acontecimientos de
la vida (Mt 26, 42). Y sobre las cosas y los hombres no ha aplicado más que los
juicios habituales de una inteligencia en desarrollo. Se ha negado a
conocer lo que un hombre medio no puede conocer (Mt 24, 36). Ha aceptado
el no realizar su fidelidad al Padre, sino a través de una fidelidad
absoluta a la fragilidad y a las limitaciones de la condición humana.
MAERTENS-FRISQUE
- NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA I - MAROVA MADRID 1969.Pág. 247
5.-
El evangelio de la infancia de san Lucas (cap 1-2) comenzaba con la escena del
anciano Zacarías en el templo (1, 5-22). Desde el templo, lugar de la
presencia de Dios en medio de los suyos, se ha escuchado la palabra que
dirige la historia hacia su meta (anunciación de Juan). Hacia el templo,
lugar de plenitud del pueblo de Israel, se ha dirigido la historia de la
infancia. De la infancia de Jesús en ese templo trata nuestro texto (2, 22-38).
Sus elementos fundamentales son los siguientes: a) Presentación (2,22-24);
b)revelación de Simeón (2, 25-35); c) testimonio de Ana (2, 36-38) y d)
vuelta a Nazaret (2, 39-40).
En
el fondo de la escena de la presentación (2, 22-24) está la vieja ley judía
según la cual todo primogénito es sagrado y, por lo tanto, ha de
entregarse a Dios o ser sacrificado. Como el sacrificio humano estaba
prohibido, la ley obligaba a realizar un cambio de manera que, en lugar
del niño, se ofreciera un animal puro (cordero, palomas) (cfr. Ex 13 y Lev
12). Parece probable que al redactar la escena Lucas esté pensando que
Jesús, primogénito de María, es primogénito de Dios. Por eso, junto a la
sustitución del sacrificio (se ofrecen dos palomas) se resalta el hecho
de que Jesús ha sido "presentado al Señor", es decir, ofrecido
solemnemente al Padre. El sentido de esta ofrenda se comprenderá solamente a la
luz de la escena del calvario, donde Jesús ya no podrá ser sustituido y
morirá como el auténtico primogénito que se entrega al Padre para
salvación de los hombres. Unido a todo esto Lucas ha citado sin
entenderlo un dato de la vieja ley judía: la purificación de la mujer que
ha dado a luz (cfr Lev 12). Para Israel, la mujer que daba a luz quedaba
manchada y por eso tenía que realizar un rito de purificación antes de
incorporarse a la vida externa de su pueblo. De esta concepción, de la
que extrañamente han quedado vestigios en nuestro pueblo hasta tiempos
muy recientes, parece que Lucas no ha tenido ya una idea clara; por eso
en el texto original ha escrito "cuando llegó el tiempo de la purificación
de ellos", refiriéndose también a José y a Jesús. La tradición
litúrgica ha corregido el texto original de Lucas, refiriéndose sólo a la
purificación de María, ajustándose de esa manera a la vieja ley judía.
El
centro de nuestro pasaje lo constituye la revelación de Simeón (2, 25-35).
Jesús ha sido ofrecido al Padre; el Padre responde enviando la fuerza de
su Espíritu al anciano Simeón, que profetiza (2, 29-32.34-35). En sus
palabras se descubre que el antiguo israel de la esperanza puede
descansar tranquilo; su historia (representada en Simeón) no acaba en
vano: ha visto al salvador y sabe que su meta es ahora el triunfo de la vida.
En esa vida encuentran su sentido todos los que esperan porque Jesús no
es sólo gloria del pueblo israelita, es el principio de luz y salvación
para las gentes.
Tomadas
en sí mismas, las palabras del himno del anciano (2. 29-32) son hermosas,
sentimentalmente emotivas. Sin embargo, miradas en su hondura, son reflejo de
un dolor y de una lucha. Por eso culminan en el destino de sufrimiento de
María (2, 34-35).Desde el principio de su actividad, María aparece como
signo de la Iglesia, que llevando en sí toda la gracia salvadora de Jesús
se ha convertido en señal de división y enfrentamiento. La subida de
Jesús al templo ha comenzado con un signo de sacrificio (2, 22-24); con signo
de sacrificio continúan las palabras reveladoras de Simeón. Desde este
comienzo de Jesús como signo de contradicción para Israel (u origen de
dolor para María) se abre un arco de vida y experiencia que culminará
sobre el Calvario y se extenderá después hacia la Iglesia. Todo el que
escucha las palabras de consuelo en que Jesús se muestra como luz y como
gloria (2, 29-32) tienen que seguir hacia adelante y aceptarle en el camino de
dureza, decisión y muerte; en ese caminar no irá jamás en solitario, le
acompaña la fe y el sufrimiento de María.
Con
las palabras de alabanza de Ana, que presenta a Jesús como redentor de
Jerusalén (2, 36-38) y con la anotación de que crecía en Nazaret lleno de
gracia (2, 39-40) se ha cerrado nuestro texto.
COMENTARIOS
A LA BIBLIA LITURGICA NT - EDIC MAROVA/MADRID 1976.Pág. 1242 ss.
6.-
En el fondo de la escena de la presentación está la vieja ley judía según la
cual todo primogénito es sagrado -sea hombre o animal- es sagrado,
pertenece a Dios, y por lo tanto ha de entregarse a Dios o ser
sacrificado. Como el sacrificio humano estaba prohibido, la Ley obligaba
a realizar un cambio de manera que en lugar del niño se ofreciera un animal
puro.
Se
resalta el hecho de que Jesús ha sido "presentado al Señor", es
decir, ofrecido solemnemente al Padre. El sentido de esta ofrenda se
comprenderá solamente a la luz de la escena del calvario, donde Jesús ya
no podrá ser sustituido y morirá como el auténtico primogénito que se
entrega al Padre para salvación de los hombres.
Jesús
ha sido ofrecido al Padre y el Padre responde enviando la fuerza de su Espíritu
al anciano Simeón, que profetiza. En sus palabras se descubre que el
antiguo Israel de la esperanza puede descansar tranquillo; su historia
-representada en Simeón- no acaba en vano, ha visto al Salvador y sabe
que su meta es ahora el triunfo de la vida. En esa vida encuentran su
sentido todos los que esperan, porque Jesús no es sólo gloria del pueblo israelita,
es luz y salvación para todos los hombres.
Estas
palabras del himno del anciano Simeón son hermosas, sentimentalmente
emotivas. Sin embargo, miradas en su hondura, son reflejo de un dolor y
de una lucha. Por eso culminan en el destino de sufrimiento de María.
Desde
el principio de su actividad, María aparece como signo de la iglesia, que
llevando en sí toda la gracia salvadora de Jesús se ha convertido en
señal de división y enfrentamiento.
La
sabida de Jesús al templo ha comenzado con un signo de sacrificio (22-24), con
signo de sacrificio continúan las palabras reveladoras de Simeón.
Desde
este comienzo de Jesús como signo de contradicción para Israel (u origen de
dolor para María) se abre un arco de vida y experiencia que culminará
sobre el calvario y se extendería después hacia la Iglesia.
Todo
el que escuche las palabras de consuelo en que Jesús se muestra como luz y
como gloria (29-32) tiene que seguir hacia adelante y aceptarle en el
camino de dureza, pasión y muerte.
En
ese camino no irá jamás en solitario, le acompaña la fe y el sufrimiento de
María.
7.-
El niño crecía. El evangelio de la infancia pertenece al género midrásico,
lectura en profundidad de la Escritura para detectar su sentido pleno.
Cualquier acontecimiento incorporado a la historia de la salvación da a
la revelación un aspecto nuevo, porque la biblia no es un acontecimiento
momificado.
Jesús
es la esperanza de Israel, que se ve colmada solemnemente en el episodio de
la presentación en el templo. Simeón lo entiende así y puede morir
satisfecho. Otros lo verán de distinta manera: unos para aceptar la
piedra angular y otros para tropezar en ella. Semejante en todo a nosotros,
Jesús se somete a la ley. Moisés dejó ordenado consagrar al Señor todo
primogénito varón. La presentación en el templo era sólo una costumbre
tardía después de la vuelta del cautiverio. Y se prescribía una ofrenda,
cordero o paloma, que los padres de Jesús cumplen según las posibilidades
de los pobres. La purificación causa extrañeza tratándose de María, pero
era un rito más que quisieron cumplir según la costumbre. José y María
saben bien que el niño pertenece a Dios.
GUILLERMO
GUTIERREZ - PALABRAS PARA EL CAMINO - NUEVAS HOMILIAS/B - EDIT. VERBO DIVIN0
ESTELLA 1987.págs. 29 s.
8.
LA PROFECÍA DE SIMEÓN.
J/SIGNO-DE-DIVISION:
Cuando José y María presentaron al niño en el templo de Jerusalén, Simeón
les bendijo y luego, bajo el impulso del espíritu profético, se dirigió a
la Virgen con estas breves palabras: ''Este niño está destinado para ser
caída y resurgimiento de muchos en Israel, será signo de contradicción,
para que sean descubiertos los pensamientos de muchos corazones. Y una
espada traspasará tu alma" (Lc 2,34-35). La realidad es que Jesús no
fue un conformista dispuesto a darles la razón a todos, sus palabras y
sus gestos obligaban a opciones concretas. en favor o en contra de él:
"Quien no está conmigo está contra mí, y el que no recoge conmigo
desparrama" (LC 11,23).
a)
Otras voces del NT sobre Jesús como signo de división. Antes de entrar en
un examen inmediato de la profecía de Simeón, escuchemos algunos otros
ecos de la tradición neotestamentaria acordes con LC 2,3435 a la hora de
presentar a Jesús como uno que provoca la disensión que suscita la
adhesión o la repulsa.
Pedro
advierte que a Cristo se le podía aplicar lo que decía /Is/08/14:
"Él (el Señor de los ejércitos) será una piedra de tropiezo, una
roca de escándalo para las dos casas de Israel, un lazo y una trampa para
los habitantes de Jerusalén" (cf I Pe 2,6-8; cf también ICor
1,23-24).
Mateo
pone estas palabras en labios de Jesús: "No penséis que vine a traer paz
sobre la tierra; no vine a traer paz, sino espada. Porque vine a separar
al hombre de su padre, a la hija de su madre, a la nuera de su suegra.
Enemigos del hombre, los de su casa" (/Mt/10/34-36).
La
predicación de Cristo —señala Juan en tres ocasiones (Jn 7,43; 9,16; 10,19)—
era motivo de cisma entre la gente, ya que daba lugar a pareceres
discordes sobre su persona. El mismo Jesús (según Jn 9,39) lo reconoce
sin medias tintas, cuando afirma: "Yo vine a este mundo para un
juicio: para que los que no ven vean y los que ven se queden
ciegos". El elemento discriminante de este juicio es Cristo-luz, es
su palabra que revela al Padre (Jn 12,44-50). Esa palabra escudriña los
corazones: "En efecto, quien obra mal odia la luz y no va a la luz,
para que no se descubran sus obras. Pero el que obra la verdad va a la luz,
para que se vean sus obras, que están hechas en Dios" (Jn
3,20-21).
El
autor de la carta a los Hebreos (12,3) define la muerte de Jesús como una
contradicción que los pecadores arrojaron contra él. Israel —comenta Pablo
citando a Is 65,2— fue "un pueblo desobediente y rebelde" ( Rom
10,21: antilégonta). Del conjunto de estas citas se deduce que la
tradición evangélica junto con la petrina y la paulina, aun con la
diferencia de los términos empleados, está sustancialmente de acuerdo. El
evangelio de Jesús, como soplo acariciador e impetuoso al mismo tiempo, sacude
al hombre desde dentro, lo provoca a una actitud. ¡Sí, la fe es una
inquietud saludable! Lc 2,34-35 recoge el tema que hemos esbozado en esta
rápida panorámica sobre el NT. Lo acoge, anticipándolo en la infancia de
Jesús, como si se tratara de un presagio que tendrá la contrapartida en
su ministerio público y en el de la iglesia apostólica.
SIMEÓN/ORÁCULO:
El oráculo de Simeón, el santo anciano del templo, tiene dos aspectos:
uno se refiere al pueblo de Israel y el otro a María. Veámoslo más en
concreto.
b)
Israel frente a Cristo. Respecto a todos los miembros del pueblo elegido (tal
es el sentido de muchos en el v. 34, según las normas de la filología),
Jesús está destinado a ser causa de "caída y resurgimiento".
Con este binomio antitético, Simeón profetiza cuál será el éxito en
conjunto de la misión de Jesús. Para quienes lo rechacen, es decir, para los
que crean que están en pie fiándose de sus propias seguridades (cf Lc
14,9), él será piedra de tropiezo; pensemos, por ejemplo, en los escribas
y fariseos, orgullosos de su ciencia (Lc 11,52-54); en el fariseo de la
parábola (Lc 14,9-13.14b), en los invitados a la boda que declinan la
invitación por tener otros intereses (Lc 14,16-21ab.24)... Por el contrario,
Cristo será ocasión de salvación para cuantos se encuentran en un estado
de miseria, de pecado, pero acogen su palabra; pensemos en el publicano
(Lc 14,13-14), en Zaqueo (Lc 19,2-10), en los pobres, los cojos, los
ciegos y los lisiados que sustituyen a los que fueron invitados primero a
la boda (Lc 14,21-23)... Así pues, además de la acogida, Jesús conocerá
la amargura y la tragedia del rechazo, será un "signo de
contradicción", dice el anciano profeta.
Signo,
en primer lugar: en efecto, en su persona Dios se hace manifiesto y cercano a
su pueblo (cf Lc 1,68; 7,16), especialmente en la gran revelación
pascual: "Como Jonás fue un signo para los ninivitas, así el Hijo
del hombre lo será para esta generación" (Lc 11,30). Pero de
contradicción; es decir, objeto de repulsa por parte de Jerusalén y del
judaísmo oficial, que no reconoció los tiempos de la visita de Dios (cf
Lc 19,44b-47; 29,9-18...). Se trata, por consiguiente, de un sendero
lleno de espinas el que se perfila para Jesús. "Para que sean
descubiertos los pensamientos de muchos corazones", añade Simeón (v.
35). La presencia de Cristo tendrá este efecto: revelar cuáles son las
esperanzas de todos respecto a él: quién lo acoge y quién lo rechaza. El
término pensamientos (gr. dialoguismói) es todavía genérico, sin ninguna
cualificación positiva ni negativa. Se necesita un adjetivo, o bien el
contexto, para determinar si se trata de intenciones rectas o condenables (cf
Lc 1,29 [dieloguízeto]; 5,22; 6,8; 9,46.47; 24,38; además, Mc 7,21, Mt
15,19; Sant 2,4...). En Lc 2,35 el sustantivo mencionado parece tener una
función bivalente; es decir, designa las diversas actitudes, favorables u
hostiles, frente a Cristo. Nos relacionamos entonces con el v. 34, en
donde se dice que Jesús es motivo tanto de caída como de resurgimiento.
En
versión eclesial, Lucas elabora además los mismos enunciados en el libro de
los Hechos, donde entra en escena una iglesia que experimenta la
contradicción que había padecido antes su Señor. En Iconio, por ejemplo,
después de la predicación de Pablo y de Bernabé apoyada en signos y en
prodigios (He 14,1-13), "la población de la ciudad se dividió: unos
estaban con los judíos y otros con los apóstoles" (v. 4). Y hacia el final
del libro Lucas hace decir a los judíos convocados por Pablo: "Sabemos
que esta secta (= cristianismo) encuentra oposición en todas partes
(28,22: pantajou antiléguetai).
c)
El alma de María traspasada por una espada. La persona y el mensaje de Jesús
lleva a cabo un discernimiento dentro de Israel. Pero todo lo que ocurre
en Israel como pueblo tiene una repercusión en María como persona:
"... También a ti una espada te atravesará el alma" (Lc
2,35a).
Lo
mismo que en el Magnificat, se observaba un paso de lo individual (María:
Lc 1,46-49) a lo colectivo (Israel: Lc 1,54), así aquí se da una
alternancia entre una comunidad (Israel) y una persona individual
(María). Esto basta para concluir que también en este paso Lucas asocia a
María a su pueblo; ella es hija de Sión.
ESPADA/PD: Nos queda por
preguntarnos ahora cuál es el significado más pertinente del término
espada. Recorriendo la literatura judeo-bíblica, se ve que la espada es
uno de los símbolos más frecuentes para designar la palabra de Dios. En
el AT tenemos dos casos (Is 49,2 y Sab 18,15) Este mismo tipo de simbolismo
aparece con frecuencia en los comentarios judíos a los textos bíblicos. También
el NT, en siete ocasiones, recurre a este lenguaje: la palabra de Dios,
que se identifica ahora con la palabra de Jesús, es comparada con una
espada cortante de doble filo. Las referencias más abundantes nos las
ofrece el Apocalipsis (1,16: "De su boca salía una espada aguda de
dos filos": 2,12.16 19,15.21). Está asimismo la carta a los Efesios
(/Ef/06/17: "Tomad también... Ia espada del Espíritu, que es la
palabra de Dios"). Hay que dedicar una especial atención a la carta
a los Hebreos (/Hb/04/12): "La palabra de Dios es
viva y eficaz; ella penetra hasta la división del alma y del espíritu, de
las articulaciones y de la médula, y es capaz de distinguir los
sentimientos y pensamientos del corazón".
Se
notará fácilmente la gran analogía que hay entre Lc 2,35 y Heb 4,12. En ambos
trozos se habla de espada que "penetra en el alma" y
"revela-escudriña los pensamientos del corazón". Esta relación
no se le escapó, por ejemplo, a san Ambrosio. Una vez asentada esta
ecuación simbólica espada = palabra de Dios, se asoma la hipótesis de que
la espada a la que alude Simeón es figura de la palabra de Dios, tal como
se expresa en la enseñanza de Jesús.
Efectivamente,
esta descodificación del símbolo espada se armoniza muy bien con el
contexto anterior. Poco antes, Simeón había celebrado a Jesús como luz de las
gentes y gloria de Israel (v. 32). Sus palabras hacen eco a los poemas
del Siervo de Yavé (Is 42,6; 49,6). Pues bien, precisamente uno de esos
poemas (49,2) presenta al Siervo de Yavé como un profeta de cuya boca
Dios ha hecho una espada afilada. La imagen, como hemos visto, fue
recogida varias veces en relación con Cristo en el Apocalipsis ( I,16; 2,12.16;
19, 15.21). Pero también Simeón, al preconizar en Jesús al Siervo de Yavé
por excelencia, parece decir que su palabra es semejante a una
espada.
M/PD/SUFRIMIENTO: Escogiendo esta
orientación exegética (que, lejos de excluir a las demás, puede
perfectamente integrarlas), la imagen de María seria la de una creyente que, lo
mismo que todo Israel, su pueblo, tendrá que enfrentarse con la palabra
del Hijo, simbolizada místicamente en la espada. Su alma se verá
profundamente penetrada por ella. Efectivamente, siempre en el tercer
evangelio vemos que ella acogía y guardaba los acontecimientos y las
palabras de Jesús (Lc 2,19.51b; cf 8,19-21 y 11.27-28). Con una actitud
sapiencial se esforzaba en sondear su alcance, incluso cuando le
procuraban sufrimientos y no llegaba a comprender todo su sentido (Lc
2,48-51b).
Así
pues, María hizo que sus pensamientos se aclarasen y se juzgasen a la luz
de aquella palabra y se conformó a ella con un crecimiento constante.
Esto suponía para ella gozo y dolor. (gozo, al ver los frutos copiosos
que la semilla de la palabra evangélica producía en ella misma y en
cuantos la acogían con un corazón "bueno y perfecto" (cf Lc
8,15). Dolor, cuando buscaba angustiada a Jesús en Jerusalén y no comprendió
su respuesta: "¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que tengo que
estar en la casa de mi Padre? Y ellos no comprendieron sus palabras"
(Lc 2,49-50). Conservando en su corazón el enigma de esa frase, ella
"avanzó en la peregrinación de la fe" (LG 58), no sin pruebas ni
oscuridades. Pero el colmo de la aflicción inundó su espíritu cuando vio a su
Hijo rechazado y crucificado. Obedecer a la voluntad del Padre (¡ella, la
madre del ajusticiado!), permanecer fiel a las palabras del Hijo sobre
todo en aquel momento de tiniebla (cf Redemptoris Mater 18): he aquí el
punto crucial de la transfixión que esta palabra produjo en las fibras de
María.
Según
esta exégesis, no seria lógico restringir solamente a la compasión de la Virgen
al pie de la cruz la profecía de Simeón. Abarca más bien todo el arco de
su misión de madre del Redentor y especialmente el drama del Calvario.
¿No decía acaso Jesús: "Si alguno quiere venir en pos de mi,
niéguese a si mismo, tome su cruz de cada día y sigan" (Lc
9,23)?.
CONCLUSIÓN. M/ABRAHAN: Abrahán, nuestro padre en la fe,
"obedeciendo la llamada divina, partió para un país que recibiría en
posesión, y partió sin saber a dónde iba" ( /Hb/11/08). María, madre
de los creyentes (cf Jn 19,2627a), aceptó que su vida se plantease según
la palabra del Señor que le había sido revelada por el ángel (Lc 1,38).
Con su fiat se dispuso a salir de si misma para seguir los caminos de
Dios, que "es más grande que nuestra conciencia y lo sabe todo"
(1Jn 3,20). La Virgen llevaba a su Hijo en los brazos, pero no se negaba
a dejarse conducir por el Hijo por un camino incierto y difícil; también
para ella se hizo realmente ejemplar la frase de Jesús: "El que pierda su
propia vida por mi, la salvará" (Lc 9,24; cf Mc 8,35; Mt 16,25; Jn
12,25). Contemplada en esta dimensión, María, además de madre, es hermana
nuestra a la hora de compartir la gozosa fatiga de creer.
A.-
SERRA - DICC-DE-MARIOLOGIA. Págs. 335-339
01.-
ENTRADA: EN BELEN
EN BELÉN NO HABÍA CAMPANAS.
EN BELÉN NO HABÍA ALEGRÍA.
EN BELÉN UN
NIÑO LLORABA,
MIENTRAS SU MADRE SUFRÍA.
Y SIN EMBARGO EN BELÉN
ERA DIOS EL QUE NACÍA. (2v).
No hubo en Belén
personas influyentes.
No hubo en Belén
cumplidos ni agasajos.
En Belén hubo
sencilla y llana gente.
Hubo en Belén pobreza
y desamparo.
No hubo en Belén
banquetes ni festejos.
No hubo en Belén
despliegue de invitados.
En Belén hubo ternura
y sentimiento.
Hubo en Belén total
anonimato.
10.- COLECTA:
BIENVENIDO A NUESTRO VALLE
Bienvenido a nuestro
valle, pastorcillo celestial, que el
ganado ya perdido, lo volvemos a encontrar.
Pero solo con tu
vista,
ya se vuelve a
restaurar.
Pero solo con tu
vista,
ya se vuelve a
restaurar.
Ay qué lindo, ay qué
bello,
ay que hermoso,
ayayay,
que el amor a tus
ovejas
del cielo te hizo
bajar. (2V)
Yo soy zagaleca y me
vengo aquí,
Trayendo una oveja
Señor para tí.
Trayendo una oveja
Señor para tí.
Trayendo una oveja
Señor para tí.
Y chiquitita y voy en
pos,
y chiquitita del niño
Dios,
y chiquitita voy
adorar,
mi ovejita le voy a
dar.
Es la más hermosa que
tengo yo aquí,
la doy cariñosa al
Dios infantil,
la doy cariñosa al
Dios infantil,
la doy cariñosa al
Dios infantil.
Y chiquitita y voy en
pos,
y chiquitita del niño
Dios,
y chiquitita voy
adorar.
11.-
DONES: MI CASA SERA BELEN
SEÑOR QUE CASA NO HALLASTE
CUANDO NACISTE EN BELÉN,
HOY TE OFREZCO LA MÍA: MI CASA SERÁ BELÉN. TÚ QUE ERES LUZ Y ERES VIDA, VEN A MI VIDA A
NACER. Y TE CUIDARE COMO TE CUIDO MÁRÍA,
COMO TE CUIDO JOSÉ, Y TE CUIDASE (2v).
Mi casa será Belén si
viene mi puerta abierta y si mi mente está alerta al resplandor de la fe la fe que tuvo María. La fe que tuvo José.
Mi casa será Belén si
doy mi llave a los pobres y si sé amar a los hombres con el amor de tu ley.
Igual que amaba María, igual que amaba José
14.- COMUNION: CAMPANAS SOBRE CAMPANAS
Campana sobre
campana, y sobre campana una, asómate a la ventana,
verás al Niño en la
cuna.
BELÉN, CAMPANAS DE BELÉN,
QUE LOS ÁNGELES TOCAN
¿QUÉ NUEVA ME TRAÉIS?
Recogido tu rebaño
¿a dónde vas
pastorcillo?
Voy a llevar al
portal
requesón, manteca y
vino.
Campana sobre
campana,
y sobre campana dos,
asómate a esa
ventana,
porque está naciendo
Dios.
16.- SALIDA: REGALOS A JESUS
VAMOS A BELÉN, A ADORAR AL NIÑO DIOS, A LLEVARLE UNOS REGALOS, YO LE DOY MI CORAZÓN. VAMOS A BELÉN, A ADORAR
AL NIÑO DIOS, A LLEVARLE UNOS
REGALOS, YO LE DOY MI CORAZÓN.
A ver al niño Jesús,
he venido de Ayacucho, cuatro quesos le he traído
porque yo lo quiero
mucho.
Y yo desde el Cuzco
vengo, para ver a mi niñito, con amor le
he traído un ponchito y un chullito.