DOMINGO PRIMERO DE ADVIENTO CICLO C –
28 NOVIEMBRE 2021
LA VIDA DESPIERTA
COMENTARIO
Comenzamos hoy un nuevo año
litúrgico y Jesús abre nuestro adviento con una serie de imperativos: ¡Pónganse
en pie!, ¡Levanten la cabeza!, ¡Estén sobre aviso!, ¡Manténganse despiertos!,
¡Oren!
Casi diríamos que se trata
de un despertar muscular; hay que desterrar la imagen de unos cristianos que
caminan cansados o asustadizos por la vida. Van con la cabeza erguida, hacia la
fantástica aventura de un mundo nuevo: “Verán al hijo del hombre venir en la
plenitud de su poder y de su gloria”.
Evidentemente, para los
cristianos la vida es tan difícil como para los demás: la misma mezcla de
esperanza y decepciones, de trabajos logrados y de fracasos. La enorme
diferencia está en que nosotros sabemos que todo esto tiene un sentido global,
aunque en detalle las cosas nos parezcan oscuras. Sabemos de dónde venimos y
adónde vamos: nacidos del amor, vivimos bajo una mirada de amor y vamos hacia
el amor. A veces nos dicen: ¿Qué cambios producen la fe en ustedes?”. ¡Lo
cambia todo! Como el sol, vivimos las mismas cosas, pero en la luz. “El que me
sigue, dice Jesús no camina en la noche” Caminamos bajo el sol de la primera
venida de Cristo: navidad. Y avanzamos hacia el esplendor de su última venida.
Vivir tan luminosamente,
mantenerse en el amor y en la esperanza, eso es el despertar cristiano.
“¡Permanezcan despiertos!”.¿Por qué no tomar esto como una invitación a nuestro
propio despertar de cristianos? ¡Sentir ganas de vivir a fondo nuestra fe!
¿Es posible describir esta
vida despierta? Cada mañana es un hallazgo de Jesucristo y de su evangelio.
Volvemos a tomar, mediante una pequeña lectura, una oración rápida o una
meditación más larga, la resolución de estar atentos a Dios, a nuestra tarea a
las personas con las que hemos de tratar. Pero habrá que vigilar constantemente
la “pesadez de nuestro corazón”. “Cuidado, nos dice crudamente Jesús no se les
embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida”.
Y nos muestra además dónde
podemos encontrar esta voluntad de despertar; “¡Oren!”. Los que descuidan este
imperativo deberían dejarse penetrar hoy por la grave advertencia final: “Pidan
fuerza en todo momento para escapar de todo lo que va a venir y poder así
manteneros en pie delante de mí”.
R.P. Roland Vicente Castro
Juarez
ANTIFONA DE ENTRADA Sal 24, 1-3.
A ti levanto mi alma, Dios mío, en ti confío;
no quede yo defraudado, que no triunfen de mi mis enemigos, pues lo que esperan
en ti no quedan defraudados.
ORACION COLECTA
Concede a tus fieles, Dios todopoderoso, el
deseo de salir acompañados de buenas obras al encuentro d Cristo que vi9ene, para
que, colocados a su derecha, merezcan poseer el Reino de los cielos. Por
nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Jeremías 33, 14-16
«Miren que llegan días —oráculo del Señor— en
que cumpliré la promesa que hice a la casa de Israel y a la casa de Judá.
En aquellos días y en aquella hora, suscitaré
a David un vástago legítimo, que hará justicia y derecho en la tierra.
En aquellos días se salvará Judá, y en
Jerusalén vivirán tranquilos, y la llamarán así:
"Señor—nuestra—justicia".».
SALMO
RESPONSORIAL (24)
A ti,
Señor, levanto mi alma.
Señor, enséñame
tus caminos, instrúyeme en tus sendas: haz que camine con lealtad; enséñame,
porque tú eres mi Dios y Salvador. R.
El Señor es
bueno y es recto, y enseña el camino a los pecadores; hace caminar a los
humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes. R.
Las sendas del
Señor son misericordia y lealtad para los que guardan su alianza y sus
mandatos. El Señor se confía con sus fieles y les da a conocer su alianza. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a
los Tesalonicenses 3, 12—4, 2
Hermanos: Que el Señor los colme y
los haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos, lo mismo que nosotros los
amamos.
Y que así los fortalezca
internamente, para que, cuando Jesús, nuestro Señor, vuelva acompañado de todos
sus santos, los presenten santos e irreprensibles ante Dios, nuestro Padre.
En fin, hermanos, por Cristo Jesús
les rogamos y exhortamos: Han aprendido de nosotros cómo proceder para agradar
a Dios; pues procedan así y sigan adelante.
Ya conocen las instrucciones que les
dimos, en nombre del Señor Jesús.
ACLAMACION
ANTES DEL EVANGELIO Sal 84, 8.
Aleluya. Muéstranos,
Señor, tu misericordia y danos tu salvación. Aleluya.
EVANGELIO
Lectura
del santo evangelio según san Lucas 21, 25-28. 34-36
En aquel
tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habrá signos en el sol y la luna y las
estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo
del mar y el oleaje. Los hombres quedaran sin aliento por el miedo y la
ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se
tambalearán.
Entonces verán
al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad.
Cuando empiece
a suceder esto, levántense, alcen la cabeza: se acerca su liberación.
Tengan
cuidado: no se les embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la
vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre
todos los habitantes de la tierra. Estén siempre despiertos, pidiendo fuerza
para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie ante el Hijo del
hombre.».
PLEGARIA UNIVERSAL
El Señor, el Hijo de Dios, viene a instaurar la justicia y a revelar el
misterio infinito del amor del Padre. Por eso, abiertos a su mensaje y llenos
de esperanza pidámosle que nos visite con su salvación y libere a su pueblo de
sus esclavitudes, angustias y sufrimientos. Digamos: R.- Esperamos tu
venida, Señor.
1.- Para que, en este tiempo de
Adviento, que inicia hoy, la Iglesia aliente la esperanza de los que viven sin
saberse amados y salvados por Dios que quiso hacerse hombre. Oremos
al Señor. R.
2.- Para que el Papa Francisco, los Obispos y cuantos sirven a la
Iglesia con el ministerio pastoral manifiesten a toda la humanidad, la comprensión,
el amor y la cercanía misericordiosa de Dios que viene a salvarnos. Oremos
al Señor. R.
3.- Para que los responsables de la paz y la justicia entre los
pueblos, naciones y tribus vuelvan su mirada al Príncipe de la Paz y la
construyan defendiendo la dignidad de todas las personas, desde su concepción
hasta su muerte natural. Oremos al Señor. R.
4.- Para que cuantos anuncian con su vida y palabras la llegada de los
cielos nuevos y la tierra nueva experimenten la fuerza del amor de Dios, que
los hace testigos y profetas de su amor en medio de sus hermanos. Oremos
al Señor. R.
5.- Para que todos los que han pasado por esta vida anhelando ver el
rostro de Dios lo contemplen con gozo eternamente y desde el intercedan por
todos los que aun esperamos su manifestación gloriosa. Oremos al Señor. R.
6.- Para que este tiempo de Adviento, no obstante, la pandemia y sus consecuencias,
sea vivido como un tiempo de espera activa del Señor, que nos abra para acoger
su venida entre nosotros, con fe y con gozo. Oremos al Señor. R.
Bendice Señor cuanto por medio de tu Hijo amado hemos confiado a tu
misericordia y concédenos mientras aguardamos su venida, la conversión de
nuestro corazón a ti. Por Jesucristo nuestro Señor. Amen.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta, Señor los dones que te ofrecemos, escogidos de los bienes que
hemos recibido de ti; y lo que nos concedes celebrar con devoción durante
nuestra vida mortal, sea para nosotros precio de tu redención eterna. Por
Jesucristo nuestro Señor.
ANTIFONA DE COMUNION Sal 84,
13.
El Señor nos dara la lluvia y nuestra tierra dara su
fruto.
ORACION
DESPUES DE LA COMUNION
Fructifique en nosotros, Señor, la celebración
de estos sacramentos, con los que tú nos enseñas, ya en este mundo que pasa, a
descubrir el valor de los bienes del cielo y a poner en ellos nuestro corazón.
Por Jesucristo nuestro Señor.
PALABRA DE DIOS Y SANTORAL DE CADA
DÍA
Lunes
29: Is 2, 1-5; Sal 121; Mt 8, 5-11.
Martes
30: Rm 10, 9-18; Sal 18; Mt 4, 18-22.
Miércoles
01: Is 25, 6-10ª; Sal 22; Mt 15, 29-37.
Jueves
02: Is 26, 1-6; Sal 117; Mt 7, 21.24-27.
Viernes
03: Is 29, 17-24; Sal 26; Mt 9, 27-31.
Sábado
04: Is 30, 19-21.23-26; Sal 146; Mt 9, 35-10. 1.6-8.
Domingo
05: Ba 5 1-9; Sal 125, 1-2ab.2cd.4-5.6; Flp 1, 4-6. 8-11; Lc 3, 1-6.
COMENTARIOS AL
EVANGELIO
Lc 21, 25-28. 34-36
1. Texto. El ciclo litúrgico que hoy comienza nos va a familiarizar con
Lucas, autor de un evangelio diferente de los de Mateo, Marcos o Juan, a pesar
de contar con bastante material común.
El texto de hoy se sitúa dentro del recinto del templo. A la
observación hecha por algunos sobre la belleza de este templo, Jesús contrapone
el futuro de destrucción que le amenaza. Esta destrucción, sin embargo, no debe
confundirse con la implantación definitiva y feliz del Reino de Dios, la cual
estará precedida por un tiempo de protagonismo religioso no judío. En este
punto entronca el texto de hoy.
Los dos primeros versículos describen un gigantesco cataclismo cósmico
y el consiguiente pavor de la humanidad. El cataclismo es calificado como
temblor de las potencias celestiales. Sigue a continuación la descripción
grandiosa, pero escueta, de la llegada del Hijo del Hombre, que pondrá fin a
las dificultades y sufrimientos de los cristianos comprometidos. "Se
acerca vuestra liberación". La descripción de la llegada del Hijo del
Hombre está tomada también de un libro apocalíptico como es el libro de Daniel.
Por último, el texto se hace interpelativo: tened cuidado, estad siempre
despiertos. La traducción litúrgica añade inexactamente una tercera
interpelación: manteneos en pie. El texto original dice más bien lo siguiente:
"Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que
está por venir y poder así manteneros en pie ante el Hijo del Hombre".
Lo que está por venir no se refiere al cataclismo cósmico, sino al
futuro de dificultad y de sufrimiento que le espera al cristiano comprometido.
Las dos interpelaciones van dirigidas a estos cristianos y quieren ser una
invitación a vivir con la atención puesta en el reino de Dios por llegar y a no
desfallecer a causa de las dificultades.
Comentario. Es conveniente recordar lo dicho hace un par de domingos a
propósito de Marcos. También el texto de Lucas recoge situaciones e imágenes
tomadas de la literatura profética y apocalíptica. Se trata de un lenguaje
gráfico y metafórico, cuya verdad, por tanto, no hay que buscarla en lo que se
describe, sino en lo que se trasluce y sugiere. No estamos ante la crónica de
un futuro anunciado, sino ante la magia de un futuro mejor. Evocación y
sugerencia no de fin de mundo, sino de fin de un mundo como el que hacemos.
El elemento central del texto es el pronombre personal plural
"vosotros". Su referente son los discípulos, término que en Lucas es
inequívocamente sinónimo de creyente o cristiano comprometido en la causa del
Reino de Dios. Como le pasó a Jesús, también el creyente experimenta la
incomprensión y la amenaza de los de dentro y de los de fuera. En una situación
así es muy humana la tentación a desentenderse de todo, mandar todo a paseo y
refugiarse en agentes inhibidores, llámense diversión, bebida o afán de dinero.
El texto de hoy quiere ser una llamada de atención y una invitación al
cristianismo comprometido. Una invitación a mirar en perspectiva de utopía. O
quizá más exactamente: una palabra de ánimo y una confirmación de la esperanza
que él ha depositado en el Hijo del Hombre.
DABAR 19
2.Lc/LIBRO:
Comentario: Con el nuevo ciclo litúrgico estrenamos también autor. Ya
tendremos tiempo de ir familiarizándonos con Lucas, de descubrir su tacto
exquisito, su interés por lo cotidiano y el detalle personal, su atención a los
insignificantes y marginados. El ciclo litúrgico quiere que comencemos la
andadura con la mirada puesta en el horizonte, hay una coincidencia de fondo y
forma entre la descripción de este horizonte por parte de Lucas y de la de
Marcos de hace dos domingos. Ambos se sirven del lenguaje figurativo, común en
los profetas. Grandes cataclismos y angustias. A propósito de estas imágenes
conviene recordar que sobre el origen y el final del mundo la Biblia no hace
ninguna descripción científica sino que manifiesta lo que es importante para la
salvación del hombre. Y lo que es importante para el hombre (éste es el fondo
de las imágenes) es que la historia que éste construye no es buena, pero que no
por ello es abocada a la fatalidad. Y no lo está gracias al empeño de Dios.
¿Qué mejor forma de expresar que caminamos hacia un mundo nuevo que hace saltar
en añicos el mundo viejo?
La Biblia es cualquier cosa menos un libro pesimista en lo referente al
futuro del hombre. Lo que ocurre es que la salvación no espera del hombre, de
ese hombre histórico con sus fracasos, mil veces puestos de manifiesto y
siempre presentes, sino de Dios, o por lo menos del hombre que se apoya en Dios
y le escucha. Expresión perfecta de este tipo de hombre es el Hijo del Hombre.
El título mismo es evocador del alcance universal que Lucas le confiere al
futuro. Cuando habla de las gentes se está refiriendo a la totalidad de la humanidad.
Toda ella está llamada a la plena manifestación de su anhelo. Será la gran
liberación. Anclado en lo humano y en lo divino el Hijo del hombre hace posible
el ansia de liberación de la humanidad toda.
Cuando se camina es primordial saber que el camino conduce a alguna
parte. Gracias al hijo del Hombre sabemos esa parte a la que el camino de la
historia humana conduce. Pero así como la maleza del camino puede entorpecer o
incluso ocultar la meta, así también las preocupaciones, agobios y crápulas (mejor
traducción que vicios). Lucas, el evangelista del camino, dedica la segunda
parte del texto de hoy a hacer una llamada a vivir conscientemente con la
mirada puesta en la meta. No para tener miedo aquel día, sino para infundirnos
ánimo y confianza en medio de las dificultades del camino. ¿No es acaso verdad
que muchas veces vivimos como si la historia no tuviera rumbo ni sentido? Surge
entonces la mentalidad del "carpe diem": aferrarse al presente porque
no hay futuro o éste es problemático. ¡Manteneos en pie ante el Hijo del
Hombre!, nos grita hoy Lucas. Levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra
gran liberación¡ Luchad por ella. ¡Qué gran necesidad de este grito tenemos en
nuestros días!
ALBERTO BENITO - DABAR 1985, 1
3.- Contexto. Jesús está enseñando en el Templo de Jerusalén. En Lc.21,
5-24 su enseñanza ha versado sobre la relatividad de la historia judía. A
partir del v. 25 la enseñanza versa sobre la relatividad de la historia no
judía. Tengamos en cuenta que las expresiones gentil, gente, designan a toda
persona no judía.
Comentario. Se distinguen dos partes. La primera es expositiva.
Se presentan unos hechos (vs. 25-27). A la vista de estos hechos se
invita a adoptar una actitud. Segunda parte exhortativa (vs. 28. 34-36). Los
hechos expuestos son: conmoción cósmica, angustia humana, presencia majestuosa
del Hijo del Hombre. No se habla de desaparición sino de cataclismos. Se pinta
una situación caótica de la que cabe esperar lo peor. Y, sin embargo, lo que
aparece es una figura majestuosa. Habitualmente se interpretan estos hechos
como fin del mundo en el sentido más literal del término. Creo que una tal
interpretación no hace justicia a un texto en el que lo verdaderamente
importante es la presencia majestuosa del Hijo del Hombre cuando toda esperanza
humana parece haber desaparecido. No hay ni una sola página en la Biblia que
trate del cosmos, de su origen o su final. La Biblia no es un libro de ciencia.
Y sí, en cambio, no hay una sola página en ella que no trate del hombre, de sus
esperanzas y desesperanzas. Esta es una de ellas. Frente a la desesperanza, la
presencia gloriosa del Hijo del Hombre que devuelve lo que parecía imposible:
la ilusión, la certeza de nuestros mejores sueños, es decir, de los sueños
utópicos. Alzad la mirada. Estad atentos. No os encerréis y empobrezcáis en las
cuatro paredes de una vida sin horizontes.
Huid de una vida miope, rastrera. Se trata de todo un programa, de toda
una actitud que debe caracterizar a quien se diga cristiano.
DABAR 1982, 1
4. - Lc. 21, 25-28 se mueve en el mismo ámbito de realidades que
Mc.13, 24-27, comentado hace dos domingos. Vistos comparativamente ambos, el
montaje de Lucas tiene un poder de sugestión y una fuerza dramática superiores
al de Marcos. La angustia y miedo de unas gentes que corren enloquecidas, el
estruendo ensordecedor del mar: nada de esto se encuentra en el relato
visionario de Marcos.
El caos fantástico del final de la historia, nos remite al caos
fantástico de los comienzos (Gen. 1,2), cuando la Palabra de Dios introdujo
armonía, belleza y bondad. Al final de las historia volverá a resonar esa misma
Palabra poderosa, pero entonces será la Palabra encarnada, Jesús de Nazaret. Y
se producirá armonía y bondad; lo que Lucas llama liberación (v. 28). La
humanidad dejará de caminar bajo el yugo de sus propias creaciones injustas,
esclavizantes y angustiadoras. Será la nueva creación. Hablando con propiedad,
no se tratará de un final, sino de la manifestación desvelada de la verdadera
finalidad de toda la existencia humana.
Esta esperanza liberadora no es pasiva. Al contrario, está hecha de
esperas activas, de vigilancia, de preparación. Este es el punto que desarrolla
Lucas en los vs. 34-36 y que constituye la novedad del evangelio de hoy
respecto al de hace dos domingos. La esperanza final debe nutrirse de esperas
activas; de ahí la necesidad de evitar todo modo de existencia que impida la
visibilidad del horizonte. Hay que vivir con la mirada alta y los brazos
ágiles, y no encerrarse en el cuarto oscuro de la propia problemática sin
perspectivas, un cuarto en el que cada uno va dando tumbos con ramplonería por
falta de amplitud de miras.
DABAR 1976, 1
5.- En el anuncio original de Jesús, el acontecimiento del último día
se concentró totalmente en el retorno del Señor. Ahora bien, en la primera
comunidad, esta misma espera se fue clarificando en el sentido de que era
precisamente su Señor glorificado el que había de retornar como administrador
de la causa de Dios, para llevar a cabo un juicio de purificación y liberación
de la creación, y, después, devolver a Dios el dominio sobre el mundo (cf.
1Co/15/25-28).
Así se resume, pues, la expectativa escatológica en la confiada figura
del Señor. Los bautizados reconocerán al Hijo del Hombre, que vendrá sobre la
nube (v. 27), revestido de la gloria del Señor, la cual -al contrario que las
mismas nubes(v. 25s)- no producirá temor: ese temor natural que sobrecoja a las
bautizados será vencido de inmediato por el amable (inspirador de confianza)
acercamiento del Señor. Aquellos se pondrán en pie y levantarán su cabeza a la
vista del poder salvador (v. 28).
Desde esa presentación hace el evangelio una llamada a la firmeza de la
fe de los discípulos. Se exige, por tanto, que se atrevan a salir al encuentro
de la gloria de Cristo y que, en unión a él, se mantengan firmes ante la
magnificencia del suceso, es decir, ante la tremenda magnitud que cobra una
confrontación con la poderosa actuación de Dios al descubierto (no oculta ya).
El mantenerse firme y levantar la cabeza exige, a su vez, haber crecido y
haberse fortalecido, lo cual se aprende precisamente en la "escuela del
evangelio".
Adviento significa, por tanto, iluminar los "últimos
acontecimientos" en la actual existencia de la iglesia y del individuo.
Navidad no es más que un signo de promesa, una bondadosa predicción de lo que
está por acontecer. Quien madure para comprender aquellas circunstancias, puede
celebrar hasta infantilmente (con la sencillez que exige Jesús a sus
discípulos) la fiesta de Belén. Por lo demás, oración y actitud de espera
confiada (esperanza) preparan al discípulo para recibir "de pie" al
Señor.
EUCA 1988, 56
6.- Este pasaje pertenece al "apocalipsis sinóptico" según la
versión de Lucas. Para comprenderlo mejor, conviene recordar las
características comunes a las tres versiones sinópticas.
De acuerdo con el género literario apocalíptico, utilizado ya
frecuentemente en el A.T., se habla aquí de cataclismos en la tierra y en el
cielo como señales que anteceden a la venida del "día del Señor"
(cfr. Is 24, 17-23; 34,4) y a la manifestación sobre las nubes del "Hijo
del Hombre". Las "potencias del cielo' son las estrellas, que los
antiguos pensaban sólidamente clavadas en el firmamento.
El autor comparte la opinión extendida entre los primeros cristianos
sobre la inminente venida del Señor. Con todo, distingue claramente entre la
destrucción de Jerusalén y el fin del mundo. Todos estos fenómenos en la tierra
y en el cielo son señales del fin del mundo; pero, hasta que llegue este fin y
después de la destrucción de Jerusalén, hay un tiempo indefinido, que el autor
llama "tiempo de los gentiles": "Jerusalén será pisoteada por
los gentiles, hasta que se cumpla el tiempo de los gentiles' (v. 24). Lucas
piensa, lo mismo que Pablo (Rom 11, 11-32), que los gentiles reemplazarán al
pueblo de Israel hasta que éste se convierta masivamente. Y sólo entonces será
el fin.
El fin del mundo no es para los cristianos motivo de espanto, sino de
una gran esperanza, pues entonces serán liberados definitivamente. Mientras la
destrucción de Jerusalén se anuncia como un suceso previsible que dará tiempo a
la huida (vv. 29-32), "aquel día" (o "Día del Señor")
vendrá de pronto sobre todos los hombres y nadie podrá escapar. De manera que
sólo se salvarán los que estén preparados, pues para ellos será un día de
liberación. Para destacar el carácter repentino de este magno acontecimiento,
Lucas lo compara a un "lazo" o trampa de cazador; más exactamente, a
la losa que cae sobre los pájaros cuando están comiendo tranquilamente el cebo.
Otro símil utilizado por Mateo (24, 42-44) es el del ladrón que horada el muro
de barro y entra en la casa cuando sus habitantes están dormidos. También
Lucas, en otro lugar, nos dice que "el Hijo del Hombre vendrá cuando nadie
lo espere", como un ladrón en la noche (Lc 12, 39s). Por esta razón Jesús
exhorta a sus discípulos para que vigilen y estén preparados.
VICIA/QUÉ-ES:Que el objetivo del "apocalipsis sinóptico"
no sea otro que llamar a la vigilancia y, consiguientemente, a la oración, está
claro. De ahí que Mateo se extienda después con una serie de parábolas alusivas
a la vigilancia (como aquella tan conocida de las vírgenes fatuas y las
prudentes). Vigilar es estar atentos a lo verdaderamente importante y decisivo,
cuando todos nos empuja al despiste y al aturdimiento, al sueño. Vigilar es
tener los ojos muy abiertos en medio de la noche. El que vigila está en pie,
siempre "de puntillas" por la esperanza, a la expectativa de lo
sorprendente, de la sorprendente venida del Señor. Esto es también fijarse en
las señales o signos de los tiempos, responder en cada momento y situación a
las concretas exigencias del evangelio. La esperanza cristiana no es
simplemente estar a la espera, no es aguardar, sino preparar los caminos para
la pronta venida del Señor. ESPERA/ESPERANZA
EUCARISTÍA 1982, 54
7.- Jesús se expresó en las imágenes de la apocalíptica judía. Lo mismo
hizo la comunidad primitiva. En los sinópticos hay una evidente evolución en el
contenido de las afirmaciones escatológicas.
En Marcos se siente el entusiasmo escatológico de la primera comunidad.
En Mateo la época de la Iglesia es ya más larga y en Lucas el fin se traslada a
una época lejana porque la etapa de la Iglesia apenas ha empezado. Los
sinópticos no intentan descubrir el fin del mundo, sino exhortar a la
perseverancia. Lucas insiste en la vigilancia para no dejarse absorber por las
preocupaciones terrenas.
El discurso sobre la parusía, en Lucas, tiene un carácter mucho más
parenético que en Marcos. En el centro del discurso hay una apremiante
invitación a la constancia sobria y vigilante. Lucas no elimina la parusía,
pero insiste en la disponibilidad. En este pasaje no se trata de apocalíptica
sino de escatología. MUNDO/FIN:Las imágenes
apocalípticas se usan para afirmaciones escatológicas. La escatología significa
simplemente espera y estructuración del futuro sobre la base del pasado. Es
inexacto hablar del fin del mundo, sino el inicio del mundo tal como lo quiso y
lo programó Dios. En lenguaje bíblico lo que llamamos fin del mundo habría que
llamarlo "el futuro del mundo". Es la transformación del mundo, no su
aniquilación. El mundo es el lugar de la encarnación de Dios. Es evidente que
la creación y la redención no actúan la una contra la otra, sino la una en la
otra... Hay que tomarse este mundo en serio. Dios se lo ha tomado tan en serio
que le dio a su propio Hijo (Jn 3,16).
PERE FRANQUESA - MISA
DOMINICAL 1985, 23
8.- Este pasaje hay que situarlo, lo mismo que los dos evangelios
anteriores (ciclos A y B), dentro de ese difícil contexto del anuncio de la
ruina de Jerusalén. Sirviéndose de los términos habituales de la apocalíptica y
de la escatología judías para describir esa caída, el Señor atribuía a ese
acontecimiento la amplitud misma de cumplimiento de los últimos tiempos.
a) El pasaje de este día sigue inmediatamente a la descripción del
asedio de Jerusalén (vv. 20-24). Todo sucede como si se tratara de una
catástrofe cósmica que trastorna incluso los astros y sume a los hombres en la
mayor confusión (vv.25-26). Era un procedimiento clásico de los apocalipsis
judíos describir la ruina de una ciudad como un "Día de Yahveh" que
llevaba consigo catástrofes de orden cósmico (Is 24, 10-23; 13, 6-10; Jer 4,
23-26). Así, después de Babilonia, Samaria, Gomorra y otras muchas ciudades
paganas, Jerusalén va a experimentar a su vez el "Día de Yahvé". Al
comentar (más discretamente por lo demás, que el texto paralelo de Mateo) la
descripción de la destrucción de Jerusalén mediante ciertas imágenes de orden
cósmico, Lucas no pretende necesariamente anunciar el fin del mundo, no hace
más que amoldarse al género literario de los apocalipsis para decir, tan sólo,
que la caída de Jerusalén será una etapa decisiva en la implantación del reino
de Yahvé en el mundo. La intervención de toda la naturaleza en el momento de la
caída de Jerusalén sigue siendo un reflejo de una concepción bíblica que
presenta el reino mesiánico como una nueva creación que pone en entredicho los
fundamentos de la antigua (Jl 3, 1-5; Ag 2, 6; Is 65, 17). La caída de
Jerusalén es, así, la aurora de una creación de nuevo cuño.
b) Después de haber subrayado la repercusión cósmica del hundimiento de
Jerusalén, Lucas anuncia la "venida del Hijo del hombre entre nubes"
(v. 27). Se trata, evidentemente, del misterioso personaje anunciado por Daniel
(7, 13-14) y a quien se confiará el juicio de las naciones. Para Lucas, esta
manifestación del Hijo del hombre-Señor de los pueblos coincide con la caída de
Jerusalén. Se comprende mejor esta sustitución si se tiene presente que el
templo era considerado precisamente como el punto de la gran concentración de
las naciones bajo el imperio de Yahvé (Is 60) y que Cristo tuvo especial
cuidado en atribuir esa prerrogativa a "aquel que viene" o a
"aquel que viene sobre la nube" (Mt 21, 61-64; 23, 37-39).
"Venir sobre la nube" designa un personaje aureolado por la gloria
divina: los cristianos aplicarán, pues, sin dificultad, esta expresión a Cristo
resucitado. Cristo "viene sobre la nube" desde el momento de su
resurrección, y todo acontecimiento que sirve para establecer su soberanía
sobre el mundo es una nueva "venida sobre la nube" de aquel que ha
adquirido todo imperio sobre el mundo, para ser siempre y hasta el fin de los
tiempos "El que viene" (Ap 1, 7; cf. Ap 14, 14). Se puede, pues, decir
que el tiempo de la Iglesia, inaugurada con la resurrección, y, más
concretamente, el día en que la Iglesia se liberó totalmente del judaísmo,
constituye la "venida del Hijo del hombre".
c) Después de haber hecho de la caída de Sión el acontecimiento
inaugural de la nueva creación y que constituye una etapa importante en la
"venida del Señor", San Lucas pasa a las aplicaciones morales. Se
dirige en particular a la "generación" de sus contemporáneos (vv.
31-32) para enseñarla a ver en la caída de Sión un "signo" de la
"proximidad" del Reino (vv. 27-31). Por lo demás, esa proximidad no
es esencialmente de orden temporal, como si el fin del mundo fuera a producirse
de inmediato; se trata más bien de una proximidad ontológica: en cada
acontecimiento de la historia de la salvación y de la historia de los hombres,
el Reino futuro está presente y se trata de aprender a descubrirlo. La
vigilancia es precisamente la virtud de aquel que está bastante preocupado por
la extensión de la soberanía del Hijo del hombre para descubrirla en germen en
cada uno y "en todo". La caída de Jerusalén ha sido un jalón en la
venida del Señor sobre la nube porque ha obligado a la Iglesia a abrirse
decididamente a las naciones y a establecer un culto espiritual, liberado del
particularismo del templo. Pero cada etapa de la evangelización del mundo,
vinculada, por lo demás, a cada etapa de humanización del planeta, es también
un jalón de esa venida del Hijo del hombre. Cada conversión del corazón,
mediante la que el hombre se abre más y más a la acción del Espíritu del
Resucitado y cuenta un poco menos con la "carne", es una nueva
manifestación de esa venida. Cada asamblea eucarística, reunida precisamente
"hasta que El vuelva" y beneficiaria de esa gloria y de ese poder del
Hijo del hombre sobre la nube, es, finalmente, el jalón por excelencia de ese
acontecimiento.
MAERTENS-FRISQUE - NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA I - MAROVA
MADRID 1969.Pág. 30
9.- Esta es una parte del Apocalipsis sinóptico. Parece que aquí
también se inspiran algunos de los mensajes que ayer u hoy nos llegan del
cielo. Pero si lo traducimos en anuncio profético o evangélico, veríamos que el
acento no se pone en la angustia, sino en la liberación; no en las potencias
del cielo, sino en el Hijo del hombre, que está en el cielo. No es un mensaje
de terror, sino de vigilancia y esperanza. Nuestro problema ahora no es el
miedo, sino el conformismo, la despreocupación, el aturdimiento: «mente
embotada» por el consumo de cada día.
El mundo no es bueno; por eso no podemos dormir hasta que no venga el
Hijo del hombre, o sea, hasta que no se construya un mundo nuevo, hasta que
todos los hijos de los hombres no se traten como hermanos.
CARITAS - UN DIOS PARA TU HERMANO - ADVIENTO Y NAVIDAD 1991.Págs. 24 s.
10. ACI DIGITAL 2003
34. Lo único que sabemos acerca de la fecha del "último día",
es que vendrá de improviso. (Mat. 24, 39:"Y no conocieron hasta que vino
el diluvio y se los llevó a todos, así será también la Parusía del Hijo del
Hombre"; I Tes. 5, 2 y 4: "Vosotros mismos sabéis perfectamente que,
como ladrón de noche, así viene el día del Señor. Mas vosotros, hermanos, no
vivís en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón" y II
Pedro 3,10: "Quien quiere amar la vida y ver días felices, aparte su
lengua del mal y sus labios de palabras engañosas").
Por lo cual los cálculos de la ciencia acerca de la catástrofe
universal valen tan poco con ciertas profecías particulares. Velad, pues, orando
en todo tiempo (v. 36).
PROPUESTA DE CANTOS DOMINGO
ADVIENTO
ENTRADA: LLLEGARA LA LIBERTAD
Caminamos hacia el
sol
Esperando la verdad,
La mentira, la
opresión
Cuando vengas,
cesarán
LLEGARÁ CON LA LUZ
LA ESPERADA LIBERTAD (BIS).
Construimos hoy la
paz
En la lucha y el
dolor;
Nuestro mundo surge
ya
En la espera del
Señor.
Te esperamos, tú
vendrás
A librarnos del
temor;
La alegría, la
amistad
Son ya signos de tu
amor.
CERCA ESTA EL SEÑOR
CERCA ESTÁ EL SEÑOR,
CERCA ESTÁ EL SEÑOR,
CERCA DE MI PUEBLO,
CERCA DEL QUE LUCHA
CON AMOR.
CERCA ESTÁ EL SEÑOR,
CERCA ESTÁ EL SEÑOR,
ES EL PEREGRINO
QUE COMPARTE MI DOLOR.
También está el
Señor, le conoceréis en el que lucha por
la igualdad.
También está el
Señor, le conoceréis en el que canta la libertad.
También está el
Señor, no olvidéis su voz, sufre el gran
dolor del oprimido.
También está el
Señor, le conoceréis en el obrero en su taller.
También está el
Señor, le conoceréis en el anciano en su vejez.
También está el
Señor, no olvidéis su voz, en el hospital, junto al enfermo.
Jesús es el Señor, le
conoceréis,
Él es la vida, es la
verdad.
Jesús es el Señor, le
conoceréis,
es el camino de
libertad.
Jesús es el Señor, no
olvidéis su voz,
es el Redentor de
nuestro pueblo.
DONES: SABER QUE VENDRAS
En este mundo que
Cristo nos da,
hacemos la ofrenda
del pan,
el pan de nuestro
trabajo sin fin,
y el vino de nuestro
cantar.
Traigo ante Ti
nuestra justa inquietud:
«Amar la justicia y
la paz».
SABER QUE VENDRÁS, SABER QUE ESTARÁS
PARTIENDO A LOS POBRES TU PAN. / (2)
La sed de todos los
hombres sin luz,
la pena y el triste
llorar,
el odio de los que
mueren sin fe,
cansados de tanto
luchar.
En la patena de
nuestra oblación,
acepta la vida, Señor.
COMUNION:
LIBERTADOR DE NAZARETH
LIBERTADOR DE NAZARETH,
VEN JUNTO A MÍ, VEN JUNTO A MÍ.
LIBERTADOR DE NAZARETH.
¿QUÉ PUEDO HACER SIN TI?. (2v).
Yo sé que eres
camino, que eres la vida y la verdad, yo sé que el que te sigue, sabe a dónde
va, quiero vivir tu vida, seguir tus
huellas tener tu luz, quiero beber tu
cáliz, quiero llevar tu cruz...
Quiero encender mi
fuego, alumbrar mi vida y seguirte a ti, quiero escucharte siempre, quiero
luchar por ti. Busco un mensaje nuevo, te necesito libertador,
no puedo estar sin
rumbo, no puedo estar sin Dios.
SALIDA:
UN PUEBLO QUE CAMINA
UN PUEBLO QUE CAMINA POR EL
MUNDO GRITANDO: “VEN, SEÑOR”.
UN PUEBLO QUE BUSCA EN ESTA VIDA
LA GRAN LIBERACIÓN
Los pobres siempre esperan el amanecer
de un día más justo y sin opresión.
Los pobres hemos puesto
la esperanza en Ti,
Libertador.
Salvaste nuestra vida de la esclavitud,
esclavos de la ley, sirviendo en el temor.
Nosotros hemos puesto la esperanza en Ti,
Dios del Amor.
El mundo por la guerra sangra sin razón,
familias destrozadas buscan un hogar.
El mundo tiene puesta su esperanza en Ti,
Dios de la Paz.