LAS RUINAS DE CAFARNAÚN HOY
Sinagoga de Cafarnaun |
Las excavaciones en la ciudad de
Cafarnaún fueron realizadas por los franciscanos, y muy especialmente, por los
Padres Virgilio Corbo y Estanislao Loffreda, e iniciadas en abril de 1968 hasta
nuestros días.
Casa de Pedro |
En Cafarnaún los arqueólogos
encontraron en 1968 la casa de Pedro en una zona llamada "insula sacra";
en este lugar se ha construido un Memorial, monumento desde cuya segunda planta
se pueden contemplar las preciosas ruinas de la casa de S. Pedro,
preservándolas de las inclemencias del tiempo. Este memorial sirve en la
actualidad también para las celebraciones eucarísticas.
En la campaña arqueológica del
año 1984 se eligió una zona completamente nueva, situada a 50 metros al
Oeste de la monumental sinagoga, cuyas ruinas se visitan hoy.
La elección de esta zona para
hacer excavaciones tuvo por finalidad determinar la extensión global de la
antigua ciudad de Cafarnaún y las etapas de su desarrollo.
La Sinagoga de Cafarnaun y la ciudad |
Gracias a las excavaciones se han
podido conocer nuevos datos. La ciudad de Cafarnáun no pasaba de los límites
donde está hoy la iglesia griego-ortodoxa, a unos cien metros de la sinagoga.
Esto en su límite Este. Al Sur estaba limitada por la orilla del lago, que
antiguamente lamía las últimas casas de la "ínsula sacra". Partiendo
de este punto hacia el Norte, se pudo constatar una hilera continua de habitaciones
de una longitud de unos 110 metros, que domina la iglesia octogonal bizantina
construida sobre la casa de S. Pedro y la monumental sinagoga de los siglos
IV-V, erigida sobre la sinagoga del centurión romano. Probablemente la hilera
de casas continuaba por 50 metros más hacia al Norte, mientras que a 200 metros
al Norte de la sinagoga surgía la zona del cementerio, del que se conoce, por
ahora, un imponente mausoleo romano.
Cafarnaun desde arriba |
La ciudad de Cafarnaún, por
tanto, en el período de su máximo esplendor, cubría un área de unas cuatro
hectáreas y media. Calculando un promedio de 40 habitantes por 1.000 metros
cuadrados, según el cálculo generalmente aceptado por los arqueólogos, podemos
afirmar que la población de Cafarnaún, en el período bizantino, arrojaba una
cifra aproximada de 1.800 personas. Debe añadirse, sin embargo, que esta cifra
parece aún exagerada para un poblado no fortificado, como era Cafarnaún, ya que
muchas casas tienen un solo piso.
Pero en tiempos de Jesús, puede
preguntarse, ¿cuántos habitantes contaba Cafarnaún? Hasta la fecha nos es
imposible dar una respuesta precisa.
Podemos decir solamente que las
únicas casas de la época romana encontradas hasta la fecha son las construidas
en la hilera que va de la sinagoga a la "ínsula sacra". En cambio,
sabemos por las excavaciones hechas en la propiedad de los griegos ortodoxos
por Tsaferis, que se han encontrado allí solamente casas bizantinas y árabes.
Más aún, en nuestras recientes excavaciones en la "ínsula VIII", no
hemos encontrado un solo resto romano en una profundidad de dos metros.
Debemos concluir, por lo tanto,
que en tiempos de Jesús, Cafarnaún era un modesto poblado que contaba con unos
centenares de personas. Solamente después, durante el periodo bizantino,
Cafarnaún adquirió su máximo esplendor, extendiéndose de su núcleo central en
todas las direcciones.
Entre los descubrimientos, merece
una mención especial un bloque basáltico en el que está grabado el candelabro
de los siete brazos, con un "shofar" (cuerno de carnero empleado en
las fiestas) a la derecha. No excluimos que esta "menorah" o
candelabro adornase el ingreso de una casa privada, pero es también posible que
hiciese parte de una segunda sinagoga, hasta ahora desconocida, y diversa de la
sinagoga monumental de piedra blanca calcárea que ya conocemos. ¿Había
realmente una segunda sinagoga en Cafarnaún? Una cosa es segura: se han
encontrado diversos pedazos de columnas basálticas con refinada ornamentación y
elegantes fragmentos de cornisas, que podrían haber pertenecido a un edificio
público.
Véase Estanislao Loffreda, Revista TIERRA SANTA, Mayo-Junio 1984, pp.127-131.